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Reflexiones en torno al pensamiento de Joel James en su defensa a la cultura

Enviado por Juan Carlos


  1. Aproximaciones a su noción de cultura: una ineludible defensa
  2. Apuntes conclusivos

La humanidad se encuentra hoy en una profunda crisis funcional de la que seguramente saldrá. La cultura se mercantiliza cada vez más volviéndose una simple mercancía a grados nunca antes visto. No solamente se exportan e imponen platos, ropas y autos, está también en venta formulas de vida, modos de convivencia y hasta sentimientos y emociones provocados mediante el estudio de masas, fenómeno que va a manipularlas en función de los intereses de la élite que detenta el poder. Lo que cuenta es como deformar y desfigurar las culturas del inmenso mundo periférico.

La que rige la norma es exactamente la cultura de la no cultura, basada en la adaptación constante de valores que se crean a cada hora los cuales carecen de raíces, de fundamentos que representen a una sociedad determinada con algún intento atinado por trascender más allá del mercado. Ante tales circunstancias existen no pocos intelectuales periféricos que intentan ir contra este mar que arrastra a hacia la destrucción todo el mundo. Fue precisamente Joel James Figuerola( un ejemplo fehaciente de lo anteriormente señalado. A partir de la problemática expuesta por el título el objetivo que se plantea esta investigación es el de analizar las ideas fundamentales de su concepción en torno a la cultura y a la defensa que le hace a esta, inserta en la misma cosmovisión, presentes en la obra "El Caribe entre el Ser y el Definir".

Aproximaciones a su noción de cultura: una ineludible defensa

Abordar la cultura en este espacio geocultural no se debe a la sencilla razón de un interés academicista o a la ola de moda impuesta por los estudios culturalistas europeos y norteamericanos. Esta tiene sus raíces en la propia necesidad de sus habitantes de ser entendidos y reconocidos como entes portadores de una identidad original no inferior a ninguna otra en el resto del mundo. Nace a partir del rechazo a quienes intentan desaparecer la unidad diversológica del Caribe cultural. En este sentido el intelectual construye, desarrolla y sistematiza un aparato teórico que orienta el cómo luchar con la finalidad del reconocimiento como seres con de un sentir de la vida distinto al del resto del mundo, aspecto que va a caracterizar y condicionar todo su recorrer científico.

A lo que primero el ensayista hace referencia en virtud de su concepción de la cultura de forma global, genérica, es a los fundamentos principales que la integran. Un concepto que se ajusta a las generalidades de las culturas haciendo énfasis desde su marcada perspectiva transdisciplinaria a los rasgos fundamentales de toda cultura. Planteando que:

"Podemos definir la cultura como el resultado de la acción creadora de los hombres y, al mismo tiempo, como los procedimientos para obtener estos resultados; pero, a los efectos del asunto que nos ocupa, preferiría remitirme al concepto de cultura en tanto esfuerzo humano por trascender más allá de la muerte, esfuerzo humano visto desde un punto de vista singular o individual al igual que desde un punto de vista colectivo o de comunidades portadoras."[1]

Lo esencial de esta visión es la presencia de la propia acción creadora y transformadora que identifica al hombre. En este acápite no pierde de vista que dicha actividad puede analizarse en el sentido individual o colectivo. No se limita con la percepción de lo ya creado sino que va a lo ontológico de cada creación partiendo de los medios, las formas y los procedimientos para la obtención de lo que se crea. Se pudo haber estado refiriendo al accionar de cada grupo humano para desarrollarse y existir en distintos contextos y épocas. Lo cierto es que son estos aspectos los que van a describir las esencialidades de cada cultura. No solamente el modo de producción subordinado a una formación económica determinada y a la superestructura que supone esta última sino al conjunto de maneras y experiencias que en cierta forma van a estar condicionadas por esa base económica, son precisamente estas, a grandes rasgos las que representarán la posibilidad real de desarrollarla o retardarla, las cuales erigen los caracteres fundamentales de toda cultura específica. Sin embargo su análisis no se queda en la superficialidad de la simple descripción de una práctica determinada, sino que en esta concepción él es parte intrínseca del fenómeno que intenta explicar.

