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Las diferentes perspectivas dentro del marco de la teoría sociológica (página 2)

Enviado por Cristian Marty


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Otra postura teórica con aristas análogas a la descripta anteriormente es la Neoclásica. Comparte con la teoría burocrática de las organizaciones la idea de jerarquización como modelo estructural, la autoridad determinada mediante "tareas oficiales", y la concepción individual de sujeto como racional. Pero el neoclasicismo enfatiza el proceso de toma de decisiones hasta el punto de concebirlo como la razón de ser de la administración de las organizaciones. Herbert Simon como principal exponente de dicha corriente sostiene que la toma de decisiones a nivel organizacional no esta determinada solamente por el cálculo de costo-beneficio señalado por Weber, sino que también intervienen un conjunto de variables que influyen en la elección de una u otra decisión. Tales variables son definidas por Simon como limitaciones, y hacen referencia a factores tanto de tipo psicológico como informáticos en términos de manejo y capacidad de obtención de determinado tipo de informaciones que pueden incidir de manera concreta en el proceso de elección. De aquí se deriva la interpretación que sugiere que para Simon, actuar racionalmente significa hacerlo dentro de un sistema de valores preestablecidos por la organización, y a su vez dentro de un marco de metas y objetivos fijados también por la organización, pues el individuo fuera de ella no es puramente racional, pues dicha racionalidad esta limitada por hábitos, capacidades inconscientes, valores, la información con la que dispone, su alcance y conocimientos. Partiendo de esta premisa se deriva que el individuo satisface sus necesidades a través de las organizaciones, pero sus fines no son los mismos que lo de la organización. Simon reduce la unidad de análisis puntualmente al individuo que toma las decisiones más que al grupo o la organización en si.

La teoría de sistemas también tiene una óptica particular en cuanto a los procesos de toma de decisiones que intentamos distinguir. Dicha postura concibe a la organización como un sistema, cuya arista nodal es el equilibrio. También apunta que las organizaciones se rigen a través de un sistema de autoridad en cual es la forma en la que el sistema directivo se organiza para la toma de decisiones, su puesta en práctica y control a fin de lograr la máxima eficacia posible. La organización es concebida como un sistema abierto que desarrolla sus funciones a fin de mantener su estructura y hacer que el sistema siga funcionando. En otras palabras, todas las funciones de las organizaciones tienen como objetivo lograr la subsistencia, incluso las decisiones adoptadas por los directivos se ven orientadas en este sentido. Es importante señalar que para la teoría de sistemas, los procesos de toma de decisiones se pueden dar de modo jerárquico como democrático o participativo, pues todos los individuos están dotados de racionalidad además de situarse dentro del sistema y por ende todas las decisiones que se tomen serán funcionales al mismo.

Desde la teoría de las disfunciones burocráticas uno de sus principales exponentes, Robert Merton plantea que existen determinadas pautas de autoridad que están orientadas de un modo funcional con los propósitos de la acción. Esta autoridad es inherente al lugar que ocupa dentro de la pirámide organizacional, del rol que se desempeña dentro de este status, independientemente del individuo que lo ocupe. Se deduce de sus postulados que los procesos de toma de decisión son de carácter jerárquicas, porque dentro de las organizaciones las relaciones que se establecen son de un alto grado de formalidad, que les permite a los individuos partes tener una predecibilidad de la conducta de los demás. La eficiencia dentro de la organización, según este autor, estará dada por el grado de acatamiento de los miembros de la organización a las decisiones emanadas de la autoridad.

Por su parte Philip Selznick plantea que la cooptación es un proceso por el cual se pueden adquirir nuevos elementos en el liderazgo, como medio para evitar las amenazas que se puedan presentar dentro de la organización. Él analiza que esta política de descentralización del poder (cooptación formal) no necesariamente lleva a una mejor toma de decisiones. La descentralizaciones puede proporcionar una amenaza a la organización y con el riesgo de provocar una desviación de las metas. Estos mecanismos de cooptación son dispositivos que le permiten dar estabilidad y supervivencia a la organización. Al dividir el poder lo que provoca es una prolongación de los conflictos.

