La mayoría de los casos tienen posibilidades de rehabilitación teniendo en cuenta la magnitud del daño cerebral, la edad del niño, el grado de retraso mental, ataques epilépticos y otros problemas que puedan estar asociados. El aspecto motor puede ser modificado de manera favorable si el tratamiento comienza en edades tempranas evitando retrasar aun más la adquisición y el aprendizaje de determinadas conductas motrices.
La rehabilitación pudiera considerarse como un conjunto de tratamientos mediante los cuales una persona incapacitada se coloca mental, física, ocupacional y laboralmente en condiciones que posibilitan un desenvolvimiento lo más cercano posible al de una persona normal dentro de su medio social.
Manifestaciones y Caracterización de la Parálisis Cerebral
En forma general, la dificultad o incluso la falta de control de algunos o todos los movimientos es la manifestación más primordial de este trastorno. Es frecuente también encontrar una alteración del tono muscular, y puede aparecer una hipotonía, una hipertonía, o la combinación, o la combinación de ambas (Batsaw, 1997; Dorman y Pellegrino, 1998).
Los sujetos afectados de parálisis cerebral necesitan ayuda para la mayoría de las tareas diarias, además de la dependencia implícita y la imposibilidad de un desarrollo completo de la autonomía funcional.
Hemos de hacer referencia también a la alta variabilidad de casos, que va de la afectación de todo el cuerpo a las dificultades para hablar, caminar o para usar las manos, la incapacidad de sentarse sin apoyo, etc.
Para ser más precisos, tenemos que considerar la posibilidad de los siguientes grupos de manifestaciones: movimientos lentos, torpes o vacilantes, rigidez, flojedad, espasmos musculares, debilidad, movimientos involuntarios, etc. Es frecuente, por ejemplo, que el inicio de un movimiento a menudo desemboque en otro desplazamiento no previsto o acción involuntaria, por lo que se desarrollan patrones de movimientos diferentes a las de personas normales.
Otras posibles manifestaciones presentes en la parálisis cerebral pueden relacionarse con el área perceptiva y sensorial. En este sentido, podemos distinguir: dificultades visuales, como por ejemplo el estrabismo, entre otras; auditivas, presentes sobre todo en la parálisis de tipo atetoide, y perceptivas, en sentido amplio, como por ejemplo, para el cálculo de distancias, para el desarrollo del pensamiento espacial, etc.
Además, los sujetos con parálisis cerebral presentan frecuentemente trastorno del lenguaje, fundamentalmente debido a las dificultades en el control de la musculatura implicada en la fonación.
Cabe señalar también, de modo general, que puede haber dificultades de aprendizaje en cualquier área relativa a los procesos de enseñanza – aprendizaje.
Por último, puede también presentarse algún grado de deficiencia mental, que, teniendo en cuenta los problemas asociados ya comentados en relación con el lenguaje y con la apariencia física y motora, puede ser sobremagnificada. Para algunos autores (Fernando Castillo, 2001b), alrededor del 35 por 100 de los niños con parálisis cerebral presentan una inteligencia normal. En cualquier caso, la delimitación y el establecimiento de cualquier déficit psicológico o comportamental asociado, resultan de gran complejidad y habrán de llevarse a cabo con sumo cuidado.
Causas de la Parálisis Cerebral
Las causas se clasifican de acuerdo a la etapa en que ha ocurrido el daño a ese cerebro que se esta formando, creciendo y desarrollando. Se clasificarán como causas prenatales, perinatales o postnatales.
Las lesiones que provocan Parálisis Cerebral suceden durante la gestación, durante el parto o durante los primeros años de vida.
Las causas pueden ser:
Una infección intrauterina, como por ejemplo la rubéola, sobre todo si ocurre durante las primeras semanas del embarazo.
Una dificultad antes del nacimiento, quizás debida a que el bebé tiene problemas para respirar adecuadamente. Por ejemplo, cuando se produce enrollamiento del cordón umbilical en el cuello.
Un hematoma cerebral o una hemorragia intraventricular que se pueden producir en el bebé antes del nacimiento.
El cerebro del bebé sufre una malformación sin un motivo aparente.
Un trastorno genético que se puede heredar aunque los padres estén completamente sanos.
Por causa de una incorrecta asistencia durante el parto.
Por el nacimiento muy prematuro del bebé.
Por otras causas como infecciones del cerebro (meningitis), accidentes (ahogamientos), etc., que suceden en los primeros años de vida.
Causas prenatales:
Anoxia prenatal. (circulares al cuello, patologías placentarias o del cordón).
Hemorragia cerebral prenatal.
Infección prenatal. (toxoplasmosis, rubéola, etc.).
Factor Rh (incompatibilidad madre-feto).
Exposición a radiaciones.
Ingestión de drogas o tóxicos durante el embarazo.
Desnutrición materna (anemia).
