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La fuerza fuerte

Enviado por Fandila Soria


  1. El producto GM
  2. La gravedad cuántica y la fuerza fuerte
  3. Sobre el campo magnético

La gravedad consecuente a la expansión, significa, el dominio de las dimensiones libres sobre las dimensiones ligadas, o de más libres sobre menos libres, o sea, de más energéticas a menos energéticas. En definitiva, las menos masivas y más veloces presionan sobre las más masivas y menos veloces.

La llamada materia normal constituye nuestra dimensión másica, aquella en que medramos los seres vivos y la menos abundante, tal vez porque sea la más compleja (no podemos constatar otra). Nuestro ámbito queda establecido en ella y es la que limita nuestro margen de tolerancia vivencial. Más allá de éste no nos es dado precisar otra materia, pues sólo percibimos de una forma inmediata lo que nos es tangible, las dimensiones acoplables a nuestros sentidos, aquello que es sincrónico a nuestra sincronía o cuantificable según nuestros "cuantos biológicos".

Ciertamente, a través de la tecnología podemos ir un poco más lejos, pero nuestros instrumentos y máquinas, por muy sensibles o potentes que fueren, no superarán ciertos límites, los impuestos por las dimensiones materiales emergentes que las constituyen. Seguramente sea posible construir, como ya se vislumbra, artefactos autónomos inteligentes con los recursos nano o mega tecnológicos, capaces por sí mismos de conectarse a lo infra o a lo supra y subir o bajar en la escalera de las dimensiones para aportarnos su información. Una información, que, descodificada, nos traduzca aquellas "vivencias sentidas" por los tales robots más allá de lo que nosotros podemos "vivenciar". Mientras tanto, para la interpretación de esos medios oscuros (por lo invisibles), sólo nos valdremos de elucubraciones o razonadas hipótesis de aquello que sea allende las dimensiones de Planck o de los lejanos límites del macrouniverso.

Si bien el traspaso de estas desbordantes fronteras para su conocimiento no nos precisa de urgencia en nuestro devenir existencial, si constituyen un reto necesario para la superación de nuestras limitaciones y saciar en lo posible nuestras ansias de saber y de trascendencia.

La ciencia es un avance continuo en el saber y sus aplicaciones, que se adecua a las necesidades del ser humano, y en su aprovechamiento práctico le otorga poderes inauditos. Sus leyes y directrices se asientan solidamente en su corroboración práctica y bien que nos valen. Sin embargo muchos de sus fundamentos quedan oscuros por no desvelarnos a ciencia cierta en que se fundan (valga la redundancia). Así, la mayoría de las veces, se nos descubren como buenas aproximaciones o como resultados empíricos no del todo explicables. Ir a la base del fundamento siempre requiere afinar más, lo que significa: la exploración de lo antecedente, lo profundo, lo desbordante o el futurible.

Si la gravedad se descubre como la fuerza debida a la presión de las dimensiones menores sobre las mayores en la expansión, no es menos cierto que en la realidad se trate de un efecto mutuo, sólo que, en el sentido creciente ha de ser más efectivo (el agua del mar soporta al barco, pero un mar de barcos no soporta el agua).

Ya dijimos que la inframateria oscura es presionada por la energía-materia oscura (las dimensiones menores) y que presiona a su vez sobre la materia normal. Pero en la atracción de masas el intríngulis estaría en la diferencia de presiones entre el entorno exterior y el del intermedio entre ellas.

En superposición de campos de energía-materia oscura correspondiente a dos o más masas (sus remansados del medio "vacío"), a mayor acumulación de los correspondientes campos oscuros en el espacio intermedio, la presión expansiva es menor que la que genera el campo en los entornos para cada masa, cuando en apariencia habría de ser distinto: la presión total como la suma de las presiones parciales.

Esta aparente contradicción no lo es, porque la dimensión oscura que incumbe a una masa y la presiona será la de los elementos oscuros de tamaño apropiado para ella (las que puedan incidir sin traspasarla sobre su barrera másica y que corresponden a un "calibre" y velocidad determinados dentro de unos márgenes, el resto, por pequeñas y veloces, irán y vendrán a través de ella como "Pedro por su casa", pero son las más energéticas precisamente e interaccionan sobre el escalón inmediato superior en los límites comunes. Así las dimensiones más sutiles vagan y se extienden por doquier de manera uniforme y vienen a presionar de forma escalonada hasta la materia normal.

