¿Cómo puede mi abuelo, a quien nunca conociera, transmitir sus proclividades políticas a un nieto desconocido?
Además de lo antedicho, ¿de dónde vienen mi talento musical, y mi disposición favorable a la ciencia?
Nadie sabe cómo responder a estas últimas preguntas.
Para que el asunto se oscurezca más, la nueva ciencia de la genética del comportamiento, contribuye sólo confusión y poca claridad al asunto que deseamos dilucidar.
Lo que, hasta ahora entendemos, es que ambos factores — ingénitos y del entorno — poseen un rol determinista y decisivo, que todavía no se pueden destacar con la precisión deseada.
Nunca — antes del descubrimiento de la epigénesis — estos problemas se habían vuelto tan complicados, ya que no existe rigor científico en poder establecer la naturaleza teleológica de ciertos rasgos en nuestra especie, especialmente, los de la gordura.
¿Entonces, en qué consiste el paradigma de Nature vs Nurture en lo que al sobrepeso concierne?
Se entiende que el uso de los términos "nature" y "nurture", representa un estribillo conveniente cuyo origen puede trazarse al siglo XIII en Francia, y a los trabajos posteriores de Francis Galton, aunque en La Tempestad, Shakespeare, lo menciona. (Véanse mis artículos al respecto).
Obesidad genética
Veamos, entonces, lo que el estudio del genoma nos enseña
El conocimiento progresivo del genoma humano, ha demostrado que ambas tendencias mencionadas, son, parcialmente, correctas.
La Naturaleza (nature) nos dota con pulsiones instintivas y rasgos físicos.
La "nurture", toma esos rasgos y los amolda, a medida que crecemos y maduramos, por medio del efecto progresivo de las influencias del entorno.
Lo que, todavía no hace, es resolver el dilema, ya que no sabemos, de manera conclusiva, cómo se transfieren los rasgos productos de las influencias del entorno y de sus enseñanzas adaptivas.
La teoría de la herencia
Los científicos han sabido, por mucho tiempo, que rasgos como son el color de los ojos, y el de los cabellos, están determinados por genes específicos codificados en cada célula humana.
Genes, estos que no son fijos, permanentes, ni constantes en sus efectos, aunque estén codificados en el ADN.
Otros genes, de apariencia más sutil, como son los que determinan la orientación sexual, la personalidad, la agresión, y otras tendencias, están asimismo codificados en el ADN individual.
Genes del comportamiento
La búsqueda por los genes del "comportamiento" es fuente de debate perenne.
Aunque muchos temen, con alguna justificación, que argumentos basados en estas premisas pueden ser falsificados, por jueces y abogados venales, para su uso en la excusa de actos criminales o para justificar algunos dictámenes de conveniencia.
La realidad, es que sus aplicaciones son imprecisas.
La cuestión más debatida, perteneciente a la teoría de la natura, es la existencia de un gen para la homosexualidad, indicando un componente genético a la orientación gay. Lo que no se ha establecido decisivamente.
Los gemelos entran al escenario de esta tesis.
El estudio de los gemelos como base de la herencia genética fenotípica
Las similitudes entre gemelos fraternales, o idénticos, son más cercanas que las que existen entre otros hermanos, sean o no criados juntos o separados, pero ello por sí mismo no corrobora el determinismo genético absoluto.
Las influencias del entorno
Mientras que las tendencias genéticas, son por ellos reconocidas, quienes soportan la teoría de la nurtura creen que al fin y al cabo, éstas no importan, ya que todos los aspectos de nuestros comportamientos son resultado de los factores del medio en que crecemos.
Los estudios del temperamento de infantes y niños, han provisto las evidencias más cruciales para las teorías de la nurtura.
El psicólogo norteamericano John Watson, mejor conocido por medio de sus experimentos controversiales, con un joven huérfano llamado Albert, demostró que el desarrollo de una fobia puede explicarse por medio del condicionamiento clásico.
