Esta colección de "CHARLAS DIARIAS DE SEGURIDAD" representa algunas de las cosas que el Supervisor puede presentar a su personal para adelantar campañas contra los accidentes laborales.
En estas charlas se han acentuado los aspectos de carácter general y de conducta personal de los trabajadores, porque consideramos que, a pesar de tratarse de asuntos y ocurrencias obvias, es conveniente recalcarlos en toda campaña de seguridad.
Además; se han seleccionado algunas con el propósito de ayudar a reducir los accidentes que ocurren en:
El manejo de carga
Caídas de las personas
Máquinas y equipos eléctricos
Electricidad
Incendios
Manejo defensivo
Estas son las causas más importantes de accidentes y lesiones de trabajo, según la experiencia y para cumplir nuestro deseo de aumentar la defensa contra las que constituyen la mayor amenaza de lesión y daño que existe hoy en el trabajo.
No es necesario conservar el orden riguroso de estas charlas, sino que deben utilizarse de acuerdo con las necesidades que presente la realidad misma de la empresa y los oficios que se desempeñan, sirviéndose de la oportunidad para su mejor resultado.
Señor Supervisor:
Como la seguridad es el programa de los trabajadores, las reuniones deberán ser conferencias en las cuales participarán activamente, discutiéndose problemas de importancia para todos.
Pero en seguridad, como en todo, hay varias clases de reuniones: algunas son buenas; algunas son malas; algunas peores que si no hubiera habido reunión.
No se trata simplemente de reunir a la gente y decirles: "compañeros, se están presentando algunos accidentes que nos están fastidiando. Deben tener más precaución. Tengan presente que hay que hacer seguridad. No lo olviden. Hasta luego".
Ni tampoco ponerse a divagar sobre un tema, vacilar y tartamudear, hablando de generalidades y de la importancia de no accidentarse.
No canse a sus oyentes con largos discursos con los cuales al finalizar han quedado peor enterados que antes.
Las reuniones así son un fracaso, porque nadie participa, excepto usted, obteniendo como resultado que nadie contribuye al planeamiento de problemas o con sugerencias que ayuden a resolver los problemas existentes.
Son un fracaso porque usted no está preparado para enseñar ni la gente para aprender. Para esto también existe una técnica simple:
Realizar una charla en la que todos participen requiere cierta habilidad:
1. Prepare su charla 3. Obtenga participación
2. Use la demostración 4. Use ayudas visuales
Probablemente al principio tenga que llamar la atención de la gente y estimularla a hacer preguntas o sugerencias para poner las cosas en marcha, pero con la práctica se interesarán. Para entonces estarán aprendiendo juntos: usted el arte de manejar una reunión y ellos como participar activamente.
Sin embargo, usted hará el tonto si habla mucho de seguridad y no hace al mismo tiempo algo práctico para corregir las condiciones y los actos inseguros. Hay que hacer algo más que predicar: practicar personalmente la seguridad, demostrar con actos que se cree en lo que se dice.
Estas charlas semanales le darán la oportunidad de tratar con sus trabajadores sobre asuntos específicos del oficio y al mismo tiempo crear una conciencia que contribuirá al éxito de sus labores.
Estas charlas de seguridad de cinco minutos, han sido preparadas por el Consejo Interamericano de Seguridad (CIAS), para el uso de Supervisores, especialmente. Han sido escritas por hombres que tienen años de experiencia en el campo de la seguridad, poniendo así esa experiencia al servicio de todos aquellos que deseen utilizarla provechosamente.
PREPARANDO LA REUNION PARA LA CHARLA DE SEGURIDAD
1. Programe la reunión por lo menos con una semana de anticipación, de forma que tenga la oportunidad de familiarizarse con el tema que se va a discutir. Usted debe ser capaz de presentar la charla de una manera convincente, sin leerla, con sus propias palabras.
2. Verifique la reunión directamente en el taller. El espacio para sentarse no es absolutamente necesario, porque las reuniones son cortas, pero compóngaselas de manera que todos puedan verlo y oírlo fácilmente.
3. Reúna de antemano todos los materiales que intenta usar en la reunión (carteles, literatura de reparto, tarjetas, etc.) Cuando sea posible utilice el equipo existente para ilustrar sus puntos de vista. Por ejemplo, mangos rotos de martillos, herramientas deterioradas para demostrar como pueden causar accidentes, extintores de incendio, elementos de protección personal para demostrar su uso apropiado.
COMO DIRIGIR ESTA REUNION
1. Celebre una reunión de charla de seguridad cada semana.
2. Limite cada una de las charlas a cinco minutos (en lo posible).
3. Empiece la reunión felicitando a sus trabajadores por alguna buena labor reciente o haciéndoles una crítica constructiva en tono amistoso.
