A continuación relacionamos otros factores causales o de riesgos del EM, que deben ser considerados:
– Agotamiento físico y mental | – Inadecuadas condiciones de trabajo | |
– Exceso de confianza | – Inadecuados métodos de trabajo | |
– Vacilación, timidez, rutina – Inadecuada información y orientación | – No actualización o cumplimiento de normas (o buenas prácticas) | |
– Fallos en la docencia | – Falta de equidad | |
– Demoras en la atención | – Errores de escritura y lectura | |
– Aplicación de nuevas tecnologías | – Inyección y vacunación no segura | |
– Fallo en la fármaco vigilancia | – Investigaciones diagnósticas no seguras | |
– Inadecuada relación médico-paciente- Transfusiones de sangre no segura | – Defectos de recursos, equipos y de organización | |
– Accidentes | – Falta de requisitos de calidad |
Se debe tener presente, que el EM se puede prevenir casuísticamente, pero es imposible impedir que surjan nuevos errores, por múltiples razones, en primer lugar porque el error es humano y, además, que obedece a múltiples causas, como ya señalamos, por tanto, su prevención constituye una tarea permanente.
Para asimilar el error médico a la falta médica es imprescindible conocer el significado jurídico de la falta médica. El médico suele considerar que ha cometido un error cuando se ha equivocado en un diagnóstico, en un tratamiento, en el pronóstico aportado, y considera que no ha tenido buenos resultados cuando en el paciente han aparecido determinadas complicaciones inherentes al acto médico. Todas estas situaciones descritas en modo alguno implican que el médico haya cometido una falta médica o una causa de responsabilidad profesional, porque el proceder médico puede haber sido totalmente correcto con el cumplimiento de todas sus obligaciones de medios y haber dado lugar a un diagnóstico equivocado o a una pauta terapéutica de efectos negativos para el paciente, etc. Ello es debido a que en nuestra profesión el acto médico y, por tanto, la relación médico-paciente, no exige al médico el obtener la curación, el diagnóstico correcto, etc., porque la medicina nunca puede garantizar los resultados de su intervención (16). Jurídicamente, el error médico es causa de responsabilidad profesional o es falta médica cuando el clínico no tiene el debido cuidado con el cumplimiento de las obligaciones que entraña el acto realizado sobre el paciente (17). Son muchos los deberes que genera la labor asistencial del médico respecto al paciente, pero todos ellos quedan resumidos y concentrados en lo que se denomina la lex artis ad hoc o «buena praxis médica». Por lex artis ad hoc se entiende poner a disposición del paciente todo el conjunto de medios y conocimientos necesarios, de acuerdo con la ciencia médica del momento, teniendo en cuenta todas las circunstancias que intervinieron cuando se realizó el acto médico, y el cumplimiento de otros deberes médicos como son, fundamentalmente, la información, el consentimiento y el secreto profesional (16, 18-20). De este concepto hay que resaltar que nunca se puede valorar la conducta médica y una supuesta falta médica fuera de contexto, sin conocer todas las circunstancias que confluyeron en el momento de prestar la asistencia.
Pensemos en la importancia que tiene esta consideración: una conducta médica valorada de forma aislada puede suponer que todos pensemos que efectivamente el médico incumplió con su deber de cuidado, en su obligación de aportar medios y conocimientos al paciente, y que cometió una falta médica, pero cuando se conocen en profundidad todas las circunstancias relacionadas con la asistencia médica prestada (naturaleza del acto médico cuestionado, con sus características, riesgos, beneficios, posibles complicaciones, las personas que intervinieron con su experiencia profesional y las condiciones laborales en las que se encontraban, la urgencia con la que prestó la asistencia, el lugar donde se prestó la asistencia, los medios técnicos disponibles, las características individuales del paciente que modificaron su capacidad de respuesta y evolución esperada, y todos los hechos que confluyeron en aquel momento, como listas de espera, saturación de pacientes en urgencias, paciente que inicialmente no se quiso intervenir y demoró la intervención a un momento menos propicio, etc.), la valoración de la conducta médica considerada inicialmente como falta médica puede variar radicalmente y puede hacer que la mayor parte de los médicos que realizan habitualmente dicho acto médico consideren que el clínico demandado actuó correctamente porque no se podía proceder de otra manera y se prestó la asistencia adecuada de acuerdo con las circunstancias. Éstas son las bases en las que la justicia se apoya para determinar la existencia de falta médica o causa de responsabilidad profesional.