Metabolismo basal
Watson, un proponente entusiasta del aprendizaje medioambiental, dijo:
"Denme una docena de niños saludables, bien constituidos, y mi propio entorno especificado para criarlos, y yo garantizo que puedo seleccionar cualquiera de ellos aleatoriamente para entrenarlo a que sea cualquier tipo de especialista que yo seleccione. no importan sus talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades, vocaciones y la raza de sus antepasados".
Otros proponentes de las influencias predominantes del entorno, estaban asimismo ocupados en avanzar esta causa. Los primeros experimentos del psicólogo de Harvard, B. F. Skinner, produjeron palomas que bailaban, hacían figuras acrobáticas y jugaban pingpong.
Skinner, hoy considerado como el padre de la ciencia del comportamiento, eventualmente demostró que la conducta humana puede ser condicionada, como la de todos los animales.
Por otra parte, un reciente estudio publicado en New Scientist, sugiere que el sentido del humor es un rasgo aprendido, influenciado por el entorno y la familia y no establecido genéticamente.
Si el entorno no tuviera un papel en la determinación de los rasgos individuales y de comportamiento, entonces, los mellizos idénticos debieran — por lo menos en teoría — ser exactamente idénticos en todos los respectos, aun si crecieran aparte.
Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que ellos no son exactamente iguales, aunque sean extraordinariamente similares en casi todos los respectos.
Entonces, ¿fue el modo en que nos comportamos establecido en nosotros antes de nacer? O, ¿fue desarrollado en nosotros con el pasaje del tiempo en respuesta a nuestras experiencias?
Los investigadores en todos los lados del debate de nature vs nurture, admiten que la conexión entre un gene y un comportamiento no es lo mismo que la proposición de causa a efecto.
Siete años de edad.
Mientras que un gene puede incrementar las posibilidades de que uno se comportará de una manera en particular, no significa que hace que uno haga lo que el gene dispone.
Lo que significa que, todavía — contrario a las creencias de Watson — podemos escoger lo que seremos cuando crezcamos.
Pero, ¿es verdad que podemos hacerlo?
Cuando Watson escribió sus palabras, la "epidemia" de la obesidad norteamericana — o si se prefiere — la pandemia mundial de esta condición, aún no existía.
Mujer delgada por Vincent van Gogh
La obesidad era de aparición infrecuente.
Pero, ya que la tenemos en nuestras vidas, en las cantidades enormes con que aparece, sería tentador adoptar las ideas de Watson y Skinner para tratarla y adaptar sus métodos para prevenirla.
Idea muy genial que, todos sabemos será infructífera.
Proseguiremos hablando de la obesidad juvenil, el tópico de esta tesis.
La obesidad infantil: Donde los lindes de nature vs nurture se borran
La obesidad en el niño es una pandemia galopante en nuestro milenio, y por tanto, es urgente que entendamos sus causas, y, de ser posible, desarrollar métodos efectivos para tratarla.
En la década pasada, la identificación de un gen para explicar la obesidad, y el desarrollo de nuevos entendimientos dentro de la fisiología de la regulación del apetito y metabolismo de la energía, resultó en la esperanza de nuevas promesas para su entendimiento y cura.
Pero, a pesar de esos avances, para entender la obesidad, todavía tenemos que aclarar las dinámicas complejas del balance energético (Energía ingerida), y el uso de la misma (Energía utilizada), dentro del contexto del entorno de la persona, su comportamiento, y sus genes. La fórmula abreviada es BEE.
Una ruta para que la Naturaleza se exprese a sí misma, en materias de la acumulación grasa, es por medio de la modulación termogénica, la cual, a su vez, afecta el balance energético.
El metabolismo basal (BEE) y su relevancia
Una pregunta perenne es la de si las personas que son proclives a la obesidad, poseen metabolismos basales que son más lentos que los de las personas delgadas.
Pubertad femenina
Porque, de ser así, este rasgo endógeno podría ser modulado genéticamente.
He aquí lo que sabemos
Hasta ahora, no existe evidencia consistente, que liga directamente, los metabolismos lentos con la obesidad.
