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La etapa revolucionaria de León Morales (página 2)

Enviado por León Morales


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El señor Marcano era longevo de edad, pero muy activo en la lucha política, ya que tenía antecedentes de gran combatiente revolucionario, habiendo viajado por el bloque socialista en Europa y batallado al lado de grandes figuras de la lucha revolucionaria venezolana, como Carlos Arturo Pardo, Eloy Torres, y así sucesivamente.

Él vivía por los lados de la Soublette en Catia la Mar y entre sus recuerdos de vieja data, tenía unos cuadernos burilados con sus propias letras en donde hacía referencias sobre las luchas políticas que había librado durante su vida revolucionaria.

Yo recuerdo que en las conversaciones sostenidas con él pudimos ver en sus escritos los relatos que hizo sobre Rómulo Betancourt en los tiempos del general Juan Vicente Gómez y las etapas de prisión que vivió ese guatireño que llegó a ser presidente de nuestro país en dos ocasiones.

Estando acompañado de la joven estudiante universitaria Keta Stephany, responsable del partido Bandera Roja (BR) en La Guaira, quién cursaba la carrera de letras en la Universidad Central de Venezuela (UCV) en Caracas, le hice la siguiente pregunta al señor Marcano:

¿Qué nos puede hablar usted de Rómulo Betancourt en su juventud, señor Marcano?

Y él me respondió de la siguiente manera:

"En Punto Fijo existía un expediente sobre Rómulo Betancourt, el cual fue desaparecido en los tiempos en que él fue presidente de la República por segunda vez. Resulta, que en aquellos tiempos de su juventud él estuvo en prisión con Miguel Otero Silva, ambos compartían la misma celda y los comentarios que teníamos para esa entonces era que el marido sentimental de Rómulo era Otero Silva".

"Fue tan así que una vez que salieron de prisión se fueron juntos para Colombia en donde redactaron el Plan de Barranquilla. Eso lo hicieron con el fin de ir dando los pininos para crear al Partido Acción Democrática (AD), ya que antes crearon al ORVE y al PDN".

Esas elecciones si más no recuerdo creo que se dieron en el año 1.981. En esos días le regale a la camarada Keta Stephany un libro que tenía que ver con la rebelión de los militares del 9 de Abril de 1.928, el cual estaba escrito por Rafael Ramón Castellanos, ya que me llamaba la atención que un grupo de oficiales y cadetes de la Escuela Militar de Venezuela se atrevieron a levantarse en armas en contra del gobierno del general Juan Vicente Gómez.

Esa rebelión militar fue traicionada por los políticos de la generación del 28, quienes después de la caída del gobierno del general de división Marcos Pérez Jiménez se hicieron dueño del país y de todas sus instituciones.

Si más no recuerdo, el señor Marcano le hizo entrega de sus memorias escritas en varios cuadernos a la bachiller Keta Stephany, en donde reflejaba toda su vida política desde los tiempos de la huelga petrolera hasta esos tiempos de luchas portuarias a comienzos de la década de los años ochenta del siglo pasado.

Esos años fueron de constantes luchas sindicales en esta región aero-portuaria de Vargas, se vivieron conflictos como los de La Electricidad de Caracas, Aeropostal, Marriot, VIASA y en el Puerto de La Guaira, entre otros.

Un grupo de operadores de la Electricidad de Caracas con sede en Arrecifes Tacoa decidimos renunciar a nuestro sindicato para afiliarnos al sindicato mayoritario de la mayor empresa eléctrica privada del país. La idea era participar en las elecciones sindicales que se acercaban y comenzar a librar luchas que fueran más allá de las llevadas a cabo por la gente de Acción Democrática (AD) con la gente de Purroy, COPEI bajo el liderazgo de José Luís Hernández, la gente del Partido Comunista (PCV) bajo la conducción del bandido de Esteban Figuera y los de Bandera Roja (BR) bajo la responsabilidad del economista Iván Espinoza y del trabajador Luís Figueroa.

