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José Martí y Pérez, respuestas desde su pensamiento


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    Comienzo de nuestro proceso histórico

    Nuestra isla estaba poblada por pacíficos habitantes, vivían de la agricultura más primitiva, sus instrumentos de labranza eran muy rudimentarios, vivían en comunidad, no existían las clases sociales, ni que pensar en el Estado y el Derecho, sus normas de convivencias se basaban en la moral, las habilidades para la caza y la pesca., el liderazgo era natural y se quiere suponer que el respeto era mutuo e imperaba como la principal normativa de la vida de estos primeros lugareños o isleños de nuestro futuro país que es hoy.

    Es 1492, año terrible para estos hombres y mujeres que aportaron a nuestros genes actuales y que conforman "el ajiaco" de que hablo un sabio cubano refiriéndose a nuestra cultura.

    La sorpresa fue lo primero. Los llegados de improviso no vestían ni hablaban igual a ellos y habían arribado a las costas en enormes "canoas" y lo peor, montaban en animales mayores en corpulencia y estatura a los que conocían, un hombre rubio, de piel muy blanca, subido a un caballo era para nuestros primeros habitantes un solo ser sobrenatural.

    Martí comienza a darnos respuestas: vencieron ante todo -lo subraya- por la división reinante entre los indios.

    También España contaba con armas mucho más poderosas, en vez de lanzas y flechas, arcabuces y cañones.

    Decían los invasores –que no conquistadores- que su propósito era evangelizar y cristianizar, pero los evangelios predican no matarás, no robaras, no mentiras, no desearas la mujer de tu prójimo., y mataban, robaban todo, desde el oro y la plata hasta los ídolos religiosos, secuestraban y violaban a la mujer aborigen, a la mujer del aborigen.

    Al resumir lo corrido, de manera de vencer a una tras otras las etnias aborígenes, que, a pesar de todo, eran indomables y se resistían Martí escribió: "El zutujil prendía a la tierra fuego, para que no anduviesen sobre ella los invasores. Viene el rubio de España, con el trueno en las manos., cayó con su aliado el cachiquel sobre las ciudades que el quiché alzó contra el chuzo y la flecha., y cuando pasó la nube de humo, resplandecía el sol indiferente en la caña y la pluma de las hecatombes".

    Lo que ocurrió en Cuba también pasó en el resto de las colonias de España en América. Martí, hijo de españoles, quien desde niño exigió que España cesara como dominadora en América, dijo que con el transcurso de los siglos la historia podría perdonarla por haber dado idiomas y cultura comunes a todo un continente.

    A lo largo del siglo XIX fueron cuajando nuestra identidad cultural y la nación cubana, cuyo alumbramiento esta marcado por la primera gran rebelión en 1868, con la voluntad de acero de Carlos Manuel de Céspedes, en su arraigado patriotismo, de Céspedes dijo Martí, "Es preciso haberse echado alguna vez un pueblo a los hombros, para saber cuál fue la fortaleza del que, sin más armas que un bastón de carey con puño de oro, decidió, cara a cara de una nación implacable, quitarle para la libertad su posesión más infeliz, como quien quita a un tigre su último cachorro".

    Es precisamente en 1853 que nace en La Habana capital de la Isla de Cuba –se halla sometida al despotismo del régimen colonial español– en los albores, el día 28 de enero José Julián Martí y Pérez bajo el signo de la rebeldía contra la despótica metrópoli y el ansia incontenible de independencia y libertad.

    Por otra parte aconteció el surgimiento de Estados Unidos país que pronto se convirtió en expansionista, por lo que Martí lo bautizó de Roma americana…

    Desde el comienzo del siglo XX, antes incluso de que se formara la nación cubana, el naciente imperio se ilusionaba con poseer el territorio cubano., con razón Martí expreso… desde la cuna soñó el Norte con la posesión de nuestras tierras", y precisó que… si bien la España colonial era el enemigo inmediato a vencer, Estados Unidos representaba el enemigo más peligroso para nuestra independencia.

    Pero nuestra América no hacia esperar su despertar, surgían hombres como Simón Bolívar que al elogiarlo Martí declaró:

    "América hervía, a principios de siglo, y él fue con su honor (…) Bajo la sotana de los canónigos y en la mente de los viajeros próceres venía de Francia y de Norteamérica el libro revolucionario, al avivar el descontento del criollo de decoro y letras, mandado desde allende a horca y tributo., y esta revolución de lo alto, más la levadura rebelde y en cierto modo democracia del español segundón y desheredado, y va a la par creciendo con la cólera baja, la del gaucho y el roto y el cholo y el llanero(…) la independencia de América venia de un siglo atrás sangrando: ¡ ni de Rousseau ni de Washington viene nuestra América, sino de sí misma!".

    Cuba aún se gestaba, nuestra nación requería tener su propio pensamiento y fue el presbítero Félix Varela, quien "nos enseño primero en pensar" que junto a José de la Luz y Caballero originaron un movimiento liberal reformista en Cuba.

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