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Apuntes de etnografía: algunos casos para la discusión (página 2)


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Algunos casos

La complejidad multidimensional de la realidad social se expresa en cada caso estudiado, en cada proyecto que se revisa constantemente y cuya planeación rebasa por mucho al primer momento, verificándose cada que se necesite y hasta planteando un sentido distinto al inicial.

En las lecturas sobre casos abordados desde la etnografía pueden advertirse distintas configuraciones de análisis, diferenciadas en correspondencia con los distintos niveles estructurales específicos de la propia realidad social que abordan. Por ejemplo, al discutir sobre el shock cultural y sus repercusiones en el trabajo en campo, Rachel Irwin menciona a la "ansiedad" como un detonante de ciertas situaciones, algunas manejables y otras no tanto.

La ansiedad es por definición un hecho con una carga subjetiva que prima sobre aspectos más racionales que permitirían un abordaje de las sensaciones menos comprometido con la parte emotiva y más presta a debatir y rebatir desde la razón. No obstante, esta ansiedad procura una mayor relevancia en cada caso según represente el proceso de negociación a partir de los símbolos experimentados en distintas realidades, en este caso, realidades dispares a las propias, cuya naturaleza es consecuente con el enfrentamiento de conceptos "extraños" a la experiencia del investigador.

El planteamiento sugiere la imposibilidad de adaptarse siempre a la realidad estudiada. Adaptarse en el sentido de lograr un acoplamiento que beneficie a los objetivos de la estancia concertada en un lugar cuyo interés responde a distintos fines: académicos, de desarrollo (todas las vertientes posibles) o de búsqueda.

Situaciones similares vive no sólo el investigador sino casi cualquier profesional que busque o se vea en la necesidad de trabajar y compartir con personas ajenas a su contexto. Esta lejanía se suscita no necesariamente al alejarse en geografía, sino al momento de comparar las realidades y hallar diferencias que justifican ciertas reacciones y decisiones que caen en rangos diversos.

La irracionalidad es parte de todo esto, pues como tal también pertenece a la complejidad social abordada desde la etnografía y su instrumental, mayormente cualitativo.

Habría que añadir algunas palabras sobre los ajustes: estos, al ocurrir, eventualmente soportarían una adaptación al nuevo medio, así fueran pasajeros, pero su proceso también se formula desde una postura no definitoria, sino, precisamente, progresiva y capaz de mezclar elementos contrapuestos.

Esta "mezcla" obedece al saber pragmático que se genera en todos los niveles de la realidad social, la experiencia del día a día ofrece saberes o conocimientos de distinta naturaleza. Además de los hechos está su significación y por supuesto las motivaciones.

La ansiedad no es un síntoma único en el trabajo de campo. Principalmente en el universo cualitativo, y en especial la etnografía, ocurren distintos momentos que pudieran parecer contrarios, aunque no sucederían en un mismo momento. El ganar "apegos" a lo vivido durante la investigación, para luego buscar el "desapego" de los actores con los que se compartió para concebir un trabajo científico, hasta cierto punto imparcial, también refleja las dificultades que le plantean al profesionista sus propias significaciones y motivaciones.

Por su parte, Giovanna Bacchiddu plantea el conflicto a priori que significa la creación de una dimensión en la que el etnógrafo espera "aterrizar". Aun en los campos más explorados siempre existe la conciencia del trabajo inédito, de la necesidad por lograr procesos nuevos e irrepetibles; pero tal vez sea precisamente este "deseo" el que promueve o acelera la ansiedad y una eventual confusión entre deseos con propósitos preconcebidos, no inamovibles, pero sí convenidos y hasta idealizados.

Si bien las transformaciones no son un ejercicio voluntario para el investigador, tampoco acaparan la irracionalidad con la cual se califican algunos acontecimientos y anécdotas. Eventualmente, como lo señala el texto, la experiencia del trabajo en campo transforma al etnógrafo y a sus percepciones, ya sea las que lo conciben como persona o aquellas que ha decidido sobre el mundo que lo rodea. Pero esto ocurre por más de una situación.

