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MITOLOGÍA COLONIAL, UNA HUELLA PARA LA COMUNICACIÓN

Enviado por marcelini


     

    Indice1. Introducción 2. Mitología Indígena 3. Mitología Europea 4. Mitología Negra 5. Nuestra mitología 6. Bibliografía

    1. Introducción

    El preguntarnos por el ser que somos hoy, el tratar de analizar las actitudes, comportamientos y problemas que en el presente reinciden en la sociedad a la cual pertenecemos, es acercarse a conocer el ethos socio cultural que poseemos como grupo humano. El mismo que nos permite reconocer los rasgos mentales, políticos, ideológicos y culturales que construyen lo que es "nuestra identidad". Para aproximarnos a tratar los componentes de nuestro ethos actual, es necesario hacer un recorrido histórico, una búsqueda de antecedentes que dieron como resultado lo que somos hoy en día. Pues muchos de los elementos que nos identifican como un nosotros, son rastros y huellas de algo que ya se vivió pero tiene un arraigo profundo en nuestras formas de ser. En le presente documento más que dar un recorrido general por la formación histórica de Colombia, deseo hacer énfasis en el imaginario colonial que hoy nos hace partícipes de una memoria colectiva. Todo a partir de la exploración de aquella mitología que trajo la colonización española, pero analizándola desde la función que cumplían todos esos mitos como formas de comunicación. ¿Por qué la mitología colonial? A parte de ser una forma de delimitar el trabajo, en mi concepto, explica parte de los valores que hoy existen en la sociedad Colombia. De igual forma, se puede apreciar cómo esta mitología posee diversas formas de comunicación, debido a que está compuesta por riquezas de diversas culturas. Para iniciar el recorrido, hago referencia a las tres culturas que construyen nuestro imaginario, la indígena, la negra y la europea.

    2. Mitología Indígena

    La mitología indígena buscaba expresar lo que el hombre no entendía. Intentaba hallar respuesta a todas aquellas preguntas que no se podían resolver por falta de herramientas, desarrollando una forma de comunicación en donde el hombre y la naturaleza adquirían una relación poética: los mitos. En la mayoría de mitos indígenas colombianos encontramos un gran referente comunicacional: los ríos. Para dar solución a los interrogantes sin salida, se buscaba algo en común para todos, y el río representaba para los indígenas su mayor elemento de supervivencia. Por esto, se intentaba explicar los fenómenos naturales a partir de este referente, en ocasiones se daban respuestas maravillosas e irreales a sus vivencias cotidianas, y hasta llegaban a imaginar un mundo mágico a través de él. En la mitología indígena colombiana durante la colonia, encontramos el espanto Nunsí. Según ellos era espíritus de los jaibanáes (hombres de medicina). El mito refiere a una especie de peces que viven en grupo, en el fondo de los pozos de los grandes ríos, que salen de noche y sus ojos resplandecen como fuego, que se comen el alma y el cuerpo de quien se baña allí. Si observamos bien esta descripción, se puede relacionar el retrato de este espanto con las pirañas, pero hago alusión a este mito por su gran valor comunicacional. En él se puede