Los símbolos de la patria
En nuestro país tenemos símbolos que por su carácter evocador de sentimientos y valores venezolanos son llamados Símbolos Patrios. Nuestro himno nacional "Gloria al bravo pueblo’’, la bandera tricolor y el escudo de armas de la República los conforman.
El himno "Gloria al bravo pueblo’’ fue escrito originalmente bajo el título de Canción Nacional por nuestro poeta y gran educador Andrés Bello y su música compuesta por Lino Gallardo, según una antigua edición datada en 1874. Las fuentes oficiales, al ser decretado Himno Nacional el 25 de mayo de 1881 por el presidente Antonio Guzmán Blanco, señalan como autor y compositor del "Gloria al bravo pueblo’’ a Vicente Salias y a Juan José Landaeta respectivamente.
La bandera tricolor fue traída a Venezuela por el Generalísimo Francisco de Miranda en 1806, cuando intentó desembarcar en las costas de la Vela de Coro. La simbología de sus colores cuenta con diversas versiones, siendo la más conocida y aceptada la que vincula el color amarillo a las riquezas auríferas venezolanas; el color azul al mar Caribe que flanquea nuestras costas y nos separa del antiguo imperio español; y el color rojo a la sangre sembrada en los campos de batalla por los patriotas durante la gesta independentista. Cuenta nuestra bandera con siete estrellas blancas ubicadas en la franja central, que simbolizan las provincias (Caracas, Barcelona, Cumaná, Margarita, Barinas, Mérida y Trujillo) que formaban la Confederación Americana de Venezuela y en su primera franja, en la esquina superior izquierda, aparece el escudo venezolano.
El escudo de armas, decretado por el Congreso de la República el18 de abril de 1836, fue diseñado por Carmelo Fernández, quien tuvo la asesoría de Robert Ker Porter en lo referente a la simbología heráldica. Posteriormente fue reformado durante el Gobierno de Cipriano Castro en 1905. La versión actual data del 17 de febrero de 1954 y es descrito en la Ley de Bandera, Escudo e Himno Nacionales, donde se indica que está formado por 3 partes llamadas cuarteles o divisiones.
El cuartel de la derecha es rojo y contiene un manojo de espigas, símbolo de la unión de los estados de la República y la riqueza de la Nación. La sección de la izquierda es amarilla y en ella figuran armas y dos pabellones nacionales entrelazados por una corona de laurel, como emblema del triunfo. El cuartel que ocupa toda la parte inferior es azul y en él se representa la figura de un indómito caballo blanco, símbolo de la independencia y de la libertad.
Sobre los cuarteles tiene dos cornucopias entrelazadas como emblema de la abundancia, al lado derecho presenta la figura de una rama de olivo, que simboliza la paz y al lado izquierdo una palma, que representa la victoria, ambas atadas por la parte inferior del escudo con una cinta que tiene los colores nacionales y en cuya franja azul se leen las siguientes inscripciones en letras de oro: ’19 de abril de 1810’. ‘Independencia’ y ’20 de febrero de 1859’. ‘Federación’ y ‘República de Venezuela’.
Símbolos para contar y calcular
Desde los albores de la civilización, el hombre ha intentado representar el transcurrir de los años o la cantidad de sus rebaños y cosechas, a través de sistemas simbólicos llamados números, dígitos o guarismos.
Las incipientes maneras ingeniadas por el hombre para tal fin fueron muy elementales y consistían en la secuencia de trazos horizontales o verticales, donde cada una de estas líneas representaba una unidad. Obviamente este método resultaba en exceso complicado para manejar grandes cantidades.
Mucho tiempo después, en la Grecia Clásica, hubo un sistema de numeración donde los signos empleados eran aquellos que también representaban las 24 letras del alfabeto griego y tres letras del alfabeto fenicio.
Este sistema permitía con pocos guarismos expresar grandes cifras; pero tenía la desventaja de la memorización del valor de 27 símbolos. Posteriormente, en tiempos de la Roma Imperial, se logró expresar los números del 1 al 1.000.000 únicamente con siete símbolos: I para el 1, V para el 5, X para el 10, L para el 50, C para el 100, D para el 500 y M para el 1000 y además con una pequeña línea sobre el signo se multiplicaba su valor por mil.
En la actualidad utilizamos la numeración romana no para realizar cálculos escritos sino principalmente en la designación de siglos, capítulos y tomos de una obra, nombres de papas y reyes, y en la nominación de olimpiadas y asambleas.
