Prevención al consumo de SPAs: en defensa de la juventud moderna (IV)
Enviado por Francisco Castro Amórtegui
EN DEFENSA DE LA JUVENTUD MODERNA.
Doc- IV
Ambiente familiar y social
¿Y qué decir del ambiente familiar y social? La gente joven no puede escapar de la influencia de los mensajes subliminales, del turismo sin visión del tejido social, de las carteleras sugestivas, películas, revistas, programas de radio y televisión, portadas de libros, de revistas, reinados y pasarelas: todo ello producto de modelos de virtud y rectitud de sus mayores. Y si no, obsérvese el vocabulario de rumba de los jóvenes universitarios; datos tomados de las ediciones digitales del Diario El Tiempo y el Periódico El Colombiano:
"Juernes: Término empleado para calificar cualquier día de la semana como propicio para rumbear. Generalmente es el jueves y se le pone un toque de viernes.
Yarda: Es una medida ya generalizada para tomar licor. Se emplea una botella plástica de dos litros, cortada por la mitad, que hace las veces de embudo. En el pico se le adapta una manguera y del otro extremo se le acomoda una llave. La idea es poner el "embudo" más arriba de la boca del tomador y empezar a servir la cerveza hasta acabarla. La llave se abre y el estudiante debe beber sin parar incluso acabarse todo el contenido que se le sirvió. Es una prueba bastante fuerte que requiere de mucha resistencia al licor y capacidad de ingerir rápidamente sin estimular el vómito.
Jirafa: Es un envase alargado en el que pueden ser servidas, según el establecimiento, de cuatro a ocho cervezas. Es más económico, pues per cápita, el valor del licor se disminuye por ser más cantidad.
Garro: Versión abreviada de cigarro o cigarrillo y se usa generalmente porque se identifica de manera más fácil cuando la música está muy fuerte: ¿Me regala un carro?
Hueco: En los horarios universitarios, hay materias que se separan una de otra por algunas horas. Esos espacios los estudiantes los denominan huecos y son los más utilizados para tomarse unas cervezas mientras entran a la siguiente clase. Si la cosa está buena, deciden capar y seguir de largo.
Chuzo, Sitio, Hueco, Roto O Antro: Términos empleados para calificar al sitio a donde van a encontrarse los alumnos en cualquier hueco de clase para tomarse generalmente unas cervezas o cualquier licor.
Petaco: Es el empaque en el que vienen 30 cervezas y generalmente sale más barato que comprarlas por unidad. Esta caja plástica también puede ser usada como silla y destapador de botellas, según la pericia del rumbero.
Cheto: Normalmente en las rumbas universitarias la plata es reducida y los estudiantes tienen que regresarse a altas horas de la noche en bus o como algunos dicen: en "cheto de mil".
Ganya: Marihuana envuelta en papel de arroz (por lo general) debidamente compactada en forma de cigarrillo para ser consumida.
Felpa: Gramo de cocaína.
Pase: Una aspirada de cocaína en cada fosa nasal.
Barman: Persona encargada de servir y preparar los tragos detrás de la barra.
Tufo: Rezago en el aliento que queda luego de unos tragos.
Parce: Amigo.
Capar Clase: Quedarse bebiendo o no entrar a la clase programada en la universidad.
Chela, Birra, Pola: Estas y otras palabras son empleadas para decir cerveza.
Prenda: Es el estado intermedio entre el inicio de la bebeta y la borrachera. Para la mayoría es el momento ideal de la rumba en donde el alcohol ha empezado a hacer efecto en el cuerpo de los estudiantes sin que empiecen a sentir el mareo o la maluquera. Es en este estado donde los rumberos manifiestan su mayor estado de Éxtasis o alegría y se desinhiben para poder "echarles los perros" a la persona del sexo opuesto (según tendencias particulares).
Rasca: Es cuando ya el alcohol ha empezado a hacer más efecto y los sentidos se empiezan a atrofiar momentáneamente. Es el estado que le sigue a la prenda y se caracteriza por la lengua adormilada y lenta, torpeza en los movimientos e inicio de somnolencia, según sea la reacción del licor en cada uno.
Pea: Es el límite del alcohol en donde los rumberos prácticamente ya no se pueden sostener por sus propios medios y necesitan la ayuda de sus amigos. En este estado es cuando se presentan los mayores conflictos, pues los rumberos prácticamente no tienen conciencia de sus actos y algunos tienen tendencia a sobrepasarse.
Guasqueada o Llamar a Hugo: Nombre que se le da cuando el nivel alcohólico obliga a los rumberos a vomitar. "Llamar a Hugo" se le dice así porque el pronunciar el nombre "Hugo" tiene un sonido similar al que se hace cuando la gente vomita.
Echarle los Perros: Término que identifica el proceso de cortejo de conquista entre géneros. Cuando a un niño le gusta una niña, se dedica a "echarle los perros" para ver si logra conquistarla.
Grillar: Es igual para ambos géneros y se usa para calificar a las personas que toman mucho para poder "echarle los perros" a niñas y niños feos.
Taguan o está Buena(o): Se usa para calificar la belleza que no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla, generalmente en comparación con los que además estén en el mismo lugar o "chuzo".
Bagre u Gurre: Se utiliza para calificar cuando una mujer es muy fea.
Rumbeársela (o): Anteriormente este término se empleaba sólo para bailar, pero ahora es utilizado para darse besos. -Anoche me rumbié una vieja (le dio besos a una mujer)-, También se usan, según la región del País, chupetearse, parchar o darse quimbas.
¿Media o miedo?: Pregunta tentativa para retar a un amigo a irse a beber. Generalmente invita a tomarse media botella de algún licor.
Guaro: Sinónimo de aguardiente.
Farra, Juerga o Foforro: Nombre del momento de Éxtasis en el que todos los que están rumbeando se sienten en su mejor momento. "Que farra tan buena en la que estamos".
Pico"e Botella: Juego tradicional en el que los jóvenes se sientan en mesa redonda en torno de una botella que se pone a rodar hasta que para. Con la punta señala a una persona y con la base a otra. Ellos dos tienen que escoger entre decir una verdad o atreverse a una penitencia. El nivel de estos juegos puede ser ilimitado teniendo en cuenta la frescura y confianza de sus participantes.
Juego que necesita de un vaso, una servilleta, una liga, una moneda y los "cunchos" de los demás tragos. En el vaso se sirven los restos de las demás mesas y se tapa con la servilleta que es sujetada alrededor por la liga de caucho. Sobre la servilleta se pone una moneda y cada participante, a su turno, empieza a perforar cuidadosamente el papel con un cigarrillo. El perdedor será quien deje caer la moneda porque el papel quemado ya no aguantó más, y el castigo será tomarse todo el sorbo, con ceniza y papel quemado, hasta la moneda que después debe mostrar dentro de su boca". (xx)
Este ambiente atropella los hogares, sobre todo a los campesinos, los droga; roba al niño y a la niña su infancia y al joven su honradez y sus ilusiones: envenena su mundo de encanto con problemas inhumanos, desproporcionados a sus fuerzas, y esto les dejarán deformantes e imborrables cicatrices de amargura, licuando su optimismo en reacciones con rebeldía. Los muchachos y muchachas no llegan al consumo y al abuso del licor de una manera espontánea. Llegan porque han visto y han vivido en un medio familiar y social donde el trago ocupa un lugar de preeminencia como factor de socialización. Los pequeños establecen fácilmente la conexión interior que se da entre el padre o la madre que consumen alcohol y, la situación cotidiana que los mueve a ello. Notan que se vuelven más locuaces, alegres o por el contrario, deprimidos y violentos.
6.1.1. Estilo de vida
Los hijos reciben la influencia del estilo de vida que llevan sus padres. Debemos saber disfrutar sin necesidad de acudir a las bebidas alcohólicas. El goce pleno de una obra de teatro, de una reunión familiar entorno a una cena, de una charla acerca de las lecturas realizadas, son un estilo de vida que si se comienza hoy con la Primera Infancia; tendremos en el futuro jóvenes y viejos capaces de disfrutar de la compañía de otros sin alcohol.
Se vive en un mundo violento, convulsionado y corrupto que agobia; en donde los padres no tienen tiempo para infundir confianza en sus hijos: cordialidad que hace brotar la autoridad, la admiración y el verdadero respeto. Al fallar esto, ahoga a sus víctimas: Primera Infancia, niños, niñas, jóvenes y Adultos Mayores en el hastío y la decepción. ¿Qué pretenderán resolver con el autoritarismo soez e intransigente las autoridades, cuando sólo encuentran valor en el dinero y sin mérito en el poder autocrático?
