El Román de la Rose, poema amatorio alegórico, es una expresión natural de la Edad Media. Fue escrito en dos partes, por dos autores, en dos tiempos diferentes. Por estimar más allá de los límites del presente estudio, abarcaremos solamente la primera parte, escrita por Guillaume de Lorris en 1237 aproximadamente.
En esta poesía francesa octosílaba existe una preceptiva amorosa. El propósito del autor es enseñar el arte de amar a la sociedad cortesana por medio de una serie de reglas que deben ser cuidadosamente observadas. Para ello recurre al didactismo de la poesía alegórica con la cual trata el amor y sus sutilezas, en la que un joven aprendiz trata de poseer un capullo de rosa –en Guillaume es evidentemente, el amor de la dama-, de la que se ha enamorado.
"El poema se refiere exclusivamente a los sentimientos de los amantes, tenía por supuesto que ser alegórico" "A pesar de su forma alegórica, lo que se nos da en el Romance de la rosa es una historia de la vida real" (Lewis; 1969)
El propósito de este código, el amor cortés, es la sumisión, la servidumbre incondicional e idealización de la amada, el comportamiento del amante, siervo y prisionero equivale al del vasallo con su señor.
"El libro fue escrito para el joven lector, que experimentaba en carne propia los innobles primeros ardores del amor juvenil" (Lewis, 1969)
Requiere la adhesión a ciertas reglas elaboradas, el noble caballero, enamorado de una mujer casada de igual o superior alcurnia, debe demostrar su devoción por medio de gestas heroicas y escritos amorosos anónimos. El amor cortés, absolutamente secreto, es una forma de adulterio aprobado, no es considerado como amenaza al contrato matrimonial ni al sacramento religioso.
Este amor tiene características particulares; "la humildad, la cortesía, el adulterio y la religión del amor". "Correr tras los recados, soportar calor y frío por obedecer los caprichos de la dama, de cualquier dama parecería cosa muy honrosa y natural a un caballero del siglo XIII y hasta del XVII" (Lewis, 1969)
El ideal femenino cortés requiere discreción, prudencia y otros conceptos más abstractos y que incluyen el saber comportarse en presencia de otros.
Guillaume de Lorris reúne la técnica narrativa del román medieval, del amor cortesano y del método alegórico. Escribe una historia de amor en la que el poeta y protagonista lucha por obtener los favores de la dama -la rosa- a quien dedica el poema. La inaccesibilidad de la dama convierte en eterna la esperanza de su posesión. Lorris es un idealista, lo vemos en el hecho de que el protagonista del poema no consigue lo que quiere, lo desea pero no desfallece y aspira a poseerlo en un futuro incierto y remoto.
Inicia un viaje inacabable en cuyo curso aliados y enemigos ofrecerán todo tipo de ayudas e introducirán todo tipo de obstáculos, que hay que interpretar como las diferentes facetas del comportamiento femenino.
El protagonista es prácticamente suprimido y reducido a la categoría de narrador de la fábula y no lo vemos a él sino que vemos a través de sus ojos.
La alegoría pretende "representar lo inmaterial en términos pictóricos. Es la equivalencia entre lo inmaterial y lo material" (Lewis; 1969) "se quiere significar otra cosa que la que se dice" (Valentini & Risorto; 2003) El autor ante un hecho inmaterial como las pasiones que uno experimenta, expresa ese estado de ánimo a través de un personaje, lo personifica. En El Romance de la Rosa la alegoría deja su dominio religioso, característica de la época y pasa al ámbito profano, amoroso y cortés.
La alegoría encarna la batalla entre Vicios y Virtudes personificados, un debate entre la Razón que prohíbe y el Amor que impulsa a hacer. Esta batalla se puede construir mediante el discurso o el comportamiento de estos personajes ficticios. "Las personificaciones del bien y del mal luchan en el alma humana, un tema favorito del Medioevo es la batalla de las virtudes y los vicios" (Lewis; 1969) Estas fuerzas en litigio no se pueden describir sino mediante la alegoría.
