Resumen
Posicionada en el paradigma alternativo del Buen Vivir y bajo el marco teórico del desarrollo a escala humana, se construyeron indicadores cuantitativos y cualitativos que dieran cuenta del aporte de los Circuitos Cortos de Comercialización CCC y de otros canales de comercialización al bienestar de quienes venden en ellos. Se encontró que el CCC evaluado tienen la potencialidad satisfacer todas las necesidades humanas fundamentales y de brindar buena vida de forma integral a quienes venden en ellos. El CCC tiene fortalezas claras en la satisfacción de la necesidad de afecto (valoración del trabajo) y participación; y debilidades en la satisfacción de la necesidad de subsistencia (pocos ingresos económicos) y de afecto (conflictos relacionados al grupo). En comparación con otros canales de comercialización como la venta en la calle, a intermediarios, a través de canales estimulados por entidades gubernamentales y no gubernamentales, en mercados regionales y en tienda propia tiene mayor cantidad de elementos de buena vida y menor cantidad de elementos asociados a la mala vida. Con el fin de fortalecer el CCC evaluado será necesaria la construcción de estrategias que potencien los factores de buena vida y de dar solución a los factores de mala vida. El presente trabajo resalta la importancia de los CCC en el bienestar de los pequeños productores y aporta evidencia empírica del potencial que estos tienen para direccionar problemáticas del modelo de producción agrícola convencional.
Palabras Clave: Circuitos Cortos de Comercialización, necesidades humanas fundamentales, Buen Vivir.
Introducción
1. El problema de comercialización de los productos de los campesinos
Hoy la humanidad se confronta con dos modelos de agricultura, desarrollo rural y producción de alimento, a) el modelo dominante-hegemónico-capitalista y b) el modelo alternativo de producción basado en la agricultura familiar y campesina (ICARRD, 2006; Ploeg, 2010). En medio de estos dos extremos se encuentra un amplio espectro de formas de producir que combinan elementos de dichos modelos (Ploeg, 2010c).
El modelo dominante está basado en la agroexportación y la lógica del libre mercado neoliberal, la privatización y la comoditización de la tierra, el agua, el bosque, los recursos pequeros, las semillas, el conocimiento y la vida misma. Este modelo, es guiado para producir ganancias para las corporaciones, estimula la producción destinada a ser exportada, y es responsable del incremento en la concentración de la posesión de tierras, de los recursos y las cadenas de producción y distribución de alimento y otros productos agrícolas en las manos de unas pocas corporaciones. Este tipo de modelo conduce a que los precios de los alimentos y bienes agrícolas que reciben los productores estén constantemente disminuyendo por el dumping y otros factores, mientras los precios a los consumidores continúen aumentando. Este modelo es intensivo en el uso de insumos químicos y causa daños incalculables al ambiente y a la salud de los productores y los consumidores (ICARRD, 2006).
Por otro lado, el modelo agrícola basado en la soberanía alimentaria, y la producción familiar campesina multifuncional, prioriza la producción local de alimento para mercados locales y nacionales, evita el dumping, y usa prácticas de producción sostenible basada en conocimiento local. La soberanía alimentaria se entiende en el presente trabajo como un marco alternativo para la alimentación y la agricultura, propuesto por La Vía Campesina en 1996, cuyos pilares son el reconocimiento y fortalecimiento del derecho al alimento y a la tierra, el derecho de cada nación o persona para definir su propia política agraria y de alimento, el respeto a los derechos de los pueblos y los territorios indígenas, el derecho a la pesca tradicional, la derogación de políticas de libre comercio, y el fin del dumping, una reforma agraria genuina, y prácticas agrícolas sostenibles campesinas o agroecológicas (ICARRD, 2006; Rosset, 2007).
