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Museo Bruning

Enviado por williams_willis


    1. La Cultura Mochica
    2. Cultura Lambayeque
    3. Chimu

    Inaugurado en 1966 y está ubicado a dos cuadras del parque principal. Nace como fruto de la labor investigadora de 48 años del peruanista Enrique Bruning. En los jardines de este hermoso museo destaca imponente la figura de Naylamp, fundador dela dinastía de Reyes lambayecanos. La fachada muestra un colorido mural con motivos lambayecanos. El interior del edificio principal es una secuencia de cuatro niveles, entre sus corredores y salones se exponen mas de 1,400 piezas arqueológicas, manifestaciones que fueron legados de las culturas Lambayeque, Moche, Chavín, Vicús Inca y otras. Las piezas mas importantes datan de hace mas de 10,000 años. Podrá apreciar los restos del rico y poderoso Rey, llamado "El Señor de Sipán". Sus restos y el ajuar mortuorio descansan entre los muros del museo. La Sala de Oro muestra hasta 500 piezas que son verdaderas obras de arte.

    Es un excelente museo basado en la colección privada del Ingeniero Alemán, Enrique Bruning, recolectada a fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. El gobierno peruano adquirió esta colección en 1925. Este museo ha sido constantemente enriquecido con piezas obtenidas en confiscaciones, donaciones y descubrimientos. Las más recientes adquisiciones son las piezas adquiridas en la Tumba del Señor de Sipán. Este museo esta construido con facilidades modernas y funcionales, de acuerdo a un diseño inspirado en los trabajos de Le Corbusier. Se pueden encontrar mas de 1500 piezas de diferentes culturas, incluyendo una invaluable colección textil y cerámicas de Chimú y Vicus. Miles de objetos de oro son guardados en cámara selladas, incluyendo máscaras funerarias de cobre, vasijas ceremoniales, un extraordinario collar y joyas de provenientes de Mochica y Chimú y piezas de la cultura Lambayeque. La exposición ha sido ubicada siguiendo un estricto criterio didáctico.

    LA CULTURA MOCHICA

    En el período cultural conocido como desarrollos regionales existió en la costa norte del Perú un pueblo poderoso y muy guerrero conocido como la sociedad Mochica, tuvo su hábitat en el valle homónimo, desarrollándose entre los territorios de Huarmey al sur y Piura al Norte; ocuparon los valles de la Leche, Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa, Nepeña y Huarmey.

    Dentro de esta secuencia cultural se ubica al misterioso, y mágico pueblo milenario Mochica, cuya antiguedad se estima entre los 100 años a.C. hasta los 700 años d.C. De acuerdo a los testimonios arqueológicos registrados se ha determinado que las culturas norteñas como Cupisnique (Chavín costeño), Salinar, Vicús y Virú, han contribuido al nacimiento de esta cultura en sus primeras épocas; por eso podemos afirmar que la Cultura Moche o Mochica, luego de este largo proceso, aparece como una síntesis regional autónoma, con mayores aportes tecnológicos e ideológicos que cualquiera otra cultura norcosteña y andina.

    Históricamente fue conocida como Protochimú por Max Uhle; Gordon Willy la denominó Clásica; Muchik, Julio C.Tello, y Chimú Temprano (Early Chimu) por Kroeber en 1925. En la actualidad, Mochica o Moche es el nombre más empleado en el lenguaje científico. Pero fue Max Uhle (1899) quien dio a conocer por primera vez la existencia de esta cultura luego de realizar trabajos de investigación en el valle de Moche. Uhle excavó alrededor de 50 tumbas entre las Huacas del Sol y de La Luna, que le permitieron identificar hasta cuatro distintas culturas que habitaron sucesivamente en el valle: Protochimú (Mochica), Tiahuanacoide, Chimú e Inca.

