- San Martín en 1808
- Baja del Ejército Español (1811)
- San Martín en Londres (1811)
- ¿Católico o Masón?
- Vuelta a la Patria
- Casamiento
San Martín en 1808
Luego de invadir Portugal, Napoleón tenía sus miras en la ocupación militar de España. Las peleas y rivalidades internas le dieron la oportunidad de intervenir. Como consecuencia de acaloradas discusiones entre la familia real, Carlos IV cedió la corona a Napoleón, quien designó como nuevo Soberano a su hermano, José Bonaparte. A raíz de esto, el pueblo español se sublevó en masa a partir de mayo de 1808, declaró la guerra al invasor francés y lucho durante seis largos años por rescatar su independencia. Inglaterra aprovechó la oportunidad para intervenir a favor de España, enviando contingentes importantes de tropas y apoyo logístico a las órdenes de, entre otros, Wellington, un famoso militar inglés. En este escenario de una cruenta guerra tuvo lugar el inicio del proceso de emancipación de toda Hispanoamérica.
Durante ese período, San Martín participo de innumerables combates bajo la bandera española contra franceses, ingleses y portugueses, por mar y por tierra, a pié y a caballo, en campo abierto y dentro de murallas. Conocía prácticamente la estrategia de grandes generales, el modo de combatir de todas las naciones de Europa, la táctica de todas las armas, la fuerza irresistible de las guerras nacionales: paso de ser un discípulo a ser un maestro, en estado de dar lecciones. Su trayectoria militar fue de más de veinte años: comenzó en 1789 como cadete del Regimiento de Murcia y que, pasó por todos los empleos existentes en el Ejército Real, llevándolo a escalar la jerarquía de Teniente Coronel. Entonces vio los ojos hacia la América del Sud, cuya independencia había presagiado y cuya revolución seguía con interés; y comprendió que aún tendría muchos esfuerzos por hacer para triunfar definitivamente, y se decidió a regresar a la lejana patria a la que siempre, como se le había sido enseñado desde pequeño, amó como a la verdadera madre, para ofrecerle su espada y consagrarle la vida.
San Martín comprendía que el futuro de los territorios hispanoamericanos estaba destinado a caer en manos de uno de los vencedores del enfrentamiento entre Francia y Gran Bretaña. Portugal también podría aprovechar la oportunidad para reclamar supuesto derechos de la herencia española. Ante este dilema, la opción no podía ser otra que la independencia. Durante su etapa en España tuvo la oportunidad de integrar un comando de elevado nivel. Fue allí, en contacto con personalidades como Wellington y Beresford, donde el joven jefe conoció la influencia de ciertos episodios políticos y militares que tuvieron gran repercusión en el desarrollo de la guerra. La defensa de Cádiz y las deliberaciones de las Cortes le informaron la importancia de la representación política a través de un Congreso, la sanción de una constitución que moderara la monarquía absolutista de los Borbones, las nuevas ideas económicas y sociales, el libre comercio, la potencia industrial y naval de Gran Bretaña. Todo este cúmulo de actividades, experiencia personal y conocimientos, lo adquirió San Martín es la Península. No es extraño entonces que pudiera liderar la lucha de la independencia no sólo en nuestra Patria.
Baja del Ejército Español (1811)
Mientras se encontraba en el Regimiento de Sagunto, San Martín, el 6 de setiembre de 1811, obtuvo la baja provisoria del ejército español y una autorización para trasladarse a Lima por razones particulares. La pidió, "con el uso de uniforme de retirado", y "fuero militar", para dirigirse "a la ciudad de Lima con objeto de arreglar sus intereses".
Dicho retiro le fue concedido por real decreto de la Regencia, fechado en la isla de León, a la cual estaba reducida España por acción de las fuerzas ocupantes de Napoleón. Se cree que se excusó diciendo que debía viajar al Perú para cobrar una herencia familiar, aunque esto no habría sido posible, ya que la única familia de San Martín se encontraba en España, y su situación económica no era muy buena. Algunos autores piensan que eligió Lima porque en ese momento no estaba amenazando contra la monarquía española, mientras que era bien sabido el deseo de las Provincias Unidas del Río de la Plata de independizarse de la potencia.
Debido a esto, en España fue considerado un traidor, ya que abandonó a la patria que lo había acunado desde pequeño, la que lo había educado y había protegido a su familia, para irse a luchar por la independización de una de sus colonias, y porque finalmente logró su cometido.
Rol de las Sociedades Secretas en las Guerras Emancipadoras
Al tiempo de la guerra de la Península, Inglaterra se debatía entre dos objetivos contradictorios: El principal era detener a Napoleón, y a estos fines España y Portugal eran los únicos aliados que Inglaterra tenía en Europa. Por otro lado, un clamor público demandaba que la corona extendiera sus conquistas al Nuevo Mundo, a modo de mantener un equilibrio comercial.