Claro está, la gente de Bandera Roja (BR) estaba en ascenso hacia la conquista del sindicato eléctrico, de eso no había dudas, en donde el PCV iba de capa caída como había sucedido con los otros partidos del statu en esos momentos. A tal efecto, decidimos preparar una plancha diferente que nos sirviera para acometer en tan importante tarea en esos momentos.

A partir del mes de Enero de 1.985, comenzamos a desarrollar la famosa Plancha 5, con el fin de participar en ese evento sindical que se daría en el mes de Marzo de ese año. En las cuales realizamos unas series de reuniones en Caracas y en Arrecifes con un personaje llamado Israel Martínez quien trabajaba en las oficinas de San Bernardino en Caracas y estaba vinculado a la Coordinadora de Catia dirigida por el concejal Darío Vivas, ya que ambos eran militantes del Partido Movimiento al Socialismo (MAS).

Realmente, habíamos considerado que con la campaña que habíamos realizado en Arrecifes-Tacoa contábamos con una votación para garantizar una persona dentro de la Directiva del Sindicato de Trabajadores de la Electricidad de Caracas y con el esfuerzo que presumíamos había efectuado Israel Martínez en Caracas sacaríamos al menos dos directivos sindicales.

Lo que si pude notar fue que nuestra propaganda fue muy pobre, pero contundente en donde las pusimos en los diferentes lugares de la empresa eléctrica. Ya que la gente de Bandera Roja (BR) se ofuscaron de tal manera, que comenzaron a llamarnos traidores dentro del marco de la izquierda, proliferando amenazas en nuestra contra, especialmente, el economista Iván Espinoza quién a su vez era un cuadro de vital importancia dentro del Comité Político Regional "Tito González Heredia" en Caracas.

Al realizarse las elecciones sufrimos una situación catastrófica los operadores de Arrecifes-Tacoa, ya que con sus votos garantizaron el cupo de Israel Martínez dentro de la directiva sindical, quedando de secretario de actas y correspondencia y ganando la secretaría general la gente de Bandera Roja (BR) con Iván Espinoza a la cabeza.

Yo para aquel entonces, quedé como miembro del tribunal disciplinario pero sin fuero sindical alguno; lo que le dio motivo a los directivos de La Electricidad de Caras y sus empresas filiales en despedirme sin formula de juicio, conjuntamente con otros miembros de mi plancha y trabajadores allegados.

Entre los despedidos en esa ocasión, cayó el operador de plantas térmicas Yoel Antonio Casanova, quién valientemente asumió su rol dentro de las luchas sindicales de los trabajadores eléctricos. Él era hijo de un médico de origen haitiano quién tenía más de veinte años laborando en la Maternidad "Concepción Palacios" en San Martín – Caracas.

Esa familia vivía en la Urbanización "23 de Enero". Debo destacar, que peleamos por nuestra reincorporación a la empresa, pero los directivos de la misma se cuadraron con la gente del partido "Bandera Roja" (BR), del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y los adecos y copeyanos del Sindicato Eléctrico.

La situación se tornó critica cuando el economista Iván Espinoza me trató como traidor a su organización política, que ya mostraba los visos de ser una organización contrarrevolucionaria, cuando en los predios y claustros de la Universidad Central de Venezuela (UCV) se oían rumores de que esa organización política tenía cuadros que le trabajaban a la Central de Inteligencia Americana (CIA).

Inclusive, él sindicalista adeco Fray Ávila en las instalaciones del sindicato en Caracas, sacó un revólver Colt 38 para darme un tiro si seguía con mis reclamos sindicales. Lo grave fue que hasta Secretario General del PCV a nivel nacional, de apellido Carrasquel y quién con el correr de los años militó conmigo en los Círculos Zamoranos del Edo. Bolívar, se prestó para arremeter en mi contra. Cabe decir, que Carrasquel fue el jefe de ELEORIENTE en San Félix-Edo. Bolívar, falleciendo de un infarto en el año 2.004. Él era nativo de Puerto La Cruz – Edo. Anzoátegui.