    Los materiales culturales, especialmente cerámica, encontrados por Uhle fueron llevados a la Universidad de Berkeley y analizados por Alfred Kroeber (1930), confirmando que se trataba de una Cultura Protochimú y Pretiahuanaco, dicho anteriormente por Uhle. En base a la cerámica, Don Rafael Larco Hoyle (1948) la clasificó en cinco fases estilísticas, tomando para esto ciertos criterios de forma y dimensiones de los picos, asas estribo y cuerpo, así como las decoraciones. Las dos primeras con una arraigada herencia de los estilos Cupisnique, Salinar y Virú; la tercera y cuarta etapa denominada clásica y la quinta fase la considera como la época de decadencia con fuertes influencias foráneas. Larco Hoyle caracteriza cada una de las fases con las siguientes particularidades:

    Fase Mochica I

    La cerámica es pequeña, de aspecto sólido, en algunos casos de forma lenticular; de asas proporcionales y circulares con picos cortos y fuertes rebordes. Las formas comunes son : vasos retratos, antropomorfos de cuerpo entero, zoomorfos, fitomorfos, cántaros sencillos con asa de estribo. Colores crema y rojo, crema y ocre, rojo, crema y anaranjado; crema y negro. Hay una influencia de la decoracion negativa. Los motivos más comunes son los puntos grandes, los círculos, rombos, cabezas de lagartijas estilizadas, triángulos con círculos concéntricos, signos escalonados, bandas cuyos temas pictóricos en colores están delineadas por incisiones.

    Fase Mochica II

    El grosor de las paredes disminuye. La cerámica se alarga y no se observa tendencia en darle la misma altura que ancho, se inicia con esto la esbeltez de los vasos. El asa y el pico crecen proporcionalmente, y mientras el asa no pierde la forma redondeada, el pico pierde el reborde pronunciado, quedando tan sólo un pequeño ribete. Existen vasos retratos, antropomorfos de cuerpo entero, fitomorfos y zoomorfos. Predominan los colores crema y rojo, crema y ocre, rojo y crema plomizo, marrón y anaranjado, crema y ocre.

    Fase Mochica III

    Se inicia el refinamiento de esta cultura. Las paredes de los vasos se afinan sin perder su solidez, el ceramio está cubierto por una fina capa de engobe cuidadosamente pulida. Los hornos abiertos con abundante oxigenación fueron perfeccionados. La cerámica es un poco más grande que Mochica II. Los recipientes son de mayor capacidad. Las asas y los picos se afinan notablemente, siendo las primeras elípticas y los picos pequeños, acampanulados y con reborde casi imperceptible. Los ceramios son de líneas armónicas y proporcionadas. Las esculturas antropomorfas son verdaderos retratos de personas. La escultura religiosa adquiere importancia.

    Fase Mochica IV

    Los motivos escultóricos y pictóricos se multiplican y adquieren mayor complejidad. El artista mochica trata de perennizar en su cerámica no solamente los asuntos comunes de su vida diaria, sino también las actividades de sus instituciones organizadas. El rico acervo de su vida espiritual es sintetizado en las escenas pictóricas que cubren los numerosos vasos de caracteres religiosos. Los vasos se alargan y también proporcionalmente el asa, que ya no es chata sino, redonda o ligeramente angular. La mayoría de los picos son largos y rectos, aunque hay algunos más angostos en la punta con bordes levemente afilados.

    Fase Mochica V

    La cerámica de este período, por sus formas y decorado, constituye el "arte barroco" de la cultura mochica. Se reduce en tamaño pero el asa se alarga, siendo el pico más pequeño. El asa toma una forma triangular acentuada y el pico es de naturaleza troncocónica con bordes afilados del interior hacia afuera. Las representaciones geométricas abundan. El motivo escultórico pasa a segundo plano, desplazado por el arte pictórico. Las técnicas de manufactura que mayormente conocieron fueron el moldeado y el estampado. Por el gran dominio de la cerámica escultórica y pictográfica se le ha denominado, y con mucha justicia, el Período de los Maestros Artesanos. Dada la calidad estética y temática de su innumerable producción se ha convertido en el mejor espejo de su vida cotidiana y espiritual. Los Mochica, fueron excelentes ceramistas; emplearon la arcilla con contenidos de hierro (roja) y de alúmina (blanca). Como fundentes usaron el carbonato cálcico o polvo de huesos y, como temperantes, cuarzo, silex, pirita molida y arena fina. Manejaron temperaturas de 800 ºC a 1000 ºC. Como combustible usuaron leña de algarrobo y huarango. El sitio de Cerro Mayal, que se encuentra en la parte baja del valle de Chicama; ha proporcionado informaciones valiosas para la reconstrucción de las actividades que se realizaban en un gran taller especializado de cerámica; identificándose la variación de los productos manufacturados y reconstruyéndose así la naturaleza tecnológica de fabricación, como el uso de moldes y hornos.

