En todo caso, la sexualidad no debe apartarse de dos principios fundamentales: el mutuo consentimiento y la superación de la autocensura, para que cada persona se acepte a sí misma, aunque ello exija a veces lograr el difícil equilibrio entre las inclinaciones individuales y ciertos prejuicios y atavismos sociales.
Desarrollo
Aunque históricamente la tarea de instruir a los adolescentes sobre el sexo ha sido responsabilidad de los padres, en la práctica se ha comprobado que la comunicación paterno/filial en materia sexual puede estar mediatizada por las inhibiciones de los padres o por las diferentes tensiones entre ambas generaciones. Según estudios realizados, está demostrado que una gran mayoría de niños no reciben ninguna información sobre materia sexual por parte de los padres.Ya a finales del siglo XIX, se logró introducir elementos importantes de este tema, gracias a los esfuerzos realizados por los educadores y los trabajadores sociales en su afán de complementar la instrucción dada por los padres. Sin embargo, los prejuicios todavía existentes determinaron que esta materia se denominara, de forma eufemística, "higiene social", que abarcaba información biológica y médica sobre la reproducción sexual y las enfermedades venéreas.En el siglo XX, al concluir la II Guerra Mundial, al existir mayor flexibilidad de las normas sociales respecto a la actividad sexual, así como la numerosa información ofrecida a los niños a través de los medios de comunicación, generó la creación de programas de educación sexual más explícitos, a pesar de las opiniones contrarias de una mayoría todavía existente.En la propia actualidad, aunque muchos padres aprueban la enseñanza de esta materia en las escuelas, en la práctica siempre ha habido opiniones en contra, ya que algunos de ellos rechazan la educación sexual argumentando razones religiosas y/o morales.
En nuestro país se respeta la libertad de decisión de la pareja sobre el número de hijos que desea tener, a la vez que se promueve la paternidad responsable y se brindan servicios de planificación familiar. Al equipo de salud que trabaja en este servicio no le corresponde la facultad de disponer o decidir sobre las personas, sino debe ser respetuoso de la dignidad y sexualidad de las parejas así como tener en cuenta sus criterios.
Muchas personas que solicitan los servicios de planificación familiar probablemente ya han escogido el método que desean utilizar antes de acudir a consulta; otras en cambio, reclaman la ayuda del proveedor de salud para la selección del método anticonceptivo. Para que el cliente o la pareja tome una decisión válida es indispensable que se actúe con autonomía y competencia, dependiendo esta última de la información que se dispone y del grado de autoeficacia que ésta tenga para la persona.
El asesoramiento oportuno así como la información apropiada contribuyen a la selección informada de la pareja, a la satisfacción con el método escogido y aumenta la probabilidad de continuación de su uso. Las personas deben recibir información precisa sobre el método anticonceptivo que van a utilizar, su modo de acción, eficacia, posibles efectos secundarios y cómo han de utilizarlos; además se le debe garantizar la continuidad en las consultas a todo el que lo requiera y la posibilidad de recibir atención ante cualquier duda o preocupación con el método. Estos elementos son premisas para el encuadre ético de la actuación del agente de salud y de los derechos que debe exigir la pareja.
Es necesario que se respete la selección, a menos que éste solicite un método contraindicado o no disponible. Para contribuir a la selección adecuada del método es necesario conocer las características y necesidades de las parejas, y disponer de métodos anticonceptivos que puedan satisfacer y resultar adecuados para cada una de ellas, brindándoles la libertad de elegir entre diferentes métodos. Aunque la disponibilidad de los recursos sea limitada debe garantizarse el uso seguro y continuado del método anticonceptivo que se oferte.
En la sociedad moderna, se ha permitido que la mujer actual ocupe un lugar cimero en la constitución de una nueva generación, y esto tiene repercusión sobre la familia. El nacimiento de un hijo en el momento apropiado, de acuerdo con el deseo de los padres, constituye un hecho social de vital importancia en nuestro tiempo que no debe agravar la situación económica de la familia.
La amplia gama de métodos de planificación familiar disponibles en la actualidad, permiten a los programas de salud, ofrecer un método apropiado para evitar cada uno de los embarazos de alto riesgo. Por ejemplo: los anticonceptivos orales, los condones y los espermicidas, son particularmente apropiados para proteger el primer embarazo y espaciar los partos; mientras que la esterilización voluntaria es eficaz en parejas mayores que no deseen más hijos.
Las investigaciones sobre métodos anticonceptivos que regulen la fertilidad con eficacia y que a su vez sean inocuos para la salud, constituye uno de los esfuerzos en los cuales muchos científicos están enfrascados.
La planificación familiar, como cualquier otro aspecto de la atención de la salud, depende de un equipo de personas aunque cada una realiza un trabajo diferente. Los médicos reconocen que el traer una criatura al mundo es una de las tareas más importantes y de más responsabilidad en el cuidado de la salud. En comparación con la responsabilidad de atender un parto, la mayoría de las técnicas que intervienen en la anticoncepción son relativamente simples.
Casi todas las personas en algún momento de sus vidas necesitarán consejo sobre planificación familiar, por ello la enseñanza cuidadosa de los métodos anticonceptivos tiene un papel muy importante en proporcionar tal consejo.
Hay personas tímidas que no se atreven a hablar de una cuestión tan íntima, o que realmente desconocen que la anticoncepción es posible o accesible, por tanto es importante poder hacer acciones donde se guíe y aconseje a quienes lo necesiten. En muchos lugares se han organizado servicios de planificación familiar asociados a la obstetricia, y ello se debe a que muchas mujeres están especialmente alertas a la necesidad de la anticoncepción para mejorar su vida reproductiva; sin embargo, para esto es importante explicar bien sobre esta temática, pues la dificultad principal es que muchas técnicas anticonceptivas no son en realidad complicadas, sino que no se sabe cómo usarlas; por consiguiente, la enseñanza cuidadosa del método es más importante que el conocimiento detallado de la fisiología y anatomía.
