Algunas consideraciones sobre los estados emocionales y su influencia en el rendimiento deportivo
Enviado por Yusef Harold Zubieta Laos
RESUMEN:
El presente trabajo que ponemos a su disposición trata de describir las tensiones psíquicas extremas que exige la competencia deportiva, ya que se halla un abanico amplio de estados emocionales y sentimientos que se encuentran presentes como resultados de la interrelación del deportista con la competencia y comprender cómo influyen éstos en el rendimiento de su carrera deportiva.
El deporte contemporáneo requiere cada día de conocimientos y aplicación científica y no se necesita esfuerzo para demostrar la importancia de los factores psicológicos en la búsqueda del máximo rendimiento deportivo, pues en la preparación deportiva, uno de los elementos esenciales sin lugar a dudas es la preparación psicológica ya que en la actualidad constituye un tema fundamental entre todos los que buscan alcanzar altos resultados deportivos, sin embargo son pocos los entrenadores que le han prestado la atención requerida. Al igual que el resto de disciplinas, también la psicología deportiva ha ido evolucionando conforme a las necesidades que plantea la práctica deportiva y sobre todo la competición.
Los estados psíquicos se manifiestan como la formación temporal de un sistema completo, único con relación a los componentes que lo integran. Cada eslabón es parte de ese todo. Cada uno de ellos tiene en él un lugar preponderante con una intensidad que matiza la actuación específica. La distinción personal señala el carácter subjetivo del reflejo que está determinado por las condiciones de influencia social, la postura activa del sujeto en relación con ella, las necesidades, pensamientos y motivaciones que cada cual posee.
Palabras clave: Psicología deportiva, emoción, prearranque, personalidad, atención, ansiedad, frustración, motivación, rendimiento.
INTRODUCCIÓN:
El entrenamiento deportivo se caracteriza por ser un proceso de formación del atleta que suele transcurrir en periodos y etapas cuyo inicio y duración estará en dependencia de las características y posibilidades de los atletas, de su experiencia, de la fecha de competencia fundamental u otros factores que pueden determinar estos aspectos. Siguiendo las teorías del entrenamiento deportivo, la preparación del deportista se basa en cuatro pilares: La Preparación Física, Técnica, Táctica y Psicológica, las cuales responden a procesos científicos, donde se manifiestan e interrelacionan elementos de tipo pedagógico, morfológicos, psicológicos, bioquímicos y biomecánicos.
Los instrumentos de evaluación psicológica son las técnicas con los cuales se recogen los datos referentes a las características psicológicas de los atletas; son muchos los instrumentos que sirven para este fin y variadas las formas que adquieren los test, su modo de presentación, el material con que están hechos, el objetivo que persiguen, es tan amplia la cantidad de instrumentos que existen que se encuentran clasificados en diversas categorías, y todos ellos constituyen el arsenal tecnológico y metodológico con que cuenta la psicología aplicada al deporte para realizar sus mediciones.
Las emociones y los sentimientos se expresa con gran frecuencia y apreciable fortaleza en cualquier de las manifestaciones deportivas a lo largo de todo el proceso de preparación del deportista.
El componente emocional, de los problemas relacionados con la preparación psicológica se presenta desde el inicio de entrenamiento y transita todo el proceso de preparación y competición. En los atletas se producen una serie de estados emocionales con repercusiones cognitivas y somáticas. Se producen tanto en el entrenamiento como en competición aunque son más apreciables en los momentos pre-competitivos, competitivo y post competitivo. Estos estados determinan en gran medida las actitudes ante el éxito y la derrota ya que se presentan emociones positivas y negativas.
Con este artículo pretendemos ofrecer a todos los entrenadores y activistas que de cierta forma inciden en la preparación de los atletas, un material de consulta para su labor como guía de este proceso que muestre la relación entre el estado emocional y el rendimiento deportivo.
DESARROLLO
ELEMENTOS GENERALES Y ESPECÍFICOS DEL ESTADO EMOCIONAL
La emoción es la vivencia que tiene el hombre de su propia actitud hacia la realidad y también la vivencia del estado subjetivo que surge en el proceso de interacción con el medio circundante y en la satisfacción de sus necesidades.
Las emociones, al igual que todos los procesos psíquicos surgen de manera refleja por ello es reflejo del mundo que actúa sobre el hombre. El surgimiento de las emociones está determinado por la acción que ejerce sobre el sistema nervioso los fenómenos objetivos, está condicionado por causas materiales, y por eso la vivencia emocional representa el reflejo subjetivo de la realidad objetiva. Las emociones representan una forma peculiar de reflejo del proceso real de interacción del hombre con el medio circundante. En dicho proceso el hombre no permanece indiferente ante la acción de este, ni ante los fenómenos que lo rodean, en el surgen vivencias que expresan su actitud subjetiva hacia dichos fenómenos y sus particularidades, ya sean agradables o desagradables, positivas o negativas, relacionadas con la satisfacción o la insatisfacción. Al sentir tales emociones el hombre se prepara para responder de forma activa a los diversos estímulos del medio externo.