    Cultura Lambayeque

    D e la cultura Lambayeque hay toda una secuencia de manifestaciones; obras propias en la que notablemente se distinguen de las usadas en regiones vecinas. Esto se manifiesta en técnicas a través de cerámica, la metalurgía, la arquitectura y otras evidencias. El conjunto original, por haberse visto desde fuera, aparece mezclado con elementos de posterior cronología, restos arqueológicos de otras fases, consideramos más tardías, de la evolución de la sociedad. Sin que hasta hoy anteceda un estudio detenido, todo el material ha sido en primera instancia, adjudicado a la cultura Chimú.

    El complejo desarrollo cultural se ve reflejado sobre todo en su cerámica, la que adquiere modelos y formas estilísticas diferentes a Chimú caracterizada primordialmente por la presencia del tipo denominado "Huaco Rey". La metalurgía fué uno de los aspectos más sobresalientes de ésta. En arquitectura constituyeron grandes montículos piramidales, hechos íntegramente de adobe con algunas marcas, heredadas probablemente por los Moches. Muchas de las evidencias encontradas manifiestan la antigua tradición del llamado "enterramiento ritual de los templos".

    Su base económica estuvo ligada a la construcción de grandes complejos hidráulicos, obras que en su mayoría requirió de un gran despliegue de fuerza de trabajo. Construídas con la finalidad de llevar agua hacia los campos de cultivo ubicados en las laderas del río como el de La Leche y otros.

    Consideramos que Lambayeque debe ser estudiado partiendo de cero, examinando si hay o no inventos en sus patrones culturales, y de este modo tener una idea más fidedigna de la problemática Lambayecana.

    Los trabajos arqueológicos realizados en la costa norte, principalmente en el área de Lambayeque, son muy escasos, razón por la cual solo se conocía las referencias que dieron los Cronistas; Francisco de Jerez (1537), Cieza de León (1547), Miguel Cabello de Balboa (1586) en su obra "Miscelánea Antártica", el Cura de Morrope y Pacora, Modesto Ruviñoz y Andrade. La tradición contenida en estos documentos constituyen el objeto principal de la tradición Lambayecana.

    Posteriormente estos aportes dieron lugar a que muchos investigadores tomaron interés sobre el desarrollo cultural de Lambayeque.

    Los primeros en tratar el tema fueron: Tello (1937) quien realizó una somera visita para inspeccionar e inventariar las huacas y artefactos funerarios de oro saqueados en Pampa Grande, pero fué Bruning (1917-1922), el primer erudito que hizo un estudio consciente y sistemático de la historia cultural de está región, registrando en su monografía sus impresiones de los sitios más importantes que él visitara y fotografiara, Kroeber (1930), probablemente en su breve estadía, su labor fue limitada y visitó únicamente el Purgatorio, Chotuna y Etén.

    Los primeros estudios de campo propiamente hechos se deben a Wendell C. Bennett, quien por los meses de Abril y Mayo de 1939 estuvo en la zona Lambayecana e hizo algunas excavaciones en 81 tumbas y visitó otros 15 lugares sin excavar, llegó a la conclusión de que aquella parafernalia funeraria pertenecía a una época transicional, más tardía . Probablemente la investigación más importante realizada sobre la (1940, 1959 – 1965) y Richard Shaedel (1951-1966), siendo los primeros en realizar un estudio en gran escala y la elaboración de mapas usando fotografías a áreas y bosquejos de mapas.