Por la otra parte, la asociación del índice de la masa corporal (IMC) y los índices del metabolismo basal es paradójica, ya que las personas con sobrepeso, generalmente, tienen metabolismos elevados.
Estos hallazgos van contra las expectaciones de que un exceso en la acumulación de energía, en las personas obesas, es resultado de un BEE parsimonioso.
Un estudio conducido por Treuth y sus colaboradores, en el que se examinó una población de niñas prepuberales de 8 años de edad — lo que resulta en una muestra interesante para someterlas a la investigación — ya que niñas a esta edad, están en el umbral de los mayores cambios en la composición del cuerpo que tienen lugar al principio de la pubertad.
A pesar de que todas las niñas, participantes en el estudio, eran delgadas cuando éste comenzó, ellas fueron estratificadas por la presencia de la obesidad en los padres como un factor de riesgo.
A pesar de los propósitos encomiables del estudio, los investigadores nos dejaron con preguntas importantes sin respuestas, las que podrían servir de bases para investigaciones futuras.
Sin embargo, implícita en el estudio, es la premisa de que un riesgo alto de obesidad, conferido a la niña por la obesidad de los padres, se relaciona a un BEE diferencial, con las niñas a alto riesgo poseyendo un BEE más bajo que las niñas a bajo riesgo.
Nature vs nurture
Sin embargo, no se demostraron diferencias en la línea basal de acuerdo al estado de obesidad de los padres.
A pesar de que todas las voluntarias en el estudio eran delgadas, las hijas de padres obesos, pesaban significativamente más, que las hijas de padres no-obesos.
En este estudio, no se estableció una comparación válida de BEE entre los grupos de niñas delgadas, hijas de padres delgados, y de las no, tan delgadas, hijas de los padres obesos.
Es posible que, si el BEE del grupo a alto riesgo fuera ajustado a una masa corporal más elevada, que el BEE ajustado de esta manera, sería actualmente, más bajo que el BEE ajustado para las hijas de padres delgados.
En total, evidencia conflictiva todavía existe en lo que respecta a si la predisposición a la obesidad que se manifiesta como expresión de un metabolismo basal lento en la niñez.
El estudio de Treuth y sus colaboradores es defectivo en este respecto, porque falla en resolver esta controversia, ya que varios de los modelos de BEE fueron examinados separadamente por ellos, sin hacer ajustes adecuados para comparaciones múltiples.
Como resultado, los significados estadísticos de estos análisis permanecen en duda.
La pubertad aparentemente aumenta el metabolismo basal, pero su efecto es inconsistente en el mismo. Bandini y sus asociados no pudieron observar cambios en BEE con la maduración física durante este período de la vida.
Por contraste, otros investigadores encontraron una disminución en el metabolismo basal, comenzando en las etapas tempranas de la pubertad, extendiéndose hasta sus fases medias.
Gastroplastía
Y, a pesar de que Bandini y su grupo no encontraron diferencias en metabolismo basal (BEE) entre niñas prepuberales, de acuerdo al estado de sobrepeso de los padres, las hijas de padres delgados tenían un BEE más bajo que los de las niñas que descendían de, por lo menos, un padre con sobrepeso.
La pubertad es asimismo un periodo de gran vulnerabilidad para que el cuerpo acumule grasa. Treuth y sus colaboradores encontraron una interacción significativa entre el tiempo y el estado de la obesidad de los padres para las relaciones de diferentes variables con el acumulo de la masa grasa de la niña. Por ejemplo, el efecto de la predisposición familiar a la obesidad emergió durante las etapas tempranas de la maduración puberal.
La interacción observada entre la obesidad de los padres y la edad de la niña, puede que sea una reflexión del estado de la obesidad paterna siendo manifestada sólo después del comienzo de la pubertad vía una ganancia de grasa diferencial en niños a mayor riesgo.
Puede, asimismo, conjeturarse que el efecto de la pubertad en BEE difiere por el estado de la obesidad en los padres durante la pubertad.
Sin embargo, el desarrollo puberal ocurre en etapas distintas, así que resulta de interés determinar el tiempo preciso en que esta fase de la interacción sucede.