Tiene en cuenta que la cultura puede ser vista y es, en tanto la necesidad de auto conservación expresada en la posibilidad de la existencia de lo creado más allá de la desaparición física del ser creador, como el empleo enérgico de la fuerza material, la inteligencia, la voluntad y todas las facultades espirituales en función de repercutir después de la muerte. Que lo creado se integre en la cosmovisión como elemento que alimenta el constante proceso del movimiento cultural. Parte para entenderla de lo más general de todo cuanto existe, la relación entre el existir que muestra toda las formas de existencia de la materia así como sus propias esencialidades y el pensar que encierra toda la práctica humana en tanto utopías, proyecciones, intereses, valoraciones, disquisiciones y perspectivas manteniéndola como se observa en una dinámica correspondencia en donde, por un lado se representa la construcción subjetiva del mundo circundante y por otra la construcción objetiva de ese individuo que se manifiestan en los cuadros sociales e individuales. Ver la cultura como una serie de construcciones en sí y para sí constituye la inclusión en esta visión de no sólo los significados y símbolos sino también de todo el interaccionar de estos con el resto de la existencia humana. Integra holísticamente todo el transitar humano así como sus esfuerzos por que esas construcciones se transmitan de generaciones en generaciones. Asume a la cultura como medio y fin en si misma que identifica lo humano y dentro de lo humano a los grandes y pequeños grupos humanos. En tal lógica asegura que: "Por cultura entendemos (…) las inserciones sobre la conciencia de los hombres de los resultados y los procedimientos en la medida en que estas inserciones, que siempre son síntesis, prefiguran renovadas acciones creadoras."[2] Evidenciándose la presencia en su noción de la endoculturación como rasgo general de las culturas.

Ahora bien, según el intelectual, el hombre no sólo asimila resultados sino también procedimientos, formas de ser y modelos de vida que van a estar presentes en toda su existencia. Aseverando que estas herencias anticipan e influyen notablemente sobre las nuevas acciones. En este nivel el autor introduce el tema del tratamiento a la cultura sistematizando una concepción que concuerda con los elementos generales de cada cultura siendo posible referirse a ella con dicho concepto. Con dicha edificación se puede aludir a cualquier cultura humana, proceso que sugiere lo acertado de su quehacer.

En el otro horizonte que Joel James observa la cultura es en el regional. Se manifiesta en función de la existencia real de una cultura caribeña que se identifica por una serie de rasgos que hacen del caribeño un ente completamente distinto por su cosmovisión, fuertemente marcada por el sentimiento de resistencia y lucha. Según el articulista "(…) esta cultura se define y esta definición es su rango básico, el sello que la distingue en sus especificidades propias dentro de las otras culturas del mundo, como una cultura de rechazo a la alienación, la colonización y el saqueo."[3] Es evidente que una región explotada durante tanto tiempo sin otra posibilidad de libertad que no fuese la propia lucha o la muerte tendría inevitablemente estas características esenciales. El Caribe, integrado por sus más diversos actores, desde su surgimiento se ha visto inmerso en una incansable lucha en contra del abuso y maltrato al que ha sido sometido.

