Descargar

Funciones del sustantivo

Enviado por cariatide02


    1. El adverbio
    2. La preposición
    3. La conjunción
    4. Del nombre sustantivo: sus oficios y complementos
    5. El sustantivo
    6. El género y el número
    7. Las partículas

    1997 -Según el Manual de gramática española de Corina González Araña y Carmen Herreo Aísa;

    Primero hay que tener en cuenta las funciones de los sustantivos de lengua:

    Sujeto: El piano sonaba monótonamente

    Atributo: El piano es un instrumento de cuerda

    Vocativo: Niña, no toques más el piano

    Predicativo: Nombraron pianista de cámara a mi vecina

    C.D.: La niña tocaba el piano

    C.I.: Le regalaron a mi vecina un piano

    C. Régimen: No me hables del piano de mi vecina

    C. Agente: El piano fue tocado por mi vecina

    C.C.: El abanico está encima del piano

    C. Nombre: el piano de mi vecina está desafinado

    C. Adjetivo: Estoy harta de oír el piano

    C. Adverbio: Estaba muy cerca del piano

    Aposición: Los pianos Yamaha se venden muy bien

    Pero debemos considerar también los llamados sustantivos de discurso, que proceden de otras categorías gramaticales que, precedidas de artículos y de determinantes, pueden convertirse en sustantivos y desempeñar las mismas funciones:

    Me despidió con un adiós muy triste (C.C.)

    Confiemos en un mañana mejor (C. Regimen)

    Debemos estudiar los pros y los contras (C.D.)

    John Wayne era el bueno de la película (Atributo)

    EL ADVERBIO

    1997 -Manual de gramática española de Corina González Araña y Carmen Herrero Aísa

    La definición de los adverbios suele hacese atendiendo a la función sintáctica principal que realizan dentro de la oración: ser complemento circunstancial. Salvo este rasgo común, los adverbios son palabras con formas y significados muy distintos, tal y como se va a ver a continuación.

    Forma:

    El adverbio es una clase depalabra que posee raíz o lexema. Sin embargo, a diferencia de susatantivo, adjetivo o verbo, el adverbio caree de morfemas de género, númeor y desinencias y, por tanto, es invariable; ahora, pero nunca ahoras, ahoro. ünicamente algunos adverbios pueden experimentar variación formal al recibir el grado superlativo o al combinarse con sufijos aumentativos y diminutivos:

    pronto… prontísimo, muy pronto (superlativo)

    despacio… despacito (diminutivo)

    arriba… arribota (aumentativo. Uso menos frecuente).

    Las formas tanto, cuanto, mucho, cuando se anteponen al adjetivo se apocopan; Tan grande / Muy grande / ¡Cuán grande!

    Tras estos rasgos generales de los adverbios hay que tener en cuenta la diversidad de formas que integran esta categoría.

    Adverbios simples

    Consituidos por una sola palabra, que es lexema adverbial puro: sí, ahora, arriba, antes. Hemos de considerar en este grupo a los formados por un adjetivo en forma femenina + el sufijo mente: bravamente. También son formas adverbiales simples las provenientes de un adjetivo inmovilizado en cuanto al género y número; María camina rápido. Obsérvese que rápido no concuerda en género con María, como sucede en María es rápida caminando, sino que tiene un comportamiento similar a camina rápidamente, podría sistituirse rápido por rápidamente, ya que ambas palabras pertenecen a la categoía adverbial. Los siguientes ejemplso ofrecen casos similares:

    Ella habla claro… habla claramente (Claro es invariable)

    Trabajó duro… trabajó duramente (pero no "trabajo dura" o "trabajan duras")

    Al igual que es posible inmovilizar los adjetivos calificativos convirtiéndolos en adverbios, también puede hacerse lo mismo con algunos adjetivos determinativos: mucho, poco, más, menos, bastante, demasiado, cuanto.

    Estudia mucho / Habla poco / Confía demasiado

    ADVERVIOS compuestos pos grupos de palabras

    Locuciones adverbiales

    Son grupos de palabras que aparecen siempre en el mismo orden sin que sea posible alterar su posición, género o número. Su significado está en el conjunto de la expresión, no en la suma de los significados de cada palabra. Las locuciones son muy expresivas y frecuentes en nuestra lengua: a tontas y a locas, al pie de la letra, a la torera, sin ton ni son, a medias tintas…

    ADVERBIOS prepositivos

    Son adverbios combinados conunao varias preposiciones de manera que se consideran un conjunto y no una sucesión de palabras independientes:

    Con preposición antepuesta: desde ahí

    Pospuestas: debajo de

    Antepuestas y pospuestas: en torno a

    EXPRESIONES latinas

    Son fórmulas con significado fijo y se usan pricipalente en el nivel culto de la lengua: ad hoc, a posteriori, sensu stricto, non plus ultra, mutatis mutandi…

    LA PREPOSICIÓN

    1997 -Manual de gramática española de Corina González Araña y Carmen Herrero Aísa

    Es una clase de palabra que sirve para enlazar dos términos, al igual que lo hace la conjunción. La diferencia existente entre ambas es que la conjunción une palabras y oraciones, mientras que la preposición sólo actúa de nexo entre dos palabras.

    Forma

    Se trata de una clase de palabras invariable, carentes de lexema. Son morfemas libres, esto es, constituyen palabras independientes, auque carecen de acento y se paoyan en el de la palabra siguiente, excepto según.

    Las preposiciones castellanas son: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras.

    Hay otras palabras que originariamente no eran preposición, pero han asimilado sus funciones: salvo, excepto, mediante, durante.

    Las preposiciones, a veces, se agrupan entre sí formando locuciones prepositivas. Son frecuentes ne la lengua asociaciones como:

    Desde + por: Desde por la tarde…

    Hasta + con, de, en, para, por, son, sobre: Hasta sin luz

    Para + con, de, desde, en, entre, sin, sobre: Para con nosotros.

    Por + ante, bajo, de, entre: Por entre los papeles.

    Se considera defectuoso agrupar a+por precedidas de un verbo de movimientos: Viene a por el aguinaldo.

    Las preposiciones se combinan otras veces con los adverbios formando los llamados adverbios prepositivos.

    Función:

    La preposición es un elemento de enlace que establece una relación entre dos palabras: una incial y otra término. Esta relación es de dependencia ya que el término de la preposición se subordina a la palabra inicial: luz de otoño. Otoño es el término de la preposición, subordinado al sustantivo luz.

    Las palabras relacionadas por la preposición son el sustantivo (o las palabras que actúan como sustantivos: infinitivo, pronombre), el verbo, el adverbio y el adjetivo. Algunas de estas relaciones se observan en los siguientes ejemplos:

    verbos y sustantivos: salen del agua

    adjetivo y sustantivo: beneficioso para la salud

    sustantivo y sustantivo: historia de familia

    infinitivo y sustantivo: caer del cielo

    dos adverbios: lejos de aquí

    Es muy difícil establecer el contenido significativo de cada preposición, ya que sus contornos no son muy precisos. En líneas generales puede decirse que las preposiciones contienen significados de lugar, tiempo, modo, instrumento, finalidad. Alguna clasificación de las preposiciones distingue entre:

    vacías o débiles: aquellas cuyo significado está poco definido y es el resultado de la relación entre las dos palabras. Se consideran déblies: a, con, en, de, por. Obsérvese las diferencias significativas de la preposición en estos ejemplos: Estoy de vacaciones / Vengo de casa / La casa de Luis / Viene por la calle / Vengo por el anuncio / Fue denunciado por la Asociación de vecinos.

    llenas: su contenido significativo está poco definido. Se incluirán las demás.

    Desde una perspectiva distinta se hace otra clasificación, atendiendo a:

    el uso obligatorio de una determinada preposición, que viene exigida por la palabra inicial – verbo o adjetivo-: carente de / incompatible con / perjudicial para / abusar de / arremeter contra / desvivirse por / competir con.

    la alternancia de preposición con el consiguiente cambio de significado: Viene al parque / Viene del parque / Viene por el parque. Estoy sin dinero / Estoy con dinero / Estoy por dinero. Libro para Claudia / Libro de Claudia.

    la alternancia de la preposición no cambia el significado: Voy para casa / Voy hacia casa. Está con baja / Está de baja.

    LA CONJUNCIÓN

    1997 -Manual de gramática española de Corina González Araña y Carmen Herrero Aísa

    Al igual que la preposición la conjunción es un morfema libre, invariable en cuanto a su forma.