Si con la superposición de sus campos la materia oscura incrementa su densidad, sobre todo en el intermedio de las masas, ello no afecta a los componentes menores que se distribuyen uniformemente en el exterior, en su interior y entre ellas. Por tanto, en el intermedio, la presión comunicada por la energía-materia oscura sobre la materia oscura compatible, con mayor densidad, será menor que en la de los entornos exteriores que permanecen con un menor acumulo pues la yuxtaposición es menos intensa (ver figura). El incremento de densidad en la materia oscura compatible supone un inconveniente para que una misma presión uniforme pueda vencer su mayor inercia. De todas formas esta diferencia de presiones será exigua, en tanto que la presión absoluta habrá muy grande como corresponde a la magnitud del "vacío" en torno a las masas de los vastos espacio tiempos. Tal presión será difícil de cuantificar sin una referencia absoluta, y porque cualquier instrumento para la medición, vendrá condicionado por su propia penetrabilidad para las materias oscuras más sutiles, que vienen a suponer la máxima proporción de su propia materia.

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El producto GM

Si extendiésemos la masa según un plano:

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El producto G·M significa la superficie formada por todos los elementos de la masa a efectos de la gravedad.

La fuerza elemental gravitatoria, G, es aquella que se ejerce debida a la presión oscura sobre la superficie efectiva de la mórula de acreción. Esta superficie viene a ser el módulo de dicha constante (prescindiendo del factor 10?¹¹).

La superficie efectiva de una masa para la presión oscura será la del número de sus elementos por la superficie que oponen a la presión. El producto G·m significa por tanto el valor de la superficie válida para la acción gravitatoria.

Como se ve en la figura si pudiésemos colocar en un plano todos los elementos, y considerando el paralelismo para las líneas de presión, más se parecería a una vela de impulsión solar. El dibujo no guarda la proporción de escala, dicha vela sería exageradamente más amplia que el cuerpo esférico.

Surge el interrogante de si la presión oscura será igual de efectiva contra ese extenso plano que sobre la masa esférica. La respuesta es que sí, porque los infra componentes oscuros penetran sin dificultad toda la masa. Sin embargo no todos ellos presionarán de igual forma porque sus dimensiones han de ser distintas, de tal forma que actuarán de forma escalonada de unos a otros desde las dimensiones más bajas sobre la dimensión primera (la normal).

La gravedad cuántica y la fuerza fuerte

Allá donde la materia se yuxtapone, donde los componentes de las partículas se solapan, no existe más intermedio material que el ámbito común propio y en buena parte, compartido. La diferencia de presión oscura para la atracción gravitatoria entre partículas unidas o entre subpartículas no sólo cumple con la yuxtaposición de los campos oscuros menores, más sutiles, sino que en los ámbitos cerrados en que se desenvuelven, nos aparece un motivo nuevo para el decremento de la depresión intermedia interna con respecto a la exterior.

Tengamos una pequeña bolsa de papel abierta por los extremos. Al soplar por una de las aberturas podrá observarse como las paredes se aproximan arrugándose hacia el interior (efecto Venturi).

Como ya se dijo, los campos magnéticos de las partículas vienen generados por la rotación de sus componentes, lo que supone un flujo interno a gran velocidad pero de líneas ordenadas que inundan el ámbito intrapartícula para salir y volver según un ciclo continuado. En analogía con el efecto Venturi, el fluido magnético a alta velocidad por un interior "cuasi cerrado" provoca una caída de presión con respecto a sus entornos, lo que da lugar a unas fuerzas resultantes desde el exterior que tienden a mantener unidas a las subpartículas y constituyentes. El resultado… una fuerza de acercamiento difícil de cuantificar pero de un altísimo valor a todas luces. La velocidad de ese remolino emergente en líneas magnéticas viene ser del orden de la de la luz y su densidad muy grande por lo que las fuerzas originadas por las diferencias de presión no han de ser menores precisamente.

Aparte las diferencias dimensionales entre el campo oscuro externo y el interno, sin olvidar el relativo galimatías material que pueda existir en el interior de las partículas, esta diferencia de presión relativa tiene su origen en que el movimiento aleatorio en el medio externo supone una presión, mientras que el movimiento magnético (o general) ordenado del interior significa una depresión; un succionado de flujo infra, como también podría decirse.