observar la maravillosa forma de representar sus vivencias, su mágica forma de mirar el mundo, de dar una explicación y responder a los imprevistos con que se encontraban en su trabajo por los ríos. También se puede observar, que los indígenas coloniales en algunos de sus mitos, al contrario de otras culturas, no difundían algún tipo de código moral. Más bien difunden la imagen de seres protectores tanto de los hombres como de los ríos y los bosques, por ser la naturaleza el elemento más importante en la mayoría de sus actividades. Un mito muy generalizado en Colombia es el de Mohán, un hechicero refugiado en los montes y en el fondo de los grandes ríos, un ser benéfico que cuida a los peces y a los pescadores generosos. La Madreselva, más conocida como la Madremonte, también es un mito de origen indígena muy conocido por la época colonial. Éste ha sufrido cambios por generaciones, pero en un principio sólo trataba de la figura de una mujer que cuidaba los montes y las selvas. Un relato que de nuevo nos refleja la importancia de la naturaleza como un gran componente comunicacional. Como se había mencionado antes, los indígenas por medio de sur forma de ver el mundo trataban de dar una respuesta común para todos, a los fenómenos naturales de su alrededor. Jepá, es un espíritu con que ellos daban explicación a los remolinos, supuestamente se trataba de un ser grande que arrastraba los indígenas a los charcos, para tragarse todo lo que caía en su boca. Igualmente es importante hablar de cómo explicaban, de una forma asombrosa, la existencia de otros seres de la naturaleza. Surranabe era un espanto de los indios, relatado como un gusano gigante que se comía a los hombres y a los animales, hasta que un día un grupo de indígenas decidieron matarlo y lo hicieron con una lanza. En el punto donde lo mataron se formó una laguna en la cual nació gran cantidad de gusanos pequeños. Este mito es un ejemplo muy claro, que nos ilustra la curiosidad del indígena de conocer más allá de lo que él era, y buscar de algún modo un sentido de su alrededor, el cual era difundido a través de sus relatos. También los indígenas usaban los mitos como una forma de ver más allá de la realidad, lo utilizaban como una herramienta que les permitía crear un mundo mágico y maravilloso donde existían los monstruos en el fondo de los ríos, animales que cambian de formas, gusanos gigantes y animales con cuerpo de ranas y patas de cangrejos. Que constituyen una forma de expresar sensaciones y emociones del alma, que hoy son muestras vivas de la capacidad de asombro de estas culturas, y de la misma manera son primeras formas de comunicación que buscaban un contacto entre ellos, la naturaleza y seres de la más allá. El tener una comunicación con seres invisibles y grandiosos es uno de los factores que más se encuentra en este tipo de mitología. Al igual que en la iglesia, los indígenas utilizaban oraciones para comunicarse con los muertos o seres del más allá. Pero la diferencia es que para los indígenas las oraciones eran sus historias o mitos, que eran contadas en grupo y acompañadas de un ritual que consistía en bailes y representaciones de esos relatos, esa era su forma de establecer una comunicación con esa clase de seres.

