Construcción-deconstrucción de la identidad de género en mujeres líderes segovianas (página 2)
Enviado por Delia Moreno
Asimismo, otros momentos de la deconstrucción de la identidad genérica asignada se puede presentar cuando la mujer va acumulando otros conocimientos sobre sus derechos, reconociendo sus capacidades, ampliando sus espacios de acción, teniendo acceso a recursos materiales, o intercambiando con otros actores sociales.
Poder y Autonomía
Dado que la identidad genérica está marcada o mediada por relaciones entre actores -hombres y mujeres- necesariamente ésta se constituye a través de relaciones de poder frente a otras identidades sociales.
Por las características de las sociedades modernas, prevalece la visión del poder como "algo" impositivo, vertical y violento; popularmente se tiene la visión de "poder" como una especie de enfermedad o maldición que afecta al hombre o la mujer, cuando tiene acceso a recursos, o a relaciones con grupos de poder. La frase popular "se le subió el poder a la cabeza" representa el ejemplo más típico de esta creencia. Sin embargo, no se le debe dar agencia al poder en sí mismo porque no es una cualidad, sino una relación entre personas y se crea y recrea en la interacción.
De esta manera, en la forma que la mujer interacciona con otros sujetos a través de acciones, definirá la manera en que va ejerciendo un papel destacado en sus diferentes espacios y ámbitos de acción. El ejercicio del poder se complejiza, en tanto que existe pobreza y riqueza, grupos de mayor poder, sectores populares, trabajadores, desempleados, etc.; Además, los hombres y mujeres lo viven de manera diferente.
Los grupos de poder, casi siempre lidereados por hombres, conciben y hacen sentir a la mujer como un ser dependiente, incapaz de gobernar, poco inteligentes y con falta de creatividad. Por eso, la mujer para destacarse en la sociedad tiene que deconstruir esta visión limitada sobre sus capacidades físicas, mentales e intelectuales; aunque muchas lo hacen ejerciendo un poder masculinizado, es decir asumiendo actitudes verticales e impositivas; También pueden ejercerlo recurriendo a actitudes más maternales, de protección hacia los otros; otras son más democráticas y negociadoras; y otras mujeres están a la sombra de quien o quienes ejercen el poder.
Marcela Lagarde (1998) plantea lo importante de redefinir, desde la visión de las mujeres, el concepto de poder estrechamente relacionado con la necesidad de tener autonomía para la toma de decisiones, no depender de "los otros" para vivir, pensar o actuar.
La autonomía es importante, en tanto las mujeres que trascienden espacios y logran contribuir socialmente al desarrollo segoviano han adquirido una cierta autonomía ante su pareja, sus hijas e hijos, familiares, amistades, e incluso ante sí mismas. De esta manera, es importante preguntarse: ¿Cómo se reconoce que las mujeres han logrado cierta autonomía?. Metodológicamente se recurre a la biografía y la etnografía, esto permite revisar y reinterpretar lo vivido, y que las mujeres se reconozcan como sujetas históricas.
Testimonios de mujeres destacadas segovianas
En la investigación que hoy se presenta, se deja constancia, a través del testimonio personal y de una reflexión individual, de la manera en que las mujeres han logrado conjugar sus vivencias personales y sociales, sobre el proceso de construcción de sus actitudes, valores, estilos de trabajo y de una filosofía que les da un nuevo significado a su vida y les permite destacarse en su barrio o comunidad.
En los 30 testimonios se reafirma que en la región segoviana nicaragüense existen mujeres que son forjadoras del desarrollo histórico de su municipio, barrio o comunidad. Muchas se destacan en el campo político como: alcaldesas, concejalas o dirigentes de partidos; en el campo económico son empresarias, que han creado sus negocios, y son excelentes comerciantes; en el campo cultural son líderes naturales dedicadas pacientemente a la recuperación de la identidad cultural segoviana, a través del rescate del folklore local, danza, teatro, literatura o pintura; en el campo social son representantes de organismos y organizaciones no lucrativas, brigadistas de salud, promotoras, parteras; a nivel profesional son ingenieras, maestras, trabajadoras sociales, que ocupan cargos de dirección en diferentes instancias; otras son madres solteras que se la rebuscan para sostener a su familia; y también hay deportistas destacadas que no cuentan con tanto reconocimiento como lo tendría un hombre con igual rendimiento.
Las mujeres demuestran que su campo de acción es mucho más vasto que aquel donde fue encerrada a partir de una diferenciación entre sexos demasiado estrecha. Ahora, muchas mujeres segovianas eligen sus profesiones y con mayor libertad expresan sus intereses, mostrando aptitudes que estaban ignoradas incluso para ellas mismas.
