Indice1. Primera Parte 2. Segunda Parte 3. Conclusiones 4. Bibliografía
Aspectos psicodinámicos del desarrollo y del devenir de un toxicómano. Admite que el problema de la droga es una ecuación de tres dimensiones : Producto El encuentro de una personalidad Un momento sociocultural
El problema de la toxicomanía tiene que ver con una clínica de la intensidad además de una clínica de la causalidad.Los fenómenos clínicos que se encuentran en los toxicómanos serán más o menor banales sino se tuvieran en cuenta la cinética de las transformaciones intra psíquicas y del rol irreductible de la memoria en tanto evocadora del placer procurado y constantemente idealizado. Los descubrimientos traídos por la neurofisiología o la química biológica con respecto al funcionamiento del cerebro, no pueden explicar de forma satisfactoria el Imaginario de un toxicómano y su productividad en el sentido. Darle un enfoque científico del toxicómano, sobre todo vigilar, las reducciones aparentemente razonables. El Dr. Olievenstein plantea que un toxicómano autentico parte de un estadío del espejo roto (a) que va a constituir a través de otro estadío, la desmedida, el idiota familiar. Buscando su identificación(b) va exponer todas las formas de placer y/o de dolor hasta el estadío de la androgenia. Será el encuentro del producto(c) que hará de él un casi mutante, que no podrá cambiar salvo por la creación del estado de dependencia y generalmente por el dúo que integra con el sufrimiento " Estadío del sufrimiento del sujeto desintoxicado"(d).
(a) Teoría del espejo Cuando un niño nace forma un todo, fusionando con la madre, de acuerdo a las teorías de Jacques Lacan, en un momento dado se mira en un espejo real y simbólico y se identifica a si mismo y se distingue de su madre; es lo que se llama el estadío del espejo que cada niño normal puede vivir. El niño psicótico no puede llevar a cabo ese estadío del espejo(el espejo no existe). Para el niño futuro toxicómano todo ocurre en el estadío del espejo posible y un estadío del espejo imposible, es lo que el denomina estadío del espejo roto, todo ocurre en el momento que el niño se mira en el espejo que constituye su identidad, el espejo se rompe en añicos. Las razones de estas roturas son múltiples. Entre el estadío del espejo posible y del imposible hay varias categorías intermedias, una de ellas es cuando el espejo esta más o menos roto, en ese momento intervienen otros elementos, la importancia de la oferta del producto en el mercado y sobre todo el momento cultural. Cada persona tiene que ver con la ley, la ley tiene tres dimensiones, la ley real, encarnada por los jueces, policías y maestros. La ley simbólica, encarnada por el padre y el apellido del padre y la ley imaginaria hecha de la síntesis entre la ley real y la simbólica. Cuando esta síntesis de la ley imaginaria falla , en ese momento en que las grandes fisuras del espejo conllevan a una cierta facilitación del uso de la droga. Es importante recordar que ese recuerdo de esa rotura del espejo que marca al individuo y que conlleva luego a través de los estadíos siguientes a toda una serie de verificaciones y reiteraciones que a su vez en ping pong los envía a una identidad imposible. (b) Segundo estadio: es la desmedida búsqueda de esa identidad perdida. Es interesante reconstruir la biografía de tal o cual paciente. Lo que no es banal es su identidad en el tiempo y en el espacio. Es el inmenso campo del terror nocturno y del insomnio. El niño mayor participa ya de una obligación lucida. Esta obligado a alucinar lo real, la vida escolar es ritmada por las imposibilidades de renuncias y exclusiones. Es perseguido y persecutor, el encuentro con la sexualidad será determinante. Es la practica de una masturbación repetida frenéticamente y prolongada en el tiempo. Después del pasaje al acto con una pareja, luego, la tentación y la aventura andrógena. Esta última no se debe confundir con la sexualidad ya que se trata de: una pulsión de deseo y una búsqueda de identidad en la bifase. En ese caso, en esa medida de la desmedida , que se van a construir lazos del sistema familiar la tendencia actual es ignorar la participación familiar en esa construcción. Si la oferta de la droga desempeña un papel al igual que el niño desempeña un papel en la economía familiar. Es en ese sistema que van a desarrollarse las verificaciones exclusivas que lo caracterizan . Dos elementos nos aparecen extremadamente frecuentes. Por una parte la negación del padre, o, de su nombre, vivido como incapaz de hacer gozar a la madre y por otra parte la relación compleja, ambigua y contradictoria y a la vez deseable y rechazante que muda la relación con la madre. (c)Tercer estadio es el encuentro con el producto. Si el niño frágil, débil, encuentra y busca la droga, va a encontrarse por primera vez en presencia de un instrumento, de un objeto inerte y exterior que va a permitirle dos cosas: 1) es colmar, en una atmósfera iniciática, el placer que busca ( una unidad totalizante que lo acerque a Dios). Ello colma completamente la fisura. 2) después del almacenamiento en la memoria de esta experiencia inefable, tendrá la posibilidad aparentemente infinita de verificarla por la repetición. Asistimos por lo tanto aquí, en esta verdadera mutación explosiva, del encuentro de una carencia y de algo "el objeto droga" que trasciende esa carencia en y por un estado absolutamente único por la especie humana.
