Sintesis de la carta del apostol San Pablo a los romanos (página 2)
Enviado por Humberto R. Méndez B.
2. f. Derecho, razón, equidad.
3. f. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene.
4. f. Aquello que debe hacerse según derecho o razón. Pido justicia.
5. f. Pena o castigo público.
6. f. Poder judicial.
7. f. Rel. Atributo de Dios por el cual ordena todas las cosas en número, peso o medida. Ordinariamente se entiende por la divina disposición con que castiga o premia, según merece cada uno.
El Diccionario de la Santa Biblia de W.W. Rand, define justicia como: "Un sentimiento de rectitud y equidad que gobierna nuestra conducta, y nos hace acatar debidamente todos los derechos de demás, sus personas, bienes, carácter y todo cuanto les atañe. Tiene que ver no solamente en lo relativo a asuntos pecuniarios, sino en toda clase de relaciones que tengamos con la sociedad. Es un de las cuatro virtudes cardinales…"
El mismo Diccionario, cuando procede hablar de la Justicia de Dios nos dice que: "es aquel atributo esencial e infinito en virtud del cual la naturaleza y los actos de Él son la perfecta personificación de la equidad, y la divinidad viene a ser el modelo y el guardián del universo. La justicia de Dios no podría dejar el mundo sin leyes, ni tampoco podría dejar de vindicarlas no ejecutando las leyes que ellas imponen; y como todo la humanidad constantemente las quebranta, cada alma humana está sujeta a la condenación, y debe perecer, a no ser que sea perdonada en virtud del rescata aceptado por el Padre, la sangre de Cristo."
Para el Diccionario Electrónico de Wikipedia:
"La justicia (del latín, Iustitia) es la concepción que cada época y civilización tiene acerca del sentido de sus normas jurídicas. Es un valor determinado por la sociedad. Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de reglas y normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones."
Para Platón, el autor de la Republica, obra en la que dedica los dos primeros libros para hablar de la justicia con una sutileza y agudeza desencarnada, encontramos el espíritu ateniense en la conceptualizacion de lo que significa justicia. La definición que da en la obra Polemarco, es la que el poeta Simónides había dado y que se conserva en uno de sus fragmentos: "Dice que el atributo propio de la justicia es dar a cada un lo se le debe".
Pero cuando Sócrates entra en sus razonamientos, desmonta la definición de Simónides: "Por consiguiente, si alguno dice que la justicia consiste en dar a cada uno lo que se le debe, y si por esto entiende que el hombre justo no debe mas que mal a sus enemigos así como bien a sus amigos, este lenguaje no es propio de un sabio, porque no es conforme a la verdad, y nosotros acabamos de ver que nunca es justo hacer daño a nadie".
Mas adelante, en la misma polémica en torno a que si la justicia consiste en dar a cada lo que corresponde, a esta es a la conclusión a que se arriba: "Entonces, mis queridos amigos, me parece que la justicia consiste en que cada uno haga lo que tiene obligación de hacer".
Anatole France, en su obra Los Dioses tienen sed, nos ha dejado esta miniatura digna de figurar en el museo de Cluny, y en la cual retrata los días de la Revolución Francesa: "El Tribunal revolucionario practicaba la igualdad, mostrándose tan severo con los ganapanes y las sirvientas como con los aristócratas y los agiotistas. Gamelin consideraba imposible que fuera de otro modo un régimen popular. Temiera parecer despreciativo, insolente con el pueblo, liberándolo del suplicio; reservada solamente a los aristócratas, la quitina seria un privilegio inicuo. Empezaba Gamelin a concebir una idea religiosa y mística del castigo, atribuyéndole virtudes y meritos propios. Pensaba que al delincuente se le debe la pena y que se le defrauda no aplicándosela".
1.2. Concurrencia de las palabras justicia, justificado, justo, ley y gracia en la Epístola a los Romanos:
Hemos querido hacer una concurrencia estadística de las palabras justicia, justificado, justo, ley y gracia, porque ellas están íntimamente relacionadas entre si, y esta relación viene dada porque la Ley, cuando es transgredida, demanda una reparación, demanda justicia, y en vista de que la raza humana no podía presentar un saldo a su favor, Dios, en su infinita gracia y misericordia, envió a su Hijo Jesucristo, el cual sufrió la muerte en la cruz, en lugar nuestro, pero resucitó al tercer día para nuestro justificación.