Si asumimos que el estado de la obesidad de los padres es un marcador de la propensión genética a la obesidad de la niña, se cree que la herencia de la obesidad puede representar un factor de importancia contribuyendo al incremento de la grasa en el cuerpo.
Desnudo a contraluz por Pierre Bonard
Pero, aun así, no puede perderse de vista otro tipo de herencia, la que consiste la transmisión cultural de comportamientos "obesogénicos" transmitidos por los progenitores a sus hijas.
Lo que Dawkins llama la "memética"
Un estudio conducido en Quebec concluye que la obesidad en los padres más que duplica los chances de que las hijas terminarán siendo obesas en las etapas tardías de la adolescencia, o tempranas, de la edad adulta.
En adición, las proporciones del desarrollo en las niñas eran ligeramente mayores si la madre, en lugar del padre, era la obesa.
Este último hallazgo, ¿significa que la contribución proveniente de la madre refleja la nurtura, porque ella representa la cuidadora tradicional del estilo de vida de la familia, incluyendo la dieta?
La duplicación del riesgo con la presencia de la obesidad en los padres puede que sea debido al efecto combinado de los factores genéticos y de herencia cultural.
La interacción entre la obesidad de los padres y la edad de la niña en el estudio de Treuth no elimina el efecto combinado de nature y nurture.
Sea una expresión de nature o, al final de nurture, los factores que producen la obesidad son de naturaleza compleja, y, algunos, ya creen que nunca llegaremos a desenmarañar los patrones complejos que los constituyen.
Aunque aún no sepamos con precisión las causas de la obesidad, ante la emergencia con que su avance nos confronta, no podemos considerarla con remota indiferencia, en lugar de tratar de oponer su ola creciente.
Continuando
En esta ponencia hemos hecho nuestro enfoque en la obesidad juvenil, ya que, aunque sea una forma de la obesidad no puede confundirse con la de los adultos como tantos hacen indiscriminadamente.
Mujer por Salvador Dalí
Por ejemplo, en varios de los programas exclusivos de entrevistas (talk show) norteamericanos, y en varios de los periódicos de mayor circulación en ese país, se reporta, en la actualidad, una tendencia creciente a resolver los problemas de la obesidad juvenil por medio de las cirugías bariátricas o gastroplastías.
Muchos de los expertos entrevistados para comentar en la sensatez del uso de este método a una edad temprana están universalmente de acuerdo con que éste consiste en eliminar el mensajero para evitar el mensaje.
Los efectos a largo plazo, o las repercusiones epigenéticas y, aún meméticas de esta forma de respuesta al problema, todavía permanecen en la espera de ser investigadas.
Veamos las formas proteicas que la obesidad adopta en la juventud y sus familiares cercanos.
Fred, 18 años, el segundo de cinco hijos, nunca ha sido delgado en toda su vida.
Su hermana mayor es obesa, pero tres hermanos menores tienen peso normal.
En la familia extendida, la obesidad abunda. La mamá es delgada, pero el papá no lo es.
A los catorce años fue operado de una colecistectomía resultado de cálculos obstructivos de la vesícula biliar — complicación frecuente de la obesidad.
Mide 5"8" y pesa 289 lb. Ostenta una ginecomastia bilateral exagerada y evita muchas situaciones sociales debido a que se siente ridiculizado por los miembros de su círculo social.
Entre las sábanas por Marcela Moreyra
Sin, embargo, y, a pesar de todo lo que sufre, le resulta imposible hacer los cambios dietarios necesarios para perder de peso.
¿Es todo falta de voluntad?
En la familia de Rafy, su papá, su mamá y las dos abuelas son gordos. Tíos y tías con obesidad morbosa se reportan, uno de sus tíos pesa 450 libras.
La diabetes rige suprema en la familia, con todas sus complicaciones.
Rafy, a los 14 años pesa 296 libras.
Desayuna, come y cena todas las comidas azucaradas que encuentra por donde quiera que sea, y para retirarse por las noches, lo hace llevando a la cama una caja de cereal, un cartón de leche y una botella de 32 oz de refresco.
