Descargar

Antología Libertaria (página 3)

Enviado por hcetinamx


Partes: 1, 2, 3

La clase capitalista, bajo cualquier forma de gobierno puede vivir a sus anchas, porque tienen los medios materiales que la ponen en una situación ventajosa respecto de los que nada tienen, esto es, de los trabajadores, gozando por lo mismo de una gran independencia y de una gran libertad, pues no solamente pueden satisfacer sus necesidades, sin depender de nadie, sino que, además tiene en su apoyo el mecanismo gubernamental que de ella depende, el cual tiene leyes, tiene jueces, tiene polizontes, tiene soldados y tiene presidios, en fin tiene todos los medios para garantizar a los ricos el pacífico y libre disfrute de su riqueza.

La clase pobre, en virtud de encontrarse la riqueza acaparada por los ricos, se ve forzada a depender de estos. Si el pobre quiere trabajar la tierra, tiene que alquilarse por un determinado precio que se llama salario y que representa una ínfima parte de lo que producen sus brazos.

Si el trabajador quiere trabajar en una fábrica, en una mina, en un barco, en un ferrocarril, en la construcción de una casa o en cualquier otra tarea, tiene igualmente que alquilar sus brazos para recibir el salario, que representa siempre una mínima parte de los que produce. Se ha calculado que los patrones pagan solamente una décima parte del valor producido por el trabajo del obrero, y en México la proporción es todavía grande, pues sabido es que los salarios en nuestro país son una verdadera limosna. Las nueve décimas partes de lo que produce el trabajador pasan a los bolsillos del patrón, como ganancia. A pesar de que este no se ha fatigado para producir como se fatiga el trabajador. Esa ganancia, naturalmente, está sancionada por la ley, como lo he dicho muchas veces, ha sido hecha, como todas las leyes, por la clase capitalista, que por supuesto, tiene que hacer leyes que beneficien a su clase y protejan la explotación que ejercen los amos. Esas leyes son las que imperan en todas partes, en todos los países llamados civilizados, desde los regidos por monarcas absolutos, hasta los gobernados por presidentes constitucionales como los Estados Unidos y Suiza, que tienen fama de ser "libres", "Repúblicas Modelos".

El trabajador, pues, es esclavo en todas partes. Esclavo en Rusia, esclavo en Estados Unidos, esclavo en México, esclavo en Turquía, esclavo en Francia, esclavo dondequiera. Las famosas libertades políticas que el maderismo quiere conquistar, como la libertad electoral, la de reunión, la de pensar, no son sino verdaderas engañifas con que se desvía al proletariado de su misión sagrada: la libertad económica.

Sin libertad económica,

no se puede gozar de libertad política.

Hay países como Rusia, por ejemplo, donde no hay libertad política, y sin embargo el trabajador es tan desgraciado ahí, como en Estados Unidos, país que se pavonea de ser libre. En las calles de San Petersburgo, de Moscú y de Odesa se ven circulare los mismo andrajos, las mismas caras pálidas que en las calles de New York o Chicago, lo que quiere decir que en Rusia, país bárbaro y oprimido, existe el mismo problema, la misma cuestión social que en los Estados Unidos, país que se jacta de ser civilizado y libre.

En el Canadá, a pesar de que no existe ley que garantice a todos el derecho de vivir, esto es, donde no hay lo que se llama sufragio universal, pues en ese país sólo tienen derecho a votar, los que tienen bienes de fortuna, el trabajador vive con más desahogo, que en los Estados Unidos donde existe en sufragio universal, esto es, el derecho que tienen todos los hombres llegados a cierta edad a elegir gobernantes.

Esto prueba que no es el voto, no es el derecho de pensar, ni de reunión, ni de ninguna otra clase de facultades políticas que dan las leyes, lo que da de comer al trabajador. El derecho de votar es un sarcasmo. Aquí en los Estado Unidos, tenemos la prueba de ello. El pueblo de esta nación ha tenido siempre el derecho a votar, y sin embargo, las miserables barriadas de New York, de Chicago, de San Luis, de Filadelfia y de todas las grandes ciudades norteamericana, son testigos elocuentes de la ineficacia del voto para hacer la felicidad de los pueblos. En esas barriadas, cientos de miles de personas se pudren física y moralmente en covachas infectas y en toda la nación, toda las mañanas, cuatro millones de seres humanos sales de esas mansiones de la sangre y del hambre a buscar trabajo, para poder volver a las covachas, con un mendrugo de pan para la mujer y para los hijos, pero como no encuentran trabajo, regresan con las manos vacías y apretándose el estómago, para reanudar al día siguiente la penosa peregrinación en busca de amos a quienes alquilar sus brazos, llegado el tiempo de las elecciones, esos hambrientos se apresuran a firmar una boleta electoral para encumbrar a otro gobernante que les continué apretando el pescuezo.

