El rol de los intermediarios políticos del barrio el raizal en Medellín
Enviado por Juan José Jiménez Mendoza
- Introducción
- Planteamiento del problema
- Objetivos
- Estado del arte
- Marco teórico: intermediación política
- Diseño metodológico
- Barrio "el raizal"
- Breve recuento electoral: de la ciudad al barrio
- El rol de los intermediarios políticos y las redes de intermediación del barrio el raizal: agrupando votos para las elecciones locales de 2015
- Conclusiones
- Bibliografía
"el papel de intermediarios da recursos y poder, en cada uno de los escalones del proceso de transmisión, distintos individuos y organizaciones tratarán de cumplir ese papel."
Francisco Gutiérrez Sanín. La ciudad representada. 1998
El presente trabajo investigativo presentado como requisito para obtener el título de politólogo en la Universidad de Antioquia pretende analizar el rol de los líderes barriales del barrio El Raizal de Medellín, en calidad de intermediarios político-electorales para las elecciones locales de 2015.
Cabe agregar que este tema ha sido tratado por distintos investigadores sociales, especialmente por politólogos y sociólogos que estudian las distintas relaciones de poder que se configuran en los territorios micro-locales, y que se manifiestan en menor o mayor medida en diferentes coyunturas.
Para lograr con el objetivo trazado se hizo necesaria, en la primera parte, la presentación del problema de investigación, el cual comprende la estructuración de la idea sobre la que se basó el estudio y las preguntas planteadas, entre otros elementos. El segundo capítulo integra un estado del arte que resume cómo la academia ha tratado el tema de los intermediarios, y además, ofrece una delimitación teórica con el fin de establecer las distintas perspectivas que han estudiado la intermediación política-electoral y a sus distintos actores. En este capítulo se hace en énfasis en la línea del clientelismo como el corpus teórico que mejor se ha acercado a este tema.
En el tercer capítulo se expondrá la guía metodológica que antecederá el trabajo de campo y facilitará el acercamiento con el objeto de estudio. Considerándose el método de estudio de caso el más pertinente para el cumplimiento de los objetivos.
El cuarto capítulo plantea el contexto histórico del barrio donde ejercen influencia las redes de intermediación y los líderes barriales. Ello con la intención de comprender mejor el territorio donde se centra la investigación y de entender las dinámicas sociales y políticas que se desarrollan en el presente.
Posteriormente, el quinto capítulo despliega el contexto electoral de Medellín. Ahí se presenta el resumen de las últimas cuatro elecciones que ha vivido la ciudad, que a su vez han conformado un escenario político complejo donde distintos actores sociales y políticos se han posicionado hasta el tiempo actual.
El último capítulo se centra en las redes de intermediación política-electoral y en los líderes barriales en calidad de intermediarios entre los políticos y la comunidad. Allí se busca analizar cómo se van conformando las redes de intermediación barrial, quiénes las integran, qué papel juegan en ellas los líderes barriales, y cómo se ve reflejado esto en épocas electorales. En este último capítulo se relacionarán los conceptos teóricos mencionados en el segundo capítulo con la información obtenida a través de las distintas técnicas de recolección de información, presentando en últimas, un análisis casi conclusivo.
En este sentido, el presente trabajo se justifica en la medida que permite una aproximación a las complejas dinámicas políticas que se dan en las elecciones municipales y en los micro-espacios urbanos donde confluyen distintos actores y se evidencian diversas estrategias que algunas veces escapan de los centros académicos y dejan espacio para las especulaciones periodísticas que algunas veces carecen de análisis estructurados.
"Los mediadores Son gente "buena", "que ayuda", "que se sacrifica", con la que aquellos que padecen los problemas tienen una relación personal, una relación a veces descripta como "amistad", pero siempre valiosa y digna de ser mantenida."
J. Auyero. Clientelismo Político: Las caras Ocultas. 2004
Los ciclos electorales proyectan una amalgama de roles, mecanismos y actores que para alcanzar múltiples objetivos se van transformando y adaptando a través del tiempo a las distintas coyunturas y a sus reglas de juego. Según esta premisa, ninguna contienda electoral es igual a otra; cada una conlleva características y momentos que las dotan de singularidades. Éstas se presentan así como un laboratorio ideal para que la ciencia política pueda percibir e investigar a través de distintos lentes de análisis la multiplicidad de actores o grupos; los mecanismos y estrategias que en ellas se desarrollaron y ayudaron a sus protagonistas a posicionarse estratégicamente en el sistema político.