Fray Ávila fue un sindicalista depravado y negociante empedernido de nuestras contrataciones colectivas, en su época de estudiante en la Escuela Técnica Industrial del Oeste (ETI) en Caracas perteneció a las bandas armadas de AD y no podemos olvidar que en una ocasión agredió físicamente a mi hermano Juan Francisco Morales, quién de paso fue un destacado estudiante de la ETI y militante del PCV en esos tiempos; egresando de la misma como perito y técnico industrial en mecánica y siendo hoy uno de los mejores ingenieros mecánicos del mundo, especializado en el área de soldadura.

El proceso de lucha por mi reincorporación a mi trabajo de operador en la empresa la libré sin defensa alguna. Solo con los conocimientos legales que había aprendido empíricamente en mis luchas sindicales, agrarias y sociales. Debo destacar, que cuando en la Insectoría del Trabajo de La Guaira se iban a pronunciar a mi favor, ya que los directivos de la empresa no se habían presentado a ningunas de las convocatorias hechas, se le ocurrió a Fray Ávila en uno de esos momentos en visitar dicho organismo gubernamental y le fue notificada la decisión que se iba a tomar en esos instantes a favor mío.

Fray Ávila llevó la voz a la gerencia de recursos humanos en la sede de la empresa en Guanape – la Guaira, y desde allí por instrucciones de la Caracas comisionaron al jefe de recursos humanos de esa sede guaireña a que se apersonara en las oficinas de dicha oficina del Trabajo antes descrita, e hiciera el depósito de mis prestaciones sociales ante la misma.

De esa manera, yo fui liquidado y salí con unas prestaciones sociales que me fueron pagadas doble. Realmente, pasaba a otra faceta en mi vida revolucionaria, ya que quedé desempleado con una hija y un hijo a cuestas, Leiditz Ilich y Yonerlin Roquelina Morales Kienzler.

Inmediatamente, me fui trabajar en la granja Avifértiles "Petáquire" en la zona fría de Carayaca, en el área de vacunación, la cual estaba dirigida por el viejo estudiante de medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), Alfredo García.

El horario era muy desmedido para quienes trabajaban en esa área de trabajo, había que estar a las cinco de la mañana en El Almendrón de Carayaca, siendo en su mayoría mujeres quienes realizaban tan vital tarea en ese mundo avícola. Entre ellas se destacaban las decanas Guadalupe Martínez (anciana alegre y buena bailadora de joropo tuyero y aragüeño), Remigia Cedeño (hija de Martín Cedeño y nieta del arpista Manuel Cedeño), Pía Capote, Francisca Rodríguez (descendiente del general Narciso Ramírez), Juana Capote Rodríguez (descendiente del general Narciso Ramírez), entre otras y otros.

Lo extraño de Alfredo García como encargado del área de vacunación en las grajas avícolas de Avifértiles Petáquire era que él se quedaba con los 100 bolívares de cada persona que en sus labores no asistía a sus jornadas de trabajo. Me parecía esa una actitud contrarrevolucionaria y por ende de lumpen-proletario.

Y debo manifestar, que yo fui quién le consiguió el trabajo en esa granja, cuando estábamos en un acto en donde la DISIP casi hacen preso al cantautor Alí Primera en el Poliedro de Caracas, habiendo caído en esos días casi toda la dirección del Partido Marxista Leninista "Bandera Roja" (BR).

Ya que había un colombiano quién enamoraba a una hermana del afro-tarmeño Gustavo Mata Mayora. Ese hombre era médico veterinario e ingeniero agrónomo graduado en universidades de su país y constantemente viajaba a Centroamérica en funciones de trabajo. Se apellidaba Bonilla y estaba casado con una maestra de escuela del pueblo de Carayaca de apellido Oropeza.

Bonilla salió de vacaciones hacia su país en compañía de su menor hija, siendo ambos víctimas del deslave que se produjo en el pueblo de Armero en la República de Colombia. Alfredo García se convirtió en un déspota quién no hacía honor a su condición de viejo militante marxista leninista formado en el Movimiento de Izquierda revolucionaria.

Y tengo que reconocer que no me quedó más que hacer, sino atacarlo por varias vías, siendo la prensa una de las denuncias que más daños le produjo a él y a sus jefes inmediatos, entre ellos al andino Barillas.

 

 

Autor:

León Manuel Morales

Patrimonio Cultural Viviente del Edo. Vargas

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