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Neuronas espejo: La banana que cambió el mundo de las neurociencias aplicadas

Enviado por Felix Larocca


  1. Neurona espejo
  2. Porfía desde el comienzo
  3. El experimento de Wicker
  4. Suposiciones básicas
  5. Nuevos hallazgos
  6. La empatía, es tan difícil fingir, como es de ser reportada por actores
  7. En resumen
  8. Bibliografía

"Una neurona espejo, o "mirror neuron", es una célula nerviosa que se activa y descarga — en una de dos situaciones: 1. Cuando un animal ejecuta una acción y 2. Cuando un animal observa mientras el otro la realiza — especialmente si ambos son miembros de la misma especie.

"En el segundo ejemplo, la neurona reproduce, en su función refleja en el cerebro, la misma actividad neural correspondiente a la actividad percibida — como si fuera un espejo — pero sin conducta externa discernible.

"En otras palabras, es, como, si quien observa, fuera quien llevara a cabo la acción — pero sin actuarla. FEFL en Neuronas Espejo: Neurociencia Aplicada.

La investigación de la explicación del rol y significado de las neuronas espejo — por razones que, para mí, permanecen oscuras — en la ciencia moderna, se han venido obscureciendo con el uso de estrategias experimentales, que son ostensiblemente injustificadas paras los fines propuestos.

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Neuronas espejo

En un reporte de los resultados de un experimento relacionado a la posibilidad de que exista una base neural común para presenciar y sentir la emoción de disgusto; se afirma que — como poseemos los mecanismos de neuronas espejo para comprender las acciones intencionales de otros — que de la misma manera existen los llamados "módulos neuronas espejo" que nos sirven para entender y empatizar con las emociones de otros.

El artículo susodicho fue publicado en el 2003 por un grupo de investigadores que incluía Bruno Wicker, Giacomo Rizzolatti y Vittorio Gallese.

Los dos últimos autores son bien conocidos como miembros del equipo de intelectuales que originalmente descubrió las neuronas espejo en monos.

Para algunos, el trabajo susodicho es un ejemplo elocuente de lo que puede estar equivocado en las investigaciones de las emociones, o cuando una teoría se extiende fuera de sus limitaciones.

Neurona espejo

Una neurona espejo, en su acepción más amplia, es una célula nerviosa que se activa cuando un animal produce un movimiento o cuando el animal simplemente observa la misma acción ejecutada por otro (especialmente si son miembros de la misma especie).

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¿Neuroestética original?

En otras palabras, que las neuronas espejo, aparentan reflejar el comportamiento de otro animal, por medio de una estimulación o resonancia motora, como lo fuera con la banana famosa que Rizzolatti engendrara, representación alegórica de la manzana de Eva en Génesis 3:16 http://www.betterbrainbetterlife.com/mirror-neurons-make-our-brains-look-alike/.

Las neuronas espejo fueron inicialmente detectadas en los años 1990s en experimentos utilizando electrodos implantados directamente en la corteza pre-motórica de monos macacos.

A pesar de que neuronas espejo se asumen que existen en los seres humanos y en miembros de otras especies, además de los monos, la evidencia es exigua para soportar esta premisa.

En los seres humanos, por ejemplo, las únicas evidencias conocidas de las actividades de neuronas espejo existen en la forma de grabaciones de un electrodo aislado localizado en una sola neurona en el cerebro de pacientes epilépticos, y, aún esa demostración se considera poco convincente.

Porfía desde el comienzo

Desde el principio, la función de las neuronas espejo ha sido sujeto de mucha especulación y controversia.

Muchos investigadores han especulado que estas neuronas proveen un mecanismo para que un animal pueda captar las intenciones motoras de otros sin la mediación o intervención de procesos cognitivos o sensorios de índoles elevadas.

Para servir su propósito, en sus respuestas, deben de ser reflejas.

La disfunción del sistema neurona espejo, se especula que explica la incapacidad de "leer mentes" asociadas con el autismo. Entidad diagnostica en la cual la falta de empatía o reconocimiento de los sentimientos ajenos son característicos.

