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El siglo de la abundancia; economía, sociología y política de la Era de la Infoxicación

Enviado por Djamel Toudert


     

    ABSTRACT

    La agricultura y la ganadería nos dieron los imperios, las religiones monoteístas, las sociedades rígidamente jerarquizadas y el control férreo de la información. La industria y el capitalismo crearon los estados-nación, la reforma protestante, la ciencia y los medios de comunicación de masas. La Tercera Ola de Toffler (1), cuyo impacto apenas estamos empezando a calibrar en este principio del siglo XXI, traerá cambios de semejante magnitud en la sociedad, la economía y la política. Podemos predecir con confianza el fin de las masas como unidad de análisis político, de las economías basadas en la escala, de las jerarquías estrictas y de cualquier control efectivo sobre el flujo de información. Lo que aún no podemos saber es qué forma exacta tendrán las instituciones que regulen la economía, sociología y política de la Era de la Infoxicación.

    "Los dos errores clásicos que se cometen al predecir el futuro de un cambio tecnológico son sobrestimar su impacto a corto plazo y subestimar su impacto a largo plazo."

    Jakob Nielsen, Alertbox June 15, 1997. http://www.useit.com/alertbox/9706b.html

    La antigua Biblioteca de Alejandría, reputada como la mayor que existió en toda la era antigua y medieval, albergaba alrededor de medio millón de libros. En terminología moderna, eso significa aproximadamente 3 Terabytes de información. La Biblioteca del Congreso de los EE.UU., la más grande del mundo de la imprenta, almacena cerca de 20 millones de volúmenes; unos 136 Terabytes. Según estos cálculos sólo la parte 'visible' de la web superaba a principios de 2003 los 170 Terabytes; pero el texto incluido en mensajes instantáneos superaba los 274 Terabytes, y el correo electrónico los 400.000 Terabytes cada año. Se calcula en más de 4.600.000 Terabytes la información generada en 2002 que se almacenó en soporte magnético, y esta cifra crece a una media del 30% anual (2).

    La información amenaza con ahogarnos. Pero no siempre fue así.

     

    Del alba de la Humanidad a la Imprenta: jerarquías y control

    Durante milenios la información ha estado entre los elementos más valiosos del planeta, por su escasez. Y también por la posibilidad de utilizarla para obtener beneficios reales. Conocer dónde y en qué momento se produce la migración de determinados animales de caza, o cuándo maduran las frutas comestibles de un bosque, supone una diferencia de vida o muerte para un grupo de primates. Más tarde, con la invención de la agricultura y la ganadería, la información se hace todavía más valiosa.

    En efecto, cultivar animales y plantas no es más que información: un conjunto de metodologías y sistemas que aplicados correctamente producen como resultado riqueza real. Cuando se descubren las técnicas de la irrigación el sistema se hace todavía más complejo en información, y nacen los llamados 'Imperios Hidráulicos' (3) sistemas sociales dedicados a la construcción y mantenimiento de sistemas de irrigación de enorme ambición y alcance con un grado de complejidad acorde que incluye la invención de la escritura, primer método extracorpóreo de almacenamiento de información. Esos imperios (Egipto, Mesopotamia) dejan paso a gobiernos aún más complejos, caracterizados por sistemas de flujo de información aún más eficaces, como el Imperio Persa y sus postas, Roma y sus calzadas o Cartago y sus rutas marítimas.

    Es en este contexto en el que se alcanza la primera de las cúspides del almacenamiento de información: la Antigua Biblioteca de Alejandría (4) y sus 3 Terabytes. Más tarde cayó Roma, y el flujo de información internacional quedó drásticamente recortado en la época conocida como Edad Media. 10 siglos más tarde, la recuperación de los datos perdidos ayuda a poner de nuevo en marcha la maquinaria del pensamiento, en el llamado Renacimiento. Que es seguido muy de cerca por la Imprenta, un invento vital (como veremos más tarde).

    Todos los sistemas de flujo de información reseñados son naturalmente piramidales, jerárquicos y muy cerrados. La información es valiosa, pero está tenuemente distribuida y viaja de forma lenta y compleja, por lo que hace falta mucha gente para recogerla y trasladarla a donde pueda ser útil. Lo razonable es una estructura de capas sucesivas; la primera (A) dedicada a la captación, la segunda (B) a la acumulación, procesamiento y transporte de lo obtenido por A, la tercera (C) a la acumulación, procesamiento y transporte de lo obtenido por B… y así sucesivamente, hasta que en la cúspide de la pirámide alguien dispone de toda la información, recogida, trasladada y procesada. No se anima el flujo lateral, y quién tiene acceso a qué nivel de datos es un asunto de enorme importancia.