Por agricultura campesina multifuncional debe entenderse: al tipo de agricultura hecha por pequeños agricultores y sus familias, que además de producir alimento, fibra y combustible, produce otra serie de beneficios adicionales como la preservación de la diversidad a nivel biológico y cultural; la preservación de recursos naturales como el suelo, el agua y la vida silvestre; el empoderamiento de las comunidades; la re- conexión entre compradores y vendedores, y el fortalecimiento económico de áreas rurales; la captura de carbono y el aumento en la resiliencia a inundaciones e incendios (Rosset, 1999; Polman et al., 2010). La evidencia muestra que este modelo es más productivo por unidad de área (Rosset, 1999), ambientalmente es más amigable, conserva los recursos naturales y la biodiversidad, protege la sostenibilidad agrícola del futuro y además es más capaz de proveer a las familias rurales una vida digna, mientras brinda a los consumidores rurales y urbanos alimento a precios accesibles, saludable y localmente producido (ICARRD, 2006)
Ambos modelos tienen sus propuestas en cómo deben ser comercializados los bienes agrícolas que producen. A continuación se presenta un breve resumen de dichas propuestas.
a) modelo dominante-hegemónico-capitalista: Propuesta de comercialización de productos agrícolas
De acuerdo con las estadísticas de la FAO en 2003, el comercio de bienes agrícolas superó los 500 mil millones de dólares (FAO-WHO, 2006) y a pesar de que solo el 15% del alimento producido en el mundo cruza las fronteras, las políticas de comercialización de los bienes agrícolas del modelo dominante privilegian el libre comercio, y subordinan el restante 85%, que se vende a nivel local y nacional, a seguirlas (Ploeg, 2010).
El modelo dominante parte de la creencia de que la promoción del libre mercado entre países y la disminución de las barreras comerciales proteccionistas tarifarias – impuestos a las importaciones, y no tarifarias -subsidios a la producción, precios mínimos asegurados por el gobierno, subsidios a las exportaciones, y cuotas máximas de importación– (Rosset, 2006); benefician a los productores y a sus familias, y a su vez reducen la pobreza y el hambre (FAO-WHO, 2006). Es así como entre 1980 y 2004 los impuestos netos a los bienes agrícolas han disminuido en promedio del 28% al 10% en países agrícolas, donde esta actividad aporta en promedio 32% al PIB , la mayoría de ellos países de África Sub-sahariano; y del 15% al 4% en países en transición hacia la urbanización donde la agricultura aporta en promedio 7% al PIB como China e India. El comportamiento fue opuesto en países urbanizados, cuyo PIB está afectado 5% o menos por la actividad agrícola, donde los impuestos a la agricultura subieron en promedio 9%, Brasil es un ejemplo de estos países (Banco Mundial, 2008). Según este modelo, la eliminación de las barreras al libre comercio evitan la distorsión de los mercados debido a las barreras proteccionistas y permiten la libre competencia y la expresión de la ventaja comparativa "pura", es decir las condiciones que un país tiene sobre otro para producir con mayor eficiencia ciertos bienes debido, por ejemplo, a su posición geográfica; y que la mano invisible del mercado a través de la oferta y la demanda modela el precio y la disponibilidad del bien hacia la maximización del interés social, o sea lo que debería convenir a la mayoría (Todaro, 1989). Este modelo propone que la pobreza disminuye como resultado de la combinación de la disminución de precios pagados a quien produce –gracias a la ventaja comparativa-, el aumento del consumo, el crecimiento económico y la inversión extranjera, que genera la capacidad de aumentar la productividad y así crear más empleos que demandan mano de obra, lo cual resulta en última instancia en el aumento en la calidad de vida; en otras palabras, el aumento de la riqueza para los pobres se da si se les facilita la comercialización con los ricos. Los pobres dejarán de serlo si los ricos demandan más sus productos. (Banco Mundial, 2002, WCED, 1987 citado por Lele, 1991; Korten, 1991)
Al revisar el programa de desarrollo sectorial agropecuario y pesquero mexicano (Sagarpa, 2007), es evidente que el gobierno de este país se adhiere al modelo productivo convencional, estimulando las exportaciones, promoviendo la firma de tratados de libre comercio, y brindado estímulos para la competitividad en el mercado. Gracias a esto, México fijó como meta remover al 2008 todos los aranceles a los alimentos; es el primer productor mundial de aguacate, limón, cebolla y cardamomo, el segundo de pimientos, chiles y papaya, el tercero en toronja, naranja y pollo; y cuenta con 12 tratados de libre comercio que le permiten acceso preferencial, entre otras, a las tres mayores economías importadoras de alimentos: EEUU, Europa y Japón.