Concretamente en los periodos electorales a nivel municipal se puede evidenciar el interés de los niveles políticos superiores –nacionales- en buscar o conservar alianzas con los niveles intermedios –locales- e inferiores –microlocales-. Y a partir de esas alianzas construir redes políticas que operen en territorios delimitados, que a pesar de la diversidad de intereses en su interior van asumiendo tareas para el cumplimiento de metas explicitas, como por ejemplo, el logro de un cargo de elección popular, que permita con el tiempo traer beneficios a su comunidad o a los miembros de la red.
Así, en este tipo de contextos, la demanda de actores dotados de legitimidad que intermedien entre los políticos y la comunidad –intermediarios políticos-, se acrecienta. Pues éstos gozan de un gran valor político que se menciona en la literatura y se comprueba en la realidad observable. Por lo que los aspirantes a ocupar cargos uninominales y a obtener curules en cuerpos colegiados quisieran confirmarlos como colaboradores.
Dentro de estos intermediarios se destacan algunos empresarios, comerciantes, funcionarios públicos y líderes barriales que se convierten en canales de comunicación y de acercamiento entre los políticos y la comunidad local, llevando a cabo acciones de intermediación política electoral. Presentándose para los primeros como los dueños de los votos y para los segundos como los señores de los contactos.
En este sentido, el marco de las elecciones locales del 2015 en Medellín aparece como ese laboratorio real sobre el cual se puede recoger información valiosa para realizar un estudio que aporte al conocimiento desde los instrumentos analíticos que la ciencia política facilita.
En lo que respecta al contexto, se puede mencionar que Medellín es la segunda ciudad de Colombia en términos de potencial electoral -1.486.004 (Registraduría Nacional, 2015)-. Sumado a ello, hace algunos años en este municipio existió una hegemonía electoral mantenida por dos grupos políticos –Partido Conservador Colombiano y Partido Liberal-, que aún después de diferentes reformas como la de 2003 –la cual buscó desmantelar esta hegemonía partidaria-, aún permanecen en la lucha por el poder político local, apelando a distintos mecanismos y estrategias.
Dentro de este municipio se encuentran 16 comunas –Área Urbana- y 5 corregimientos –Zona rural- que integran numerosos territorios micro-locales. De éstos se puede mencionar el barrio "El Raizal" de la comuna 3 –Manrique- que no escapa de las distintas dinámicas políticas y electorales que se han signado todo el territorio. Según Ortíz (2012), allí, al igual que en otros barrios de la comuna, el clientelismo ha ocupado un lugar predominante en la forma de hacer política. Trayendo consigo la formación de redes de intermediación político-electoral, donde especialmente los líderes barriales asumen el rol de intermediarios entre los habitantes de sus barrios y los candidatos, facilitando el intercambio de votos por bienes y servicios. A pesar de ello, la comuna 3, desde la elección democrática de alcaldes (1988) se ha mantenido entre las primeras cinco comunas de la ciudad donde los ciudadanos más se abstienen de acudir a las urnas. Para el año 2000 su tasa de abstención electoral fue de (50%), para el 2003 de (47,9%), para el 2007 fue de (44,7%), para el 2011 fue de (47.99%) según los informes electorales de la Registraduría Nacional.
Lo anterior plantea un primer asunto. Si se tiene en cuenta que los líderes barriales "juegan un papel muy importante en determinar la participación política de los ciudadanos y la orientación de su voto" (Valdez, 2008, p.10). Además, el clientelismo ha sido un mecanismo de intermediación política al que algunas redes e intermediarios políticos acuden para maximizar los votos y reducir el coste político, conviene preguntarse sobre el rol que en sus barrios han desempeñado estas redes, y concretamente, estos líderes barriales calidad de intermediarios políticos electorales, teniendo en cuenta un escenario abstencionista como es la comuna 3, donde se encuentra el barrio El Raizal.
Teniendo en cuenta las líneas precedentes, las elecciones locales de 2015 en Medellín se constituyen como el marco de referencia para la presente investigación. Añadiendo que para esas mismas elecciones se habilitó en el barrio "El Raizal" un nuevo puesto de votación (I.E Ramón Múnera), con 648 ciudadanos habilitados para votar (420 mujeres y 228 hombres) según la Registraduría Nacional. Siendo el único nuevo puesto de votación de toda la Comuna 3 para esas elecciones. En este sentido, estudiar la intermediación política en torno a este puesto de votación es conveniente no sólo por el asunto de la delimitación espacial, sino porque hacerlo facilitaría la comprensión de las complejas dinámicas y redes políticas que se tejen alrededor de este nuevo puesto. Adicionando que los resultados en términos de voto que se den en él permitirán medir o evaluar el trabajo esas redes, así como también el de los intermediarios políticos barriales.
