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De pescadores y horticultores a obreros (página 2)


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1.1.3. Resultados.

A fines de 1965 quedó terminado el cierre del caño Manamo. Consistía en un sistema de diques de 172Km de longitud que impiden que las aguas del Orinoco eleven el nivel de los caños Manamo y Macareo, durante los meses de Mayo a Octubre, inundando las islas de Guara, Manamito y Cocuina y protegen parcialmente las islas de Tucupita y Macareo. Duarnte las inundaciones de 1966, quedaron efectivamente protegidas unas 170.000Has en el Delta y S de Monagas. Posteriormente, los efectos secundarios ocasionados por la salinización de los caños y las inundaciones producidas por las lluvias en el interior de las islas, obligaron a emprender la construcción de un sistema de drenaje superficial de 155Km de canales primarios y 792Km de canales secundarios; en la desembocadura de quéllos se instalaron además, compuertas que se cierran durante la marea alta y se abren durante la baja, para evitar que el agua salobre penetre en ellos.

Para 1976, se calculaba que sólo 60.000Has quedaban aprovechables para uso agropecuario, el resto se recomendaba dedicarlo a la piscicultura, debido a la desaparición acelerada de la capa vegetal en el interior de las islas del área protegida.(Ramírez 1976:3).

En 1978, en la isla Guara se habían asentado 180 familias campesinas en una extensión de 4.356Has; 732Has para uso agrícola y 3.624Has para uso pecuario, con un promedio de 24,2has/familia. Se adjudicaron además 111 parcelas empresariales de 112Has C/U, para un total de 12.395Has, 5.112Has para uso agrícola y 7.283Has para uso pecuario. Los estudios de las islas Tucupita y Macareo dieron como resultado 76.500Has aprovechables; 36.700 para uso agrícola, 28.000 para uso pecuario y 11.800 como tierras marginales (CVG 1976:169-170).

Como estaba previsto, en las tierras que quedaron protegidas de las inundaciones por las obras de cierre, se impuso en agricultura el sistema de monocultivos intensivos: Maíz, caraotas y arroz, principalmente; en menores cantidades, plátanos y cacao.

La cría de vacunos presentó dificultades debido al problema edáfico que trataremos más adelante y se complementó con la cría de búfalos (Ramírez 1977:22-24). Por otro lado, dos años después del cierre del caño, la CVG se vió obligada a resolver el grave problema que representó para los indígenas Warao los profundos cambios operados en el ecosistema deltaico, de los que trataremos luego, baste decir aquí que se procedió a reubicar a los habitantes de la zona del Bajo Delta, especialmente los del caño Morocoto, para fundar con ellos tres pueblos: Santo Domingo de Guacajarita, El Pajar y Playa Sucia (CVG 1970 y Heinen, 1986:116).

Los informes internos emanados de la misma CVG mostraban preocupación por los escasos resultados obtenidos y los graves desequilibrios producidos en la composición de los suelos y las aguas del Delta, desde el cierre del caño. Al final, según estudio de COPLANARH, en la zona protegida, sólo 70.000Has estaban libres de convertirse en suelos sulfato-ácidos(Ramírez 1977:2-3). Informes que contrastaban con la información oficial que se destinaba al público en la misma época, en la cual se mostraba el proyecto como de un éxito sostenido (CVG 1978:169-172).

2. Alteraciones al medio natural.

Inmediatamente después del cierre del caño Manamo, comenzaron a evidenciarse una serie de trastornos tanto físicos, como químicos, que produjeron graves desequilibrios en el ecositema deltaico.

2.1. Alteraciones edáficas.

Apenas un año después del cierre del caño, en 1967, la progresiva salinización de las tierras cercanas a los caños por los que ya no circulaba agua dulce, proveniente del Orinoco, La consecuencia inmediata de esto fue la inhabilitación para la agricultura de un alto porcentaje de tierras que se habían previsto como de potencial desarrollo en las islas.(CVG 1970:1).

Por otro lado, las características particulares de la topografía deltaica produjeron a mediano y largo plazo otra serie de alteraciones edáficas; en efecto, morfológicamente, las islas del Delta presentan forma de plato sopero, cuyos bordes, de hasta 1 Km de ancho, se elevan de 1 a 6 m s.n.m. y es la zona de mayor concentración y profundidad de la capa orgánica apta para cultivo y donde se han hecho tradicionalmente.