    Hoy en día el uso de información procedente del nivel inadecuado sigue siendo tan grave que está penado por la ley como información privilegiada (5).

    Las políticas, sociologías y economías de la época son un reflejo de esto. Los sistemas políticos y sociales son piramidales, con el flujo de personas entre niveles estrictamente regulado. La aristocracia está en la cúspide, hay una serie de capas intermedias limitadas en número y poder (pero muy influyentes) que se encargan de la gestión y un gran número de trabajadores que producen. La economía de la Edad Media, por ejemplo, es poco más que agricultura defendida por bandas armadas organizadas que les cobran protección, todo ello más o menos integrado en la estructura legal.

    Todo esto cambia radicalmente cuando un alemán redescubre los tipos móviles y adapta la prensa de vino a su nueva y revolucionaria tarea de fabricar libros en grandes cantidades. Al hacerlo no sólo rehace el mercado de la información, sino la misma sociedad.

     

    De la Imprenta a Internet: revoluciones y masas

    Cuando hacia mediados del siglo XV Johann Gutemberg reinventa la imprenta de tipos móviles (6) pone en marcha movimientos cataclísmicos que aún no han terminado. Súbitamente los libros dejan de ser un artículo de hiperlujo hecho a medida en escasos lugares y por tanto estrictamente controlado en su contenido. La iglesia católica, entonces la única de Occidente, se opone a la extensión de la tecnología detectando con rapidez su amenaza al sistema social, económico y político establecido. Es inútil: en breve la imprenta se extiende por toda Europa y sus consecuencias no tardarán en ser históricas (7).

    La Reforma Protestante, facilitada por la nueva tecnología, pone en marcha una serie de guerras de religión que devastan Europa y acaban por facilitar el colapso del Antiguo Régimen a través de una combinación de nuevas ideas políticas (extendidas a través, por ejemplo, de la Enciclopedia Diderot-D'Alembert)(8), cambios en la economía relacionados con el nacimiento de la ciencia, y la presión social de una creciente población cada vez más capaz de acceder a la información, por precio y por nivel de formación.

    Es también en esta época cuando nacen los primeros periódicos (9), y arranca el concepto (y el negocio) de lo que habrían de ser más tarde los medios de comunicación. La información, aunque mucho más ampliamente repartida, se hace incluso más valiosa, por la posibilidad de rentabilizarla haciendo y vendiendo numerosas copias. Por primera vez aparece un verdadero negocio de la información, que consiste paradójicamente en limitar y controlar el número de copias que se hacen de una obra determinada. Cuestión casi imposible de limitar por medio de la tecnología.

    Es en este contexto en el que empiezan a regularse las relaciones entre los impresores y las monarquías absolutas europeas, primero por la vía de las patentes reales (10) y más tarde (1710, Estatuto de la Reina Ana )(11) mediante el invento del 'copyright'. Básicamente los reyes pactan con los impresores el control de los contenidos a cambio de un monopolio económico garantizado por el estado sobre las ediciones. Los regímenes estatales que sustituyen más o menos violentamente a las monarquías absolutas en el primer ciclo de revoluciones heredan estas prerrogativas.

    Una influencia pocas veces subrayada es que la imprenta es la primera industria de producción de masas (12); por un lado hace extenso uso de la Economía de Escala (13) y por el otro fabrica por primera vez en la historia miles de copias idénticas de un objeto. Aparte de un ejemplo, la imprenta suministra a la Revolución Industrial (14) mano de obra formada y estandarizada, la rápida extensión de nuevos sistemas de trabajo y por supuesto una clientela para sus productos manufacturados en masa. Literalmente, la imprenta (y los medios, sus derivados) crean las masas que fabrican y compran los productos de consumo. Con diversas convulsiones, el sistema sociopolítico se mantiene en precario equilibrio hasta la Primera Guerra Mundial.