    En los años 70, Lambayeque empieza a recibir la debida atención y se desarrolla el Programa de excavación a gran escala (1971-1976) en Pampa Grande, que ofreció un amplio entendimiento de la vida urbana prehistórica del lugar.

    En 1978 se desarrolla el proyecto Arqueológico "Batán Grande – La Leche", que al presente es conocido como Proyecto Arqueológico "Sicán," que fue dirigido por Izumi Shimada, quien ha proporcionado nuevos datos para un mejor entendimiento sobre la cultura en estudio.

    Ellos actualizaron y recopilaron todas las principales categorías de restos arqueológicos tales como canales, campos de cultivo, pirámides y lugares habitacionales. Kosok reportó y trazó mapas de 250 sitios en los valles de Motupe, La Leche y Lambayeque. La investigación de Kosok (1965) se basó en la interpretación del desarrollo socio-económico, político y la irrigación a gran escala de Lambayeque.

    Las antiguas culturas pre-hispánicas del área andina, mantienen un sin número de relatos y leyendas que muestran los posibles orígenes de estos pueblos, la leyenda de Naylamp, descrita

    por Cabello de Balboa, quien narra la llegada mítica de un gran personaje acompañado de una gran séquito. Dicho personaje se asentó cerca al río Iaquisllampa donde construyó el templo Chot. Tuvo un hijo Chimú el cual tuvo 12 hijos luego le sucedieron 8 gobernantes más hasta que fueron conquistados por los Incas.

    En los últimos trabajos científicos desarrollados en la zona, se estima que los orígenes de la cultura Lambayeque se encuentre al finales del Horizonte Medio o etapa en la cual colapsa la cultura Moche y las tradiciones sincréticas y fusión estilística del dominio de Cajamarca Medio en la Costa Norte, debido a la intrusión de un nuevo concepto social, ideológico y estilístico denominado Wari. Con el decaimiento de la influencia Wari en el norte se produce el surgimiento de pequeños reinos y culturas regionales que se refleja en una nueva concepción ideológica social y económica como se refleja en la cultura Lambayeque.

    Los diferentes restos materiales encontrados en Lambayeque han sido atribuidos por muchos años, a la Cultura Chimú. De tal modo que esta región fue "Chimuizado" por Tello en 1929, Kroeber en 1939; denomina a la cerámica clásica como "North Chimú" y "Chimú Cursivo"; Bennet en 1945, Willey en 1951, en la mesa redonda de 1953 al involucrarlo en confederaciones, por Rowe en 1955, como Chimú Cursivo modelado, Bushnell en 1956, Mason en 1957, Collier en 1958, Canals Frau en 1959, Meggers y Evans en 1963; igualmente Lathrap es una publicación en 1964 y Engel en 1965.

    Bernal (1979), menciona la confusión entre las expresiones de ambos estilos se debía a que en la mayoría de la cerámica de Lambayeque es negra como la Chimú y a falta de estudios importantes sobre el valle de Lambayeque.

    Ha sido Rafael Larco Hoyle el primero en usar clara y categóricamente la frase "Cultura Lambayeque" 1948, en su "Cronología Arqueológica del Norte del Perú", puntualizando a la vez los elementos diagnósticos que en su criterio distinguían y aislaban con nombre propio la cerámica clásica de la región aludida.