Napoleón había impuesto un bloqueo al continente e Inglaterra sentía la necesidad de encontrar nuevos mercados cuanto antes. Hispanoamérica ofrecía la oportunidad más promisoria, pero los españoles se aferraban a su monopolio: estaban convencidos de que todo esfuerzo por preservar sus colonias se volvería inútil si otras potencias quedaban en libertad de comerciar con esas colonias. Revolucionarios como Miranda sabían que era esa resistencia española lo que más inquietaba a Inglaterra. Por lo tanto, ellos prometían libre comercio, y aun facilidades territoriales, a cambio de la ayuda militar que Inglaterra pudiera prestar a los movimientos independentistas. La oferta tentaba a Inglaterra, pero la necesidad de no irritar a sus aliados europeos frenaba toda acción práctica. Como asociación consagrada a la Libertad, Igualdad y Fraternidad, portadora de ideas supranacionales y amparada por el más estricto secreto, la moderna masonería (fundada en Londres en 1717) era ideal para prestar asistencia indirecta a los revolucionarios hispanoamericanos. En 1811, el príncipe era Gran Maestre de la Moderna Masonería Constitucional Inglesa.
En 1807, Miranda fue a Cádiz para establecer una logia en ese puerto español: el único abierto al comercio con las colonias tras la invasión napoleónica de la Península. De acuerdo con Mitre, a principios del siglo XIX la llamada Sociedad de Lautaro, o de los Caballeros Racionales, tenía ramificaciones por toda España y estaba afiliada a la Gran Reunión Americana, establecida en Londres por Miranda. En Cádiz solamente la sociedad tenía, en 1808, más de 40 miembros, incluyendo algunos notables españoles. Los del primer grado juraban trabajar por la independencia de Hispanoamérica; los de segundo grado se obligaban a no reconocer en Hispanoamérica otro gobierno que aquel establecido por la voluntad libre y espontánea de los pueblos, de acuerdo con los principios republicanos. Mitre nos asegura que San Martín fue miembro de esa sociedad.
San Martín en Londres (1811)
Durante su servicio en el ejército español, San Martín entabló una relación con Lord Macduff, noble escocés y distinguido masón mas tarde nombrado Conde de Fife. Éste, cuando conoció al prócer, era general español, destacado por sus servicios en la insurrección española desde 1808. Ambos simpatizaron profundamente, estrechando su amistad en medio de los peligros comunes. Por su intermedio, y por la interposición de Sir Charles Stuart, agente diplomático de España, San Martín pudo obtener un pasaporte para pasar secretamente a Londres, junto con cartas de recomendación de su amigo y letras de cambio a su favor, de las cuales no hizo uso.
En Londres se reunió con sus compañeros Alvear, Zapiola y Chilavert, los tres, como San Martín, nacidos en el Virreinato del Río de la Plata, educados en España, fueron oficiales españoles que lucharon contra las tropas napoleónicas y en 1811 partieron a Inglaterra para prepararse para venir a América. También se puso en contacto con otros sud-americanos que se hallaban allí, como Andrés Bello, Servando Teresa Mier, Manuel Moreno, Tomás Guido y algunos menos conocidos. Todos pertenecían a la asociación secreta fundada en Londres por Miranda, que era la central de la de Cádiz. En ese lugar, San Martín y sus dos colegas fueron iniciados en el 5º y último grado (33º), siendo el objeto de asociación cooperar por todos los medios a la insurrección sud-americana, por la que trabajaron en predisponer a Europa en su favor mientras llegaba el momento de prestar servicios mas eficaces.
En sus cuatro meses de estadía en la capital británica, San Martín vivió en el número 23 de la calla Park Road, en el distrito de Westminster.
Plan Maitland
Se cree que el haber formado parte de logias masónicas británicas le abrió las puertas al Libertador a secretos de la Corona sobre como llevarían a cabo la independización de los territorios hispanoamericanos. Esta afirmación esta basada en la supuesta masonería de San Martín, e inclusive en que, como la masonería inglesa y escocesa compartían los mismos objetivos, estas hubieran tratado a las logias pseudo-masónicas de americanos independentistas como organizaciones fraternas que debían conocer algunos secretos.
Uno de los principales secretos es el manuscrito de un general escoses, Thomas Maitland (ver foto), que diseñó en 1800 un plan para capturar Buenos Aires y Chile, y luego emancipar el Perú.
En síntesis los puntos de este plan eran:
Ganar el control de Buenos Aires
Tomar posiciones en Mendoza
Coordinar acciones con el ejército libertador en Chile
Cruzar la Cordillera de los Andes
Derrotar a los españoles y controlar Chile
Continuar por mar hacia Perú y liberarlo
¿Católico o Masón?
Se ha debatido durante largos años la religión de San Martín. Algunos autores proclaman que fue un excepcional cristiano, pero, por el otro lado, hay documentos que afirman su fe a la masonería. Estas creencias eran totalmente opuestas, ya que la masonería había sido condenada por la Iglesia en el siglo XVIII. No obstante, "la afluencia de católicos y de eclesiásticos era masiva en las logias", en las cuales "se respetaba la religión".
La Iglesia había censurado a estas sociedades secretas, sobre todo, por la seguridad de los estados. La Próvidas invocó las disposiciones del derecho romano, por las cuales se prohibían las "asociaciones formadas sin el consentimiento de la pública autoridad". Los católicos liberales, que renegaban de la asociación del clero con el absolutismo, sostenían su derecho a profesar la fe y, al mismo tiempo, luchar por las libertades.