Características de las emociones según Petrovski:
Los estados emocionales se relacionan fundamentalmente con las necesidades biológicas.
Aparecen brusca y repentinamente.
Se manifiestan con gran intensidad.
Su duración es relativamente corta.
Siempre se acompañan de cambios somáticos ostensibles.
Hay predominio subcortical, donde desempeña un papel fundamental el hipotálamo.
Clasificación de las emociones:
Emociones primarias: Son el miedo, el amor y la ira, y son consideradas así por constituir los estados efectivos más primitivos, tanto desde el punto de vista filogenético como ontogenético.
Emociones secundarias: Son la tristeza, la alegría y la ansiedad y son por sus características un paso intermedio entre las emociones primarias y los sentimientos.
Las particularidades de las emociones, que surgen durante el proceso de interacción dinámica del hombre con el medio, durante el proceso de la vida y la actividad social, están relacionadas con la satisfacción de diversas necesidades sociales, materiales y culturales.
LOS ESTADOS EMOCIONALES Y EL RENDIMIENTO DEPORTIVO
En todas las personas se producen una serie de estados emocionales, con repercusiones cognitivas y somáticas, que se dan en un momento dado y son susceptibles de variación a veces de forma instantánea. Los atletas no están exento a esto por ello surge la psicología aplicada al deporte.
¿Qué es la psicología del deporte? Es el estudio científico de los factores psicológicos que están asociados con la participación y el rendimiento en el deporte. Su objeto de estudio es la psicología de la actividad deportiva y la psicología del deportista.
Desde el punto de vista de la psicología del deporte debemos plantearnos la emoción como una respuesta de activación que resulta de la valoración que el deportista realiza de la situación que está viviendo en relación con los objetivos propios de su actuación.
El deportista valorará por tanto su propio rendimiento, la percepción que tenga del contrario, la influencia del público, concepto personal, historia, etc. en un momento determinado, evaluara y emitirá una determinada respuesta que dependerá de los objetivos previamente marcados.
Las emociones en el deporte se definen como vivencias del deportista que aparecen en relación con la actividad deportiva y con la satisfacción de las necesidades. Es muy común ver en algunos atletas emociones básicas como el miedo, enojo, alegría y sorpresa, sin embargo también se evidencian mezclas complejas de emociones.
La función que cumple las emociones es básicamente reguladora. Esta función reguladora de las emociones sigue básicamente el siguiente proceso secuencial:
ORIENTAR ———- ORGANIZAR ———- ACTIVAR
La orientación deportiva debe ir encaminada a la consecución de los objetivos deportivos propuestos, es decir a la consecución del éxito deportivo.
La organización debe conseguir una unificación de los niveles y procesos biológicos, psicológicos y sociales.
La activación global de todas las potencialidades, cualidades y capacidades del deportista para la realización eficaz de las tareas y conductas que le permitan conseguir el objetivo marcado.
El Dr. Luis Gustavo González plantea que "estados emocionales extremas pueden afectar el rendimiento del jugador, sobre todo cuando se produce insomnio prolongado, excitación excesiva, obsesiones, pérdida del apetito, excesiva apatía, diarreas etc."
ESTADOS EMOCIONALES
ESTADOS EMOCIONALES ANTES DE LA COMPETENCIA.
Prearranque: Vivencias y estados emocionales que surgen ante la proximidad de las competencias, y cuya intensidad, duración y características dependen de:
La personalidad, la importancia del evento, la experiencia y el nivel de preparación del deportista.
En la dinámica de los estados emocionales podemos encontrar su carácter variable, debido que a la aproximación de la competencia crece su nivel, los atletas más inestables la experimentan desde una semana o más antes del comienzo de la competencia, y los más estables lo experimentan casi al salir a la competencia. La intensidad se muestra más abiertamente en algunos deportistas, mientras que en otros resulta casi imperceptible.
En el deporte de alto rendimiento se han considerado cuatro estados emocionales precompetitivos.
Tipos de Prearranque:
1. Fiebre de la arrancada.
2. Apatía de la arrancada.
3. Autocomplacencia u Optimismo infundado.
4. Disposición combativa.
Cada uno de dichos estados proyecta particularidades singulares de la motivación hacia la actividad, la actitud ante las tareas, así como sobre la atención, la percepción, la representación, el pensamiento, las vivencias afectivas y la actividad volitiva de los deportistas.
