Desarrollo
En 1891, publica este poemario, año en que su influencia personal va abrirse más allá de la isla, proclama las bases del futuro Partido Revolucionario Cubano, pronuncia los discursos "Con todos y para el bien de todos", que es ya una visión radiante de la república futura y "Los Pinos Nuevos", "canto a la vida que se alza llameante de las tumbas".
El hombre múltiple, el que se prepara para la guerra, hace en vísperas de ella una espacie de balance de su vida: recuerdos de su infancia, sus grandes preocupaciones, su honda pasión de amor y de justicia dictan las páginas estremecidas escritas en "… aquel invierno de angustia, en que (…), se reunieron en Washington, (…) los pueblos hispanoamericano." Plasma en la brevedad de aquellos versos su vasta cultura, su cubanía, sus experiencias, su patriotismo y el "culto a la dignidad plena del hombre".
En la estructura del "Poema XXX" se perfilan dos partes: la primera descriptiva, comprende las estrofas de la uno a la cuatro, apoyada en el periplo vital del esclavo, desde su llegada hasta su muerte, en una especie de flashback, que capta todos los fenómenos naturales y sociales; la segunda, comprende la última estrofa, es narrativa y alude a un compromiso que resulta ser, una hermosa profecía.
Las estrofas están perfectamente eslabonadas en una sucesión de escenas, con independencia aparente, pues van conformando el poema, el plano temático cuyo eje central se estructura con la alternancia de los motivos hábilmente encadenados: tiempo – naturaleza – situación del negro esclavo y paralelamente una naturaleza impetuosa, iracunda, que se revela, quizás identificada con el dolor y sufrimiento del negro, o como testigo – cómplice de los horrores de la esclavitud.
Desde esa perspectiva que organiza el poema, en el contexto ideológico y clasista más avanzado de la época, Martí ofrece la visión de la esclavitud, de la vida del negro, desarraigado de su sociedad de origen, cuya realidad tenía en sí misma el horror de la abyección del ser humano, con todas las gamas de sus tristes consecuencias, es una denuncia de la situación existente.
Las cuatro primeras estrofas constituyen un módulo descriptivo que actúan como pórtico en la creación de las isotopías que marcan el ambiente de violencia: "rayo", "sangriento", "lóbrego", "nubarrón", "fiero", "desnudos", "temporal", "henchidos", "alaridos", "rojo", "muerto". Estos sustantivos y adjetivos se convierten en correlativos teóricos fundamentales en la creación de imágenes, en función del factor cognoscitivo y racional. Al propio tiempo su empleo implica una generalización del fenómeno descrito y por sí solos evocan imágenes e ideas de causa y efecto en el receptor:
El rayo surca, sangriento,
El lóbrego nubarrón:
Echa el barco, ciento a ciento,
Los negros por el portón.
En esta primera estrofa, entre el primero – segundo y tercero – cuarto se forman dos oraciones aseverativas, en que cada una de las palabras, ya sea sustantivo, adjetivo o verbo, va cargada de su espíritu y significación. Los versos tres y cuatro describen uno de los momentos de desembarco de esclavos, aunque literariamente forman una hipérbole, lo que refleja fue una realidad histórica, porque el número de esclavos, encerrados en los barcos era una práctica cotidiana, ¿qué noble corazón, qué sensibilidad humana cono la de Martí podía contemplar, sin conmoverse, a estos hombres encerrados como bestias, convertidos en instrumentos de trabajo, en objeto de explotación miserablemente para la mayor fortuna del esclavista?
En la segunda cuarteta, el primer verso encabalgado con el segundo forma una prosopopeya, su empleo subraya como lógica consecuencia, el modo de aprehender la naturaleza observada. El sustantivo "viento", unido al objetivo "fiero", entre comas, se integran al conjunto de forma armónica, para la creación del efecto de la violencia de la naturaleza y enfatizar de manera inmediata el clima de horror y paralelamente la enérgica denuncia y actitud comprometida, en el momento en que es representada la repugnante y sobrecogedora escena en que los esclavos andan en hilera, se arremolinan y giran desordenadamente, bajo las imprecaciones y denuestos de los negros:
El viento, fiero, quebraba
Los almácigos copudos;
Andaba la hilera, andaba,
De los esclavos desnudos.