    Se distinguen dos grupos de conjunciones:

    Simples: formadas por una sola palabra: y, si, pero.

    Locuciones conjuntivas, constituidas por varias palabras: preposición + conjunción: para que, de que, hasa que

    adverbio + conjunción: antes que, después que

     Real Academia Española "Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española"

    1981

    DEL NOMBRE SUSTANTIVO: SUS OFICIOS Y COMPLEMENTOS

    Oficios del sustantivo

    El sustantivo puede desempeñar en la oración los oficios de núcleo del sujeto y de complemento predicativo en el predicado nominal; puede formar modos adverbiales y ser también complemento de otro nombre, de un adjetivo y de un verbo.

    Complementos del nombre

    En los distintos oficios que el nombre desempeña en la oración, puede llevar como complementos; otro nombre o adjetivo sustantivado en aposición, uno o más adjetivos, un complemento con preposición o una oración entera.

    Nombre complemento de otro nombre

    Aposición: Cuando queremos explicar o precisar el concepto expresado por un sustantivo por medio de otro sustantivo, ponemos los dos, uno a continuación de otro. La aposición puede ser especificativa o explicativa.

    El nombre en aposición puede convertirse en predicado de una oración de relativo cuyo antecedente sea el otro nombre.

    Los nombres en aposición pueden ser de distinto número y también de distinto género.

    Los objetos que se designan cond os nombres, uno genérico y otro específico, se expresan por aposición especificativa. Esta tendencia se halla más o menos consolidada o vacilante según los casos y usos locales.

    Los nombres en aposición explicativa suelen separarse en la escritura con una coma, y en la recutación conuna leve pausa, sobre todo si van acompañados de algún determinativo.

    El nombre en aposición puede ser un adjetivo u otra frase sustantivada.

    Por aposición se han formado compuestos de dos sustantivos que se escriben juntos o separados, como aguanieve, casatienda, compraventa. La relación que guardan entre sí los dos sustantivos es de simple coordinación. En otros casos, el segundo va regido por el primero; bocacalle, puntapié. En la aposición especificativa se adjetiva a veces el segundo elemento: undía perro, buque fantasma, noticia bomba.

    Nombre con preposición complemento de otro nombre:

    La significación del nombre sustantivo se completa con más frecuencia mediante un nombre con preposición, pero siempre que el concepto expresado por preposición y el nombre sea, por su función gramatial, equivalente a un adjetivo o a una oración de relativo. La preposición más usada es de indicando propiedad, posesión, origen, pertenencia o materia. Esta relación equivle a un adjetivo, y por él puede sustituirse, si lo tiene la lengua y la propiedad consiente.. Así, la casa del padre es expresión equivalente a la casa paterna. Pero no siempre puede hacerse esa sustitución. Hay casos en que es imposible, por carecer la lengua del adjetivo correspondiente. Así, decimos en la espesura del bosque, sin poder variar la expresión por no tener en castellano el adjetivo boscuno; del mismo modo decimos ganado de cerdos, o mejor de cerda, y no ganado cerdoso ni cerduno. Otras veces podemos expresar el mismo concepto de los dos modos, prefiriendo el adjetivo o el sustantivo con de, según queramos o no poner más de relieve la idea del nombre complemento, y así decimos amor materno o amor de madre.

    El complemento con de puede tambien ser un infinitivo; Es hora de almorzar.

    En vez de las formas tónicas de los pronombres personales se emplean generalmente los posesivos; y así se dice, según los casos: mi casa o casa mía (y no casa de mí).

    El complemento de que venimos tratando puede tener, a veces, una doble significación. Así, por ejemplo, cuando decimos el amor de Dios, podemos significar el amor que tenemos a Dios, o el amor que Dios tiene a las criaturas. En el primer caso el complemento de Dios se llama objetivo, porque es el objeto de la significación del sustantivo amor; y sería el obketo directo de la oración si sustituyéramos dicho complemento por una oración de relativo;M así: el amor con que amamos a Dios. En el segundo caso se llama complemento subjetivo, porque haciendo dicha sustitución, el mismo complemento se convertiría en sujeto; así: el amor con que Dios ama a los hombres. En este caso, cuando es subjetivo, suele evitare la ambigüedad de la frase añadiendo otro complemento; el amor de Dios a los hombres. Cuando no se exprese este segundo complemento, es el contexto el que ha de determinar el sentido de la frase, aunque añadiremos que esta ambigüedad solo ocurre cuando el primero de los dos nombres relacionados con la preposición de sea nombre de acción, como en el amor de Dios; y aun en este caso el contexto lo determina muchas veces. Así, cuando decimos las quejas del dedichado, el complemento tiene que se necesariamente subjetivo, y en cambio cuando decimos el temro de la muerte, no puede ser más que obketivo. cuando el primero de los dos nombres dichos sea nombre de agente, el complemento es siempre objetivo, aun en este caso puede darse ambigüedad.

    Los pronombres personales tónicos de primera y segunda persona, y también el reflexivo sí, se usan en significación objetiva, mientras que sus equivalentes los posesivos tienen significación subjetiva.

    No obstante, se usan a veces los posesivos en el sentido objetivo.

    Otras preposiciones con el nombre complementario:

    El sustantivo puede llevar por complemento un nombre con cualquiera otra preposición que no sea de; pero, como ya hemos dicho, el valor de este complemento ha de ser equivalente a un adjetivo, aunque lalengua no lo tenga, o a una oración de relativo.

    Algunos de estos complementos, como por ejemplo sinvergüenza, se han convertido en adjetivos y otros en sustantivos, como sinsabor.

    La frase equivalente en significación a un adjetivo o a una oración de relativo, puede interponerse entre el artículo y el nombre.

    Construcción de los complementos preposicionales:

    Los complementos con preposición siguen de ordinario al sustantivo cuyo significado completan, aunque en poesía es frecuente la inversión de este origen lineal.

    En poesía, entre el nombre y su complemento se interponen a vees el verbo de la oración y también otros complementos.

    Vocativo:

    El sustantivo se emplea a menudo como vocativo. En este empleo no es complemento de ninguno de los componentes de la oración, ni guarda con ellos relación gramatical alguna. Por esto va sin preposición. Los vocativos son, como las interjecciones, palabras aisladas del resto de la oración por medio de pausas, refuerdo de intensidad y entonación especial en el lenguaje hablado, y comas en el escrito. Desempeñan principalmente la función apelativa del lenguaje.

    El vocativo es el nombre de la persona o cosa personificada a quien dirigimos la palabra. No suel ellevar artículo ni demostrativo, pero sí posesivos. Puede colocarse en principio, en medio o al fin de la oración. Al principio llama la atención del interlocutor hacia lo que va a decirse; es la posición más frecuente en el habla coloquial. En medio o al fin de la oración es casi siempre enfático; su papel suele limitarse a reforzar la expresión o a suavizarla según los matices que la entonación refleje. En la lengua literaria, como de ordinario el lector no es la persona a quien se refiere el vocativo, es mucho más frecuente que en el habla ordiaria la colocación en medio o al fin, y a veces no tien el vocativo más objeto que dar a conocer al lector o recordarle anafóricamente la persona o cosa a quien la frase va dirigida.

    MANUEL ALVAR + BERNARD POTTIER, MORFOLOGÍA HISTÓRICA DEL ESPAÑOL, 1983,

    Elementos de Relación

    Palabras tradicionalmente consideradas adverbios se hicieron más tarde preposiciones, por ejemplo foras pasó en latín vulgar a ser preposición. Del mismo modo algunos sustantivos cuyo significado se adverbializó adquirieron carácter preposicional, como gratia, latus o ripa, motivo de elementos románicos como gracias a, a causa de. Por eso no vamos a distinguir entre empleo preposicional y adverbial porque muchas veces encontramos las mismas palabras en las dos funciones.

    La descripción de los valores de estos elementos se hará con referencia a los tres campos semánticos que la permiten: el espacial (E), el temporal (T) y el nocional (N) (ni espacial ni temporal), Ejemplo:

    Estamos en Andalucía (E)

    Estamos en verano (T)

    Estamos en huelga (N)

    Del latín al español

    El conjunto prepositivo latino se ordena en tres sistemas:

    Preposiciones que indican movimiento hacia o desde un límite de referencia

    Preposiciones que se refieren a un límite doble (una interioridad)

    Preposiciones que suponen un límite orientado (no simétrico)

    El sistema I

    Está constituido por las preposiciones que indican un movimiento en relación con un límite de referencia; por tanto, desde el punto de visión del hablante habrá una visión prospectiva, si se considera el movimiento hacia el límite de referencia; o una visión retrospectiva, si ese movimiento se toma en consideración desde tal límite. La preposición ad (visión prospectiva) se opone a las preposiciones ab, de (visión retrospectiva). Pero si la consideramos desde la triple perspectiva espacial (E), temporal (T) y nocional (N), tendríamos ordenados sus valores: indica "movimiento hacia un término" o "llegada a un término".