Fiebre de la arrancada: El sujeto manifiesta demasiada excitación, intranquilidad, inquietud y hasta miedo; discordancia de las funciones y sistemas que aseguran la actividad, fuerte inquietud que reprime y desorganiza su preparación. Acciones agitadas y sin verdadera utilidad. Emociones inestables que se sustituyen rápidamente unas por otras. A veces teme, luego pierde la esperanza, se desespera, se distrae, se siente confundido, con el pulso acelerado, agitado, sudoraciones, resequedad en la boca e intensos deseos de ir al baño.
Apatía de la arrancada: No se experimenta el deseo de participar en la competencia, disminuye el sentido de la responsabilidad y la conciencia de la importancia de la tarea. Se experimenta debilidad, languidez y somnolencia. Emociones asténicas, de indiferencia, inseguridad y depresión. La atención se distrae, disminuye su volumen y el de la percepción. Bajo estado funcional del sistema nervioso, retardo de la excitación e intensidad de la inhibición. No se pueden hacer esfuerzos grandes y merma la aspiración a luchar por la victoria.
Optimismo infundado: Se subestiman las dificultades y complicaciones de la próxima lucha deportiva, y por la sobrevaloración de las propias fuerzas o de las fuerzas de su equipo. El deportista experimenta emociones positivas, es decir, agradables, de placer pasivo, de seguridad en sí mismo y en una victoria fácil, y asume una actitud tranquila y pasiva ante las próximas dificultades. El deportista no intenta movilizarse para superarlas. Se observa atención disminuida y retardo de la percepción, el pensamiento y la elección de soluciones. Se reduce la vigilancia durante la lucha. Disminuye la capacidad movilizadora y la eficiencia.
Disposición combativa: El deportista toma conciencia de la importancia de la competencia, su complejidad y responsabilidad. Se experimentan emociones brillantes y esténicas; seguridad de éxito, pleno vigor, energías y se espera con ansiedad el inicio de la lucha. La arrancada se prepara de forma calculadora, con minuciosidad y organización. Atención dirigida a la tarea fundamental y es estable e intensa. El atleta advierte con rapidez todo lo que tiene importancia para el éxito, lo asocia, lo analiza y lo generaliza. Recuerda con claridad y sabe lo que ha de tener en cuenta. Óptimo balance excitación – inhibición. Propio de los deportistas bien entrenados.
Acciones para favorecer los estados de prearranque:
Fiebre de la arrancada: Intervención psicológica para promover estrategia conductual cognitiva que reduzca la percepción amenazante, sin menoscabo del compromiso ni la entrega, depende de la personalidad aplicar técnicas de apoyo social, aplicar técnicas de relajación psicofísica, adopción del régimen apropiado entre trabajo – descanso, realizar actividad recreativas, arribo temprano al escenario competitivo y realizar calentamiento moderado y prolongado, aplicar masaje relajante y automasaje.
Apatía de la arrancada: Actualización de los motivos para participar en la competencia, intervención psicológica para promover estrategia conductual cognitiva que eleve el compromiso y combatividad, posible aplicación de técnica de choque, realización técnicas de respiración, excitativa realización de calentamiento fuerte con numerosos ejercicios de explosividad y aplicación de masaje activador.
Optimismo infundado: Intervención psicológica para adecuar la autovaloración y/o valoración del contrario, adecuación de los objetivos y las metas, posible aplicación de técnicas de choque.
Disposición combativa: Es el estado óptimo, se debe velar por mantenerla, concienciar sus capacidades físicas, fortalecer el nivel de atención, métodos de autorregulación emocional y situaciones de alta excitación emocional.
ESTADOS EMOCIONALES DURANTE LA COMPETENCIA.
Vivencias que surgen en el transcurso de los desafíos, relacionadas con la singularidad que puedan tener en cuanto a lo positivo o negativo; siempre en las más diversas competencias se expresan de una manera u otra.
Tipos de vivencias emocionales competitivas:
1. Rivalidad deportiva.
2. Honor deportivo.
3. Orgullo deportivo.
4. Excitación deportiva.
5. Animación deportiva.
6. Exaltación deportiva.
7. Irritación deportiva.
La rivalidad deportiva: Son vivencias que incitan a la lucha durante la competencia influyendo sobre la capacidad de trabajo del deportista y están vinculadas al sentido de respeto y camaradería ante el contrario. Se ligan a una autovaloración determinada por la valoración de los oponentes en la lucha por el éxito. La proyección de esta vivencia depende del desarrollo del deportista, la experiencia, el nivel cultural y los rasgos de personalidad. La rivalidad deportiva no es sinónimo de agresividad negativa y menos de violencia.