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Con el orbitado extensivo de las subpartículas por los movimientos

de precesión el efecto se amplía la superficie másica de la partícula

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Realmente, debido al espín de las subpartículas, la distribución interna del flujo magnético no adoptaría forma de disco sino la de un esferoide achatado.

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Para la unión de elementos el resultado es equivalente

Los movimientos dentro de las partículas, aparte los correspondiente a las subpartículas, han de comprender: los flujos magnéticos, como más fundamentales, y los eléctricos de entrada o de salida, que pensamos sean convertibles los unos en los otros, o lo que viene a ser lo mismo, mutuamente inductivos.

Pero no se crea que negaremos la existencia de gluones; más bien pensamos, que pudieran entenderse como integrantes en el interior de los campos antes dichos. Remolinos causados por la propia agitación quark en su componenda de movimientos giro-traslacionales, que originen ciertas perturbaciones de tipo ondulatorio mantenidas en sus órbitas e inseparables con ellos. Tampoco nos contradecimos con la existencia de piones, que se pueden entender como el resultado de cierto ambiente revuelto, tal que, como ocurre con los ciclones y anticiclones de la atmósfera. Resulta difícil de discernir si, tal fauna de partículas es cierta o una resulta combinatoria cuantificada en la destrucción nuclear o con los aceleradores. Pero suponiéndolo, no es comprensible que la fuerza fuerte sólo sea el resultado de ese trasvase de piones o gluones, cuantificados energéticos de trasvase al fin y al cabo cuando el valor de dicha fuerza es colosal.

Aún nos queda por referir otra fuerza, que tal vez sea decisiva en la formación de las granulaciones primarias y que también contribuyen a la fuerza de unión. Nos referimos a la fuerza de desviación por el efecto magno, y a como cualquier elemento que gire y se traslade a gran velocidad, aun si la densidad del medio espacio fuese pequeña, tiende a describir una trayectoria curva. Ésta, según la energía en juego, bien puede cerrarse en si misma como una circunferencia, o según, como una elipse, entre otras, lo que equivale a la orbitación. Resultado que será asociativo para varías partículas a un tiempo.

Concluir que la fuerza fuerte sea el resultado único de los efectos antedichos, sería temerario. No obstante, esta hipótesis, tal vez decisiva, como cualquier otra merece un estudio a conciencia, so pena de caer en el tópico, y, que valga más lo malo conocido que lo bueno por conocer.

El teorema de Bernoulle referido al movimiento de fluidos por una tubería, nos dice que:

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La fórmula refleja la caída de presión relativa por efecto de la velocidad. Para el caso que nos ocupa, la depresión debida a la velocidad en el ámbito interno de una partícula, el tercer miembro, por insignificante, bien se puede despreciar, sobre todo en ambientes poco grávidos. Por lo que:

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El decremento de presión, —P, es directamente proporcional a la velocidad al cuadrado y la densidad del fluido, partido por dos, menos una constante.

K viene referida a la presión residual del fluido (el campo en nuestra hipótesis). Como todos los fundamentales, tal campo de partículas es dirigido y de elementos libres, por lo que entre ellos la presión mutua será insignificante.

?, la densidad interna ha de ser muy superior a la del medio oscuro externo y V², la velocidad de campo, próxima a de la luz (¿?).

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Como se vislumbra, la depresión será muy grande.

Para un volumen unitario:

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Siendo ? la densidad de flujo magnético, o la suma o diferencia de magnético y eléctrico si lo hay.

Las dos presiones: P del medio oscuro exterior y la P interna, pese a expresarse con signos opuestos no se restan sino que se suman, ya que ambas ejercen con el mismo sentido.

Esta relación podrá cuantificarse si sabemos la presión externa P y la densidad del medio intrapartícula ?.

El valor de P será variable según los medios. Sin embargo las variaciones locales no han de ser muy drásticas.

P podría obtenerse a partir de la ley de Newton si se aplica a la fuerza gravitatoria entre masas de diferentes medios oscuros, considerando que su densidad desciende con la distancia según d².

Ya que P S = F ; Para S =1 —— P = G m m"/d² = ? V

¿Pero como obtener la densidad oscura absoluta si presuponemos un fraccionamiento sin límite para el "vacío"? Aunque el valor sea concreto, sólo podremos disponer de valores relativos. Sería preciso establecer uno o varios volúmenes y su presión (¿?).