La justificación es un termino que se utiliza en la nomenclatura judicial, que desde los días del apóstol Pablo ha sido objeto de agrios debates y encendidas polémicas, pasando por Martín Lutero, cuya lecha con la iglesia de Roma surgió a raíz de justificación del pecador por los meritos de Cristo. Cuando un juez decide evacuar una sentencia a favor de un imputado, ese imputado es justificado; pero si ese mismo juez falla en contra de ese imputado, entonces es condenado el imputado y se convierte en reo. Por esa razón, la justificación es un fallo, una declaración legal por la cual se absuelve a esa persona y se le declara justa. Ante el tribunal de Dios, todos los mortales, o somos justificados, declarados justos, o somos condenados, considerados y tenidos como culpables.
Somos pecadores no sólo por lo que hemos cometido nosotros, sino también por lo que cometió Adán. Somos naturalmente hijos de Adán, cuando él pecó, su naturaleza se corrompió, cayó, se volvió pecaminosa, y nosotros heredamos esa naturaleza de él; algo parecido a la características que heredamos de nuestros padres. No estábamos literalmente en Adán cuando él pecó, ya que no tenemos una forma de preexistencia antes de nuestro nacimiento, sino que hemos cosechado las consecuencias de su caída, esa es la razón por la cual pecamos en Adán. Por causa de nuestra conexión con Adán, todos afrontamos la condenación que produce el pecado.
Para Luís Berkhof, en su Sumario de Doctrina Cristiana, Pág. 107:
"La justificación puede ser definida como el acto legal por el cual Dios declara justo al pecador sobre la base de la justicia de Jesucristo".
Después de esta cita de Berkhof, no existen áreas grises, ni posición intermedia ni transigencia. O las personas son declaradas justificadas, es decir absueltas, o son condenadas, dependiendo de que se acojan por con la mano de la fe de la justicia inmaculada de Cristo. El cristiano no puede estar parcialmente justificado ni parcialmente condenado; la persona es justificada o es condenada.
En su trabajo titulado: Su Maravillosa Cruz Brian D. Jones nos dice en la Pág. 93: "La ley demanda justicia y, ante la ley, el pecador debe ser justo. Pero es incapaz de serlo. La única forma en que puede obtener la justicia es mediante la fe. Por fe puede presentar a Dios los meritos de cristo, y el Señor coloca la obediencia de su Hijo en la cuenta del pecador. La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre, y Dios recibe, perdona y justifica al alma creyente y arrepentida; la trata como si fuera justa, y la ama como ama a su Hijo. De esta manera, la fe es imputada como justicia".
Es por la perfecta obediencia de Cristo, la cual ha satisfecho la demanda de justicia que exige la ley, y que es a la vez la única esperanza y garantía que existe para que el alma que acuda a Dios pueda alcanzar la salvación. Por fe en sus meritos, estamos libres de condenación, su gracia nos hace aceptos para con el Padre. El cual nos justifica.
Es después de este extenso prolegómeno que podemos decir que la palabra Justicia aparece 338 veces en la Biblia, y de ellas 31 veces aparece en la Carta a los Romanos, lo que significa que el 9.17 por ciento, lo cual denota la importancia que tiene para Pablo en esta epístola.
El adjetivo justificado aparece 13 veces en el Nuevo Testamento, de los cuales 4 veces se encuentra en la carta a los Romanos, para alcanzar un 30.76 por ciento.
El sustantivo justo que aparece 54 veces en el Nuevo Testamento, en esta carta aparece 6 veces, para arrojar un 11.11 por ciento.
La palabra Gracia aparece 24 veces en la carta a los Romanos, pero el sustantivo Ley los encontramos 75 veces, de los cuales 35 veces esta antecedido por el articulo la y 40 sin el articula, lo cual nos da una idea de la concurrencia de la Ley y la Gracia en la Justicia de Dios para otorgarle la Justificación al que vive según el Espíritu, y de esa manera ser declarado Justo en la Corte Celestial.