     Para Izumi Shimada el nombre que debe llevar este conjunto de elementos culturales, es la de Sicán, debido a un antiguo documento (Archivo general de los Indios, Sevilla/Justicia 418) ; menciona que en el año 1536 ésta área fué denominada como "Sicani o Cani". En la encomienda confiada a F. Pizarro que este entregó a Lobo en 1536, menciona que el área principal fué denominado como "Sicán". En esencia según Shimada la cultura Sicán corresponde a la frase clásica de la vasta

    La ubicación cronológica del estilo Lambayeque no está del todo clara, pero se la ubica como consecuencia del Tiahuanaco – Wari expansivo, es decir al finalizar el Horizonte Medio. Shimada caracteriza cronológicamente a la Cultura Lambayeque en base a su cerámica en tres períodos: Sicán Temprano (700 – 900 D.C.), Sicán Medio (900 – 1,100 D.C.), Sicán Tardío (1,100 -1,350 D.C.)

    En la época de máximo apogeo (Sicán Medio) y de acuerdo con los objetivos hallados en diferentes lugares, se puede establecer que la Cerámica Lambayeque tuvo su centro principal en el valle del mismo nombre y también se cree que llegó hasta el sur Pachacamac y Ancón y por el norte hasta la isla de La Plata cerca de Guayaquil.

    Los rasgos más saltantes que Shimada menciona de acuerdo a sus investigadores principalmente los referidos a la arquitectura monumental son: Construcciones de grandes pirámides truncas, combinadas con plataformas generalmente en forma de "T", un modelo en es el caso de Huaca del Loro. La construcción en esta arquitectura monumental usando cámaras de adobe relleno con residuos sueltos, troncos de algarrobo y grandes losetas cocidas (50.50 x 4cm), en donde estas últimas deben haberse empleado como refuerzo estructural de las cámaras.

    El uso de grandes pilares distribuidos en cuadradas cajas de adobe para el subsuelo, como ejemplo tenemos a Huaca el Corte en donde halló 48 columnas cuadradas pintadas y alineadas en 12 filas de 4 columnas cada una, las bases de estas columnas estaban dispuestas en forma cuadrada, y colocadas en cajas de adobe con piedras y/o ripio rellenos de arena, posiblemente esta área no pudo cumplir funciones de vivienda; pero si empleada como escenarios de exposición de sus ritos públicos.

    Una importante tradición en la arquitectura monumental del Sicán- Medio, fue el uso de adobes intencionalmente marcados, estas marcas geométricas que fueron hechos con los dedos antes de que el adobe tomara consistencia. El 90% del total de adobes del mismo tamaño, color, textura y forma con diferentes marcas se repetían en adobes de diferentes tamaños, formas color y textura.

    Se admite que los adobes marcados eran fabricados por diversas adoberas, (bajo contrato) y para diferentes patrocinadores, y los adobes sin marcas fabricados para cumplir una labor de impuesto para el estado. Los adobes marcados fueron colocados en las construcciones por diferentes grupos de obreros (no pertenecientes a los productores de adobes) quienes usaron diversos adobes marcados que en un principio apilaron en forma desordenada.

    Los recintos de las élites mostraban detalles de varios cuartos interconectados, se supone que incluía residencias de las élites y algunos talleres artesanales.

    Un ejemplo de la decoración mural que presenta un diseño de 6.70 m. de largo por 1.02 m. de alto, donde 6 personajes llevan un alto y suntuoso tocador sobre una corona de contornos escalonados, resaltando en las mascaras el ojo alado. Los colores utilizados correspondían al rojo oscuro, blanco, anaranjado ocre, rosado, marrón de decoración mural, pero con relieves policromos, son los recientemente hallados en Túcume.

    Los estudios sobre cerámica Lambayeque no han podido hasta la fecha aún establecer una secuencia aceptable, sólo se limitaba especialmente a sus fase media.<>

    Las caracterésticas más resaltantes que destacan a esta cerámica es el color negro; de cuerpo esférico que descansa sobre una base de pedestal; de pico cónico, en el se desplaza la cabeza de un personaje con ojos alados (Naylamp), estilizada; en el sector occidental de la cabeza de Naylamp nace un asa conectada al cuerpo del recipiente. Frecuentemente este personaje es acompañado por dos sujetos secundarios, estirados y recostados boca abajo como adorándole, esta forma de cerámica es conocida.