El centro de las islas, de 0.5m s.n.m., con escasa capa orgánica, es predominantemente pantanoso, con problemas de drenaje. Los suelos situados debajo de la capa orgánica, son de tipo arcilloso marino aluvional, ricas en piritas, de textura franco-arenosa a franco-arcillosa (Ramírez 1977:2-5). Al cerrarse el caño Manamo, las tierras que quedaron fuera del alcance de las inundaciones periódicas del Orinoco presentaron alteraciones causadas por tres tipos de agentes, dos naturales: físicas y químicas y una humana.

2.1.1. Causas físicas:

Además de la creciente salinización de la capa freática y de los suelos mismos, que fue casi inmediatamente, al llegar la temporada de lluvias, debido a la forma peculiar y al problema de drenaje de las islas, el centro de éstas quedó inundado igual que antes y el área efectivamente aprovechable se redujo considerablemente y volvió a quedar restringida a los bordes. La creciente salinización afectó también estas áreas, pues dejó de correr por los caños el agua dulce procedente del Orinoco. Esto se agravó en el centro de las islas, pues allí se produjo entonces mayor concentración salina, debido a la ausencia de drenajes, por un lado y de corrientes de agua dulce que podrían evitar la concentración salina, por otro.La solución que la CVG implementó para remediar estas cusas fueron el costoso y extenso sistema de canales de drenaje primarios y secundarios y el de compuertas en la desembocadura de los mismos.(Ramírez 1977:2-3 y Romero 1982:210-ss).

2.1.2. Causas químicas:

Según informe de la CVG-FUSAGRI, la capa orgánica superficial de las islas del Delta descansa sobre arcillas marinas ricas en sulfuro de hierro que, si se encuentran cerca de la superficie, se oxidan, formando óxidos e hidróxidos de hierro y azufre libre, que al entrar en contacto con el agua salada, produce ácido sulfúrico. Esto puede neutralizarse con materiales ricos en bases, en este caso, muy escasos o inexistentes en el Delta.

Este ácido reacciona con las arcillas marinas, ocasionando la liberación de aluminio estructural en tales cantidades que pueden generan gran toxicidad en muchas plantas. Los suelos resultantes presentan un moteado amarillo pálido, conocido como Jarosita o sulfato de hierro y potasio, con un Ph menor de 3.5 y alta conductividad eléctrica, típicos de los suelos sulfato-ácidos. Estos suelos son de baja o nula productividad, causada por el aluminio, que inhibe el crecimiento radicular; por el bajo Ph, que produce toxicidad por hierro y manganeso; los fosfatos precipitan y la capacidad de intercambio catiónicao es baja. Se calculó que en el Delta, sólo 70.000 Has se encontraban fuera de este riesgo (Ramírez 1977:14). Este proceso se inició a partir del momento en que la capa vegetal comenzó a disminuir, es decir, a los dos años del cierre del caño. Los síntomas inmediatos fueron una baja de la productividad de los cultivos y la desapariciónde los pastizales, lo cual obligó a los productores a movilizarse continuamente, a medida que el suelo se volvía estéril, en busca de mejores condiciones, inutilizándose así más de 15.000has de tierras antes cultivables,casi todas ellas en el Edo. Monagas.(Romero 1982:210). Otro cálculo supone un total de 500.000Has desertificadas en toda el área deltaica (Egea 1996: Com.pers.)

2.1.3. Causas humanas:

Durante los primeros años, las siembras efectuadas en los diques o bordes de las islas del Delta fueron satisfactorias, de una alta productividad sin uso de fertilizantes, pero este rendimiento comenzó a disminuir, debido, principalmente, al excesivo laboreo de las tierras, quemas y a la degradación de los suelos que anteriormente estaban en estado de inundación semi-permanente o permanente y que pasaron después del cierre del caño a otro de oxidación debido a las obras de drenaje.(Ramírez 1977:12).El ganado, por otra parte, agotó progresivamente los pastizales y el deterioro químico del suelo obligó a una trashumancia de los rebaños, que sumó a los factores naturales el deterioro producido por el paso de miles de cabezas de ganado en constante movimiento en busca de zonas aptas para pastar.(Romero 1982:210-212 y Egea, 1996: Com. Pers.). El resultado fue que la capa orgánica superficial en el Delta superior y medio, originariamente de 60-80 cm de espesor, para 1976 se había reducido a 10 cm o menos en las áreas intervenidas (Ramírez 1977:12).