4. Dicte la charla en sus propias palabras, con sus propios ejemplos. Para cada charla lleve sus apuntes o tenga a mano este folleto para consultas o referencias fáciles, pero no lo use sino exclusivamente para recordar o esquematizar lo que usted debe decir en su propio lenguaje.
5. Haga que la gente participe. El propósito de estas charlas es hacer que los trabajadores piensen sobre los problemas de seguridad. Una de las mejores maneras de obtener esto es convertir la charla en una discusión. Haga que nombren y señalen los riesgos y los remedios que puedan ponerse. Estimúlelos para que presenten sugerencias que mejoren las condiciones de seguridad de su departamento.
OTROS ASUNTOS QUE SE PUEDEN TRATAR EN LA REUNION
Revise las lesiones que se hayan sucedido durante la semana anterior.
Discuta:
1. Cuál fue la lesión
2. Cómo ocurrió
3. Cómo pudo haberse prevenido
Revise las violaciones a la seguridad notadas durante la semana pasada.
Discuta:
1. La naturaleza de las violaciones
2. El peligro que representan
3. Haga crítica constructiva (no critique a nadie indicándolo por su nombre delante del grupo)
4. Revise el trabajo planeado para la semana entrante.
Discuta:
1. Riesgos con los cuales se debe tener cuidado
2. Equipo de seguridad que debe usarse
3. Procedimientos que deben seguirse
CHARLA N° 001
LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Aunque la mayoría de nosotros tenemos nuestro trabajo, una tarea específica que nos han encomendado, es decir, trabajamos más o menos independientes, durante las ocho horas que pasamos en la planta hay innumerables ocasiones en que tenemos y necesitamos trabajar dependiendo de los demás. No importa cuál sea nuestra tarea siempre forma parte de una labor conjunta que llevamos a cabo en nuestra planta.
De buenas a primeras, el decir así, a secas, que todos ustedes tienen que trabajar juntos, puede parecer un poco extraño. Pero no lo es. Todo lo que les estoy diciendo es que siempre tratemos de trabajar pensando en los demás.
Por ejemplo, si cuando están trabajando en una tarea particular, ven a un compañero que está levantando un peso demasiado pesado, deben acercarse a él y ofrecerle una mano, a no ser que en ese momento estén trabajando en algo y no puedan dejarlo.
Quiero que algunos de ustedes piensen en algunas formas en que pueden ayudarse durante el día. (El supervisor que da la charla anima a los trabajadores a que den algunos ejemplos, y a continuación, les agradece sinceramente su participación).
Los ejemplos que han dado ustedes son muy valiosos, tratemos todos de ponerlos en práctica cuando se nos presente la ocasión. Yo quiero hablar también sobre otros casos particulares en que podemos trabajar juntos. Por ejemplo, pensemos en el mantenimiento. Generalmente, cuando pedimos prestado un equipo o una herramienta en particular, que necesitamos, bien sea del almacén de herramientas o de un compañero de trabajo, lo devolvemos tan pronto como finalizamos nuestra tarea (especialmente si hemos firmado alguna tarjeta). Pero si por mala fortuna o mal uso se nos deteriora la herramienta, ¿somos sinceros en admitir que la hemos deteriorado e informamos el deterioro pare evitar que la siguiente persona que la vaya a usar se lesione? …
Yo sé que la mayoría de ustedes cuando ven la colilla de un cigarrillo encendida en el piso del taller, del comedor, del cuarto de baño, etc., la apagan con el pie, ya que saben muy bien el peligro de incendio que una colilla puede crear. Pero más de una vez se ha dado el caso de un trabajador que declaró después de un incendio que él había visto la colilla encendida, pero que como él no la había tirado, no creyó que era su responsabilidad apagarla.
Una de las mejores formas en que podemos trabajar en equipo, es manteniendo nuestra área de trabajo siempre limpia y ordenada. Piensen por ejemplo en los trastornos y tiempo perdido que ocasionan al trabajador del turno siguiente que tenga que trabajar en la misma tarea y en el mismo lugar en que ustedes lo hacen, si dejan todas las herramientas desordenadas, los materiales tirados por el suelo, el piso lleno de basura, etc. Piensen en el tiempo que tendrá que emplear ese trabajador en ordenar y limpiar el desorden dejado por ustedes.
Vamos a mirar este tema del orden y la limpieza desde un ángulo un poco diferente. Piensen que en un momento determinado necesitan ayuda inmediata de alguien, por ejemplo, necesitan un martillo, y le gritan a un compañero, "¡alcánzame ese martillo inmediatamente!". El compañero quizás viene enseguida en su ayuda, pero si ustedes habitualmente tienen su lugar de trabajo desordenado, empleará cinco minutos en buscar el martillo y para entonces ya será demasiado tarde. Ustedes saben muy bien a lo que me refiero. Pidan ayuda, la persona a la que han pedido ayuda no puede encontrar lo que ustedes quieren, ustedes se ponen de mal humor, la otra persona se malhumora, y no sacan nada en limpio.