Un elemento de relevancia es que el autor considera que las características expresadas constituyen su condición básica, lo más elemental y primario dentro de una serie de caracteres que hacen de este un espacio rico en costumbres y tradiciones. A uno de los primeros problemas que desde el ejercicio teórico enfrenta es al de el intento por parte de los etnocentros[4]de subvalorar, despreciar y detractar la cultura caribeña a tal punto que intentan demostrar que no existe como tal. Ante esto observa que: "La cultura del Caribe posee cualidades de la unicidad y la organicidad, lo cual equivale a afirmar que la cultura del Caribe ciertamente, existe."[5]Al expresar esto exponía sus ideas en contra de la constante colonización cultural e ideológica a la que intentan someter al Caribe. Sólo disponiendo de un fuerte sentido de pertenencia para con esta región se puede defender su evidente legado cultural. No se conforma con el simple planteamiento de lo antes expuesto, intentando buscar en lo profundo del propio ser caribeño las particularidades que lo diferencian del resto del mundo. Ve la necesidad imperiosa de remitirse a la historia del Caribe para defender todo su conglomerado y atrayente mundo cultural. "La cultura del Caribe apareció – esta apareciendo aún – como consecuencia de la necesidad de expresarse como reafirmación y esta necesidad sólo se satisface a través de la obligatoriedad de hacerlo en términos de independencia."[6] La historia misma devela la lógica con la cual se puede luchar por el reconocimiento de la cultura caribeña. En la concepción de cultura en este nivel, es decir regional, predomina la idea de que: "La cultura del Caribe, pues, se fue construyendo como una cultura de respuesta."[7]En la medida en que surgía y se afianzaba como sujeto colectivo cultural, las propias circunstancias redefinían constantemente el camino a seguir de su misma esencia.

Una cultura que emergiera en contraposición con todo el mundo que negara su existencia real. Esto no fue, ni siquiera es, la voluntad de nadie en específico, constituyeron una serie de eventos que fueron obligando y dirigiendo este fenómeno en función del propio reconocimiento del Caribe como una región con cultura propia y original. A esto se le suma la toma de conciencia del redimensionamiento que tuvo el mundo y el propio Caribe con su aparición. Debido al origen y diversidad de sus componentes se efectuaron y efectúan una serie de interrelaciones que hacen de esta región una sin par en el resto del mundo. "Hay más dinamismo que hieratismo en ella y predomina más el contacto directo con la naturaleza que la utilización de recursos intermediarios para ellos."[8]Ante la vista de cualquier observador enfrascado en desestimar lo creado aquí, se podría juzgar la aseveración anterior como muestra de pobreza material y cultural, resulta pues, que es cierto debido a la colonización de mentalidades que se realiza en la actualidad, que es heredada de siglos anteriores, algunos de sus portadores continúan viendo sus patrias en el viejo continente, lo que resulta contradictorio es que los que emigran buscando mejores condiciones de vida, transportan patrones culturales de los que no se pueden zafar fácilmente, comenzando por el hecho consciente de que se sienten identificados con tales conductas. Asegura el intelectual que haciendo un análisis de las multitudes que viven en esta región se podrá conocer con claridad las cualidades e intenciones de sus integrantes. Para ello plantea que: "Las gentes del Caribe, pues, fueron marcados tan tempranamente con un sentimiento de otredad, de algo diferente al mundo europeo de acostumbrada referencia" (…)[9]Sentimiento que impulsó al ser latinoamericano a la necesidad de transformarse y superarse constantemente, en busca de la consolidación de un nuevo ente contentivo de esencialidades diferentes que en su mismo devenir le aportaría a la cultura universal. Apareciendo un hombre culturalmente nuevo e incomparable con el resto del mundo, fruto de las confluencias que se dan en esta región y a su propio dinamismo. Por último el ensayista plantea según su atinada visión una de las pocas formas de continuar con la herencia cultural que se le ha dado a las generaciones actuales caribeñas.