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Desde mi artículo original acerca de las neuronas espejo, publicado en el 2008 — donde critico la tendencia aparente a la especulación gratuita — muchos autores han tratado de expandir las funciones de estas células a campos lejanos de sus limitaciones prácticas.

Por ejemplo, Gallese y el historiador de las artes, David Freedberg, han aplicado la idea de las neuronas espejo al campo naciente de la neuroestética, alegando que nuestras respuestas empáticas a obras de arte — como asimismo a imágenes mundanas de nuestras vidas cotidianas — dependen en la activación de dinamismos discretos provenientes de neuronas espejo. (Para leer más: http://www.monografias.com/trabajos90/arte-y-neuroestetica/arte-y-neuroestetica).

De esta manera, Freedberg y Gallese siguen la tendencia en la neurociencia actual de expandir el rol de las neuronas espejo a incluir la capacidad de la empatía emocional.

Prosigamos

En su artículo del 2003, Wicker y su grupo describieron los resultados de un estudio basado en la resonancia magnética funcional (fMRI) en el cual voluntarios inhalaron odorantes seleccionados para producir sentimientos pronunciados de disgusto.

Los mismos sujetos fueron expuestos a videos de otros individuos exhibiendo las expresiones faciales de repugnancia.

Los científicos reportaron que los mismos sitios en la ínsula anterior (y en grado menor, en la corteza cingulada anterior) fueron simultáneamente activados cuando ellos observaron las expresiones de repugnancia en las caras de otros que habían sido filmadas por los investigadores.

Los experimentadores, por consiguiente, concluyeron — en referencia al sistema de correspondencia — que "la observación simple de las acciones de la mano, activa la representación neural de esa acción. Observando una emoción, igualmente moviliza la representación neural de esa emoción".

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Lo que, en la manera de pensar de los investigadores, significaría que estos hallazgos proveían un mecanismo unificador para el entendimiento del comportamiento y los sentimientos de otros.

El estudio, citado, de Wicker y sus asociados, ha generado considerable interés en la comunidad neurocientífica por razones que no están claras.

El experimento de Wicker

Para comenzar, los investigadores reclutaron seis actores (de ambos sexos) que aceptaron ser filmados mientras olfateaban olores neutrales, placenteros y desagradables.

Los voluntarios fueron presentados con un vaso conteniendo agua pura (para la expresión neutral), agua con un olor agradable (un perfume escogido para los fines), o agua con un olor repulsivo añadido.

Los actores fueron instruidos a exponer las reacciones emocionales características de una manera "clara y natural".

Cada respuesta emocional fue filmada tres veces por cada actor, y el ejemplo más "natural" fue seleccionado por uno de los investigadores,

Esas actuaciones simuladas sirvieron como los estímulos visuales para el experimento.

El hallazgo central de Wicker y sus colaboradores fue que la ínsula anterior no era activada durante la observación, por parte de los participantes, de expresiones de agrado ni durante la experiencia de olores placenteros.

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Pero que se activaba cuando los actores observaban expresiones faciales negativas y durante sentimientos de disgusto, cuando olían sustancias malolientes.

Los investigadores concluyeron que dos hipótesis diferentes pueden explicar nuestra habilidad de reconocer y comprender las emociones de otras personas.

De acuerdo a la "hipótesis fría", nosotros reconocemos los afectos de otros por medio del uso de nuestros mecanismos perceptivos y cognitivos sin que experimentemos o compartamos las mismas emociones y sin que activemos los mismos mecanismos causales.

El grupo de Wicker expresó que sus hallazgos parecían confirmar la otra conjetura — la de la "hipótesis caliente" — que propone que observando las emociones ajenas automáticamente genera la misma emoción en nosotros debido a una base neural compartida para ver y sentir.

En el caso del disgusto, los autores afirmaron que "esto puede explicarse por la razón de que es muy difícil refrenarse de compartir una respuesta víscero-motora (como son la náusea o el vómito) cuando las observamos en otros".