El trabajar en equipo significa estar siempre conscientes de que nuestra tarea en particular es un eslabón en la cadena de producción de la planta, y que nuestra tarea y la de los demás compañeros están íntimamente unidas, por lo cual tenemos que auxiliarnos en todo momento, siempre que lo necesitemos.
Como en cualquier otra actividad humana, en nuestra planta también – y quiero que no se olviden nunca de esto, la unión hace la fuerza.
CHARLA N° 003
EL AGUAFIESTAS
¿Cuál es su idea de un aguafiestas? ¿Qué es lo que ve mal en la gente? ¿A quién le gustaría enviar a Siberia, si pudiera, con pasaje de ida solamente?
Supongo que todos contestaríamos estas preguntas de manera diferente, pero… déjenme decirles cual es la clase de individuo a quien yo no quisiera tener en el departamento por todo el oro del mundo. Es el trabajador que hace su tarea en tal forma que propicia los accidentes.
¿Han ido a una fiesta alguna vez con un amigo que tiene que llevarlos de regreso en su automóvil y que inmediatamente después de llegar y antes de que ustedes hubieran terminado su primer trago ya se había tomado tres, por no decir cuatro? Puede que sea una persona magnífica. Puede contar historias graciosas, animar la fiesta, bailar magníficamente. Puede ser muy amable con las señoras y hasta prestarle al amigo algunos billetes pare sobrevivir hasta el próximo día de pago.
Pero cuando llega el momento de regresar a casa y lo ve como camina hacia el automóvil, lo único que desea en ese momento es que suceda algún milagro pare no tener que irse con él. Saber por anticipado su falta de sentido común en ese momento pondrán en peligro su vida.
Un individuo no tiene que estar borracho en el trabajo pare poner en peligro la vida de los demás. Puede ser un gracioso, un distraído, o un especialista en acortar el camino. Estas debilidades pueden transformar a cualquiera en una amenaza.
A todos nos molesta estar cerca de alguien que no solamente arriesga su vida sino también la nuestra. Entonces, pare ser honestos con nosotros mismos y con el resto de la humanidad, ¿no será conveniente hacernos un buen examen pare ver si nosotros no adolecemos de la misma falta?
Los anuncios comerciales dicen que el mal olor, mal aliento, o los ojos irritados, son los motivos por los cuales no gustamos a la gente. Pero me atrevo a decir que sí cuando llegamos al trabajo notamos que son muchos los que nos evitan, si en sus caras se refleja cierto temor cuando nos miran, es tiempo que nos detengamos a pensar que parte tenemos en los accidentes que están sucediendo últimamente.
Si al hacer un examen minucioso nos damos cuenta que estamos corriendo riesgos innecesarios y haciendo poner los pelos de puntas a los que están cerca, es el momento de empezar a pensar seriamente en que después de todo seguridad es algo que también nos concierne a nosotros.
Hasta ahora hemos ignorado, por un motivo u otro, las reglas de seguridad; la verdad que no nos hemos preocupado por usar el equipo de protección personal, y las charlas que nos dan regularmente son una buena oportunidad pare descansar un rato, después de todo tenemos suerte, ya que un descanso de vez en cuando no le viene mal a nadie, me estoy refiriendo a los descansos que salen de la rutina. Está bien que haciendo todas estas cosas no le hacemos ningún daño a nadie, o por lo menos no le hemos hecho daño a nadie hasta este momento, pero . . . si, es verdad, la semana pasada no fue nada agradable ver al muchacho que opera la perforadora cuando lo llevaban al hospital, y había llegado tan contento por la mañana. Dicen que siempre reía de este asunto de la seguridad. La verdad es que no se sabe si podrá volver a reírse ya que según comentaron su estado es grave.
Tal vez sea mejor empezar a pensar seriamente que después de todo si la compañía gasta tanto dinero, e insiste tanto en esto de la seguridad, no será porque les guste tirar el dinero, deben tener una buena razón para insistir tanto.
Empezando a respetar todo lo relacionado con la seguridad le devolverá el respeto y la confianza que, sus compañeros tenían para con usted. Podrá empezar a protegerse a sí mismo y a los demás y en esta forma contribuir en forma positiva al bienestar de sus compañeros y ganarse la confianza perdida. No creo que haya algo tan importante como gozar del respeto de los que nos rodean. Ganemos ese respeto trabajando con seguridad.
CHARLA N° 004
CONSERVEMOS LO QUE TENEMOS
Por supuesto que tengo derecho a sentirme dichoso!
Tengo dos brazos, dos piernas, dos pies, diez dedos en los pies y diez dedos en las manos. Tengo además dos ojos. Pero eso no es todo. Todas estas cosas están en buenas condiciones y quiero conservarlas así.
