Impacto socioeconómico del cierre del caño Manamo entre los indígenas Warao del delta occidental (Estado Delta Amacuro, Venezuela).
Resumen:
En su momento, el cierre, mediante diques, del caño Manamo por la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) en 1965, constituyó una seria intervención del medio que modificó profundamente el delicado equilibrio ecológico de la región nor-occidental del delta del Orinoco.
Las aparentes ventajas de la interrupción de las inundaciones periódicas del río, se vieron contrarrestadas por los cambios radicales que aquélla ocasionó en la composición de los suelos, las aguas, la fauna y la flora de la zona afectada. Es menos conocido, sin embargo, el impacto que esta intervención tuvo sobre los miembros de la etnia Warao, que habita desde hace miles de años el delta del Orinoco y cuya economía, costumbres y creencias están unidas indisolublemente al hábitat que los rodea.
De tal manera, al modificarse repentinamente y a escala regional el ecosistema, se produjeron simultáneamente profundos y permanentes cambios en la cultura Warao, en particular en lo concerniente a sus prácticas de subsistencia y patrones de residencia, originándose migraciones masivas de indígenas hacia otras partes de la región, en especial hacia las ciudades.
Este trabajo es un adelanto de la nvestigación en curso que ha llevado a cabo el autor entre un grupo Warao de dicha zona, los cuales, de pescadores, recolectores y horticultores de ribera, pasaron a convertirse en asalariados urbanos.
1. El cierre del caño Manamo.
A finales de la década de 1950, los planes para el desarrollo de la región de Guayana, por parte de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), determinaron que se estudiara la necesidad de proveer a esa región de un sistema de abastecimiento de productos agropecuarios en cantidades suficientes para el futuro. Para ello, esta institución llevó a cabo varios estudios previos de la región del Delta del Orinoco y se decidió construir allí una serie de diques que dejarían al descubierto más de 300.000Has de tierras, supuestamente aptas para el desarrollo intensivo de la ganadería y la agricultura.
1.1.1. Origen del proyecto.
El desarrollo del complejo siderúrgico de Guayana, a partir de 1959, ocasionó un explosivo aumento demográfico que creó, a su vez, un desabastecimiento de productos, especialmente agropecuarios, que debían ser traídos desde otras partes del país, con el consiguiente encarecimiento en los costos. Un estudio de suelos del escudo de Guayana, S de Anzoátegui y llanos de Monagas, determinó la pobreza de los mismos, resultando insuficientes para las necesidades futuras de Guayana.
La solución, al parecer, estaba en el Delta del Orinoco, cuyos suelos, supuestamente fértiles, estaban desaprovechados debido a las crecidas estacionales del gran río; se creyó que si se protegían ciertas partes con un sistema de diques o pólders, se obtendrían a bajo costo miles de Has aptas para labores agropecuarias intensivas, solucionando así el problema de abastecimiento fururo de Guayana.(CVG 1965: VI-VI-1).
1.1.2. Características del proyecto:
En 1960 la CVG encargó al Sector Agroforestal, adscrito a la División de Estudios, Planificación e Investigación, que iniciara una serie de estudios en el Delta, en la isla Macareo, entre el caño de este nombre y el Manamo, donde se consideró la construcción de un Pólder. (CVG 1965:VI-2). Estos estudios arrojaron la cifra de 10.000Km2 de tierras potencialmente aprovechables, que cada año quedaban durante varios meses cubiertas por las inundaciones del Orinoco. En 1964, se elevó aquella oficina al rango de División de Recuperación de Tierras y Desarrollo Agroforestal. (CVG 1965:VI-1 y 2).
Según una fuente, una empresa holandesa, al parecer, determinó la inviabilidad del sistema de Pólders, recomendando no intervenir la zona (Egea, Comunicación personal 1996). No obstante, el 21 de mayo de 1964, le fue encomendado a la empresa IARTA un estudio del potencial agrícola de la zona inicial delimitada, de 283.260Has, que determinó que de éstas, 79.670Has (28,12%) eran suelos de clase III-A y III-B, aptas para cultivos; 172.330Has (60,84%) eran suelos de clase IV, sólo para cultivos limitados, más bien apropiadas para pastizales; el resto, 31.260Has (11,04%) eran suelos de clase VI y VII, impropios para fines agrícolas (CVG 1964:11,13). El informe indicaba también que las particulares características de los suelos deltaicos ameritaban llevar a cabo una profunda intervención de los mismos (fertilizantes, defesnsas, riego), bajo estricto control que garantizara el manejo racional de dichos suelos y recomendaba continuar los estudios en el futuro para evaluar con precisión el potencial agroeconómico del Delta (CVG 1964:13-15,22,39-40,69-73).
