La evaluación del aprendizaje como aspecto principal de la carrera de derecho del SUM (página 2)
Enviado por Jesús Pérez González
Desde una perspectiva psicológica, la evaluación puede considerarse una de las necesidades humanas más relevantes, porque está ligada a la formación de su identidad.
Desde edades tempranas del desarrollo, se crea y manifiesta en el niño la necesidad de probarse, de conocer sus y posibilidades, de conocerse a sí mismo, mediante su relación con los otros, consigo mismo y con los objetos de actividad.
En el proceso de planeación, la evaluación es medio fundamental para conocer la relevancia social de los objetivos planteados, el grado de avance con respecto a los mismos, así como la eficacia, impacto y eficiencia de las acciones realizadas. De ahí que la información que resalta del proceso evaluativo sea la base para establecer los requisitos, lineamientos, las políticas y las estrategias que orientan la evaluación de este nivel educativo.
La evaluación constituye la base para la toma de decisiones acerca de lo que el alumno puede y debe hacer para proseguir su educación, puntualizando en que el proceso evaluativo como parte de la educación, debe adaptarse a las características personales de los alumnos.
La evaluación es el elemento regulador. Su aplicación ofrece información sobre la calidad del proceso de enseñanza–aprendizaje, sobre la efectividad del resto de los componentes y las necesidades de ajustes, modificaciones u otros procesos que todo el sistema o algunos de sus elementos deben sufrir.
Como cualquier actividad, su modo de existencia es dinámico, como proceso. La misma se realiza en función de objetivos previstos; tiene un objeto: aquello que se evalúa; se realiza en interacción del evaluador con el objeto mediante un conjunto de acciones y operaciones que requieren el uso de procedimientos y medios adecuados. Supone fases:
orientación
ejecución
Control
regulación.
La evaluación del aprendizaje ocupa un lugar superior dentro de la evaluación educativa, ha sido enriquecida por diferentes modelos, cada una con sus aportes y restricciones. Esta dirección de la evaluación permite concretar todo el aparato conceptual y metodológico, en aras de analizar cualitativamente todas las transformaciones que se desarrollan en los educandos a partir de un sistema de influencias educativas, esto permite llegar a juicios de valor, tomar decisiones, así como determinar las necesidades educativas y los niveles de ayuda a los sujetos interactivos del proceso pedagógico.
La evaluación es un proceso que comprende:
Educar a los estudiantes a autoevaluarse.
Comprobar conocimientos, habilidades, hábitos, destrezas, capacidades, convicciones.
Orientar la organización del trabajo independiente estudiantil.
Contribuir en la aplicación de conocimientos.
Orientar a los profesores en la toma de medidas para dirigir el proceso docente educativo.
Constituye un proceso de comunicación interpersonal, que reúne las características y presenta todas las complejidades de la comunicación humana, donde los roles de evaluador y evaluado pueden alternarse, e incluso, darse simultáneamente; y donde ambos sujetos se influyen recíprocamente, modificando sus representaciones sobre el objeto de evaluación.
Abarca los distintos momentos del proceso del aprendizaje. Desde el estado inicial del sujeto de aprendizaje, el propio proceso en su despliegue, hasta los resultados parciales y finales correspondientes.
Abarca atributos cualificables y cuantificables del objeto de evaluación.
La evaluación permite comparar los resultados del trabajo de educadores y alumnos con los objetivos propuestos, para determinar la eficiencia del proceso docente educativo.
La evaluación aparece indisolublemente ligada a la práctica de la educación. De alguna manera, la evaluación se asoció al proceso docente desde que este surgió como actividad social.
Referencias a los exámenes y sus regulaciones en las universidades medievales, confirman la relación del término con el gradual proceso de escolarización que tuvo lugar en la época, como resultado de la influencia de diversos movimientos sociales e ideológicos.
La definición de evaluación asumida permite profundizar en la evaluación del aprendizaje, en la que se sistematizan diferentes fases o subprocesos de todo el proceso evaluativo. Existen diferentes criterios al tratar de resumir dichas fases; no obstante, la mayoría de ellos se inclinan, a mostrarse de acuerdo con las etapas siguientes:
Establecimiento de los objetivos o propósitos de la evaluación.
Organización de la estrategia de evaluación que debe seguirse, en correspondencia con el nivel y características de los alumnos.
La sistematización de la obtención de información (cuantitativa y/o cualitativamente durante todo el proceso) a partir de la selección o elaboración y aplicación de los instrumentos para ello.
El análisis y la valoración de toda la información obtenida.
La precisión de los resultados.
La toma de decisiones que permitan reajustar el proceso hacia una mayor eficiencia y calidad, en términos no solo de conocimientos y habilidades, sino de valores, cualidades y comportamientos que revelen el efecto educativo de la actividad pedagógica.
La evaluación tiene varias Funciones:
– Instructiva: Es una de las más importantes, contribuye a elevar la calidad del estudio, se refleja en el aumento del volumen y la calidad de los conocimientos, incrementa la actividad cognoscitiva, contribuye a la sistematización, la generalización y profundización del contenido y la actividad independiente.