En este estudio, la mujer se describe a sí misma como un ser humano pensante, con una memoria histórica y con derecho propio a un espacio destacado en nuestra sociedad. Cada una de ellas en su viva voz comparte la experiencia vivida en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, pero también las crisis y dificultades que ha enfrentado para reconocerse a sí misma y reconstruir su propia visión de género.
A través de estos testimonios se puede conocer como ha sido vivido el camino, mirarse a sí misma nuevamente como la niña, la joven adolescente, la madre o la mujer adulta; y reconocer aquellos aspectos de su vida que les ha permitido destacarse, atraer y aglutinar a otras personas para intercambiar opiniones, solidaridad, creatividad, o sugerencias.
Elementos que limitan o facilitan el proceso de reconstrucción de la identidad de genero en la mujer segoviana
A partir de la experiencia vivida con este grupo de mujeres se extraen los principales aspectos que, en cada etapa de vida, han considerado como fundamentales para avanzar en el proceso de construcción-deconstrucción hacia una identidad de género en equidad. Este proceso no ha sido fácil. Implicó la apertura individual de cambio y la disposición de promover espacios de comunicación y negociación con su pareja, hijos e hijas, familiares y la sociedad. El camino no se ha terminado, falta mucho por andar.
1. En la etapa de la niñez
La etapa de la niñez (0 a 12 años) es importante porque incide directamente en el comportamiento y en el concepto de la vida que va a tener una persona en el futuro. Muchas de estas mujeres, siendo niñas vivieron en un contexto familiar difícil, un padre infiel, irresponsable y alcohólico, su madre recibió maltrato, se criaron sin padre o con otros familiares. Pero encontraron elementos facilitadores apoyados por su carácter y ciertas condiciones sociales, lo que les permitió avanzar en la deconstrucción de concepciones tradicionales. Ellas destacan como positivo la crianza con su madre y la herencia de valores de: honradez, servicio, solidaridad y respeto hacia las personas mayores. Muchas recuerdan el amor que recibieron de su padre, madre, abuelos y hermanos.
De niñas trabajaron en las tareas del hogar y/o fuera de la casa junto a su madre y vieron a su madre sola trabajar duro para mantener el hogar. Este acceso temprano a la responsabilidad laboral, más que una limitante, es considerada como un facilitador para aprender desde pequeña a ser trabajadora, responsable, luchadora, independiente, y servicial. De igual manera, fue útil para que su madre les enseñara oficios (partera, artesana, costurera y panadera) que serían potencializados en las siguientes etapas.
Enmedio de la problemática, la mayoría tuvo acceso a la escuela, y algunas aprendieron solas a leer y escribir, esto les sirvió para consolidar su fuerte deseo de superación personal y familiar. Muchas de las niñas jugaron juegos tradicionales, pero también demostraron poca timidez, eran traviesas y líderes, y jugaron juegos asignados a los niños, sin diferenciar roles.
2. En la etapa de la adolescencia y juventud
La adolescencia y primera juventud (13 a 25 años), es la etapa de maduración (física y emocional) entre la niñez y la condición de persona adulta, es el tiempo que necesitan para considerarse autónomas e independientes socialmente. Los cambios corporales en la mujer se presentan de manera más drástica, y van acompañados por un proceso de búsqueda individual y grupal. En la mujer adolescente, se muestra el temor y el poco conocimiento sobre su cuerpo, que sólo pudieron superar con sus amigas u otras personas que les ayudaron a informarse.
La socialización se desarrolla en un contexto cultural que la limita por el hecho de ser mujer, aquí sobresale el control ejercido por sus padres y familiares sobre sus amigos, amigas y novios. Aunque con restricciones, participan en actividades sociales: fiestas, cine y deporte. Muchas recuerdan esta etapa como una de las más bonitas de su vida.
En las relaciones de pareja, nuevamente se muestra una visión tradicional: la mujer decente debe saber comportarse, tener un novio formal aprobado por sus padres y casarse de blanco. A partir de ello, padre y madre ejercen cierto control y le prohíben tener novio. Para superar este ahogamiento siendo adolescentes jalaron escondido y encontraron sus propias formas de comunicación (cartas, amigas, paseos, fiestas), pero al aumentar la presión familiar, casi la mitad de las mujeres optaron por fugarse con la pareja porque deseaban salir de su casa, cambiar de vida, tener libertad para estudiar y trabajar, y algunas por estar enamoradas.
La mayoría en esta etapa (13-25 años) tuvieron su primera pareja, pero enfrentaron grandes problemas porque eran hombres irresponsables, bebían, celosos e infieles. Este comportamiento machista, no refleja mucho cambio con respecto a lo vivido por su madre. En ambas generaciones, madre e hija, enfrentaron un contexto cultural que dicta que la mujer debe callar y aguantar. Es así, como varias "llevaron su cruz" por estar casada, por sus hijos e hijas, o porque dependían económicamente del marido. Algunas intentaron cambiar esta situación, pero sus madres les aconsejaron resignarse.