Obtener la densidad interna de la partícula en cambio no presentará grandes problemas.

NOTA: Cuando hablamos de materia oscura no nos referimos sino a una materia prolífica en su dimensionado, que no ha de coincidir necesariamente con las de las grandes masas cósmicas o aglomeraciones galácticas. Nuestra concepción de la gravedad viene generada por los campos inframateriales que pueden calificarse como de energía materia oscura, y que se hallan a cualquier "profundidad".

Para el cálculo de P, nos valdremos de la ley de Newton: F = G M·m / d²

F = P·S P = Presión oscura sobre m.

S = Superficie efectiva de m para la presión oscura

La superficie grávica o efectiva de una masa es la correspondiente a todos sus elementos sin tener en cuenta sus espacios "vacíos".

La superficie efectiva primaria es la de G, pues esta constante significa por igual la fuerza que la superficie, elementales.

Según la ecuación de dimensiones:

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Ya que, tanto v, como cualquiera de estas tres magnitudes pueden tomar el valor uno para una relación fundamental.

Tengamos dos masas, M y m.

Si la masa m representa la cantidad de unidades m, y G es la unidad para la gravitación, la superficie efectiva para la presión oscura será:

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El valor P es pues relativo, pues depende de dos variables.

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La presión sobre m, de masa más pequeña que M, será mayor que la que afecta a M, que es más grande. Sin embargo la densidad oscura válida para la gravitación en torno a una masa es mayor cuanto más grande sea dicha masa, lo que demuestra que para la gravitación la presión cósmica es inversamente proporcional a la densidad oscura efectiva.

Allá donde sea igual M, la presión será 1. Suponiendo la no influencia de otras masas.

A una distancia infinita no habría presión. Algo tan indeterminado como el límite de la inmensidad.

A una distancia cero, que corresponde con el centro de la masa, la presión sería infinita. Ello puede interpretarse como la máxima posible, o más bien, como la característica última del infinito profundo, el punto infinitesimal sin límite en la pequeñez.

La ausencia de masa, 0/d², significaría la ausencia de presión, pero no la inexistencia de materia oscura, como es lógico. La presión seguirá existiendo entre los propios elementos oscuros. Eso sí, sólo se hará expresa para nosotros si la materia normal está presente. La verdad de Perogrullo.

Concluimos, que toda masa es arrastrada gravitacionalmente por otra mayor. Es decir, la presión actúa de las zonas oscuras menos densas hacia las más densas. Por otra parte es lo lógico, a más masa más inercia.

Así, podemos obtener una presión oscura relativa a un lugar sin más datos que una masa y la distancia desde ésta al sitio de que se trate. Se puede pensar que también hubiera de tenerse en cuenta el influjo gravitatorio de otras masas. Sin embargo dicho influjo ya está presente en la yuxtaposición de los campos oscuros. Sólo sería precisa una corrección de los incrementos o deformaciones de masas debidos a tales influencias gravitacionales. Para el caso que nos ocupa, el de una partícula perteneciente a una masa, este hecho es despreciable, pues la partícula también sufriría las variaciones.

La presión unitaria sobre la partícula sería:

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Se sobreentienden valores medios para velocidad y densidad.

Para la presión oscura en el interior de una masa, M / d², el valor de d será el del radio correspondiente al punto considerado, y la masa la de la esfera inferior con dicho radio. La presión puntual quedaría como:

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Por otro lado, la densidad de flujo magnético, o de campo magnético, es B.

Según la ley de Biot-Svart:

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Donde:

I = Intensidad de corriente por una espira, que nosotros asimilamos a la

de las subpartículas,(pues poseen carga), en su órbita.

dl = Fracción infinitesimal de espira, o de órbita en nuestro caso.

µ0 = Permeabilidad magnética del vacío. En nuestro caso la del protón, µ0p.

ûr = Vector unitario.

Para un protón, aunque los valores que siguen no posean una fiable concreción, nos valen de sobra para ponderar el valor relativo de la fuerza fuerte.

µ0p = 4p · 10?6 (permeabilidad magnética protón)

I = 1 (sumatoria de las cargas quarks)

rp = 1,25 · 10?¹5 m (radio protón)

Para un punto infinitésimo de la orbita quark:

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Para simplificar, supongamos a nuestro protón en la superficie terrestre.