Hay una recíproca imbricación de los elementos por un ingenioso sistema de comparaciones, los dos primeros versos forman una oración aseverativa en una sucesión lógica – normal de sujeto- verbo- complemento: "El rayo surca sangriento/ El lóbrego nubarrón", "El viento, fiero, quebraba/
Los almácigos copudos". En los versos tres y cuatro se altera la sintaxis, ha sido trocada por el orden: verbo – sujeto – complemento: "Echa el barco, ciento a ciento, / Los negros por el portón". "Andaba la hilera, andaba, / De los esclavos desnudos." Esta estructura sintáctica contribuye a dar homogeneidad a las estrofas en función del reforzamiento de la tensión emocional, que unido a la correcta distribución de los acentos, de los verbos de movimiento: "quebrada", "andaba", que logran la armonía imitativa; la rima consonante y los grupos fónicos menores, intensifican el ritmo y la sonoridad en general a favor del dinamismo de la descripción que sirve de marco para afianzar el ambiente intenso, asfixiante, tanto de la temible naturaleza tropical como de la abominable y cruel esclavitud: asimismo los matices expresivos que permiten captar la sensibilidad del autor, el poder comunicativo y el sentido poético, a fin de suscitar la impresión de energía legada a la significación de la obra que expresa la denuncia de la vergonzante y repudiable explotación del hombre negro esclavo.
El esquema que se presenta, perfectamente simétrico en las dos primeras estrofas, se violenta cuando se contraponen los tiempos verbales, la primera en presente: "surca", "echa" para expresar las acciones que coexisten con el acto de observación del desembarco de esclavos, para de esta forma lograr un mayor realismo y veracidad de los hechos; por otro lado, la presencia del copretérito: "quebraba", "andaba" indican el paso del tiempo, la reiteración y duración del fenómeno natural y consustancialmente la realidad social.
Es observable un proceso de gradación entre cada estrofa, a la que se une la tercera, que completa el procedimiento paralelístico, a ello se suma el inicio: artículo sustantivo, "el rayo", "el viento", "el temporal", para expresar la ira de la naturaleza.
La tercera cuarteta expresa una serie de rasgos similares que establecen la común relación y el desarrollo ascendente de los acontecimientos, la relevancia estética que lleva la colocación en primer plano los verbos de movimiento en copretérito: "sacudía", "pasaba, que despierta la coincidencia de un impulso rítmico muy fuerte. Por otra parte; resulta interesante, como señales de equilibrio, la distribución casi exacta de sustantivo, adjetivo, y verbo. El encabalgamiento de los versos primero – segundo y tercero – cuarto para modelar dos oraciones aseverativas en perfecto orden sintáctico: sujeto – verbo – complemento:
El temporal sacudía,
Los barracones henchidos:
Una madre con su cría
Pasaba, dando alaridos.
El léxico empleado es bien selecto y de alta funcionabilidad desde el punto de vista expresivo y semántico. Sustantivos como: "temporal", "barracones", adjetivos del tipo enfático: "henchidos", "alaridos" contribuyeron en la consolidación de la atmósfera de violencia, aún más dramática cuando en medio de los rugidos del viento y las manifestaciones todas de un temporal, una madre pasa, con su hijo en los brazos, gritando al presenciar, alrededor de los barracones los azotes que recibía uno de los esclavos, quien con la cabeza baja, los ojos entreabiertos, el rostro contraído, esquivaba los golpes. El mayoral lo empujaba brutalmente para la casa del cepo, los continuos azotes se mezclaban con las imprecaciones y los gritos lastimeros del esclavo, hasta que dejan de oírse, señal de que: ¡el esclavo había muerto!
Se imagina el gesto de desaprobación del niño – Martí ante el horrible espectáculo, grabado en su memoria, ya adulto, el recuerdo de este inhumano trato y la valoración de la época que le tocó vivir le haría decir en sus Versos sencillos: "Con los pobres de la tierra,/ Quiero yo mi suerte echar".
Después de los azotes, el cepo, el bocabajo y la muerte del esclavo, el mayoral, a modo de escarmiento ordena colgarlo de un ceibo del monte:
Rojo, como el desierto,
Salió el sol al horizonte:
Y alumbró a un esclavo muerto,
Colgado a un seibo del monte.
Testigo de los horrores de la esclavitud es la historia y lo es el hombre, pero aquí la naturaleza también testifica la barbarie, el símil que inicia la cuarteta así lo justifica, se torna altamente expresivo y comunicativo; es el "sol " como el golpe de maza que sanciona la inapelabilidad de la sentencia, es el dedo acusador que reitera las atrocidades cometidas, lo injusto y desigual del sistema esclavista; estos elementos, en conjunto, responden a la reflexiva asimilación de la circunstancia histórica, ante la cual se abría el camino de la enérgica denuncia y repudio al medio.