El sistema de notación numérico que empleamos prácticamente en todo el mundo contemporáneo es el ideado por los hindúes y los árabes, de allí que se conozca como numeración arábiga. Sus aportes fundamentales son, en primer lugar, que todas las cantidades se pueden representar con tan solo diez símbolos y su segunda contribución es el llamado valor o notación posicional, es decir, que los dígitos varíen de valor según su posición.
La notación posicional es posible gracias a la existencia de un símbolo que representa el cero, ya que éste permite diferenciar, por ejemplo, entre 24, 204 y 2004 sin tener que agregar otros símbolos. La invención del "0’’ la realizaron matemáticos hindúes en el siglo IX, y posteriormente los árabes lo introdujeron en la cultura europea. El primer matemático que hizo uso del signo "0’’ fue Muhammad ibn al-Khouarismi, en el año 810 d.C.
Gracias a estas dos aportaciones de la numeración arábiga podemos realizar desde sencillas operaciones aritméticas hasta complejos cálculos numéricos por escrito.
Además de los símbolos Patrios, un árbol, una flor y un ave representan valores y sentimientos de profunda raigambre venezolana. Son los llamados Símbolos Naturales, que junto a comidas como la hallaca y el pabellón criollo, músicas como la gaita, el joropo y el golpe de tambores, juegos como el gurrufío y la perinola, y expresiones de nuestra habla como "na’guará’’, "chévere’’ y "pana’’ configuran la llamada identidad nacional.
El araguaney (Tabebuia chrysantha).
El Árbol Nacional es autóctono de nuestro país. El primer término de su nomenclatura científica, Tabebuia es una voz caribe y el segundo, chrysantha, que representa la especie en particular, proviene del griego y significa "voz de oro’’, ya que su principal característica la constituye su vivaz floración amarilla, que entre febrero y mayo colorea de oro nuestras sabanas, valles y lomas. También se lo llama popularmente acapro, curarí, araguán o cañado, flor amarilla y puy. Fue declarado Árbol Nacional el 29 de mayo de 1948.
La orquídea (Cattleya mossiae).
La Flor Nacional fue hallada en 1839 en la Cordillera de la Costa y es conocida también como "Flor de Mayo’’, ya que durante el siglo XIX era utilizada para adornar la tradicional Cruz de Mayo. Fue bautizada con el nombre científico Cattleya, por el botánico John Lindley en honor a William Cattley, quien fue el primero, en 1818, en cultivar esta planta fuera de nuestra América, en su Inglaterra natal.
Las muchas y coloridas variedades de orquídeas pueden disfrutarse en toda la geografía venezolana, crecen en la zona selvática lluviosa, en el área seca costeña y también en el frío páramo andino. El 23 de mayo de 1951, por decreto oficial, fue declarada Flor Nacional.
El turpial (Icterus icterus).
El Ave Nacional se reconoce por su vivaz plumaje amarillo, su cabeza y alas negras con detalles blancos y una curiosa mancha azul que rodea sus ojos. Su melodioso y variado canto es otra de sus principales características. Su longitud oscila entre 17 y 54 cm. y se encuentra prácticamente en toda nuestra geografía, desde la Península de Paraguaná hasta la Guajira, así como a lo largo del litoral caribeño, en los llanos y cerca del río Orinoco, donde vive en parejas o solitario. Fue declarado Ave Nacional el 23 de mayo de 1958.
Son una sucesión de signos que realizamos con el teclado de la computadora y que usualmente colocamos al final de una frase para complementar lo que queremos decir cuando hacemos un comentario en un correo electrónico o cuando chateamos o participamos en un foro de Internet. Casi siempre representan la cara de la persona que escribe. Para entenderlos basta con que mires los caracteres con un giro de 90º, es decir, de lado.
Nos proporcionan la posibilidad de transmitir, de una manera universal y graciosa, nuestras emociones, sentimientos y ánimos, aunque nos comuniquemos con personas que manejen un idioma distinto al nuestro. También son muy útiles cuando los usamos en nuestro idioma ya que incrementamos la expresividad e intencionalidad de la información escrita, evitando que algún comentario pueda ser malinterpretado por nuestro interlocutor, de esta manera, el emoticón refuerza la intención jovial del texto.
Este sistema de signos nació en un contexto muy serio, el de los científicos de la informática de la empresa IBM. El 19 de septiembre de 1982, a uno de ellos, el ingeniero Scott Fahlman, para darle un tono humorista a los mensajes que se intercambiaban dentro de la empresa, se le ocurrió utilizar el primer emoticón 🙂 que representa un rostro sonriente, en el que los ojos son los dos puntos, la nariz es un guión y la boca es un paréntesis de cierre. Esto le permitió relajar el ambiente de trabajo y, de paso, a través de esta ocurrencia comunicacional, dejaba en claro en las idas y venidas de sus mensajes que lo dicho era en broma y así evitaba malas interpretaciones con sus compañeros de investigación, sobre todo cuando empleaba un tono irónico.
