Análisis situacional de los procesos sociales identificados en el Hospital Regional Honorio Delgado (página 2)
Enviado por Karina Belu Vera Ticona
Con el pasar de los años, una serie de crisis, sobre todo económica y de gestión administrativa fueron mermando la reconocida reputación de nuestro hospital, como un hospital de renombre en el país. Se dice, que los médicos más capacitados, y el personal más calificado laboraba en él, y que la atención a los pacientes era de primerísima calidad.
El paso del tiempo, y la "desidia" de las autoridades locales, nacionales y administrativas del propio hospital, así como de los órganos rectores (Ministerio de Salud y Gobierno Central) sumieron al hospital en una profunda crisis, observándose desabastecimiento de materiales e insumos, personal escaso en diferentes áreas, daños progresivos en la infraestructura e instalaciones, disminución de la afluencia de pacientes, y lo que es peor, se observó una disminución en la calidad de atención que se brindaba al paciente, en lo que respecta a adelantos tecnológicos y lo que es peor, en el trato humano y calido que todo enfermo espera recibir.
En la actualidad, este panorama parece estar cambiando, la actual dirección esta preocupada y motivada en devolver al hospital Regional Honorio Delgado Espinoza, la calidad científica, tecnológica, humana y estructural que le eran propias.
Recientemente, se han realizado mejoras en la infraestructura, se han ampliado y mejorado servicios como por ejemplo, la Unidad de Cuidados Intensivos, el Servicio de Otorrinolaringología, la mejora en las escaleras de acceso, se ha implementado el hospital con equipos de última generación como el tomógrafo multicortes, entre otros. Pero lo que es mejor, han un propósito de cambio en cuanto a la calidad de atención y al parecer, según opinión de algunos usuarios, parece que los esfuerzos están dando los primeros frutos.
Descripción y análisis de los procesos sociales identificados
La medicina tradicional siempre ha considerado que la salud era igual a ausencia de enfermedad, a partir de la Salud Pública, se empezó a dar más importancia a la salud y a la prevención de las enfermedades, propiciando la adquisición de estilos de vida y conductas saludables. Sin embargo, la población sigue enfermándose y son justamente las enfermedades asociadas a los malos hábitos o estilos de vida, los que se están incrementando en forma dramática. Por este motivo consideramos necesario analizar el problema desde los siguientes procesos:
a) Procesos Sociales: Muchos factores sociales hacen confluencia en el proceso salud enfermedad, y en la crisis de servicios de salud que se viven en la actualidad. Arequipa, desde hace varios años ha sido considerada polo de desarrollo, por lo tanto, el fenómeno de la migración fue muy marcado, y hasta la actualidad sigue siéndolo. Sin embargo, ante el aumento de la población, la densidad demográfica y otros, que determina también cambios en las características epidemiológicas de una sociedad, el hospital, no hizo frente a esa situación y las acciones preventivas promocionales no fueron muy tomadas en consideración.
La salud es vista como un fenómeno estrechamente ligado a las condiciones de vida de la población, que sólo puede ser explicado por medio de un enfoque integral. Los estudios acerca de los determinantes de salud en la población, han demostrado que la pertenencia a un grupo o clase social explica mejor que cualquier factor biológico la distribución de la enfermedad en la población y que el uso que se hace en el mundo contemporáneo del desarrollo de la tecnología y la atención médica no ha implicado un avance sustancial en la salud de los grupos sociales mayoritarios.
b) Procesos Culturales: La cultura determina la distribución socio – epidemiológica de las enfermedades por dos vías:
Desde un punto de vista local, la cultura moldea el comportamiento de las personas, que predisponen a la población a determinadas enfermedades.
Desde un punto de vista global, las fuerzas político – económicas y las prácticas culturales hacen que las personas actúen con el medioambiente de forma inapropiada y cuyo deterioro contribuye a la afectación de la salud.
