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Los dilemas de la antropologia contemporánea (página 2)


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Hoy más que nunca es necesario el dialogo de saberes, donde se rescate la legitimidad de los saberes vinculados a la cotidianeidad, excluido el hombre común, sus valores y creencias. Más sin embargo, dicen Sotolongo y Delgado, "… Este es uno de los aspecto más álgidos, pues persisten las conformaciones de poder– saber disciplinario, las que ejercen una notable influencia en aras de la anulación del dialogo y la omisión de los saberes no científicos" (Ídem, p. 73)

Aunque el poder del saber se exprese en las distintas disciplinas, en la actualidad se ha roto dicho cerco y hay una irrupción en el saber contemporáneo por parte de los saberes del hombre común. Sotolongo y Delgado hacen las siguientes distinciones al respecto:

– a. El hombre común ha dejado de ser un receptor pasivo de los avances de la ciencia y la técnica, y reclama su espacio en la discusión sobre la pertinencia del conocimiento científico, la necesidad y la viabilidad de la introducción de los resultados de la ciencia y la técnica en la vida social. Lo que a su vez se traduce positivamente en preocupaciones y acciones de protección ambiental de amplios sectores de la población mundial, en el rechazo a la guerra y al empleo indiscriminado de la ciencia y la técnica. Es por ello, reiteran los autores que se hace necesario un dialogo de saberes que no excluya, sino que por el contrario incluya, la diversidad de las perspectivas humanas y no humanas, pues el "otro" puede ser también la "naturaleza" (Ídem, p. 73)

– b. La reconsideración del conocimiento aportado por las culturas precedentes, que fueron rechazados en épocas anteriores como no científicos; en especial con los conocimientos de las culturas dominadas, su sabiduría higiénica, el conocimiento y manejo de las plantas medicinales. En la actualidad las nuevas ciencias están prestando especial interés en el conocimiento acumulado por diferentes culturas, en busca de nuevas fuentes naturales, para la producción de nuevos medicamentos (Ídem, p. 74)

Esta situación ha generado por una parte, el establecimiento de diálogos con otras culturas, como por ejemplo la china o las culturas indígenas, más sin embargo en los actuales momentos de dominación, se ha configurado una nueva forma de hegemonía a través de la biopiratería: " Se busca en otros pueblos un conocimiento que se lleva a los centros de poder, se decodifica y se patenta para hacerlo funcionar, esto, en el contexto de las bien conocidas, cuando no sufridas, relaciones de dominación y explotación.

– c. Diálogo entre las ciencias y las creencias. Nos dicen los autores que en las diferentes creencias religiosas existen elementos de valor que han sido acumulados en las culturas, sociedades y pueblos, y que no pueden echarse a un lado cuando se trata de resolver asuntos culturales y sociales donde el saber científico tiene necesidad de considerar todas las aristas posibles. Por ejemplo, un problema como el ambiental no puede desconocer las perspectivas científicas posibles, ni el aporte ideológico que desde la religiosidad aporta un punto de vista humano a considerar y con el cual es necesario dialogar.

– d. La necesidad de revaluar y reconsiderar las creencias. Con la modernidad se profundizó la división entre ciencia y creencia; verdad y error, lo que ha imposibilitado un dialogo entre las dos. Al respecto los autores, recogen los planteamientos de Pablo Casanova, quien expresa: "… la separación que tuvo lugar a lo largo del desarrollo de la cultura occidental, nos ha conducido al error de considerar a la ciencia libre de creencias.