    3. Mitología Europea

    Junto con los barcos conquistadores y posteriormente los colonos, no llegaron sólo las enfermedades, los instrumentos musicales como la guitarra, o la cristianización. También, llegaron un gran número de imaginarios y mitos que son un elemento esencial para la comunicación colonial. En la mitología europea, se puede observar que la mayoría de sus relatos constituían un tratado ético, donde el control y el poder ideológico eran los principales fines de este tipo de comunicación. Haciendo énfasis en lo que comunica la mitología hispánica y de origen portugués, se puede observar la noche como el gran referente comunicacional. Allí encontramos una gran representación de símbolos, con que se pretendía asumir el control ideológico de la sociedad, un asunto de poder, que por medio del miedo que personificaba la noche, se construía un escenario de control de las costumbres, comportamientos y mentalidades. Uno de los imaginarios más importantes que se encuentran dentro de esta mitología, es el Coco. En este espanto o monstruo hispano de pies peludos, negro y gordo, se comunica una figura paterna que advertía a los niños de los peligros de las prácticas sexuales, que buscaba una obediencia ciega y refería al tabú sexual de la época, haciendo un gran énfasis a la masturbación y al incesto. En este imaginario la noche también juega un papel importante, pues en ella es que el Coco hacía sus apariciones. De igual forma, el Coco era una forma de controlar la curiosidad y los vicios. Pues cuentan que éste se llevaba a un lugar muy lejano o se devoraba a aquellos que exploraban los lugares marcados como prohibidos o a los que se entregaban a vicios solitarios. Y es evidente cómo en este mito se difunde un código moral, en el que se pretendían dar a conocer las conductas adecuadas o incorrectas. En este mundo de mitos hispánicos igualmente se pretendía dar explicación a todos aquellos fenómenos de la muerte inexplicables para la época, pero más que por falta de herramientas para solucionar esas preguntas, era por mantener un control sobre toda clase de conocimiento. El Basilisco era un híbrido nacido de un huevo de culebra y un sapo, que anda en la noche y que era el causante de la muerte de aquel que lograba verlo. A él se le atribuían las muertes provocadas por causas desconocidas y también una forma de histeria femenina hoy conocida como epilepsia. Otro mito que nos puede ejemplificar este tipo de explicaciones es el de Inguma, al que se le atribuyen las dificultades en la respiración en las noches, en especial el ahogo de los recién nacidos. Éste se introduce en las noches, mientras todos se encuentran durmiendo, les aprieta la garganta de tal forma que los asfixia. También al Inguma lo responsabilizaban de las pesadillas y de las angustias en la mitad de la noche. Algo muy interesante de este mito, era la forma en que utilizaban la oración y el rezo para ahuyentarlo. Este rito trata de una oración en la cual se encomiendan las personas a la virgen utilizándola como protección. En él podemos ver otra interesante forma de comunicación a parte de los mitos, la oración. En este relato se divulga una forma de establecer un contacto con el ser muerto o en ocasiones con el sobrenatural, donde el vivo comunica cómo está su mundo y pide ayuda para que éste mejore. También en varios de los mitos se ve el recelo hacia los adelantos y mejoras de carácter mecánico. A través del mito idearon una forma de comunicar el supuesto perjuicio de estos adelantos, desacreditándolos y haciéndolos odiosos. Este tipo de control lo observamos en el Hombre del Saco, un hombre que atraía a las personas de tal forma que se sentían hechizados, que sin darse cuenta les retorcía el pescuezo para extraerles la grasa de sus cuerpos. Pues supuestamente los ejes de las ruedas debían engrasarse de saín humano. Después de descuartizarlos los metía en un saco para venderlos a un buen precio. Las Ánimas juegan un papel muy importante en la mitología hispánica, pues representaban seres dignos de todo el respeto y temor. Las Ánimas reflejan también el sentido de control que se ejercía en la época, pues eran almas que no tenían un buen comportamiento en vida, y que por lo mismo vagaban esperando la oportunidad para poder entrar al reino de los cielos. De nuevo en este mito se veía la importancia que tenían los mitos europeos por difundir un código ético y, de igual forma, controlar la sociedad con que se encontraban. Pero no todos los imaginarios que comunicaba esta cultura eran malos, al igual que en la mitología indígena habían seres protectores, que en ocasiones combatían con espíritus o monstruos malignos que intentaban hacerle daño a la persona. Un ejemplo claro de esto, es la creencia en las hadas madrinas. El mito del Ojáncano, que retrata a un enorme gigante malvado y destructivo, muestra a las hadas madrinas o buenas como protectoras del hombre, pues cada vez que éste trataba de hacer daño a una persona, la única forma de salvarse era invocando a sus hadas madrinas o conocidas en es tiempo como Anjanas.