Se entiende que el tema de juventud no puede verse separado de los principales problemas sociales, políticos, culturales, espirituales y económicos por los que atraviesa el País y en particular el Departamento del Quindío junto con la sociedad en general. Se está enterrado en sociedades marcadas cada vez más por el consumo y lógicas culturales que virtualizan la vida, despojando al joven de sus propias realidades y de la posibilidad de crear una identidad.
La alharaca de mesiánicos y místicos gobernantes, no hace reaccionar a desamparados jóvenes que buscan una falsa solución escapista en el trágico y disolvente paraíso de las SPAs blandas y duras. Aquel inoperante coro de moralistas que se rasgan las vestiduras, y espolvorean leyes y decretos sobre las cabezas de los "mechudos"; con esto olvidan o se hacen los olvidadizos de los pesados traficantes, de los capos y de los dueños ilícitos de medio País.
En el ámbito nacional el sector juvenil encuentra cada vez más reducido el espacio en términos de oportunidades, con un desempleo dramático, violencia generalizada, educación de baja calidad, con pobre cobertura y segmentación social, dada por las grandes diferencias en ingreso y acceso en beneficios, por el lugar de origen, poniendo en clara desventaja a los jóvenes rurales, a los indígenas, a los afros y por género, en detrimento de las mujeres. Además, los jóvenes sufren una estigmatización permanente por parte de amplios sectores de la sociedad, e incluso por algunos medios de información masiva, creando una imagen negativa y desesperanzadora frente a las perspectivas de desarrollo del sector juvenil.
La policía y las autoridades encargadas del control de los estupefacientes son requeridas, para que demuestren el peso de su poder y apoyo "a las sabias normas", sobre un grupo de indefensos y disfuncionales muchachos y muchachas productos del mismo Estado y, el problema sigue igual: más y más grave día tras día.
Parte de la causa del mal sigue intacta: la pobreza, el hogar desatendido, los padres o, muy ocupados o, despreocupados o, preocupados en puntos sin trascendencia, los problemas desproporcionados que atemorizan o, la falta de problemas que hastían; la ausencia de autocontrol en seres débiles de personalidad que se diluyen ante las exigencias de la realidad.
El temor conduce a la ansiedad, aprehensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud, cautela, incertidumbre, pavor, miedo, terror; en un nivel psicopatológico, fobia y pánico. Estas potentes causas estructurales no se pueden encubrir accediendo a fantasmas, potencializando peligros que rayan en lo ridículo y hacen reír a los jóvenes, una vez más, intentando hacer de las SPAs el más tremendo mal que la humanidad jamás sobrellevó, dejando de lado las enormes injusticias del poder económico y político llamas vivas, eso sí, de las violencias, las masacres, la guerra y la corrupción. En el País vemos el problema reflejado en la narco política, en los narco paramilitares, en las narco guerrillas, en la corrupción estatal y privada.
6.1.2. Marginalidad y peligrosidad
Es así como la juventud encuentra problemáticas difíciles de superar dado que, por un lado, se ha venido incrustando en el horizonte del consumismo todo tipo de bienes y sustancias; la apatía hacia la política y, por el otro, las violencias, la guerra, el narcotráfico, el microtráfico, la represión estatal y paraestatal, que han configurado la imagen del joven entre la marginalidad y la peligrosidad.
Lo anterior va organizando la necesidad de reconocimiento en la sociedad misma, desde una perspectiva utilitarista, que convierten al y la joven en seres desconocidos, en donde éstos no se reconocen como tales sino como clientes, atomizando la sociedad sobre la peligrosa fijación psicológica y los problemas de todo orden que acarrea la compulsión adictiva y deliberada; en forma serena, sin envalentonarse al fumar el primer "porro", "cacho", "bareto", o "cachimbo"; "la pea", "la rasca" o la "felpa", con pobres argumentaciones salidas del desconocimiento sobre la Promoción en Prevención hacia el fortalecimiento de los factores protectores con miras a lograr la reversión de los elementos de riesgo; mientras que con la otra mano se les ofrece píldoras tranquilizantes y analgésicas, tan usadas en todo momento por las angustiadas mamás, y la estimulante bencedrina por los agotados papás, que generosamente la dan, a sus hijos para combatir la fatiga del estudio o, calmar los nervios del examen que a última hora se estudió día y noche, pero del que no se preocupó, la comunidad educativa, durante todo el proceso del aprendizaje.
A todo esto se suman los paraísos escritos en algunos periódicos y revistas, que excitan al envalentonado muchacho o muchacha, para inducirlos al consumo de SPAs que tanto altera su interioridad. Es evidente que cada vez más, lo hacen por curiosidad pero, en ese consumo experimental se quedan muchos definitivamente.
Pisando terrenos indiscutibles y palpándolos con serenidad, se tiene que aceptar que las juventudes inquietas, deliciosamente alocadas y muy brillantes, han superado una época, con sus bellos colores, su alegre música, sus lindas modas rodilla arriba u ombligueras, sus tiernas flores, sus estupendas cabelleras, su mentalidad que derrumba mitos día por día, su risa franca y sonora ante los valores convencionales, mentirosos las más de las veces. La risa desarma, desmonta, desnuda, saca a la luz la impostura, el simulacro y la superstición que se esconden detrás de la máscara mortuoria, de cartón piedra, de la cultura. La risa quema, corroe, pone sobre el tapete la falsificación, el embuste ideológico.
Sus guitarras eléctricas que tratan de acallar el ruido de los artificios y los datos de las violencias humanas, su amor por la realidad; forjando un mundo mejor en donde se podrá sentir, pensar y creer más honradamente consigo mismos, en donde se captará el valor de vivir porque hoy día se les habla de glorias, pero ellos ven ruinas.
Tender la mano equilibrada y firme tanto a los jóvenes con problemas como a los consumidores, desechando la soberbia que se anida en esta generación de mayores que exige comprensión sin darla. Los adultos son el presente, ellos serán el presente helicoidal. Los mayores son sus guías pero no sus dueños.
Promover a la juventud a realizar sus deseos con esfuerzo propio, no tratando de quebrantarlos para tener tristes y rencorosos esclavos de rodillas, a quienes se les exige soluciones que los mayores aún no han hallado por no-poder pasar del deseo al hecho real: se puede concebir una aspiración por caso, que sea abandonar el consumo para mejorar nuestra cultura o disfrutar aprendiendo y, desarrollar el Modelo Preventivo de Desarrollo Social e IE; porque fracasar en el esfuerzo implica comenzar a concentrarse en la suspensión de la sustancia que choca con la pereza, la impaciencia o un orgullo mal planteado, prefiriendo abandonar antes que combatir. El esclavo sólo tiene un dueño; el ambicioso, como personas le puede ser útiles a su fortuna, decía Jean de La Bruyére
El esfuerzo, antes de realizarlo o mientras se realiza parece penoso, el precio que cuesta llevarlo a cabo resulta demasiado brusco, pero después de realizado se compensa más de lo que hizo sufrir, porque arrima al premio final del éxito y, se goza por su real cercanía. También hay que saber-gozar del éxito: puede ocurrir que se fije más en lo que falta todavía que en el hecho de haber acabado de hacer un avance.
A menudo no se quiere saber nada del después del esfuerzo y, se mira con ojeriza el antes, mientras se sufre por el esfuerzo. Esta manera injusta de mirar el trabajo resta un placer que se podría sentir a medida que se logre paso a paso lo que se quiere. La deprimida renuncia al deseo para no tener que movilizarse se cuida, pero se cuida mal, por una versión errónea de no-poder realizar un deseo por falta de méritos y competencias "imagen propia reducida"
6.1.3. Placer
El placer lleva a la felicidad, alegría, alivio, contento, dicha, deleite, diversión, orgullo, placer sensual, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia, éxtasis y, en el extremo, manía. La felicidad conlleva problemas y muchos.
El tener un deseo puede volverse hacia sí mismo y ser juzgado incapaz de realizarlo alegando una acumulación de motivos más que sospechosos: son los trastornos afectivos, la depresión mayor, la distimia, (la distimia, también llamada trastorno distímico, se define como un tipo de trastorno afectivo o del estado de ánimo que a menudo se parece a una forma de depresión grave (clínica) menos severa, pero más crónica.
Sin embargo, las personas que tienen distimia también pueden experimentar a veces episodios de depresión grave, estrés postraumático, trastornos de ansiedad como: el desorden de ansiedad generalizada, las fobias, las obsesiones y el pánico. Se ha perdido el poder de concentración, de memoria; no se tiene suficiente inteligencia, nadie estará interesado en el Otro siendo así que le conozca, no tiene valor alguno.
Esta larga serie de no-poder-hacer se basa en desconfiar de la experiencia acumulada: al recordar por ejemplo tan sólo las cosas que se hicieron mal, olvidarse de los amigos que se tiene o, los recursos que se posee, llegando a la conclusión que todo eso se ha perdido por alguna enfermedad misteriosa o por arte de magia, desgaste o existencia ilusoria.
Todas estas sospechas, dichas a alguien, parecerían una crítica feroz: no porque no se le digan; sino que en sí mismos dejan de tener menos efectos, hallando la manera de destruir los deseos. No se queje de la crítica. Si es falsa, no haga caso pero no se enfade. Si es fruto de la ignorancia, ríase; si está justificada, no es crítica: aprende de ella.
La auto-destrucción, la auto-crítica exagerada, nacen como una respuesta de rabia frente al esfuerzo realizado. Es decir, que el orden de acontecimientos sería el siguiente: primero el depresivo tiene un deseo, a continuación tendría que pasar a realizarlo, animarse, pero el trabajo de hacerlo le resulta sumamente antipático; a continuación se dedica a cultivar esa rabia que ha surgido como protesta frente al esfuerzo, complaciéndose en llamarse inútil, incapaz, tonto, "pendejo".
De esta forma el deprimido se vuelve intolerante frente a pequeñas molestias, y comienza por habituarse a renunciar de sus deseos antes que ponerse a pasar el trago amargo de ese trabajo que tanto le cuesta tomarse, como si se tratase de un consumidor de la pereza, de tal forma que en casos extremos le resulta odioso, incluso moverse o levantarse de la cama. Por esta razón se dice que el máximo de depresión conduce a la inmovilidad, que es una experiencia del horror de vivir "ya que vivir se traduce en actuar en el mundo".
Otro tema del deprimido, cuando se convence a sí mismo que no-puede-hacer esto o aquello, es el que no es responsable de su vida, que no puede elegir hacer o no hacer un esfuerzo, que le conduciría inmediatamente a una mejora. Por ejemplo, se está deprimido por estar renunciando a consumir marihuana y bazuco. Al llegar a casa por la noche se puede tomar la decisión de matar la angustia leyendo, mirando la televisión, realizando alguna afición o, bien se puede dedicar a ahondar la desgracia armando porros de marihuana. Pues bien, estando deprimido se suele tomar la peor decisión, y además se dice que "no se puede hacer otra cosa".
Esta idea de no poder elegir hacer algo que animaría, suele partir de una falsa versión general de lo que es la depresión: es como si a un consumidor de tabaco se le ocurriera la idea que no puede ver televisión; de la misma forma el deprimido cree a pie juntillas que no puede hacer tanto esto como lo otro, y con ello se justifica a sí mismo el abandono a su dolor. Y no sólo eso, también exagera y deforma todo lo que puede, su propia humillación.
Es cierto que el deprimido está desanimado, pero el desánimo no anula la capacidad de esforzarse y tomar decisiones razonables, emocionales de tal manera que pueda aspirar a una vida normal, aunque a él le parezca "insoportable".
La mayoría de deprimidos acostumbran a mentalizarse que son tontos, tarados, estúpidos; que no sirven para nada, con la finalidad de construirse una imagen personal reducida, que a su vez les permita abandonar un mundo cuyas riquezas ellos "no están capacitados" para conseguir.
La cuestión es amargarse como sea, y para ello cualquier pretexto es bueno: por esta razón ocurre que hablando con un depresivo, se tenga la sensación de que nunca acaba de tener cosas de las qué lamentarse. "Las inventa sobre la marcha para sentirse mal todo el tiempo". (xxi)
Cuando se le protesta por su actitud y se le demuestra enérgicamente sus exageraciones, por no-poder seguir adelante a causa de obstáculos considerados insalvables, se nota cómo se sonríe pícaramente como a un niño pillado en falta. Los obstáculos que se encuentran en el camino de los deseos y aspiraciones plantean un problema que se ha de intentar resolver.
En ocasiones se trata de aumentar la fuerza para abordarlo adecuadamente, es decir, insistir. Otras veces, lo oportuno es dejar una vía y emprender un rodeo para ir donde se quería. Ante el fracaso de un intento evidentemente se siente frustración, pero si se tolera esa frustración y se intenta buscar una salida airosa, lo que se encuentra es que se reduce al mínimo la tristeza y, no la vida en general.
(xx) http://elrolitoloco.lacoctelera.net/
(xxi) http://www.cop.es/colegiados/A-00512/cap9_4.html
Autor:
Francisco Castro Amórtegui. Ps. Ped.