- La seguridad en el trabajo
- Los factores de riesgo
- Análisis de algunos factores de riesgo en el medio ambiente laboral
- Sobre las nuevas teorías en la gestión del personal y el derecho laboral
- Medio ambiente y clima laboral
- Los riesgos psicosociales en América Latina
- Conclusiones
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, en la arena internacional mucho se ha publicado sobre los temas de seguridad y salud en el trabajo, con un enfoque relacionador entre el medio ambiente laboral, las condiciones de trabajo, la organización del trabajo, los factores de riesgo, tanto psicosociales como organizativos, la seguridad y salud en el trabajo, el trabajo decente y la responsabilidad social de las empresas. Al respecto incluso en el año 2001 se publicó el Libro Verde de Responsabilidad social de las empresas, vigente para la Unión Europea, (tomando en cuenta que su contenido tiene tanto una dimensión interna, con respecto a los trabajadores, al interior de la empresa, como una dimensión externa, con respecto a la comunidad, la sociedad, los clientes y proveedores).
La OIT, en tanto organización internacional especializada en los temas laborales, también ha publicado varios informes y directrices sobre temas afines, como el trabajo decente, el diálogo social, los riesgos profesionales entre los cuales destaca el estrés profesional y la violencia en el trabajo, las adicciones y los daños que ocasionan a la salud ocupacional, en su interrelación con el entorno laboral.
Es probable que la seguridad en el trabajo haya despertado interés durante las últimas dos décadas, en gran parte porque se ha revalorizado la importancia que reviste la integridad del trabajo humano como parte esencial en la búsqueda de la competitividad y la mejora de calidad de vida en un país.
Por tanto es objetivo de este breve artículo abordar un tema tan importante como es la influencia en el ambiente laboral de los factores de carácter organizativo y dependientes de otros elementos motivacionales, ergonómicos y psicosociales que cuando no logran ser convenientemente identificados para su tratamiento y aplicación de estrategias preventivas, provocan consecuencias fatales a la seguridad y salud de los trabajadores por los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales con daños a veces irreparables a la capacidad laboral de los mismos.
Para su elaboración se ha consultado bibliografía actualizada de los Boletines de Prevención de Riesgos, informaciones de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, investigaciones sobre la accidentalidad en el mundo, se visitó el sitio de la OIT y la OMS y se realizó también un análisis comparativo de la normatividad latinoamericana al respecto.
LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO
Según la OIT en el mundo ocurre unos 430 millones de accidentes laborales al año, de estos 270 millones corresponden a accidentes de trabajo propiamente dichos y 160 millones a enfermedades profesionales, como resultado de lo cual unas 2 millones de personas mueren año a año en el mundo.
Cuando se trata de la América Latina, cuya región nos interesa sobre todo ante la situación de sus relaciones laborales, en un entorno cada vez más desregularizado y con cerca de un 60% de la fuerza de trabajo precarizada, seguramente el cuadro narrado anteriormente debe ser más aterrador. ¿Por qué? Porque la información no abarca fielmente la realidad y si un 50% de su fuerza laboral está ocupada en el sector informal, bajo condiciones de ilegalidad, exclusión informativa por parte de algunos patronos para limitar hasta impedir los beneficios de la seguridad social, en labores tercerizadas y otros para no hacer interminable la lista de las dificultades con las que se tropieza el investigador a diario, es probable que el resultado de cualquier estudio sea parcializado, subjetivo y falta de objetividad.
Preocupa América Latina porque para muchos autores es la zona de mayor desarrollo del futuro, sin embargo actualmente observa tendencias al subempleo y al desempleo, así como al trabajo informal que hacen más complejo el análisis. Según otras fuentes citadas entre ellas, la propia OIT, el número de accidentes de trabajo fatales en América Latina se incrementó de 29,500 en 1998 a 39,500 en 2001 y en la actualidad "ocurren 36 accidentes de trabajo por minuto y aproximadamente 300 trabajadores mueren cada día como resultado de los mismos". De tal suerte, habría en América Latina cerca de cincuenta millones de accidentes del trabajo anuales, de los cuales 90.000 se conoce que tienen resultado letal. Cerca de 30 millones de accidentes laborales causan ausencia de tres o más días, mientras que 148,000 fallecimientos están relacionados con enfermedades y accidentes de trabajo, lo que significa que también en el continente se observa la misma tendencia de un mayor crecimiento de las enfermedades provocadas por agentes nocivos en el trabajo que los propios accidentes.
Entre estas sustancias que muchas veces son cancerígenas, se encuentran la arena sílice, el amianto, los plaguicidas y otros productos químicos peligrosos.
A pesar de que en el continente americano se encuentran países cuya producción industrial es de las mayores en el mundo, la precariedad laboral de la región ha ido en aumento, siendo la informalidad del empleo un fenómeno generalizado en los últimos 10 años.
Primera interrogante para este trabajo: ¿de qué meta de trabajo decente estamos hablando?
El trabajo decente significa contar con oportunidades de un trabajo que sea productivo y que produzca un ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad, libertad para que la gente exprese sus opiniones, organización y participación en las decisiones que afectan sus vidas, e igualdad de oportunidad y trato para todas las mujeres y hombres.
Siguiendo en el mismo análisis anterior de la región en que vivimos, en Centroamérica y el Caribe, los expertos alertan que cada año, uno de cada seis trabajadores sufre un accidente de trabajo de tal severidad, que debe buscar atención médica.
Sin embargo, volviendo al inicio de nuestras reflexiones, esto datos pueden considerarse estimados y no reales, ya que se manipula la información que no reporta la realidad, puesto que solamente 1 de cada cinco hechos de este tipo son reportados y la propia informalidad de la economía hace que no se denuncien y no se incluyan en las estadísticas.
El sector informal también preocupa por su vulnerabilidad, no posee protección alguna para los trabajadores accidentados y para completar el cuadro tan sombrío, se reconoce una tercerización galopante, cuyo resultado apunta hacia una reducción de la calificación y experiencia del personal, dando al traste con los términos de trabajo seguro y en condiciones de higiene y salubridad, poniendo en riesgo la meta del "trabajo decente" tan promovida por la propia OIT para este decenio puesto que se trata de personal joven, entre 15 y 25 años de edad, inexperto, que fluctúa de un sector al otro, buscando mejoras económicas y de sectores altamente peligrosos como la construcción, la minería, la fabricación de azúcar, el área forestal, la agricultura, entre los que provocan las mayores cifras de accidentes del trabajo, así como los mayores de 60 años que se mantienen trabajando.
Se observa discriminación con respecto a las mujeres, cuya tendencia de incorporación al empleo ha sido la mayor de la historia, pero contradictoriamente, acude a los trabajos de menor remuneración y en los sectores más vulnerables, como son los servicios, donde básicamente ellas se incorporan al empleo informal, al trabajo doméstico y a trabajos en condiciones de ayuda familiar.
Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, se han detectado brechas en cuanto a seguridad y salud laboral entre las mujeres, primero porque sigue existiendo desigualdad en el tratamiento de la trabajadora, diferencias salariales y no se cumple la premisa de igualdad de trato sin discriminación por ningún motivo lesivo a la dignidad humana. ¿Acaso el género no se utiliza con enfoque discriminador?
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