La población tiene hábitos muy marcados en los que se refiere a:
La organización del tiempo de trabajo y el tiempo de descanso.La alimentación. Por lo general, nuestra población tiene una dieta rica en carbohidratos simples, grasas saturadas, escaso consumo de frutas y verduras y mayor proporción de proteínas (sobre todo alimentos de origen animal), que a la larga, conducen al desarrollo de problemas como el sobrepeso, obesidad, hipertensión, diabetes mellitus, entre otras.
La higiene personal. Nos llamó la atención que la mayoría de personas que fueron entrevistadas, se encontraban en mal estado de higiene, y al preguntarles acerca de su frecuencia de baño, nos señalaron que se bañaban una vez a la semana, – en algunos casos, cada quince días debido a la temporada de frío, y al costo que representa el agua.
La limpieza del hogar: Aunque señalaron que si limpiaban su casa, también manifestaron que habitaban junto a numerosos animales domésticos, (perros, gatos, cuyes, patos, pollos), los que a decir de las personas se caminan por la casa, en la cocina, por lo que podemos asumir que las condiciones de salubridad de las viviendas no deben ser las más adecuadas.
La ventilación del hogar: Al respecto, señalaron que las casas no tienen ventanas muy grandes, y que por lo general no las abren para que no "entre el frío", pero también, en muchos casos, refirieron cocinar con kerosene, o leña en el interior de la vivienda, en la que los usos de las habitaciones suele compartirse para cocina, y dormitorios.
La forma y condiciones en que nos desplazamos. Al parecer nos hemos acostumbrado a trasladarnos en unidades de transporte absolutamente inseguras, que nos obligan a subirnos y bajarnos al vuelo, a no reclamar si el chofer excede la velocidad, si realiza maniobras temerarias u otras que ponen el peligro nuestra integridad. Ante eso, las autoridades no hacen nada para mejorar esa situación y la población sigue aceptando la impunidad.
Como se ha visto, todas las actividades de nuestra vida cotidiana están condicionadas culturalmente. La cultura modela nuestras conductas homogeneizando comportamientos sociales. Los seres humanos actuamos partiendo de una determinada cultura de la salud, compartimos una serie de principios básicos saludables que nos permiten integrarnos en el sistema social más cercano. La aceptación social pasa por respetar estos principios y hacerlos visibles a los demás.
La cultura es una variable que se utiliza para explicar desigualdades en salud, pero que también explica como la cultura determina el estilo de vida de una persona y afecta a los riesgos de enfermar y morir. Fumar, beber alcohol, el tipo de alimentos y la realización de ejercicio han sido subrayadas como conductas muy directamente relacionadas con la salud y nuestra población parece no darles la importancia que merecen.
c) Procesos Económicos: El aspecto económico, consideramos que debe abordarse desde dos perspectivas a nivel de microentorno y de macroentorno. Para nadie es un secreto que las personas "pobres", aquellos de escasos recursos económicos son excluidos de los grupos sociales relevantes y desde siempre han tenido un marcado menor acceso a los servicios de salud. Son las personas menos favorecidas económicamente las que presentan mayor frecuencia de enfermedades que son las primeras causas de muerte, por ejemplo, las enfermedades respiratorias en los niños, así observamos, cada año, con la temporada de frío muchas víctimas mortales de niños que presentaron neumonía, y si hacemos una generalización y casi sin temor a equivocarnos, todos ellos son niños pobres, de escasos recursos económicos.
Por el contrario, las personas de mayores recursos, por lo general gozan de trabajos más estables, de mejores remuneraciones y de mejores condiciones de vida, que a la larga determina sus aspectos de salud y enfermedad. Es raro que un niño de clase social alta e incluso media, muera por neumonía.
En tal sentido, el nivel socioeconómico de la población representa una importante barrera en el proceso salud – enfermedad, porque modifica el patrón epidemiológico, contribuye a la adquisición de hábitos nocivos como el consumo de alcohol, en una errónea visión de que éste representa una válvula de escape a los problemas. Además, el nivel socioeconómico determina de modo directo su acceso a los servicios de salud, permite disfrutar a las personas de mayores ventajas de acceso a más y mejores adelantos tecnológicos para el diagnóstico de las enfermedades y el tratamiento de las mismas.