En este sentido, la visión "que lo ve todo" o la que no clarifica un punto de vista particular (neutralidad total) como se pretendió en la orientación lógico-positivista, no son posibles, pues el interés por el conocimiento está basado en los propios intereses del investigador, en sus valores, disposiciones, etc. Esto implica que muchas realidades que ordinariamente se consideraban aptas para ser estudiadas con métodos cuantitativos, son más complejas de lo que se creía, y su estudio requerirá entonces de métodos más sistémicos y estructurales.

Es entonces cuando el laboratorio no alcanza y se origina la necesidad de encontrar las otras dimensiones no alcanzadas por el experimento tradicional, "la realidad con su realidad", susceptible de interpretarse pero no por esto disminuida, mitificada o transformada.

Más bien la transformación vendría, siguiendo la lectura de Giovanna Bacchiddu, de lo que ocurra durante la intervención de la experiencia del investigador, cómo éste llene los "espacios vacíos" que le deparan su escasa o nula experiencia en el lugar o comunidad particular de su interés. Junto con esta pretendida inexperiencia, se parte, aunque fuera mínimamente, de algunos conceptos que el entendimiento en ocasiones transforma en juicios, es decir, "buscamos algo que ya sabemos cómo es e, indudablemente, terminamos encontrándolo".

Incluso con el método que se utilice puede ocurrir algo similar: instrumentos preconcebidos que sirven para hallar una serie de respuestas que suponen la "forma" para configurar la realidad, siendo que ésta ya existe en su propia complejidad y, en todo caso, quien la estudia interpreta un momento con ciertas dimensiones espacio-temporales.

Se puede afirmar que regularmente se parte de axiomas, algunos de los cuales son tenidos por "autoevidentes", pero ello no implica que sean verdaderos; por eso sólo se puede esperar que sus consecuencias resulten compatibles, en cierto nivel, con la evidencia empírica.

Añadiendo imágenes a la realidad

Kaplan y Howes implican con su estudio que la interpretación de la realidad no viene necesariamente del proceso científico, éste cumple la función de validar el proceso – asumido y respaldado por algún paradigma del conocimiento – pero no enajena todas las posibilidades.

Los autores inducen un proceso a través del cual se construye la valoración emotivo-reflexiva sobre una escuela y lo que significa como tal en sus espacios y las experiencias que recorren cada una desde los ojos de sus actores quienes involucran sus vivencias y las valoraciones que hacen de éstas.

Se aprovecha aquí una vertiente etnometodológica, pues se describe una realidad social tal y como se está continuamente construyendo, emergiendo de manera inteligible y familiar. Este trabajo lo explota con suficiencia. Se trata de una experiencia individual que se enriquece con el intercambio, fundamental para reencontrar la vida que posee cada comentario o juicio por parte de los actores sociales.

Como tal la etnometodología trata a los hechos y sus interpretaciones como una realización social. El estudio da cuenta, coincidiendo con esta afirmación al llevar el hecho como un producto de la capacidad de organización del mundo social, sin situarla o presentarla como un logro institucional o del Estado – o de cualquier superestructura – sino que la presume y atisba desde las prácticas diarias de los miembros de la sociedad. Las actividades recogidas por los investigadores se realizan conjuntamente en las interacciones; y la gente las realiza ateniéndose a los presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de lo que se podría definir como "actitud natural", misma que se corresponde con lo que la circunstancia social le presenta como reto, problema, bien o perjuicio.

Para poder comprender a fondo la naturaleza y proceso de la parte activa que juegan los miembros de un grupo social, en este caso tan determinado como el marco que proporciona una institución educativa, en la estructuración y construcción de las modalidades de su vida diaria, es que se crea el proceso etnometodológico, por ser algo elaborado por el grupo humano que vive unido.