2.2. Alteraciones Hidrológicas:

El cierre del caño Manamo represó las aguas dulces procedentes del Orinoco, impidiendo su salida al mar; el cauce del caño se convirtió en una cuña de agua tipo ría o fiordo, de agua salobre, con muy poco movimiento horizontal, permaneciendo, en cambio, el vertical, producido por las mareas. El proceso de salinización afectó los ecosistemas animal y vegetal de los caños y sus orillas, por un lado y por otro, las poblaciones indígenas que perdieron su principal fuente de subsistencia: la pesca en los caños e islas y los productos vegetales habituales de su consumo.

Los sedimentos de los caños, en contacto con las aguas ácidas presentan el fenómeno de eutroficación y floculación que enturbiaron las aguas, haciendo aún más inhóspito el ambiente de los caños para cualquier especie animal, vegetal y el consumo humano; este efecto es aún mayor en los canales grandes. (Romero 1982:208-210). En 1976, se registraron precipitaciones excesivas en las cabeceras del Orinoco y sus afluentes de Guayana, provocando en el Delta una gran inundación que alcanzó alturas de hasta 13 y 15m debido, en gran medida, a la imposibilidad de desaguar el exceso de caudal por el para ese entonces cerrado caño Manamo. (Romero 1982:210), como consecuencia de ello, se estima que entre 1.000 y 3.000 indígenas murieron, a pesar de las labores de salvamento llevadas a cabo por la Guardia Nacional y el ejército (Egea, 1996: Com.Pers.);

Otras versiones, sin embargo, suponen que esta tragedia y las otras inundaciones al S del Delta que se han registrado, no tienen que ver con el cierre de caño, pues el exceso de las aguas drenaría por el caño Macareo (Heinen 1986:117). El estancamiento de las aguas del caño provocó una súbita proliferación del "Anofeles Aguasalis", ocasionando un brote palúdico en 1970, que desde entonces se ha hecho endémico en esta región, antes saneada y que se extendió a otras partes del país (Egea, 1996: Com.pers.).

La baja en la fertilidad de las tierras cultivadas intensivamente, obligó a los productores a emplear fertilizantes químicos en cantidades cada vez mayores, que se fueron depositando en la capa freática de las islas, reservorio de agua dulce para consumo humano, animal y vegetal y cuando se construyó el sistema de drenaje, éste arrastró estos residuos hasta los caños, cuya escasa movilidad afectó adversamente aún más las ya deterioradas condiciones de sus aguas.(Romero 1982:210).

3. Alteraciones al medio humano:

La población que habitaba diversas regiones del Delta, tanto los aborígenes como los criollos de Tucupita y otros lugares, vieron afectadas sus condiciones de vida a raíz del cierre del caño Manamo; alteraciones que han resultado ser irreversibles.

3.1.Población Indígena:

Los cambios en la composición de suelos y aguas, además de las súbitas crecidas que se experimentan en el S del delta, a partir del cierre del caño Manamo, modificaron sensiblemente las condiciones de subsistencia de los aborígenes, pertenecientes a la etnia Warao, sin proporcionarles a la vez ninguna ventaja adicional.

3.1.1. Modo de vida tradicional:

La zona directamente afectada por las obras de cierre del caño Manamo, incluye el N y el E del Bajo Delta, ocupada desde hace vario siglos por la etnia WARAO. El nombre "Warao", está formado por los vocablos "Waha", que significa: "Tierra baja o playa" y "Arao", que quiere decir: "Habitante"(Heinen y Caballero 1992:6). Estos aborígenes poseen tradicionalmente una economía basada en la caza, la pesca, la recolección, y en menor medida, de pequeños cultivos.

El uso de los recursos naturales del Delta los llevó a compartir dos tipos distintos de hábitat: Comunidades paláfiticas formadas por varias familias emparentadas entre sí, en las orillas de los caños, para la pesca y el cultivo de yuca amarga (Manihot esculenta sp.) y Ocumo chino (Colocasia Antiquorum), durante las inundaciones periódicas de las islas; en la época seca, los grupos familiares se dividían para trasladarse al interior de las isla, donde se dedicaban a la explotación de la "Yuruma" o "sagú", rico en almidón, que se encuentra en el interior de la palma de Moriche (Mauritia flexuosa). Complemento de su dieta lo constituían la pesca en los caños y en el interior de las islas, insectos, larvas, miel, etc.(Heinen y Caballero 1992:10-11).