    A partir de ese momento será el momento del segundo ciclo de revoluciones mediadas por la imprenta (y los nuevos medios de comunicación que la siguen, como la radio). Entre finales del siglo XIX y principios del XX la imprenta y la radio actúan como coadyuvante necesario en las revoluciones fascista/nazi y comunista, que van a culminar en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, respectivamente.

    De hecho puede afirmarse que es la caída del Muro de Berlín el hecho que pone fin al ciclo de la imprenta, con su demostración del triunfo de las sociedades capaces de hacer fluir la información más y mejor sobre aquellas en las que los datos están más controlados. En buena parte es la televisión, último medio en incorporarse a la panoplia, la que contribuye a que los países del Este de Europa renuncien a un sistema que gracias a sus televisores pueden comparar con el ajeno.

    En conjunto esta era es la era del 'broadcast': medios de comunicación diseñados para comunicar desde un puñado de emisores unas pocas ideas a muchas personas, organizados en estructuras jerárquicas modificadas. Se trata de flujos de información controlados en los que cada emisor se concentra en un segmento de receptores, procurando que este segmento sea muy amplio. Así la sociedad se divide en grandes grupos con características económicas, sociales o políticas comunes a los que se sirve información selecta y se les venden productos determinados. Los números, desde luego, han de ser elevados: las factorías de fabricación en masa y los medios de comunicación de masas no son rentables si no hay masas de consumidores. Y si no existen, hay que fabricarlas: ésa es la tarea de la publicidad.

    Siempre, eso sí, en un entorno de límites y de control. Puede que llegue a más gente, pero la información aún ha de ser escasa, al objeto de poder cobrarla. Aunque esta escasez sea artificial.

     

    La tercera ola, de Internet en adelante: infoxicación y nichos

    Internet es aquí una etiqueta que incluye toda una serie de tecnologías que vienen incubándose desde la Segunda Guerra Mundial, pero que han llegado a la sociedad en gran escala a partir de los años 90. Entre ellas están los microprocesadores en chips, la memoria magnética, los ordenadores digitales y las redes de información abiertas, que en combinación se están convirtiendo en un sistema de difusión de información transformacional con respecto al paradigma de la era anterior.

    La principal característica de este sistema en su estado actual es que elimina cualquier límite artificialmente impuesto a la publicación de información. En la práctica cualquier persona con un nivel medio de formación y económico tiene la capacidad de publicar sin interferencia alguna en una red de alcance mundial. La tecnología permite asimismo hacer copias perfectas de cualquier obra digitalizada, lo cual significa de cualquier información. Los sistemas artificiales de limitación, como el 'copyright', el Derecho de Autor o las protecciones tecnológicas contra la copia, acaban siendo irrelevantes.

    Es este factor el que provoca el desmesurado crecimiento de la información disponible, y la preocupación por sus efectos nocivos (15). Pero se trata de un simple efecto secundario. El carácter revolucionario del conjunto de tecnologías que llamamos Internet es la posibilidad de publicar (casi) sin límites.

    Esto cambia radicalmente y para empezar la ecología y la economía del flujo informativo. La economía de Internet ya no está basada en la escasez, real o artificial, de información, sino en su exceso: se trata de una Economía de la Atención (16) (17) en la que el recurso valioso es la capacidad de atraer ojos que miren la información exhibida.

    En este entorno ya no son necesarias grandes masas para obtener la rentabilidad en una empresa mediática. Una inversión baja o muy baja (supongamos, escribir un blog) obtiene una respuesta baja o muy baja (miles de lectores), pero que tal vez sea suficiente para que el empeño tenga sentido económico. Esto se debe a la inexistencia de (elevados) costes de infraestructura, y a la entrada en juego de otras recompensas (prestigio, satisfacción personal). Las estructuras piramidales pierden su ventaja en lo que se refiere al flujo de datos: la distribución homogénea de información y su accesibilidad arrebatan a las jerarquías su ventaja, y sacan a la luz sus debilidades favoreciendo las estructuras en red.

    La entrada en juego de medios que no necesitan ser de masas, y la eliminación de las barreras artificiales que limitaban la copia de información, están acabando con los medios de comunicación (y los intermediarios culturales) de la Segunda Ola. Nacidos por y para una sociedad de masas, están demostrando ser incapaces de transformarse en medios de nicho. Su caída no es, sin embargo, más que un augurio de lo que viene. Ellos son los primeros. No serán los últimos.