 Es precisamente la manera en que centran su trabajo Kaplan y Howes la que permite indagar en el "cómo" y no en el "qué" de la cotidianidad humana – y esto es etnometodología. Las imágenes, aun la página web que surge como uno de los productos del estudio, priorizan la modalidad de ejecución, su desenvolvimiento y la realización. Los distintos puntos de vista ofrecidos por los participantes muestran esa especie de estructura subyacente en cada individuo y que lo define subconscientemente en su capacidad para encontrarle sentido a la realidad social a través de su propio discurso.

El meollo de la etnometodología está en la interpretación de las polifacéticas caras que puede tener una realidad humana, ya sea individual, familiar, social o, en general, de cualquier grupo humano. Las realidades humanas, las de la vida cotidiana, se manifiestan de muchas maneras: a través del comportamiento e interacción con otros miembros de su grupo, de gestos, de la conversación, con el tono de voz, con el estilo lingüístico (simple, irónico, agresivo, etc.) y de muchas otras formas.

El trabajo con dibujos y situaciones lúdicas por parte de Lucy Atkinson con niños en África, en situación de refugiados de un conflicto armado, permite por su parte, apreciar la interpretación desde un contexto específico de lugar, de presencia o no, valores, actitudes y cultura del actor social, en pleno ejercicio de significación de su experiencia de vida. Si bien encontramos en los dibujos y en la expresión oral un todo, la modalidad de proceso permite entrever la influencia de más de un factor, y en este sentido cada conducta revela vivencias, sentimientos o actitudes muy diferentes: fraternidad, resentimiento, añoranza, agresividad, etc.

El estudio recuerda que el lenguaje no es algo neutro, sino que es un instrumento que describe la realidad humana y que, a la vez, la constituye a través de distintas modalidades de interacción. El lenguaje está en interacción constante y participa en la conformación del contexto y su significado.

Para la discusión

Quisiera cerrar este ensayo con las observaciones que hace de su trabajo Fernández Enguita. El autor está conciente de las escasas posibilidades para modificar la realidad investigada, situación que no invalida la interpretación y, en este caso, las sugerencias que surgen de su experiencia particular.

Como en los casos anteriores, aquí se trata de llegar a la construcción de estructuras del comportamiento humano dentro de un proceso más grande que es el de la experiencia que provoca en los individuos la vida en sociedad y, dentro de ésta, el intercambio y el desencuentro en grupos más o menos definidos y de menor volumen.

La observación como método primordial de la etnografía debe participar de manera preponderante en la conformación de los sistemas explicativos que integren los procesos y motivaciones, intencionales y funcionales, o patrones de conducta humana (individual o social). Estos sistemas son útiles en la medida que permitan una imagen integral de la realidad que tenemos delante. Esta realidad puede ser irrepetible, propia sólo del grupo o comunidad con la que se está trabajando.

Esto debe llevarnos a reflexionar sobre el conocimiento y su conformación local, a partir de un estudio delimitado como ya se mencionó en párrafos anteriores. Pero, al mismo tiempo, lo local no evita que la experiencia del conocimiento pueda ser generalizada o, mejor dicho, generalizable. No hacemos un juicio a priori con esto último, pues la respuesta corresponde a otras investigaciones que busquen en la comparación la definición de su propio momento y espacio.

El abordaje de las realidades humanas es tan diverso y tan amplio que va de las escuelas a pequeñas poblaciones y hacia otros contextos según su propio proceso. La generalización de la que se habla, insisto, no es un ejercicio universalista, sino una posibilidad de aproximación con base en lo que ocurre u ocurrió en otro lugar y circunstancia, según sea provechoso para la discusión y el análisis dados. El fin sería, contrariamente, especificar la esencia de las prácticas sociales en contextos circunscritos del conocimiento y de la acción. Especificar para clarificar y no para aislar más allá de la necesaria abstracción que lleva adjunta el proceso de investigación.

       Se trata entonces, de utilizar los recursos que la sociedad o grupo en cuestión ofrece a los actores y al investigador. Así, el trabajo estará influido por los instrumentos que dan solidez a la interpretación, así como por las dinámicas locales, sus categorías reconocidas, vocabulario, tareas organizativas, cultura grupal y otros conceptos que puedan asignar significado a los asuntos en consideración.