Por creerlo oportuno, se transcribe a continuación la segunda nota que se encuentra la Pág. 1157 de la Biblia anotada de Scofield, y que viene arrojar sobre el usa de la ley en Romanos: "Hay seis "leyes" que deben distinguirse en Romanos: a) La ley de Moisés, que es de condenación (3:9); b) la "ley" como un principio (3:21); d) la ley del pecado en los miembros, la cual es victoriosa sobre la ley de la mente (7:21, 23, 25); e) la ley de la mente, que acepta la ley de Moisés pero no puede ponerla en practica debido a la ley del pecado en los miembros (7:16, 23; y f) "la ley del Espíritu", que tiene poder para librar al creyente de la ley del pecado que está en los miembros y de la condenación que la ley de Moisés produce. Además, el Espíritu realiza en el creyente que esta rendido a la voluntad divina, la justicia misma que la Ley de Moisés demanda (8:2, 4)"
John Bunyan viene a recapitular lo que la Ley transgredida exige y que la Justicia de Dios demanda: "El creyente en Cristo se halla ahora protegido por una justicia tan completa y bendita, que en ella no puede hallar defecto ni disminución alguna la ley del Monte Sinaí. Esto es lo que se llama la justicia de Dios por la fe".
Capitulo 2.
2.1. ESTRUCTURA DEL CAPITULO 2 DE ROMANOS:
El capitulo 2 de Romanos es una extensión del capitulo primero, y que puede ser entendido como el hecho de que a grandes males, grandes remedios, ya todos, judíos y gentiles, griegos y bárbaros, son culpables delante de Dios, esto es, tanto los depositarios de la Revelación especial de Dios, como aquellos que tienen la Revelación general, ambos están sin excusas. Es por eso que ante Dios, todos han apostatado.
En vista de que la pecaminosidad del hombre es universal, la justicia de Dios también es universal, justicia que proporciona al hombre pecador un camino por el cual se debe transitar para alcanzar el perdón, que es el inicio de la restauración que conduce a la perfección y a la santidad. Este camino es Jesucristo, camino que conduce a la vida eterna.
Este capitulo segundo tiene dos grandes divisiones: primeramente, los moralistas griegos, que condenan a los demás, son reos del mismo pecado que condenan en otros. Dios a su tiempo, cuando termine la riqueza de su largura de ánimo, su paciencia, ha de pagar a cada uno según sus hechos, ya que Dios no hace acepción de personas. Sea que se halla recibido la Ley o no, que se conozca la palabra escrita o el texto de la naturaleza, porque todos los hombres, sin distinción de raza o lugar, conocen por su conciencia y por su corazón cual es la voluntad de Dios, ya que puede hacer distinción de lo bueno y de lo malo.
La segunda sección del capitulo está dirigida contra los judíos, los cuales se ufanan de ser descendientes de Abraham, que tienen como suporte y norma de conducta la ley, argumentando que conocen la voluntad de Dios. Esos mismos judíos dicen ser guías de ciegos, luz en medio de las tinieblas, instructores de los indoctos y maestros de niños, porque el que no tiene la verdad es como un niño; ¿pero cumplen ellos lo que enseñan a los demás? Pues NO. Ellos son reos de violar el 7mo y el 8vo mandamiento del Decálogo, porque ellos mismos adulteran y roban, razón por la cual el Nombre Inefable de Dios es blasfemado, que es un equivalente a la violación flagrante del 3ro de los mandamientos que ordena no toma el Nombre de Dios en vano.
La violación de estos tres mandamientos, coloca a los judíos en el banquillo de los acusados en el tribunal del Dios, y le convierte en pasivo de la ira de su justo juicio; pero ellos que alegan en su favor como una circunstancia atenuante que tienen la circuncisión, ¿pero de que les aprovecha tener una herida en la carne si no tienen la Ley en el corazón? La que salva no es la Ley, es el Legislador el que da la vida al que se acerque a él por la fe. Aquí procede Pablo a mostrarle a los de la carne, que existe una circuncisión que Dios aprueba, la del corazón, así como existe otra nacionalidad de judíos, que es el que lo es en su interior, en su espíritu, el que lo es en la fe, el cual es descendiente de Abraham.
Esta nueva nacionalidad que Pablo anuncia, el judío interior, es un nuevo hombre que tiene la circuncisión del corazón, pertenece al Israel espiritual, y cuenta con la bendición de: "la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios", por lo cual él es justificado.