    La forma de la preposición es a en castellano y fue ad en aragonés. Los textos aragoneses abundan en tales testimonios, desde el siglo XII hasta el XVII, pero ad parece haber desaparecido en las hablas vivas. La forma ad persistió hasta el XII en otros dominios peninsulares como el Fuero de Avilés.

    Hay preposiciones de este tipo que son semánticamente complejas, como hacia, cara y hasta. En latín debió decirse de facie ad "cara a". De aquí salió el antiguo faz a, convertido en faza y fazia. Paralela a esta es la desviación de cara hacia un valor prepositivo y por influjo de carra (camino) se dijo carra, que luego, por cruce con hacia, dio lugar al vulgar y dialectal carria, lo que no es sino seguir el camino de cara+hacia o hacia+inda. Casos semejantes tenemos en otros sustantivos utilizados como preposiciones: caput > cabo, fronte, latus > latus (junto a)… que ahora serían cabo / cabe, frente a, al lado de.

    El árabe hatta está atestiguado desde el siglo X, abunda del XI-XIII. Desde 1250 se generaliza cada vez más la forma fasta transcrita como adta, adte, ata, hata, fata. La preposición latina de entró en muchas composiciones españolas; unas antiguas y otras modernas testimonio de su vitalidad. Quedó en desuso de quem se unió a ex y dio des, que después se combinó con multitud de adverbios: ibi (desí), hodie (des hoy), inde (desend). Cuando se hubo perdido el sentido de la composición,, des volvió a unirse con de para generar desde (siglo XII).

    Junto a de, como visión retrospectiva, y frente a la preposición ad prospectiva, situamos ab, que desapareció a causa de las anfibologías a que se prestaba su uso: ante consonante, ab perdió la –b y podía ser ambiguo el empleo de a (<a) y a (<ab). La ruina fonética de ab estuvo favorecida por la extensión significativa de ex y de, ya que la idea de "separación" implícita en ab no se podía aplicar a la "separación de dentro afuera" expresada por ex, ni al "movimiento de arriba hacia abajo" de de.

    Con, dialectalmente, se puede unir con el artículo. En cuanto a sine es necesario hacer algunas consideraciones. Sine da normalmente sen, forma que se atestigua en Aragón y Navarra. De sen se obtuvo, con la terminación adverbial, senes. Las formas sin, sines no están bien explicadas: se piensa en un cruce con nin o con sino. Con sines hay que vincular el aragones sinse, en relacióncon el catalán y Galorromania. Por último sien y sienes, con documentación dispersa, nace del curce sin+sen (>sien).

    El sistema II

    Lo constituyen las preposiciones que se refieren a un límite doble, es decir, las que encierran la idea de penetración en algo desde un punto exterior o la salida desde un punto que está situado dentro de algo. La situación latina se simplificó en español. In se opone a ex (acercamiento ~ alejamiento). En latín in podría construirse tanto en ablativo como en acusativo, diferenciándose enel verbo que egía tales usos, pues in + acusativo exigía siempre el verbo ede movimiento; por eso se comprende su significación "hacia" e incluso que tuviera la idea de proximidad (junto, cerca). En la decadencia, in se unió a adverbios (in certe) y preposiciones (in ante), combinaciones que han dejado no pocas reliquias en las lenguas modernas, según hemos de ver. Si aplicamos la triple perspectiva (espacial, temporal, nocional) que venimos considerando, la utilización de in en latín y su equivalencia en romance sería:

    in + ablativo

    E: in oculis = bajo los ojos

    in horto= en el huerto

    T: in qua aetate = en aquella epoca

    N: multa in severitate = con mucha severidad

    in + acusativo

    E: in potum accedere = entrar en el puerto

    T: in horas = de hora en hora

    N: mutare in = cambiar en

    in altitudinem = en altura

    Perdida la diferencia casual, el español en cubrió todas estas posibilidades. La preposición española relaciona sus valores con la idea de "interioridad" (en casa), lo que en antiguo dio lugar al complejo "dentro en", que reforzaba esa misma idea con sus dos componentes. También hubo empleos metafóricos de la preposición (en los primeros "entre los primeros" = estaba dentro de los primeros). En cuanto al en + acusativo para indicar el "término de un movimiento" se perpetuó durante siglos, y así había casos en los que le verbo exigía el régimen (entró en), pero otros mantuvieron la preposición aun después de haberse reestructurado el sistema español: se decía subir en, passó en, cayole a los pies en tierra

    Ex (y su variante e) no podía perpetuarse. Perdida la cantidad y la diferencia casual, e(x), con su excaso cuerpo fónico, podía confundirse con e(t). la conjunción era difícil de reemplazar porque ya enla época imperial et había eliminado a todas las demás copulativas. por el contrario ex había ido perdiendo sus atribuciones en beneficio de de, que primero tuvo una simple idea de "alejamiento o separación", después la de "movimiento vertical", "cualquier clase de movimiento", por afinidad de "separación / partición", entró en el ámbito del genitivo (partitivo) y, luego, pasó a designar cualquir clase de genitivo. Por eso de es el habitual sustituto español del latín ex.

    De un sustantivo fores "puerta exterior" se hizo un adverbio que desués pasó a ser preposición (fuera de). Fuera(s) se combinó con otras preposiciones (a fuera, de fuera, fuera de) y aun adquirió carácter de conjunción. Una evolución semejante se puede comprobar en circa "círculo", después adverbio y más tarde preposición.

    Inter en latín clásico se usaba principalmente con verbos de movimiento y, en sentido figurado, con verbos que indicaban preeminencia, por lo que se empleó con adjetivos positivos y superlativos, que hicieron posible su uso adverbial (inter paucos). En la época primitiva del romance inter alternó con sus competidores infra, intra, intus, que no lograron imponerse. Del latín intro salió el aragonés entro, que tuvo el valor de "hasta" y se documenta abundantemente en época tardía. Entro con la preposición de se perpetúa en el adverbio dentro, que tuvo las formas deintro. Dentro se construía como preposición simple (dentro), unida a en (dentro en) o con a dio luhar a una forma estable (adentro), que se encuentraya en el Cantar de Cid. Todas estas variantes están mtivadas por la neesidad de expresar con precisión los matices que la lengua exigía en su evolución; al no tener los intrumentos que hacían falta, se fueron cruzando las formas y entremezclando los valores.

    La preposición española por plantea problemas. Su étimo probablemente es per influido por pro. Por tiene diversos valores qe son propios de per (paso a través de, duración del tiempo, medio, causa, modo) y otros tantos derivados de pro (sustitución o representación, compensación o equivalencia, oposición proporcional, en busca de, en favor de), he aquí cómo los valores pueden servir para explicar la forma. Por eso en las viejas cartas hispánicas per y pro alternan con el mismo significado dentro de una misma frase. Resulta de ello que prop y per expresaron tanto la causa como la finalidad y aunque la distinción no es imprescindible en el sistemade la lengua, el castellano recurrió al complejo pro+ad para indicar la finalidad y el interés (ad indicaría la causa a que se refieren per y pro); así en el 864, pero la fórmula que se establecio fue pora, de donde el moderno para, cuya a primera se expilica partiendo de un inicial per+ad. Por es la única variante con vitalidad, pero ha sibsistido en alguna combinación lexicalizada como perqué. Per+ad dio el par muy documentado en la edad media en fórmulas exclamativas (pardiez).

    Por último trans "al otro lado de, más allá de" fue poco usada en el período postclásico.

    El sistema III

    Consideramos en este grupo las preposiciones que suponen un límite orentado (no simétrico).

    Super se enfrenta a sub, pareja que presenta muy heterogéneas caracterizaciones. Super en latín podía construirse con ablativo y acusativo; en el primer caso, el carácter locativo, que aquí nos interesa, data de Lucrecio y de los prosistas áureos; con acusativo, nuestro significado es de todoslos tiemos, mientras qeu otros secundarios (temoral, adicional, repetitivo…) son tardíos. En su transmisión al romance plantea muy pocos problemas, pues la forma sobre se ha mantenido inalterada.

    En la Edad Media el sustantivo ripa (ribera) desapareció en el XIII (reemplazado por ribera) y el giro ad ripam (subir a la orilla) se convirtió en adverbio (arriba) y de ahí en preposición (arriba de).

    Cyma, que en San Isidoro era "extremo superior de una planta", en Alfonso el sabioy don Juan Manuel tenía ya el valor gramaticalizado (por cima de) y en Juan Ruiz se manifiesta bajo la forma encima.

    Sub en latín clásico podía contruirse con ablativo (permanencia bajo) y con acusativo (los mismos valores dependientes de verbos de movimiento), en los cartularios medievales pasó a tener también el valor de "tiempo en que sucede una acción".

    La evolución normal de sub, so, tuvo vida activa en la Edad medi, y llegó hasta la de oro, aunque ya entonces aparecían los pocos empleos en que la partícula había de perpetuarse (so pena de). En la lengua moderna el término cayó en desuso en ese mismo siglo XVI. La suerte de la palabra estaba echada desde hace siglos y hoy, como en el siglo XVI, o el XVIII, no es sino un eco. Aparte quedan los compuestos (sobaco) y topónimos (Sopeña). La lengua recurrió a bassus (gordo y poco alto) que, influido por baxar (<bassiare) dio baxo > bajo, aunque como preposición es moderna, tal vez del siglo XVII y difundida en el XVIII, frente al antiguo bajo de.

    En la lengua medieval existieron otros dos elementos de relación desaparecidos: yuso y suso. el primero procede de deorsum "hacia abajo" cuyas formas populares fueron muchas: deosum, diosum, iosum… Este iosum, documentadoen Quirón, sufrió el influjo de sursum, con quien aparecía frecuentemente como elemento correlativo (sursum deorsum) y dio iusum. Yuso y la forma apocopada yus se documenta desde la época de orígenes, lo mismo qu su compuesto ayuso. Este, como adverbio, fue usado por Lope de Rueda en el sintagma ser hombre de Dios en ayusso, que es una construcción estereotipada. Ayuso usado como preposición pospositiva fue empleado por Quevedo.

    Sursum "hacia arriba", en sintagmas com ad sursum, de sursum, in adsursum, se recoge en los cartularios a partir del IX pero se abandona en el Renacimiento. Es probable que la exclamación ¡Sus! proceda de suso, a partir de la construcción sus et iuso, usada por Berceo.

    Oposición de las reposiciones latinas pro~retro. La primera significa "delante" y, secundariamente "en favor de". La forma por (<pro) es, fonéticamente paralela a otras evoluciones com retro>redor.

    Son creaciones con afinidad semántica "al lado de, en frente (de), en vez de". En latín vulgar se documenta "de latus" y "latus se" y, en los cartularios castellanos y leoness (desde el IX) el sustantivo se ha fijado en usos preposicionales, acompañado o no de otro elemento: "uadit latus uia usque illo".Otros sustantivos, frons, uix, pasaron a ser preposiciones.

    En latín el adverbio retro equivalía a "por detrás, hacia atrás". El paso al significado "alrededor" es fácil de explicar si pensamos que "ir hacia atrás" supone haber recorrido la primera mitad de una circunferencia y estar ya en la segunda mitad. Redor es base de una familia muy abundante den derivados.

    Ante valía en latín "delante, enfrente, ante" o "anterioridad temporal" y su paso al romance no presenta dificultades; tampoco es extraña la alternancia conela dverbio antea, habida cuenta de los continuos intercambios de preposiciones y adverbios y de la dualidad de empleo que tenía ante. En los textos primitivos aparecen formas compuestas, aunque las que presentan tres preposiciones no parecen latinas sino romances. De estos conjuntos habían de perpetuarse de ante, de exante, deinante, ab ante, in ante.

    En oposición a ante funcionaba post, cuyo valor locativo, detrás, y temporal, después de, se ha conservado en romance. No así la forma que ha tenido muy diversas incrementaciones para diferenciar la preposición de la conjunción casual pues. Después (de): la forma latina se documenta en la Ítala, así como en viejos textos peninsulares bajo forma totalmente romance. Después de: desde el Cid. Empós, empués: aparece bajo forma latina en un documento de Orense dl 938y en textos vulgares de Berceo. Após, apués se recogen en Berceo y en Murcia. La conjunción temporal postquam, en cuanto a la forma baho la que s adaptó en castellano, cabe dentro de este apartado. Vulgarmente pues se desgasta en pos, pus, poh, pu y formas más reducidas. Dos preposiciones latinas que desaparecieron en romance: prae, ob. La primera se hubiera confundido con el prefijo pre- o, de haber metatizado, con los herederos de per: desaparecioó pronto de la lengua coloquiral y no la debieron usar mucho los cartularios, pues falta en Bastardas.

    La preposición ib desapareció por motivos fonéticos (débil estructura, hononimia), sintácticos (competencia de propter), semánticos (indecisión de sus valores). las acpeciones locativas fueron reemplazadas por las que otras preposiciones tuvieron en romance, y otro tanto ocurrió con el significado causal. Sin embargo, como prefijo, se perpetuó en algunos verbos españoles: obsecare, obviare…

    También desaparecieron las preposiciones cis, uls, que el latín oponía. Ambos fueron reemplazados por los términos más largos citra y ultra, aunque no duraron en romance.

    La pareja formada por los opuestos secus, prius tuvo una suerte diferente: prius fue sustituido por ante, y a partir de Ciceron cada autor lo reemplazo según su preferencia. Lo cierto es que la lengua popular fue decisiva y al latín románico sólo llegó ante (quam) > antes que. Secus desapareció sin dejar rastro, en tanto secundum ocupó los puesto de ut, sicut y quomodo adquiriendo en latín tardó el valor de conjunción modal. A veces se cuentran supervivencias de estras perposiciones como la de la inscripción romana en la que secus se emplea con reiteración. Secundum dio normalmente seguundp, segund y segunt, pero presentó en Leon la forma anómala secuntum.

    En la ordenación del sistema el latín acudió a contra com término opuesto a secundum y el romance contrinuó el uso, por más que cuantra y cuentra originariamente tuvieran empleo adverbial. Cuantra se documenta en el XIII, mientras que el compuesto excuantra ya se recoge en el XI.

    Prope, cerca de, no tuvo fortuna en castellano, pero sí en catalán. Circa ha ocupado el hueco de prope, por ma´s que su valor originariamente fuera el de "alrededor" y no el de "proximidad". En un periodo antiguo cerca mantuvo una forma próximaa la latina y podía decirse "cerca la ciudad" pero cerca de se generalizó muy pronto y el caracter de "proximidad" se aplicó tanto al espacio como al tiempo y aun con caracter nocional.

    Longe fue un adverbio de lugar que significaba "lejos" y como tal dejó herederos (lueñe). Lueñe fue sustituido por laxius "más ampliamente" y en el XIII se sustituyó totalmente.

    Nota sobre la morfología y la función

    Proposiciones ya dverbios tienen forma intercambiable. Muchas preposiciones simples se aglutinaron con las dos de mayor vitalidad (a, de) y pasaron a ser adverbios (está tras la casa ~ está detrás). Esta forma compuesta funcionó como elemento de relación y se apropió nuevamente de un nexo, convirtiéndose en preposición (está detrás de la casa). Otras veces la preposición simple se asoció a otra y creó complejos que han tenido enorme vitalidad (está tras de la casa). Estos recursos no son exclusivamente románicos, sino que existían en latín: hemos visto con reiteracioón cómo se pueden acumular elementos y constituir otro fundamentalmente único, pero es que la tendencía venía de lejos, según acreditan las lenguas neolatinas: si un determinado compuesto existe en varios de ellas no cabe duda que era formación latina (ad prope, de ex, ad post, ad retro).

    JOSÉ ANTONIO PÉREZ-RIOJA, GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, PRIMERA EDICIÓN; 1954, ACTUAL 1971.

    EL SUSTANTIVO

    Concepto:

    el sustantivo es la palabra que designa los seres, los objetos y las ideas, inicando la existencia, ya en su forma física, moral o intelectual. El sustantivo puede significar cualquier clase de realidad (seres, cosas, acciones, sucesos, cualidades) y, por tanto, no corresponde a un modo de ser de la realidad significada, sino a una forma particular de pensarla y repesentarla. Por esta capacidad del sustantivo para denominar o nombrar las cosas se le ha llamado también nombre, nombre sustantivo o, simplemente sustantivo.

    Esquema de clasificación del sustantivo

    CONCRETOS; Son los que designan seres u objetos que tienen una existencia real; dentro de los concretos cabe distinguir:

    Comunes; aquellos que convienen a todos los individuos de unamisma clase. Entre los que hay:

    I.- Genéricos; los que oiseeen cierto número de cualidades comunes, que los distinguen de los demás. Entre los que hay:

    Individuales; referidos a un individuo cualquiera de una especie

    Colectivos; referidos a un grupo o conjunto de individuos de la misma especie

    II.- de Materia; los que no indican un obeto determinado, sino la sustancia, son forma ni extensión, que posee las cualidades significadas por el nombre.

    Propios; los que designan un individuo o ser determinado en el grupo genérico al cual pertenecen.

    ABSTRACTOS; son los que indican cualidades permanentes (sustantivos de cualidad) o fenómenos. es decir; cualidades transitorias o accidentales (sustantivos de fenómeno) que se abstraen o separan mentalmente de los seres u objetos donde los observamos. Dentro de este grupo pueden figurar también los sustantivos numerales, ya múltiplos, partitivos o colectivo y los quebrados.

    Género del sustantivo

    En español sólo hay, propiamente, dos géneros: el masculino (que corresponde a los varones y animales machos) y el femenino (a las mujeres o animales hembras). En los sustantivos no existe el género neutro; este género se presenta , sin embargo, en la sustantivación de los adjetivos y en ciertas formas pronominales, muy características.

    Los demás sustantivos que no designan seres animados poseen gramaticalmente alguno de los dos géneros. En nuestra lengua el género es fundamentalmente etimológico.

    El género por la significación

    Las reglas más generales para conocer el género de los sustantivos por su significación pueden reducires a éstas:

    Son masculinos:

    1.º Los nombres de varón y sus oficios propios, así coom los de animal macho.

    2.º Los nombres de vientos, ríos, meses, montes, volcanes, días de la semana, números y notas musicales.

    Hay que exceptuar los dos femeninos de ríos Esgueva y Huerva, que pueden adoptar también el masclino, y dos de vientos: brisa, tramontana.)

    Son femeninos:

    1.º Los nombres de mujer y los de sus oficios propios, así como los de animales hembras.

    2.º Los nombres de artes, ciencias, virtudes, islas y letras del alfabeto (se exceptúan como masculinos: derecho, dibujo, grabado).

    En los nombres de naciones, ciudades y pueblos hay frecuentes vacilaciones, ya por seguirse el género natural o el de otra palabra (sustantivo o adjetivo) que entre en la frase; Francia es una nación hermosa o Francia es un hermoso país.

    El género por la terminación

    Son masculinos:

    1.º Los terminados en o (excepto mano, nao, seco)

    2.º En general los acabados en e. i. u. j. l. n. r. s. t: pie, alhelí, espíritu, reloj, papel, corazón, amor, arnés, cenit. Hay que exceptuar, como femeninos; ave, azumbre, barbarie, base, llave, diócesis, hurí, metrópoli, tribu, troj, sal, cal, cárcel, miel, col, lección, satisfacción, emoción, crin, armazón, comezón, desazón, fllor, labor, segur, mies, bilis, diéresis, hipótesis, lis, silepsis, tesis, tos.

    Pueden usarse como masculinos, según la acepción en que se tomen: arte, dote, frente, corte, canal, capital, margen, orden.

    Son femeninos:

    1.º Los terminados en a: vida (excepto día, mapa, clima, problema, tema, anatema, aroma, argonauta, reuma, fantasma, cometa como astro, anagrama, crucigrama, diploma, dogma, drama, poeta).

    2.º Generalmente los terminados en d, z.

    Son excepciones como masculinos: ardid, áspid, ataúd, césped, haz, pez, barniz, arroz, avestruz, matiz.

    Formación del femenino

    Se pueden observar las reglas siguientes:

    1º.- Si el masculino termina en o, se cambia esta letra en a (niño, niña).

    2º.- Algunos masculinos terminados en e también la cambian en a (presidente, presidenta).

    3º.- Los masculinos terminados en consonante añaden una a (león, leona)

    4º.- escasos son los sustantivos que forman el femenino con las terminaciones esa, isa, ina, iz: duquesa, sacerdotisa, emperatriz, jabalina.

    5º.- Algunos sustantivos teinen formas diferentes para el masculino y el femenino: yerno, nuera.

    Casos especiales

    Muchos nombres de personas tienen la misma forma para el masculino y el femenino, disferenciándose su género tan sólo por el artículo: el testigo, la testigo. La Real Academia mantiene todavía la designación tradicional de sustantivos del género común o de comunes en cuanto al género. Creemos, con Rafael Seco, que es másclara y apropiada la designación de sustantivos invariables.

    Su invariabilidad puede atribuirse a:

    1º.- A la dificultad de ciertos nombres masculinos en a para formar un femenino distinto: pianista, artista, telefonista, paria, periodista.

    2º.- Al hecho de ser adjetivos de forma única, empleados como sustantivos: homicida, imbécil, joven.

    3º.- Al hecho de ser originariamente participios activos que no admiten modificación: estudiante, conferenciante. Algunos por excepción van adoptando el femenino en a: asistenta, presidenta, dependienta.

    4º.- A su carácter de cultismos o semicultismos, o a su propia etimología: cónyuge, mártir, reo…

    Hay nombres de animales que adoptan un género gramatical determinado, aplicable tanto al macho como a la hembra: buitre, perdiz, sapo, ruiseñor, ballena. Se les ha dado tradicionalmente el nombre de epicenos. Algunos nombres de cosas los llamamos ambiguos, vacilan corrientemente entre los dos géneros (mar).

    El lenguaje está sometido a una constante evolución que produce diferencias, no sólo fonéticas, sino morfológicas, etc., en las palabras. Los sustantivos, hasta hace poco considerados ambiguos, son hoy un grupo destinado a desaparecer, ya que el uso va fijando su género definitivo, masculino o femenino. Esto no quiere decir que no surjan neologismos sobre las que se vacila en su acepción genérica y pueden ser sustantivos ambiguos en el futuro.

    Se ha dado la designación de unigéneres a los sustantivos que no varían por razón de su género: rey, buitre, etc.; y de bigéneres a los que tienen doble género, según la acepción (el capital, la capital).

    Número del sustantivo

    Es la diferente forma que adopta el sustantivo para expresar si se refiere a un objeto o más de uno. En nuestra lengua existen dos números: singular y plural.

    El singular no tiene desinencia o terminación especial, ya que puede acabar en cualquiera de las vocales, o en las consonantes d, j, l, n, r, s, t, y, z. El plural masculino ofrece en nuestra lengua la particularidad de comprender los dos géneros: los padres = el padre + la madre.

    Formación del plural

    Puede formarse de tres maneras:

    1º.- Añadiendo una s, si el singular termina en vocal no acentuada (o en e acentuada, algunas veces).

    2º.- Añadiendo la sílaba es, si el singular termina en consonante o en vocal acentuada que no sea e.

    3º.- El plural es igual al singular cuando éste termina en s (tesis).

    Los cultismos carácter, régimen, prefacio y cráter cambian de lugar se acento al pasar al plural: caracteres, regímenes, prefaciones, cráteres.

    Sobre el empleo del singular y el plural

    Hay que tener en cuenta que, por su forma, carecen de singular:

    1º.- Algunos nombres geográficos.

    2º.- Los sustantivos que indican objetos que se componen de dos partes: tijeras, tenazas.

    3º.- Aquellos sustantivos que implican un sentido colectivo o de multitud de elementos: enseres, añicos.

    4º.- Otros sustantivos diversos: andas, exequias, angarillas, tinieblas.

    Todos estos sustantivos usados en el plural se denominan con la expresión Pluralia Tantum. Por el contrario, latinismos que ya han adquirido carta de naturaleza en nuestro idioma, como ultimátum, déficit o superávit, tienen esta misma forma también cuando se usan en plural.

    Observemos por último el cambio de significado de ciertos sustantivos al pasar del singular al plural: esposa, esposas.

    ALVAR EXAMEN

    EL GÉNERO Y EL NÚMERO

    Caracteres del morfema de género

    El género es una clase morfológica arbitraria en la mayoría de los casos (tel-a) pero está incluso en el lexema sin necesidad de manifestarse con morfemas. Por ejemplo, el género de vino o tela consta en el lexema, puesto que en cada uno de ellos se expresa la significación con referencia precisa a un género (no hay vina o telo). A pesar de ello, el género se manifiesta normalmente por o/a, tanto en la terminación del sustantivo, en la del adjetivo o en varios determinantes. Pero no siempre se ve esta correspondencia: lo préstamos de otras lenguas, la pérdida de la declinación latina etc. han hecho que se produzcan ciertos desajustes.

    Género real y género arbitrario

    La oposición –o/-a procede del latín (cattu, -a > gato, -a) o está inspirada en hechos latinos de lengua (eran masculinos los acabados en –us y femeninos los acabados en –a). Sin embargo el propio latín podía designar de modo distinto al macho de la hembra dentro de una misma especie (taurus~vaca), con lo que la oposición de géneros cobraba su máxima realidad, aunque los hechos dejaban de tener carácter morfológico para dar paso al estrictamente léxico. El romance mantuvo algunas de estas distinciones, pero borró otras (avus-mamma) o inventó algunas perdiendo el género morfológico que existía en latín (equus-equa) fue sustituida por la de caballus-equa).

    En ocasiones la necesidad de dotar de género gramatical a seres que lo tienen real motivó la creación de formas analógicas que se acuñaron en latín y pasaron al romance (virago/vir, varonesa/varonil).

    La oposición morfológica –o/-a se utiliza, en ocasiones, con valor semántico (el cesto / la cesta). A veces la oposición masculino/femenino consta sólo por el uso del artículo y no por otro índice morfológico. Así el mar (cuando se mencionan sus partes, gente de tierra) o la mar (femenino en el plano abstracto, marineros).

    La arbitrariedad del género es más patente todavía en los sustantivos postverbales. Entonces aparece una tercera terminación –e, que se incorpora al género arbitrario masculino o femenino. Tenemos pues las formas de masculino en –o (el tanteo), masculino en –e (el coste), femenino en –a (la honra) y femenino en –e (la pringue). Los derivados en –e , de carácter postverbal, manifiestan una oposición formal que, en ocasiones, puede presentar valor semántico (el toque "señal dada con una corneta o campana", la toca "antigua prenda del vestido femenino").

    En cuanto al género gramatical de los sustantivos en –e (sean postverbales o no) y a los que acaban en consonante, A. Sosenbat establece que son masculinos los que tienen el sufijo –aje, -ete y –ote (piñonate, sainete, capote), los que acaban en –amen, -umen (certamen, resumen), que remontan a neutros latinos y en –ón (chupón, avión). También son masculinos los que acaban en –én (andén), -ín (festín), -el (tonel), -és (ciprés), -án (hilván), -ún (atún), -ol (farol), -al (dedal), -ar (altar), -il (atril), -ul (baúl), -er (alfiler), -ur (azur).

    Son femeninos los que ya lo eran en latín: -tate (bondad), -tione, sione (canción, diversión), -tudine (magnitud), -itie (niñez). también conservan su género latino los sustantivos en –ie átono (quinta declinación) como barbarie, y los sustantivos en –ed (sed). Por último vacilan en cuanto a género gramatical los terminados en –mbre (el nombre / la lumbre), -or (calor, color), -iz (el barniz / la raíz).

    De esto se deduce que el género gramatical español depende de causas históricas (herencia latina), aunque éstas puedan variar por causas analógicas (los sustantivos en –e atraen a algunos femeninos porque abundan más). o en caso de inseguridad se da el género sin mucho rigor (arbitrariedad)

    La suerte del neutro latino

    La distribución del género real a las terminaciones masculinas y femeninas y la adaptación a este esquema del género arbitrario hizo que el neutro quedara sin función. Al mismo tiempo se reordenaban en romance las anomalías latinas; los femeninos en –us pasaban a masculinos (fraxinus > fresno) y los masculinos pasaban a femenino socrus > socera > suegra).

    Esta tendencia, unida a la desinencia –a, que los neutros latinos tienen en plural, hizo que el romance perdiera el género neutro como tal e incorporara sus formas al masculino o al femenino, según fuera el morfema final, excepto en dialecto asturiano donde persiste el neutro de materia el –u sólo aplicado a las cantidades indeterminadas (la mantega tá ranciu). Muchos de estos sustantivos de materia eran neutros en latín (vinum), pero se les unen otros masculinos (panis) o femeninos (nix) cobijados por la –o común del adjetivo, que sirvió como índice de neutralización, con lo que se explican las aparentes irregularidades de concordancia del sustantivo y su calificativo. Preferimos pensar que la forma masculina es la de la neutralización.

    En latín vulgar el neutro desapareció de la categoría del sustantivo, aunque se mantuvo en la del pronombre, y como consecuencia de la coincidencia formal la –o de los lexemas neutros en –um, -u pasó a ser masculina.

    recíprocamente los neutros terminados en –a pasaron a ser femeninos, como los helenismos en –ma. Cuando son cultos mantienen el género masculino (el panorama), pero las voces de este tipo que han pasado a la lengua popular son femeninas (la calma). El término culto es masculino (el eczema) y el pueblo lo vuelve femenino (la cema). El hablante de hoy continua la tendencia.

    Hay un grupo de hombres en –a que en español tienen especial interés. Son los que denotan un defecto físico (babieca; tonto). Los nombres de insulto se basan en el despectivo "marica", cuya terminación en –a es congruente; si además tenemos en cuenta que –a expresa a veces una valoración aumentativo-cuantitativa podemos inferir que la terminación en –a de estos nombres despectivos llevan un doble condicionamiento: desprecio (marica) e idea aumentativa (farola). Estos elementos se manifiestan también en las denominaciones masculinas de seres femeninos: marimacho, chicazo.

    En relación con los masculinos en –a se presentan otros en –as (bragazas), cuyo origen está en los nombres que indican una habilidad del sujeto derivada de un nombre abstracto. Para obviar la homonimia entre el abstracto y su derivado se dota a éste del final en –as, en el que la –s da más expresividad (melenas). Leo Spitzer está en contra y piensa que la gracia de ver al hombre como mujer tuvo la consecuencia morfológica de la creación de un masculino en –a.

    Los neutros en –us dieron lugar a un cuádruple resultado:

    Forma etimológica en el singular: pectus > pechos

    Forma analógica en el singular: como pechos sonaba a plural se crea un singular sin –s (pecho)

    Forma etimológica en el plural: opera > huebra, obra

    Forma analógica en el plural: huebra se siente como singular, así que se le añade una –s para hacer el plural.

    Los neutros en –R y –N crean un acusativo analógico (robur > *robore) que dio lugar a masculinos o femeninos.

    Dentro del sistema de la lengua los neutros en –a se identificaban a los femeninos. hubo que crear un plural sistemático en –s para estas formaciones. Así de gesta (participio de gero; llevar) surgió el singular gesta (hechos de un héroe) y el plural analógico gestas. La distancia semántica entre los singulares en –o y los plurales en –a a veces se hizo enorme, incluso las palabras dotadas de tales terminaciones pasaron a campos significativos muy remotos (el gesto y la gesta), con lo que hasta se perdió el sentido original de cada una (vela era un conjunto, pero se hizo singular y se creó velame para el plural).

    En relación con estos neutros en –a queda el problema del tamaño que representan los sustantivos con masculino en o- y femenino en a-. El español admite la oposición morfológica con valor significativo, pero tal contenido procede de los plurales neutros en –a tras haberse cumplido las siguientes etapas:

    distinción basada en el uso latino (hortum – horta)

    pérdida del neutro latino y abandono del plural en –a, que se conserva en aquellos casos en los que el plural era muy frecuente (fructum – fructos – fruta)

    En ciertos casos la idea de colectividad podía desaparecer y el neutro primitivo pasaba a designar un conjunto.

    El plural latino en –a se convertía en índice de aumentativo.

    El número

    El español mantuvo la herencia latina, aunque ordenó sus posibilidades: el morfema de plural se realiza como –s cuando la palabra acaba en vocal, como –es cuando es consonante o vocal acentuada. Pero no siempre es así, las palabras terminadas en vocal acentuada se suelen apartar de la norma y siguen la que es propia de los nombres en vocal sin acento (papás en vez de papaes, rubí/rubíes). Hay que tener en cuenta que son muchos los préstamos que acaban en vocal acentuada y, por tanto, su aclimatación a la lengua está condicionada por otras causas.