La carencia inicial será importante y el efecto del producto será totalitario. En todos los casos, en ese estadío recomiénzale gran temor de encontrarse ante el vacío. Es allí que se juega la construcción psíquica, por lo menos tan activa como pasiva y al menos tan deseada como sufrida. La dependencia es la puesta en escena del deseo, es un fenómeno activo, voluntarista, que se convierte en un modo de existencia, una relación con la vida, que permite solamente evacuar por su propia existencia todo lo que le ha ocurrido al sujeto desde el estadío del espejo roto. En este sentido, la carencia es la verdad y aliena toda otra forma de verdad, un ser activo a la ilusión. Bernard Jeveaux plantea la extrema rareza de los estados de despersonalización en el momento de la sustitución / supresión. El sufrimiento se convierte en la alternativa deseada por falta de algo mejor que el placer y substituye al objeto droga que ya no puede desempeñar su rol más que por comparación. Es el objeto del deseo incomprendido, la carencia en sí misma son obstáculos para la cura del toxicómano; paradójicamente cuando está curado de la carencia que el toxicómano recae para encontrarla mejor. (d)Cuarto estadío que el sufrimiento admitido del sujeto desintoxicado. Lo que vive el sujeto es una verdadera guerra psíquica , una guerra psíquica interior, una guerra civil entre él y el mismo, forma con este sufrimiento un dúo tan terrible como el que formaba antes con el producto y con la carencia. Es al caer la tarde, cuando el tiempo vivido se instala en la espera ye en le recuerdo, es allí cuando se manifiesta ese sufrimiento inusitado, un minuto puede ser un siglo, y no nos asombramos del número de pasos al acto que en las instituciones se desarrollan en estos tiempos. Una posición perversa del sujeto y del terapeuta, que a lo largo del camino que va a acompañar el toxicómano, la reflexión ética es parte integral del trabajo a la vez clínico y terapéutico. No tomar posición desemboca inevitablemente en el trueque de una dependencia por otra pero también desemboca sobre un impasse grave, ya que cuando el sujeto trata de liberarse de esa dependencia no tendrá más que la recaída. Toda terapéutica lineal que no tuviera en cuenta las discontinuidades emocionales, afectivas, y cinéticas, se abocaría a un fracaso total. Un terapeuta solo no puede enfrentar tampoco tales discontinuidades, tendremos que poner en práctica entonces un sistema. Tomar el lugar del objeto droga y llegar a un compromiso ortopédico satisfactorio. Hay que organizar entonces un espacio y una vivencia transicional, que sea la primera transacción entre dependencia total y la independencia más o menos lograda El contrato es la primera concesión que el paciente toxicómano deberá hacer; el lugar y las figuras terapéuticas deben ser suficientemente fusionables y afectivas para que el paciente se permita esa concesión sin hacer trampa. Ese primer encuentro debe ser como el flash que sintió con el producto. Se debe buscar productos transicionales suficientemente buenos para actuar con poder sobre todo en el síntoma de abstinencia, pero suficientemente neutros para no evocar ante la extrañeza del paciente el placer del toxicómano. Las separaciones vividas como una propiedad ética, deben transformarse en la memoria del paciente, en un recuerdo suficientemente satisfactorio, aún en su parte dolorosa. La segunda fase es la aislamiento del medio, cuando la primera fase se ha logrado, se trata de concluir un segundo contrato, y de proponer una nueva posibilidad de identificación. El nuevo lugar debe ser suficientemente cálido, donde las posibilidades de juego quedan como importantes y donde el aprendizaje de la ley va progresando. En cada fracaso, el trabajo es vuelto a tomar pero en otros lugares, se utilizan los recursos de la institución y de la cadena terapéutica. Hay que ofrecer al paciente distintos modelos de identificación y diferentes espacios para que se vuelva a hallar con las piezas rotas del espejo y pueda hacer opciones parciales. Ese trayecto requiere de un terapeuta líder, es un trayecto de discontinuidad en la continuidad, una ruptura con los conceptos tradicionales de tomar a su cargo los toxicómanos. Recordemos que la ética de trabajo de nuevo contacto hasta el final del periodo transicional debe ser el cese de todo estado de dependencia sea con el producto, la institución o con los terapeutas. Tercera fase, la psicoterapia específica , es evidente que desde el primer contacto deben ubicarse dos elementos contradictorios: 1) un anuncio de un programa a largo plazo con la organización de los contratos sucesivos. 2) una seducción del toxicómano en donde la intensidad lo lleva por encima de la de la situación causal. En el inicio el terapeuta sabe que si quiere éxito debe ubicarse en el lugar del tercer excluido, que es el objeto droga .Debe funcionar en dúo con el toxicómano como éste funcionó con el producto; aunque se trata únicamente de una herramienta y la relación dependente no debe terminar por ser un fin en sí misma.