– Educativa: De gran importancia, determinada por el hecho de que la comprobación y evaluación constituyen el elemento esencial que muestra los resultados docentes del alumno ante su maestro o profesor y el colectivo del aula, pone en evidencia como cada alumno cumple con su deber social: el estudio.
– Retroalimentación: Permite determinar en que medida el estudiante asimila el contenido de la enseñanza.
– Desarrollo: El cumplimiento de las tres funciones anteriores constituye un paso necesario para lograr el desarrollo de los alumnos, lo que constituye un principio de la enseñanza y también una función de la evaluación.
– Control: Como resultado de la evaluación revelan el nivel de desarrollo alcanzado por los estudiantes en cuanto al sistema de conocimientos, habilidades y hábitos exigidos por los programas de estudio. Permite comprobar la cantidad y calidad de conocimientos que adquieren los alumnos, de acuerdo con los niveles de asimilación y el grado de independencia con que forman y desarrollan habilidades y hábitos y obtienen normas de conducta.
La participación activa del alumno en el control debe estar orientada a:
Propiciar el desarrollo de su interés por el aprendizaje.
Contribuir a la formación de elementos que permiten el autocontrol, la autorregulación y la autoevaluación.
Lograr mayor independencia.
Influir en el desarrollo de cualidades personales como la objetividad y seguridad de sí mismo
– Innovadora: queda determinada por las posibilidades de la evaluación, por su contenido y por su forma, de generar el desarrollo de los estudiantes, como verdaderos espacios que propicien dudas, creen la necesidad de verificar las respuestas, de formular hipótesis y, en general, estimulen el pensamiento crítico y la creatividad de los estudiantes, en la medida que le posibiliten transferir los conocimientos, las habilidades y los métodos adquiridos a nuevas situaciones de aprendizaje.
Estas funciones se realicen por separadas, sólo responden a un enfoque metodológico, con el objetivo de comprender mejor la esencia de cada una de ellas. En la práctica estas funciones están indisolublemente ligadas, formando una unidad dialéctica.
La ciencia didáctica plantea que se evalúa el proceso concebido, planificado, organizado y ejecutado.
El objetivo principal de la evaluación es retroalimentar el proceso enseñanza-aprendizaje. Los datos obtenidos en la evaluación servirán a los que intervienen en dicho proceso (docentes-alumnos) en forma directa para mejorar las deficiencias que se presenten en la realización del proceso e incidir en el mejoramiento de la calidad y en consecuencia el rendimiento en el Proceso Enseñanza-Aprendizaje. Para tal fin, es importante diferenciar el término medición de evaluación, así como la clasificación de esta última y su función didáctica.
La evaluación es el motor del aprendizaje pues sin evaluar y regular los aciertos y errores, no habría avances en el aprendizaje de los alumnos, ni acción efectiva de los docentes.
En correspondencia con este análisis, se comparte la definición de evaluación que sugiere el Dr. Orestes Castro como: "proceso de análisis de las transformaciones sistemáticas de la personalidad del alumno durante un ciclo de enseñanza, para su perfeccionamiento a partir de reajustes en el trabajo pedagógico".
Modelos de Evaluación:
Existen varios tipos de evaluación que, según Belmonte, se corresponden estrechamente con el método de enseñanza utilizado:
La cualificación: Hace énfasis en la descripción y caracterización de los atributos, en su especificidad, establece las relaciones de orden de medidas de los atributos.
La evaluación sumativa: Sucede finalizando un período, etapa o curso dado y no tiene en cuenta el proceso, es decir se limita al resultado de este. Este tipo de evaluación sintetiza el predominio de tendencias evaluativos tradicionales y ha sido objeto de críticas desde diferentes puntos de vista.
La evaluación formativa: Se corresponde con la acepción evaluativo que se ha analizado, presupone tener conocimiento del alumno y de sus procesos de aprendizaje, de los contenidos, la asignatura o el grado y del papel del maestro en la facilitación o no de ese aprendizaje. Para hablar de evaluación formativa debe hablarse del conocimiento de uno mismo como persona y como profesional, del conocimiento del alumno para poder apoyarlo mejor; por lo tanto, es necesario conocer los procesos de aprendizaje por los que transitan los alumnos, lo que supone el dominio de los objetivos y el contenido de enseñanza, en estrecha relación con toda la dinámica del proceso docente-educativo que se ha organizado.
La evaluación diagnóstica: Tiene como función identificar el nivel de conocimientos con el que se inicia a los alumnos en un curso o unidad para compararlos con el nivel de aprendizaje que se pretende (objetivos de aprendizaje) y de esta manera comprobar si los alumnos cuentan con los conocimientos necesarios para iniciar dicho curso o unidad y determinar si es posible impartirlo de acuerdo al plan original o si se requiere algún cambio.