Lo anterior hace que se traiga a colación la siguiente pregunta: ¿Cómo se desarrolló la intermediación política electoral por parte de los líderes barriales del Raizal en las elecciones locales de 2015 teniendo en cuenta los mecanismos y estrategias utilizados por éstos; y cómo se vio reflejado ello en los resultados electorales?
2.1. Objetivo General:
Analizar el rol de los líderes barriales del barrio "El Raizal" en calidad de intermediarios políticos electorales en las elecciones locales del 2015 en Medellín.
2.2. Objetivos Específicos:
Analizar cómo los líderes barriales del Raizal se integran en las redes de intermediación política barrial y el rol que desempeñan en ellas.
Identificar y describir los principales mecanismos y estrategias empleadas por los intermediarios político-electorales del barrio "El Raizal" para vincular la comunidad con los políticos y agrupar votos y en las elecciones locales de 2015 en Medellín.
Analizar los resultados electorales del puesto de votación más cercano al espacio de actuación de los intermediarios y sus redes, con el fin de establecer una relación entre el trabajo de éstos y la votación de sus candidatos.
En el presente estado del arte se muestran los hallazgos en la literatura referente a los intermediarios políticos, buscando comprender el papel de estos actores, sus características, la forma en que los han definido y desde qué punto de vista han sido estudiados. Para dar con el presente escrito fueron necesarias tres fases previas: Rastreo bibliográfico, selección y análisis.
El rastreo bibliográfico, como primera fase, consistió en la exploración en las bases de datos bibliotecarias de distintas universidades de Colombia. Tales como la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, la Unidad de Documentación del Instituto de Estudios Políticos de la misma y la Biblioteca de la Universidad Nacional Sede Medellín. También se consultaron los catálogos virtuales de las Universidades Nacional sede Bogotá, de la Universidad de Antioquia y de la Pontificia Javeriana (Sede Bogotá).
Esta exploración se dio a través de categorías o palabras claves como: Intermediarios políticos; intermediario local; líderes barriales/comunales; intermediarios electorales; militantes de base; movilizadores electorales; punteros electorales; participación electoral –líderes-; líderes comunitarios, e intermediación política.
Con respecto a los tipos de producciones, se encontraron inicialmente 43 documentos, de los cuales 30 fueron artículos de revista, 3 libros y 10 trabajos de grado. En la segunda fase, se seleccionaron las producciones más pertinentes, teniendo en cuenta variables como el año, el contexto y el tema de investigación. En ella se realizó la depuración y de ésta resultaron 23 documentos -19 artículos y 4 tesis– oportunos para nuestro tema central. En el tercer momento se leyeron los documentos seleccionados y con la ayuda de fichas se procedió al análisis de los mismos.
Por otro lado, este apartado exhibe una recopilación conceptual y teórica sobre los intermediarios políticos. Partiendo desde una espacialidad general, para llegar a una específica, donde se presentan estudios de caso relacionados con el objeto de estudio de la investigación.
Conviene aclarar que la mayoría de producciones encontradas están estrechamente relacionadas con el clientelismo, por lo que vale la pena el incluirlo como categoría complementaria. Ya que este estudio trabajará el rol de los líderes barriales en calidad de intermediarios políticos para el agrupamiento de votos en unas determinadas elecciones, donde también se pueden dar acciones clientelares.
En el contexto general, se encontraron investigaciones aportantes realizadas en otros países. Ejemplo de ello es el artículo de Javier Auyero (2002), que muestra los resultados de un trabajo etnográfico sobre el clientelismo en el barrio Villa Paraíso de Buenos Aíres. En este se analiza la percepción que tienen los ciudadanos sobre los punteros políticos/intermediarios que son pieza fundamental en las relaciones clientelares. Según Auyero, ellos operan como mediadores –go-betweens-, o intermediarios entre los caudillos políticos y las bases barriales (clientes). Su función principal consiste en recolectar votantes potenciales a través de favores. Y esto lo hacen con ayuda de su "círculo íntimo", conformado por colaboradores o amigos que han perdurado a través del tiempo y que están vinculados con el intermediario "por medio de lazos que se extienden más allá del momento fugaz en el que se realiza la transacción" (Durkheim, 1984, p. 173) Auyero, basándose en Durkheim, le llama La transacción fundacional a la ayuda que el intermediario le da en un momento difícil a su círculo íntimo, donde se crea un lazo, y estos lazos se convertirán en redes de intermediación clientelar.
Una de las conclusiones a las que llega el autor es que los intermediarios políticos y su círculo íntimo si bien no son los causantes de la movilización de todo el potencial electoral de la localidad; sí son "elementos cardinales en la fortaleza organizativa y en la penetración territorial del partido." (Auyero, 2002, p. 48) Las investigaciones de Auyero sientan un nuevo referente que servirá de sustento para otras investigaciones.