El poema se divide en tres situaciones. La primera va desde el comienzo de la narración hasta el descubrimiento del jardín rodeado y la descripción del recinto exterior que retrata todos los vicios e infortunios que debe evitar el joven si desea pertenecer a la corte del dios de Amor. La segunda abarca desde la entrada y descripción del jardín de Solaz donde se encuentran las virtudes corteses, el episodio de la fuente de Narciso, el hallazgo de la rosa y del mundo que ésta le revela, el arte de amar y los mandamientos de Amor. La tercera comprende la entrada al seto o vallado donde se encuentran los sentimientos de la amada, el episodio del beso de la rosa y la venganza de Celos.
El escenario es siempre su propio corazón. La escena comienza con un sueño "sognai un sogne en mon dormant" (tuve un sueño) [87] en el sentido de ver o descubrir algo que ya se buscaba, revelado como verdadero, tópico característico del inicio de la narración alegórica, durante el vigésimo año de la vida del poeta, quien escribe el libro ordenado por Amor y destinado "a quien vale tanto y es tan digna de ser amada, que se debe llamar Rosa" [43-44] y cierra con el despertar del poeta.
Es narrada -o escrita- cinco años después de transcurrido la acción, para lograr objetividad, distanciamiento entre experiencia y recuerdo. Comienza con la explicación del significado del sueño. Transcurre durante el mes de mayo, primavera en el hemisferio norte, mes significativo ya que concuerda con el inicio de la vida y es el momento ideal para enamorarse, "ou temps amoureux, plain de joie, ou temps que toute riens s’esgaie" [48-49]. Unión común entre primavera y amor.
En este sueño, el poeta tiene deseos de salir de la ciudad, se dirige hacia un río -alegoría del río de la vida-, y que sigue hasta llegar al jardín, que para algunos estudiosos representa la imagen de la propia amada. Este jardín está rodeado por un muro que impide su acceso directo, divide el mundo exterior del vergel interior. En su exterior se encuentran pintadas figuras alegóricas de los vicios que debe rechazar el aprendiz de cortesano si se desea apasionar. Fueron pintadas del lado de afuera para que todos puedan conocer cuales son los vicios rechazados por el amor.
En sentido literal el escenario en el que se desarrolla la acción está formado por la orilla de un río, por el muro que rodea el jardín, por el jardín mismo y por la rosaleda que queda protegida con el seto. Sin embargo, en sentido alegórico, el escenario estaría formado por el río de la vida, el mundo de la sociedad cortés y el ánimo de la joven amada que vive en este ambiente.
Emplea abstracciones personificadas para crear sus personajes, aun así es realista y natural, habla de un mundo interior. Los sitios y personas abstractas de El Romance de la Rosa son imágenes de la vida real.
La primera personificación es la de Amor -quien cobra peaje, ordena, contiene todas las artes-. Aunque la siguiente en orden es la tierra -siente orgullo, olvida la pobreza, se hace presumida- la pone por debajo de los sentimientos, virtudes y vicios quienes son puestos en mayúscula revelando su mayor jerarquía.
En la parte exterior del muro, están personificados los enemigos del amor cortés, "imágenes que no son bellas ni agradables, sino dolorosas y tristes". Malquerencia –Odio- quien viste de azul; luego Felonía, éste es el mayor crimen del mundo feudal, ya que rompía con todos los compromisos de vasallaje y Villanía, alegoría de un fuerte contenido moral, ya que era asociada a la avaricia, la cobardía y a la infidelidad, opuestas a la lealtad y a la cortesía Al mirar las imágenes feas en el muro el joven debe realizar una re-lectura de lo que los valores corteses significan. La Codicia es el defecto contrario a la generosidad.
La Avaricia es representada con una bolsa de monedas en una de las manos y sus ropas rasgadas. La Envidia pone la mano derecha sobre el corazón para mostrar el sufrimiento que siente cuando se hace el bien. La Tristeza está personificada por una mujer joven y enferma que se arañó la cara, se arrancó los cabellos y se hirió los senos con sus propias manos, mala amiga de Amor y Cortesía, se opone a Alegría. Luego estaba Vejez usa un cayado para apoyarse y tiene el cuerpo recubierto por un largo manto azul, pues siente frío -sensación contrapuesta al calor, al verano, a mayo, al amor y a la juventud-. Ella es el opuesto exacto de Amor y de Juventud, que es una pasión ardiente. La Vejez tiene prohibido el acceso al Jardín de Amor por ser enemiga declarada de los ideales corteses.