Las crecidas estaconales del Orinoco, al inundar las islas, permitían la vida y el cultivo en los bordes, a orillas de los caños. En tiempos pasados, los indigenas fueron empleados, voluntaria o forzosamente, como mano de obra asalariada o gratuita en plantaciones de balatá, cacao, café, prospecciones petroleras y aserraderos; además existía un comercio con los arawacos de Guyana, los criollos de Trinidad y poblaciones venezolanas hasta Ciudad Bolívar; pero siempre manteniendo la práctica de sus actividades tradicionales. Las comunidades que residen a lo largo de los caños se consideran emparentadas y forman unidades endogámicas de hasta 250 personas, mientras que en los morichales los grupos, usualmente una sola familia, no pasaban de 25 personas (Heinen y Caballero 1992:12-13). Forman una sociedad básicamente igualitaria, alrededor del eje suegro/yerno, con una relación subyacente madre/hijas/nietas.

El suegro "Aidamo" es el jefe del grupo y sus yernos, "Dawa", encabezados por el yerno principal "Dawa awahabara o Yaota arotu", poseen una relación de prestación, ayudados entre sí como concuñados "aharayaba". La madre, o suegra, ejerce de jefe de casa (Household) y sus yernos contribuyen a su mantenimiento, según la forma uxori-matrilocal (Heinen y Caballero 1992:27-28). Este sistema socio-econ-omico descansa sobre la reciprocidad basada en los nexos parentales, especialmente entre los esposos de un mismo grupo de hermanas (aharayaba). Este sitema garantizaba la distribución equitativa de los productos y se aseguraba el sustento de aquellos incapacitados para trabajar, niños o ancianos, o quienes ejercían cargos de liderazgo. (Heinen y Caballero 1992:32).

3.1.2. Modo de vida después del cierre del caño:

El primer fenómeno que afectó la vida de los Warao en forma directa fue la súbita salinización de los caños y tierras del Bajo Delta, con la consiguiente desaparición de la población piscícola que proporcionaba gran parte de los medios de subsistencia a los habitantes de las riberas, agravada posteriormente con la floculación y eutroficación producidas por los compuestos sulfato-ácidos. En el interior de las islas, la progresiva acidificación fue eliminando las especies de peces morichaleros y la pérdida de fertilidad de los suelos disminuyó los recursos vegetales.(Ramírez 1970:1 y Romero 1982:210). Esta situación ocasionó un éxodo de muchos habitantes de la zona afectada: Osibu Hana, en caño Morocoto, los de Dauwaha y otros, para el S de Tucupita y la zona no protegida (Egea, 1996: Com.pers.) Para 1968, dos años después del cierre del caño, Los habitantes de la zona afectada que pemanecieron, tuvieron que ser reubicados en asentamientos tales como Santo Domingo de Guacajarita, El Pajar y Playa Sucia (CVG 1970 Hayes-Latimer 1982:66-68 y Heinen 1982:84).

El nuevo patrón de poblamiento se hizo siguiendo el modelo de los asentamientos campesinos del IAN, es decir, en viviendas individuales unifamiliares, de bloques, con techos de zinc o asbesto, en disposición de cuadrícula y calles rectas entre las casas. Cada poblado contaba con escuela, galpón comunal y una extensión de tierras de labor con parcelas individuales para cada familia además de una o dos parcelas comunales. Un objetivo adicional era la producción de excedentes que les permitieran no sólo ser autosuficientes sino que los vinculara a la economía nacional como proveedores de productos agrícolas y artesanales (CVG 1970, Hayes-Latimer 1982:72-73). Estos grupos indígenas se desvincularon con el patrón socio-económico tradicional que unía modo de producción, hábitat, vivienda y relación parental en un todo equilibradamante homogéneo, convirtiéndose en conuqueros y asalariados de los criollos.

Este cambio provocó la ruptura del sistema de trabajo encabezado por el suegro/jefe, basado en la reciprocidad, creándose grupos de trabajo individuales donde cada familia nuclear y algún hermano o hermana se beneficiaban del producto de su trabajo (conuco o salario), encabezados ahora por los yernos, quienes actuaban de "cabezantes", substituyendo al suegro o "Aidamo".

Se creó también una élite de funcionarios: maestos, enfermeros, ecónomos y otros cargos gubernamentales, con mayores ingresos individuales que se tradujeron en mejor nivel devida, similar al de los criollos, introduciendo una estratificación social antes desconocida en las comunidades Warao. Estas desigualdades, al destruir el sitema de reciprocidad y substituirlo por el ingreso individual, trajeron problemas de desnutrición, pobreza y mendicidad. Además, los nuevos asentamientos se hicieron en el Edo. Monagas, aunque pertenecen económicamente al Edo. Delta Amacuro, en ellos, predomina la cría de ganado por parte de productores criollos, lo que ha originado muchos abusos por parte de éstos hacia los Warao, en la forma de destrucción de conucos y pérdida de siembras (Heinen 1982:419; 1986:117 y Heinen y Caballero 1992:29).