Al decir que: "(…) la cultura del Caribe sólo se podrá mantenerse en el camino de su autorrealización si se mantiene en su combate frontal contra el imperialismo, que es la fase actual de su eterno combate por la independencia."[10] Se percata que la forma más segura y necesaria de llevar a cabo la continuación del ser cultural caribeño en estos días es precisamente luchando contra la abominación seudo-cultural y mega-ideológica imperialista. Siendo esta la forma de lucha a favor de la independencia en los días actuales. Si se intentara describir de forma general los rasgos fundamentales de la cultura del Caribe como cultura regional vista por el autor que se aborda, estos serían los siguientes: es una cultura de constante reafirmación, de rebeldía, de lucha por la autodeterminación, una cultura que surge como respuesta a los continuos ataques desde mucho antes de aparecer. Una cultura altamente dinámica y compleja debido a que está conformada por una diversidad que hace de esta un firmamento nuevo, orgánico e incitador a la reformulación de sus caracteres sin perder sus tradiciones y costumbres en un mundo sui generis totalmente convulso y ordenado culturalmente. En fin, como mismo diría Joel James una cultura que expresa por un lado, un universo casi totalmente desconocido para el resto del mundo y por otro, su total desacuerdo con el abuso, la marginación, el saqueo, la colonización y a la enajenación de forma permanente. Es precisamente en el nivel más específico de su tratamiento al fenómeno de la cultura donde se expresa con mayor claridad la defensa que le hace en función de la permanencia y continuidad de su propia existencia. Este nivel específico corresponde a la cultura nacional de los países del Caribe, donde sin despreciar su totalidad se encarga de identificar y caracterizar con mayor profundidad la cultura cubana, a la cual define como cultura popular tradicional.

"(…) la cultura popular tradicional es el lugar donde el Caribe, como proyección de su espíritu que equivale a decir precisamente como autoconciencia, adquiere, en una primera aproximación, corporeidad factual. Es, por decirlo así, la zona por excelencia donde reside la soberanía o la posibilidad de su realización."[11]

Como se manifiesta se está refiriendo a un espacio y tiempo determinados por la misma actividad del ser caribeño, haciendo alusión fundamentalmente a lo material, a los aspectos objetivos que hacen posible esta cultura. Este enfoque le posibilita ir de la generalidad de lo caribeño a lo nacional como particularidades que lo conforman. Es preciso llamar la atención que el autor parte para conceptualizarla del factor geográfico, poniendo mayor énfasis en el ejercicio de la asimilación consciente de su real existencia. No se queda en este apartado hasta cierto punto superficial, para redefinirla indaga en la relación entre lo social y lo individual, entre lo histórico y la creación misma de ese devenir de forma constante, llegando a su esencia al asegurar que:

"(…) la cultura popular tradicional es una categoría de la sociedad y la historia, no solamente existente como factualidad exterior a cualquier individuo, y a cualquier grupo de individuos también, tomados al azar, sino que de igual manera existe , tiene pertinencia y es reconocible, como categoría y como factualidad, en tanto que fuerza con una tremenda capacidad creadora, siempre en condiciones de nutrirse a si misma y de redefinir, además, los componentes aislados de la propia psicología social."[12]

Lo primero que se aprecia en este concepto es precisamente el carácter de categoría en el orden sociológico-histórico-filosófico para designar la realidad. Lo anterior no imposibilita la aprehensión del ser de este fenómeno, sólo que al conceptualizarlo sin un patrón europeo además de ser una realidad nueva y distinta puede aparecer cualquier mal intencionado censurador, que intente relativizar lo antes expuesto. Exalta el potencial creador de esta al tener constantemente la posibilidad de redimensionarse en si, a partir de la retroalimentación y la redefinición no sólo en el aspecto social sino también a los elementos aislados que conforman el sentir de la sociedad. No solamente ve a la cultura popular tradicional como una categoría para designar una realidad determinada sino también como "(…) un reflejo del criterio históricamente vigente en nuestra sociedad, (el cual constituye( al mismo tiempo, una idea de si mismo del pueblo cubano y una idea del mundo (…)"[13]No es otra cosa que la idea que tiene el ser cubano sobre su entorno, el mundo y sobre sí mismo que se manifiesta en todo el decursar histórico vigente en la sociedad actual. Ese reflejo se encuentra condicionado por una serie de creencias, hábitos y prácticas cotidianas, proporcionándole una idea de lo cubano cada vez más ajustada a sus contextos e intereses.