Las teorías críticas serán las que aporten una nota distintiva en cuanto a los matices estructurales de las corrientes teóricas que venimos analizando. Desde esta perspectiva se conciben a todas las organizaciones burocráticas como unidades que responden a la lógica compensatoria y tendiente a la estabilidad propia de la teoría de sistemas. Pero la teoría crítica entiende que todas las decisiones tomadas por la organización además de ser funcionales al sistema aportándole estabilidad tienen como objetivo intrínseco contener las posiciones que ocupan los directivos dentro de la estructura. Esto quiere decir que las decisiones tomadas por los individuos dentro de las organizaciones tienden implícitamente a legitimar posiciones o conservar estatus determinados incluso cuando tales decisiones no sean las más eficientes para la organización, puesto que los objetivos de la organización y los objetivos de los individuos son incompatibles. La teoría critica ve en los sistemas burocráticos de organización, estructuras conservadoras, cuya única función es perpetuar su configuración jerárquica.

Otra mirada acerca de la temática planteada es propia de la teoría pluralista cuyo principal exponente es Michelle Crozier. Este autor toma de Simon la idea de "racionalidad limitada" y su derivada imposibilidad de lograr el "best way", defendido por los adherentes a la concepción "racional-instrumental" del individuo, a causa de las incertidumbres propias de un contexto individual contingente. Pese a esto Crozier no pone en duda la racionalidad natural de los individuos, sino que, como adhiere Simon, esta posee limitaciones. De aquí se deriva la línea argumentativa de Crozier, el cual sostiene que los individuos al ser iguales en cuanto a racionalidad, pretenden maximizar sus beneficios disminuyendo los costos. Este trasladado a una coyuntura organizacional se traduce en fenómenos de acción colectiva derivados de la confluencia de objetivos comunes, dándose un fenómeno bipartito. Por un lado se encuentran los directivos, y por el otro los obreros. Ambos pretenden mejorar sus condiciones, por lo que los procesos de toma de decisiones son producto de la fricción entre ambos sectores traducidas a modo de mediaciones. La base de dichas negociaciones es la incertidumbre producida por los distintos factores contextuales antes citados. Al no ser predecible las acciones de los individuos de ambos sectores se deriva en una negociación. De los resultados de dicha negociaciones emanan las decisiones de las organizaciones, estableciéndose así, en palabras de Crozier, un "sistema de equilibrio dinámico" entre ambos grupos. Ambos saben que su bienestar depende de la perpetuidad de la organización por lo que las decisiones adquirirán rumbos concordantes con los de los objetivos de las organizaciones. De esta línea argumentativa se deriva una concepción de poder con características singulares. El poder entendido no como producto de una estructura de autoridad jerárquica, burocracia, sino como el resultado de una movilización de incertidumbres pertinentes que los individuos controlan en una estructura de juego determinada, la negociación.

A partir de aquí podemos señalar que en el desarrollo de las diferentes posturas organizacionales, se va dando también el paso a la transformación de la mentalidad moderna antropocentrista, orientada fundamentalmente hacia el concepto de eficiencia hacia una mentalidad más amplia que permite el nuevo fortalecimiento del concepto de comunidad, tales como algunos de los supuestos de Barnard y Crozier, que nos darán paso a analizar las organizaciones participativas.

La primera corriente donde se evidencia de manera explícita esto es la interpretativista, en la cual Winter sintetiza a la naturaleza humana como un "yo intencional" integrado por el aspecto social (que se orienta en armonía para con los demás) y por el aspecto activo ( que apunta a la realización de la autonomía y de la libertad del individuo), que luego Harmon utilizará de alguna manera para resolver la tensión individuo-colectividad. Para éste la burocracia con su jerarquía, constituye institucionalmente una forma de dominación que llega a ser incuestionable. Por lo cuál propone cuatro formas posibles de estructurar las relaciones, es decir de estructurar una organización. Estas formas son: el voto, el contrato, la negociación y el consenso. Siendo esta última la que más se aproxima a la dinámica personal de la relación "nosotros".

