3 piezas de pared francesa, corredor al este, techos de tejuelas de coihue
2 piezas con techo de paja, cocina y corral de palo a pique para vacas
500 vacas
200 yeguarizos
1.000 ovejas
Por supuesto que Mora visitaría el Quilquihué para controlar, como también frecuentaría los otros. También contamos con detalles de su puesto de Ranquiloa:
2 ranchitos de techo de pajas y un corral de ramas
800 ovejas
20 caballos
1 casa de tres piezas, pared francesa con corredor, techo de tejuela de madera, una cocina y galpón con techo de paja
1 corral de palo a pique para ovejas y otro más grande, para vacas, todos de ciprés
8 hectáreas cerradas con alambre y ciprés, con alfalfa
2000 vacas
800 yeguarizos
100 caballos
100 chivas
30 bueyes
15 toros
4 carneros
30 mulas
1 burro
1.000 ovejas
La tropilla
Su prosperidad y poderío aumentaban sin cesar: pulperías que vendían toda clase de mercadería traída desde Chile, puestos ganaderos prósperos (hasta se supone que fue Mora el responsable de la inauguración de una cancha para carreras de caballos en el Quilquihué).
La fama de Mora se iba extendiendo y afirmando. Fue tenido en cuenta por los responsables del gobierno de la región: se inmiscuyó en la fundación de San Martín de los Andes (1898) brindando "información reservada" al jefe de las fuerzas militares Rudecindo Roca.
Rudecindo Roca en 1901
Y existe en Neuquén un lugar conocido como Cañadón de Torres (en la Vega Maipú de San Martín de los Andes) y este nombre viene por José Torres uno de los carreteros chilenos chilenos de Manuel Mora.
Hasta aquí una reseña de su actividad en la zona donde sentó su influencia y poder, pero para comprender mejor esto último es preciso realizar una breve reseña de su personalidad.
DON MANUEL MORA
De Manuel Mora se han escrito muchas cosas que no dejan bien parado al personaje. Por el contrario, se lo ha denigrado de todas las formas posibles y hasta se le han adjudicado hechos que no cometió. Por otro lado otros incidentes que hablan de malos tratos si fueron reales. El eximio investigador salesiano Padre Brugna, cuyo trabajo es fuente principal para esta monografía, ha hecho una tarea objetiva para mostrar al gaucho en sus reales dimensiones.
Los testimonios sobre Mora son variados, muchos lo muestran como una encarnación del mal mientras que otros son ambivalentes. Parece que fue hombre de carácter fuerte que no admitía contradicciones y que hacía alarde de su poder y riqueza. Amigo de diversiones y fiestas, era afecto a la bebida. Las fiestas se celebraban con frecuencia donde estaba Mora (en una ocasión intercambió a un chileno 500 vacas por un cargamento de vino).
Definido como "camorrero", "sinvergüenza", "personaje siniestro", "gaucho malo"; hay historias que dicen que llego a estar preso en la cárcel de Chos Malal y también detenido en Junín de los Andes a causa de sus peleas. Por otra parte, también se habló de su gentileza para con las mujeres: un testimonio dado por Carmen Ruiz que de niña lo vio en Junín de los Andes relata que ella había ido a comprar a un negocio del pueblo y vio entrar a Mora. El hombre miró a una joven mujer que estaba también comprando y en el momento Manuel adquirió una caja de jabón de tocador obsequiándosela a la sorprendida joven (aunque esta galantería, como veremos más adelante, podía convertirse en una tremenda brutalidad).
Parece que la figura de Mora dejaba impresión en quienes lo veían. Era alto, delgado, elegante, de cabellos oscuros y con bigotes. Llamaba la atención que llevaba encima adornos de oro y plata.