    4. Mitología Negra

    Desarraigados brutalmente de su tierra, los esclavos africanos traen junto con ellos mucho de ella. Un gran número de elementos que los identificaba como cultura fueron transportados hasta América, dejando como consecuencia la influencia de los mismos en la construcción de lo que somos en el presente, entre estos elementos está su mitología. La mitología negra esencialmente la integran los dioses, aunque también hay seres de menor intensidad numinosa. En esta cultura, se pretende mediante los mitos dar una explicación a la creación, pero en su mayoría respaldada por seres sobrenaturales que manejan la vida y el destino de ellos. También se encuentran respuestas a los fenómenos naturales, planteando para ellos una serie de historias protagonizada por sus dioses. De igual forma representan en lo natural dioses supremos, creando así, una forma de comunicación donde se daba una analogía poética y mítica entre el hombre, la naturaleza y los dioses semejante a los indios. El principio de los tiempos y el final de los mismos es un factor predominante en la comunicación de la cultura negra, pues por medio de historias fantásticas explicaban su pasado, su presente y en cierta parte su futuro. Esto se puede observar en el mito que relata la creación del mundo de los hombres y de los dioses. Se creía que en un principio el Orún (mundo de los dioses) y el Aiye (mundo de los hombres) eran unidos, pero hubo un momento en que fueron separados, pero lo increíble de este mito es que se cree que al final de los tiempos estos dos mundos serán reunidos otra vez y así convivirán en armonía los dioses y los hombres. Aquí se puede observar un increíble anhelo por un mundo que jamás ha existido, es un imaginario que responde en cierto modo a una gran inconformidad y a un gran sueño, comunicado a través de los mitos. Pero no sólo es de esta cultura, también los indios guaraníes creen en la existencia de un mundo inmortal y eterno. En esta mitología se pueden analizar un elemento muy singular, la desobediencia. Pero es esta ocasión, no se trata como en la cultura española de difundir un miedo y comunicar un castigo debido a malos comportamientos. Aquí la desobediencia es una maravillosa forma de explicar por medio de los mitos, fenómenos naturales como lo son las erupciones de los volcanes. Se dice que Odumare (dios supremo), creo el primer hombre mortal llamado Obalatá, una mujer mortal llamada Odudúa y un hombre inmortal de nombre Omo- Oba. Pero su tercera creación Omo- Oba pecó de soberbia, su padre lo persiguió con rayos y centellas, pero él se refugió en lo profundo de la tierra, de aquí las erupciones de los volcanes, pues suponen suspiros de Omo- Oba. En este mito, podemos ver que no se trata de un ser que tiene como propósito castigar, más bien a parte de dar una explicación a un fenómeno, se informa la importancia de un valor como la obediencia. La naturaleza y los dioses para los negros tienen una relación indeleble, pues para ellos cada elemento de la naturaleza es la representación de un dios o es un regalo proveniente de ellos. Los ríos, por ejemplo, tienen su propia diosa llamada Yemayá. De la misma manera, se le representa con elementos de la naturaleza a dioses que muchas veces no tienen ninguna relación con ella, como lo es el dios de la fortuna Aye- Shaluga que se simboliza como una concha de mar. Convirtiendo a cada elemento de la naturaleza en un icono que representaba a los dioses, creando todo un discurso comunicacional en cada uno de ellos. Pero al igual que los españoles y los indígenas, los negros buscan en lo maravilloso una forma de explicar las enfermedades. Pero no lo hacen con espantos en los ríos o seres que se escabullen entre los hogares en la noche. Para ellos hay un sólo responsable para las enfermedades, especialmente las causadas por los insectos, un dios llamado Babalú- ayé, que también es el dios de la curación. Al hablar de los dioses y lo maravilloso en la mitología negra, es indispensable mencionar los mágicos ritos que utilizaban no sólo para mantener un contacto con seres sobrenaturales, también había ritos que mantenían viva la comunicación entre los muertos y los vivos, ceremonias que les permitía mantener el contacto con ellos. Varias referencias se han hecho a estas mágicas costumbres, se les ha relacionado con los zombis o muertos vivientes, pero son tan sólo simplificaciones que se le dan a sus ritos. Lo que sí es cierto es que para ellos, la comunicación con los muertos, eran parte esencial de sus creencias y costumbres. Todas las noches se reunían para realizar celebraciones entorno a esa relación con los no vivos. Esto es un factor elemental e importantísimo en lo que hoy nos identifica como una sociedad y gran parte de la comunicación actual, pues esta costumbre de la relación entre vivos y muertos aún tiene un gran apogeo en lo que componen nuestro imaginario.