Ambos bandos han aportado datos para probar sus teorías:
Varios autores han respaldado su idea del cristianismo con los siguientes hechos documentados de su vida:
Fue bautizado
Contrajo nupcias en misa de compromiso y comulgó durante ella
Luego del combate de San Lorenzo ordenó misa y colocó cruces en las tumbas de los muertos
Juró por Dios y la Patria la Independencia nacional (1816)
Sus tropas usaban el Santo Rosario al cuello y lo rezaban a orden del sargento de semana
Designó a la Virgen del Carmen como patrona del Ejército de los Andes
Donó al convento de franciscanos su bastón de general
Al contrario, autores masónicos sostienen que todos los miembros de la logia mirandina "tenían que ser masones". Por su parte, la masonería argentina afirma, sin aportar pruebas, que "el Libertador fue iniciado masón en la Logia Integridad, de Cádiz, afiliándose posteriormente a la Logia Caballeros Racionales de dicha ciudad. Está claro que el Libertador, según la Biblioteca de la Gran Logia, no perteneció a la masonería inglesa, ya que esta establecido que si su nombre no se encuentra allí, es porque no participó de la misma.
La Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones ofreció los siguientes datos para demostrar que San Martín era masón:
El Libertador fue iniciado masón en la Logia Integridad, de Cádiz, afiliándose posteriormente a la Logia Caballeros Racionales de dicha ciudad. Allí recibió el tercer grado de la masonería simbólica, 1808.
Participó después de la fundación de la Logia Caballeros Racionales de Londres, y ya en Buenos Aires, bajo la orientación del doctor Julián B. Álvarez, fundó la Logia Lautaro. (*)
Después de organizar el Ejército del Norte, marchó a Córdoba, donde reunió a un grupo de patriotas para iniciarlos en la masonería.
San Martín fue designado general en jefe del Ejército de los Andes el 1° de agosto de 1816 y casi simultáneamente fundó la Logia del Ejército de los Andes, y asumió el cargo de Venerable Maestro.
(*)La Logia Lautaro no fue una logia masónica sino una sociedad política secreta. Es posible que haya adoptado algún rito o formas pseudo-masónicas, pero la masonería regular no tuvo conexión con la Logia Lautaro y no habría respaldado a esa organización ni sus actividades.
Está claro que San Martín profesaba la fe católica. Ahora bien, eso no excluye que haya participado de logias masónicas o pseudo-masónicas.
Vuelta a la Patria
El 9 de marzo de 1812, luego de 50 días de navegación, llegaron al Puerto de Buenos Aires San Martín y sus compañeros en la fragata George Canning, procedente de Londres.
La rápida comunicación hecha a Juan Martín de Pueyrredón, a cargo del Ejército Auxiliador del Perú, y la difusión por la Gaceta de la llegada de los siete oficiales atestiguan que el Gobierno le concedió importancia al hecho. En momentos difíciles como los que transcurrían para el movimiento iniciado en mayo de 1810, todo aporte, todo apoyo, cobra significación especial.
A su llegada fue recibido por los miembros del Primer Triunvirato, inmediatamente se le reconoció el grado de Teniente Coronel, y le encomendaron la formación de un escuadrón, el célebre regimiento de Granaderos a Caballo y más tarde la jefatura del ejército del Norte. José de San Martín se encargó de instruir a las tropas en las modernas técnicas de combate que conocía por su actuación europea contra los ejércitos de Napoleón.
Casamiento
María de los Remedios Carmen Rafaela Feliciano Escalada de la Quintana nació en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1797. Hija del matrimonio compuesto por Antonio José Escalada Sarría y Tomasa Francisca de la Quintana Aoiz Riglos y Larrazábal, una familia con buen pasar económico y reconocimiento social. Su padre era un próspero comerciante que fue también Canciller de la Real Audiencia, por lo que la niña se crió en contacto con las familias tradicionales y ricas de la sociedad porteña.
San Martín tomó contacto con la familia Escalada a pocos días de su arribo, y conoció a Remedios –que tenía apenas 15 años, casi 20 menos que el militar argentino – en una reunión social. Luego de apenas unos meses de novios se casaron el 12 de septiembre de 1812 en una sencilla ceremonia en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires, siendo los padrinos Carlos María de Alvear y su esposa Carmen Quintanilla. El matrimonio era casi una obligación moral para San Martín en ese momento, y una forma de vincularse a la sociedad local, cuando aun muchos dudaban del auténtico deseo independentista de este militar recién llegado.
Remedios lo ayudó en la formación del Ejército de los Andes al fundar la Liga Patriótica de Mujeres, para donde donó todas sus joyas. Falleció el 3 de noviembre de 1823. Antes de embarcarse a Europa en 1824, su esposo le hizo construir un sepulcro en el Cementerio de la Recoleta, cuyo epitafio reza: "Aquí yace Remedios de Escalada, esposa y amiga del General San Martín".
Autor:
Magui Ferrere