"Tenía muchos amigos. Era apreciado, respetado, muy desprendido, se adelantaba en dar, si veía alguno que necesitaba. Caracterizado por su modo de ser algo violento, no admitía bromas ni contradicciones; altanero…Tenía muchas salidas humorísticas; jugaba con algunos amigos a los naipes, no por dinero, por algunos buenos vinos para asados, pagando el perdedor, siendo invitado. En reuniones no faltaba. Le agradaban las carreras; por estas se costeaba lejos…Era hombre violento, de bruscos modales, y sus palabras abundaban en groserías, términos irónicos e hirientes" (testimonio de Carmen Ruiz)
"Era un hombre atrayente. Vestía a la moda campera con botas, bombachas, chambergo y poncho. Su hermosa cabalgadura estaba enjaezada con mucha chafalonía, plata y oro por todas partes" (testimonio de Sor María Vera)
Mientras tanto, Luis Castaño, biógrafo de Laura Vicuña, lo retrata así:
"Era un gaucho malo que cada dos por tres sacaba su facón o su revolver. Vestía chiripá y faja con muchos adornos de plata; lucía puñal con mango de plata y ribetes de oro. Su porte era elegante, pero malo…Manuel Mora era del tipo del gaucho argentino; descarado, fanfarrón, pendenciero, algo romántico y soñador. Aunque rústico e inculto, vestía con esmero, al estilo del labrador opulento. Pendía de su cintura el puñal inseparable en la vaina de piel repujada, con brillante mango de plata. Hasta en los arreos de sus caballos de pura sangre hacía alarde de guarniciones y cintajes. Usaba modales aparatosos y rebuscados, que le daban categoría de superioridad sobre los otros."
Manuel Mora como lo imaginó el dibujante Giorgio Trevisan
Con estos relatos podemos ir completando el retrato: era un hombre capaz de atraer a la mujeres, vestía con ropas de campo (bombacha, botas, etc), temido y respetado pero de carácter violento. Podía ser déspota y temible aunque generoso con el dinero: era capaz de dar al que necesitaba. Tal vez la bebida influía en los aspectos más sórdidos de su carácter.
Tampoco pasaba sus noches tranquilo por temor que tenía de ser asaltado.
Es cierto que vestía con oro, consta que entre sus pertenencias había gemelos de oro, facón con vaina de plata e iniciales MM en oro, rastra de gaucho de cuero repujado en oro y plata con broche en forma de medallón de oro y plata y las iniciales MM; las marcas de animales también llevaban su nombre. Es una lástima que no contemos con una fotografía de Manuel Mora.
Solía utilizar sellos de goma con su nombre e iniciales para poner con su firma en cartas y documentos.
Publicado en el excelente libro del padre Brugna
MERCEDES PINO
En julio de 1899 una joven chilena llamada Mercedes Pino se encontraba en el puelblo de las Lajas con sus dos pequeñas hijas Laura y Amanda Vicuña con intención de viajar a Junín de los Andes en busca de trabajo para ella y colegio para las chicas. En Las Lajas se encontraba Manuel Mora, recién salido de la cárcel de Chos Malal según una versión y según otra (más creíble) regresando de un viaje de negocios, Mora viajaba seguido a Loncopué y más al norte aún para compra y venta de haciendas, como estaba en Las Lajas con su tropilla y sus carretas cargadas pronto para salir a Junín es más verosímil que regresara de un viaje de negocios.
San Martín de los Andes en 1907
Tal vez ella le pidió que la alcanzara o él se ofreció a llevarla.
Los viajes no eran fáciles, era común ver las carretas de enormes ruedas, el sulqui para el patrón ( o el breque), la tropilla de caballos y mulas guiados por la yegua madrina cencerro al cuello. Por la noche se soltaba a los animales para pastorear y el dilema a la mañana siguiente era arrearlos nuevamente.
Había dos caminos para llegar a Junín de los Andes desde Las Lajas: la huella de la derecha (o "Camino de San Ignacio") o la huella de izquierda que permitía llegar a Junín por el sur. A Mora le convenía el camino de la izquierda porque atravesaba "sus" tierras cruzando la meseta, bajando el Colloncurá y remontando el Chemehuín. Pero esta vez tomó la huella de la derecha porque presentía una gran inundación conocedor como era del clima y paisaje del lugar.
Lloviznaba. Caía agua y nieve. Como llovía Mora apuró el paso por la derecha temiendo que el río le cortara el camino si el clima empeoraba. El mal clima lo tenía preocupado: las lluvias, el engrosamiento de las arroyos y ríos lo hicieron tomar el camino más largo pero que le daba mayor tranquilidad.
Antes del 16 de julio lograron pasar al otro lado del Aluminé con muy mal clima, las aguas se desbordaron y caían aludes de agua desde la cordillera. La huella ya no se veía.
Bajaron entre los cerros Chivo y Mallín Redondo. En medio de problemas: las carretas se atascaron en el barro y la lluvia no paraba. Llegaron a Huechuhue Viejo, el río Chimehuín estaba desbordado y del otro lado se veía a Junín de los Andes, pero el paso estaba cerrado y no se veía el cauce del río. Mercedes y las nenas no siguieron, se quedaron en Casa Viejas (unos ranchos propiedad de los Ritcher). Mora, en cambio, sin temerle a nada, cruzó a caballo las "olas embravecidas" del río.