2.2. LA JUSTICIA DE DIOS:
Mario Veloso escribió un ensayo titulado: La doctrina de la Ley de Dios, y que aparece en el tomo quinto de: Teología: Fundamentos bíblicos de nuestra fe. En un análisis que el profesor Veloso hace a los versículos 13 y 14 de la epístola de Pablo a los Colosenses, encontramos un párrafo que retrata la condición del pecador, y que en forma grafica nos da una idea de la justicia de Dios. He aquí el comentario: "El concepto clave en este pasaje es "acta de de los decretos", traducido del griego cheirographon, y aparece únicamente aquí en el NT. De la literatura secular sabemos que chirographon era un documento escrito por mano propia, o un pagaré, a la luz de esto, lo que Jesús clavó en la cruz figurativamente fue la condenación en que incurrían los seres humanos al pecar".
El pecador había firmado su sentencia condenatoria, había violado la Ley, y según la Ley debía morir, porque la Ley reclamaba justicia, y la paga del pecado es muerte. Es en esta carta a los Romanos, y en algunas explicaciones adicionales que se encuentran en Gálatas y Filipenses, donde se encuentran las claves de las Escrituras para entender la justicia de Dios, que se alcanza por la fe. Ya vimos como en el capitulo primero, en el versículo 17 como se enuncia el meollo centra de la epístola: "Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito…" y es que esa justicia se refiere a la cualidad de ser justo para con Dios, y aquí es cuando se desarrolla un significado especializado para este concepto, ya que la justicia esta calificada por la frase en genitivo como hubiese dicho el profesor Carballosa: de Dios. Es la justicia que viene de Dios, una justicia que emana, que es provista por Dios mismo, y que es la única justicia suficientemente buena para traernos la promesa de una vida mejor.
El pastor Don F. Neufeld, en su obra La Redención en Romanos, en la Pág. 36, nos permite que entandamos de esta manera la justicia de Dios: "La buena noticia es que los hombres disponen de "su justicia (las de Dios, que nos llega, no por obras ni por meritos, sino por la fe en Jesús y por lo que el hizo por nosotros.
"Por la cruz del Calvario, Dios puede declarar justos a los pecadores, y todavía ser justo ante el universo. Satanás no puede acusar a Dios, porque el Cielo hizo el sacrificio supremo. Satanás acusaba a Dios por pedir de los hombres mas de lo que él estaba dispuesto a dar. La Cruz refuta esta acusación".
Ya vimos como en el capitulo uno se muestra la realidad salvífica de Dios por medio de la justificación, la cual a pesar de nuestra situación sórdida nos hace merecedores de la ira y de la justicia que cae sobre el pecador como algo pasado, pero en los versículos 2, 5, 8 y 9 los tiempos verbales esta en presente, un presente que puede ser profético, ya que su acción se puede continuar generando en el tiempo, ya que todo el universo es culpable, primero los moralistas gentiles, y luego los judíos orgullosos de ser depositarios de los oráculos sagrados, pero violadores de los decretos divinos. En esta situación, nadie puede alegar a su favor sus buenas obras, todos hemos pecados, y estamos bajo el justo juicio y la ira de un Dios tres veces santo que reclama la reivindicación de su pacto.
El concepto de la justicia de Dios, al interesar en circuncidarnos el corazón y hacernos judíos interiores, debe ser entendido como una actividad salvífica, en la cual el Eterno es coherente con ciertos usos del Antiguo Testamento, en los cuales la justicia es sinónimo de liberación, de salvación. Ya por medio del Profeta Isaías, a través del cual Dios se declara como un "Dios justo y Salvador, 45:21; para decir en el Cáp. 63:1, que El es "justicia, grande para salvar".
Cuando equiparamos el concepto de justicia con el de salvación o el de misericordia de parte de Dios como se encuentra en los dos primeros capítulos de esta carta a los romanos, estamos continuando en forma progresiva el precedente bíblico de lo que Pablo tiene como muy claro en cuanto a las conexiones contextuales de los capítulos en estudio. La lectura detenida nos muestra que la justicia de Dios que aquí se señala, no solo es un atributo del Eterno, sino que es la dinámica que sobre Dios se tiene en todo el desarrolla de la Revelación Divina, iniciando en el protoevangelio de Génesis 3:15, hasta cerrar con el Amen del Apocalipsis, ya que la justicia expresada en la Biblia, es la actividad divina redentora, que coloca a las personas que están en un camino equivoca en una relación correcta con Dios. El que por la fe acepta la justicia divina, se encuentra con Dios en una relación de pacto.