Masa de la Tierra = 5,97 · 10²4 Kgr

Radio R = 6.742.000 m R² = 4,54 · 10¹³ m²

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Pt = P + P = 1,314 · 10¹¹ + 2,78 · 10³? P.

Para darnos una idea de este resultado, desarrollemos ambos números y sumemos:

La cantidad resultante, factor de 10³? supera dicho factor sin llegar a 104°.

Las unidades de P son en Pascal, que para la superficie unitaria equivale a F, en Newton.

En cuanto a al término ?gz, la z viene referida a la altura o distancia según el radio de la órbita quark, o sea, según el radio del protón. Si se suponen valores medios, el valor de z se localiza desde la mitad del radio en sentido decreciente, pues la densidad aumenta en progresión hacia el centro según 1/r², lo que da un valor de r/4,4 aprox. Para las superficies de equidensidad con su simetría esferoide, los efectos gravitatorios contrarios para la rotación prácticamente se anulan.

Sustituyendo valores:

? g z =1,77 · 108 X 9,8 X 1,25 · 10?¹5 / 4.4= 2,16· 10?5

Despreciable a todas luces.

Comparemos la fuerza P con la de la gravedad:

El valor de la de la fuerza gravitatoria o presión gravitatoria unitaria sobre el protón como componente del átomo:

F = G M·m / R²

Masa Tierra, M = 5,97 · 10²4 Kgr

Radio Tierra = 6,371,000 m ; R² = 4,06 · 10¹³

Este sería el valor de la fuerza sobre el compuesto atómico.

En realidad no se ajustaría del todo a la dimensión de G, factor 10?¹¹, ya que la suya es menor: 10?¹³. Si fuese mayor sería distinto, pues englobaría a G.

Para los quarks el valor estándar de G sería menos adecuado aún, pues su dimensión es todavía más pequeña. Habrá pues que sustituir el factor 10?¹¹ por 10?¹8, la supuesta dimensión quark.

En este caso la discrepancia entre fuerza de gravedad y fuerza fuerte aún aumenta: de 0,00000098 a 104°.

Ello nos indica, que cuanto menores sean los elementos, la separación entre ambas magnitudes es mayor pues la presión oscura sobre los quarks es la misma que sobre el protón (ellos son el protón).

Así, cuanto menores sean los elementos serán más libres (escasa interacción gravitatoria) y con más energía, la de los campos electromagnéticos, que superan a la gravedad. Mayormente, los choques entre ellos serán la causa de unión, mientras que el simple ligado obedecerá a fuerzas eléctricas y magnéticas. Al día de hoy, sólo son detectables por sus efectos gravitatorios las dimensiones oscuras de mayor magnitud, si se encuentran muy agrupadas.

Sobre el campo magnético

Entendemos dos formas de producirse el campo magnético según la orientación de giro de las partículas causantes.

Para el c. magnético causado por un electrón o partícula que gira predominantemente en el sentido en que se desplaza, la conversión de campo eléctrico en magnético se realiza según el dibujo siguiente:

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Para los quarks, cuyo movimiento de rotación es mayoritariamente perpendicular a su órbita, la presión acumulada hacia el interior provocaría en el punto central el chorro magnético.

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El origen de esta presión estaría en la estela dejada por los quarks en su traslación que hienden el campo oscuro hacia fuera y hacia adentro. Mientras para el exterior la mitad materia hendida se difunde en el medio, hacia el interior no hay otro escape que el de la "columna" magnética.

Einstein decía, que el vacío de la cola de una partícula al desplazarse, aunque no alcanzara la velocidad de la luz, haría que otras partículas más pequeñas llegasen a C en el tal vacío. Salvando las distancias, nosotros pensamos que los gluones no son sino los vacíos de cola de cada quark que los mantiene unidos con los compañeros. Al mismo tiempo las pequeñas partículas giran en torno al tubo de vacío asegurándolo, según una espiral que retorna en sentido contrario, lo que se repite de manera continua. Es en los espacios extremos de esas ondas junto a los quarks donde se ubicaría la producción de carga (Ver nuestro trabajo: "Fuerzas Elementales"). Una partícula neutra cuya carga sería nula, poseería no obstante un campo magnético pues los mecanismos para una y otra son distintos.

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Autor:

Fandila Soria Martínez

Granada, diciembre, 2010