En otro estudio a nivel latinoamericano (Contreras, 2012) se plantea que "las redes de intermediación política siguen presentes y son fundamentales en la explicación del éxito electoral aun cuando se ha modificado su naturaleza respecto del periodo previo al quiebre democrático." (Contreras, 2012, p. 2). El autor analiza la función de los intermediarios desde la lógica electoral y del clientelismo. En esta lógica los intermediarios buscan la cooptación de los votantes a través de diversos vínculos que dependen del contexto estudiado. Éstos a su vez intermedian entre los políticos que generalmente están en el poder, y los ciudadanos, votantes potenciales. El autor concluye que las bases barriales le dan legitimidad a esta relación de poder desigual, porque existen favores que se convierten en máquinas ideológicas y a su vez le dan la identidad al intermediario como solucionador de problemas. También concluye que la intermediación política no siempre va ligada a lo partidista; ya que ella depende de los intereses particulares de cada líder o político, y de las singularidades del contexto.
Otros trabajos hispanoamericanos como los de Arriagada (2013); Barozet (2004); Lujan (2014); Corzo (2002); Hevia (2011) y Sosa (2010) estudian los intermediarios también desde la óptica del clientelismo político. Desde ahí los reducen a piezas fundamentales en los rompecabezas clientelares, donde sus acciones se traducen en movilización en tiempos electorales.
Dentro de esos trabajos cabe destacar el artículo de Lujan (2014). Que teniendo como referente a Auyero (2001, 2002), estudia el clientelismo en una localidad popular chilena. El autor toma dos categorías analíticas de Auyero para estudiar las relaciones entre punteros y clientes. Estas son, el poder posicional y la representación política. La primera definida como "el tipo de beneficios derivados de la ocupación de tal posición (riqueza, prestigio, capital social)" (Lujan, 2014, p. 14). En este sentido el poder de los intermediarios se basa en el prestigio y en la posición privilegiada que ocupan dentro y fuera de las redes clientelares por su capital social y por sus contactos. Por otro lado, la representación política se traduce en una especie de personalización política, donde los intermediarios procesan las demandas hacia la municipalidad de forma personal. Estas demandas, que nacen individualmente, conducen a "formas de subordinación ( ) que establece y refuerza un lazo de apoyo fuera del cual nada se puede obtener, y ningún problema resolverse" (Lujan, 2014, p. 17)
Con respecto a la definición de clientelismo, el autor lo ve como "una práctica que excede el momento electoral, se empalma en redes de ayuda mutua, sostiene en un fuerte sentimiento de lealtad y está asociado al ejercicio de subordinación y movilización electoral" (Lujan, p. 2014). En ese mismo estudio basándose en el marco Auyeriano define también a los intermediarios como movilizadores de apoyos políticos a cambio de beneficios, por lo general, públicos. Estos intermediarios son patrones en sus comunas. Su estructura de poder y base de apoyo se conforman a partir de las juntas de vecinos.
Entrando ya en la arena nacional –Colombia-, cabe destacar el texto de Echeverry & Arenas (2007). En este documento los autores analizan las estrategias de enraizamiento local que un partido político –Liberal- lleva a cabo en el municipio de Quimbaya, Quindío, específicamente entre el año 1988 y 2004. Dentro de las causas del enraizamiento se encuentran las redes de intermediación política, en la que se hallan los líderes barriales, población imprescindible a lo largo de la investigación, pues sus testimonios dan cuenta del contenido la movilización electoral en un contexto socioeconómico con deficiencias, como es el municipio de Quimbaya. Con respecto a las funciones que éstos ejercen dentro de las redes de intermediación política, los autores señalan:
Organizan a sus comunidades en torno a la gestión de ciertos recursos, esfuerzo en el cual encuentran apoyo del partido, constituyéndose en un puente entre la organización política y las organizaciones de base. Lo significativo de su trabajo consiste en que no sólo establecen dicho vínculo, sino que procuran traducirlo en votos. Gran parte de sus esfuerzos están dirigidos a que sus familias, vecinos, compañeros y quienes conforman su red comunitaria apoyen sus preferencias electorales. Su capacidad consiste en crear expectativas de intercambio de votos a cambio de algunos beneficios individuales o colectivos y obtener respuestas en ambos lados. (Echeverry & Arenas, 2007. P. 10)
De este estudio se resalta el papel de los partidos políticos, que logran la inserción en las localidades a través de las redes de intermediación clientelar. Esta idea reafirma lo que dice Auyero sobre la penetración territorial de los partidos con la ayuda de los dirigentes barriales.