Si tenemos este ejemplo a la vista

¡Por qué hemos de empeñarnos en conquistar una

facultad ilusoria como es la de votar?

¿Por qué no mejor dedicar todas nuestra energías a la conquista de la tierra, la tierra que es fuente de todas las riquezas que, en manos del pueblo aseguraría a todos la vida, les daría por lo mismo, la independencia económica, y como consecuencia de eso, la verdadera libertad?

Bienes materiales es lo que necesita el pueblo para poder ser libre. Que tome el pueblo posesión del a tierra y de los instrumentos de trabajo, es lo que quiere el Partido Liberal. Cuando el pueblo sea dueño de la tierra, caerá en sus manos por la fuerza misma de las circunstancias.

¿Es locura esto? Así aseguran a los cobardes, los ignorantes y los que tienen empeño en que continúe el actual sistema de explotación a la clase trabajadora. Todos aquellos que tienen deseos de ocupar puestos públicos grandes o chicos, todos aquellos que quieren vivir a expensas de los demás, desean que Madero triunfe; pero el pueblo trabajador sensato, el que no cuenta con más capital, que son sus manos encallecidas en las duras labores a que los sujetan los burgueses, los trabajadores que han sabido entender lo que REGENERACIÓN les enseña, esos no pueden seguir a Madero, seguir a los que hacen de la política su modo de vivir, sino que están dispuestos a continuar la lucha de clases, la lucha contra el capitalismo hasta hacerlo morder el polvo,

Hay dos clases sociales: la que explota y la explotada. La que explota tiene interés en que Madero éste en el poder para continuar explotando. La clase explotada, por su parte, tiene interés en que la tierra sea para todos, en que no haya amos, en que no haya miseria.

Compañeros, seguid la bandera del Partido

Liberal que tiene este lema:

Tierra y Libertad.

18 de Marzo de 1911

EL DERECHO DE PROPIEDAD

Entre todos los absurdos que la humanidad venera, éste es uno de los más grandes y es uno de los venerados.

El derecho de propiedad es antiquísimo, tan antiguo como la estupidez y la ceguera de los hombres; pero la sola antigüedad de un derecho no puede darle el "derecho" de sobrevivir. Si es un derecho absoluto, hay que acabar con él, no importando que haya nacido cuando la humanidad cubría su desnudez con pieles de animales.

El derecho de propiedad, es un derecho absurdo porque tuvo origen en el crimen, el fraude, el abuso de la fuerza. En un principio no existía el derecho de propiedad territorial de un solo individuo. Las tierras eran trabajadas en común, los bosques surtían de leña a los hogares de todos, las cosechas se repartían entre los miembros de la comunidad, según sus necesidades. Ejemplos de esas naturalezas pueden verse todavía en algunas tribus primitivas y aun en México floreció esta costumbre entre comunidades indígenas, desde la época de la dominación española, y vivió hasta hace relativamente pocos años, siendo la causa de la guerra del yaqui en Sonora y de los mayas en Yucatán, el acto atentatorio de despotismo de arrebatarles las tierras a esas tribus indígenas, tierras que cultivaban en común desde hace siglos.

El derecho de propiedad territorial de un solo individuo, nació con el atentado del primer ambicioso que llevó la guerra a una tribu vecina para someterla a la servidumbre, quedando las tierras que esa tribu cultivaba en común en poder del conquistador y sus capitanes.

Así por medio de la violencia, por medio del abuso de la fuerza, nació la propiedad territorial privada.

El agio, el fraude. El robo más o menos legal, pero de todos modos robo, son toros tantos orígenes de la propiedad territorial privada.

Después una vez tomadas las tierras por los primeros ladrones, hicieron leyes ellos mismos para defender lo que ellos llamaron y llaman aún en este siglo sus "derechos", esto es la facultad que ellos mismos se dieron de usar las tierras que habían robado y disfrutar del producto de ellas, sin que nadie les molestase. Hay que fijarse bien que no fueron los despojados los que dieron a esos ladrones el derecho de propiedad de la tierra; no fue el pueblo de ningún país, quien les dio la facultad de apropiarse de ese bien natural, al que todos los seres humanos tenemos derecho. Fueron los ladrones mismos quienes, amparados por la fuerza, escribieron la ley que debería proteger sus crímenes y tener a raya a los despojados de posibles reivindicaciones.

Este llamado derecho, se ha venido transmitiendo de padres a hijos por medio de la herencia, con lo que el bien, que debería ser común, ha quedado a la disposición de una casta social solamente, con notorio perjuicio del resto de la humanidad, cuyos miembros vinieron a la vida cuando ya las tierras estaban repartidas entre unos cuantos haraganes.