Estos signos se denominan de muchas maneras: emoticones, caritas sonrientes o smileys (sonrientes en inglés), pero como trasmiten diversas emociones el término de uso más popular es emoticón. Entre los más usados están:
🙂 Alegría
🙁 Contrariedad
😉 Complicidad
😮 Sorpresa
Hay muchos que no sólo trasmiten sentimientos, sino que describen al emisor del mensaje, a personajes populares y hasta objetos:
😎 Llevar lentes
[:-) Llevar un walkman
0:-) Santo o inocente
X-D Muerto de la risa
*****:-) Marge Simpson
:-[ El Conde Drácula
El primer semáforo del mundo fue instalado en un cruce de calles de Londres en 1868. Era una linterna rotativa de colores rojo y verde iluminada con gas y accionada manualmente por un policía, a través de una palanca ubicada en su base, de modo que su luz fuera vista por los conductores.
Pero hubo que esperar hasta 1920, cuando un policía de la ciudad de Detroit llamado William Potts intentó adaptar para el uso urbano los signos empleados en los controles automatizados de las estaciones de trenes. Potts utilizó cables y controles eléctricos para accionar las luces roja, ámbar y verde y hacer el primer semáforo eléctrico del mundo.
En la historia de la invención de un sistema automático de señales de tránsito para controlar el paso de carros y peatones, a fin de mejorar el tránsito urbano, participó de manera decisiva un hijo de esclavos afroamericanos llamado Garrett Augustus Morgan, quien nació el 4 de marzo de 1877 en el estado sureño de Kentucky, en Estados Unidos de América.
En 1895, Morgan se mudó a la vecina ciudad de Cleveland, para trabajar como operario de una máquina de coser en una fábrica de ropa. Las noticias de su notable habilidad para experimentar con las máquinas corrieron de boca en boca y le llegaron numerosas ofertas para trabajar en diversas empresas industriales.
Un día presenció un choque entre un automóvil y un carruaje tirado por caballos y se convenció de que algo debía hacerse para mejorar la seguridad del tráfico urbano.
El instrumento de señalización ideado por Morgan era un poste en forma de T que ofrecía tres posiciones: SIOP (detenerse), GO (avanzar) y una tercera señal que detenía el tráfico de autos en todas las direcciones, permitiéndoles a los peatones cruzar las calles de una forma más segura.
Aunque tal como hemos visto, hubo otros inventores que experimentaron con diversos mecanismos de señales para controlar el tráfico, fue Garrett el primero en solicitar y adquirir una patente para el instrumento que se le concedió el 20 de noviembre de 1923 en Estados Unidos y luego pudo registrar su invento en Inglaterra y en Canadá.
Este dispositivo de dirección de tráfico se usó en Canadá y Estados Unidos hasta que fue reemplazado por el sistema de luces (rojo, amarillo y verde) que en la actualidad se sigue usando en todas las ciudades del mundo.
Es un profesional de la imagen visual quien, tras interpretar en primera instancia lo que solicita el cliente, trasmite de manera precisa un mensaje al público, por medio de un material gráfico, dibujado o fotocopiado por el diseñador, con el fin de que sea captado y recordado por el espectador.
El trabajo de este profesional es diseñar un material gráfico formado por imágenes y por textos breves que impacten directamente a quien lo contemple, capturando su atención y proporcionándote información. Hay quienes han llamado al afiche "un grito o un susurro en la pared’’, ya que induce a quien lo contempla a adoptar las pautas o modelos propuestos en él.
Todo buen diseñador de afiches debe plasmar en sus trabajos interés visual y poderío emocional, para que éstos resulten eficaces en la comunicación del mensaje, que debe percibirse como un todo, donde cada parte (color, imagen, texto, composición, formato y tamaño) se integre de manera armónica, y para crear una potente entidad estética.
El texto o parte escrita del afiche es un elemento muy importante que debe tener en cuenta todo diseñador gráfico, ya que refuerza el mensaje contenido en la imagen, a la vez que resulta una pieza elemental en la composición. Por ello se considera con atención tanto la redacción como el tipo de letra, su tamaño y su ubicación en el cartel.
Por ser el afiche una manera efectiva de comunicar mensajes a diversos grupos de personas, los diseñadores gráficos son contratados para realizarlo en campañas educativas, institucionales, publicitarias, políticas y de salud pública.
Realizado por:
Lili Medina Z.
Fuente: Revista Cadena Tricolor
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