El clientelismo también recobra importancia en la investigación. Y éste lo perciben como un nexo en el que se intercambian favores y recursos por votos, constituyéndose como "una relación asimétrica, entre individuos con distintos tipos de poder, que están inmersos en un ambiente determinado (el barrio, el partido, la familia, la zona), necesario para su configuración y mantenimiento (Cf. Trotta, 2003; Gutiérrez, 1998; Auyero, 1997)." (Echeverry & Arenas, 2007, p. 3)
Las acciones de los partidos se entienden a través de dos categorías analíticas; los vínculos y las oportunidades. En este sentido, analizar los distintos vínculos (vecinales, institucionales, afectivos) que los partidos tienen con grupos específicos ayuda a comprender el contenido de esas acciones concretas.
Por otra parte, según los autores, se debe incluir el análisis de las oportunidades que los partidos tienen para llevar a cabo estrategias y negociaciones. Ello daría cuenta de la "desigual distribución de los recursos más importantes, que condicionan las estrategias de los diversos actores en los juegos de poder» (Gutiérrez, 1998, p. 24).
Una de las conclusiones a la que llegaron los autores es que en las redes de intermediación política existen elementos instrumentales y no instrumentales para la consecución de los votos y la vinculación de personas a la red. Dentro de los elementos instrumentales están los programas de vivienda, medicinas y empleo. Y dentro de los no instrumentales se encuentran la inclusión, la protección y los ideales.
Otro estudio pertinente a nivel nacional es el de Aunta (2009). En este estudio de caso, se analiza la red clientelar que opera en un barrio de la ciudad de Bogotá. En la que diversos actores "se organizan a partir de bases existentes, como las redes familiares, las agrupaciones comunales y las dinámicas barriales, enmarcando expectativas de futuro, interacciones, reciprocidades y lealtades" (Aunta, 2009, p. 60). Estos actores van formando redes de intermediación política que se basan en patrones de cultura política, y en valores como la reciprocidad y la lealtad, que son categorías analíticas principales en esta tesis. Pues según el autor, éstas sostienen las redes de intermediación clientelar, al igual que la "transacción y distribución de recursos escasos en espacios donde las desigualdades estructurales son muy marcadas" (Aunta, 2009, p.24). Algo diferencial de este trabajo es que considera el clientelismo como una relación en la que todos esperan recibir algo de valor material. Es decir, tanto los intermediarios como los ciudadanos ejecutan una acción –Movilizar/Participar- sólo a cambio de un beneficio material, que provoca un efecto reciproco (lealtad/participación). La muestra del autor está conformada mayoritariamente por líderes barriales, y su principal herramienta es la entrevista a profundidad.
Para el contexto bogotano también resalta el texto de Francisco Gutierrez Sanín (1996) en el que estudia las relaciones de poder y el mantenimiento de éstas dentro de las redes clientelares. Para la misma ciudad se encuentra la tesis de Rolando López (2008) "Análisis sobre el movimiento político-religioso MIRA y su crecimiento en Bogotá" En ella el autor trata de explicar el crecimiento y enraizamiento de este movimiento político en las localidades de Bogotá. Siendo las redes de intermediación uno de los factores explicativos. En este documento se destaca el papel de los líderes religiosos que mantienen la fuerza de este movimiento político-religioso en los barrios.
Con respecto a la arena regional –Antioquia- se encuentra el documento de Zapata (2016), que expone una delimitación conceptual del clientelismo y de las redes de intermediación que resulta útil para el análisis de la política local en Colombia.
En este artículo, a pesar de que el clientelismo es el objeto de estudio, éste se mira como un mecanismo flexible entre otras alternativas, al que recurren los líderes o intermediarios políticos para la consecución del poder.
En cuanto al rol que juegan los intermediarios, Zapata aclara, "El papel que desempeñan los intermediarios depende del lugar y del contexto que se elija como objeto de estudio". (Zapata, 2016, p. 10). Ya que éstos se deben adaptar a las necesidades de su entorno y a los distintos objetivos. La autora también expone que estos actores tienen mayor acción en las contiendas electorales. En éstas conforman grupos y a través de diferentes estrategias buscan el poder político local; todo ello con la ayuda de una red que la integran políticos, funcionarios públicos, ciudadanos, organizaciones sociales, empresas, entre otras.
