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Canavalia ensiformis (L.) como AV/CC en Santiago de Cuba

Enviado por Osmara Rente Marti


  1. Introducción
  2. Abonos verdes. Definición e Importancia
  3. Desarrollo vegetativo de los abonos verdes. Influencias climáticas
  4. Características generales de la especie Canavalia ensiformis (L.)
  5. Los abonos verdes y su efecto sobre algunas propiedades del suelo
  6. Abono Verde/Cultivo de Cobertura
  7. Suelo Fluvisol. Características del suelo
  8. La Materia orgánica
  9. Los nutrientes en el suelo. Los macronutrientes
  10. Arvenses
  11. Conclusiones
  12. Referencias

Introducción

El empleo de los Abonos Verdes /Cultivos de Cobertura resulta cada día más importante para el incremento y conservación de la fertilidad de los suelos, sobre todo en las condiciones del trópico, donde las altas temperaturas y abundantes lluvias causan su rápida degradación (García et al., 2002).

Con lo antes expuesto podemos preguntarnos ¿Qué son los abonos verdes? Los abonos verdes o siderales son plantas cultivadas que se incorporan al suelo, generalmente durante el período de floración, con el fin de realizar una mejora agronómica. Se sitúan entre calles en las plantaciones frutales o entre dos cultivos principales en la rotación, cuando éstos están distanciados en el tiempo. En ocasiones, el cultivo del abono verde acompaña durante una parte de su ciclo a un cultivo principal, solapándose(Guzmán et al., 2008).

edu.redEn los últimos años se ha ampliado la definición a abonos verdes/cultivos de cobertura (AV/CC), que se cultivan no sólo para ser incorporados, sino que además se siembran para promover la cobertura del suelo, protegiéndolo de la erosión, el impacto de la lluvia y controlar el crecimiento de arvenses (Florentín et.al., 2001). Numerosos estudios se han realizado para demostrar la influencia de los abonos verdes sobre los rendimientos agrícolas. Insertados de forma inteligente dentro de los esquemas de rotación de cultivos se pueden obtener los mayores beneficios con su empleo, al mejorar sensiblemente las propiedades del suelo y favorecer la nutrición de las plantas, todo lo cual repercute directamente en el aumento de los rendimientos agrícolas (Martin, 2010).

Esta práctica ha mostrado ser eficiente en la sustitución de fertilizantes nitrogenados y en el incremento de la productividad de los suelos en países como Brasil, EEUU, China y Colombia

(García, 2001a).En las condiciones de Cuba, una de las especies de abono verde que mejores resultados ha tenido es Canavalia ensiformis (L.) D.C., capaz de aportar más de 150 kg ha-1 de N y hasta 5 t ha-1 de masa seca, además de elevar sosteniblemente los rendimientos de cultivos tan diversos como maíz, papa, calabaza, malanga, entre otros (Martin et. al., 2015).

Los suelos fluvisoles en Santiago de Cuba poseen bajo contenido de materia orgánica por lo que es necesaria una alternativa nutricional que mejore la fertilidad de estos suelos fluvisoles en agroecosistemas de Santiago de Cuba. Cuba.

Abonos verdes. Definición e Importancia

Los abonos verdes (AV), son definidos como plantas que se siembran en rotación o intercalado con los cultivos de interés particular, con el fin de aportarles nutrientes y, mantener y/o mejorar los contenidos de materia orgánica del suelo en el tiempo (Prager et al., 2012).

Abono verde es toda aquella planta que se cultiva o a la que se le permite su crecimiento, con el fin de proteger, recuperar, aportar y mejorar las condiciones biológicas, físicas y nutricionales del suelo (Jiménez et. al., 2014).

Los AV/CC constituyen la base fundamental para una agricultura sostenible, generando rastrojos que a la vez actúan como cobertura, por lo que se incrementa así el aporte de materia orgánica para mejorar las condiciones del suelo. La utilización de los AV/CC ha tomado gran importancia en los últimos años dada su contribución a la conservación de materiales orgánicos, fijación biológica de nitrógeno, protección del suelo, mantenimiento de la humedad y

disminución de la erosión, así como la oportunidad de obtener alimentos para personas y animales (Martín et. al.,2010).