En el nivel universitario los estudiantes de derecho, no presentan potencialidades extraordinarias, lo cual implica que la enseñanza cada día produzca un giro hacia la adquisición en los estudiantes de estilos para aprender y apropiarse de conocimientos y de esta forma acercarse al cúmulo del saber creados por la humanidad en su devenir; por lo que se continúan presentando dificultades para lograr ese propósito, por ello se identifican algunos de ellos como los de mayor incidencia en el proceso de enseñanza-aprendizaje entre las que encontramos:
El estudiante tiende a aprender de forma reproductiva, por lo que se ve afectado el desarrollo de habilidades para la reflexión crítica y autocrítica de los conocimientos que aprende.
Tienen pocas posibilidades de proyectarse en clase, de participar de forma activa e independiente planteando sus puntos de vistas, juicios y valoraciones.
Poseen limitaciones en cuanto a las facilidades de expresión oral, la cual es de vital importancia para su perfil.
La evaluación del aprendizaje configurada según los modelos cuantitativo y cualitativo.
La evaluación incluye la medición (cuantitativa y/o cualitativa) y la supera hasta llegar a los juicios de valor que sean el caso.
Las evaluaciones pueden fundamentarse en dos enfoques:
En normas
En criterios.
En el primer caso cuando el docente emite su juicio acerca de lo evaluado, comparando la realización del estudiante con lo que normalmente se espera que sea su comportamiento o resultado. Esto en relación con las personas de su edad y condición.
También se dice que se está evaluando con base en normas, cuando la distribución de los resultados se ubica tal y como se espera que ocurra en una curva normal. Dicho en otros términos, el evaluador en estas condiciones supone que las personas de más o menos de la misma edad y condición tienen capacidades y rendimientos tales, que siempre se van a encontrar: Un grupo de estudiantes con bajo rendimiento, un segundo grupo con mal rendimiento; un tercer grupo, que representa la mayoría cuyos resultados y capacidades se consideran comunes o regulares; un cuarto grupo (de poca proporción) que son los buenos, por último, una pequeña minoría que se destaca por ser excelente.
El enfoque evaluativo lleva a prácticas realmente inadecuadas, tales como las de "ajustar los resultados de los exámenes y pruebas" de modo que sus resultados de todos o de casi todo el grupo de estudiantes sean muy buenos o que todos aprueben. Con esto se logra que el profesor no sea considerado como muy elástico o muy "blando". De otra parte, si todos o casi todos pierden, la opción es "aflojarle" las pruebas para que la punto se "normalice". En esta forma nadie dirá que el profesor es un "tirano".
En el segundo caso, el docente juzga basándose en criterios que sirvan para establecer el grado de perfección que se espera en un determinado aspecto o rendimiento dado.
Realizar una evaluación basada en criterios, quiere decir entonces que a cada estudiante se lo evalúa según cumpla o no con los criterios establecidos. Significa, además, que si un educando no logra el objetivo de todas maneras, lo que se espera es que lo logre. Por consiguiente, se deben revisar no solamente los aspectos o variables que afectan al aprendizaje del estudiante, sino también, las variables que de alguna manera puede influir en el proceso de enseñanza o en la acción docente. El análisis de sus resultados orientará la toma de decisiones que sean pertinentes.
La Evaluación Cuantitativa (Stuffelbeam, 1973), concentra su atención en la evaluación de objetivos establecidos a priori y que sirven para decidir en qué grado han alcanzado los estudiantes los objetivos propuestos.
El debate entre la cuantificación del aprendizaje y su evaluación cualitativa es una manifestación particular de una polémica más amplia entre los conocidos enfoques cualitativos y cuantitativos o experimentales que tienen lugar en las ciencias sociales y con énfasis, en la investigación educativa.
CONCLUSIONES
El estudio y investigación de este tema nos permite llegar a concluir que la evaluación es un componente del proceso de enseñanza-aprendizaje en estrecha relación con los demás, posee el carácter director , nos expresa el carácter sistémico de todos los componentes así como su interrelación; El conocimiento de las funciones de la evaluación nos permite analizar el buen funcionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje en los educandos de forma individual y grupal; La evaluación adecuada y sistemática permite la calidad del proceso partiendo de la función de diagnostico que orienta el camino correcto en las acciones que debe seguirse por el profesor para avanzar en el conocimiento, además de establecer un nexo directo con la investigación y la auto preparación de los estudiantes que aun presentan problemas con su el desarrollo de sus capacidades intelectuales.
BIBLIOGRAFÍA
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6. -Sánchez Portuondo, Fernando C. (1999). Selección de lecturas sobre Evaluación Educativa. Universidad de Matanzas.
7. Zilbestein Toruncha, J; R. Portela Falgueras y M. Mc Person Sayú. Didáctica integradora de las ciencias. Experiencia cubana. PROMET. Editorial Academia, La Habana, 1999, pág. 10.
Autor:
Lic. Doris Jiménez Padrón.
Especialidad: Lic. Marxismo Leninismo e Historia
SUM Rafael Trajo. Los Arabos.
Año: 2009
País: Los Arabos, Matanzas, Cuba
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