Sin embargo, al revisar las estadísticas sobre la reducción de la pobreza rural en América Latina (AL), la respuesta es clara: La aplicación de esta política ha fallado. Después de varias décadas tras la liberación de los mercados, la tasa de pobreza rural en AL sigue estando alrededor del 50%, ubicándose en 2009 en el 52.8% (CEPAL, 2012). En el caso especifico de México, país donde casi la mitad de su población se considera pobre, el 65% de ellos habitan el campo, y la gran mayoría de ellos es indígena (Coneval, 2011). Otra manifestación del rotundo fracaso de estas "políticas de desarrollo rural es la alta tasa de emigración de los países y regiones más pobres de Latinoamérica a Estados Unidos y Europa" (Kay, 2009:632).
La realidad es tan evidente que incluso las entidades a nivel mundial encargadas de promover el modelo convencional, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, reconocen que en algunos puntos esta política ha fracasado, pues a pesar de que el ingreso per cápita global ha aumentado en una tasa sin precedentes, no lo ha hecho de una manera lo suficientemente rápida como para prevenir el aumento de pobres en el mundo, lo que ha conducido a mayor inequidad (Banco Mundial, 2002). Según ellos, las principales explicaciones a este fracaso son a) Los intereses proteccionistas de los países ricos, que demanda la armonización institucional de áreas como la propiedad intelectual; y los derechos y estándares de salud, trabajo y medio ambiente, como prerrequisito para permitir el acceso de sus mercados (Banco Mundial, 2002) , b) la falta de competitividad del pequeño productor agrícola (Banco Mundial, 2008) y c) la incapacidad que éstos tienen "para interactuar directamente con los mercados por razones como: inadecuado acceso físico a los mercados por la distancia y falta de carreteras, relación asimétrica entre productores e intermediarios, carencia de habilidad e información de los productores en los mercados y limitada capacidad organizativa que limita competitividad y poder de promoción (Bargain)" (IFAD, 2003, citado por Chmielewska y Souza, 2010:1). Según ellos, estas limitantes pueden ser resueltas a través de la aplicación correcta del modelo, lo que incluye: a) la disminución de las barreras de los países ricos a sus mercados; b) el acceso de los pobres del mundo, incluidos los rurales, a programas de educación y asistencia social que aseguren su competitividad (Banco Mundial, 2002; Banco Mundial, 2008) y c) El acceso de los productos al mercado, bien sea con productos tradicionales de exportación, p ej. Café o banano, o con productos no tradicionales de exportación, como brócoli o el melón, lo que se promueve actualmente en México (Conroy, 1996; Sagarpa, 2007).