Los investigadores sugieren que, en términos evolucionarios, la activación "caliente" es probablemente la más arcaica forma del entendimiento emocional, permitiendo una forma de empatía primitiva que puede servir para proteger seres humanos y monos inmaduros de envenenamiento con comida, aun antes del desarrollo de habilidades cognitivas sofisticadas.

Goldman considera el experimento de disgusto de Wicker una contribución original a su Teoría de Simulación porque suministra un modelo de resonancia sin mediación.

Suposiciones básicas

Los experimentos de Wicker y sus asociados deducen una serie de premisas teoréticas y metodológicas que están muy engranadas en el campo actual de la investigación dentro del campo de la emoción.

Las hipótesis básicas son:

  • 1. Existe un grupo de "emociones básicas" que se consideran "naturales". Esas emociones son genéticas y forman parte intrínseca de nuestras respuestas instintivas reflejas.

El disgusto es una de esas emociones básicas, como son el miedo, la tristeza, el enojo, la alegría, la sorpresa y el desprecio.

  • 2. Cada emoción básica se expresa en patrones conductuales y fisiológicos distintos, especialmente en la forma característica de sus expresiones faciales.

  • 3. Las expresiones faciales asociadas con las emociones básicas pueden ser fingidas o reproducidas por actores de un modo natural para transmitir la simulación de la verdad auténtica de los afectos expresados.

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  • 4. Cada emoción básica está coligada a sustratos neurales específicos en el cerebro, una suposición que implica un cierto grado de modularidad en las funciones cerebrales.

La ínsula y la amígdala se consideran imbricadas en las manifestaciones faciales de miedo y de disgusto.

  • 5. Los procesos emocionales ocurren independientemente de estados "cognitivos" o "emocionales". Que ocurren sin que existan alternativas, porque son involuntarios. Ellos constituyen respuestas arcaicas filogenéticamente automáticas que juegan un rol en la supervivencia del individuo y de la especie.

La tendencia en la literatura reciente es distinguir entre la "empatía cognitiva", nuestra habilidad de identificar las acciones intencionales de otros y la "empatía emocional", nuestra capacidad de simpatizar e igualar los sentimientos de otros. Lo que significa que nuestros afectos pueden ocurrir independientemente de nuestras emociones.

6. Reproduciendo el estado emocional de otra persona constituye un proceso automático, por ser reflejo.

Las presuposiciones de Wicker y sus colegas se pueden trazar directamente a las labores del psicólogo norteamericano Silvan S. Tomkins, y a las de su seguidor Paul Ekman.

Los principios básicos de su sistema incluyen la creencia de que existe un número pequeño de emociones básicas, como el disgusto, que pueden ser definidas en el sentido evolucionario como respuestas adaptativas universales o panculturales del organismo; y que esas emociones son discretas, innatas y reflejas, localizadas en las regiones subcorticales del encéfalo.

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Además de que estas emociones básicas se manifiestan en diversos patrones de excitación fisiológica, especialmente en expresiones faciales características que están supeditadas a los efectos de la socialización y el aprendizaje.

Otra afirmación asociada con el punto de vista de las emociones básicas, una que hemos visto relacionada con los trabajos de Wicker y Goldman, es que, aunque las emociones pueden combinarse con los sistemas cognitivos del cerebro, ambos consisten en procesos esencialmente independientes.

La situación se complica, cuando los teóricos se envuelven en porfías filosóficas para tratar de explicar fenómenos del comportamiento.

La pregunta es: ¿Qué información acerca de nuestros procesos emocionales básicos se extraen de esos experimentos con actores?

Los actores son manipulables y sus respuestas son doblemente subjetivas, porque involucran los sesgos deductivos de los experimentados y los experimentadores.

A pesar de los problemas inherentes a este método, miles y miles de estudios se basan hoy día en la misma metodología viciada.

Un factor incierto que domina el campo de la investigación en la empatía es la confianza en la validez de los experimentos de Wicker y sus seguidores

Para comenzar, la idea de que existe un número determinado de emociones básicas, que se manifiestan en patrones característicos de reacciones fisiológicas y movimientos faciales se ha demostrado que es erróneo.