    5. Nuestra mitología

    En el tiempo de la colonia y en el posterior a éste, se da una simbiosis de la cultura indígena, española y negra, de donde nace una cultura nueva. Los sepulcros tradicionales se transforman en guacas, los bosques en potreros, el maíz, el fríjol y la yuca encuentran compañía en el trigo, la caña y el plátano, comienzan a aparecer las villas, haciendas y pueblos, y junto con todo esto nuevos mitos y leyendas que cruzan diferentes aspectos de creencias y costumbres de diversas culturas, que definen lo que es hoy nuestra mitología. En la mitología colombiana encontramos un sin número de elementos comunicacionales heredaros de las culturas anteriormente mencionadas. Del mismo modo se observa al mito como un elemento de gran importancia para la vida cotidiana del colombiano, como también de su comunicación, en especial en las regiones de Antioquia, Magdalena, Tolima y los Llanos Orientales. Un relato que nos puede ilustrar al mito como forma de comunicar un código moral, la cual fue heredada de las mentalidades españoles, es el del Macho Cabrío, pues éste representa el diablo de las lesbianas. Según cuenta el mito en su honor se oficia una misa negra, donde se le ofrece un trono al cual se le enciende fuego mientras las brujas que lo adoran, realizan una serie de danzas obscenas en su honor, más conocidas como orgías. La infidelidad también es una de las causas de la creación de mitos como manera de difundir un tratado ético. La Candileja, es un mito mayor existente en el Tolima y los Llanos Orientales, retratado como una bola de fuego, que produce chispas y un ruido insoportable. Relatan que el gusto preferido de este espanto, es perseguir a los maridos infieles o a los enamorados que andan en malos pasos. Pero la explicación de la creación de este mito también nos responde a otros comportamientos indebidos. Se dice que la Candileja era una abuela muy alcahueta, que encubría los malos pasos de sus dos nietos igual de traviesos a ella, por esto cuando murió dios la condenó a purgar sus penas por alcahueta. Como podemos observar este mito representa una amenaza para dos comportamientos prohibidos. La Patasola también corresponde a un mito mayor de Antioquia, sobre su origen cuentan que era una mujer que perdió su pierna por estar cortando leña un Viernes Santo, día en que supuestamente nadie debe trabajar. Por lo mismo quedó condenada a errar por el mundo, persigue a los mineros y cazadores. Aquí se puede observar otra forma de comunicar obligaciones. Pero en este mito también podemos encontrar características de otras culturas como la indígena, pues en la Patasola también representa un ser protector de los montes y los animales salvajes. De las zonas mineras también se pueden extraer creencias acerca de tesoros escondidos. Los Mediums por ejemplo, eran almas de pequeños niños que morían sin ser bautizados y no tenían la oportunidad de estar en el reino de los cielos ni en el infierno. Eran almas que buscaban comunicarse con sus seres queridos y enseñarles donde había oro escondido. Éstos se manifestaban por luces o por bolas de fuego, especialmente en época de Semana Santa, de aquí sale el término de las guacas. Aquí no sólo se da a conocer lo que les podía pasar a los niños sin bautizar, también es otro relato que difunde un contacto con los muertos. Al igual que en la mitología indígena, se intentaba comunicar una explicación a fenómenos naturales. El Patetarro, es otro de los mitos propio de las zonas mineras, al que le atribuían las sequías en los árboles y las gusaneras en las cosechas. A él se le describe como un gigante con una pata podrida, ésta contiene un líquido pestilente que destruye todo lo que toca, también se dice que trae con él calamidades, muertes, inundaciones, sequías y devastación de cosechas y vientos huracanados. Mitos como los mencionados anteriormente, son tan sólo una muestra de la gran importancia comunicacional que ejercen en nuestra cultura. Una comunicación llena de miedos, fantasías, maravillas, espantos y amenazas heredaras de la mezcla de culturas que nos dejó la colonización. De igual forma son mitos que adoptamos en el presente, no enseñan la causa de muchos de los comportamientos e ideologías que adoptamos, y hasta hoy son frecuentemente utilizados como medio de comunicación.

    6. Bibliografía

    LE GOFF Jacques. El Orden de la Memoria. Ediciones Piados Ibérica. España, 1991. Página 181- 183. BENÍTEZ Antonio José. Carnero de Medellín. Ediciones Autores Antioqueños. Medellín, 1988. Páginas 440. CARRASQUILLA Tomás. La Marquesa de Yolombó, Obras completas. Edición Primer Centenario. Medellín. Página 23- 210. CARVAJAL Johman. De la Religiosidad Afroamericana. Revista Pensamiento Humanista. Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, 1999. Página 47- 57. G. S. Kirk. El Mito. Ediciones Paidos. Buenos Aires, 1985. Páginas 294. MÉLICH Joan Carlos. Antropología Simbólica y Acción Educativa. Ediciones Paidos. Buenos Aires, 1996. Páginas 190. ALCANTUD Gonzáles José. La Tierra, Mitos, Ritos y Realidades. Editorial Hombre. España, 1992. Páginas 460.

     

     

     

     

    Autor:

    Marcela Álvarez Tamayo.

    EDAD: 19 años. ESTUDIOS: Básica Primaria. Básica Secundaria. Cinco Semestres de Comunicación Social en la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín- Colombia. PAÍS: Colombia. CIUDAD: Medellín. CATEGORÍA: Historia.