Cuando a una persona le falta alguna parte del cuerpo o no puede usarla correctamente, decimos que tiene un impedimento o que esta incapacitada. ¿Saben ustedes lo que significa un impedimento? Lo mismo que en las carreras de caballos, el impedimento es un peso muerto que la persona o el caballo, tienen que cargar. En el juego de golf es el sistema por el cual los mejores jugadores tienen una desventaja en los puntos finales a fin de que los jugadores mediocres tengan una oportunidad de ganar.
En la vida, el impedimento significa menos dedos, cojear, ser ciego o sordo, en fin tener un obstáculo para realizar el trabajo diario. Hay muchas personas que rinden bien en el trabajo a pesar de tener un impedimento. Pero, es indudable que estas personas tienen que trabajar mucho más que los demás para lograr el mismo rendimiento.
En el ambiente de trabajo moderno no hay nada que por necesidad tenga que producir accidentes con lesiones que resulten en incapacidades para toda la vida. Pero, en todos los trabajos, sin excepción, pueden producirse accidentes con Iesiones incapacitantes.
Cualquier maquinaria en movimiento puede lesionar a la persona que no la use correctamente. Quien trate de aceitar, limpiar, ajustar o reparar una máquina en movimiento, se arriesga innecesariamente a quedarse manco o con una mano inutilizada para el resto de su vida.
Al manejar cualquier objeto pesado la persona se arriesga a sufrir una Iesión en la espalda, a menos que haga el levantamiento con las piernas y no con la espalda; y si la carga fuera demasiado pesada, a menos que busque quien le ayude, sufrirá Iesiones que por mucho que lamente después no Io ayudarán a ganarse el sustento. Las cargas pesadas pueden magullar los pies a menos que se manejen correctamente y que los pies estén protegidos usando zapatos apropiados para el trabajo.
Las heridas más leves pueden infectarse a menos que sean atendidas por el personal capacitado de la empresa inmediatamente. Cuando se produce una infección, los médicos a veces se ven forzados a amputar el miembro afectado, dejando marcado al paciente para toda la vida.
Los ojos son una de las partes más delicadas del cuerpo. Una minúscula partícula de metal o esmeril pueden dañarlos permanentemente. Lo mismo sucede con los ácidos y sustancias químicas. Por eso es que en ciertas operaciones es indispensable usar gafas protectoras—para impedir esa incapacidad tan triste que es la ceguera.
(El supervisor puede hablar aquí de las tareas del departamento que requieren protección ocular).
Pero hay muchas lesiones más que resultan en incapacidades en la casa, en el trabajo o en los deportes—las caídas, quemaduras, etc. No tienen por qué ocurrir en la empresa ni en la casa, pero el hecho es que ocurren constantemente produciendo cierto número de incapacidades todos los años.
Si quieren evitar las incapacidades por estas causas tengan cuidado con las cosas que puedan incendiarse o explotar y estén al tanto del tráfico de la calle y miren bien dónde ponen el pie al caminar.
No importa la edad que tengan, un accidente puede desfigurarlos disminuyendo sus posibilidades de éxito. No se sentirán contentos cada vez que se miren en el espejo y vean el cambio operado a causa de un accidente que pudo haberse evitado. Es algo que puede amargarlos para el resto de sus vidas.
Recuerden bien, ustedes son quienes deben proteger los tesoros que la naturaleza les dio. Son suyos, consérvenlos para disfrutarlos indefinidamente y para que Ies permitan ganar más y sentirse feliz cada día.
CHARLA N° 005
MIRAR SIEMPRE ANTES DE ACTUAR
Hay partes del problema de prevención de accidentes que no se pueden cubrir con reglas estrictas. Hay condiciones en la industria que permiten que se creen situaciones que son tan infrecuentes que parecen, por lo menos durante un momento, totalmente nuevas e insólitas. Son, por lo tanto, inesperadas y es difícil crear para ellas reglas fijas.
A esta altura, el buen juicio del trabajador debe entrar en juego. El trabajador que no puede extender sus principios de prevención de accidentes para que cubran cada situación a la que se enfrenta, es una amenaza para sí mismo y para la organización de la que es parte.
El trabajador en quien se puede confiar para que encare cada situación precavidamente, es muy valioso para la compañía.
Hace algunos años, ocurrió un trágico accidente en el patio de una fábrica de aceros. Un veterano cuya ocupación era barrer los suelos, murió a consecuencia de un atropello. Todo el mundo en la planta le conocía y le estimaba muchísimo.
Un día se hallaba limpiando una plataforma a lo largo de una vía en la que haba un vagón de bordes bajos. Un operador de grúa trajo desde un lugar de la fábrica un gran cajón con chatarra, lo giró sobre el vagón de bordes bajos y lo descendió con mala fortuna sobre el cuerpo inclinado del pobre barrendero. El hombre fue materialmente aplastado y murió instantáneamente.
El operador de la grúa no usó buen juicio. El no podía ver claramente el lugar en el que estaba colocando la caja. Supuso que allí no había nadie. Por usar poco juicio y precaución se creó a sí mismo una tragedia que será incapaz de olvidar durante el resto de su vida.