Otro beneficio asociado a la utilización de los abonos verdes, según Barrios et. al., (2006), es que incrementan la actividad y diversidad de los microorganismos del suelo, como los fijadores de N y los hongos micorrízicos arbusculares (HMA).

Los abonos verdes elevan además, los tenores de materia orgánica del suelo y mejoran las propiedades físicas, principalmente la estabilidad de los agregados, las densidades, la porosidad, tasas de infiltración y retención de humedad. Los constituyentes orgánicos pueden actuar como agentes cementantes, en conjunto con los minerales arcillosos y contribuyen a la formación de agregados estables, lo que evita la formación de costras y el escurrimiento superficial (Astier et. al., 2006).

Entre las plantas más empleadas como abono verde se encuentra Canavalia ensiformis (L.) D.C., que se destaca por establecer simbiosis con Rhizobium y fijar cantidades de N atmosférico que oscilan entre 100 – 200 kg N.ha-1, lo que la ubica como una especie importante para el aporte de este nutriente al suelo (Álvarez, 2000).

Desarrollo vegetativo de los abonos verdes. Influencias climáticas

En Cuba se demostró que la época de siembra óptima coincide con la más lluviosa y de días largos (mayo – octubre), factores que favorecen un incremento vegetativo exuberante en cortos períodos de tiempo y en la cual se ha observado un abundante crecimiento de las plantas, con promedios que oscilaron entre 3 – 11 t.ha-1 de masa seca y aportes entre 150 – 250 kg N. ha-1,

en dependencia de las especies empleadas (García, 2001a).

En el período poco lluvioso, con días cortos y temperaturas bajas, el crecimiento y desarrollo de las plantas es mucho más lento y la biomasa total obtenida es baja, con promedios entre 0,8

– 1,8 t.ha-1 de masa seca y aportes de N entre 25 – 50 kg N.ha-1 (Espíndola et al., 1997).

Los abonos verdes en el verano crecen más rápido y acumulan más N, debido a la intensidad de la luz solar (Cherr et al., 2006). Al aumentar las precipitaciones, se intensifica el crecimiento de las plantas empleadas como abono verde (Filho et al., 2004) y a mayor producción de fitomasa, se incrementa el contenido de nutrientes (Perín et al., 2004).

Características generales de la especie Canavalia ensiformis (L.)

Según el Código Internacional de Nomenclatura Botánica (2012) la Canavalia pertenece a la siguiente taxonomía:

Reino Plantae,

División Magnoliophyta, Clase Magnoliopsida, Subclase Rosidae, Familia Fabaceae.

Sub – familia: Faboideae, Tribu Phaseolae, Subtribu Diocleinae,

Género Canavalia, Especie Canavalia ensiformis (L.) De Candolle. Nombre científico: Canavalia ensiformis (L.) D. C.

Nombre vulgar: Frijol espada, frijol de puerco, canavalia.

Se encuentra distribuida por: Estados Unidos; Antillas Mayores (Cuba, Jamaica, Haití, República Dominicana, Puerto Rico); Antillas Menores (Islas Vírgenes; Guadalupe, Domínica, Martinica, Santa Lucia, Barbados, Granada, Trinidad & Tobago); México, América Central (Guatemala, Honduras Británicas, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá); América del Sur(Colombia, Venezuela, Perú, Argentina, Paraguay, Surinam, Brasil, Bolivia, Guayana Francesa); África (Senegal, Sierra Leona, Liberia, costa de Marfil, Ghana, Nigeria, Camerún, Sao Thome, Congo, Angola, Egipto, Sudán, Etiopía, Kenya, Tanganyika, Mozambique); Reunión; Mauricio; Asia (India, Burma, Malaya, Singapur, Indonesia, Borneo, Vietnam, China, Filipinas, Japón); Oceanía (Isla Mariana, Isla Carolina, Isla Hawaii, Nueva Guinea, Nueva Caledonia); Australia. En Cuba, en las provincias de La Habana, Ciudad de la Habana y Villa Clara (Beyra, 2004).