Para algunos autores el tiempo -con minúscula- no sería una personificación, sin embargo el autor le otorga características de persona y lo clasifica en tres: el tiempo en general que no puede detenerse, el tiempo y nosotros al que nada resiste, que todo lo destruye y pudre y el tiempo y la vejez que envejeció a nuestros padres, reyes y emperadores. A continuación está la Hipocresía y junto a ella Pobreza, un antivalor.
En cada caso el autor describe sus apariencias deplorables, estados de ánimo malvados, mezquinos, ruines; las características físicas feas, flacas; de personalidad perversa y su vestimenta andrajosa. Ociosa enumera también a Orgullo, Codicia y Traición [609-611]
Es el espacio alegórico, de la ficción, de la escritura, creado como marco de las aventuras amorosas del protagonista. Es un típico locus amoenus de la literatura medieval, un ambiente soñado, bucólico, idílico, paisaje maravilloso e ideal. En el Jardín de Solaz se hallan las virtudes corteses propias del comportamiento amoroso. Desde la mirada medieval, existe un lógico discurrir entre la ficción del jardín -paraíso amoroso- y el paraíso bíblico, un reflejo imperfecto del Paraíso, naturaleza domesticada y refugio del mundo nobiliario. El Jardín es la alegoría ideal de un microcosmos: tanto de vegetación como de pájaros -ambos manifestaciones del amor-.
El Jardín de Solaz es el símbolo del disfrute de la vida cortesana, lograr ingresar equivale al ingreso al mundo de la corte. Para ello serían necesarias ciertas cualidades morales además de dones naturales y medios de fortuna suficientes. Esta es la razón por la cual las figuras de los vicios quedan del lado de afuera del Jardín.
"Li vergiers par compasseure fut toute de droite quarreure" [1346-1347] El Jardín de Amor es perfectamente cuadrado. El valor simbólico de la planta cuadrada en la Edad Media por un lado hace referencia a la ciudad de la Jerusalén del Apocalipsis -Apocalipsis 21:16-. Por otro en la mística medieval tiene el valor simbólico de la gloria, laicizado en El Romance da Rosa, simboliza la perfección del amor.
En el interior del jardín, las virtudes corteses son constituidas por el comportamiento amoroso en la corte, de dones naturales, bienes materiales y cualidades morales. Ociosa es el primer personaje que el poeta conoce y que viene desde el interior del jardín. Es el portero del jardín, tiene un espejo en una de sus manos -asociado a la lujuria ya que es un atributo de Venus y Ociosa es su representación-. Ella le muestra en el espejo el reflejo del mundo que existe dentro del jardín -símbolo del agua, el río del inicio del poema-. Es amiga íntima de Solaz, dueño del Jardín.
El portillo de carpe [523] entra en la constitución del gineceo -habitación destinada a las mujeres-. El nimbo o guirnalda [550] era una señal que indicaba la nobleza de la doncella que lo utilizaba.
Solaz es bello, noble, joven doncel –es el rey y dueño del Jardín-, es decir que la vida cortesana es una vida de placeres y diversiones. El término "amiga" [858] designa a la amante de Solaz, en este caso es Alegría. Alegría, concepto que expresa la exaltación interior, alegría violenta, no se puede separar del deseo y del placer amoroso
La música simboliza lujuria, también se manifiesta y más claramente en las sensuales caricias y besos intercambiados entre las dos damas [795].
"Cortesía representa un conjunto de cualidades sociales, entre las que se destacan la educación, las buenas maneras, el refinamiento de costumbres, la importancia del amor o el gusto por el lujo: no tiene nada de extraño, pues, que con este término se designe a la generosidad, elegancia, buenos modos y en algunos casos, a una forma de amar (el amor cortés)" (Alvar; 1985)
El dios de Amor es quien hace justicia con los enamoramientos, es comparado a un ángel por su apariencia. "La figura personificada del Amor está casi tan relacionada con el tema de la religión del amor como con el de la alegoría" (Lewis; 1969) Su servidor es Dulces Ojos, llamado así porque en el mundo clásico y medieval se pensaba que el amor penetraba al corazón por los ojos, es quien lleva los arcos uno lindo y bien tallado, el otro feo y deforme y las diez flechas -encarnan las virtudes que satisfacen el amor-
Cinco color oro cuyos nombres eran Belleza (Beauté), Sencillez (Simplece), Cortesía (Courtoisie) que aparece en su segunda mención; Franqueza (Franchise) que aparece en su primera mención, Compañía (Compaignie) y Buena Cara (Beaux Semblans), las cinco flechas feas se llamaban Orgullo (Orgueux), Villanía (Felonnie), Vergüenza (Villenie), Desesperación (Desesperance) y Mudanza de Pensamiento (Nouvel Penser), estas no son personificaciones sino más bien caracterizaciones.