No sería difícil para nosotros enumerar varias cosas que debía haber hecho el operador. Seguramente él también las conocía. Es casi seguro que desde pequeño había oído el antiguo adagio que dice "Mirar siempre antes de actuar".
Hay demasiada gente que actúa a lo loco. Y no es hasta que averiguan que su descuido les ha costado a ellos, y a otros, un precio muy alto que se dan cuenta del significado del antiguo adagio.
Si todos pudiéramos recordar que nunca debemos arrojar un objeto pesado antes de cercioranos de que no va a caer en los pies de alguien, que nunca vamos a tocar una pieza de metal hasta estar seguros que no está caliente, y de que nunca vamos a prender la mecha de un cartucho antes de asegurarnos que no hay personas en las cercanías, reduciríamos grandemente el número de lesiones y muertes.
Quién más quién menos, todos hemos actuado alguna vez en nuestras vidas sin tener en cuenta las consecuencias de la acción imprudente que vamos a realizar. Pero la mayoría de nosotros hemos llegado a crearnos un hábito, quizás a raíz de una mala experiencia, de mirar siempre antes de actuar. No obstante hay entre nosotros quienes actúan de esta manera las menos de las veces. Para ellos la actuación normal es la opuesta: actúan, y después miran.
Esto, visto fríamente, puede parecer un juego divertido. Pero si examinamos detenidamente alguno de esos juegos, nos será fácil comprobar las consecuencias trágicas que pueden resultar cuando se pierde en ese juego.
Hablando de juegos me ha venido a la mente un caso que leí hace años en una revista. "Andrés", me acuerdo que decía el articulo, "era un hombre a quien le gustaba jugar con su suerte. Iba por la vida sin pensar en lo que iba a hacer el momento siguiente. A pesar de haber tenido algunas experiencias desagradables, había llegado a sus cuarenta años sin haber sufrido ningún percance trágico. Pero un día la suerte le dejó de la mano. Como siempre lo había hecho, salió por la mañana de su garaje sin mirar cuidadosamente hacia atrás. De repente oyó un terrible gemido. Saltó precipitadamente de su coche y tuvo que presenciar la escena de su único hijo, de tres años, aplastado bajo las ruedas de su coche.
Andrés tiene ahora sesenta años y mira siempre dos veces antes de actuar. Pero ¿necesitamos tener una experiencia semejante para que aprendamos de una vez para siempre la lección? . . .
Para terminar quiero recordarles otra vez ese antiguo adagio que he mencionado ya dos veces. Quisiera que lo grabaran profundamente en sus mentes y que lo trajeran a la memoria siempre que fueran a emprender una acción. En deferencia a sus familiares, a sus compañeros de trabajo, a sus empresas y a ustedes mismos, "Miren siempre antes de actuar".
CHARLA N° 006
SE PROHÍBE ESCUPIR
Probablemente muchos de ustedes han visto alguna vez un aviso que dice, "Si usted escupe en el piso de su casa, hago lo mismo aquí. Queremos que se sienta en su casa". Quienes ponen avisos así es porque tienen un problema—hay gente que escupe en sus locales y quieren combatir ese vicio que es causa de incontables lesiones personales.
La mayor parte de los niños escupen mucho, porque piensan que es elegante. Algunos adquieren el hábito y lo mantienen durante el resto de su vida—escupen en todos los sitios. Naturalmente, todos tenemos que limpiar nuestra garganta a veces, particularmente si estamos constipados, pero hay una manera urbana de hacerlo y otra reprobable.
Creo que todos estamos de acuerdo en que el escupir sin ton ni son es un hábito sucio. El ver un esputo en el suelo no es nada agradable. Además supone un peligro de resbalamiento. Los esputos han sido causa de muchas caídas. Si tuviéramos un récord completo seguramente encontraríamos que muchas fracturas de cráneo y otras muchas lesiones se han debido a esto.
Hace unos días, exactamente tres y esto es lo que me ha movido hoy a hablarles sobre este tema, leía en una revista un caso en que un soldador murió como consecuencia de una rotura de la columna vertebral cuando resbaló en un esputo y cayó en una posición incorrecta. Cuando terminé la lectura del informe, me pasó por el cuerpo un escalofrío y pensé que el mismo accidente, o uno similar también con consecuencias trágicas, podría ocurrir cualquier día en nuestra planta. Si no ha ocurrido ninguno hasta hoy es por verdadero milagro, ya que, como todos nosotros sabemos, entre nosotros tenemos a gente que escupe en cualquier esquina o incluso en medio de los pasillos.
Hasta que no leí ese informe, nunca, en verdad, me había detenido a pensar seriamente sobre el peligro en que nos ponen a todos quienes en nuestra planta tienen el hábito de escupir en el suelo. Por eso quiero que después de esta charla todos salgamos de aquí con el propósito firme de no escupir nunca en el suelo, entre otras cosas por el peligro que supone para la integridad física de todos nosotros, como lo acabamos de ver claramente en ese caso fatal.