Estos asentamientos han perdido casi todas las características que los identificaba con la etnia Warao, especialmente en lo que se refiere a estructura socio-económica y cultura tradicional, la cual ha desaparecido casi en su totalidad, hasta el punto de ser considerados ya como pueblos no indios, totalmente aculturados (Heinen 1972:89 y Hayes-Latimer 1982:76).

3.2. La población rural:

Otro sector afectado por los cambios en el medio ambiente provocados por el cierre del caño Manamo, fue el de los agricultores criollos allí establecidos.

3.2.1. Modo de vida antes del cierre:

La población rural criolla de pequeños asentamientos y fincas que se encontraba en la zona afectada, tenía sus sembradíos en la zona de dique o borde insular ya mencionada, con pequeñas siembras de yuca, ocumo blanco, maíz, frijol, naranja criolla, aguacate, cambur y plátanos; la caraota no era un cultivo típico del Delta y ni siquiera forma parte de la dieta habitual, tanto de indios como de criollos. Había algunas prósperas haciendas de cacao de 3 ó 4 Has, combinadas con ocumo y piña. Los excedentes se comercializaban en Trinidad.

La ganadería era de tipo trashumante, pastando en las islas en tiempo de sequía y trasladándose gradualmente a las sabanas altas, a medida que el río subía, en época de inundaciones, este sistema no producía agotamiento de los suelos, a pesar del elevado número de cabezas de ganado (Ramírez 1977:16-17).

3.2.2. Después del cierre del Caño:

A partir de 1966, al quedar enormes extensiones de tierra protegidas de las inundaciones, estas pequeñas plantaciones fueron substituidas por cultivos intensivos de maíz, caraota y arroz, principalmente, con un promedio de 10 a 15 Has por persona, y la necesidad inevitable de técnicas de mecanización para su laboreo. La política crediticia, pretendió desestimular cualquier otra producción que no fuese la de los rubros mencionados, por lo cual sólo ellos recibieron crédito y facilidades para la adquisición de insumos (maquinaria, aperos, y posteriormente, fertilizantes); las siembras de ocumo, plátano yuca o cacao no recibieron, pues, ningún crédito oficial, a pesar de ser éstos los cultivos tadicionales mejor adaptados a las condiciones especiales del Delta.

Al alto rendimiento que se registró en los primeros años, siguió un descenso de la producción por las causas mencionadas anteriormente y las costosas obras de drenaje que se emprendieron no solucionaron el problema satisfactoriamente; al desaparecer progresivamente la capa orgánica superficial, la CVG y FUSAGRI introdujeron variedades especiales combinadas con el uso intensivo de fertilizantes. En 1976, los productores se quejaban de que entonces, con mayores recursos, obtenían menores beneficios que antes del cierre del caño, cuando no sólo se autoabastecían, sino que tenían excedentes para comercializar. En cambio, después del cierre, sólo estaban obteniendo ingresos lo que aún seguían apegados al sistema de conuco, alternando varios productos, (Ocumo, plátano, yuca, maíz, etc,).

El informe interno oficial reconoce que la introducción de nuevos cultivos intensivos en substitución de los antiguos productos y métodos, es la causa principal del fracaso agrícola; resta importancia, sin embargo, a las obras del cierre, y recomienda que se regrese a los sistemas mejor adaptados a las condiciones originales. Parece olvidar, empero, que los cambios edáfico-hidrológicos eran ya irreversibles y que el origen del proyecto era precisamente la mono-producción intensiva de los rubros que interesaban a fines de solucionar el desabastecimiento de Guayana. (Ramírez 1977:17-20).

3.3. La población urbana:

El cierre del caño Manamo benefició directamente a la ciudad de tucupita e indirectamente a las demás poblaciones deltaicas al servir de sostén para la carretera que las comunicó de ese momento en adelante con el resto del país.