El experimento en disgusto conducido por Wicker y su grupo se basó en la suposición central de la existencia de Emociones Básicas, significando que bajo las condiciones apropiadas el rostro, sincera y fidedignamente, revela la verdad acerca de los sujetos sentimientos más profundos.

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En otras palabras, que el cuerpo nunca miente.

Los sentimientos expresados por los actores que participaron en el ensayo se asumieron que fueran expresiones auténticas de las emociones de las personas en cuestión.

Basados en estos "hallazgos" muchos de los investigadores han propuesto que — examinando los gestos faciales — que estos mismos métodos pueden asistir las autoridades aeroportuarias en la determinación casual y arbitraria de quiénes pueden ser considerados como terroristas potenciales.

Debemos recordar que, desde el punto de vista de la adaptación, el individuo no sería beneficiado si sus expresiones siempre demostraran sus verdaderas intenciones.

Muchas personas son, simplemente, maestras del engaño y la falsa pretensión.

La realidad es, que la evidencia soporta el hecho de que todos los experimentos basados en reportes personales son destinados a fallar porque la falsificación de eventos es un hecho indisputable, especialmente, cuando del ser humano se habla.

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Por ejemplo. Wicker y sus asociados estaban tan convencidos del hecho de que la expresión facial de sus voluntarios revelaban la realidad de los sentimientos desvelados por sus actores, que no se les ocurrió pensar en la simple circunstancia que "actores, actúan" y que, todos los seres vivientes somos actores actuando en el retablo de la vida por la supervivencia o la conveniencia.

Para complicar este asunto, los experimentadores asumieron — por serles ventajoso — que la expresión de disgusto era una reacción visceral refleja y no una experiencia aprendida, ya que todos no nos sentimos afectados del mismo modo por los mismos fenómenos experimentados por otros, sean estos placenteros o no.

De todos modos, la expresión de disgusto, no puede ser considerada como una emoción básica que despierta en los demás una reacción idéntica universalmente.

Los hallazgos reportados pueden caer bajo el palio de lo que se conoce como un "efecto de audiencia", lo que implica que en el escenario del experimento, los participantes poseen sus propias agendas que los hacen responder de acuerdo a las expectaciones de los participantes: Investigadores y voluntarios.

Muchos científicos han demostrado que la expresión fingida de, las llamadas emociones básicas, durante ensayos utilizando fMRIs, puede despertar actividades idénticas en la ínsula. Del mismo modo que, la visión de lo explícitamente erótico, puede estimular el deseo sexual.

Nada nuevo, y nada que no hubiéramos estudiado.

En su artículo, Wicker y sus colegas enfatizaron la concordancia entre sus propios resultados y los de los otros investigadores, pero asimismo resaltaron ciertas diferencias.

Ellos llamaron la atención al hecho de que no se habían conducido previos estudios en la sensación de disgusto, como el que su grupo había hecho, para establecer si las localizaciones activadas eran comunes entre la expresión de esta sensación por los actores y la percepción en otros.

Acerca de lo antedicho, los científicos enfatizaron que la mera imitación de una emoción no requiere o garantiza que la emoción imitada sea genuina.

Pero, a pesar de sus propias reservaciones, ellos continuaron en insistir que en su propio experimento, los sujetos que olfatearon la solución fétida sintieron la misma emoción que apareció en sus semblantes, ya que eran actores profesionales.

En esta situación, los actores actuaron y los investigadores dirigieron, como en el caso proverbial del ciego guiando al ciego.

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Un ciego guiando otros ciegos…

Nuevos hallazgos

La historia aún no concluye.

Quizás conscientes de que el experimento de Wicker en el 2003 acerca del disgusto, era en algunos respectos defectivo, un nuevo estudio se diseñó por Jabbi, Swart, and Keysers, este último sería uno de los autores del experimento de Wicker del 2003.

Los sabores del disgusto, en lugar del olor del mismo se constituyeron en el foco de las indagaciones, aunque la estructura del experimento permaneció idéntica.