Una minoría trato de deconstruir el contexto cultural adverso facilitado por su carácter independiente y por tener control económico de su dinero. El apoyo familiar y tener un lugar donde vivir fueron aspectos básicos para tomar una decisión.
En esta etapa, casi todas las mujeres adolescentes (13 a 25 años) se embarazaron y tuvieron varios hijos e hijas. Pero, en la relación con sus hijos e hijas comenzaron a promover un claro proceso de deconstrucción al asumir positivamente la maternidad y desarrollar valores positivos basados en el respeto, comunicación y educación.
La mitad de las mujeres siendo jóvenes no terminaron la primaria o secundaria porque salieron a trabajar. Sin embargo, siendo mas adultas y con esfuerzo propio continuaron sus estudios y otras aprendieron oficios para tener una forma independiente de sobrevivir y ser reconocida socialmente.
El trabajo siempre ha estado presente en la vida de todas mujeres. Mientras no tenían pareja trabajaron en su casa o junto a su madre. Estando con su pareja, trabajaban en su casa, además tenían negocio, o laboraban fuera de la casa. Estas actividades son valoradas positivamente por ellas porque estaban motivadas por sus deseos de superación, para mejorar económicamente y apoyar a su comunidad. En esta etapa, las mujeres ya están presentes en el campo social, militar, político, cultural y en la iglesia.
3. En la etapa de la joven adulta (26-39 años)
Del grupo de 30 mujeres, 29 han pasado por esta etapa y cuatro de ellas están viviendo este momento de su vida. Solamente una de ellas afirmó que enfrentó una grave enfermedad y la supero.
Para algunas, sus parejas continúan asumiendo actitudes machistas, por lo que deciden -con mayor ímpetu- separarse y posteriormente, juntarse con nuevas parejas. Otras exigen respeto, se defienden o no permiten que las maltraten, también inician un proceso de negociación para cambiar el comportamiento de la pareja. En el nuevo contexto, la mitad de ellas afirma que reciben apoyo, respeto y comunicación de su pareja.
Aunque la mayoría tiene hijos e hijas son de una sola pareja, otras deciden tener hijos e hijas con su nueva pareja y también crían hijos adoptados. En esta etapa continúan promoviendo valores positivos en la relación con sus hijos e hijas, a través de la confianza, los consejos y la comunicación, y ellos responden siendo cariñosos, atentos y les ayudan en la casa. Se destaca su preocupación por la preparación académica.
Ahora la mayoría de las mujeres tienen sus propios ingresos: trabajan fuera de la casa o tienen un negocio. Asumen dobles y triples jornadas de trabajo, pero todas defienden sus razones para trabajar: tienen que mantener solas a sus hijos, están satisfechas con su trabajo, sienten que aportan a la sociedad, han comprendido que ser ama de casa no les impide relacionarse con su comunidad y han aprendido a valorarse.
La mujer joven identifica con mayor claridad ciertas características que le permiten desempeñarse positivamente en diferentes espacios: son disciplinadas, metódicas, responsables, tienen iniciativa y saben relacionarse con otras personas. Aquí se observa la manera en que han logrado potenciar los valores heredados por su familia y con esfuerzo propio siguen su preparación académica.
Ellas amplían el abanico de su participación en otros espacios, se comprometen con la vida política y/o militar, emprenden negocios que comienzan a tener éxito, se amplían sus posibilidades de competir y acceder a mayores responsabilidades en su trabajo y comunidad. En esta etapa, se perfilan más solidamente como mujeres destacadas.
4. En la etapa de la madurez (40-60 años)
Se ha definido la etapa de la madurez la edad comprendida entre 40 a 60 años, del grupo de 30 mujeres, 25 han pasado por esta etapa y 16 están viviéndola. Aun en contra de lo que se considera "normal", tres mujeres se embarazaron entre los 41 a 50 años.
En esta etapa, la mayoría tienen varios años de estar con la misma pareja y observan cierto cambio en sus actitudes machistas. Sin embargo, tres de ellas todavía enfrentan un fuerte ambiente machista, marcado por el alcoholismo y la infidelidad. Mientras una reconoce un cambio de actitud en su pareja cuando en la madurez se vuelve irresponsable. Sin embargo, cuatro de diez mujeres está sola, ya sea porque se separó o por haber quedado viuda, y no desean cambiar esta situación.
La mayoría de las mujeres afirmaron que lograron reducir su problemática de pareja, y aumentaron sus logros. Pero, esta deconstrucción ha sido producto de un aprendizaje difícil, porque ha significado: separación, sufrimiento, sacrificio, soledad, y también reclamo, enfrentamiento y negociación.