El Doctor Ivan t. Blazen, en su libro: Doctrina de la Salvación, nos dice en la Pág. 136 en lo tocante a la justicia de Dios: "Un significado de justificación directamente relacionado con su antecedente forense o judicial es "absolución", lo opuesto de "condenación". Este par de palabras contrastantes se encuentran en Deuteronomio 25:1; Proverbios 17:15, Romanos 5:16; 8:33,34. de este modo, mediante la justificación, Dios salva a los pecadores de la condenación de sus pecados (Rom.8:1) al absolverlos de todos los cargos".
Cuando se dice que los pecadores son justificados, esto es que se le imputa la justicia se entra en un terreno teológico revolucionario, porque se puede entender que en esta Carta, Pablo esta apoyando la impiedad. Recuérdese que el lengua de la epístola es como si el apóstol tuviera un interlocutor, el cual les hace una serie de preguntas y que Pable le va contestando, porque la Escritura nos dice claramente que Dios no absuelve al impío, mas siendo la impiedad una abominación al Eterno, por lo cual, según la enseñanza rabínica, Dios solo justifica al justo. Pero este capitulo 2 nos dice que ni judíos ni paganos están sin culpa delante de Dios, pues como dice el Salmo 143:2 :"No entres en juicio con tu siervo, porque no se justificará delante de ti ningún ser humana", en el juicio que Dios hace, el humano no tiene forma de estar pío, justo delante de El, Porque todos nos hemos descarriados, y somos pasivos de escuchar el veredicto de ¡Culpable¡.Pero como ya anotamos en la cita del Doctor Blazen, la justicia de Dios nos libera de la condenación, y como escribiera el Profesor Veloso, el decreto o pagaré que nosotros habíamos firmado con nuestras propias manos aceptado nuestras culpas, es clavado en la cruz de cristo, y podemos decir que no tenemos deuda para con Dios, si hacemos nuestro el sacrificio expiatorio del Hijo, por el testimonio que el Espíritu Santo da a nuestros corazones.
Por las ideas antes expuestas, de que la justicia de Dios es el cubrimiento de nuestros pecados por medio del sacrificio del Hijo inmaculado de Dios, el cual nos proporciona el perdón de los pecados, esto es el sentido de remover las barreras para la reconciliación y la comunión con Dios. Debemos hacer hincapié en la importancia tanto del ser humano como de Dios; por parte nuestra, el estado de separación nuestra de Dios que nos hacia pasivo de su ira, ya que nos habíamos descarriados, y no había justo ni aun uno, por lo cual nos esperaba la muerte eterna; pero por el otro, el gran deseo de Dios de perdonarnos, y que por su gracia ha hecho alejar nuestros pecados, como esta lejos el oriente del occidente, para luego arrojarlo a lo profundo de la mar, esa es la justicia de Dios.
En estos dos primeros capítulos de esta epístola, se encuentra el tema central de todo este manifiesto testamentario de Pablo, la justicia de Dios que se revela en el Evangelio y manifiesta por medio de su amor, que es un presente continuo, ya que el Espíritu Santo da testimonio a nuestros corazones de que somos aceptados en su gracia.
Bibliografía
Berkhof L. Sumario de la Doctrina Cristiana: Edición On Line.
Blazen I. (2006) La Doctrina de la Salvación. Gema Editores: México.
Jones B. (2005) La Maravillosa Cruz: La historia de la redención. Apia: Bogota, Colombia.
Neufeld D. (2010) L Redención el Romanos. Casa Editora Sudamericana: Bogota, Colombia.
Rand W. Diccionario de la Santa Biblia. Editorial Caribe: San José, Costa Rica. Sin fecha de publicación.
Veloso M. (2007) La Doctrina de la Ley de Dios. Editora Apia: Bogota, Colombia.
Santa Biblia anotada por Scofield. Publicaciones Españolas: Dalton, Georgia, Estados Unidos. Sin fecha.
Autor:
Humberto R. Méndez B.
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