Zapata utiliza dos categorías de análisis para estudiar las redes de intermediación clientelar. Una es la representación política (Davila, 1999) y la otra es el poder (Gutierrez, 1998). Para comprender las relaciones clientelares, la autora recoge las principales vertientes teóricas que tratan las redes de intermediación clientelar. Estas vertientes se citan a través de los trabajos de Auyero, 2002: Audelo, 2004: y Stokes, 2007.Todos estos coinciden en que las relaciones dentro de las redes clientelares se dan entre dos personas "de estatus, poder y recursos desiguales, donde cada uno considera útil contar con un aliado superior o inferior a él mismo." (Zapata, 2016, p. 7) Por último, cabe aclarar que Zapata no ve como patología o tareas corruptas las acciones clientelares que realizan los líderes e intermediarios, sino como una forma de "entretejer vínculos entre el personal político y su electorado" (Zapata, 2016, p. 4). De esta forma también se mirará el clientelismo en el presente trabajo de grado.
En este término conviene destacar que el papel de los brokers en la literatura científica resumida en las líneas precedentes es inseparable de las acciones clientelares. Lo que permite traer a colación una serie de características que los intermediarios políticos inmersos en las redes clientelares tienen en común. Y que también tratan otros autores como: Leal & Davila, 1990; Davila & Delgado; 2001; Amaral, 2005 y Freidenberg, 2014. Así, algunas características son:
1) Participan en una red clientelar de intercambio, en la que hay un patrón y unos clientes de extremo a extremo, y donde el puntero es el intermediario entre éstos.
2) Por lo general existe una lógica económica donde se intercambian bienes o servicios inmediatos por respaldo político o votos.
3) La relación de éstos con los partidos suele ser informal.
4) Existe una frecuente personalización e individualización política (Optan por mostrarse independientes de los partidos).
5) Su forma de participación política también suele ser informal.
6) Se motivan por los beneficios particulares y por la norma de reciprocidad -pacto de cumplimiento casi obligatorio-.
Ahora bien, los dirigentes barriales pueden ejercer la movilización electoral pero no estar inmersos en redes clientelares. También pueden cumplir el rol de intermediarios políticos y de movilizadores por motivos diferentes a la orden de un patrón. Denis Merklen (1997) menciona que este rol "tiene un sentido estratégico y está limitado por la coyuntura política y por los repertorios políticos existentes en la sociedad (aunque por supuesto no creamos que la dimensión «estratégica» agote los sentidos contenidos en las prácticas)." (Merklen, 1997, p. 12)
Se pueden mencionar algunas características de los intermediarios que no participan en redes clientelares:
1) Su trabajo no guarda relación con los beneficios obtenidos por el apoyo a un grupo político o a un patrón.
2) Su motivación puede estar ligada a coyunturas electorales o a ideologías políticas.
3) La intermediación política suele ser menos personalizada y más trabajo es más formal.
En este sentido cabe concluir que no toda intermediación política es de tipo clientelar. Pero toda acción clientelar es a su vez una intermediación política. También se concluye que el papel de los dirigentes barriales en unas elecciones ha sido estudiado principalmente a través de los lentes del clientelismo, y muy pocas investigaciones se han encargado de su rol movilizador desanclado de las acciones clientelares.
Por otro lado, uno de los principales hallazgos que se encontró en la literatura científica tiene que ver con la óptica analítica del clientelismo, desde donde se resalta la estrecha relación que guardan los intermediarios políticos con las redes/relaciones clientelares. En esta óptica se encuentran a nivel internacional, Corzo (2002), y en el ámbito latinoamericano Auyero (2002); Barozet (2003-2004); Sosa (2010); Peroni (2012); Arriaga (2013) y Lújan (2014). A través de ese mismo lente se encuentran en el contexto colombiano los trabajos de Gutiérrez (1998); Aunta (2009); Posada (2014) y Zapata (2016).
Dentro de los estudios sobre las redes clientelares donde también se incluyen teoría de los partidos y los estudios electorales se destaca, en España el trabajo de Adler (2002), en Latinoamérica se encuentran los trabajos de Contreras (2012) y León (2009). Y en Colombia están las producciones de Echeverry & Arenas (2007) y de López (2008).
En los estudios que también asumen el enfoque de partidos y elecciones se le da prioridad al rol que juegan los intermediarios dentro de las estructuras partidarias, y las estrategias que utilizan éstos para cumplir objetivos electorales, incluyendo las acciones clientelares. En este sentido, el intermediario pierde relevancia si no está inscrito o no posee ninguna relación con un partido o movimiento político. Desde esta mirada también se mira de qué forma afectan o aportan sus labores a las organizaciones partidarias, y cómo se ven reflejadas éstas en los tiempos electorales.
En todos los trabajos mencionados hasta el momento prevalece el estudio de la función que cumplen los dirigentes barriales en las redes de clientelas. En estos trabajos se recurre al develamiento, la descripción de las redes y al análisis de los vínculos y beneficios que intervienen en ellas. En consecuencia, desde estas dos miradas los intermediarios son piezas que ayudan a mantener una red de intercambio de favores por votos. Favores que por lo general llegan con la ayuda de un caudillo político, patrón o partido político.