La corte del Dios de Amor -Cupido, hijo de Venus y Marte- "Hay por todas partes, detalles que se encuentran en la línea divisoria entre la alegoría y la mitología" (Lewis; 1969) con sus hábitos y usos solemnes según el modelo de las cortes feudales de la época, está formado por Belleza, Riqueza, Generosidad -considerada como la más importante de las virtudes corteses-, Franqueza, Cortesía, Ociosa y Juventud que son el conjunto de virtudes y cualidades que constituyen la esencia del amor cortés.
El poeta enumera las cualidades de la virtud, luego la vestimenta que lleva y el acompañante que tiene. La acompañante del dios de Amor es Belleza descripta como sin maquillaje ni pintura ya que normalmente en los textos medievales la pintura femenina es asociada a la prostitución, especialmente en las narraciones de los moralistas, lo que de hecho destaca aun más el hecho de que las mujeres medievales se pintaran contrariando el discurso eclesiástico. Resalta así lo profano del texto y su relación con la naturaleza. La belleza física se opone a la belleza divina ya que la primera es puramente corporal, sensible y la segunda espiritual. Así lo feo despierta la nostalgia por la Belleza Divina por lo que en lo feo se alaba mejor a Dios.
A continuación describe a Riqueza y su corte llena de aduladores, traidores y envidiosos, despreciados por los nobles. Generosidad es del linaje de Alejandro Magno [1155] alusión y modelo de generosidad, en este poema es una marca de intertextualidad. El acompañante de Generosidad era caballero del linaje "du bon roi Artus de Bretaingne" [1202] rey de Bretaña que aparece en varios romances medievales como el soberano de los Caballeros de la Mesa Redonda. De Lorris acá demuestra una vez más el carácter laico del texto ya que los clérigos medievales se oponían a las competencias de gesta.
Existen innumerables marcas de intertextualidad y no es nuestro propósito enumerarlas sino dar algunos ejemplos. "Según el evangelio" (ce cit l’Evvangile) [437] según la Biblia, hace referencia a Mateo 6: 16. Las piedras preciosas del cinturón de Riqueza [1092-1107] y sus propiedades mágicas que curan y salvan forma parte del mito de la época y proviene de las doce piedras descriptas en el Apocalipsis 21: 19,20. La narración de la leyenda de Narciso ya era conocida en Francia para la época. "La fuente es fusión de la de Narciso y del manantial de vida bíblico" (de Lorris, 1969)
Las descripciones de los vestidos tienen directa relación con la virtud o vicio descrito, dando de esta manera, marco y mayor realismo a la caracterización. Todos los personajes de la corte de Amor eran nobles, educados y de buen comportamiento, condiciones indispensables de la nobleza.
En la Edad Media el amor se entendía como un fuego que quemaba al amante. La sensación del poeta es de dulzura y amargura –sentimientos contradictorios que el amor causaba y que eran los responsables por el desconsuelo del alma, de allí provienen la idea del amor como un mal. "¡Que Dios me proteja de herida mortal! Si me alcanza, me causará un gran daño" [1338-1340]
La profusa descripción de flora y fauna además de enmarcar el lugar agradable tiene connotaciones alegóricas. Por ejemplo, la selección de pájaros de canto bello y melodioso es con el propósito de crear el ambiente más poético, armonioso y amoroso. El ruiseñor (rossignolz) es un pájaro muy apreciado por su canto, es símbolo del amor y de los sentimientos y está ligado con el amor y la muerte. "No se puede convertir de ninguna manera a un halcón alfaneque (pequeño y lento) en un gavilán (muy apreciado en cetrería)" [3698] La idea es que con una cosa de poca calidad no se puede hacer otra mejor.