Amenaza de aborto.
Tomar medicamentos contraindicados por el médico.
Madre añosa o demasiado joven.
Causas perinatales:
Son las más conocidas y de mayor incidencia, afecta al 90 % de los casos.
Prematuridad.
Bajo peso al nacer.
Hipoxia perinatal.
Trauma físico directo durante el parto.
Mal uso y aplicación de instrumentos (fórceps).
Placenta previa o desprendimiento.
Parto prolongado y/o difícil.
Presentación pelviana con retención de cabeza.
Asfixia por circulares al cuello (anoxia).
Cianosis al nacer.
Broncoaspiración.
Causas postnatales:
Traumatismos craneales.
Infecciones (meningitis, meningoencefalitis, etc.).
Intoxicaciones (plomo, arsénico).
Accidentes vasculares.
Epilepsia.
Fiebres altas con convulsiones.
Accidentes por descargas eléctricas.
Encefalopatía por anoxia.
Clasificación de las parálisis cerebrales
Cabría considerar diversos criterios, de entre los cuales elegiremos tres que, si bien nos parecen los más operativos, quizá presenten cierto solapamiento. El primero sería la sintomatología básica. El segundo tomaría en consideración las áreas corporales del sujeto con afectación motora, y el tercero haría referencia al tipo de alteración del tono muscular y la ubicación de la lesión en el encéfalo (Batshaw, 1997).
Entre las manifestaciones más importantes o sintomatología, podremos diferenciar entre espasticidad, o excesivo incremento del tono muscular, atetosis, dificultad para el control y la coordinación de movimientos voluntarios, y ataxia, o dificultad para medir la fuerza, la distancia y dirección de los movimientos, que tenderán a ser lentos y torpes.
Si consideramos la eventual afectación de diferentes miembros o partes del cuerpo, distinguiremos entre:
Monoplejía, Hemiplejía, Diplejía, Paraplejía, Triplejía y Tetraplejía
Diplejía : cuando la afectación se ubica en ambas extremidades inferiores y de forma incompleta en los brazos.
Por último podríamos considerar un tercer tipo de clasificación, similar a la primera, en la que otorgamos relevancia como criterio delimitador a la circunstancial "alteración del tono muscular". Según esta pauta, tendríamos, en primer lugar:
La parálisis espásticas : por la cual se produce una rigidez muscular característica y la lesión originaria se localiza en la corteza cerebral afectando a los centros motores. Este tipo supondría en torno a un 75 por 100 de los casos. En segundo lugar, estaría:
la parálisis atetoide, la parálisis atáxica.
Parálisis cerebral espástica
Espasticidad significa rigidez; las personas que tienen esta clase de Parálisis Cerebral encuentran mucha dificultad para controlar algunos o todos sus músculos, que tienden a estirarse y debilitarse, y que a menudo son los que sostienen sus brazos, sus piernas o su cabeza.
La Parálisis Cerebral espástica se produce normalmente cuando las células nerviosas de la capa externa del cerebro o corteza, no funcionan correctamente.
Cuando hay afectación de la corteza motora o vías subcorticales intracerebrales, principalmente vía piramidal (es la forma clínica más frecuente de parálisis cerebral). Su principal característica es la hipertonía, que puede ser tanto espasticidad como rigidez. Se reconoce mediante una resistencia continua o plástica a un estiramiento pasivo en toda la extensión del movimiento.
¿Qué trastornos tienen relación con la parálisis cerebral?
Retraso mental: Dos tercios del total de los pacientes. Es lo más frecuente en niños con cuadriplejía espástica.
Problemas de aprendizaje
Anormalidades oftalmológicas (estrabismo, ambliopía, nistagmo, errores de refracción)
Déficit auditivos
Trastornos de comunicación
Ataques convulsivos: una tercera parte del total de los pacientes; se observa con más frecuencia en niños con Hemiplejía espástica.
Deficiencia del desarrollo
Problemas de alimentación
Reflujo gastroesofágico
Problemas emocionales y de comportamiento (en especial, déficit de atención con hiperactividad, depresión).
Los niños que tienen Parálisis Cerebral no pueden controlar algunos o todos sus movimientos.
Unos pueden estar muy afectados en todo su cuerpo, otros pueden tener dificultades para hablar, caminar o para usar sus manos. Otros serán incapaces de sentarse sin apoyo, necesitarán ayuda para la mayoría de las tareas diarias.
Manifestaciones evolutivas de la Parálisis Cerebral
Hacia los tres meses de edad puede evidenciarse en el niño, ciertos fracasos o carencias en relación con su desarrollo afectivo. Pueden ser signos de alerta la falta de empatía social, un déficit en la persecución ocular de objetos en movimiento, dificultades de coordinación oculomotriz, etc. También pueden ser aspectos problemáticos a estas edades una cierta incapacidad para mantener la cabeza derecha. Resulta imprescindible llevar a cabo un análisis de reflejos en el recién nacido con objeto de detectar alteraciones (reflejo del moro, presión palmar y plantar, marcha automática, etc.).