Un error médico es el resultado de un daño no intencional o complicación que es causado por una intervención médica durante el proceso de una enfermedad (21). Entendiéndose por intervención médica a aquella atención realizada por el personal de salud que tiene acceso autorizado para realizar procedimientos sobre el paciente.
Un indicador importante de la seguridad del paciente es el índice de errores médicos ocurridos en hospitales. Los efectos indeseables derivados de la prestación de atención de salud son, en muchos casos, causa de enfermedad, traumatismos o muerte. Los estudios realizados en varios países ponen de manifiesto un índice de errores médicos que varía entre el 3,5 % y el 16,6 % del número de pacientes hospitalizados (22). Los errores médicos abarcan todos los efectos nocivos que pueden derivarse de la gestión médica, e incidir sobre los pacientes y sus familiares. Los errores médicos en los cuidados de salud pueden causar enfermedad, lesiones, discapacidad y hasta la muerte, y ocurren en uno de cada 10 pacientes internados. Son en su mayoría daños prevenibles. La verdadera incidencia de los errores médicos es muy difícil de conocer por varias razones. En primer lugar, hay una tendencia natural por parte del personal médico y paramédico al ocultamiento, principalmente debido al temor de sanciones o demandas (23). Hay toda una cultura para favorecer que los errores pasen inadvertidos (24), por otro lado no existen sistemas de información que permitan detectar la ocurrencia de estos (25).
Los errores más frecuentes son:
Mal uso de la relación médico-paciente: Los errores médicos producidos por relación deficiente médico-paciente pueden deberse a la subvaloración de este aspecto por parte del facultativo, a su desconocimiento de los factores psicológicos básicos de la relación o a la inseguridad y la angustia que surge ante la enfermedad del paciente o ante situaciones humanas extraprofesionales que el médico desplaza sobre sus enfermos.
Mal uso del interrogatorio: De forma intuitiva, el paciente valora, de acuerdo con las preguntas que se le formulan, el grado de interés mostrado por el médico sobre su problema. El interrogatorio puede ser deficiente: por su brevedad, ya que se percibe como manifestación de apuro; por indiscreto, apreciación del paciente cuando las preguntas no tienen una relación clara con su problema; por inducir síntomas, sobre todo en pacientes muy sugestionables; por utilización de términos que el paciente no conoce, deficiencia productora de grandes dificultades de comunicación; y por mala sistematización, error que causa serias dudas sobre la capacidad del médico, en pacientes con alto desarrollo cultural. El interrogatorio mal encausado expresa que el médico no se ha preocupado por escrutar qué espera de él su paciente y a qué nivel lo espera.
Mal empleo del examen físico: El examen físico puede ser deficiente por iguales causas que las señaladas en el interrogatorio, pero sus fallas son más significativas para el paciente, ya que valora este aspecto del trabajo médico como el más importante. La causa más frecuente de error médico por deficiencias en el examen físico es la subvaloración que realizan los médicos como efecto reforzador de la terapéutica de un examen físico que satisfaga al paciente.
Mal uso de los exámenes complementarios: El médico, en ocasiones, crea notable angustia cuando comenta sus dudas sobre los exámenes complementarios delante del paciente, o cuando los repite sin necesidad o sin una explicación adecuada.
Mal uso de la información: Información omitida o insuficiente, información excesiva, información angustiante, información técnica, utilización de términos con significados populares de mal pronóstico, informaciones contradictorias, falta de discreción con la información y descuidos en la programación de informaciones masivas, entre otras.
Uso deficiente de las prescripciones: El conocido chiste médico de las 203 aplicaciones, por la interpretación deformada de 2 ó 3 aplicaciones, sirve como ejemplo de la potencialidad iatrogénica de las prescripciones. Los métodos transmitidos en forma verbal, los escritos con letras ilegibles y, sobre todo, aquellos donde se utilizan diversos fármacos (26).