La mayoría de las mujeres que tuvieron hijos e hijas jóvenes, ahora se enfrentan a una redefinición de relaciones, contrario a lo tradicional, promueven la comunicación permanente, la amistad y compañerismo, el estudio y la superacion profesional, a cambio reciben comprensión y apoyo en su trabajo y empresa, y algunos hijos hombres también participan en su proyecto social y asumen las labores domésticas de la casa.
La etapa de la madurez es también una época de cambio y continuidad laboral, revalorizan su profesión y toman la decisión de si deben o no cambiar sus metas, incluso hay redefinen su profesión e incursionan en nuevos espacios. Ahora es más clara la participación en la triple jornada laboral, que aunque requiere mayores esfuerzos, destacan la importancia de su compromiso social y el contar con las herramientas necesarias para ejercerla: experiencia, valores y relaciones. No es raro entonces, que en este período de la vida muchas mujeres que se han desarrollado en el ámbito social o profesional decidan acceder a cargos políticos como: alcaldesa o concejala.
En el proceso de revalorización de sus metas, las mujeres encuentran una serie de logros, reconocimiento social y aprendizajes. Contrariamente a lo que se cree, para las mujeres segovianas esta es una etapa de gran productividad, tienen experiencia y mucha energía para cumplir sus aspiraciones futuras.
5. En la etapa de la vejez o tercera edad (61 años en adelante)
Esta etapa para muchas personas representa una visión terrible, hay temor a perder la energía, control, flexibilidad, sexualidad, movilidad física, memoria, e incluso inteligencia. Además, a ser señalada y menospreciada por una sociedad que exalta la juventud, belleza y perfección física.
Un estereotipo generalizado sobre el adulto mayor expresa que: "Las ancianos no sirven para nada, tienen mala salud, son menos productivos, se olvidan de las cosas, fácilmente se accidentan y son lentos". Esta concepción es absurda y ha sido demostrado por nueve mujeres que viven esta etapa y que han dado su testimonio.
De ellas, la mayoría vive en pareja y su relación ha sufrido cambios. Tres mujeres dijeron que antes sus maridos eran tomadores e irresponsables y han dejado los vicios. Afirman que este cambio es producto del desarrollo de la pareja, la edad y los sacrificios que ella ha realizado para sostener la relación. Ahora su visión sobre el rol tradicional de la mujer ha cambiado, reconocen sus derechos y afirman ser quienes mandan en la pareja.
La relación con hijos e hijas es muy buena, ya son personas mayores, profesionales, casadas y las llenan de orgullo, además reciben apoyo económico.
Todas las mujeres participan en diferentes espacios: la iglesia, la comunidad indígena, como partera, en política y una todavía sigue estudiando. Algunas están un poco enfermas, pero no lo suficiente para limitar su participación.
A lo largo de su vida han cosechado éxitos y fracasos, han vivido momentos tristes y alegres. Pero, ahora todas reconocen que sus logros las han llenado de satisfacciones y han sido muy importantes y significativos, se sienten renacidas, tranquilas, realizadas y con salud, y la gente las reconoce, las toma en cuenta y las consulta.
Ninguna tiene la imagen "clásica" de la pobre viejita que está arrinconada, triste o abandonada. Todas transmiten la chispa de la juventud, en sus ojos y en su espíritu. Han logrado tener un lugar destacado en su vida y en la de otras personas, y todas afirman que todavía tienen mucho que dar.
Algunas recomendaciones
Los resultados de este estudio son muy valiosos para entender la manera en que se construye- deconstruye la identidad de género en la mujer segoviana. Por tal razón, el primer paso ha sido su publicación.
Continuar con el seguimiento directo a las mujeres destacadas que han participado en este estudio u otras que deseen sumarse a este esfuerzo. Las mujeres en los grupos focales mostraron un alto interés por continuar reuniéndose e intercambiando. Por tanto, en una segunda etapa se puede avanzar en un proceso reflexivo grupal sobre los momentos más decisivos en el proceso de deconstrucción, por ejemplo: el maltrato en la infancia, la vivencia en pareja, la comunicación con hijos e hijas adolescentes, entre otros.
Para los organismos que toman decisiones y promueven proyectos está investigación es importantísima, puesto que a través de cada testimonio de vida se accede a información sobre la vida de las mujeres en diferentes ámbitos y se muestran detalles que muchas veces pasan desapercibidos y que son sensibles a considerarlos al momento de diseñar estrategias de atención dirigidas a la mujer y su familia.
Finalmente, cada testimonio puede considerarse como fuente primaria, y a partir de ellos investigadores e investigadoras pueden desarrollar nuevas interpretaciones, o reproducir la experiencia en otros municipios y con otras mujeres, hasta reconstruir la historia cotidiana de Nicaragua desde un ángulo casi olvidado, la visión de las mujeres.
Autor:
MSc. Beverly Castillo Herrera
Nicaragua
2003-2004
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