El sustantivo "sol", que constituye uno de los símbolos rectores en la poética martiana y su modificante adjetival "rojo", le otorga relevancia especial y enfatiza aún más la imagen de violencia y crueldad al alumbrar al esclavo muerto "Colgado a un seibo del monte". Existe entre ellos una relación intelectiva y una correlación conceptual, que se va neutralizando en función de la profecía final y el mensaje histórico, con la presencia del verbo en pretérito "alumbró" que ofrece un significado similar al símbolo "luz" reiterado en la tropología martiana.
Decía Martí que "la luz es el gozo supremo del hombre, brilla solo lo que es digno recibir sus rayos".La aplicación de "luz", en este caso, la acción que expresa, implica una valoración positiva, de ahí que el valor intrínseco del verbo se mida por lo que significó este hecho para Martí, que se tradujo en su consagración al prójima, en su lucha por la elevación y mejoramiento moral y social de éste. De modo "alumbró" llega a ser un vehículo expresivo de los ideales y aspiraciones del poeta en su afán de lograr una equidad de justicia social entre los hombres.
Desde el punto de vista sintáctico se mantienen las oraciones afirmativas que responden a la intención comunicativa del poeta en función del contenido objetivo representado y la actitud de los hechos que juzga y valora. A diferencia de las oraciones anteriores, de la tercera cuarteta, esta vez, las dos construcciones," Rojo, como en el desierto,/ Salió el sol al horizonte:" "Y alumbró a un esclavo muerto,/ Colgado a un seibo del monte," comparten el mismo sujeto, no expreso en la segunda oración y trocada la sintaxis en la primera en el orden siguiente: complemento – verbo –sujeto – complemento; por otro lado sería: verbo-complemento-complemento-sujeto no expreso, sin embargo, se identifica con la concepción general de la obra, con los principios que la rigen y la idea que trasmite. La estrofa refiere la calma después de la tempestad, al mismo tiempo es el fin de la gradación, el clímax de lo inhumano y el tránsito a la introspección.
Con pequeñas variaciones, en el diseño de las cuartetas descriptivas hay similitud, a esta consideración unitaria contribuyen el atinado empleo del encabalgamiento que desrigidiza, aviva el verso y proporciona una mayor flexibilidad a las estrofas, deviene así en elemento estructural que facilita el especial apego hacia las oraciones aseverativas, una sintaxis diáfana y ligera, con un carácter funcional, además la sonoridad y armonía, el uso del léxico, subordinado a sus fines expresivos, comunicativos, acorde con la concepción realista que domina la obra. Todos estos elementos, en conjunto, responden a la reflexiva asimilación de la circunstancia histórica, ante la cual se abría el camino de la enérgica denuncia y repudio al medio:
Un niño lo vio: tembló
De pasión por los que gimen:
¡Y, al pie del muerto, juró
Lavar con su vida el crimen!
Esta última cuarteta está diseñada a partir de tres oraciones enunciativas: "Un niño lo vio: tembló/ De pasión por lo que gimen:/ ¡Y, al pie del muerto, juró/ Lavar con su vida el crimen!"; "tembló", "juró", oraciones gramaticales, psicológicamente en unidad causa – efecto, ofrece las acciones que se dan simultáneamente: el acto de ver produce el efecto de temblar, que equivale a la no aceptación del hecho, se manifiesta de esta manera, la actitud de pacto expresada en la construcción de infinitivo: "Lavar con su vida el crimen," se resume así el mensaje del poema: La necesidad de acabar con la esclavitud asumiendo la defensa del hombre esclavo.
Tal como podría hacerlo una cámara fotográfica o el pintor frente a su lienzo, que van mostrando las sucesivas escenas, el poeta ha logrado una descripción, no argumentativa, sino valorativa, de gran aliento vital, de mucha energía en el que la impetuosidad de la naturaleza infunde el dinamismo donde lo inanimado cobra vida y así todo se mueve y palpita en un horrendo concierto en que se mezclan lo natural con lo social.
Pero en ésta, la última estrofa, es como si se hubiera detenido la cámara fotográfica o el pintor con su lienzo, el poeta ya no describe sino narra. Este es el momento de la introversión, de la reflexión, es por ello que los verbos de movimiento desaparecen y son suplidos estilísticamente por verbos que transmiten estaticidad, para dar la sensación de quietud, es el pretérito que expresa acción acabada:"vio", "tembló", "juró" y una subordinada adjetiva con un verbo en presente, de gran efecto, que confirma la naturaleza del fenómeno social:"los que gimen".