Los laureles caracterizan la inmortalidad, simbolizan todas las plantas que permanecen verdes durante el invierno. Los pinos también representan la inmortalidad. Eran dedicados a Cibele, diosa de la fecundidad. Encarnan a Átis muerto, esposo de Cibele. Es la alternancia de las estaciones. El pino donde se encuentra la fuente de Narciso puede ser interpretado como una metáfora del cultivo y de la preservación del pensamiento clásico. Al no florecer simboliza la esterilidad, pero también es símbolo de inmortalidad, pues sus hojas persisten y su resina es incorruptible.
Los avellanos representan la fecundidad, a Iduna la diosa nórdica de la vida y de la fertilidad es libertada por Loki, transformado en halcón que la lleva transformada en avellana. Poco a poco ese árbol se torna símbolo da incontinencia de la lujuria y, por fin, del diablo. Los nogales entre los griegos eran asociados al don de la profecía. Ártemis Cariátide, amante de Dionisio, dotada de clarividencia fue transformada en un nogal de frutos fecundos.
La fuente de Narciso significa el centro del Paraíso terrenal, centro del Jardín de Amor, centro del mundo, pues de ella salen los cuatro ríos que marcan los puntos cardinales. El agua siempre se relacionó con la gracia del Espíritu Santo.
Los cristales del fondo de la fuente simbolizan los ojos de la amada. Reflejan todo cuanto hay en el Jardín y constituyen el deleite en el cual el poeta vivió sus últimos momentos. Los ojos son la alegoría del espejo, símbolo de Venus (diosa de amor). "Ce est li mirouers perilleux" [1590], [1632] La metáfora del espejo es muy común en la literatura medieval ya que refleja las cosas exactamente como son, las cosas como deberían (o no) ser, refleja las cosas como serán en el futuro y como son en la imaginación.
El poeta está preparado para el amor, se enamora del capullo de rosa que ve reflejado en el agua de la fuente de Narciso. El capullo perfecto de la rosa simboliza el ideal del amor cortés. Su cualidad especial es que no se puede conseguir, es inalcanzable; el gozo más intenso consiste no en poseer, sino en desear, la felicidad eterna sólo se experimenta cuando lo que deseas no está a tu alcance. Representa el don del amor y su pureza, la juventud para algunos autores, para otros es la mujer, el sexo, Eros. Es la flor que supera a todas las flores como la amada está por encima de todas las mujeres. La presencia del cardo en [1693] significa que la rosa elegida por el poeta estaba protegida y resguardada por cardos y los espinos. También están los obstáculos que son las personificaciones de los estados de ánimo de la joven cortejada figuradas por las espinas de la rosa.
De Lorris suprime por completo a la heroína, vemos sus estados de ánimo algunos amistosos y otros no tanto. De esta manera el amante enfrenta una pluralidad de ánimos que ayudan o ponen trabas a sus intentos de ganarse el amor de aquella. El personaje femenino se desdobla en múltiples personificaciones, cada una de las cuales representa una actitud, un sentimiento de la amada o un vicio habitual en el mundo de la corte. Por esto si no toma parte en la acción es casi siempre porque el escenario donde se lleva acabo es interior, en su propio corazón. Así los conflictos se van sucediendo entre el hombre y la mujer o entre la mujer y sus propios conflictos.
"Me hice vasallo suyo entonces juntando las manos y me alegré mucho cuando su boca besó la mía" [1972-1974] En la Edad Media el voto de vasallaje era dividido en tres partes: el Homenage -volverse hombre de otro hombre-, la Fidelidad -juramento hecho sobre la Biblia y reliquias de santos- y la Investidura -el vasallo recibe un objeto – puñado de tierra, hojas, ramas, etc. simbolizando el feudo recibido-. En Francia el homenaje y la fidelidad eran acompañados por el beso –osculum-.
Sigue una serie de reglas que lo llevan al perfeccionamiento y a la obtención de su objeto de deseo que es besar la rosa. "Que amours par male aventure ont trouvee contre nature" [2186-2187] Probable alusión a los homosexuales, "pero no te maquilles ni te pintes, pues eso es propio de las damas y de hombres de mala fama", intolerancia que fue incrementándose a medida que avanzaba la Edad Media.
"Los dolores terminan cuando los ojos contemplan lo que el corazón desea" [2746-2747], trecho que alude a la apertura del Tratado de Amor Cortés de Andrés el Capellán: "Amor es una pasión natural que nace de la visión de la belleza del otro sexo y del recuerdo obsesivo de esa belleza"
Es frecuente en la Edad Media la mezcla de términos religiosos, "toda mujer, si no es dura, debe apiadarse de quien soporta tales sufrimientos por ella" [2535-2537], transposición al amor sexual de las emociones "por los deseos que tienes de que sea tu amiga" [2534] y de la imaginería religiosa "por amor del santo lugar (santuario)" [2539].