Creemos, sin embargo, que igual efecto se hubiera conseguido con la construcción de un puente, y a un costo mucho más bajo. Otro beneficio adicional significó la posibilidad de expansión para la capital del estado, Tucupita, que en el lapso de 20 años duplicó su tamaño, ocupando grandes extensiones de terrenos antes sometidos a las inundaciones periódicas. Los efectos negativos no se hicieron esperar: en primer lugar, el estancamiento de las aguas del caño provocó graves focos infecciosos, especialmente cuando es éste el destinatario de las aguas servidas de la ciudad, bien sea directamente o a través de pozos sépticos que filtran hacia él; otro efecto nocivo fueron los brotes palúdicos ya mencionados que se convirtieron en endémicos; actualmente, es la bora, que se ha constituido en un grave obstáculo para la navegación de todo tipo de embarcaciones por sus aguas. (Egea y Heinen 1996: Com. Pers.).

Pero el efecto más visible fue el del éxodo de la población indígena ya mencionado, que se trasladó hacia zonas más altas, cerca de los centros urbanos y hacia otras partes y llenó las calles de Tucupita con desarraigados en busca de mejores condiciones de vida y salubridad. (Yoyotte, Martorelli, Pascual1994; Davies, 1994a y 1994b; y Heinen, 1986:117; 1996, Com Pers.).

4. Conclusión.

A pesar del breve resumen expuesto anteriormente, podemos decir que hay suficientes evidencias de que el cierre del caño Manamo en el Delta del Orinoco constituyó un ejemplo de desastre ecológico de inusitada magnitud. Sin duda alguna, el mayor de nuestro país. Desde el momento mismo de su concepción, surgió como un mega-proyecto que se vió fracasar apenas terminada su primera fase, en 1966; el resto del tiempo, durante 15 años, la CVG y otros organismos (FUSAGRI, COPLANARH) invirtieron enormes cantidades de recursos financieros y humanos para corregir el entuerto, pero siempre minimizándolo, dando al mismo tiempo una imagen positiva de la obra. Los daños casusados al ambiente físico y humano son incalculables y, en buena medida, irreparables, superando con mucho, los posibles beneficios que registrara el proyecto en un principio.

Creo también que este caso merece un estudio etnoecológico más completo, considerado desde una perspectiva histórica, con el fin de dejar constancia para las generaciones futuras de lo que parece ser un perfecto ejemplo de mal manejo de objetivos, recursos y métodos y las graves consecuencias que ello puede traer para el equilibrio ecológico de una zona cualquiera.

Bibliohemerografía

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Entevistas:

En el transcurso de esta investigación fueron entrevistadas las siguientes personas, a quienes queremos expresar nuestro agradecimiento:

En Guacajara (Caño Pedernales): José Silva; dirigente indígena. En Jotajana (Caño Cocuina): Martín Subero Monterola (a) "Bolívar"; comisario. En Tucupita: Adolfo Zambrano, ingeniero agrónomo, director de la Oficina Regional de Ayuda al Indígena (ORAI); Dr. Sergio Dellán, médico; Aquiles Amarés, ingeniero agrónomo; Josefa Fernández, comerciante, Ramón Pagola, comerciante. En La Horqueta: Manuel Gómez, comerciante, agricultor y ganadero; Ladislao Bermúdez, agricultor y ganadero; Héctor Hernández, ganadero; Tomás Lazarde, comerciante, ganadero, agricultor; Ramón Ceballos, comerciante de maderas. Luis Martínez, comerciante de maderas. Víctor Gómez, agricultor, obrero (Warao). En Caracas, al Dr. H. Dieter Heinen, antropólogo con más de 30 años de investigación entre los Warao del Delta del Orinoco y a Ronald Egea, ecólogo, quien se encontraba asimilado a la Guardia Nacional con el grado de Capitán, encargado de la supervisión de aquella zona durante y después de los trabajos de construcción del dique por parte de la CVG. Egea advirtió desde un principio las posibles consecuencias que iban a desencadenarse más tarde, sus observaciones, sin embargo, fueron desestimadas.

 

Curriculum breve

Alvaro A. García-Castro

(Caracas, Venezuela, 13 de junio de 1949)

Profesión: Investigador. Licenciatura en Historia (Universidad Central de Venezuela). Postgrado (Ph.D.) en Antropología (en tesis) del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Caracas, Venezuela. Tema: El proceso de urbanización de una comunidad Warao en el Delta del Orinoco. (1997-2002). Ha sido investigador en el Departamento de Historia (Diccionario de Historia de Venezuela) de la Fundación Polar, institución cultural privada sin fines de lucro (1984-1996), y es investigador para temas históricos y antropológicos de la Fundación Cisneros, institución cultural sin fines de lucro (1999-2006). Actualmente reside en España como representante de dicha institución y como investigador. Ha publicado varios libros y artículos sobre temas históricos y antropológicos del Orinoco y la cultura Warao.

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