El origen de la propiedad territorial ha sido una violencia, por la violencia se sostiene aun; pues si algún hombre quiere usar un pedazo de tierra sin el consentimiento del llamado "dueño" , tiene que ir a la cárcel, custodiado precisamente por los esbirros que están mantenidos, no por los dueños de la tierra, sino por el pueblo trabajador, pues aunque las contribuciones salen aparentemente de los cofres de los ricos, éstos se dan buena maña para reembolsarse el dinero, pagando salarios de hambre a los obreros o vendiéndoles los artículos de primera necesidad a alto precio. Así, pues, el pueblo, con su trabajo sostiene a los esbirros que le privan de tomar lo que le pertenece.

Y si este es el origen de la propiedad privada territorial, si el derecho de propiedad no es sino la consagración legal del crimen ¡por qué levantar los brazos al cielo, cuando se sabe que el Partido Liberal Mexicano trabaja por expropiar las tierras que acaparan los ricos- esto es, los descendientes de los ladrones que se apropiaron por medio del crimen- para entregar a su dueño natural, que es el pueblo, esto es, los habitantes de todo México?

Algunos maderistas simpatizan con la idea de entregar al pueblo la tierra; pero, conservadores al fin, quieren que el acto revista una solemnidad legal, esto es, quieren que el Congreso decrete la expropiación. He escrito mucho sobre la materia, y me admira que haya todavía quienes puedan entender lo que he dicho, pues no tengo la pretensión de que hablo con entera claridad. "Ningún Congreso, he dicho, se atreverá a decretar la expropiación de la tierra, porque a los bancos del Congreso no van a ir los trabajadores, sino sus amos; no van a ir los ignorantes y los pobres, sino los intelectuales y los ricos".

Es decir: en el Congreso tendrán representación las llamadas clases directoras; los ricos, los literatos, los hombres de ciencia, los profesionistas; pero no se permitirá que se cuele ahí a ningún trabajador de pico y pala, a ningún peón, a ningún obrero, y si, por un verdadero milagro, logra franquear el umbral del recinto de la leyes algún trabajador, ¿cómo podría hacer preponderar sus ideas, si le faltan los conocimientos científicos que la burguesía posee en abundancia? Pero podría decirse que el pueblo trabajador enviaría a personas competentes al Congreso para que lo representen. En todo el mundo están desprestigiados los llamados representantes del Trabajo en los parlamentos. Son burgueses como cualquier otro representante. ¿Qué han hecho los representantes obreros del pueblo inglés en la Cámara de los Comunes? ¿Qué ventajas objetivas han tenido los representantes obreros en el Parlamento Francés? En el parlamento alemán hay un gran número crecido de representantes obreros que se sientan en sus bancos, y sin embargo, el problema del hambre está en Austria-Hungría sin resolver como en cualquier otro país que no hay representantes del trabajo en el Congreso.

Hay, pues que desengañarse. La expropiación de la tierra de las manos de los ricos, debe hacerse efectiva durante la presente insurrección. Los liberales no cometeremos un crimen entregando la tierra al pueblo trabajador, porque es de él del pueblo; es la tierra que habitaron y que regaron con su sudor sus más lejanos antecesores; la tierra que los gachupines robaron por la fuerza a nuestros padres indios; la tierra que sus gachupines dieron por medio de la herencia a sus descendientes, que son los que actualmente la poseen. Esa tierra es de todos los mexicanos por derecho natural. Algunos la han de haber comprado; pero ¿de dónde sacaron el dinero para hacer la compra sino del trabajo de lo peones y obreros mexicanos? Otros tomarían esas tierras denunciándolas como baldías; pero, si eran baldías, pertenecían al pueblo, y nadie tenía derecho de darlas al que ofreciera unos cuantos pesos por ella. Otros han de haber adquirido la tierra aprovechándose de su amistad con los hombres del gobierno, para obtenerlas sin que les costase un solo centavo si era baldía, o por medio de chanchullos judiciales si pertenecía a algún enemigo de la Dictadura, o a alguna persona sin influencia y sin dinero. Otros más han adquirido la tierra haciendo préstamos a rédito subidísimo a los rancheros en pequeño, que se vieron al fin obligados a dejar la tierra en manos de los matatías, impotentes de pagar las deudas.

Compañeros: todos los que tenéis la convicción de que el acto que va a ejecutar el Partido Liberal es humanitario, procurad convencer a los que todavía adoran al Capital y veneran el llamado derecho de propiedad; de que el Partido Liberal está en lo justo, de que su obra será obra de la justicia, y que el pueblo mexicano será verdaderamente grande cuando pueda disfrutar, sin obstáculos, de la Tierra y Libertad.

(de Regeneración)

Humberto Escobedo

(recopilador)

Partes: 1, 2, 3
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente