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Inteligencia emocional


  1. Introducción
  2. Inteligencia Emocional
  3. Modelo de Cuatro – Fases de Inteligencia Emocional o Modelo de Habilidad
  4. Características de la Inteligencia Emocional
  5. Funcionalidad y Ejemplificación de la Inteligencia Emocional
  6. Importancia y Trascendencia de la Inteligencia Emocional
  7. Cómo Detectar Bajo Grado de Inteligencia Emocional
  8. Conclusión
  9. Bibliografía

Introducción

Los seres humanos utilizamos distintas formas de pensar: con imágenes, pensamientos abstractos, palabras, sensaciones y emociones; pero una de ellas constituye la base de nuestra forma de pensar, de ser y de actuar en el mundo.

El éxito de nuestra vida tanto a nivel privado como profesional viene determinado por diferentes factores; entre ellos se encuentra el de origen social, basado en parte en una dosis de suerte, pero es con mayor relevancia, el manejo inteligente de las emociones propias y ajenas. Para el logro de este manejo existe un tipo de inteligencia denominada emocional.

La Inteligencia Emocional (IE) nos ayuda a controlar estas emociones, a través de una herramienta básica que es la programación neurolingüística, que hace posible describir cualquier actividad humana de un modo detallado, que permite realizar cambios profundos y verdaderos de manera rápida y fácil. La esencia de la inteligencia emocional está en que se esté motivado para hablar de corazón con integridad personal.

En la actualidad, la IE se conceptualiza desde diversas posturas teóricas, a partir de las cuales se han generado distintas definiciones e instrumentos de medición, entre ellas, se pueden distinguir dos tendencias principales. La primera enfatiza la efectividad psicológica y se basa en los modelos de personalidad y ajuste no cognitivos. La segunda resalta la capacidad cognitiva y se basa en los modelos de inteligencia y desempeño, que procesan y regulan la información y adaptación emocional. Como consecuencia de los diversos modelos de IE, se han desarrollado diferentes herramientas y estrategias de medición y evaluación en distintos contextos y ámbitos sociales y laborales.

Inteligencia Emocional

Se puede definir como la forma de interactuar con el mundo, que hace gran énfasis en los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, entre otros. Estas habilidades configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social.

Según Goleman (1998), la "inteligencia emocional" se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos.

Origen de la Inteligencia Emocional

Las primeras raíces de la inteligencia emocional pueden rastrearse en los tratados de Charles Darwin sobre la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y adaptación de los seres vivos con el medio ambiente. Basándose en que cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, sin duda, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo.

Aunque las definiciones populares de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad de resolver problemas, varios influyentes investigadores en el ámbito del estudio de la inteligencia comienzan a reconocer la importancia de los aspectos no cognitivos. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas. Wechsler en 1940, describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente, y sostiene, además, que nuestros modelos de inteligencia no serán completos hasta que no puedan describir adecuadamente estos factores. Esto implica, tanto el conocimiento y como el manejo de sus emociones; y su importancia radica en que le permite expresar sus emociones de forma sana y satisfactoria, y es que cualquier decisión que este tome por trivial que esta parezca, como: comer, comprar o hasta con quien relacionarse sentimentalmente son actividades que involucran las emociones.

Modelo de Cuatro – Fases de Inteligencia Emocional o Modelo de Habilidad

Salovey y Mayer (1990) definieron la Inteligencia Emocional como: "La capacidad para identificar y traducir correctamente los signos y eventos emocionales personales y de los otros, elaborándolos y produciendo procesos de dirección emocional, pensamiento y comportamiento de manera efectiva y adecuada a las metas personales y el ambiente". Es decir, la capacidad del individuo para acceder a sus emociones y crear una sintonización e integración entre sus experiencias.

El modelo de cuatro – fases de inteligencia emocional o modelo de habilidad (Mayer y Salovey, 1997) concibe a la IE como una inteligencia relacionada con el procesamiento de información emocional, a través de la manipulación cognitiva y conducida sobre la base de una tradición psicomotriz. Esta perspectiva busca identificar, asimilar, entender y, por último, manejar (controlar y regular) las emociones. La IE según los mencionados anteriormente "representa la aptitud o habilidad para razonar con las emociones" como tal es diferente del logro emocional o competencia emocional.

El modelo está compuesto de cuatro etapas de capacidades emocionales (Mayer, 2000), cada una de las cuales se construye sobre la base de las habilidades logradas en la fase anterior.

Las primeras capacidades o las más básicas son la percepción y la identificación emocional. En términos de desarrollo, la construcción emocional empieza con la percepción de la demanda emocional de los infantes. A medida que el individuo madura, esta habilidad se refina y aumenta el rango de las emociones que pueden ser percibidas. Posteriormente, las emociones son asimiladas en el pensamiento e incluso pueden ser comparadas con otras sensaciones o representaciones.

En el nivel consciente, el sistema límbico sirve como un mecanismo de alerta frente a los estímulos. Si el aviso emotivo permanece en el nivel inconsciente, significa que el pensamiento -la segunda fase de habilidades- no está siendo capaz de usar las emociones para resolver problemas. Sin embargo, una vez que la emoción está conscientemente evaluada, puede guiar la acción y la toma de decisiones.

En la tercera etapa, las reglas y la experiencia gobiernan el razonamiento acerca de las emociones. Las influencias culturales y ambientales desempeñan un papel significativo en este nivel.

Finalmente, las emociones son manejadas y reguladas en la cuarta etapa, en términos de apertura y regulación de los sentimientos y emociones con el fin de producir un crecimiento personal y en los demás. Cada etapa del modelo tiene habilidades específicas, que reunidas construyen una definición de la Inteligencia Emocional: "como la habilidad para percibir y expresar emociones, asimilar emociones en el pensamiento, entender y razonar con emociones, y regular las emociones en uno mismo y en otros" (Mayer y Salovey 1997).

Características de la Inteligencia Emocional

La inteligencia emocional puede caracterizarse por poseer la capacidad de:

  • Motivarnos a nosotros mismos.

  • Perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones.

  • Controlar los impulsos.

  • Diferir las gratificaciones.

  • Regular nuestros propios estados de ánimo.

  • Evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales.

  • Empatizar y confiar en los demás.

Es así que el grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos progresan en la vida mientras otros, con un nivel intelectual similar no lo logran.

En la misma línea, y tratando de profundizar en las características de la IE se presenta a continuación algunas dimensiones que funcionan por indagar en nuestra inteligencia con base en nuestras emociones.

1. Inteligencia Intrapersonal o Personal (Internas o de autoconocimiento), que está compuesta a su vez por una serie de competencias que determinan el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos. Esta inteligencia comprende algunos componentes cuando se aplica:

  • a) La Autoconciencia o Conciencia de uno Mismo: Es la capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo, es decir, es la capacidad de reconocer y entender en uno mismo las propias fortalezas, debilidades, estados de ánimo, emociones e impulsos, así como el efecto que éstos tienen sobre los demás y sobre el trabajo. Un ejemplo de esta competencia se manifiesta en personas con habilidades para juzgarse a sí mismas de forma realista, que son conscientes de sus propias limitaciones y admiten con sinceridad sus errores, que son sensibles al aprendizaje y que poseen un alto grado de autoconfianza.

  • b) El Control Emocional, Autorregulación o Control de sí Mismo: es el que regula la manifestación de una emoción y/o modifica un estado anímico y su exteriorización, de forma más sencilla es la habilidad de controlar nuestras propias emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo, de responsabilizarse de los propios actos, de pensar antes de actuar y de evitar los juicios prematuros. Las personas que poseen esta competencia son sinceras e íntegras, controlan el estrés y la ansiedad ante situaciones comprometidas y son flexibles ante los cambios o las nuevas ideas.

  • c) Automotivación: es la habilidad de estar en un estado de continua búsqueda y persistencia en la consecución de los objetivos, haciendo frente a los problemas y encontrando soluciones, es decir, La capacidad de motivarse y motivar a los demás. Esta competencia se manifiesta en las personas que muestran un gran entusiasmo por su trabajo y por el logro de las metas por encima de la simple recompensa económica, con un alto grado de iniciativa y compromiso, y con gran capacidad optimista en la consecución de sus objetivos.

2. Inteligencia Interpersonal (Externas o de relación), al igual que la anterior, esta inteligencia también está compuesta por otras competencias que determinan el modo en que nos relacionamos con los demás:

  • a) La Empatía: es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar y responder correctamente a sus reacciones emocionales. Las personas empáticas son aquellas capaces de escuchar a los demás y entender sus problemas y motivaciones, que normalmente tienen mucha popularidad y reconocimiento social, que se anticipan a las necesidades de los demás y que aprovechan las oportunidades que les ofrecen otras personas.

  • b) Habilidades Sociales: es el talento en el manejo de las relaciones con los demás, en saber persuadir e influenciar a los demás. Son las que rodean la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal y que pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y resolver problemas, para la cooperación y el trabajo en equipo, por tanto, quienes poseen habilidades sociales son excelentes negociadores, tienen una gran capacidad para liderar grupos y para dirigir cambios, y son capaces de trabajar colaborando en un equipo y creando sinergias grupales.

Funcionalidad y Ejemplificación de la Inteligencia Emocional

  • Desarrollo Personal: en este aspecto se enseña el arte y la ciencia del cambio personal para lograr la interacción armoniosa, eficaz y sabia de los sentidos, procesos mentales, formas de comunicación, creencias y valores individuales. Es decir, crear mecanismos vivir con inteligencia. Un ejemplo de éste es la ampliación de la percepción de la realidad interna y externa a través de sus vivencias, el desarrollar habilidades óptimas de comunicación, organizar el pensamiento y la experiencia así como lograr emociones positivas.

  • Negocios y Trabajos: este ayuda a mejorar la comunicación y la conducta de las personas dentro de las organizaciones para establecer objetivos y poder alcanzarlos mediante la toma de decisiones correctas.

  • Relaciones Sociales: permite utilizar la capacidad de observación para cambiar si es necesario de perspectiva, además de crear y mantener la empatía para poder llevarnos con nuestros semejantes, utilizar un lenguaje flexible para la comunicación, ofrecer evidencias para satisfacer los requerimientos de los demás, ser persuasivo y ejercer influencia.

  • Educación: en este aspecto se concentra su función en la ayuda a niños y adultos con dificultades de aprendizaje (problemas de ortografía y lectura). Un ejemplo de esto es el trabajo de forma kinestésica, permitiendo aflorar las emociones del que aprende y llevarlo a autodesarrollar sus conocimientos.

  • Terapia y Salud (psicoterapia): la IE en este aspecto se logra a través de un control de peso, motivación para realizar algún ejercicio, práctica de deportes y cura de alergias, cura de fobias y otras respuestas desagradables, eliminar hábitos indeseados (fumar, beber), estrés, conflictos internos, desórdenes de personalidad, esquizofrenia, depresión, compulsiones y manejo de adicciones a sustancias.

Importancia y Trascendencia de la Inteligencia Emocional

Las habilidades emocionales juegan un papel mucho más importante en el rendimiento laboral óptimo, que las habilidades cognitivas y que la experiencia técnica.

La inteligencia emocional puede tener grandes efectos sobre los factores críticos de éxito en una carrera profesional, como lo son la toma de decisiones, el liderazgo, la comunicación, las relaciones de trabajo en equipo, la lealtad de los clientes, la creatividad y la innovación.

Cabe destacar que los encargados de programar en la mente de los niños la inteligencia emocional son los padres y maestros, y deben empezar en los primeros años de vida, porque son vitales para la formación de la personalidad.

Cómo Detectar Bajo Grado de Inteligencia Emocional

Al encontrar y vivenciar diversos factores o forma de actuar en las personas se puede afirmar que la inteligencia emocional no fue desarrollada como corresponde, para detectar que esto sucedió las personas pueden presentar las siguientes:

  • Se torna agresivo (a)

  • No es paciente. Crea berrinches

  • Pone apodos

  • No reconoce sus errores.

  • Quiere imponer su voluntad.

  • Tiene poca habilidad para comunicarse con los demás

  • Tiene pocos amigos o amigas.

  • Se aísla de los demás para demostrar supuesta superioridad.

  • Miente con frecuencia.

  • Toma las cosas de los demás sin su respectivo permiso.

Conclusión

La Inteligencia Emocional nos pone en contacto con lo que hay de humano en una persona, el ser capaz de regular el humor y de impedir que se alteren las facultades de razonamiento, además de la empatía y la esperanza los cuales son factores esenciales para alcanzar el éxito y la felicidad.

A través de la evolución del concepto de IE, se ha generado el reconocimiento de los aspectos psicológicos no cognitivos que intervienen en el comportamiento humano. En esta línea, los estudios han demostrado una correlación altamente significativa entre el aspecto cognitivo y el emocional en las personas, y cómo tal relación es importante para la obtención de resultados efectivos en cualquier área de la actividad humana.

En el mismo orden de ideas, los principales modelos de la IE (habilidad, competencias y habilidades no cognitivas) destacan por la búsqueda de aplicaciones en los ámbitos individuales, organizacionales y ambientales. En ese sentido, el modelo de Mayer y Salovey (1997) pretende entender de manera tradicional, psicométrica, el procesamiento de la emoción y sus resultados. Por otro lado, Goleman (1997) ha presentado un modelo de competencias basado en el desarrollo de capacidades aplicadas al ámbito organizacional – laboral.

Ahora bien, nuestra finalidad está en obtener una serie de estrategias para lograr una superación favorable y efectiva, para así lograr organizar nuestros pensamientos para poder tomar la mejor decisión y satisfacer cualquier necesidad, con esto se tiene un mejor desarrollo personal; a esto se le conoce como neurolingüística.

En ese sentido, las críticas respecto de la Inteligencia Emocional se han centrado en las dificultades conceptuales, psicométricas y de evaluación empírica. Entre ellas destacan problemas relacionados con la poca convergencia de los enfoques conceptuales, la similitud de otros constructos como la personalidad, la inteligencia, la motivación y las emociones. Otra de las dificultades halladas radica en problemas psicométricos de confiabilidad y validez en las herramientas de medición. Adicionalmente, las técnicas de medición (autoreporte, desempeño o por informante) muestran debilidades con relación al sesgo personal. En cuanto a la evidencia empírica, en general, no aleja la incertidumbre respecto del aporte, valor y efectividad de la IE en el ámbito organizacional y ocupacional.

Bibliografía

  • ALQUIMIA EMOCIONAL, Tara Benet Goleman. Editorial Vergara.

  • LA INTELIGENCIA EMOCIONAL. Daniel Goleman. Editorial Vergara.

  • LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL TRABAJO. Hendiré Weisinger, Editorial Vergara, Buenos Aires, 1998.

  • PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA. Gustavo Berlotto Vallés. Editorial Diana.

 

 

Autor:

Seminario ITPP Medicina