"Desde el siglo XIX, sin desafiar necesariamente al cristianismo y hasta dejando a Dios lo que es de Dios y a las ciencias lo que es de la ciencias, los filósofos, ideólogos y científicos de Occidente, consolidan el espacio laico del conocimiento y de la política. Su hazaña los llevo a pensar que el mundo de las ciencias es del todo ajeno al de las creencias, los valores, el poder y los intereses. Eso era un error ignoto. Las creencias en las ciencias son tan fuertes o más que en las religiones. Las ideas y los sentimientos que entrañan remueven a los hombres y mujeres de ciencia, como a Monsieur Teste; ajustan sus molestias, avivan sus temores, sus esperanzas y sus terrores, sin que se muevan como querrían, libremente, y solo movidos por las observaciones de las cosas y de sí mismos. Ciencias y creencias, costumbres y tradiciones, sirven para decidir qué es y qué no es científico, qué es y qué no es una teoría, qué es y qué no es un método o prueba y qué es sólo filosofía" (Ídem, p. 75)

8 Reflexiones finales

1. Para describir a las sociedades modernas, se han construido dos posturas sobresalientes en el discursos académico. Por una parte está la postura conocida como historicismo liberal, la cual se fortalece con la el derrumbe de la Unión Soviética, dando paso a que la democracia liberal y la economía de mercado, tanto en Europa Occidental, como en Norteamérica, se perfilen como los modelos legítimos de organización social. Formas que paulatinamente terminan siendo aceptadas por todo el mundo. La segunda postura, se centra en el abanico actual de formas de vida culturales. Estas formas se podrían denominar, como las placas tectónicas culturales que se mueven, en ocasiones con violencia, se afectan mutuamente, pero rara vez se fusionan o se mezclan. En este sentido, los académicos cercanos a esta postura, les resulta natural hablar de una multiplicidad de modernidades

2. La antropología presenta en la actualidad varios dilemas de los cuales es necesario profundizar en su discusión, puesto que como plantea Wallerstein, lo importante no es salir de la crisis actual, sino preguntarse, qué clase de ciencia social se debe construir; puesto que como platea, Atilio Boron, las teorías, cualesquiera que sean, han caído en desgracia. Para salir de dicha crisis es necesario: 1) seguir pensando que la universidad sea el ámbito primario de la producción y reproducción del conocimiento, recupera el papel de constructora de conocimiento de las universidades; 2) Apoyo a la creación y fortalecimiento de los pequeños grupos de investigación entorno a temas específicos, por periodos de tiempo; 3) En lugar de crear nuevos programas que se crean cada vez que alguien tiene la idea de trabajar sobre un tema en especial, las universidades consideren la creación de un centro especialmente dedicado al tema por un período de digamos cinco años.

3. Con el advenimiento de la modernidad, el saber de la cultura occidental ha pretendido y en algunos casos lo ha logrado, ejercer un papel protagónica, decisivo y hegemónico sobre otras culturas: primero con el colonialismo y ahora con la globalización. Es por ello, que lo que se conoce como saber científico establecido, fue posible su consolidación con la exclusión, cuando no anulación, de otros saberes. De igual manera, se delimitó los campos del saber científico, separándolo del saber cotidiano, regando así la vida cotidiana y los saberes vinculados a ella a un plano menor.

4. Por su parte el posmodernismo subvierte dos de los principios centrales del humanismo de la Ilustración: el poder del lenguaje para configurar el mundo y el poder de la conciencia para dar forma a un yo. De este modo nos encontramos con el vacío posmodernista, la noción general de que el anhelo de emancipación y libertad prometidos por los principios humanistas de la subjetividad no puede ser satisfecho.

En general, el torrente posmodernista que invade casi todos los recovecos de la vida actual escenifica la ruptura con lo universalmente establecido, modelos o patrones en todos los campos a los que las sociedades se habrían de ajustar. En ese sentido el posmodernismo puede significar el fin del sujeto, el fin de la historia, el fin de las ideologías, aunque la realidad práctica nos ha demostrado que esto no es exactamente así. Pero sí ha salido a flote la diferencia, la subjetividad de las cosas y sus valores distintivos.

Ahora predomina el particularismo y no el universalismo que caracterizó a la modernidad. En esa línea, el posmodernismo representa toda una nueva etapa en la vida del hombre, donde tal vez pueda haber mayor libertad para una actividad humana no sujeta a arquetipos o modelos generales de acción.

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Autor:

Misael Murcia García

2011

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