Es Joel James partícipe de concebir a la cultura popular tradicional como "(…) un peculiar sistema de conocimientos adquiridos, y transmitidos, sin aprendizaje profesional, en forma directa, en virtud de la práctica social.[14]" En estas líneas se resume de la mejor forma el significado esencial de la cultura cubana o al menos, lo que no puede faltar a la hora de teorizar sobre esta cuestión. Se trata en primer lugar de una práctica, la de adquirir conocimientos, la cual no va a identificarse sólamente por los conocimientos que se transmiten, sino por la forma en que ocurre este proceso.

Lo relevante a la vista de este autor, es que la cultura popular tradicional no necesita de instituciones para su desarrollo, se realiza como bien dice de forma directa a partir de prácticas sociales específicas. Ahora bien, las manifestaciones de esta cultura son muy diversas y se supeditan a una lógica determinada por el mismo transcurrir histórico unido a las experiencias que constantemente se le aportan desde nuevas prácticas creadoras que pueden ser asumidas consciente o inconscientemente. Expresándose "(…) en el sentido más amplio del término emoción, como capacidad de comunión estética, como capacidad de asombro, como capacidad de solidaridad humana."[15] Aunque no son las únicas, constituyen estas las capacidades más comunes que representan a la cultura popular tradicional. Es esta una forma de ser, de pensar, y de representarse distinta a cualquier otra, la cual actúa de forma cotidiana. Así afirma que"(…) la cultura popular tradicional reúne, entre otros caracteres, los de activa, espontánea y totalizadora.[16]" Es por ello que supone un fuerte vínculo con toda la cosmovisión social e individual. Lo activo se manifiesta en su lógica interna, la cual no sólo critica el estatismo, sino que también lo rechaza en virtud de su propia práctica. Lo espontáneo es tal vez la característica más inherente a esta cultura, su esencia radica en lo prescindible que se convierte cualquier institución, además que se puede e incluso no en pocos casos ser sujeto del fenómeno sin ni siquiera saberlo. Y por último lo totalizador se encuentra presente en la facultad y posibilidad real de esta para enrolar en toda una acción o proyección determinada las ansias y emociones de los más diversos componentes.

Para el ensayista la cultura popular tradicional tiene dos características inherentes que rigen todas sus expresiones; por un lado tiene la posibilidad de conferirle a los hechos del pasado una personalidad actual sin esfuerzos de modernización, los asume en la actualidad, sin que pierdan sus esencias ni sus colores con pertinencia de contemporaneidad. Por otro, posee la aptitud de recrearse a si misma transformándose en diversas formas, "(…) si ayer fue un conocimiento de tipo utilitario, hoy es una referencia de validación de si misma y de sus portadores, asegurando, en el presente, la pertinencia del pasado."[17] Con estas dos características las cuales poseen estrecha relación se integra la praxis de la cultura cubana y todo su universo.

Para el intelectual es imprescindible analizar a los sujetos que conforman esta creación, así como cada una de sus prácticas para poder entender y explicar su verdadero ser. Es admirable que el máximo representante de esta cultura es el hombre común. Oponiéndose al análisis metafísico, mecanicista y fraccionado que no sólo es impuesto permanentemente por los centros de poder, sino también que se ha heredado del marxismo ruso el cual tiene influencia desde dentro por la asimilación de modelos y sistemas de análisis erróneos asumidos de manera acrítica. Destaca la estrecha relación que existe entre el fenómeno, es decir, la manifestación cultural, y el practicante de esta. Relación sin la cual no se podría evidenciar las relaciones que se establecen en dichas prácticas, imprescindibles para cualquier análisis del fenómeno tratado. Pero no solamente como se dan las relaciones, es menester buscar como se asimilan y mediante que vías se transmiten. En el estudio de la cultura popular tradicional, concepto que no introduce Joel James pero que a partir de sus acertadas investigaciones lo sistematiza y desarrolla a tal punto, que logra describir nuevos sentidos anteriormente explicados, señala que esta cultura es el resultado de las interacciones entre los continentes ÁfricaAméricaEuropa, las cuales se reformulan constantemente en función de las propias características del Caribe. Aunque no desprecia la trascendencia del legado europeo, a la cual reconoce en la obra tratada, se enfrasca obstinadamente en la trascendencia de la cultura africana en la cosmovisión popular tradicional, a la que esta debe una gran parte de su esencia. Dentro de esta cultura, es decir la africana, hace marcada referencia a los sistemas mágico-religiosos afirmando que estos