Como sucediera previamente, los actores fueron filmados mientras posaran como disgustados, satisfechos, y con expresión neutral, en lo que los investigadores consideraran que fuese una "manera vívida y natural".

Esta vez, cuando sorbían bebidas desagradables (quinina), placenteras (sucrosa) y neutral (saliva artificial), a los participantes en el experimento se les solicitó que observaran las grabaciones, de ellos hecha, mientras estaban controlados por fMRIs.

En las "pruebas gustativas" a los participantes se les pidió que probaran los mismos líquidos que los actores habían probado, mientras eran sometidos a escáneres cerebrales.

Como fuera el caso en el previo experimento, la activación insular fue reportada en ambos, los observadores y los sujetos del experimento.

Los resultados fueron equívocos, poniéndolo de manera inofensiva.

La empatía, es tan difícil fingir, como es de ser reportada por actores

Cualquier persona, pensando de manera racional, se preguntaría, de inevitable manera: ¿Por qué los investigadores en estos experimentos creerían a pies juntillas que lo que los actores reportaran representaran sentimientos universales compartidos por todos — aunque pudieran ser falsificados?

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Incongruencia

Muy a menudo los científicos nos dicen que nuestro entendimiento de las bases neurales de la empatía aun está en su temprana infancia, sugiriendo de esta manera, que tardará mucho antes de que todos sus problemas sean resueltos, como si las dificultades confrontando la investigación fueran meramente técnicas.

La realidad es mucho más compleja, ya que los seres humanos se distancian (cuando son actores, y cuando no lo son, de sus verdaderos sentimientos) pretendiendo que son diferentes, adoptando comportamientos miméticos. Lo que anula la veracidad de la identificación.

Freud expresó la misma dificultad en su propio modo de pensar cuando hizo de la ambivalencia psíquica — la imposibilidad constitutiva que separa Eros de Tánatos, amor y odio, inmersión y distancia — centrales a su comprensión del fenómeno de la identificación-simpatética.

De acuerdo a Freud, la rivalidad con el otro es tan inherente a la naturaleza humana como lo es el amor, y de veras, es inseparable del amor.

El domeño de estas emociones es la labor interminable y necesaria de la civilización.

Para estos pensadores, nuestro conocimiento de las mentes de otros no puede ser reducido por una llamada a un simple mecanismo de resonancia mutua o de sintonía recíproca del tipo que hemos analizado y descrito en esta lección.

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El enigma sin fin por Salvador Dalí

Nos parece que la tarea de hacerlo se torna más complicada si adoptamos métodos reduccionistas e inadecuados como son los de las Emociones Básicas y el de las Neuronas Espejo, para dar explicación a una función emocional de tanta complejidad como lo es la empatía.

En resumen

En esta lección hemos provisto una crítica del entendimiento actual de las neuronas espejo en su rol incierto como bases neurales de la empatía.

Para poder establecer las bases de la empatía el conocimiento psicoanalítico, acoplada al de la neurociencia, constituye el camino real.

Fin de la lección.

Bibliografía

  • Larocca, FEF: Neuronas Espejo: Neurociencia Aplicada en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Neurociencia del Ego en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Teoría de la Mente en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Arte, la Neuroestética y la Experiencia de la Vida Como Arte en monografías.com

  • Larocca, FEF: Neuro-Utopía: La Nueva Ciencia que Todo lo Explica en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Personalidad "as if", la Personalidad Mimética: Un Concepto, a Menudo Ignorado, de la Psiquiatría en psikis.cl y en monografías.com

  • Goldman, A: (2008) Simulating Minds: The Philosophy, Psychology, and Neuroscience of Mindreading (Oxford and New York: Oxford University Press),

  • Wicker, B: Both of Us Disgusted in My Insula: The Common Neural Basis of Seeing and Feeling DisgustNeuron 40.3 (octubre 2003): 655-64

(Para leer más: http://nonsite.org/article/%E2%80%9Cboth-of-us-disgusted-in-my-insula%E2%80%9D-mirror-neuron-theory-and-emotional-empathy)

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Adriano Cecchi

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca