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Tendencias Históricas y actualidad de la enseñanza de las Ciencias Sociales en México


  1. Introducción
  2. Tendencias históricas del proceso de enseñanza de las ciencias sociales
  3. Caracterización gnoseológica del proceso de enseñanza aprendizaje de las ciencias sociales

Introducción

En el presente, se presentan las Tendencias históricas del proceso de enseñanzaaprendizaje de las Ciencias Sociales y sus métodos, la caracterización gnoseológica del proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales, la caracterización psicológica, pedagógica y didáctica de los métodos de enseñanza de las Ciencias Sociales y finalmente, el diagnóstico sobre la situación actual del proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales en el Instituto Cultural Gastronómico de Puebla.

Tendencias históricas del proceso de enseñanza de las ciencias sociales

Para poder determinar las etapas históricas del proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales se han analizado los siguientes indicadores:

-Modificaciones en los programas;

-Papel del maestro;

-Papel del alumno;

-Cambios en los métodos de enseñanza;

-Habilidades del alumno;

Durante la investigación del problema científico, y el tratamiento de la información de las fuentes documentales durante la misma, se determinaron tres etapas en el proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales, las cuales son:

Etapa I: Tradicionalista (1853-1940).

Etapa II: Conductista (1940-1988).

Etapa III: Constructivista (1988-actualidad)

A continuación se explica cada una de ellas:

1.- Etapa I: Tradicionalista (1940-1976).

A partir de la segunda mitad del Siglo XIX, con todo lo acontecido en Europa con antelación, (después de comenzada la Revolución Industrial en Inglaterra), se reflejó en México la observación el proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales, tras una corriente de pensamiento que consideraba la educación como el camino más adecuado para el progreso de la sociedad. En la metodología de trabajo prevaleciente en esos tiempos sobre la enseñanza de las Ciencias Sociales se encontraba el embrión de lo que posteriormente se constituirían como programas de enseñanza basados en problemas sociales resueltos sin analizar, siendo muy difícil desprenderse del culturalismo que se encontraba instalado desde siglos anteriores corriéndose el peligro de reducir la enseñanza de las Ciencias Sociales a un mero "bronceado cultural".

El papel del maestro en esta etapa comienza poco a poco a tomar relevancia, ellos son el centro del proceso de adquisición del conocimiento, y éste sólo se trataba de forma esencial a través de sus palabras. Era el docente un informador, cuyo conocimiento en la esfera social era irrefutable, convirtiendo al alumno en un receptor, a pesar de que se busca a partir de esos momentos establecerle una orientación adecuada para reducir el margen de incertidumbre en su accionar con el contexto que lo rodea.

El alumno no podía aprovechar el análisis de la realidad que hace cada una de las ciencias que componen al rubro social para facilitar el aprendizaje de los conceptos científicos que explican la actuación de las sociedades y su relación con el medio natural, tanto en el presente como en el pasado, pues era solamente la parte receptiva del proceso; además la situación que se presentó para el alumno fue por demás una tarea difícil dentro de su medio dado el contexto histórico conflictivo que habían atravesado el país. Existía entonces un "culturalismo" muy marcado que no permitió cambios importantes en los métodos de enseñanza en la materia de Ciencias Sociales, ya que a través de la una manifiesta mecanización del proceso enseñanza aprendizaje, no le era permitido al alumno realizar el análisis, la comprensión, ni la interpretación de los diversos acontecimientos, hechos y fenómenos sociales, pues en la balanza educativa tenía mayor peso el factor cultural, que se constituyó como un limitador del conocimiento.

Las habilidades que desarrolla el alumno dentro de la asignatura no se encontraban más allá de obtener la información, a partir de la memorización, de la repetición del contenido en la clase. En esencia era un sujeto pasivo, que se limitaba a escuchar los numerosos conocimientos "aportados" por su maestro y al cual no le era permitido emitir opiniones y juicios personales.

2.- Etapa II: Conductista (1976-1988)

A partir del lapso que comienza en 1976, en México, el aumento en el nivel educacional y cultural suscita una opinión pública que demanda mayor democracia política por los cambios que se estaban viviendo no sólo en el país, sino en todo el mundo pues estaban gestándose fenómenos sociales importantes que habrían de marcar el rumbo a seguir en ese momento, y la enseñanza de las Ciencias Sociales debía seguir un camino en correspondencia con ello.

La enseñanza de las Ciencias Sociales comienza a formar parte como tal, desde este momento, de los programas académicos de los distintos niveles de enseñanza en todas las instituciones educativas del país, fueran públicas o privadas.

Los programas cambiaron el concepto de "socialismo científico" que hasta entonces existía, por el de "socialismo revolucionario mexicano". El resultado dentro de la enseñanza de las ciencias Sociales, fue que el significado de educación pasó de ser un instrumento de lucha entre las clases para la transformación radical de la sociedad mexicana, a ser un estandarte que debería fomentar la confraternidad, la unidad interclase y el nacionalismo.

Dentro de toda esta vorágine de sucesos político-sociales que repercutían directamente en el plano magisterial, los maestros jugaron un papel que se enfocaba cada vez más a ser parte activa de los movimientos sociales y grupos de presión que defendían diversas posturas ideológicas. Ellos involucraron en la defensa de sus ideologías tanto a la historia como a las ciencias sociales tomándolas de referencia -y a la vez justificación- de las distintas manifestaciones que se llevaron a cabo.

Para entonces, el papel del maestro -principalmente de nivel universitario- no corresponde a la figura pasiva que se identifica dentro de un aula de clases hablando sólo de conceptos y de hechos sociales que existían sin tomar partido, pues la figura magisterial se empieza a relacionar directamente con un modelo de activista que invita a los jóvenes alumnos a formar parte de los movimientos sociales.

La actitud del alumno respondió a este llamado y a partir del año de 1968 comenzaron a presentarse en el país varias manifestaciones de protesta y reclamos calificados por ellos mismos como sociales, a favor de diversas causas. El más relevante de ellos culminó con la matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, terminando bruscamente con el sueño estudiantil de participación social activa.

A partir de este momento el sistema educativo mexicano sufre completamente una transformación necesaria, pues llegan los primeros cambios trascendentes en los métodos de enseñanza principalmente en el área de Ciencias Sociales, dados porque en los momentos de mayor conflicto histórico donde se implicaba tanto a maestros como a los alumnos, se habían suscitado como consecuencia inmediata del reclamo por el cambio social.

Como resultado de todos los acontecimientos suscitados en estos años, el alumno vuelve a ser ubicado en un plano donde el desarrollo de habilidades es muy pobre a la hora de interpretar los fenómenos sociales que lo rodean. Si bien por un lado a través de los programas de estudio de los distintos niveles educativos tienen contacto con información y conceptos del ámbito social, éstos son vistos como enfoques ajenos a su realidad.

En esencia en estos procesos el pragmatismo positivista y el enfoque de estímulo respuesta se hacen presentes en el proceso enseñanza aprendizaje de las Ciencias Sociales.

3.- Etapa III: Constructivista (1988-Actualidad).

Desde el año de 1988 se presenta una reforma Constitucional en México, de los artículos 3º y 31º , a fin de incorporar la obligatoriedad del estudio hasta el nivel secundaria. Este fue el comienzo de un grupo de reformas que el gobierno de ese tiempo aplicó en materia educativa en el país.

Aún cuando los programas de estudio de las Ciencias Sociales, seguían siendo básicamente iguales que la de décadas anteriores, es a partir de estos momentos cuando para la elaboración de los programas del siguiente ciclo escolar se implanta la transición política del régimen gubernamental, y la necesidad de impulsar enseñanzas básicas sobre valores pluralistas, que hasta entonces no se habían observado.

Estos programas con su respectivo orden metodológico, son un buen exponente de la conservadora inercia que todavía dominaba las propuestas para la enseñanza de las Ciencias Sociales en los años 80´s, y sobre todo de una contradicción aún no superada: pretender activar los procesos de enseñanza-aprendizaje sin llevar a cabo una dramática reducción de los enciclopédicos programas de estudio que hagan lo posible por vincular la teoría con la práctica, y no quedar sólo en el plano de la retórica académica.

En las aulas, los maestros volvían a poner énfasis en las teorías postuladas por Marx, Engels, Durkheim, Comte, pues ellos "predecían" el colapso de la sociedad. El papel del maestro era mostrar a los alumnos que la visión idílica de la sociedad se resquebrajó con el tiempo de forma brutal al ritmo de sendas guerras Mundiales, que redujeron la cuna de la civilización a ruinas; que el proyecto de modernización basado en la razón, mostraba grietas y había colapsado al mismo tiempo que millones de judíos eran sometidos a un cruel holocausto.

Es a partir de 1997, cuando los maestros tienden a una enseñanza más articulada de las Ciencias Sociales, en torno al estudio de problemas actuales y relevantes. Se trataba de crear de forma coherente el marco teórico general y su concreción final en materiales didácticos utilizables por los profesores en la enseñanza.

Por su parte el alumno va tomando en cuenta las diversas estructuras que conforman la realidad social a partir de conceptos de materialismo, (retomados en clase), tales como sociedades depredadoras, estamentales, sociedad industrial, sociedad capitalista, y las grandes áreas socioeconómicas del mundo, sin olvidar que no puede abstraerse de la realidad social de la que forma parte para estudiarla. Un cambio importante en los métodos de enseñanza de las Ciencias Sociales se produjo cuando las teorías del aprendizaje por descubrimiento fueron sustentadas a la luz de nuevas investigaciones que combinaban la naturaleza conceptual y metodológica de las Ciencias Sociales con el proceso de aprendizaje constructivo. Los métodos basados en el constructivismo recogieron las aportaciones de la psicología cognitiva e introducían una nueva visión del proceso de aprendizaje de las Ciencias Sociales. En el marco de las teorías constructivistas, Ausubel, D.[1] (1973) explicó: "de todos los factores que influyen en el aprendizaje, el más importante consiste en lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese en consecuencia". Los métodos basados en la teoría constructivista son fundamentales para que el proceso de enseñanza aprendizaje de las Ciencias Sociales sea significativo, y que estimule a su vez al alumno a desarrollar determinadas habilidades y tener en cuenta las ideas previas del alumnado ligadas a sus vivencias personales y sociales, con el fin de promover en el estudiante un cambio conceptual para comprender las Ciencias Sociales como un conjunto de conocimientos en permanente revisión; seleccionar los contenidos científicos de las Ciencias Sociales, de forma que sean potencialmente significativos, por lo que interesa organizarlos en torno a una red conceptual; considerar al estudiante como verdadero artífice de su aprendizaje, ya que de él depende la construcción del conocimiento; debe desarrollar una gran actividad intelectual, tener una actitud favorable para aprender y estar motivado para relacionar lo que aprende con lo que ya sabe; procurar que los conocimientos científicos sean funcionales y puedan utilizarse fuera del contexto escolar y fomentar la necesidad de utilizar la memoria lógica y comprensiva, más que la fotográfica. A partir del comportamiento de los indicadores se revelan las siguientes tendencias:

Las modificaciones en los programas han ido de abarcar problemas sociales resueltos sin analizar, hasta impulsar enseñanzas básicas sobre valores pluralistas que antes no eran observados.

El papel del maestro ha evolucionado, de maestros que eran el centro del conocimiento, (informadores cuyo conocimiento en la esfera social era irrefutable), hasta llegar a maestros que tienden a una enseñanza más articulada de las Ciencias Sociales, en torno al estudio de problemas actuales y relevantes.

El papel del alumno cambió de no ser sólo la parte receptiva, objetos del proceso de enseñanza aprendizaje; con el tiempo se ha desarrollado en él la iniciativa de tomar en cuenta la conformación de la realidad social a partir de conceptos de materialismo, sin olvidar que no puede abstraerse de la realidad social de la que forma parte para estudiarla.

Los cambios en los métodos de enseñanza han transitado desde os reproductivos, hasta el proceso de aprendizaje constructivo de las Ciencias Sociales donde los métodos que se han potenciado son productivos.

Las habilidades del alumno se han transformado desde un bajo nivel de su tratamiento por la intervención de procesos reproductivos, de la memorización y de la mecanización en la clase, hasta su tratamiento más sistemático para desarrollar una mayor actividad intelectual en los alumnos donde estos puedan aplicar sus conocimientos.