Es muy rústica, herbácea y de crecimiento determinado (Embrapa, Agrobiología, 2007).Tiene un ciclo anual que puede llegar a los 9 meses. Alcanza una altura de 0,6 – 1m, con raíces pivotantes, profundas, tallos poco ramificados, hojas trifoliadas, foliolos grandes, inflorescencia de color violáceo, fruto ensiforme indehiscente de 12 – 20 semillas, oblongas, lisas y blancas (CIDICCO, 2004).

Tiene una alta sensibilidad al fotoperiodo y su tasa inicial de crecimiento es rápida. La biomasa en floración pueda alcanzar de 13,6 – 60 t.ha-1 de masa fresca y de 2,5 – 8,4 t.ha-1 de masa seca. Como mínimo, es capaz de fijar 49kg.ha-1 de N derivado de la FBN y acumular en sus tejidos vegetales 57kg.ha-1 de N (Embrapa, Agrobiología, 2007).

Se caracteriza por ser poco exigente en condiciones de productividad del suelo para lograr un óptimo desarrollo vegetativo. Tolera un amplio rango de textura y fertilidad, crece bien en suelos bajos, tropicales, altamente lixiviados, pobres en nutrientes y pedregosos, así como en suelos ácidos y salinos con un rango de pH entre 4,3 – 7,5 (Espíndola et al., 1997).

Los abonos verdes y su efecto sobre algunas propiedades del suelo

Efectos sobre las propiedades físicas. Los abonos verdes elevan los tenores de materia orgánica del suelo y mejoran sus propiedades físicas, principalmente la estabilidad de los agregados, la densidad, porosidad, tasas de infiltración de agua y retención de humedad. Los constituyentes orgánicos pueden actuar como agentes cementantes en conjunto con los minerales arcillosos y contribuyen a la formación de agregados estables, lo que evita la formación de costras y el escurrimiento superficial (Espíndola et al., 2004).

Efectos sobre las propiedades químicas. Entre los efectos de los abonos verdes sobre las propiedades químicas del suelo están el aumento de la disponibilidad de nutrientes y de la saturación por bases. Además, favorecen la producción de ácidos orgánicos que intervienen en la solubilización de minerales, disminuyen los tenores de Al cambiable e incrementan la capacidad de reciclaje y movilización de nutrientes lavados o poco solubles que están en las capas más profundas del perfil (Salamanca et al., 2004).

Los abonos verdes reducen la adsorción de P en el suelo, efecto asociado al incremento del tenor de materia orgánica, lo que conlleva a la formación de complejos que bloquean los sitios de adsorción en la superficie de óxidos e hidróxidos de Fe y Al (Espíndola et al., 2004).

Efectos sobre las propiedades biológicas. Los abonos verdes incrementan la actividad microbiana en general y la diversidad de los microorganismos benéficos como los fijadores de nitrógeno y los HMA y pueden minimizar la actividad de los patógenos (Barrios et al., 2006).

Esto se debe a que aportan un material orgánico que favorece la actividad de los microorganismos, al constituir una fuente de energía para su desarrollo (Salamanca et al., 2004), lo que favorece el equilibrio natural entre las especies benéficas y las plagas y enfermedades. Además, se muestran eficientes en el control de nematodos, pues la descomposición de algunas especies vegetales libera sustancias tóxicas para estos (Espíndola et al., 2004).