Cuando un trabajador escupe en el suelo en una planta limpia, como la nuestra, está insultando a los demás. Espero que ustedes también piensen así. Están insultando a la compañía, a sus compañeros, a toda la gerencia. Están insultando a todo el mundo que trabaja en la planta y que no escupen como él. La razón por lo que lo hace es seguramente hábito mal adquirido, pero eso no es razón para excusarlo y reprobar su conducta.
Con esto no estoy acusando a nadie en particular, aunque todos sabemos, tanto ustedes como yo, que hay gente que escupe en nuestra planta. Quiero que aquéllos que sean los responsables hagan lo más que puedan para corregir ese hábito. Todos los que no escupimos nos merecemos esa deferencia.
Además por medio del escupir se transmiten enfermedades. Incluso, una boca sana está llena de gérmenes. La mayoría son de la clase inofensiva. Pero el producto que se expectora es algo diferente. Puede estar lleno de virus muy peligrosos, por ejemplo estreptococos. Los médicos saben que los gérmenes de las enfermedades no infectan a todo el mundo de la misma manera. Por ejemplo, una persona puede tener, gérmenes en su garganta y vivir con ellos sin producirle ninguna enfermedad. Esto es debido a que las defensas de un cuerpo sano son capaces de evitar que esos virus le contraigan una enfermedad. Pero la expectoración de esa persona sana puede producirle una enfermedad a otra persona que tenga una resistencia más baja.
Espero que esta charla sirva de punto de partida para que los que tengan ese hábito empiecen a corregirse. Si tenemos que desechar algo de nuestra garganta o pulmones podemos hacerlo o bien en el cuarto de baño o en el pañuelo, pero nunca en el suelo.
CHARLA N° 007
ORGULLO EN EL TRABAJO
Hoy voy a hablar de algo que, se me ocurre de repente, puede que parezca que no tiene mucho que ver con la prevención de accidentes. Es acerca del orgullo que cada uno de nosotros debe sentir por el trabajo—"su" trabajo—por las herramientas y el equipo que use; en fin, por su "ambiente" de trabajo. Esta palabra "ambiente" significa todo lo que le rodea a uno— el suelo, las máquinas, el banco de trabajo, los soportes para las herramientas, los estantes, la luz, etc.
En esta charla voy a tratar de mostrarles por qué un poco de orgullo en todo esto —en el ambiente que nos rodea—ayuda a la prevención de accidentes y nos ayuda a todos a que no nos lesionemos.
Es bueno tener algo de lo cual nos podemos enorgullecer—algo de lo cual podemos decir a todos nuestros familiares y amigos que nos sentimos orgullosos. A nosotros nos agrada todo lo que es bueno para nosotros, lo que es bueno para nuestra salud y para el estado de nuestra mente. Todo eso hace que sea bueno para la prevención de accidentes también. ¿Puede alguno de nosotros enorgullecerse de algo de lo cual es responsable y que no es tan seguro cómo podría ser? No, no podemos. Todos nosotros queremos que todas las cosas estén bien y las queremos también seguras. Si no son seguras, no están bien.
Yo siento mucha pena cuando veo a un trabajador que no tiene nada de orgullo en lo que hace. Este trabajador es un pobre desgraciado. Naturalmente ninguno de nosotros es así, de lo contrario no estaríamos aquí. Yo, por ejemplo, estoy orgulloso de la compañía en que trabajo, estoy orgulloso de mi trabajo, orgulloso del trabajo que ustedes hacen de nuestro récord de prevención de accidentes. Y cuando cualquiera de nosotros hace una cosa que está mal, mi orgullo se resiente.
Si ustedes se ponen a pensar un poco acerca de todo esto, creo que tendrán que estar de acuerdo conmigo en que un poco de orgullo es necesario para mantener el auto-respeto de cada uno.
Algunos trabajadores parecen que usan todo su orgullo para las cosas que están fuera de su trabajo—su casa, su esposa e hijos, el partido de fútbol en el que participan todos los fines de semana, etc. No estoy diciendo que no es bueno tener orgullo por las cosas que no se refieren directamente al trabajo. La vida seria de muy poco valor sino lo tuviéramos. Pero si una persona, si cualquiera de ustedes, no está interesado suficientemente en su trabajo para querer ser bueno en éste, posiblemente no podrá permanecer en su trabajo durante mucho tiempo. Y más importante todavía, probablemente se lesionará, porque tampoco podrá realizar su trabajo con seguridad.