La práctica médica ha determinado ser totalmente positivista, considerando al hombre como un ser puramente biológico, desconociendo su esencia social presente en el proceso salud-enfermedad. Como menciona Pérez, atendiendo a los postulados de esta doctrina, la práctica médica se orienta a superar las alteraciones de la salud del individuo, es decir la enfermedad. El punto de partida de cualquier análisis es solamente, el análisis de la enfermedad. Los errores médicos en la práctica médica abordados desde este punto de vista circunscriben al paciente al ámbito individual y únicamente biológico, se olvida así, al hombre como ser social y el marcado carácter humano que debe prevalecer en la atención médica que se sustenta en los principios de la ética médica (27).
"De todos es errar, solo del necio perseverar en el error", dijo Cicerón en una de sus filípicas. "Humano es errar, perseverar voluntariamente en el error es diabólico", dijo por su parte "San Agustín en uno de sus sermones. "De los hombres es errar y bestial es porfiar", escribió Fernando de Rojas en la "Celestina". Vemos pues que el error se le califica como de todos, humano o de los hombres; pero a su persistencia ya se la considera como cosa de necios, diabólica o bestial. Ahí radica parte del "dilema del error". Todo el mundo lo acepta… pero por una vez. Y como en un caso individual es difícil saber si se trata de la primera o la quinta ocasión, en la practica todo error es visto y juzgado ominosamente y casi todo el mundo rechaza en principio reconocerlos.
No nos engañemos. Hay un cierto problema que induce a no reconocerlos. "en este mundo los errores se expían como si fuesen crímenes", escribió con razón el escritor español Palacios Valdés.
Establecidas estas ideas y ajustándonos a un terreno mas práctico, es evidente que no todos los errores que el medico comete le cuestan la vida a los enfermos. Es mas, la inmensa mayoría de los errores que se cometen son subsanables y transcurren sin consecuencias siquiera graves. Solo son punibles la negligencia, la irresponsabilidad, y en condiciones muy individualizadas, la ignorancia. Hay médicos en formación que pueden cometer errores por desconocer cosas que no son permisibles que desconozca un especialista. Esto sería muy importante que lo apreciaran así las estructuras administrativas, porque de lo contrario lo único que se hace es estimular la doblez, el ocultamiento y la cobardía.
No existe médico que no se haya equivocado alguna vez y difícilmente otra cosa enseñe tanto como la buena digestión de los errores. Un buen médico, humano y profesional, puede llegar a olvidar sus diagnósticos brillantes, pero difícilmente logrará borrar del recuerdo, aquellos de sus errores que le costaron la vida a un enfermo o lo pusieron en grave riesgo, y casi seguro que no vuelva a cometerlo.
El reconocimiento del error debería de ser una virtud del científico honrado. Los errores deben ser reconocidos de manera franca, abierta y sincera, como un fenómeno normal.
"En el desarrollo de la mente humana, dijo Luciani, un error fértil es de muchísimo valor que un acierto estéril". Esa es la enseñanza principal que debemos de extraer de ellos y que debe motivarnos a su reconocimiento (28).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
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25. Organización Mundial de la Salud Calidad de la atención: seguridad del paciente. 55ª Asamblea Mundial de la Salud. Resolución A55/13 2002 Marzo pág. 1 [citado 2004 Nov 30]. Disponible en: http://www.who.int/gb/ebwha/pdf_files/WHA55/pdf
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27. Pérez A. Ética Médica, Bioética y Axiología, su importancia para el estudio del pensamiento social médico contemporáneo en América Latina. IX Simposio Internacional de Pensamiento Filosófico Latinoamericano [citado 2004 Nov 2004]. Disponible en: http://www.filosofia.cu/cpl/ix_simposio/
28. Moreno Rodríguez MA. El método clínico. La Habana Hospital Finlay 1998.
Autor:
Dra. Birsy Suárez Rivero.
Especialista de primer grado en medicina interna.
Profesor auxiliar.
Dra. Alujy Suárez Rivero.
Especialista de primer grado en medicina general integral.
Instructor.
Dr. Alain Rosell Suárez.
Estudiante de 6to año de medicina.
Hospital Militar Central Dr. Carlos J. Finlay
Ciudad Habana. Cuba.
2009.
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