Y, por último, y entre otras cuestiones, la presencia de posturas anormales o de un tono muscular inapropiado pueden alertarnos también sobre el inicio de la parálisis cerebral y, en cualquier caso, aconsejar llevar a cabo evaluaciones pertinentes y un proceso de diagnóstico más cuidadoso.
En torno a los seis meses de edad, la alteración del tono muscular puede ya ser palpable y denotar la presencia de alteraciones o daños en estructuras cerebrales específicas. Algunos ejemplos pueden ser hipertonía o hipotonía (en el cuello, tronco, etc.), de forma aislada o en combinación. Otro signo de alerta puede ser la persistencia todavía en estas edades de los reflejos primarios normales en recién nacidos. En algunos casos puede ser también llamativa la presencia de una asimetría en el tono muscular o la observación de reacciones diferentes del tono muscular ante movimientos voluntarios o involuntarios, o con predominancia hemilateral o de ciertos miembros. Se han observado también frecuentemente llamativas dificultades para mantener la posición de sentado, e incluso la incapacidad o la dificultad para la presión de objetos de forma voluntaria.
A los nueve meses de edad la aparición de lenguaje primario es patente en niños normales y puede ser un ámbito donde se observen problemas en niños con parálisis cerebral. La pronunciación de palabras puede no darse o presentar déficits en comparación con niños normales. Además, habrá que prestar atención a la persistencia de hipotonía, sobre todo en zona abdominal y en el tronco, y la imposibilidad de mantenerse sentado. Podrán también ser llamativas una cierta dificultad o incapacidad para la presión o la manipulación de objetos. La aparición de espasticidad en las piernas también puede ser un signo que llamará la atención, al igual que la persistencia de asimetrías en el tono, en los movimientos reflejos, etc.
En torno al año de vida puede ser característica asociada a la parálisis cerebral la persistencia de las manifestaciones comentadas con anterioridad. Será también un aspecto importante la dificultad o la ausencia de bipedestación. El niño no podrá aprender a andar, y si desarrolla esta habilidad motora gruesa, será con evidentes dificultades. Además, puede estar presente un conjunto más o menos llamativo de movimientos involuntarios altamente disruptivos, así como la presencia de reflejos anormales, entre otras manifestaciones generales y básicas.
La aparición de este juego de manifestaciones a lo largo del primer año de vida puede evidenciar la existencia de algún problema neurológico que, dada la inmadurez aludida del sistema nervioso central, configure un cuadro de parálisis cerebral sobre el que habrá de iniciarse una intervención lo más temprana posible.
Principios de tratamiento
En el proceso de rehabilitación se deben tener en cuenta determinados factores para el cumplimiento de los objetivos. Dentro de estos encontramos los principios básicos de la rehabilitación.
Prevenir la deprivación sensorial.
Promover la participación activa.
Repetir con y sin variaciones.
Lograr que se comprenda la utilidad.
Lograr la plena motivación.
"Forzar" el proceso.
Seguir la ley del desarrollo cérvico-céfalo-caudal.
Tener presente que la integración subcortical precede a la integración cortical.
Manejar bien la facilitación-inhibición.
Adaptaciones curriculares
Adaptaciones Curriculares de acceso necesarias para un niño que presenta un Trastorno Motor con afectación cerebral, específicamente Parálisis Cerebral, de tipo diplejía – espástica.
La diplejía espástica es un tipo de parálisis cerebral, caracterizada por la rigidez muscular presente, predominantemente en las piernas y afectando con menor intensidad los brazos y la cara, aunque las manos pueden ser torpes. Muchos individuos con parálisis cerebral no tienen trastornos adicionales, y generalmente la inteligencia y la destreza del lenguaje son normales. Sin embargo, debido a que la parálisis cerebral implica el cerebro que controla diversos e importantes funciones del cuerpo, también puede causar convulsiones, desarrollo intelectual deteriorado y afectar la visión, la audición y la conducta.
En el presente caso el niño presenta un Trastorno Motor con Afectación Cerebral, específicamente Parálisis Cerebral de tipo diplejía espástica, el cual lo más probable requiera del uso de una silla de rueda y aunque no se menciona otro tipo de trastorno hay que tenerlos en cuenta, ya que enfrentar estas incapacidades puede ser más desafiante que enfrentar los deterioros motores de la parálisis cerebral.