    La composición iconográfica de " Naylamp" se encuentra en otro tipo de recipiente, así mismo de cuerpos esféricos que descansa sobre una base de pedestal a veces decorada con inscripciones geométricas, pero estas vasijas tiene la particularidad de estar dotadas de dos picos divergentes, cónicos, unidos por asa puente. En esta forma la figura de Naylamp puede estar también ausente.

    Para la cerámica utilitaria Walter Alva los distingue por su singular técnica del paleteado con variados motivos impresos en especéfica distribución territorial. Trimborn sostiene que esta técnica tuvo una vitalidad muy tenaz, sin embargo con la desventaja de que sus motivos no se prestan a una subdivisión cronológica.

    El primero en definir a la cerámica es Larco, en base a los motivos escultóricos y asas puentes, la divinidad antropomorfa de ojos alados, y la atribuye cierta anexión al estilo Cajamarca, posteriormente lo ubica dentro y como consecuencia del Tiahuanaco expansivo en la Costa.

    Zevallos (1971) propone a la cerámica como una creación de patrones propios del poblador de este valle, diferenciándolo de otras cultural regionales, y que deriva de la cultura mochica por el realismo.

    En la forma conocida en la región con el nombre del "Rey", compuesta de gollete y asa, una figura de cara-máscara coronada que va entre el gollete y el glóbulo esferoide y base en pedestal.

    Cerámio Botelliforme, con gollete y asa, globo y base en pedestal.

    Glóbulo sobre que van dos golletes divergentes troncocónicos interrumpidos por una asa y base pedestal.

    Cerámio vasiforme, sin clase alguna de asa y base en pedestal (como botella).

    Idolillos y objetos de tamaño muy reducido.

    Shimada (1985) caracteriza cronológicamente a esta cerámica en 3 períodos:

    El Sicán Antiguo (700 -900) caracterizado por la fuerte influencia de éstilos foráneos como Cajamarca Medio y Wari/Pachacamac. Constituye una fase de transición entre el fin del Moche o el surgimiento de Sicán.

    El Sicán Medio (900 – 1,100) época que decae Wari, la cerámica de este período con el símbolo del señor Sicán, se ha encontrado desde Ancón y Pachacamac hasta la Isla de la Plata cerca a Guayaquil.

    El Sector Tardío (1,100 – 1,350) la cerámica presenta un bruñido perfecto, negro oscuro y negro manchado, en 1963; igualmente Lothrop es una publicación en 1964 y Engel en 1965, expresiónes de ambos estilos se debía a que en la mayoría de la cerámica de Lambayeque es negra como la Chimú y a falta de estudios importantes sobre el valle de Lambayeque.

    Chimu

    Surge al decaer el Imperio Wari, abarcó desde Tumbes hasta Carabayllo. Los Chimú fueron un estado expansionista centralizado con claras divisiones de clases, herencia de cargos y una burocracia muy compleja; el poder lo tenía el gran señor llamado Cie Quic y los Alaec, continuaba un grupo con cierto prestigio y poder económico llamado Fixlla y al final se encontraban los campesinos, los artesanos y los sirvientes. El sistema económico y social funcionaba por medio de una red de centros urbanos rurales que se encargaban de recepcionar y enviar a la capital los tributos obtenidos. El estado se administró en la ciudad capital Chan-Chan, desde allí se manejo, organizó y monopolizó la producción, el almacenamiento, la redistribución y el consumo de bienes y productos. El culto principal estuvo dedicado a la luna debido a su influencia sobre el crecimiento de las plantas, las mareas y a su utilización como marcador del tiempo; sin embargo, cada pueblo debió poseer sus deidades y santuarios locales. La arquitectura ha permitido definir que los gobernantes vivieron en los palacios y recintos monumentales, mientras el pueblo residió en viviendas de quincha con habitaciones pequeñas y fuera de la arquitectura monumental.