A nivel macroeconómico, el sostenido crecimiento económico del Perú en la última década, viene generando mayores tasas de PBI, menos inflación, mayores ingresos de divisas producto de las exportaciones y en general el comercio interno y externo; sin embargo; e presupuesto destinado al sector salud sigue siendo escaso, a pesar de que el actual gobierno puso en marcha el llamado Shock de inversiones, en su mayoría están han sido destinadas a hospitales capitalinos y en provincias son muy escasas las mejoras que se han realizado en miras a mejorar la salud de la población, sobre todo de aquellos sectores desfavorecidos económica y socialmente.
d) Procesos del entorno: Por último, aunque no menos importante, consideramos que en el proceso salud enfermedad, el entorno representa un papel fundamental en el mismo. Nuestro entorno, el medio ambiente está siendo cada vez más afectado por los altos niveles de contaminación atmosférica, la destrucción de la capa de ozono, el crecimiento industrial, la deforestación, el crecimiento desmedido del parque automotor, que en nuestra ciudad vienen determinando que Arequipa, sea considerada una de las ciudades con mayores índices de contaminación ambiental del mundo. Es fácil achacar culpa del problema a las empresas mineras como Cerro Verde, quien aparentemente y según opinión de ciertos dirigentes comunales y representantes de los frentes amplios cívicos, entre otros, tiene la culpa de los problemas de Arequipa, pero ¿quién frena la contaminación más próxima, aquella producida por los gases tóxicos emanados por los vehículos automotores de transporte público que además de estar obsoletos, contaminan todo a su paso? ¿Quien frena el arrojo y quema de basuras a las riberas del río Chili o el vertido de aguas contaminadas con residuos químicos o aguas servidas a sus aguas? ¿Quién frena el maltrato que se realiza a los pocos árboles que tiene la ciudad, cuando éstos son podados con fines decorativos que impiden su crecimiento que beneficiaría en una mayor producción de oxígeno? ¿Quién controla eficientemente el tipo y cantidad de plaguicidas que se usan en los productos agrícolas que son producidos en las pocas áreas destinadas a la agricultura que aún le quedan a Arequipa?.
Estas preguntas, por ahora no tienen respuesta en nosotros, y luego nos quejamos de porque hay tanto cáncer en la ciudad, porque ha aumentado tanto la incidencia de asma bronquial, porque está aumentando la incidencia de nacimiento de niños con malformaciones congénitas o defectos genéticos.
Conclusión
La influencia cultural que las personas o grupos recibimos es algo muy importante en nuestros estilos de vida. La cultura con sus valores y costumbres determinan de forma explícita o implícitamente valores para determinan aspectos de salud y enfermedad, lo que en un primer momento puede parecer una enfermedad, luego puede implicar aspectos de salud.
Creemos que hay mucho por hacer, cada uno de nosotros, según su profesión debe contribuir a que la salud de la población, independientemente de los diferentes y múltiples grupos culturales, sociales, la desigualdad social, el acceso a los servicios de salud, las costumbres y creencias tan arraigadas en nuestro pueblo, deben ser superadas por el entendimiento, la inteligencia, el sentido común y sobre todo por los deseos de superación personal, de grupo y de nación. Sobre todo queda mucho por hacer en lo que se refiere a la educación sanitaria de la población, el aseguramiento de servicios de salud de calidad científica – técnica y humana de primerísimo calidad y sobre todo nuestra preocupación por el medio ambiente que no se traduzca sólo en cartas a la tierra, sino en hechos concretos y observables, que redundaran en más y mejor salud para los pueblos.
Es posible afirmar que la salud es la resultante de las transformaciones económicas que ocurren en la sociedad, los cambios profundos y significativos en las ideologías políticas y religiosas, la aplicación de los adelantos científicos y tecnológicos existentes en un lugar y momento determinados y, por último de la definición individual y colectiva de las personas frente a la vida para continuar incrementando su permanencia sobre la tierra.