Es muy alta la responsabilidad en la construcción de la interpretación para el investigador, pero ésta no viene solamente de su capacidad para crear o "inventar" formas de aproximación, pues existen ya patrones en su cultura que lo influyen y lo determinan al menos de manera parcial. La cultura idealmente debe ofrecer recursos para la interpretación, pero no directivas absolutas que asfixien a la dialéctica como proceso natural del razonamiento humano.

Las representaciones mentales de la realidad pasan de la anécdota a la experiencia. Luego trascienden lo explícito y se internan en el imaginario de la vida de los actores sociales, como especie de conciencia provisional mientras la costumbre las convierte en imágenes de éxito, fracaso, incertidumbre, alegría y hasta esperanza como meta de un futuro mediato. Este es el océano en donde navega la etnografía. Y aunque la reflexión empieza muchas de las veces imaginando, no sería esto una negación de la realidad, sino parte del proceso que la enriquece y que la cambia en distintos sentidos en cada cabeza, grupo o comunidad.

Cuando se sale del propio espacio en busca de otras realidades para comprender, también se está buscando experiencia de vida. La salida, las impresiones de lo observado y recolectado son entonces un ritual que modifica a los involucrados en cuanto a su convivencia y trato, quizás no en cuanto a su conciencia y su tradición. Nace la necesidad de recrear lo "descubierto", el investigador mismo al revisitar su trabajo u otros cuyo ejercicio comparativo los llevará a otras demarcaciones de la descripción y de la interpretación.

La descripción tiene un valor que se basa en sus propias explicaciones e interpretaciones. La actividad humana es independiente de cómo se le explique o interprete. Entonces, la investigación formal en su búsqueda de hechos concretos, termina realizando abstracciones de los mismos para lograr darles sentido de experiencia humana, para reconocer en el registro de campo y su análisis los pendientes que determinada realidad presenta.

La etnografía debe tener como objetivo principal la comprensión de la realidad social y no el interés académico per se, pues el argumento de éste último es susceptible de discutirse y hasta de negarse, pero no la realidad que lo apoya. Comprender esta diferencia es comprender que la limitación no viene de la interpretación sino del ensalzamiento de ésta como "la realidad" y no como una de las visiones que intentan explicarla cuando se le encuentra una utilidad pública a este ejercicio. En esto último se debe de buscar el sentido de las propuestas que se llevan al campo, es decir, a la Realidad.

Bibliografía

  1. ATKINSON Lucy. From play to knowledge: from visual to verbal? University of Edinburgh Anthropology Matters Journal 2006, Vol 8 (2).
  2. BACCHIDDU Giovanna. Stepping between different worlds: reflections before, during and after fieldwork. (Department of Anthropology, University of St Andrews) Anthropology Matters Journal 2004, Vol 6 (2).
  3. DELGADO Juan M. y GUTIÉRREZ Juan. Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales. Editorial Síntesis. España, 1994.
  4. FERNÁNDEZ ENGUITA Mariano. Cualquier día a cualquier hora: invitación a una etnografía de la escuela. Arbor CXXI, 477, pp. 57-87. Septiembre de 1985.
  5. IRWIN Rachel. Culture shock: negotiating feelings in the field. University of Oxford.
  6. KAPLAN Ian y HOWES Andy. Seeing through different eyes': exploring the value of participative research using images in schools. University of Manchester, UK.
  7. MARTÍNEZ MIGUELEZ Miguel. Ciencia y arte en la metodología cualitativa. Trillas. Primera edición. México, 2004.
  8. MÜNCH GALINDO G. Guido. Teoría de la representación etnográfica y etnológica en discursos hablados, escritos o actuados. Inédito 1. 2007. IIA-UNAM.
  9. RODRÍGUEZ BORNAETXEA Fernando. Etnometodología. Artículo. Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko Unibertsitatea.

 

 

 

Autor:

Luis Alejandro Martínez Canales

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