El psicólogo Csikszentmihalyi (1977) ha sistematizado un conjunto de ideas en torno al flujo, en ingles, "flow", para referirse a un estado vivencial optimo, señalando que para llegar al estado de flujo, se requiere antes que nada que la persona ame lo que hace, que sienta un placer o gratificación por lo que hace, más que por los premios o recompensas que espera recibir.
Dada la alta competitividad que se respira en estos tiempos, a veces en algunos deportes se pierde el sabor, el gusto por el deporte, porque si la gente trata de ser el primero en todo, se va a sentir mal, habrá frustración. Sobre el placer que genera el deporte, en particular, los ejercicios físicos, la revista Despertad, editada por la Watch Tower (2005, 22 de mayo), nos dice:
"Los científicos han descubierto que el ejercicio físico intenso repercute en una serie de sustancias químicas del cerebro que influyen en los cambios de humor, entre ellas la dopamina, la noradrenalina y la serotonina. Este descubrimiento pudiera explicar por qué muchos se sienten bien mentalmente después de hacer ejercicio. Hay estudios que incluso indican que las personas que hacen ejercicio con regularidad son menos propensas a deprimirse que quienes llevan una vida sedentaria". (Pág. 9).
Continuando con el punto de los estados de flujo, en opinión de Goleman (1996), en el estado de flujo los circuitos neuronales funcionan más eficazmente, es como si el cerebro estuviese trabajando en la zona cumbre de su eficacia; como puede verse, el estado de flujo es concentración y eficacia, un disfrute y unas energías enfocadas hacia una meta.
Puede decirse quelas personas pueden entrar con más facilidad en estado de flujo no solo en aquellas actividades que les resultan placenteras sino en las que se sienten confiadas, en aquellas para las que están mejor dotadas.
Según Steiner, V. (2012) si se quiere experimentar estados de flujo, es recomendable observar los siguientes puntos: 1) cuidar la tranquilidad dentro y fuera de uno mismo; 2) procurar mucha regularidad, buen ritmo y habito de pausas, sosiego en el curso del día; 3) organizar la actividad de tal forma que uno se sienta exigido por ella; 4) ir a trabajar con interés, franqueza y una actitud positiva; 5) mantener la atención en cada uno de los pasos del trabajo, no solo en el resultado final, y darlos de la mejor forma posible; 6) preocuparse de mantener relajada la concentración y 7) pensar sin cesar en la satisfacción por el trabajo.
Esto que comenta la doctora Steiner, el flow es algo que podemos lograr, no es una casualidad, cuando nuestra atención, pensamientos, deseos y voluntad se enfocan por completo en la actividad que hacemos, podemos sentir la sensación interior del flow. Es bueno que nos preguntemos: ¿Qué hay en nosotros, que actitud, idea o situación, nos impide que aparezca con mayor frecuencia la vivencia del flow?
Una reflexión sobre el estado de flow nos hace pensar en que si queremos que los niños sean buenos en el deporte, no debemos llevarlos a remolque, debemos tener presente el elemento lúdico; pues si mas bien esta en primer lugar la obligación, la imposición, en este caso, nos dice Csikzentmihalyi (1997) que se generarían tensiones y a veces hasta crisis total. Cuando lo que se quiere es solamente que los niños sobresalgan, que asombren al público, se pierde de vista la idea de que los niños deben disfrutar lo que hacen. Asimismo es esencial que tengan una buena dosis de momentos felices, de sensación de logro, a fin de que se mantengan motivados.
Creatividad
Generalmente se habla de creatividad en asociación con las artes, pero no se limita a estas. Se creía que la creatividad era el fruto de una intuición casi sobrenatural, sin embargo dice Ramón y Cajal (1941) que la admiración de esas creatividades que nos sobrecogen, disminuiría mucho "si imagináramos el tiempo y el esfuerzo, la paciencia y la perseverancia, los tanteos y rectificaciones, hasta las casualidades que colaboraron en el éxito final" (Pág. 26).
A lo que dice Ramón y Cajal queremos agregarle también la pasión, las tensiones internas de quienes se esfuerzan por realizar obras creativas, las energías concentradas al servicio de un objetivo.