La compañía en la que yo trabajo, en la que ustedes trabajan, es una compañía excelente, extraordinaria. Es una buena planta—mucho mejor que cualquiera de las que ustedes conocen. La gerencia nos da equipos buenos y buenas herramientas para que trabajemos seguros con ellos. La gerencia se desvive para que realicemos el trabajo sin sufrir lesión alguna. Trata muy en serio de evitar que nos lesionemos, aunque sólo se trate de lesiones muy leves. Así que tenemos mucho de lo cual nos sentirnos orgullosos.
Hagamos una lista de las cosas que nos rodean aquí y que consideramos buenas para nosotros, de tal forma que podamos sentir orgullo en ellas. (Aquí el supervisor puede realmente sembrar la semilla del orgullo en los trabajadores diciéndoles que cada uno diga algo de lo cual se siente orgulloso. Así mismo se pueden mencionar cosas que necesitan ser mejoradas).
Me parece que todo lleva a la conclusión de que la manera en que cada uno de ustedes hace su trabajo, la calidad del trabajo que produce, la manera en que guarda las herramientas con las que trabaja, todo esto muestra la clase de persona que ustedes son. Un buen trabajador quiere buenas herramientas y buenos equipos. El no trabajará en un lugar donde no hay orden y limpieza, ni trabajará un solo minuto con herramientas que no están a la altura de lo que él considera seguras y buenas. En nuestra compañía la prevención de accidentes es una parte integral de nuestros equipos, de nuestras herramientas, incluso de nuestro lugar de trabajo.
Enorgullezcámonos de las cosas que nos rodean, que son buenas para nosotros, y si alguna vez observamos que algo no es suficientemente bueno y de lo cual no nos podemos enorgullecer, empleemos nuestro orgullo para mejorarlo. Este pequeño esfuerzo nos pagará en satisfacción propia y en protección personal.
CHARLA N° 008
¡AY!
Los accidentes pueden ser de muchas clases y sus consecuencias muy variables, pero todos tienen algo en común: ¡duelen!.
El dolor es la forma de que se vale la naturaleza para decirnos que necesitamos cuidarnos más. Es una señal de parada que nos indica que hemos tocado algo caliente o afilado y así instintivamente retraernos. Es un manómetro de presión que nos dice que un objeto nos está machacando el pie. Si no sintiéramos dolor, lo más probable es que hubiéramos crecido con algunos dedos de menos u otros impedimentos.
Pero, saber que el dolor tiene razón de ser por el servicio que nos presta no implica que nos guste. Hasta un dolorcito cualquiera—un pinchazo, por ejemplo— nos hace saltar y sentirnos miserables aunque sea por unos momentos solamente.
Los médicos han aprendido muchos medios para combatir el dolor. Recomiendan una aspirina contra un dolor de cabeza; drogas tales como la morfina para aliviar los dolores intensos; una inyección de xilocaina permite la extracción de dientes sin dolor para la persona. Pero estas drogas de nada sirven para eliminar las lesiones que son la causa de los dolores.
Cuando el trabajador se pone zapatos apropiados para el trabajo sabe que sus pies estarán protegidos y que no tendrá que sufrir dolores si les cae algún objeto pesado en el curso del trabajo. Cuando las mujeres u hombres jóvenes que llevan el cabello largo se ponen la gorra apropiada, saben que evitan los dolores que sufrirían si la máquina llegara a atraparles los cabellos. Cuando usted usa gafas, se protege contra los dolores intensos que sufriría si llegara a caerle en los ojos un cuerpo extraño, por diminuto que fuera.
Pero la protección contra el dolor no es solamente una cuestión de usar ciertos equipos de protección. Cada vez que usted sube o baja escaleras en su casa o en el trabajo, corre el riesgo de sufrir dolores terribles a causa de una fractura de loa huesos del cuerpo o extremidades. Usted puede evitar estos dolores, andando despacio, mirando dónde pone el pie y sujetándose al pasamanos o baranda.
Algunas causas de dolores pueden evitarse no usando en el trabajo relojes de pulsera, anillos, cadenas, corbatas, mangas largas, bufandas, etc., ya que pueden ser atrapados en la maquinaria produciendo lesiones.
Hay muy pocas cosas en la vida peores que el dolor y muy pocas mejores que sentirse bien. La seguridad en el trabajo y en el hogar puede proteger contra el dolor y lograr que se sienta bien—sin dolores. Esto de por sí sería suficiente para que todos deseáramos poner de nuestra parte evitando los accidentes que crearían obstáculos a nuestro bienestar. Todo lo que necesitamos es tomar las precauciones debidas y seguir las instrucciones estipuladas para cada tarea.
Sería conveniente que cada trabajador se pasara unas horas en la sala de emergencias de un hospital. Es seguro que si viéramos palpablemente cuál es el precio de los accidentes en sufrimientos y dolores innecesarios, estaríamos mucho más dispuestos a cooperar y a protegernos contra todas esas vicisitudes.
¡ Manos a la obra y a acabar con las causas de los dolores en su departamento !