Amor entrega al poeta tres bienes que pueden proteger a los enamorados, salvándolos de la muerte [2751] Dulce Pensamiento, Dulce Conversación y Dulce Mirada. Además le aconseja la compañía de Amigo representa la confianza en alguien, el confidente, la persona que escucha, que consuela al afligido de amor.
"Buen Recibimiento es hijo de Cortesía. Es algo más que mera urbanidad, pero un algo más que toda mujer bien nacida encontraría difícil de rehusar a ningún conocido a menos que fuera a todas luces indecoroso o grosero. Es el falso amigo de Castidad" (Lewis; 1969) Buen Recibimiento es quien le permite el paso por el seto que protege a las rosas. Es el momento de la confesión de su amor a la joven. El cerco de zarzas y espinos constituyen las múltiples angustias y problemas por las que atraviesa un enamorado caracterizados en el poema como Rechazo, Vergüenza quien representa no tanto el papel de pudor sexual como la vergüenza pública o social que sigue a la Mala Lengua, Miedo
Razón lo mira desde lo alto de la torre, lugar de privilegio que ocupa y desde donde puede observar todo. La corona que usa la Razón simboliza el lugar que esta debe ocupar, la de lugar superior, de elevada condición. [2979] Personifica a la diosa Minerva o Palas Atenea, diosa de la sabiduría. Legendaria alegoría opositora y combatiente de Amor, tema recurrente en la época. Los instintos naturales son rehabilitados en el vergel bajo el control de la mesura y de la razón. Vemos la batalla psicológica desencadenada entre Amor y Razón.
Existen opiniones encontradas acerca de la representación de Peligro [2920] no es ciertamente el marido de la heroína ya que si así fuera estaría personificado por Celos, otros autores afirman que es la familia de la joven, para Lewis significa más bien la repulsa directa que desde las alturas lanza la dama mientras se envuelve en su orgullo.
El personaje de Celos surge mas bien como una preocupación obsesiva por todos los bienes, la joven se muestra avara de sus propios encantos, se encuentra imposibilitado de consumar su amor, porque la diosa de los Celos construye una torre amurallada alrededor de la rosa. En esta construcción Celos encierra a Buen Recibimiento. Representa a la cárcel de amor y sus carceleros son Rechazo, Vergüenza, Miedo y Mala Lengua, no es otra cosa que la batalla de sentimientos encontrados de la dama.
En los últimos versos [3975-4028] Guillaume de Lorris presenta al amante medieval lamentándose de su escaso éxito final, ya que, después de haber descubierto el jardín rodeado de muros, de haber entrado en él e incluso de haber conseguido besar la rosa, se halla de nuevo muy lejos de la amada y con pocas posibilidades de acceder a ella. La venganza de Celos ha sido total.
Al finalizar el poema conocemos íntimamente al protagonista que nunca aparece como tal, sin embargo bien conocemos sus temores y vacilaciones al igual que conocemos la psiquis de la heroína. Punto paradójico de quiebre nos deja Guillaume de Lorris, por un lado nos muestra tan brillantemente descriptas en alegorías las vicisitudes del hombre enamorado –como género– y por otro nos deja en la zozobra del final abierto. Esto podría bien ser adrede y tener un mensaje no explicitado en el poema, el cual sería que con el primer beso comienza todo, o bien, que en lo que al Amor concierne no todo está dicho.
BIBLIOGRAFÍA
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PINTURA: Romance de la Rosa (1864) del poeta ingléss Dante Gabriel Rossetti (Tate Gallery, Londres, Inglaterra)
Claudia María Alejandra Colazo Lloret
Profesora en Educación Preescolar (Instituto Superior del Profesorado "Antonio Ruiz de Montoya") – Misiones – Argentina
Profesora en Portugués (Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales – Universidad Nacional de Misiones) – Argentina
Especialista en Alfabetización Intercultural (Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales – Universidad Nacional de Misiones) – Argentina Maestrando en Enseñanza de la Lengua y la Literatura (Facultad de Humanidades y Artes – Universidad Nacional de Rosario) – Argentina