Abono Verde/Cultivo de Cobertura

Los cultivos de cobertura pueden ser agrupados en dos categorías: 1) anuales, sembrados en el período que no es favorable para la producción de cultivos comerciales y que son destruidos antes de la siembra de estos y, 2) coberturas vivas que crecen al mismo tiempo que el cultivo comercial durante parte o toda su estación de crecimiento. Los cultivos de cobertura que son destruidos antes de sembrar un cultivo comercial tienen influencia sobre el control de las malezas, en primer lugar por la influencia de sus residuos sobre la germinación de las semillas y el establecimiento de las plántulas (Teasdale., 2007).

Los cultivos de cobertura son una cobertura vegetal viva temporal o permanente que protege el suelo, es cultivada en asociación, intercalada o en rotación con otras plantas (Hernández et al 2009; Sanclemente 2009). Se consideran una alternativa exitosa para mantener la fertilidad del suelo a nivel mundial (Sanclemente 2009). Son cultivados para recuperar los nutrientes disponibles después de la cosecha de un cultivo económico (Magdoff y Van 2009; Puertas et. al. 2009). Al mantener el suelo cubierto, previenen la pérdida de nutrientes por lavado y escurrimiento (Hoorman, 2009), y reducen la erosión (Puertas et. al. 2008; Magdoff y Van 2009; Scott et. al. 2011).

Los cultivos de cobertura aportan beneficios desde el primer año de ser sembrados; estos beneficios se acumulan con el paso del tiempo, contribuyendo a la salud y evolución hacia un mejor suelo (Clark 2007). Estos cultivos son de mayor importancia en regiones tropicales lluviosas, ya que al ser establecidos con cultivos de interés económico protegen el suelo descubierto de daños que ocasionan las lluvias (Hernández et al. 2009).

Las leguminosas son los cultivos más utilizados, ya que convierten el nitrógeno de la atmósfera en nitrógeno disponible para las plantas debido a la acción simbiótica con bacterias del grupo de los rizobios (Magdoff y Van 2009; Sanclemente 2009; Scott et al. 2011). Los cultivos siguientes pueden tomar del 30 – 60% del nitrógeno fijado por las leguminosas (Clark 2007), reduciendo el uso de fertilizantes sintéticos (Clark 2007; Sanclemente 2009; Scott et al. 2011).

Suelo Fluvisol. Características del suelo

Los suelos fluvisoles son suelos de origen fluvial, poco evolucionados aunque profundos. Aparecen en las vegas de los principales ríos. Se incluyen dentro de los fluvisoles calcáricos y eútricos, así como antosolesáricos y cumúlicos, si la superficie presenta elevación por aporte antrópico, o bien si han sido sometidos a cultivo profundo. Los suelos aluviales son suelos con perfil poco desarrollado formados de materiales transportados por corrientes de agua, sobre su superficie se ha acumulado algo de materia orgánica. Son suelos que tienen mala filtración y oscuros. Son suelos recientes, buenos para cultivar (Wikipedia, 2015).

Los Fluvisoles son suelos jóvenes que tienen "propiedades de suelo flúvicas". Para todos los propósitos prácticos, tal hecho viene a significar que reciben sedimentos frescos durante regulares inundaciones (a menos que la tierra fuera recuperada y drenada para su uso agropecuario) y todavía muestra estratificación y/o un perfil con una distribución irregular de materia orgánica. En las partes bajas y media, la llanura inundada es más extensa y ancha con una clásica estructura de diques y cuencas, en donde los Fluvisoles gruesamente texturados aparecen en los diques y los de granulometría (textura) más fina en las áreas de las cuencas más alejadas del río (Ibáñez et al., 2011a).

La Materia orgánica

La materia orgánica del suelo es uno de los factores más importantes para determinar la productividad del suelo en forma sostenida. Especialmente en las regiones tropicales, donde las temperaturas elevadas y, en algunas zonas, la alta humedad aceleran la descomposición, el manejo adecuado de la materia orgánica en los suelos es todavía más importante. Representa una estrategia básica para darle vida al suelo, porque sirve de alimento a todos los organismos que viven en él, particularmente a la microflora responsable de realizar una serie de procesos de gran importancia en la dinámica del suelo, en beneficio del crecimiento de las plantas Brechelt (2004).