La ilusión natural de casi todo el mundo es tener hijos, ¿cuántos?, es una cuestión que se verá influida por múltiples fac-tores como educación, cultura, religión, estilo de vida, aspiraciones vitales y las oportunidades. El costo y riesgo de la crianza de los hijos es un factor que induce a las parejas a tener familias menos numerosas, sin embargo, algunos sí las desean. Es importante dar a las parejas el tipo de consejo e información que les permita tomar por sí mismas decisiones prudentes; quien aconseja debe vencer sus propios prejuicios para dar una información imparcial y evitar moralizar, ello es difícil cuando hay diferencias de cultura o religión.
Cuando se trata de brindar servicios de planificación familiar es importante pensar en causas que pueden entorpecer nuestros propósitos como políticas culturales o religiosas, posiciones gubernamentales, leyes existentes, uso de métodos de poca eficacia, roles de mujer–hombre, bajo nivel educacional, insuficiente e inadecuada educación sexual y miedo al daño.
La política de planificación familiar no significa restringir los nacimientos, sino una actuación consciente con un alto sentido de responsabilidad que significa tener hijos deseados y que nazcan en condiciones apropiadas, significa tener servicios apropiados para brindar información, orientación y asistencia a parejas infértiles. Ahora bien, es importante tener en cuenta la participación de la pareja y tendremos que hacernos varias preguntas, ¿quién escoge el anticonceptivo?, ¿cómo se escoge?, ¿quién lo va a usar?, ¿cómo se va a usar?, ¿cuándo se va a usar?, ¿a quién puede afectar? o ¿cuáles son sus efectos?
Es cierto que con el auge de los anticonceptivos se ha podido separar el sexo de la reproducción, pero es igual la participación masculina en la anticoncepción. Indudablemente hay muchos más métodos femeninos que masculinos, pero también estos últimos rechazan mucho más el uso de un método anticonceptivo pues no lo consideran su responsabilidad, por ello algunos autores6 plantean que "los hombres son la mitad olvidada de la planificación familiar", y que muchos estarían de acuerdo con participar más si se les pidiera hacerlo. Claro está que el incremento del uso de los métodos anticonceptivos por parte de la pareja está trayendo cambios y mo-dificaciones en la conducta sexual humana.
La planificación de la familia significa en principio lograr una actuación consciente y responsable de la pareja en el derecho de decidir el número de hijos que se desea tener además de propiciar la salud maternoinfantil y la paternidad responsable.
La orientación sexual y familiar forman parte de la planificación de la familia, lo que refuerza los vínculos conyugales, equilibrando las relaciones de los padres entre sí y con sus hijos, dando oportunidad a las personas para que se comuniquen con su pareja y elijan libre y democráticamente el procedimiento más adecuado para controlar su fecundidad y preservar su salud reproductiva.
Según estudios realizados en países desarrollados como Suecia y Estados Unidos de América resulta importante la accesibilidad a los servicios de planificación familiar de la población, el carácter confidencial y la gratuidad o bajo costo de los métodos, y la información que se brinda, así como la provisión de información franca y oportuna sobre sexualidad y métodos anticonceptivos mediante escuelas y medios de comunicación.
En Cuba se trabaja en la aplicación de un programa de planificación familiar cuyo servicio lo brindan especialistas entrenados y con un enfoque de trabajo multidisciplinario e integral. Este servicio se ha ido desplazando cada vez más hacia la atención primaria de salud y desarrollándose en ésta mediante el pesquisaje activo, la orientación y consejería y la mayor equidad. La ubicación de estas consultas en el área de salud brinda las siguientes ventajas:
Mayor accesibilidad de la población.
Mayor empatía con la población.
Mejor factibilidad en el seguimiento integral de la pareja.
Mayor eficiencia en el empleo de los recursos en mujeres con riesgo reproductivo.
Presencia de un especialista en MGI que aporta enfoque integral, de riesgo y comunitario.
Conclusiones
En todos los aspectos del tema tratado resalta la importancia que se cumpla estrictamente con el principio ético fundamental del respeto a la dignidad de la persona humana, o lo que es lo mismo, el derecho que tienen todas las personas a que se les respete, lo que, evidentemente, apunta hacia otro principio ético elemental, el de justicia, entendida esta en el plano más abarcador, la equidad. Todos y todas tenemos derecho al acceso de los beneficios que la sociedad puede ofrecer en un momento histórico determinado, en correspondencia con su grado de desarrollo, porque somos los hombres y mujeres de esa determinada sociedad quienes le damos valor a su propia existencia.
En el marco del respeto de la dignidad de las personas se encuentra la necesaria tolerancia hacia las diferencias, en el pensar, el sentir y el actuar, con el único límite establecido por la no afectación al derecho de terceros, entre el cual se encuentra el derecho que tenemos todos y todas de que no se nos imponga aquello que toleramos, pero que no aceptamos como práctica personal. Las opiniones diferentes hacia la sexualidad humana, la reproducción, la planificación familiar, la opción sexual, no pueden conducir a la aceptación de la promiscuidad, el irrespeto a la pareja, la pornografía, el abuso, la violencia, el desconocimiento de las posibles consecuencias para otros de la propia conducta, como es el caso de la adopción o la reproducción asistida, tanto por parejas heterosexuales como homosexuales; pero indudablemente con mayores riesgos en estas últimas, por constituir aun grupos minoritarios, no totalmente aceptados en todas las sociedades del planeta.
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Autor:
Idalio Carrazana Piedad
Maria Julia Roche Acosta
Enviado por:
José González Saavedra
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