El honor deportivo: Es un sentimiento que se va formando con un fuerte contenido moral y se expresa en la actitud emocional hacia los intereses personales y sociales. Cuando el deportista o el equipo deportivo participa defendiendo el honor de una escuela, un club, un municipio, departamento, provincia o nación. No se manifiesta de manera constante, sino en aquellos momentos de la competencia en que se toma conciencia de la posibilidad de perder la supremacía, es decir se encuentra amenazado el éxito.
El orgullo deportivo: Es aquel estado que experimenta el deportista cuando la victoria representa la superioridad no sólo en el orden personal sino también social y en concordancia recibe la aprobación y el reconocimiento de los demás. Esta vivencia está muy lejos del fastidioso orgullo banal.
La excitación deportiva: Constituye una necesidad constante en cada deportista, pues se expone a través de una elevada actividad motriz, emociones esténicas (positivas) y la lucha por lograr el éxito. Se desarrolla durante el transcurrir de la competencia y aumenta en la medida que se agudizan las situaciones del desafío.
La animación deportiva: Es un período de auge de las fuerzas, hay una energía excepcional que fija la seguridad en el éxito. Surge en el momento más crítico de la lucha, no traspasa el límite del control de las acciones del deportista. Aparece frecuentemente después de una fuerte lucha durante la cual el deportista ha logrado salir airoso de una situación crítica. La abnegación y la entrega son decisivas.
La exaltación deportiva: Es propia de los juegos deportivos o con pelota por el dinamismo, la variedad y rapidez con que suceden las acciones, por la complicada táctica del juego y por el contacto directo entre los contrincantes por la pelota. Todo ello provoca pasión de los jugadores y del público, causando emociones activas, frenéticas que se convierten en dominantes durante un período de tiempo y se adueñan de la atención, el pensamiento y la aspiración de los deportistas, abstrayéndolos de lo que puede ocurrir a su alrededor.
La irritación deportiva: surge cuando en la búsqueda de un resultado exitoso en las acciones ofensivas y/o defensivas la lucha se torna aguda, se cometen errores y negligencias que se pueden evitar, pero que han sido señaladas por los jueces ó árbitros y reconocida por los demás. Surge con intensidad el enfado hacia sí mismo después e inmediatamente de un fracaso temporal; pero con la reflexión y la reorganización de la conducta desaparece.
LAS EMOCIONES DESPUÉS DE LA COMPETENCIA.
Las emociones postcompetitivas no son muy atendidas a pesar del desarrollo científico, los estados que experimentan los deportistas dependen de factores condicionantes tales como: la relación entre el nivel de aspiración y los resultados alcanzados y obedece al modo en que el deportista asume los resultados de su participación en la competencia y su actitud ante el éxito o el fracaso.
Éxito: Las vivencias del éxito se traducen en alegría, placer, satisfacción y bienestar, por lo general acentúan la seguridad del deportista. Son experimentadas con más o menos fuerza en dependencia de cómo fue el transcurso competitivo a partir de la calidad de los adversarios, el nivel de preparación que realizaron y las características personales del deportista. Por eso las vivencias de éxito pueden sentirse inmediatamente al resultado o de forma retardada.
Fracaso: Las vivencias después de la derrota se traducen en tristeza, amargura, agobio y decepción, conducen generalmente a la desconfianza. Sin embargo perder con el contrario no significa un fracaso, si el contrario fue fuerte, estuvo mucho más preparado y lo superó considerablemente por su preparación y maestría, se puede perder "con honor", lo que se experimenta como un éxito deportivo, con la emoción de la satisfacción. Si la derrota se debió a su equivocación reacciones de doble carácter: se experimentan emociones de insatisfacción, ofensa, despecho, necesidad de revancha.
Lo que se debe evitar tanto en el éxito como en el fracaso es que aparezcan efectos o consecuencias negativas:
Efectos o consecuencias negativas de la victoria (éxito): Sobrevaloración, arrogancia, valor excesivo, pérdida del interés por el entrenamiento.
Efectos o consecuencias negativas de la derrota (fracaso): Resignación, subvaloración, pesimismo, indecisión, apatía, conflictos en el equipo.
Intervenciones psicológicas:
A los atletas que se perturban, les es necesario la aplicación de acciones psicológicas. Las emociones postcompetitivas que tiene los síntomas de la depresión, euforia y agresión, requiere del entrenador una atmósfera de apoyo, de conversación individual y grupal sobre la actuación.
BIBLIOGRAFÍA
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6. GARCIA, Dr. Francisco Ucha. Estados emocionales negativos: La aparición del disgusto. 1999.
Autor:
Yusef Harold Zubieta Laos
Licenciado en Cultura Física EIEFD – CUBA
Investigador de la Empresa Deporte y salud Contemporáneo S.R.L – DESACO