Meses después, a comienzos de 1900, con las nenas pupilas en el colegio salesiano María Auxiliadora de Junín de los Andes, Mercedes volvió a contactar con Mora para pedirle trabajo en un puesto, quizás en el de Quilquihué porque primero estuvo allí Mercedes. Poco después se mudó a Caleufú para convivir con él, una relación que se convirtió en difícil para Mercedes y fuente de muchas penas y sinsabores.
Mercedes Pino
Esta convivencia acarreó mucho dolor a Laura Vicuña, la hija mayor de Mercedes Pino, Laura sentía su alma herida porque su madre convivía con Manuel Mora sin bendición religiosa y por los malos tratos que Mercedes padecía.
"Laura tuvo que sufrir mucho por los malos tratos de Mora y por la pena que le causaba el estado de su madre, a quien trataba de separar de ese mal hombre"
Hasta los peones murmuraban acerca de los malos tratos de Mora hacia Mercedes, esos tratos consistían desde obligarla a tocar para él largas horas la guitarra hasta hechos graves. A medida que pasaba el tiempo Mercedes se sentía cada vez peor y se la veía llorar contando "los malos tratos que recibía del señor Mora".
Cuando la situación se le hizo insostenible quiso huir, algo difícil por no saber donde ir ni como refugiarse, además dependía económicamente de Mora, de qué iba a vivir si escapaba?, un dilema que en más de una ocasión se habría planteado Mercedes, no era fácil librarse de Mora y no hay duda que también le temía hasta que llegó el momento en que no soportó más. Cuando Manuel adivinó su intento se comportó de la peor manera posible: la ató a un palenque, la golpeó y la marcó a fuego como al ganado con la marca de su hacienda, todo esto frente a los peones a quienes les habría gritado "Vengan muchachos, vengan a ver la señalada de la vaquillona mayor" y la marcó "para que no se fuera orejana". Esto habría ocurrido en 1903. (No es la única vez que Mora marcó a una mujer, otra de las mujeres que convivieron con él, Tomasa Catalá, también había sido marcada a fuego y llevó toda la vida en su pierna la marca de Manuel Mora).
En las vacaciones las hijas de Mercedes, Laurita y Amanda, solían ir al rancho con su madre. Mora fastidiaba especialmente a Laura burlándose de la fe de la niña, llamándola monjita o beata. Sin embargo no habría ocurrido en la realidad una historia que se ha propalado y que muestra a Mora obligando a Laura a bailar con él y al negarse la niña azotó a Mercedes.
En enero de 1904 Mercedes viajó a Junín de los Andes a cuidar de Laura que se hallaba enferma de gravedad y ambas alquilaron una casita cerca del colegio. Mora fue para allá, Laura lo vio llegar y amenazó con irse al colegio si ese hombre pasaba allí la noche. Mercedes al ver que su hija quería escapar perdió el control y le dio una paliza. Por años se atribuyó esa paliza a Mora pero en honor a la verdad hay que señalar que no fue él quien golpeó a Laurita sino la madre. La mala fama de Mora hizo que se le adjudicara a él tan lamentable episodio. Una copla hace mención al hecho:
Una tarde, el mes de enero,
en la casa de la madre
vio venir al compañero,
y al Colegio quiso huir.
Esta acción tan acertada
fue tan mal interpretada,
que por eso y nada más
la azotaron sin piedad .
Laura Vicuña falleció el 22 de enero de 1904 y antes de morir le dijo a su madre que había ofrecido su vida a Dios para que ella dejara a ese hombre. (Esta piadosa niña fue beatificada por la Iglesia Católica muchos años más tarde). La copla también lo dice:
Llamó entonces a su madre
y le dijo con ternura
"Porque usted mamá, se salve,
yo ofrecí mi vida a Dios.
Deje usted al compañero,
deme usted ese consuelo,
dígame que así lo hará
no me niegue esto mamá"
Beata Laura Vicuña
Al velatorio de Laurita, Mora se presentó muy bien vestido miró a la niña y dijo "Pobrecita! Cuánto lo lamento", le dio a Mercedes dinero diciendo que iba a hacerse cargo de todos los gastos. Cumplió su palabra porque días después Mora se presentó en la oficina parroquial y pagó 50 pesos como limosna por el funeral y entierro de Laurita. Antes del entierro se rezó una Misa de cuerpo presente.