Sin embargo, se encontraron dos trabajos que van un poco más allá del papel que los líderes barriales cumplen en las redes clientelares. Estos son Merklen, 1997 y Monsalve, 2011. El primero concluye que los dirigentes barriales siempre son intermediarios políticos, y pueden decidir entre organizar el barrio para ejecutar una acción de reclamo ante el Estado o negociar con el sistema político, buscando los mejores aliados para la satisfacción de las necesidades del barrio. El segundo texto presenta unos tópicos para la medición de poder de los líderes barriales. Estos son: la base de poder, que son los recursos materiales e inmateriales que puede tener; los medios de poder, que son la base activa de integrantes y su uso; el ámbito y el alcance de la influencia, que tiene que ver con el logro de los objetivos; la dimensión personal, que consiste en las personas en las que el líder ejerce influencia; y por último, el neto-probabilidad, que es el efecto de poder que influye para que los subordinados cambien de conducta. En esta medida el autor analiza los dirigentes barriales, sus características y su participación sin atarlos al estudio del clientelismo.
Aquí conviene mencionar que la intención de la presente monografía además de mencionar las redes de intermediación clientelar a nivel barrial pretende analizar concretamente el rol que los líderes barriales desempeñan en ellas, y cómo se manifiesta eso en jornadas electorales. Analizando también las estrategias que utilizaron y los mecanismos a los cuales acudieron. En este aspecto, los trabajos de Echeverry & Arenas (2007), y de Zapata (2016) que tratan sobre el papel de los líderes en las redes clientelares se consideran base fundamental para la presente monografía. Y por otro lado, los trabajos de Auyero (2004), Monsalve, (2011) y Díaz Uribe (1986) afinan la mirada con respecto al rol que estos juegan dentro y fuera de las redes clientelares.
4. Marco teórico: intermediación política
El estudio de la intermediación política contribuye a la comprensión del funcionamiento del sistema político en sus niveles macro (Nacional) y micro (Municipal). Es por ello que identificar, describir y adecuar los distintos referentes teóricos hace posible la construcción de una estructura analítica que sustente y organice toda la información que se obtenga durante el trabajo de campo.
En este sentido, el presente marco teórico tiene como objetivo sentar las bases teórico-conceptuales, que más adelante facilitarán la comprensión de las dinámicas político-electorales en los espacios micro de las ciudades, respondiendo a su vez a la pregunta sobre el rol de los intermediarios políticos, antes y durante unas determinadas elecciones locales.
Teniendo en cuenta lo anterior, se partirá de la categoría intermediación política, la cual, según esta investigación, se conecta inexorablemente con el clientelismo. Y a partir ello, el análisis se desglosará en las redes que se forman a través de este sistema. Por último se mencionarán los actores que intervienen en esas redes, y por supuesto, los principales mecanismos a los que acuden.
Según Ramos & Sosa (2009), la intermediación política es una de las relaciones políticas más importante de los sistemas políticos contemporáneos. Y ésta, tiene cabida sólo en las configuraciones históricas en la que la política, el Estado y la sociedad manejan una relación de disociación y de vinculación al mismo tiempo. Tal es el caso de Colombia, donde en el marco de formación del Estado moderno, los caudillos regionales permitieron la articulación e incorporación de poblaciones o clientelas al servicio y protección político-legal del Estado[1]abriendo paso a la formación de partidos políticos como intermediarios entre la sociedad civil y el Estado, bajo un sistema democrático representativo. En esta medida, la intermediación política sólo se concibe a través de la existencia y separación del Estado con la Sociedad Civil. Teniendo en cuenta esto, la intermediación política se entiende como
"Aquel proceso o conjunto de procesos de mediación de intereses, demandas y reivindicaciones diversas (culturales, políticas, étnicas, económicas, etc.) que normalmente surgen en la sociedad y se dirigen al Estado, el cual —mediante sus instituciones— tiene la tarea de resolverlas o darles respuestas, ya sea incorporándolas, negociándolas, reprimiéndolas o negándolas. (Ramos & Sosa, 2009, p. 41).
Según lo anterior, la intermediación política es un proceso funcional al Estado, que finalmente a través de actores –Elegidos- puede aceptar, negociar o negar un conjunto de demandas e intereses provenientes de un sector de la sociedad -los que eligen-. En este proceso están inmersos actores, instituciones, mecanismos, y canales que no necesariamente tienen que ser formales, pero que buscan la solución a unas problemáticas generalmente a través de la elaboración de políticas públicas. A este tipo de intermediación se le podría llamar, en términos de Britto (2013), intermediación política institucional-funcional. Desde este punto de vista, la intermediación política está llamada a la articulación de intereses que surgen en espacios micros, elevándolos a espacios políticos más amplios, evitando con ello la fragmentación dentro del sistema político. Algunos actores que están llamados a ejercer este tipo de intermediación son los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones sociales y las juntas de vecinos. Los cuales, en un sistema democrático tienen la tarea de acercar los representantes que han sido elegidos, con los que tienen la capacidad de elegir.