"(…) constituyen un punto nodal de la cultura popular tradicional; gracias a ellos, aun cuando no exclusivamente por ellos, el Caribe puede salvarse de la asimilación cultural a que lo empujan en el pasado el látigo y el cepo y en el presente la dependencia y los medios masivos de comunicación controlados, con un recurso o con otro, por el imperialismo."[18]

A lo que llamaba la atención el autor era a la necesidad de apreciar a estos sistemas como caracteres fundamentales presentes en toda la cosmovisión de los actores de la cultura popular tradicional. A que existen elementos en las conductas del ser de dicha cultura que aunque no se reconozcan como tales, han sido heredados por lo cotidiano desde dichos sistemas. Además, pone en el mismo orden de cosas respetando los contextos al "látigo" y a los medios de comunicación masiva dominados por el imperio, mostrando las esencialidades de estos fenómenos que en diversos momentos han intentado contra la cultura popular tradicional.

Apuntes conclusivos

  • 1. En estas tres dimensiones de cultura desarrolladas expresan una marcada unidad dialéctica irreductible. Uno de los aportes de este autor radica que en el concepto de cultura que introduce le es válido para analizar cualquier cultura, este concepto es el resultado de la extracción de las generalidades de la cultura popular tradicional, evidenciando este que, en primer lugar es posible crear nuevos modelos y sistemas de razonamientos para explicar las particularidades de cada región del mundo.

  • 2. Entiende a la cultura en términos de lucha, como medio de construcción constantemente liberadora y desalienante.

  • 3. Demuestra que lo creado en esta cultura incide en todo el universo humano, transformando la visión de este para si mismo y su cultura popular tradicional y desde el Caribe para el mundo.

  • 4. Rechaza la idea de la sumisión cultural a partir de la originalidad con que trata al fenómeno de la cultura popular tradicional, demostrando que el Caribe existe como ser independiente contentivo de una cultura propia, original la cual posee elementos que pueden aportársele a la cultura universal.

  • 5. Llama la atención a la necesidad de partir de las realidades propias en los análisis con el objetivo de distinguir cuales son las prácticas y los modos que la identifican. Critica la pobreza de enfoques que se opongan al desorden cultural existente.

  • 6. Hace alusión a una actividad de pensamiento limpia de toda insalubridad ideológica foránea, a una actividad metodológica consecuente con el esfuerzo de abstracción que posibilitaría la manifestación de categorías originales y definitorias de la naturaleza del Caribe.

 

 

Autor:

Juan Carlos Ramírez Sierra

Universidad de Oriente

[1] Intelectual cubano (1942-2006), santiaguero, licenciado en Historia en la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba. Fundador de la Casa del Caribe en Santiago de Cuba, fundador del Festival del Caribe efectuado en la misma ciudad. Articulista, ensayista, etn?grafo y revolucionario dedicado.

[2] James Figuerola, Joel: ?El Caribe entre el Ser y el Definir?, P?g. 110

[3] Ib?dem. P?g.193

[4] Ib?dem. P?g. 219

[5] N. del A. Se refiere a los grandes centros de poder que se consideran superiores culturalmente.

[6] James Figuerola, Joel: ?El Caribe entre el Ser y el Definir?, P?g. 212

[7] Ib?dem. P?g. 222

[8] Ib?dem. P?g. 220

[9] Ib?dem. P?g. 61

[10] Ib?dem. P?g. 203

[11] Ib?dem. P?g. 62

[12] Ib?dem. P?g.31

[13] Ib?dem. P?gs. 31-32

[14] Ib?dem. P?g. 86

[15] Ib?dem. P?g. 71

[16] Ib?dem. P?g. 72

[17] Ib?dem. P?g. 85

[18] Ib?dem. P?g.66