La herramienta debe llevar a una construcción "cultural" y ortopédica del YO, capaz de hacer una opción entre esas distintas identidades parciales. Cuando la consolidación del YO sea suficientemente fuerte, es el toxicómano, él mismo que decidirá dejar su identidad, abandonarla. El honor y la gloria del terapeuta especializado es organizar esa negación del YO y permitir la salida de su paciente. Los instrumentos clínicos de los cuales disponemos son insuficientes y en particular creo que estamos intoxicados por una concepción causalista, sobre todo a nivel de los afectos y las sensaciones; también estamos infectados por una concepción normalizadora del trabajo a realizar con los toxicómanos. La única concepción que me parece verdadera y eficaz es de aliviar una situación de sufrimiento. El toxicómano tiene una particularidad única en el ámbito de la patología que es de tener una parte sana (está constantemente oculta) y otra enferma (que todos la conocen). Esa parte no enferma, es el encuentro con un placer extraordinario , lo que debemos combatir es el recuerdo adornado de ese placer, En caso de proponerle al toxicómano de entrada una posición demasiado normalizadora va a llevarlo primero a seducirlo a uno,, en segundo tiempo a provocarlo y en un tercer tiempo a recaer. Para el Dr. Claude Olievenstein una política en materia de toxicomanía debe obligatoriamente cinco elementos:
- Represión del tráfico
- Recepción liberal de los adictos
- Prevención e información
- Inserción socio profesional
- Política de la Juventud.
Si estos cinco elementos no están reunidos no hay lucha contra la toxicomanía . Afirmaciones del Dr. Olievenstein con respecto a la familia de toxicómano son las siguientes: "No hay un modelo único de familia de toxicómano. Cuando se ve por primera vez una familia podemos tener los siguientes tipos de familias: dolorosa, resignada, científicas, culpables, cómplice, falsamente duras etc, por lo que no puede existir solo una estrategia en materia familiar. Primer paso: individualizar cada caso, y hacer tomar conciencia que los problemas anteriores persistían Segundo paso: obtener que los dos padres se presenten con su hijo. Recibir primeramente al adolescente solo y escuchar su versión y a continuación se reúne a los padres con los hijos. Frente alas distintas versiones que surgen, se propone al conjunto de la familia un compromiso, un contrato; Hay varias posibilidades:
- los padres y los hijos aceptan caminar un cierto tiempo juntos y se propone la estrategia de la terapia familiar.
- Los padres quieren ser seguidos, pero el hijo no acepta esto, hay que hacerse cargo de la angustia de la familia y seguir con ésta, aun si con el adolescente tenemos una posición de espera.
- El adolescente quiere ser seguido por sí mismo y los padres quieren ser sostenidos, a partir de ese momento el terapeuta comienza con el adolescente y comprometido con el secreto profesional, y los padres son seguidos por otro terapeuta.
Los efectos de la droga pasan por tres fases: el flash que es como una explosión, como un orgasmo; el planeta donde el muchacho o la chica vive sus deseos y los vive realmente y el descenso donde se reintegra a la normalidad de una manera melancólica y real. Es decir, tenemos por un lado el recuerdo adorado del flash y del planeta y por otra parte la melancolía que no tiene más que un deseo de volver empezar y vuelve a empezar; pero en ese momento por razones neurobiológicas el cerebro reclama cada vez más droga, si no se le da suficiente se vuelve esclavo, está en carencia, organiza el sistema de dependencia, se ha vuelto toxicómano.
Clasificación de las drogas:
- Euforizantes, cuyo tipo es la heroína. Tranquilizan a la gente
- Excitantes hacen creer que uno es Dios en persona, que uno es capaz de hacer cualquier cosa. Entre estas se encuentran las anfetaminas y la cocaína.
- Embriagantes, entre estas se halla el alcohol, solventes.
- Sedantes, los medicamentos psicotrópicos.
- Ideológicas, porque no crean dependencia pero al mismo tiempo han sido utilizada por los jóvenes como medio de cambiar la sociedad. Entre sus productos los alucinógenos y como derivado el haschih que se presenta como una droga de convivialidad.
Riesgos: Alto riesgo: personalidad perturbada desde la infancia . Medio Riesgo: sujetos netamente menos perturbados y si existe ausencia de valores que se encarnan en los niveles reales, simbólicos , aún estos niños van a sucumbir a la tentación y unirse con los niños de alto riesgo. Chicos normales: no miden, como el resto de las categorías mencionadas, suficientemente los riesgos y pueden ser sometidos a tentaciones aunque las actitudes ni las soluciones son distintas que los otros.
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