Caracterización gnoseológica del proceso de enseñanza aprendizaje de las ciencias sociales

Etimológicamente, Ciencias Sociales proviene del vocablo griego "episteme" que significa "conocimiento, saber o ciencia", que posteriormente se deriva al latín "scientia", que significa "saber", y del latín "socious" que significa "sociedad".

En sentido amplio, las Ciencias Sociales pueden identificarse con las ciencias del espíritu, o con las ciencias humanas, pero en sentido estricto deben considerarse Ciencias Sociales aquéllas cuyo objeto de estudio son los fenómenos sociales. (Cortés, J. 1996).

Las Ciencias Sociales también han sido definidas como "un conjunto de disciplinas científicas y académicas que tienen como propósito fundamental atender, entender, juzgar, interpretar, valorar y explicar la conducta humana y los fenómenos sociales para predecir, prevenir, controlar e identificar un futuro posible de las relaciones entre los seres humanos, más equilibradas, más sanas, para vivir en armonía disfrutando de los beneficios obtenidos por la humanidad y los hombres de nuestro tiempo, en todos los órdenes del desarrollo humano"[2].

Por su parte, Amezcua[3]expresa que las Ciencias Sociales son el conjunto de disciplinas científicas y académicas dirigidas a estudiar y explicar la conducta humana y los fenómenos sociales que se presentan como resultado de su convivencia.

Los problemas de las Ciencias Sociales vista como ciencia, surgen desde la definición como tal, dado que su proceso de diversificación y complejización crecientes han ayudado a su desarrollo, pero a su vez hacen necesaria la aparición de una visión global que implique puntos de encuentro y desencuentro entre diversos campos teóricos y metodológicos y distintas prácticas científicas, por lo cual ha sido indispensable trabajar con un adecuado proceso de enseñanza aprendizaje, (PEA).

El Proceso de Enseñanza Aprendizaje, (PEA) de manera general, simboliza la acción de instruir y asimilar contenidos; dicha asimilación debe velar por compenetrar diversos aspectos de la vida del individuo en todo momento, realizando especial énfasis en el aspecto axiológico de éste, pues como bien lo ha dicho Varona, "todo hombre desde niño necesita del total de sus fuerzas vitales para crecer, tanto física como espiritualmente, siendo íntegro en sus sentimientos y noble en sus aspiraciones"[4].

En las Ciencias Sociales, el proceso de enseñanza aprendizaje ha recorrido un largo camino a través de la escuela, la cual constituye una de las primeras representaciones sociales por excelencia con las que el individuo tiene contacto, pues las influencias educativas asumen un carácter ordenado encaminadas a la preparación del sujeto para el cumplimiento de roles y funciones sociales.

El Proceso de Enseñanza Aprendizaje de las Ciencias Sociales, según Carlos Marx[5]se constituye mediante las leyes de la dialéctica en un pensamiento global interconectado, pues no es la conciencia de los seres humanos lo que determina su ser, sino es el ser social lo que determina la conciencia.

Para Max Weber dicho Proceso de Enseñanza Aprendizaje de las Ciencias Sociales se distingue del de otras ciencias por su objeto de estudio, resaltando en todo momento la relevancia de los hechos sociales, por lo que entiende que es imposible establecer axiomas que puedan explicar de forma homogénea y universal el comportamiento humano.

Como complemento del pensamiento de Weber, Augusto Comte da una respuesta a la serie de revoluciones que se presentaron en su tiempo al hablar de una reestructuración del Proceso de Enseñanza Aprendizaje en las Ciencias Sociales, afirmando que se debía agregar un estudio empírico del proceso histórico de las diversas ciencias interrelacionadas en ella. Comte defendía que dada la naturaleza de la mente humana, cada una de las ciencias que componen a su vez a las Ciencias Sociales debían pasar por tres estadios teóricos diferentes: el teológico o ficticio, el metafísico o abstracto y el científico o positivo

En relación a lo postulado por sus antecesores, Emile Durkheim[6]le agrega a la integración del Proceso de Enseñanza Aprendizaje de las Ciencias Sociales cualidades organicistas o psicológicas, dado que establece como lineamiento la interpretación de fenómenos sociales, (hechos sociales), que constituyen unidades de estudio que no pueden ser abordados con otras técnicas que no sean las específicamente sociales. Durkheim define a los hechos sociales como los modos de actuar, de pensar y de sentir exteriores al individuo, y que poseen un poder de coerción en virtud del cual se imponen.