Siguiendo esta lógica, el BM clama por facilitar la integración de los pequeños productores al mercado, argumentando que el acceso a estos puede jugar un papel vital en la reducción de la pobreza y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria, (Banco Mundial, 2002; Banco Mundial, 2008; Chmieleswska y Souza, 2010), entendida esta como el "La situación en que toda la gente, en todo momento, tiene suficiente acceso físico, social y económico a suficientes alimentos, seguros y nutritivos que satisfagan sus necesidades nutricionales y preferencias alimentarias para una vida activa y saludable" (FAO, 2002). Uno de los mecanismos que utiliza para ello es promover que instituciones de carácter internacional como la FAO (Organización para la Agricultura y el Alimento) y el IFAD (Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola) a través de sus programas para disminuir el hambre como, P4P (purchase for Progress / compra para el progreso) y WFP (Programa Mundial para la Alimentación), compren la producción del pequeño agricultor, los gobiernos de los países donde se aplican estos programas son los encargados de ejecutar la transacción (Chmielewska y Souza, 2010; WFP, 2012). Otra de sus estrategias es promover el "desarrollo amigable con el mercado", la cual también parte de que el mercado es la clave para el crecimiento, y hace el llamado a los gobiernos para integrar completamente las economías nacionales en la economía global, a que inviertan más en infraestructura física y social y a que permitan a las fuerzas del mercado internacional actuar sin interferencia gubernamental (Korten, 1991). Dicha estrategia ha sido seguida al pie de la letra por el gobierno mexicano, algunos de sus ejemplos son las políticas productivas aplicadas a productos estrellas de exportación como el jitomate, el brócoli y el aguacate (SAGARPA, 2010; SAGARPA, 2011; SAGARPA, 2011b).
Sin embargo, hay quien señala que este tipo de soluciones, lejos de resolver el problema lo agravan y que las políticas económicas promovidas por el BM (Banco Mundial), FMI (Fondo Monetario Internacional) y la OMC (Organización Mundial del Comercio), tienen mucho más que ver con la creación de la pobreza que con la solución de esta (Mander et al., 2001).
Al no existir los mercados sin "distorsiones", ni la ventaja comparativa "pura", ni la reducción de la pobreza gracias al crecimiento económico; la liberalización del mercado lejos de terminar con el hambre y promover los intereses económicos de los pequeños productores, ha creado un "sistema alimenticio global que está estructurado para defender los intereses de "los poderosos" en detrimento de los pequeños productores alrededor del mundo" (Mittal, 2001:11), lo cual además de no disminuir la pobreza, ha potenciado problemas sociales como la migración, el desplazamiento del campo, la dependencia de recursos externos, el aumento de los precios de los alimentos (La Vía Campesina, 2002), y ha desatado una crisis alimentaria, que según Ploeg, 2010 se explica por: a) la especulación, b) la extremadamente baja cantidad de grano en las reservas mundiales, esto impulsado por políticas neoliberales, c) el cambio del clima, y d) que todo esto ocurre bajo el régimen de "los poderosos" o los imperios alimentarios, como él los denomina, que son corporaciones que controlan la producción, el procesamiento, la distribución y el consumo del alimento, Nestlé, Monsanto Unilever, Ahold, Parmalat, Vion son ejemplos de éstos (Ploeg, 2010b).
Además de esto el sistema alimentario basado en imperios, a pesar de que promete dar seguridad alimentaria, promueve la concentración de capital en unos pocos monopolios y "omite que las definiciones de seguridad alimentaria son nociones de poder y de control, sobre como la población ganará el dinero para poder comprar el alimento" (Patel, 2009 citado por Patel y McMichael, sin fecha: 3), es decir, dicho sistema puede generar relaciones asimétricas de poder en las que, quienes manejan los grandes capitales agroalimentarios, pueden controlar la disponibilidad, los precios de los alimentos , y en última instancia al pueblo en el que hacen sus negocios.
En resumen el modelo convencional agrícola se cimienta en el paradigma de desarrollo neoliberal y propone vender los bienes producidos en los mercados, especialmente el internacional, con el objetivo de generar riqueza y crecimiento económico. En este paquete técnico e ideológico aplicado a los alimentos producidos por los pequeños agricultores quienes en última instancia, dadas las fallas estructurales del modelo, ven como sus productos valen menos y como su oportunidad para escapar de la pobreza se hace cada vez mas exigua, parafraseando a Mander et al., 2001:4 "Probablemente el impacto mas traumático de las políticas de la globalización –y el libre mercado- tanto en la creación de pobreza como en la devastación ambiental, es haber forzado el cambio de modelo de la agricultura diversificada a pequeña escala basada en las economías locales, al modelo industrial exportador, dirigido por corporaciones globales".