La materia orgánica del suelo (MOS) es uno de los constituyentes más importantes de la fracción sólida del suelo, debido a sus propiedades coloidales, alta retención de humedad, propiedades buffer y aporte gradual de nutrientes, siendo un componente fundamental para el desarrollo de actividades agrícolas (Jaramillo, 2002).

Plantea Brechelt (2004), como funciones de la materia orgánica en los suelos:

: Aporte de nutrientes esenciales (N, P, K, S, Bo, Co, Fe, Mg entre otros).

: Activación biológica del suelo.

: Mejoramiento de la estructura del suelo y, por tanto, del movimiento del agua y del aire.

: Fomento de las raíces.

: Incremento de la capacidad de retención de humedad.

: Incremento de la temperatura.

: Incremento de la fertilidad potencial.

: Estabilización del pH.

: Disminución de la compactación del suelo.

: Reducción de la erosión externa e interna.

La materia orgánica del suelo comprende un amplio grupo de sustancias provenientes de la descomposición de restos vegetales, animales y microorganismos, que a través de procesos de mineralización y biosíntesis evolucionan a sustancias con distintos grados de transformación, entre las que se evidencian estructuras organizadas reconocibles denominadas sustancias no-húmicas y materiales amorfos sin vestigios de la estructura original, de color oscuro y alto grado de transformación, denominadas sustancias húmicas (SH) que desde el punto analítico se agrupan en ácidos fúlvicos (AF), ácidos húmicos (AH) y huminas (H) (Jaramillo, 2011).

Las tasas de mineralización en suelos cultivados y fertilizados son más altas que aquellas que ocurren en suelos no cultivados o de bosque. Se sabe que cada sistema de producción y cada cultivo forman su propio humus, por tanto, cada material orgánico que es incorporado en el suelo en forma natural o artificial presenta grados diferentes de humificación, lo cual permite considerar las SH como seudo-estructuras, que no se restringen a una fórmula y peso molecular aproximado (Mosquera y Bravo, 2006).

A través del tiempo de cultivo disminuyen tanto la cantidad de humus en el suelo como la productividad de los cultivos. En un periodo de 20 años las pérdidas de humus pueden ser de 16% y en 40 años pueden alcanzar 10t métricas de C, equivalente a 33% del contenido inicial. Debido a la aplicación de fertilizantes químicos estas pérdidas pueden llegar a 26% (Montoya, 2013).

Los nutrientes en el suelo. Los macronutrientes

Los nutrientes son todos los que se encuentran en el suelo en cualquiera de sus formas. Muchos de ellos forman parte de minerales cuya meteorización puede tardar miles de años en producirse. En consecuencia, no son asimilables para las plantas, por lo que no puede hacerse uso de tales datos con vistas a analizar la relación fertilidad del suelo crecimiento vegetal (Ibáñez et. al., 2006).

Los macronutrientes son los elementos necesarios en cantidades relativamente abundantes para asegurar el crecimiento y la supervivencia de las plantas. La presencia de una cantidad suficiente de elementos nutritivos en el suelo no garantiza por sí misma la correcta nutrición de las plantas, pues estos elementos han de encontrarse en formas moleculares que permitan su asimilabilidad por la vegetación. En síntesis, se puede decir que una cantidad suficiente y una adecuada disponibilidad son fundamentales para el correcto desarrollo de la vegetación (Roca, 2016).Según Becalli et. al., (1990) Los macroelementos son aquellos elementos esenciales requeridos en grandes cantidades por las plantas.

edu.redElementos primarios: En la mayoría de los cultivos, las necesidades de las plantas son superiores a las reservas existentes en forma asimilable de los elementos en el suelo, por lo que es necesario realizar aportes de los mismos mediante el uso de abono y sustancias fertilizantes. Se considera que los elementos primarios son N, P y K (Roca, 2016).