    La sociedad de masas lo era por razones económicas. La Economía de Escala manda, y cuantas más copias idénticas de un objeto material se realicen menor es el coste de cada una. Para abaratar hay que multicopiar. En la Red, sin embargo, el coste marginal de una nueva copia es virtualmente cero. No hay pues diferencia entre el coste individual de una copia entre 10 o entre un millón.

     

    Luego, ¿por qué querría nadie una copia entre un millón?

    A su vez, la economía tiene su reflejo en la sociología, y ésta en la política. Donde los medios de comunicación de masas crearon movimientos de masas los micromedios de nicho crearán micromovimientos. Donde la uniformidad idiomática ayudó a cementar los estados-nación la inexistencia de fronteras en el ciberespacio está haciendo que estos micromovimientos sean internacionales. Donde la inexistencia de canales de comunicación impidió la coordinación, la cada vez mayor facilidad de transmisión está solidificando alianzas políticas.

    Es con mucho demasiado pronto para saber qué forma tomará la política del siglo XXI. Sabemos que la propiedad de los medios de comunicación y de la información será clave; sabemos que la economía de la atención marcará el desarrollo de grupos de poder económico, y por tanto político; sabemos que la presión de coaliciones 'ad hoc' internacionales coordinadas por la Red tendrá cada vez más poder.

    Pero no podemos saber qué crearemos para vehicularlo. La única forma de predecir este futuro será construirlo.

     

    PD: Una nota de realismo. El presente trabajo no suscribe una visión necesariamente utópica de la Red. Los periodos de transición han demostrado ser altamente volátiles, y tradicionalmente han estado marcados por guerras y disturbios propiciados por el nacimiento de ideologías extremistas. A veces apoyados en las nuevas tecnologías de la información de cada época. La propia naturaleza de la Red la hace particularmente vulnerable a ello; los medios (y las sociedades) de masas tienden de forma natural a suavizar los extremos de opinión, mientras que Internet les proporciona un campo natural de expansión. La única forma de que la Red no sea oligopolizada por los extremistas de toda laya es colonizarla. En un coro, sus voces quedarán diluidas.

     

    Notas

    • [1] – WHAT IS THE THIRD WAVE? By Alvin and Heidi Toffler

    http://www.toffler.com/thethirdwave/default

    • [2] – HOW MUCH INFORMATION 2003? Peter Lyman, Hal R. Varian et al

    http://www.sims.berkeley.edu/research/projects/how-much-info-2003/

    • [3] – Imperios Hidráulicos en Wikipedia.

    http://en.wikipedia.org/wiki/Hydraulic_empire

    • [4] – Biblioteca de Alejandría en Wikipedia.

    http://en.wikipedia.org/wiki/Library_of_Alexandria

    • [5] – Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal. Artículo 284.

    http://noticias.juridicas.com/base_datos/Penal/lo10-1995.l2t13.html

    Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal. Artículos 417 y 418.

    http://noticias.juridicas.com/base_datos/Penal/lo10-1995.l2t19.html

    • [6] – Imprenta en Wikipedia.

    http://en.wikipedia.org/wiki/Printing_press

    • [7] – Marshall McLuhan and the Gutemberg Galaxy

    http://www.iath.virginia.edu/elab/hfl0232.html

    • [8] – Enciclopedia Diderot-D'Alembert

    http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd99/ed99-0257-01/enciclo.html

    • [9] – Periódicos en Wikipedia

    http://en.wikipedia.org/wiki/Newspapers

    • [10] – Historia del Copyright en Wikipedia

    http://en.wikipedia.org/wiki/History_of_copyright

    • [11] – Estatuto de la Reina Ana.

    http://www.betweenborders.com/queenanne/

    • [12] – Producción en Masa en Wikipedia.

    http://en.wikipedia.org/wiki/Mass_production

    • [13] – Economía de escala.

    http://www.bartleby.com/61/20/E0032050.html

    http://en.wikipedia.org/wiki/Industrial_Revolution

    • [15] – Infoxicación

    http://www.infovis.net/Library/Glossary.htm#I

    • [16] – The Attention Economy: The Natural Economy of the Net

    http://www.firstmonday.dk/issues/issue2_4/goldhaber/

    • [17] – The Attention Economy and the Net Michael H. Goldhaber 27.11.1997

    http://www.heise.de/tp/english/special/eco/6097/1.html

     

    José Cervera

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