Mercedes le había prometido a su hija antes de morir que iba a abandonar a Mora y cumplió con la promesa. Manuel no se quedó tranquilo, rondaba por los alrededores cuando se celebró la Misa y eso no fue todo: comenzó a perseguir a Mercedes y ella tuvo que refugiarse en distintas casas. Mora llegó a amenazarla con un revolver diciendo que no se le iba a escapar y que iba a verla muerta. La situación pasó a mayores, todo el pueblo lo sabía, tuvo que intervenir la policía asignando a un sargento, de nombre Silva, para que cuide a Mercedes y el comisario Carlos Álvarez Gómez puso preso a Mora.
Por supuesto que Mora no cambió ni se tranquilizó y siguió con su idea de querer matar a Mercedes, tanto que ella se volvió a Chile en marzo de 1904.
LA MUERTE DE MORA
El 18 de septiembre de 1908 en Paso Flores, costa del Limay, se celebró una gran fiesta: juegos de naipe, carreras, taba, truco, folclore cuyano, cuecas chilenas, polcas, baile y vino.
Dibujo de 1901 que muestra una fiesta gaucha
Mora estaba asignado a dar el fallo de una carrera. Era alrededor de las cinco de la tarde.
Un perdedor de la apuesta, apellidado Aranda, no quedó conforme y protestó diciendo que el fallo estaba mal dado. Se le acercó a Mora y lo invitó para aclarar el tema. Algunos de los presentes confiaban en que Mora iba a saber manejarse con Aranda aunque hubo quien pensó que no había que dejar "solos a esos hombres".
Mora y Aranda se apartaron hacia un camino hablando y discutiendo. En un momento Aranda tomó a Mora del borde del saco pero Mora, en su rapidez habitual, sacó su cuchillo. Aranda hizo lo mismo y los dos hombres empezaron a darse puñaladas.
Cuando Mora cayó llegó a caballo el hermano de Aranda y viendo a su hermano en el suelo herido lo dio por muerto y sin dudarlo apuñaló a Mora por la espalda. Sin perder tiempo ambos hermanos montaron el mismo caballo y huyeron.
Los asistentes a la fiesta corrieron a ver que pasaba aunque tarde para que se pudiese hacer algo: Mora estaba muerto. Falleció apuñalado a los 48 años de edad en Paso Flores, camino de Chacabuco Viejo. Su hermano Ángel fue quien denunció su fallecimiento por "heridas de arma blanca" casi un mes después ante las autoridades del Registro Civil de San Carlos de Bariloche.
No se sabe con exactitud donde está la tumba de Mora pero se barajó una posibilidad: en los bajos de Paso Flores, el padre Brugna junto a otros sacerdotes, se acercó a la cueva de una barda en donde había sepultados antiguos restos humanos: tres ataúdes abiertos, huesos dispersados y una cruz con letra ya ilegible fue lo que hallaron siendo posible que los restos de Manuel Mora descansaran allí.
BIBLIOGRAFÍA
Beccalossi, M. L. El mensaje de Laura Vicuña. Barcelona: Ediciones Don Bosco.
Brugna s.d.b, P. Ciro. (1990). Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña. Buenos Aires: EDB.
Caras y Caretas (mayo, 1901)
Emrino, Ricardo. (1988) Laura Vicuña: un camino latinoamericano a la santidad. Bahía Blanca: Editorial del Sur.
Laura, verdadera heroína. En el lejano oeste del Neuquén (1989, abril). Boletín Salesiano, p 3-11.
Lubich, Gino. Laura y su secreto. Barcelona: Ediciones Don Bosco.
Molina Massey, J. C. El potrero (1901, abril 13). Caras y Caretas.
El nuevo pueblo de San Martín de los Andes (1907, octubre 12). PBT .
Guada Aballe
Escritora y docente. La presente monografía fue terminada el 5 de agosto de 2006
Título: Sucedió en el Neuquén
Categoría: historia, biografía.
Resumen: Reseña biográfica de Manuel Mora, arrendatario de campos en Neuquén; un individuo rico, poderoso e influyente en la región a quien muchos lo consideraron dueño real de las tierras que explotaba. Pasó a la memoria popular como el "estanciero Mora", el personaje siniestro y violento vinculado a la historia de la Beata Laura Vicuña.
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