Hoy en día se habla de creatividad en asociación con obras de arte, de acción o de ciencia. La creatividad se manifiesta en lo novedoso, la relevancia; en cierto modo es la originalidad, lo propio de la creatividad. Ahí están los Cervantes, Copérnico, Einstein, Picasso. En el campo de lo científico muchas veces se habla de descubrimiento. Aparentemente, el descubrir es llegar a la verdad de algo preexistente, como una ley de la naturaleza, el descubrimiento de un bacilo; si es en actividades practicas con un carácter técnico o utilitario, se habla de invención; pero en el arte se habla de creación como en el caso de la Consagración de la Primavera, obra musical para orquesta de Igor Stravinsky, ruso. En todo caso, es lo novedoso la categoría más cierta de la creatividad. Pero no todo lo que es novedoso se considera una creatividad, tiene que ser considerada una obra relevante, fecunda, útil, que de apertura a nuevos horizontes en un campo determinado de la actividad humana.
Sin embargo una obra creativa no tiene que ser novedosa en todos los aspectos, porque siempre trabajamos sobre el legado que otros han dejado; las personas creativas se levantan sobre los hombros de grandes genios, sobre las huellas que otros han dejado en el camino. En cualquier caso las personas creativas sobresalen por su afán innovador, su deseo de ir más allá de lo establecido.
Se puede hablar de una creatividad primaria, aquella que surge al impulso de una emoción, inspiración, intuición, o lo que llamamos en un estado de flujo; y secundaria, aquella a la que se llega a través de tenaces esfuerzos durante años, de perseverancia, sin que falte la creatividad primaria. De todos modos, por lo regular solo podemos ser creativos después de familiarizarnos durante años con un área, con los conocimientos y las técnicas de base aprendidas.
Como se requiere un producto u obra novedosos para que se hable de creatividad, no podemos pretender que se revele de ese modo en los niños escolares, pero cuando el niño hace cosas, inventa o elabora productos que son nuevos para él se puede hablar de creatividad. Y es que la posibilidad de seamos creativos está presente en todos los seres humanos de manera potencial, pero se requiere buena dirección y entrenamiento. Según indica Arnold, P. (1991), en la danza se puede apreciar la creatividad, "porque se trata de una actividad estética y se reconoce en términos generales que existe más libertad y mas campo para la creatividad en una actividad estética que en otra no estética o deportiva". Pero ese juicio de Arnold es relativo, en muchos deportes se puede hablar de movimientos estéticos y de creatividad.
En los centros educativos los docentes pueden ayudar a que los niños sean creativos dentro de un ambiente de libertad, estimulante; para que tengamos niños y niñas creativas se requiere la aprobación, el afecto, la comprensión de la familia; se requiere un currículo abierto, flexible, participativo.
Conclusiones
Hemos visto que no basta con tener aptitud para el deporte, el deportista puede desarrollar diferentes tipos de inteligencias y sobre todo inteligencia emocional; algunas técnicas que conviene que se desarrollen los deportistas son la visualización, la capacidad de entrar en flujo y la preparación para comportarse de manera creativa en las áreas en que se desenvuelven.
Referencias
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Arnold, P. (1991). Educación física, movimiento y curriculum. Madrid, España: Ediciones Morata.
Béisbol, About.com; 27 de septiembre de 2013.
Bertolotto, G. (1995). Programación Neurolingüística. Madrid, España: Editorial Libsa.
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Chauchard, P. (1971). Alma o cerebro: ¿Qué es el hombre? Madrid, España: Ediciones Iberoamericanas.
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Davidson, R. (2012). El perfil emocional de tu cerebro. Barcelona, España: Ediciones Destino.
Gardner, H. (1987). Estructuras de la Mente. La teoría de las múltiples inteligencias. México: Fondo de Cultura Económica.
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Wood, S. & Wood, E. (1999). The world of Psychology. Third Edition. Boston, U.S. A. by Allyn & Bacon.
Autor:
Milton Berrido, MA.
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