Por último, los análisis marxistas parten del supuesto que los capitalistas tienen interés de maximizar sus riquezas y concentrar el poder. Entienden que las organizaciones son espacios donde se pueden desenvolver, reproducir y renovar las relaciones de clase. Para ellos la burocracia sólo sirve para reforzar los intereses técnicos, de esta manera las personas quedan aisladas, se cosifican y no dejan lugar a que se formule ningún tipo de consciencia social, ni dan lugar a la solidaridad entre los trabajadores, bloqueando así el desarrollo de organizaciones colectivas poderosas que presenten una amenaza al sector capitalista – patronal. La relación laboral se estructura de tal manera que siempre está implícita sobre la mano de obra logrando así un control sobre los trabajadores. Estas formas de control son tan sistematizadas, están tan impregnadas en las organizaciones, que de esta manera han logrado internalizar todas las amenazas que se le presenten. Las decisiones sólo pueden considerarse legítimas y representativas cuando hayan participado en su formación aquellos que se encuentran en el campo de acción de dichas organizaciones, de acuerdo a sus marcos de significados. Lo que sucede es que los capitalistas, a través de la toma de decisiones, reproducen el sistema de dominación imperante, determinando de esta forma la vida del proletariado.

Estas teorías contribuyen al espíritu de la autora Natalia Castagnet, ya que a diferencia de la mayoría de las teorías antes citadas, que sólo apuntan al concepto de "eficiencia", éstas últimas permiten entrever un más allá, particularmente en las organizaciones participativas como medios que posibilitan las acciones colectivas, como un espacio de salud y de promoción de los propios derechos. Señala a la organización como un fin en si mismo.

Por el contrario en las teorías burocráticas se ve al trabajador como un medio para, como un objeto, totalmente deshumanizado, tecnificado. Y aunque si bien, acordamos con Barnard en que "La gente encuentra su sentido para vivir al participar en una organización" no lo es en estado de constante subordinación. Las personas son individuos autónomos que desarrollan preferencias, y antipatías, así también como conscientes y se revelan, de manera que pueden poner en peligro la supervivencia de la organización, o del sistema.

Por otro lado Simón cae en primer lugar en el error de ignorar las relaciones humanas y junto con las teorías de los sistemas intentan disminuir la racionalidad y su consecuente toma de decisiones a la simple evaluación de las alternativas disponibles en un sistema de valores preestablecidos cuando en realidad es una multicausalidad y una multirracionalidad, limitada ahora si por el lugar que ocupen los diferentes agentes dentro del sistema lo que da origen al proceso de toma de decisiones (Sfez).

En cuanto a Selznik y Merton, aunque éste primero realiza una dura crítica referida a la causalidad de la descentralización de poder y la toma de decisiones, sigue pensando en términos de eficiencia, no en la legitimidad o no del poder, de cualquier manera ambos se centran en las disfunciones propias de la burocracia, pero no dan la posibilidad a otro sistema.

De cualquier manera la sociedad tanto como las organizaciones que la conforman no pueden verse como un todo estático, ni siquiera como un organismo en el que el todo y sus partes se relacionan en perfecta armonía, porque son procesos dinámicos, conflictivos que se renuevan, se elaboran o se afirman en cada momento. Y la toma de decisiones son procesos de luchas que no deben tomarse a la ligera ya que pueden alterar de la manera más fundamental, la estructura, la supervivencia o extinción del orden social. Es necesario que este ámbito sea abierto a una participación más extensa, para que todos los hombres y mujeres, puedan hacer oír su palabra y de esta manera abogar por una mayor dignidad social.

 

 

 

Autor:

Cristian Marty

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