Sin embargo, varios de estos actores han perdido terreno en lo que respecta a su rol de intermediarios. Tal es el caso de los partidos políticos –instancia típica de intermediación política formal-, los cuales han sufrido un debilitamiento en cuanto a la legitimidad, la representatividad y al enraizamiento en la sociedad, provocando lo que la literatura llama la desinstitucionalización del sistema de partidos.[2]
Frente a esta desinstitucionalización, en Colombia se afianzaron otras dinámicas de intermediación política menos formales que fueron ocupando el terreno que los partidos políticos tradicionales cedieron, especialmente en esferas micros de la sociedad, dentro de las cuales están las comunas y barrios. Aquí, es menester plantear que para el caso específico de esta monografía, el actor que permite ese acercamiento entre la base social y las instancias estatales es el intermediario político barrial a través de una mediación de tipo clientelista como denominador común. Este intermediario político barrial es el eslabón primario entre la comunidad y algunas instituciones/individuos políticos y/o estatales responsables de proveer diversos servicios sociales.
En este punto se necesita una comprensión de intermediación que trascienda la relación formal de actores sociales con el Estado y sus instituciones. Por ello, conviene traer al análisis, los aportes de Gurza Lavalle & Gisela Zaremberg (2014), que plantean la intermediación política como
"la mediación ejercida en sentido vertical por un actor con ventajas posicionales que establece relaciones entre ciudadanos e/o individuos, actores colectivos, organizacionales e institucionales, por un lado, e instancias de autoridad pública localizadas en niveles superiores" (Gurza Lavalle & Gisela Zaremberg, 2014, p. 11).
Desde esta comprensión la intermediación política barrial no surge por el Estado ni está regulada por éste; sino que nace entre individuos naturales y colectivos que a través de ventajas posicionales forman una interacción con el sistema político y el Estado, buscando así respuestas frente a unas necesidades determinadas. A este tipo de intermediación política se le podría llamar intermediación política informal, dentro de la cual se encuentra una categoría arraigada a la cultura política en Colombia: el clientelismo político electoral.
En consecuencia, desde esta perspectiva se abre el espectro de relaciones y actores, en la que caben esas redes sociales de la esfera privada que han servido como plataforma para el funcionamiento del sistema político electoral en Colombia como consecuencia de la baja institucionalización de los partidos políticos.
Hasta aquí se concluye que existen dos tipos de intermediación política. Una que es funcional al Estado – institucional-funcional- y otra que no está regulada por éste –Informal-. Cada tipo de intermediación se puede analizar teniendo en cuenta los distintos tipos de espacio donde se desarrolla, así como también los contextos, los territorios y los actores que intervienen en cada caso; aclarando que los dos tipos de intermediación no son excluyentes entre sí.
En el presente caso, el tipo de intermediación política que se va a escrutar en esta monografía es el segundo tipo, donde se encuentra el clientelismo; elemento predominante en la política colombiana.
4.1. Clientelismo político como forma de intermediación política.
Hablar del clientelismo político como forma de intermediación política exige la mención de sus tipologías, sus dinámicas y los actores que en él intervienen. Con ello se enriquecería la información con respecto a este mecanismo de intermediación política de corte informal que se adaptado a varios escenarios.
Para algunos autores (Dávila, 1999; Arriagada, 2013; Lavalle & Zaremberg, 2014; Zapata, 2016) el clientelismo, en término general, es un tipo de intermediación política que conlleva un intercambio asimétrico de los intereses y/o favores de unos –Clientes: comunidades, colectivos, familias, votantes-, con los intereses de otros –Patrones: partidos políticos, actores estatales, jefes políticos, candidatos- . Esta relación es asimétrica porque en ella existe una desigualdad de poder y de recursos, donde una parte posee un bien o servicio que la otra carece, consintiendo un tipo intercambio que, en el aspecto ideal, resulta beneficioso para ambas partes.
Dávila (1999) estudia la relación existente entre clientelismo, intermediación y representación política. Siendo la segunda una dimensión intrínseca de la tercera; y el clientelismo, un mecanismo de intermediación política que coexiste y ha coexistido con el sistema político colombiano, manteniéndolo vivo a través de la historia, logrando ser el "mecanismo de intermediación política por excelencia en un caso como el colombiano" (Dávila, 1999, p. 2).
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