b) modelo agrícola basado en la soberanía alimentaria, y la producción familiar campesina multifuncional, diversificada y pluriactiva: Propuesta de comercialización de productos agrícolas
El modelo alternativo fundamenta su propuesta productiva, entre otras cosas, en la reconstrucción y fortalecimiento del campesinado (Ploeg, 2010), que sea propietario de sus tierras tras una reforma agraria genuina, que idealmente incluya apoyo gubernamental en crédito, investigación, extensión y educación y que no deje al campesino propietario con deudas bancarias tras la adquisición de su tierra (Lappé, 1998; Rosset, 2009), y que produzca de forma agroecológica, utilizando técnicas como el control biológico de plagas, enfermedades y patógenos, el manejo ecológico de suelos, y los sistemas agrosilvopastoriles (Altieri, 1999).
Este modelo propone varios puntos a la hora de comercializar los bienes agrícolas, algunos de éstos son: i) re-regular los mercados de los bienes agrarios, mejor de lo que estaban antes, con un manejo genuino de la oferta, haciendo posible la fijación de precios justo para quien produce y para quien consume, ii) regresar a la protección nacional de la producción de alimentos, tanto de el dumping como del alimento artificialmente barato y la importación de alimento artificialmente costosos, lo que implica sacar a los alimentos de las normas del libre mercado, iii) reconstruir las reservas nacionales de grano en una versión mejorada que incluya activamente a las organizaciones de agricultores como dueños y administradores de las reservas públicas (Rosset, 2006; Rosset, 2009), iv) hacer que el gobierno implemente políticas y mecanismos financieros y de comercio que promuevan la venta de alimento de buena calidad a los consumidores más cercanos, para evitar así el transporte innecesario, dando el más alto grado de transparencia a los consumidores (La Vía Campesina, 2002), v) reducir la vulnerabilidad campesina a las turbulencias del mercado convencional con la creación de nuevas y extendidas redes que reduzcan la dependencia del mercado controlado por los imperios alimentarios, es decir la construcción de CCC o mercados anidados (Ploeg, 2010b), que toman forma en la venta directa, mercados campesinos, la creación de redes agroalimentarias alternativas y sistemas de compra públicos (Schuite, 2000; Knickel y Holf, 2002; Marsden et al., 2000; Morgan, 2007; citados por Ploeg, 2010c).
Los CCC o mercados anidados (Nested Markets) son, según el concepto de Shanin 1973 aquellos "donde se llevan a cabo transacciones específicas, entre proveedores específicos y consumidores específicos que están unidos a través de redes especificas, y sus transacciones están arraigadas a marcos específicos de trabajo y da ventajas específicas a ambas partes" (Shanin, 1973 citado por Polman et al., 2010: 301). Este tipo de mercados es diferente, en muchos aspectos, de los principales mercados de bienes agrícolas y productos alimentarios (Polman et al., 2010) y renacen por la necesidad que, tanto compradores como productores, tienen de "burlar" los imperios alimentarios dada la gran diferencia que hay entre lo que se paga a los productores y lo que se cobra a los consumidores. Dichos circuitos tienen, según Ploeg et al., 2012, las siguientes características: a) están embebidos y reglamentados por marcos normativos y formas asociadas de gobernanza que tienen raíz en movimientos sociales, no son mercados anónimos tienen un enfoque particular por ejemplo una relación de solidaridad, u objetivos políticos específicos; b) estos mercados están usualmente relacionados a los recursos locales y regionales y el mercado es el canal de salida, c) estos mercados están apoyados por agencias del estado –de diferentes maneras- e involucra la redistribución de recursos para lograr objetivos específicos, d) están interconectados con otros mercados similares. Y los siguientes atributos: a) especificidad – cultural, recursos, y habilidades para producir el producto – esta especificidad puede aumentar los ingresos de los productores, b) conectividad – consumidor/productor, productor/productor y c) arraigo –por ejemplo hay un tipo de carne italiana que se come, se puede y se sabe producir en una región específica y se vende a través de mercados anidados-.
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