Se constata así el cambio de tonalidad que conlleva un principio de gradación revelando el carácter reflexivo que contrasta en la expresión de una actitud descriptiva- enunciativa que se desplaza hacia la narrativa- comprometida y en la polarización de la antinomia libertad/ esclavitud.
Esta experiencia de Martí – niño, fue, quizás, el primer enfrentamiento que tuvo con el dolor del hombre esclavo, este primer impulso lo llevó más tarde a expresar sus ideas, sus sentimientos y su entrega total, al comprender que la esclavitud era un crimen social que habría de purgarse como culpa colectiva en el plano histórico y como culpa individual que debía ser asumida.
Él, que vio azotar a los negros, en su más temprana edad, no se le apagó jamás de su mejilla la vergüenza, al acudir en su recuerdo la imagen de ese cruel hecho se consideró deudor de aquella etnia discriminada, marginada y "me juré desde entonces su defensa". En la búsqueda de la profundidad de su pensamiento político encontramos que el trabajo de su espíritu consistió literariamente en una gesta de la liberación del hombre, en la entrega, en aras de una devoción a una causa noble, esto creó en Martí un sentimiento de "cautividad" que simboliza, en varias ocasiones, por medio de la figura del águila atrapada; imagen expresada en carta a su amigo Manuel Mercado: "…Ud. conoce mi pasión por la justicia, mi ardor contra la infamia, y la violencia más nimia del derecho; mi amor de enamorado por la gloria y brillo de América:- ¿cómo podré dar rienda a todos estos sentimientos naturales, en mí tan dominante y tan vivos?¿cómo podré vivir con todas estas águilas encerradas en el corazón?-…"
La estrofa final sintetiza todo el sentimiento de pureza y amor que desde pequeño se fue forjando Martí; se abroquela con sus recuerdos infantiles y crea un mundo poético ideal, que hace surgir a partir de la interpretación y valoración de su realidad histórica este poema – crónica que ofrece la dimensión humana, poesía en la que integra las diversas piezas que conforman la vida y estatus social del esclavo.
La imagen que figura tales referencias se logra por la certera interrelación de elementos: el léxico en su aspecto sensorial, todas las alusiones a los sentidos coadyuvan a la creación de la sensación de violencia. A estas alusiones se integran la disposición intencional de ciertos fonemas, a saber: r, veintiséis veces; n, veintisiete, que se repiten y combinan, también juegan un papel importante en el conjunto, la anáfora y los verbos en movimiento que logran la armonía imitativa y los acentos que recaen fundamentalmente en la segunda sílaba y el obligatorio de la séptima: todos estos componentes dan sonoridad y resonancia a los versos, asimismo marcan el ambiente agresivo y el carácter expresivo de las estrofas, que van precisando el proceso social en sí y todos los fenómenos que destacan el poder imponente de la naturaleza con su magnitud y majestuosidad.
Se integran y concertan de forma indisoluble los componentes: El valor funcional de esta integración está en el modo de estructuración del pensamiento, la singularidad e insuperable estilo del autor que logró, cual si fuera el pintor frente al lienzo, la percepción visual, corpórea y gráfica que hace cristalizar la idea que responde a la visión o tesis plasmada en versos del propio poemario, síntesis de su acción y de su pensamiento, que aparece como fuerza impulsora en el poema:
Yo sé de un pesar profundo
Entre las penas sin nombre:
¡La esclavitud de los hombres
Es la gran pena del mundo!
Conclusiones
Constituye la obra una denuncia del racismo y el esclavismo, su carácter crítico, verifica el sentido de la vida del poeta, pero, sobre todo, la visión que ofrece de la esclavitud a partir del tratamiento del tema, vislumbra que la necesaria emancipación política y económica tenía que dar paso a una empresa liberadora que produjera la total eliminación de la condición subalterna, dependiente del hombre negro que se vio despojado de todos sus derechos, aun de su propia condición humana.
Ante el espectáculo brutalmente clasista, de despojo y discriminación que caracterizó casi toda la sociedad cubana desde el siglo XVI hasta la década del ochenta del XIX, José Martí hizo resonar su voz de protesta, y por su conocimiento directo del rostro terrible de la esclavitud, de sus vilezas y crueldades escribe este poema y se entrega por completo a la lucha contra el colonialismo español y muere de "cara al sol" por la dignidad del hombre como lo había profetizado.
Autor
Isabel Heredia Sánchez
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