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Asesoría Filosófica

Enviado por Claudio Altisen

Partes: 1, 2

    Sobre la ayuda a personas en situación de consulta, como un nuevo escenario para el trabajo profesional de los filósofos en la  sociedad.

    Unas palabras sobre este Ensayo

    Cuando un hijo le dice a su familia que desea estudiar filosofía la respuesta suele ser: "De acuerdo, pero… ¿de qué vas a vivir?" Ante tal pregunta, este Ensayo pretende ofrecer una respuesta positiva a partir de una práctica de la filosofía legitimada en la milenaria tradición filosófica occidental y legalmente sostenible desde la Mediación privada extrajudicial.

    Si uno presta atención a los medios de comunicación, notará que cada vez más frecuentemente se oye decir que la filosofía está de moda. Actualmente se pueden leer artículos periodísticos en los cuales se nos informa que algunas empresas multinacionales e importantes bancos, así como también las empresas de investigación de mercado y asesoramiento en marketing, han comenzado a contratar los servicios de filósofos. Y ello porque en una época como la actual, en la que el acceso a la información es cada vez más rápido y simple (pensemos por ejemplo en la internet), es muy fácil quedar literalmente "desbordado" por el flujo de datos, así como también sentirse "desorientado" al momento de analizar y discriminar criteriosamente la pertinencia de tales o cuales datos. Entonces, se confía en el filósofo porque es un hombre especialmente preparado para llevar adelante este tipo de tareas: pensar de manera amplia, ordenada y analítica; aportando soluciones más profundas y menos circunstanciales para problemas cada vez más complejos.

    Los filósofos que se incorporan hoy a las empresas suelen ocupar cargos de dirección, planeamiento estratégico o en dependencias relacionadas a recursos humanos.

    También en nuestro país han comenzado a despuntar fenómenos similares. En diciembre de 2000, el decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Católica Argentina (UCA), comentaba a periodistas del diario "La Nación", que aumenta el interés por la filosofía, ya que en los últimos tres años se produjo una creciente "demanda de filósofos" egresados de esa casa de estudios, por parte de consultoras y empresas. Y lo mismo se ha advertido en la Universidad del Salvador (USAL), donde algunos de sus profesores de filosofía se han convertido en auténticos consultores de empresas privadas y de organismos Estatales, dictando conferencias y seminarios de capacitación, por ejemplo para una empresa de turismo.

    En el mismo artículo periodístico, el secretario académico de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), puntualizó que el interés creciente de las empresas por los filósofos (por ejemplo Siemens y Bayer entre las más interesadas), se da porque éstas comprendieron que necesitan contar con profesionales que piensen globalmente.

    También las editoriales, los organismos gubernamentales y las organizaciones sin fines de lucro "como es el caso de las ONG" tienen que lidiar con cuestiones interdisciplinarias, y el filósofo es el candidato ideal para aportarles una visión totalizadora y creativa.

    Vivimos en una época de cambios permanentes y de mucha incertidumbre, razón por la cual las organizaciones necesitan de líderes sin recetas, que no le tengan miedo a lo desconocido y que estén habituados a plantearse interrogantes como una forma de avanzar en la búsqueda de soluciones.

    Por otra parte, desde los comienzos de 1980 en Europa, ha ido surgiendo el llamado asesoramiento filosófico; una práctica orientada a aplicar la filosofía a la vida cotidiana de las personas, y que en los '90 ha comenzado a desarrollarse también en los Estados Unidos. Personas comunes, profesionales, hombres de negocios, ejecutivos de empresas importantes, han dejado el diván para ir a conversar con los filósofos. Quienes llevan adelante esta actividad cuentan ya con una Asociación Filosófica Estadounidense de Profesionales. Por otra parte, los servicios que estos filósofos brindan no se dirigen sólo a los particulares, sino que empresas como IBM, General Electric o Ford, contratan oradores para que ayuden a sus gerentes a desarrollar "debates intelectuales sobre temas de negocios". Algo similar también se ha comenzado a implementar en la formación de empresarios que lleva adelante en nuestro país la Universidad Austral, especialmente mediante talleres de reflexión y discusión sobre temas de ética profesional.

    Pero el asesoramiento filosófico propiamente dicho "más conocido como consultoría filosófica" y que es el que en este ensayo nos interesa, tiene su fundador en el Dr. Gerd Achenbach. Este filósofo alemán se planteó la necesidad de llevar adelante la filosofía de una manera nueva y distinta a la académica profesional; esto es, hacer del filósofo algo más que un "profesor de filosofía", es decir hacerlo filosofar en el diálogo con los demás y sobre los temas aportados por los demás. Así, en 1981, Achenbach dio comienzo a la primera "Consejería Filosófica" en Bergisch-Gladbach, Alemania. Y en 1982 fundó la "Sociedad Internacional de Filosofía Práctica" (IGPP: Internationalen Gesellschaft für Philosophische Praxis), a partir de la cual comenzó la difusión mundial de esta práctica de la filosofía.

    Entre 1984 y 1985, Achenbach publicó sus primeros libros sobre el tema y, en breve, sus ideas se extendieron por toda Europa con favorable acogida. En este momento, además de la "Sociedad Alemana de Consultoría y Filosofía Práctica", existen diversas asociaciones en el resto del mundo: Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Israel, Holanda, Noruega, Finlandia, Italia, Australia, Austria, Suecia, Dinamarca, Francia, Luxemburgo, Bélgica, Turquía y Japón, entre otros países.

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