    En la lengua de la clase baja los sustantivos agudos hacen el plural en –ses (rubises), según Rosenblat porque la lengua vio en rubís formas de singular como anís, así que creó los plurales analógicos rubises.

    También hay vacilaciones para hacer el plural de las formas acabadas en –y. La lengua antigua y ciertas hablas de Castilla la Vieja, Asturias y León y Aragón ofrecen formas como bueys, que se deben a la evolución fonética de dos vocablos en contacto (boves > *buees > bueys). La acción analógica que condujo a bueyes es muy antigua.

    La oposición singular/plural actúa también en el dominio semántico, véase las diferencias entre "el celo" y "los celos". En español no hay dual, pero queda una rarísima supervivencia como "reyes" o "padres". También los cuantitativos pueden adoptar formas de singular por más que su significado sea plural "tanto caballero".

    PEREZ RIOJA

    LAS PARTÍCULAS

    Partículas

    Bajo esta denominación general se comprenden laspalabras invaribaales, esto es, las que carecen de accidentes gramaticales: adverbios, preposición, conjunción e interjección. Las partículas, en realidad, son algo así como palabras fosilizadas, ya que muchas de ellas han sido originariamente palabras variables que se han ido atrofiando hasta perder sus accidentes gramaticales.

    Adverbio: su concepto

    El adverbio es al adjetivo lo mismo que éste es al sustantivo. Aunque el adverbio afecte siempre a la acción verbal, también extiende su modificación a otras palabras y aun a la oración entera. Téngase en cuenta que la etimología de adverbio (ad verbum) se ha solido tomar, quizá, en un sentido demasiado estrecho; pues "verbum" significa la palabra, aunque se refiera de modo especial a la palabra por excelencia, o sea, al verbo. Significa pues, junto a una palabra, junto a un verbo. Su misión es la de caracterizar al verbo.

    La diferencia del adverbio con respecto al adjetivo consiste en que la cualidad o determinación de éste se individualiza en un sustantivo, mientras que la cualidad o determinación del adverbio afecta al verbo, ya directamente, ya por medio de un adjetivo, ya por medio de otro adverbio.

    Por lo tanto, el adverbio es una partícula que modifica al verbo calificándolo o determinándolo, ya directamente, a través de un adjetivo o de otro adverbio. A veces esta modificación puede afectar al sentido de una oración entera.

    Aunque el adverbio sea una partícula, se diferencia de las otras palabras invariables en que admite grados de comparación (más tarde, menos tarde, tardísimo…) o puede adoptar la forma del diminutivo (cerquita), pero nunca la del aumentativo. Muchos adverbios son, en su origen, adjetivos. Así, por ejemplo, los de modo en mente (ágilmente), otros son adjetivos con función gramatical de adverbios (Juan hablaba alto).

    Nuestra lengua ha formado también los adverbios de otras palabras: de participios (durante), de la combinación de un sustantivo o adjetivo con una preposición (a menudo) o de la unión de un proniombre con un sustantivo (ahora).

    De primer término cabe establecer dos grandes grupos: adverbios calificativos (bien, mejor) y determinativos (allá). Dentro de los determinativos tenemos los pronominales (aquí, ahora) que por su sentido equivalen a verdaderos pronombres, y los adjetivos (bien, alto), que implican una cualidad o determinación. A su vez los pronominales pueden señalar diversas relaciones (lugar, tiempo).

    Si nos fijamos en el sentido más amplio en que tomamos el concepto adverbio, cabe pensar en otra clase; la de los adverbios oracionales (afirmativos, negativos y dubitativos), que se refieren a la oración entera.

    Lo adverbios en mente onstituyen un gran número de los adverbios calificativos, añadiendo mente al positivo cuando es ed una terminación y añadiendo mente a la terminación femenina de singular si es de dos terminaciones.

    Tanto y cuanto, cuando van seguidos inmediatamentede un adjetivo o adverbio, pierden la sílaba final. Mucho se convierte en muy cuando precede a un adjetivo o a otro adverbio. Se apocopa también cuando precede a ciertas fraes de carácter adjetivo o adverbial. En estas frases llegan a pocoparse los adverbios tanto y cuanto.

    Modos o frases adverbiales

    Son ciertas locuciones adverbiales o expresiones formadas por dos o más palabras, muy abndantes en nuesta lengua, y que hacen en la oración el mismo papel de un adverbio.

    Preposición

    En su origen las preposiciones son adverbios de relación. En nuestra lengua, como en las demás lenguas románicas de carácter analítico, el papel de las preposiciones es muy importante, ya que vienen a suplir las diferentes relaciones desempeñadas por las desinencias de los seis casos de la declinación latina. Al perderse en las lenguas románicas la declinación orgánica latina, se sustituyó por una declinación sintáctica a base del empleo de las preposiciones. Claramente se comprende que la simple yuxtaposición de las palabras no hubiera podido bastar –de no haberse empleado como nexo o unión las preposiciones- para exprear la multiplicidad de relaciones y los diversos matices que tienen entre sí las palabras.

    La gramática tradicional ha persistido en la errónea clasificación de dos grupos de preposiciones: separables e inseparables. Dejó de adoptarla en su Gramática la Real Academia Española, desde la reforma de 1917. Las que se han llamado inseparables son preposiciones griegas o latinas que, al pasar al español, han quedado en nuestra lengua como prefijos. Por lo tanto las únicas y verdaderas preposiciones españolas son las que se han llamado separables, es decir; a, ante, bajo, cabe, con , contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, si, según, sin, so, sobre, tras. Algunas como cabe y so, han quedado anticuadas.

    Preposiciones impropias

    Hay ciertas palabras que no siendo por naturaleza preposiciones, sino adjetivos, participios o adverbios, se pueden usar, a veces, como preposiciones, a las que designamos preposiciones impropias: salvo, excepto, durante, mediante, afuera, adentro, arriba, abajo, adelante, atrás, antes, después.

    Frases prepositivas

    Como ya lo indica su nombre, son frases equivalentes a las preposiciones. Son, en realidad, combinaciones de preposiciones entre sí o de adverbios y preposiciones. Su empleo se debe a la imposibilidad que ofrecen las preposiciones simples, en determinadas ocasiones, para expresar ciertos matices o relaciones. Como frases prepositivas más usuales tenemos: debajo de, encima de, junto a, delante de, detrás de, para con, para desde, de por, desde dentro de, detrás de, por encima de, respecto de…

    Conjunción

    Los manuales de Gramática se conforman con decir que la conjunción enlaza palabras y oraciones, si establecer con claridad la naturaleza de tal enlace (de coordinación o subordinación) y sin advertir tampoco su extraordinaria importancia como elemento conexivo.

    Esta falta de claridad, tan generalizada, se explica o atenúa, en parte, ante la variedad del origen de tales partículas. Muy pocas conjunciones latinas se han conservado en español. Así, la mayoría son combinaciones de palabras que, con el tiempo, han ido cambiando de oficio y de significado y han servido para usos diversos. De aquí la dificultad de establecer, algunas veces, un límite bien preciso entre conjunción y adverbio.

    El lugar propio para el estudio completo y detallado de la conjunción es la Sintaxis. Sin embargo en la Morfología no sólo es conveniente, sino de todo punto necesario hacer la presentación de la conjunción en lo referente a sus forma, pero dentro de un esquema de clasificación basado en su valor sintáctico.

    LA CATEGORÍA LINGÜÍSTICA SUSTANTIVO, María Tadea Díaz Hormigo, Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz, 1998

    Los autores pertenecientes a la tradición lingüística conciben la existencia de una clase superior denominada nombre que engloba las categorías o subclases de sustantivos y adjetivos. Frente a éstos los del siglo XX defienden que el sustantivo es una categoría de palabras autónoma e independiente. Establecemos una división en dos apartados para estudiar las definiciones de sustantivo que presentan aquellos autores que lo conciben como una subclase del nombre, esto autores formulan concepciones que resultan de la adopción de los puntos de vista morfológico, sintáctico y semántico; semántico y morfológico, o sólo y exclusivamente el semántico, y, por otra, los rasgos distinguidores de las dos subclases de nombres, sustantivos y adjetivos, que se incluyen en esa categoría superior, para lo cual algunos tienen en cuenta consideraciones de índole sintáctica y semántica; otros atienden a las de carácter sintáctico y morfológico, y hay un tercer grupo que intenta conjugar las tres perspectivas; morfológica, sintáctica y semántica. En segundo lugar nos ocuparemos de las definiciones de sustantivo que presentan los autores que lo consideran una categoría lingüística autónoma e independiente, si bien distinguimos entre aquellos que ofrecen una caracterización de la misma a) desde el punto de vista exclusivamente sintáctico; b) desde un punto de vista exclusivamente semántico; c) desde las perspectivas semántica y sintáctica; d) atendiendo a consideraciones de índole morfológica y sintáctica; e) examinando los rasgos semánticos y morfológicos; f) adoptando un punto de vista exclusivamente morfológico, y g) aunando características morfológicas, sintácticas y semánticas.