Nitrógeno(N).La función más importante del Nitrógeno en las plantas es su participación en la estructura de la molécula proteica, se encuentra en moléculas tan importantes como las purinas, la piridiminas, las porfirinas y las coenzimas. Es absorbido en forma de nitrato (NO3¯ ) y de amonio (NH4+). Puede ser incorporado al suelo por efecto de los microorganismos que lo toman del aire o también incorporados a las plantas por microorganismos asociadas a estas. Su deficiencia se caracteriza por ser amarillenta (clorosis) en las hojas, causada por la disminución del contenido de clorofila; este síntoma de deficiencia empieza a notarse primeramente en las hojas maduras y por último en las hojas jóvenes en crecimiento activo. Cuando la deficiencia es muy aguda, las hojas maduras pueden llegar a secarse y caer y en hojas jóvenes comienza una coloración verde pálida (Becalli et. al., 1990).

Fósforo (P).Este elemento se puede encontrar en las plantas formando parte de los ácidos nucleicos, los fosfolípidos, las coenzimas NAD y NADP y esencialmente importante formando parte integrante del ATP. Es absorbido en forma de iones fosfato (PO4H2¯ ).Estos iones provienen del resto de la materia orgánica en descomposición y de las rocas del suelo. Las plantas con deficiencia de este elemento pueden presentar zonas necróticas (muertas) sobre las hojas los peciolos o los frutos; el aspecto general de las plantas es achaparrado y las hojas adquieren una coloración oscura o azul verdosa, pude provocar caída prematura de las hojas y tender a incrementar el contenido de azúcares en los tejidos. La floración se reduce en extremo y la producción de frutos y semillas es escasa (Becalli et. al., 1990).

A diferencia del N, que puede incorporarse a los suelos por medio de la fijación bioquímica por microorganismos, el P no posee tal ayuda microbiana dado que procede únicamente de la descomposición de la roca madre que tiene lugar durante el proceso de meteorización. La cantidad de P total del suelo, expresada como P2O5, en raras ocasiones sobrepasa el 0,50% y puede clasificarse, como inorgánico y orgánico. El P inorgánico es suministrado por la meteorización de minerales como el apatito Ca5(PO4)3F y en menor proporción puede formar parte de la cadena de silicatos donde sustituye al silicio, o encontrarse en minerales neoformados. El P orgánico es de gran importancia para la fertilidad del suelo debido a que determinados compuestos orgánicos son una fuente indirecta de formas solubles. El humus y otros tipos de materia orgánica no humificada son la principal fuente de P orgánico en el suelo (Roca, 2016).

Potasio (K). Aparece principalmente en forma de sales inorgánicas solubles, el potasio es necesariamente indispensable y no puede ser reemplazado ni siquiera por elementos químicos similares a él, como el sodio y el litio. Abunda en las partes jóvenes y en crecimiento activo, especialmente en los brotes de hojas jóvenes y extremos radicales; participa en la síntesis de proteínas, es un activador de enzimas, es importante en la síntesis de carbohidratos más complejos como los almidones. Su deficiencia comienza con la aparición de manchas cloróticas, seguido por la aparición de zonas de necrosis en las puntas y los bordes de las zonas más viejas; dichas las plantas carentes de este elemento crecen achaparrados por un pronunciado acortamiento de los entrenudos (Becalli et. al., 1990).

El K es tal vez, el elemento mineral que se encuentra en mayor proporción en las plantas y es relativamente frecuente en las rocas, el K presente en los suelos procede de la desintegración y descomposición de las rocas que contienen minerales potásicos. Junto a este K mineral debe incluirse el procedente de la descomposición de restos vegetales y animales. A diferencia del P, el K se halla en la mayoría de los suelos en cantidades relativamente grandes; su contenido como K2O oscila entre 0,20 – 3,30% y depende de la textura. La fracción arcillosa es la que presenta un mayor contenido de K, por lo que los suelos arcillosos y limo-arcillosos son más ricos que los limo-arenosos y arenosos, teniendo en cuenta también que la variación en el contenido de K está influenciada por la intensidad de las pérdidas debidas a la extracción por los cultivos, lixiviación y erosión (Roca, 2016).