Ante esta complejidad teórica existe una realidad social que demanda profesionales de la salud que sean capaces de ser líderes, políticos, investigadores, administradores, gerentes, planificadores y con valores sociales definidos en el contexto de la democracia, el humanismo y la ética.
Estos profesionales de la salud tienen unos desafíos presentes y futuros de cara al nuevo milenio que se relacionan con su formación en las escuelas de salud pública que deben ajustar sus enfoques pedagógicos y los currícula para dar respuestas a las demandas que impone el desarrollo de una nueva salud pública, los adelantos en la dimensión de información, ciencia y tecnología, la puesta en práctica de la atención primaria como compromiso para alcanzar la salud para todos en el 2010, y promover innovaciones frente a los cambios producidos por la transición demográfica, epidemiológica, que repercuten en la calidad de vida.
Igualmente se deben comprometer con la sostenibilidad del ambiente, el manejo del tiempo libre, y reaccionar de pronto con un replanteamiento de los enfoques utilizados en la globalización de la economía con una toma de conciencia de las consecuencias y resultados producidos por la aceptación y aplicación de esquemas neocapitalistas o neoliberales centrados en el capital, la renta y el interés del dinero y que se encuentran muy lejos de cualquier aproximación al humanismo que debe servir de horizonte a la salud pública.
En este contexto, las instituciones docentes no pueden ser meros gestores de producción de materiales docentes, cobro de tasas, pago de honorarios y expedición de certificaciones. Para poder responder a los retos planteados es necesario, además de poner los medios que posibiliten la formación, asumir el objetivo de la mejora de la salud y entender el papel que la formación juega en su consecución; el papel actual de las instituciones docentes incluye la comprensión de los procesos, las motivaciones y los agentes implicados.
Obviamente, esta función necesita recursos, y no sólo económicos o humanos. Quizás el más necesario sea el reconocimiento institucional que proporcione la imprescindible serenidad para ejercer la tarea académica. Es posible que desde este ambiente académico se pueda contribuir a la necesaria vertebración de la disciplina a la que aludíamos al principio.
Dentro de la multiplicidad de instituciones docentes implicadas en la formación en salud, creo que las universidades juegan un papel especialmente importante: en la Universidad se sientan las bases, en la formación de pre-grado, que motivarán y orientarán hacia la salud a futuros profesionales. En la Universidad existe además el ambiente académico necesario para generar conocimiento a través de la investigación, lo que a su vez posibilita la formación en post-grado y la asesoría.
Los profesionales sanitarios a su vez, a través de las organizaciones profesionales –sociedades científicas y colegios profesionales- contribuyen a la formación de manera sustancial. Por un lado, son los profesionales quienes mejor pueden definir el perfil profesional y detectar las necesidades de formación. Son estas organizaciones quienes con más eficacia canalizan las demandas de formación y quienes pueden ayudar a identificar la oferta de contenidos. En pocas palabras, quizás el principal papel de las organizaciones profesionales sea el actuar como sensores de conocimientos y desconocimientos.
Por último, las Administraciones deben velar por la calidad y equidad del proceso, garantizando la cohesión en el Sistema Nacional de Salud, la calidad de los contenidos y, muy especialmente, en cuanto al reconocimiento de la formación en la carrera profesional de salud. Debe tenerse en cuenta que las administraciones son además las empleadoras de los profesionales de salud, por lo que este reconocimiento no se limita a dar carácter oficial a las titulaciones.
En resumen, la formación en salud, principalmente en cuanto a la salud pública se refiere, es una necesidad estratégica del Sistema Nacional de Salud. Las demandas de formación de calidad, accesible y reconocida profesionalmente proceden no sólo de los profesionales, sino del propio sistema. En la respuesta a estas demandas juegan un papel una multiplicidad de agentes e instituciones, cuya acción conjunta ofrece una oportunidad única para la mejora de la salud pública como disciplina, como profesión y como herramienta de salud de la población.
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Autor:
Karina Belú Vera Ticona
Estudiante de la maestría en Administración con mención en Gerencia en Servicios de Salud. Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez. Arequipa – Perú.
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