La continuación de estos estudios arrojó la cifra de 250.000Has de tierra aprovechables para uso agropecuario en las zonas altas al S del edo. Monagas, libres de inundaciones y 300.000Has más, en las zonas inundables del mismo estado y el entonces Territorio Federal Delta Amacuro. Los estudios agrológicos determinaron que el área más prometedora era la comprendida por Manamito, Isla Guara y Río Grande. Se llevaron a cabo levantamientos topográficos, cartográficos, meteorológicos, estudios hidrológicos, socio-económicos y experimentos de adaptabilidad de nuevas especies vegetales a las condiciones particulares de la región. (CVG 1965:VI-10-12).
El total de tierras recuperadas sería de 333.984Has, 40.960 de.las cuales, es decir, el 12,3%, para los futuros desarrollos agrícolas (cultivos limpios, en buenas condiciones físicas, con capacidad para producir abundantes cosechas con la aplicación de técnicas agronómicas adecuadas) (CVG 1965:VI-11-13). El factor hidrográfico se consideró suficientemente conocido y para el caño Manamo se calcuó que pasaba por él sólo el 11% del caudal del Orinoco en su nivel más alto y que sería desviado por el caño Macareo al concluir las obras. Las fluctuaciones del nivel del río se refirieron a observaciones realizadas por el Instituto Nacional de Canalizaciones y una compañía minera.
En Inglaterra, el laboratorio Hydraulic Research Station en Wallingford elaboró dos modelos hidráulicos con los datos proporcionados por la CVG y en Venezuela se construyó un tercero. Para la época dela publicación de este informe que citamos, en la isla Guara, margen izquierda del caño Guara e isla de Manamito, se hicieron, además, otros estudios para determinar:a) Tenencia y uso de la tierra. B)Sistemas convenientes de explotación agropecuaria. C) Utilización y disponibilidad de mano de obra familiar y asalariada. D) Mercadeo de los productos agropecuarios. E) Rendimiento económico de las explotaciones actuales. F) Servicios crediticios y técnicos y G) Aspectos sociales (CVG 1965: VI-14-18). En total, se identificaron 67. 900Has aprovechables para uso agrícola en el delta y S del Edo. Monagas.
Se hicieron también estudios de aclimatación de especies vegetales, tanto comerciales como para forraje, en la zona de Uracoa y Barrancas para ser sembradas en las áreas protegidas, unas 15.000Has. En 1964 se creó un centro de investigaciones agrícolas en aquella población. También se sembraron frutales y árboles maderables. En la isla de Guara se hicieron ensayos para determinar la carga de cabezas de ganado que podían sostener diversas especies de pastos. (CVG 1965:VI-18-24)
A mediados de 1964 se iniciaron los trabajos de construcción de un dique marginal que controlaría las inundaciones de la margen izquierda del caño Manamo y las obras de vialidad que permitirían la salida de los productos de esa zona. Le siguieron el dique-carretera que atraviesa el caño Manamo sobre una presa de cierre, que debía, en principio, seguir hasta el caño Macareo en su confluencia con el Tucupita. En esta primera fase, se protegieron de las inundaciones 970.000Has; otra segunda fase debía culminar con la construcción de un dique marginal en el Río Grande, quedando libre de inundaciones la casi totalidad de las tierras deltaicas, más de 2.000.000 de Has. (CVG 1965:30) Las consecuencias ecológico-sociales que se presentaron inmediatamente después de concluida la primera fase, es decir, el cierre del caño Manamo, paralizarían la continuación del proyecto. (Egea, 1996: Com. Pers.).
Con relación a la población indígena y el posible impacto que sobre su hábitat natural tendrían estas obras, no se hizo, al parecer, ningún estudio, a pesar de haber contratado la CVG a la empresa AICA con esta finalidad. Es más, aún durante la ejecución de los trabajos, había, por parte de los esponsables de ellas, un total desconocimiento de la existencia de una población indígena en las zonas afectadas (Heinen 1986:116).
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