Las posibles adaptaciones para este caso, con el fin de facilitar el progreso del niño en función de sus posibilidades y para dar respuesta a sus Necesidades Educativas Especiales; puede mencionarse lo siguiente:
1. Si el niño utiliza sillas de rueda u otro aparato para movilizarse, debido a que presenta diplejía espástica (caracterizada por la rigidez muscular predominante en las piernas), la principal adaptación, es la referida a las Adaptaciones de acceso físico o arquitectónicas; para poder eliminar las barreras físicas o la supresión de barreras arquitectónicas, que afectan el currículo, ya que la infraestructura es esencial para proporcionar un ambiente motivador y accesible al niño con discapacidad.
En la escuela o institución deben existir rampas de acceso, elevadores de escaleras si no hay ascensores, barras de apoyo en las paredes del aula, de los pasillos, del patio o de las escaleras; que permita al niño desplazarse, adaptaciones de los mangos de las puertas, baños y/o lavabos adaptados o conmodificaciones pertinentes para sus necesidades, un lugar en el salón de clases donde pueda desenvolverse libremente y vías de evacuación lo suficientemente amplias para posibles emergencias.
2. Según el caso, el niño no presenta problemas cognitivos, por lo que en la mayoría de las asignaturas podría rendir de forma similar a sus compañeros sin necesidad de modificar y/o eliminar contenidos y objetivos del currículo. Sin embargo, debería hacerse una adaptación curricular significativa de los contenidos ya que el alumno, debido a su discapacidad no puede desarrollar un currículo similar al de sus compañeros por lo que si es necesario modificar y/o eliminar algunos contenidos que se desarrollarán en el área física de los cuales el niño se ve imposibilitado de llevar a cabo.
3. Basado en lo anterior, es necesario hacer una Adaptación curricular significativa de los objetivos en la asignatura de Educación Física o deporte, ya que es necesario replantearlos en relación a las dificultades, capacidades y potencialidades que presenta producto de sus discapacidad.
4. Debido a la ausencia de problemas cognitivos, la evaluación de las materias que requieran el uso de estas capacidades puede hacerse con el mismo nivel de exigencia y de la misma forma, ya sea escrita u oral. Sin embargo, asignaturas como Educación Física requieren un tipo de Adaptación curricular significativa en la evaluación, ya que ésta no puede ser de la misma forma que a los otros niños, aquí en cambio se tomarán en cuenta los factores como: motivación, grado de involucramiento, distribución de roles, desempeño de acuerdo a sus capacidades, trabajo en equipo y si sigue instrucciones.
5. el niño, debido a su discapacidad, podría presentar problemas de socialización, efectividad, aislamiento e inestabilidad emocional. Para esto es necesario hacer Adaptaciones curriculares no significativas metodológicas, y así considerar los factores y estrategias de enseñanza que favorezcan o dificulten el aprendizaje del alumno, en este caso es necesario otorgar un ambiente que sea motivante, lo que puede lograrse realizando actividades que mejoren el trabajo en grupo para desarrollar habilidades sociales, sentido de pertenencia y valoración de los compañeros.
Esto permite que el niño sea capaz de integrarse al curso, que participe en grupos de trabajo tomando un rol activo y que tenga un grupo de amigos.
Conclusión
Para finalizar el trabajo monográfico sobre las Alteraciones del Desarrollo, la cual es una entidad de diagnóstico psicológico, que parte de una valoración personal, para tratar sus dificultades desde los ámbitos de la familia, y su origen es un nivel biológico que debe centrarse en el tratamiento a la enfermedad o trastorno y sentar un punto de partida sobre como desarrollar una intervención psicoeducativa que buscara la acción como persona, su comprensión, potenciación y refuerzo en sus habilidades.
Las diversas características solo son debidas a los factores. Pero estas dificultades ponen de manifiesto que desarrollo evolutivo y educación son inseparables, para instrucciones y formaciones de las personas con Necesidades Educativas Especiales del alumnado e intervenir en su evolución personal y social.
Los trastornos del desarrollo se refieren a la disfunción en menor grado de ejecución y habilidad. El concepto no se enfrenta a la integración o normalización, por el hecho que sitúa a la persona en un grupo de regencia, para contribuir la atención compensadora al ser, con la finalidad de que ésta consiga un nivel físico, mental y socio-funcional parecido al de los demás. Por lo tanto, la intervención va dirigida no sólo a la persona sino también, y principalmente, en el entorno.
Referencia bibliográfica
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA. ALTERACIONES EN EL DESARROLLO (Selección de Texto). (2007). Modulo II. Unidad 4. Caracas.
Direcciones Electrónicas Consultadas:
http//www.neurorehabilitación.com/parálisis_cerebral_infantil
Anexos
Universidad Nacional Abierta
Centro Local: Bolívar
Carrera: Educación.
Mención: Dificultades de Aprendizaje (Cód.: 521).
Asignatura: Alteraciones en el Desarrollo (Cód: 582)
Autor:
Carmen Yuraima Gómez H
Prof. Carmen Tartaret
Ciudad Bolívar, diciembre 2009
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