Tomando en consideración las aportaciones de Comte y Durkheim, la autora coincide de forma particular en lo referido a considerar que los hechos sociales son la base central o fundamento del Proceso de Enseñanza Aprendizaje en las Ciencias Sociales, aun cuando no sea posible explicar de forma homogénea y universal el comportamiento humano tal cual lo expone Weber, pero difiere con estos mismos autores con respecto al enfoque absolutamente Positivista con que estudian esta Ciencia.

En este sentido, el Proceso de Enseñanza Aprendizaje, se convierte también en una salvaguarda del culturalismo y de los valores más esenciales, encargándose de transmitir y desarrollar en los escolares mecanismos de estímulo para asegurar la asimilación y reproducción de toda la herencia cultural anterior, así como de las relaciones sociales existentes.

Existen diversas contradicciones que se presentan en el Proceso de Enseñanza Aprendizaje de las Ciencias Sociales: los intereses del alumno que están muy alejados o contrarios a los intereses de sus padres y de la escuela; la falta de comunión entre las influencias de la familia, la escuela y el entorno social; los intereses personales del propio alumno contrapuestos al contexto social que lo rodea, etc. Estas contradicciones se resuelven cuando las tareas que se proponen al educando exigen un nivel de desarrollo inmediato superior al alcanzado hasta ese momento y de acuerdo con sus posibilidades reales.

Dentro de las Ciencias Sociales se trata de trabajar en el nivel de desarrollo real, pues si el alumno cada vez que se enfrente a un nuevo problema a resolver o interpretar va a necesitar de la ayuda de un compañero mejor preparado o de un adulto, entonces la enseñanza no ha sido verdaderamente desarrolladora como para que pueda asumir nuevas tareas y solucionarlas a partir de la enseñanza anterior; el alumno debe demostrar su aprendizaje a través de la aplicación del conocimiento en cada una de sus etapas.

No se debe olvidar que la sociedad representa el contexto y el universo en que se desenvuelve el educando, y la escuela -como institución- devuelve al estudiante a ese mismo entorno social,(del cual nunca deja de formar parte), y lo hace preparándolo en todos los aspectos de su personalidad para hacer frente al devenir de la vida misma; con esto se reconoce la doble dependencia entre la aportación que hace el entorno social a la escuela y la aportación que ésta a su vez hace a ese mismo entorno social, conformándose como una dualidad dependiente e inseparable una de la otra.

En el caso concreto del problema objeto de investigación, al tratarse del proceso de enseñanza aprendizaje de las Ciencias Sociales, debiera no estar alejado de esa dualidad, ya que a través de la misma se busca que el alumno tenga un perfil crítico, interpretativo, participativo y transformador ante su entorno, que es lo que la autora persigue con la elaboración del presente trabajo de investigación científica.

En suma, se puede afirmar que el aprendizaje de las Ciencias Sociales debe apoyarse en lo ya adquirido con anterioridad y en el proceso interactivo que ofrece la propia materia, pues sólo así será un medio de estimulación verdadero en el desarrollo del alumno en situaciones futuras que lo lleve finalmente a la aplicación del conocimiento y a la interpretación de fenómenos sociales. Se asegurarán entonces las condiciones y los medios para que todos aprendan y se desarrollen con pertinencia y equidad, facilitando a cada uno, por diferentes vías, la posibilidad de alcanzar los objetivos más generales que se plantean en la materia acordes con sus especificidades individuales.