Arvenses

La vegetación arvense es un conjunto de especies vegetales que se instala sobre el terreno desnudo o sustituye a otras anteriormente existentes sin intervención directa del hombre a través de siembras, plantaciones, eliminación selectiva, etc. (Mederos, 2015).

Dicha vegetación necesita como cualquier planta, para su crecimiento y desarrollo, de agua, luz y nutrientes, de ahí que cuando alguno de estos factores está en déficit (factor crítico de competencia) para satisfacer las necesidades de todas las plantas presentes (incluidas las cultivadas) se establezca la competencia. Por mucho tiempo se atribuyó a la competencia la única vía por la cual las arvenses afectaban a los cultivos. Otra vía de daño directo sobre el cultivo y que conjuntamente con la competencia, conforma la interferencia, es la alelopatía, que ha sido definida como la ciencia que estudia cualquier proceso que involucre metabolitos, preferentemente secundarios, de origen vegetal o microbiano, que influyan en el crecimiento y desarrollo de sistemas biológicos. Las plantas arvenses pueden secretar sustancias tóxicas de las raíces, tallos, hojas, flores y frutos o de la descomposición de estas en el suelo y resultar nocivas para el desarrollo del cultivo. (Mederos, 2015).

Principales efectos sobre los cultivos Nocividad y pérdidas: Los efectos negativos ocasionados por las malezas sobre los cultivos pueden ser diversos dentro de ellos podemos citar:

: Reducción de los rendimientos por la Interferencia: Competencia y Alelopatía.

: Disminución de la calidad de las cosechas y reducción del valor de los productos.

: Interferencia en la recolección.

: Incremento de los costos de producción.

: Hospedante intermediario de otros organismos nocivos.

Tanto en los ecosistemas naturales como en los agroecosistemas las plantas liberan al medio una cantidad apreciable de compuestos biológicamente activos y algunos de ellos actúan como inhibidores de la germinación de las semillas o afectan el crecimiento de las plantas. Los efectos alelopáticos no sólo se observan en ecosistemas naturales, sino también en ecosistemas cultivados (agroecosistemas) (Mederos, 2015).

La vegetación arvense se clasifica según su ciclo de vida en: plantas anuales son aquellas que viven un año o menos y mueren después de formar las semillas y las plantas bienales son aquellas que viven dos años; durante el primero crecen lentamente y el segundo desarrollan flores; que dan semillas y luego mueren, además de las plantas vivaces o perennes que son aquellas que viven tres o más años. Pueden reproducirse por semillas o por órganos subterráneos. Que al año siguiente retoñan y reproducen la parte aérea (León et. al., 2010).

Las arvenses tienen diferentes tratamientos o métodos de control: como los métodos preventivos, mecánicos, químicos y culturales el cual es una magnífica arma de lucha contra este tipo de vegetación; las alternativas adecuadas en las que entran plantas forrajeras anuales, plantas de corta permanencia en el terreno y plantas que sombreen. Los métodos de lucha varían según la clasificación de las arvenses y, para que sea eficiente debe guardar relación con el hábito de crecimiento y medio de producción de la vegetación en cuestión (León et. al., 2010).

Conclusiones

El empleo de Canavalia ensiformis incrementa la fertilidad de suelos fluvisoles en Santiago de Cuba.

La presencia de canavalia aumenta el número de microorganismos residentes en el suelo, los que pudieron incidir sobre su fertilidad.

La presencia de Canavalia ensiformis en el suelo fluvisol ejerció un efecto controlador sobre varias poblaciones de arvenses.

Referencias

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Autor:

Ing. Osmara Renté Martí,

Facultad de Ing. Química y Agronomía. Universidad de Oriente. Cuba.

Fecha:2/7/2016