CHARLA N° 009
CONOCIMIENTOS BÁSICOS QUE DEBEN POSEER LOS SUPERVISORES
Los supervisores que no tienen interés en la prevención de accidentes no necesitan saber nada acerca de cómo prevenirlos. El conocimiento en las manos de personas perezosas o indiferentes no sirve para nada. Solamente los supervisores que quieren remediar el problema de los accidentes necesitan saber cómo solucionarlos. Y ciertamente sería de gran ayuda para esas personas saber todo lo que es necesario acerca de la prevención de accidentes, especialmente con relación al trabajo que deben realizar en sus respectivos departamentos.
Sin embargo, en estos tiempos modernos en que la tecnología avanza con tanta rapidez y surgen al mercado anualmente nuevos equipos y materiales, no es siempre posible saber todo lo que sería deseable conocer acerca de la prevención de accidentes. Pero los supervisores que están interesados en este aspecto deberían tener, como mínimo, un conocimiento general de los elementos básicos necesarios para establecer un programa efectivo. Deberían saber en particular:
1. Algo acerca de los principios generales de los resguardos para máquinas y estar conscientes de qué forma esos resguardos pueden proteger a alguien de sufrir una lesión.
2. Que ninguna operación puede ser hecha a prueba de peligros. Por lo tanto, deben conocer aquellos peligros de operación de los cuales deben proteger a sus trabajadores. De igual manera deben saber cómo explicar a sus trabajadores la posibilidad de que pudieran exponerse a algún peligro si no se comportaran de una forma correcta.
CHARLA N° 010
¿AMBULANCIA O CERCA DELIMITANTE?
Para ilustrar la forma en que muchas empresas solucionan algunos problemas no hay como recordar una historieta que se dice que tuvo lugar en un pueblecito en lo alto de unas montañas, desconectado casi totalmente del resto del país.
En ese pueblecito parece ser que muchos niños se caían por un precipicio y naturalmente morían. Para solucionar este grave peligro lo que hicieron los campesinos fue invertir todos los recursos municipales para comprar una ambulancia donde pudieran transportar al hospital más cercano a los niños que caían al precipicio. Como ocurre en muchos cuentos, al final tuvo que venir el sabio del pueblo para preguntarles a los concejales si no les parecía que la construcción de una valla o cerca al borde del precipicio no sería un medio más efectivo de evitar la caída de los niños y de no malgastar todo el dinero que suponía el mantener a un chofer constantemente en la ambulancia por si se caía algún niño.
En algunas empresas, de vez en cuando también se reciben recomendaciones muy similares a las de los campesinos de la historieta. Es frecuente que cuando un trabajador se cae de una escalera por haberse resbalado en un peldaño manchado con aceite o grasa, la recomendación sea comprar una nueva escalera, cuando la solución más práctica y económica sería:
a. tratar de ver cómo se puede evitar que el aceite o la grasa llegue a los peldaños de la escalera; y,
b. establecer un procedimiento efectivo para la limpieza o recogida del aceite o grasa si en alguna circunstancia se derrama en la escalera.
A no ser que un equipo o una máquina tenga un defecto obvio o esté en una condición insegura, la solución muchas veces consiste en establecer un procedimiento para evitar que se produzcan accidentes.
Esto no quiere decir que se deba dejar de utilizar el equipo de protección personal necesario, aunque parezca que no existe la posibilidad de que se pueda producir un accidente.
CHARLA N° 011
¿CÓMO ESTÁ?
Una de las formas más amistosas de saludar a una persona es "¿cómo estás?" o "¿cómo te encuentras?"
La vida no puede darnos nada mejor que la satisfacción de saber que estamos en perfectas condiciones físicas y podamos responder que nos encontramos muy bien.
Los días en que sacamos el pecho, respiramos hondo para aspirar todo el aire fresco que podemos, caminamos por la calle con pasos largos y firmes—son los días en que tenemos una riqueza de valor incalculable, la que está formada de las cosas que realmente tienen importancia. Esos son los días en que nos sentimos bien en el trabajo y estamos en condiciones de disfrutar de lo bueno que ofrece la vida.
Pero todo este bienestar puede perderse fácilmente. Sólo un segundo bastará para destruirlo y remplazarlo con miseria y dolor.
¿Alguna vez ha recibido un golpe, pero de los buenos? Por ejemplo un puñetazo en la mandíbula, o un golpe de un vehículo, o la "caricia" de un piso duro al caer de cierta altura? Si ha tenido alguna de estas experiencias o similares, entonces sabe lo que es perder en un momento el bienestar y tener en cambio una sensación de lo más desagradable en el estómago, que es la que generalmente sigue a un golpe en cualquier parte del cuerpo.
Todos queremos sentimos bien. Queremos tener la sensación de fuerza, bienestar, y optimismo, que resultan de sentirse bien. Por esta razón es que debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance para evitar aun la remota posibilidad de tener un accidente, no importa si tenemos que hacer algún esfuerzo extra.
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