    Esquematzación:

    El sustantivo como subclase del nombre

    Definiciones de nombre como categoría englobadora de sustantivos y adjetivos

    A.1) Desde los puntos de vista morfológico, sintáctico y semántico

    E. A. De Nebrija (1492)

    Nombre es "una de las diez partes de la oración, que se declina por casos, sin tiempos, y significa cuerpo o cosa".

    G. Correas (1627)

    Nombre es "aquella palabra, y voz con que se nombra cada cosa, y tiene género, artículos, números, casos o diferencias de casos, con preposiciones".

    Desde los puntos de vista semántico y morfológico

    C. de Villalón (1558)

    Nombre es la "voz, o vocablo que significa las cosas propia, o comúnmente y no significa hacer, ni padecer en tiempo".

    V. Salvá (1830)

    Nombres son "las palabras que significan un ser o una calidad y que son susceptibles de números, casos y géneros".

    J. Alcina Franch y J. M. Blecua (1975)

    Nombre es el morfema lexemático sinsemático que puede combinarse con los morfemas gramaticales o categorizadores de género, número y artículo.

    Desde un punto de vista exclusivamente semántico

    R.A.E. (1771)

    Nombre es "una palabra que sirve para nombrar las cosas"

    Meillet (1921)

    El nombre "indica las opciones que se le asignan a objetos concretos o de nociones abstractas".

    La distinción nombre sustantivo / nombre adjetivo

    Desde los puntos de vista sintáctico y semántico

    E. A. Nebrija (1492)

    Independencia del sustantivo en el discurso frente a la dependencia del adjetivo respecto a aquél. Posibilidad de unión del sustantivo con un artículo o con dos, mientras que el adjetivo se puede unir con tres. El sustantivo significa sustancia y el adjetivo accidente.

    G. Correas (1627)

    Es sustantivo "el nombre, que significa sustancia corporal, o sin cuerpo, y puede estar por si solo en la oración" y es adjetivo "el nombre que significa calidad, y propiedad alguna, que se añade al sustantivo, y no puede estar en la oración sin sustantivo, y ha de concertar con él en género, número y caso".

    R.A.E. (1771)

    El sustantivo "significa alguna sustancia corpórea, o incorpórea" y "subsiste por sí mismo en la oración", mientras que el adjetivo "se junta al sustantivo para denotar su calidad" y "no puede estar en la oración sin sustantivo expreso, o suplido".

    V. Salvá (1830)

    "Si el nombre denota un ente o una calidad en abstracto, es sustantivo, porque no necesita de que lo acompañe otro nombre expreso ni tácito, y puede subsistir solo en la oración".

    Desde los puntos de vista sintáctico y morfológico

    Villalón (1558)

    "Sustantivo se llama porque en la cláusula Castellana puede estar por si sin añadirse él a otro", frente al adjetivo que "es aquel que en la cláusula castellana siempre se junta y allega al sustantivo". El sustantivo "no tiene más de una terminación de una letra final por la cual conviene a solo macho o a sola hembra. O a ambos juntos" y el adjetivo "tiene dos terminaciones de letra final, una en o, para el macho: y otra en a, para la hembra".

    Desde los puntos de vista morfológico, sintáctico y semántico

    J. Alcina Franch y J. M. Blecua (1975)

    De acuerdo con el morfema gramatical o morfema categorizador o, simplemente, categorizador de género, número y artículo que no admiten, es posible distinguir subtipos de nombres. Las funciones denominativa y predicativa del significado se corresponden con la función sustantiva y adjetiva, respectivamente, si bien son numerosos los nombres que pueden desempeñar ambas funciones, a veces, con cambio de significación.

    El sustantivo como clase de palabras independiente

    A.- Definiciones de sustantivo desde un punto de vista exclusivamente sintáctico

    Bello (1847)

    El sustantivo es "una palabra que puede servir para designar el sujeto de la proposición. Se dice que puede servir, no que sirve, porque además de esta función, el sustantivo ejerce otras".

    L. Bloomfield (1933)

    El sustantivo puede desempeñar las funciones de: a) actor en la construcción sintáctica actor-action con el significado posicional de "realizador de una acción"; b) objeto en la construcción actino-goal, con el significado posicional de "el que padece una acción"; c) eje en la construcción relation-axis con el significado de "centro desde el cual una relación es válida"; d) base respecto a un adjetivo en la construcción qyuality-substance, siendo aquí la "sustancia poseedora de la cualidad"; e) base respecto a un adjetivo en la construcción limitation-substance, significando en ella "espécimen concentrizado"; f) junto a un sufijo posesivo, designa el "poseedor", etc.

    Mª Barrenechea (1963)

    Los sustantivos son "las palabras que tienen las funciones privativas de sujeto, objeto directo, objeto indirecto y agente".

    B.- Definiciones de sustantivo desde un punto de vista exclusivamente semántico

    E. Benot (1910)

    Es sustantivo la "palabra cuya comprensión puede aumentar.

    R. Seco (1930)

    Los sustantivos son "las palabras conque designamos los "objetos" pensándolos con conceptos independientes".

    R.A.E. (1931)

    El sustantivo es la "parte de la oración que sirve para designar seres, personas o cosas con existencia independiente, ya en la realidad, ya por abstracción o personificación".

    P. Henríquez Ureña y A. Alonso (1938)

    Los sustantivos son "las palabras con que designamos los "objetos" pensándolos con conceptos independientes".

    Gili Gaya (1961)

    Los sustantivos "se piensan en sí mismos, como representaciones o conceptos independientes".

    C.- Definiciones de sustantivo desde los puntos de vista semántico y sintáctico

    R. Lenz (1920)

    El sustantivo es la categoría gramatical que se corresponde, al menos teóricamente, con la categoría lógica de la sustancia. Expresa o significa la sustancia (= el sujeto lógico o sujeto del juicio). Es sustantivo "toda palabra que sirve de sujeto activo o pasivo de una proposición".

    O. Jespersen (1924)

    Los sustantivos tienen mayor connotación que los adjetivos, esto es, señalan o denotan un mayor conjunto de cualidades o rasgos distintivos. Los sustantivos son las palabras que habitualmente figuran como palabras primarias.

    Ch. Bally (1932)

    El sustantivo es el elemento central o núcleo de la determinación por parte de las categorías léxicas complementarias de adjetivo y verbo o de otros elementos que, transposicionalmente, funcionen como éstos.

    L. Teniére (1959)

    Los sustantivos son las palabras llenas que expresan la idea de sustancia y son susceptibles de desempeñar una función estructural y formar un nudo.

    D.- Definiciones de sustantivo desde los puntos de vista morfológico y sintáctico

    L. Hjelmslev (1928)

    El sustantivo es el semantema susceptible de morfemas de caso que desempeña ordinariamente función de término primario.

    A.Roldán (1967)

    La categoría sustantivo es la constituida por aquellas palabras a las que corresponden las funciones privativas de sujeto, objeto directo, objeto indirecto y agente. El sustantivo tiene la forma de lexema o semantema + morfemas constituyentes (género y número) + morfemas libres (cuantitativos).

    E. Carratalá (1980)

    Los sustantivos son "palabras léxicas del tipo L G cuyo lexema es susceptible de los gramemas de género y número (inherentes pero no exclusivos), y que pueden esar en las funciones de sujeto y objeto directo (características), predicado, atributivo, declarativo, término, circunstancial, predicativo y circunstante externo (accesorias). También aparecen como término casi exclusivo de la expansión, del objeto indirecto y del agente.

    Ch. F. Hockett (1958)

    Los sustantivos constituyen la subclase de la clase formal de los nombres integrada por los temas contenientes flexionados para número y pertenecientes a un género determinado o ser indiferentes al género. Los sustantivos aparecen, generalmente, como núcleo o centro de construcciones endocéntricas que ocupan las posiciones de sujeto, objeto, término de preposición y atributo perdicativo nominal.

     

     

    Conchi Sarmiento Vázquez