En lo que respecta a las Instituciones de Educación Superior, (IES), a partir de finales de los años sesenta consideraron necesario definir las pautas del desarrollo del PEA de manera racional y planificada. Esta necesidad estuvo motivada por la escasez de recursos que ya desde ese tiempo se hacían sentir en toda la educación en general, que implicaba un crecimiento sostenido, en todos los órdenes educativos. Bajo estas condiciones se empezaron a desarrollar mecanismos de autoevaluación institucional, (AI), con el fin de identificar los elementos y las situaciones que los caracterizaban. Los autoestudios estuvieron vigentes durante toda la década de los setenta y su práctica dio base para la creación ulterior de medios alternativos, (actividades que con anterioridad se ejecutaban de manera aislada: diagnósticos, proyectos, evaluaciones, etc.)

En lo que respecta a otros organismos, también se puede observar que algunas veces estos producen documentos que acaban siendo un agravante en el problema que se proponen esclarecer y resolver, (Strasser,C. 1999),como sucedió en el informe "América Latina frente a la Desigualdad", donde el Banco Mundial presentaba una prueba piloto para democratizar sus informes de estrategia por primera vez en América Latina con el objetivo de captar demandas acerca del apoyo crediticio al desarrollo educativo de algunos de los países que conforman esta región geográfica; el procedimiento participativo del Banco Mundial encubre una nueva forma de representación, pues ésta se encontraría legitimada por haber captado las demandas del sector social, mostrando una cara sensible a los problemas sociales de los países a los que asiste financieramente, es decir, han presentado una oleada de proyectos que contienen errores graves, y estos errores no pueden verse siempre como involuntarios y desinteresados.

Esta circunstancia se presenta como complemento a los pilares para el PEA que propone la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO), como son: aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos, a ser y a vivir juntos; sin embargo, llegaron a manifestarse como antagónicos a los postulados por el BM.

Son muchos los autores que han definido el proceso enseñanza aprendizaje como objeto de la didáctica, entre ellos Alvarez de Zayas (1999), Castellano Simos y otros (2005) y Addine Fátima (2004), el primero de ellos lo ha definido como: "…proceso docente educativo dirigido a resolver la problemática que se le presenta a la escuela: la preparación del hombre paral vida pero de un modo eficiente y sistémico"[7]

Sin embargo la autora coincide con el análisis que realiza Zilberstein Toruncha (2006) relacionado con que algunos investigadores lo denominan proceso enseñanza aprendizaje, reconociendo que el mismo tiene limitaciones: la enseñanza y el aprendizaje son dos procesos que no necesariamente van juntos ni se determinan; las condiciones sociohistóricas en que transcurre el proceso son determinantes; debe reflejar de forma evidente su compromiso con la práctica educativa y los valores morales que se desarrollan a través de ella; debe evidenciar el carácter integral que caracteriza al proceso docente.

Según el autor anteriormente citado: "Otros investigadores como Fátima Addine y otros (1996) revalorizan el concepto de enseñanza aprendizaje teniendo en cuenta que el mismo como actividad del profesor y el alumno, respectivamente es solo la expresión interna de ese proceso pero no se reduce a este, en el cual están presentes en su esencia, las leyes del proceso que constituyen la expresión pedagógica de las relaciones sociales. Este proceso es intencional, planificado y creado, no espontáneo, lo que le otorga su compromiso con la práctica social."[8]

Uno de los criterios adoptados en los últimos decenios es que el proceso se debe centrar más en el aprendizaje que en la enseñanza, sin dejar de considerar la actividad orientadora del docente, cuestión que coincide con el punto de vista que sostiene la autora.En relación con lo antes señalado, diversas teorías han intentado explicar cómo se aprende; son teorías descriptivas que presentan planteamientos muy diversos, pero en todas ellas aún se pueden encontrar algunas perspectivas clarificadoras de estos procesos tan complejos

 

 

Autor:

Nelly P. Sandoval Castillo

[1] David Ausubel, “Factores del aprendizaje”, p. 54

[2] M.Trujillo,. Estudios pedagógicos XXXIV, p. 174

[3] H. Amezcua, Introducción a las Ciencias Sociales II, p. 11

[4] E. Varona. Estudios literarios y filosóficos. p.83

[5] CFE México, El capital. Crítica de la economía política, p. 6

[6] Schapire, Las reglas del método sociológico, p. 124

[7] Carlos Alvarez. La escuela en la vida. p23

[8] José Zilberstein Toruncha. Preparación pedagógica integral …p.13