Ni hablar de cambios en su estilo de comer.
Reina, su única hermana, a la edad de 9 años sólo come dulces, confites, cereal y barras de chocolate.
La madre, quien, bajo tratamiento ha perdido 50 libras, preocupada por el hecho de que Reina está llegando a la pubertad de manera muy rápida, la conmina en mi presencia a que deje los dulces y que coma de la manera en que la mamá ahora acostumbra.
Un ¡NO! Estridente, es la furiosa respuesta obtenida por la preocupada madre.
¿Qué hacer? Pregunta la madre.
Sí ¿Qué hacer?
Los reportes recientes obtenidos acerca de la cirugía bariátrica en los niños se justifican por los padres de los jóvenes como si fueran verdaderos actos de desesperación por su parte.
La historia se reitera, toda dieta falló. La persona joven se siente humillada, su autoestima ha sufrido, y llegó la hora de hacer algo desesperado o drástico para resolver el problema.
Naturaleza por F. Kupka
Muchos no están de acuerdo porque creen que este método de resolver problemas serios, sólo enseña a los niños a ser escapistas y a evitar el uso de sus propios recursos personales para confrontar crisis vitales y existenciales.
Otros no están de acuerdo, porque aun no se han establecido las posibles complicaciones postreras de estas intervenciones quirúrgicas.
Mientras que otros consideran una violación del joven, someterlo a una decisión paterna, con amplias repercusiones, sin participación madura.
Sea como sea, creo que todos estamos de acuerdo en algo: Que ésta es una decisión crítica para una persona de cualquiera edad.
Retornemos a los casos, brevemente presentados en párrafos anteriores.
Si Fred, y su hermana mayor — asimismo obesa — Rafy y Reina, pudieran ser motivados a seguir una dieta de tipo comercial.
¿Cuál sería esa dieta?
¿Cómo se la supervisaría? Ya que el historial de los cuatro augura un fallo rotundo y decisivo.
Tomando cada caso de manera individual puede que sea la única forma de hacer un esfuerzo a entender cómo solucionar el problema.
Fred tuvo que someterse a un programa de terapia intensiva, para lograr concertar sus deseos de no crecer, adoptando una postura masculina en competencia con su padre, admitir que estaba confuso psicosexualmente, y que, para él la comida era una droga.
Así no se engorda.
Rafy, tuvo que ser separado de sus padres, vía el ingreso dentro de una estructura controlada, antes de que la terapia pudiera comenzar, ya que las funciones hipotalámicas de este joven eran caóticas.
Reina, pudo ser persuadida por su madre, a que se le uniera en sus propias terapias y plan de comer, con resultados positivos palmarios.
Reina, durante una sesión de terapia, expresó a su madre, que ella — sabiendo lo mucho que a la madre le preocupaba su sobrepeso — quería llamarle la atención.
En resumen
No es asunto de Nature vs Nurture, sino que la ecuación real, es: Nature + Nurture.
La obesidad, se ha establecido, que puede ser hipertrófica e hiperplásica. La hiperplásica es típica de la niñez, y parece ser la más difícil de tratar.
Este último sistema de clasificación ha caído en desuso, porque la distinción entre ellas no afecta, diferencialmente, el método general para sus tratamientos.
Lo que nos trae de nuevo al hecho de que la obesidad, como la fiebre, es un síntoma de un desequilibrio mayor en el organismo.
Que los genes tengan un rol, es una idea plausible, pero, ignorar, como factor esencial, lo que comemos — como tantos hacen — es una omisión absurda.
Pero, detengámonos, por un instante, a reflexionar en las muchas ideas contradictorias que enviamos a los niños desde el comienzo de sus vidas.
Debes comer todo lo que está en tu plato.
No digas que no comes el repollo, y, si, yo lo como, TÚ lo comes.
Llegaron tus abuelos, y, ¿no sabes qué te trajeron? Una caja de chocolate.
La comida en nuestro medio, verdaderamente ha adquirido un significado mortal.
Por eso, engordamos.
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Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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