    LA ECONOMIA CHIMU

    La economía Chimú se caracterizó por la explotación de los lugares conquistados que tributaban con alimentos, artesanías, trabajo, etc. La especialización laboral obligó el funcionamiento de un sistema de intercambio o trueque que permitió obtener los productos y objetos que cada cual no producía. El culto principal debió estar dedicado a la Luna debido a su influencia sobre el crecimiento de las plantas, las mareas y a su utilización como marcador del tiempo; sin embargo cada pueblo debió poseer sus deidades y santuarios locales. Los gobernantes vivían en palacios y recintos monumentales mientras el pueblo residió en viviendas de quincha con habitaciones pequeñas y fuera de la arquitectura monumental.

    LA CERAMICA CHIMU Los ceramios Chimú cumplieron dos funciones, como recipientes para uso diario o doméstico y los ceramios de uso ceremonial o para ofrendas de los entierros; los primeros fueron elaborados sin mayor acabado mientras los funerarios muestran bastante dedicación. Las principales características de las vasijas Chimú son una pequeña escultura en la unión del gollete con el arco, su fabricación moldeada para la cerámica ceremonial y modelada para uso diario, su coloración generalmente negro metálico con algunas variantes, su brillo característico se obtenía humeando la vasija que previamente había sido pulida. En pequeñas cantidades también se elaboraron ceramios de colores claros. En la cerámica se han plasmado muchas representaciones realistas como animales, frutos y personajes, así como, escenas míticas.

    LA METALURGIA CHIMU Los artesanos Chimú trabajaron los metales en talleres divididos en secciones para cada caso del tratamiento especializado de los metales; trabajaron el enchapado, el dorado, el estampado, el vaciado a la cera perdida, el perlado, la filigrana , el repujado sobre moldes de madera, etc. Con todas estas técnicas elaboraron gran cantidad de objetos como vasos, cuchillos, recipientes, figuras de animales sólidas o vacías, brazaletes, alfileres, coronas, etc. Para realizar las aleaciones recurrieron a combinaciones de ácidos que se encontraban naturalmente. Los minerales debieron ser obtenidos de minas atajo abierto, de los ríos y de socavones. los metales mas usados fueron el cobre, la plata, el oro y el estaño.

    COMO SE FUNDIAN LOS METALES El mineral extraído se molía en batanes para poder separarlos de otros minerales o impurezas en seguida se fundían en un horno que tenía como combustible carbón vegetal y mineral; constantemente debieron avivar las brasas soplándolas con tubos largos para así elevar la temperatura.

    TEXTILERIA CHIMU El hilado consiste en la practica manual y elemental de unir un conjunto de hilos pequeños para poder lograr un hilo largo y continuo, en esta labor inicial de la textilería se utilizaron diversos instrumentos como el huso. El huso, es un instrumento manual confeccionado de una varita pequeña y delgada que generalmente se va adelgazando a ambos extremos; se lo emplea junto a un tortero o piruro que se inserta en la parte inferior para que haga contrapeso. Se empieza a hilar tomando de la rueca (donde se ha fijado la fibra que se va a hilar) algunas fibras que son fijadas en el huso que se lo hará girar rápidamente entre el pulgar, el cordial y el índice para lograr enrollar y torcer las fibras ininterrumpidas. Cuando ya se había obtenido los hilos necesarios se empezaba el tejido osea el entrecruzamiento o combinación de los hilos para hacer las telas. Los Chimú confeccionaron telas, gasas, brocados, bordados, telas dobles, telas pintadas, etc. Algunas veces los textiles fueron adornados con plumas y placas de oro y plata, los colorantes se obtuvieron de ciertas plantas que contenían tanino, del molle y del nogal; de minerales como la arcilla ferruginosa y el mordiente de aluminio y de animales como la cochinilla. Las prendas se confeccionaron de la lana de cuatro animales; el guanaco, la llama, la alpaca, y la vicuña y de la planta de algodón nativo que crece en forma natural en siete colores diferentes. La vestimenta de los Chimú consistió en taparrabos, camisas sin mangas con o sin flecos, pequeños ponchos, túnicas, etc.

    Williams Willis

    kurt kobain