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Géneros creativos

Enviado por Jesús Castro


  1. Género bíblico
  2. Género biológico
  3. La vida
  4. Especie biológica

Este artículo pretende contestar lo más eficaz y sencillamente posible la siguiente pregunta, basada en los estudios profundos del Génesis: ¿Qué son los "géneros" mencionados en el relato creativo?

Y Dios pasó a decir: "Produzca la tierra almas vivientes según sus géneros, animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la tierra según su género". Y llegó a ser así. Y Dios procedió a hacer la bestia salvaje de la tierra según su género y el animal doméstico según su género y todo animal moviente del suelo según su género. Y Dios llegó a ver que [era] bueno (Génesis 1: 24 y 25).

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Género bíblico.

En el artículo G032 (Polinización), páginas 12 y 13, se explica que pocos experimentos relacionados con la mutación pudieran igualar los muchos que se han efectuado con la común mosca del vinagre, drosofila o drosófila (Drosophila melanogaster). Desde principios del siglo XX, los científicos han expuesto millones de estas moscas a la acción de los rayos X. Esto aumentó la frecuencia de las mutaciones a más de cien veces lo que era normal.

Después de todas esas décadas, ¿qué mostraron los experimentos? Dobzhansky reveló un resultado:

"Los mutantes patentes de drosofila, con los cuales se efectuó parte tan grande de la investigación clásica en genética, son casi sin excepción inferiores a las moscas de tipo silvestre en viabilidad, fertilidad, longevidad". Otro resultado fue que las mutaciones jamás produjeron algún organismo nuevo. Las moscas del vinagre tenían alas, patas y cuerpos mal formados, y otras distorsiones, pero siempre siguieron siendo moscas del vinagre. Y cuando las moscas mutantes fueron combinadas unas con otras para reproducción, se halló que después de algunas generaciones comenzaron a surgir algunas moscas normales. De haberse dejado en su estado natural, estas moscas normales con el tiempo habrían llegado a ser las sobrevivientes, en vez de que sobrevivieran las mutantes, que eran más débiles, y se conservaría la mosca del vinagre en la forma en que originalmente había existido.

El código hereditario, el ADN, es notable por la manera como puede reparar las lesiones genéticas que haya recibido. Esto ayuda a conservar el tipo o género de organismo para la cual está codificado. La revista "Investigación y Ciencia" relata que "la vida de un organismo y su continuidad de generación en generación" son conservadas "por enzimas que continuamente reparan" las lesiones genéticas. Esta publicación declara: "En concreto, las lesiones importantes de la molécula del ADN pueden inducir una respuesta de emergencia mediante la cual se sintetizan mayores cantidades de enzimas reparadores".

Así, pues, en el libro "Darwin Retried" (Darwin bajo nuevo juicio) el autor relata lo siguiente acerca de Richard Goldschmidt, respetado genetista que falleció recientemente: "Después de muchos años de observar mutaciones en moscas del vinagre, Goldschmidt cayó en la desesperación. Los cambios —se lamentó él — eran tan irremediablemente micros [pequeños] que si en un solo espécimen se combinaran mil mutaciones, todavía no habría una nueva especie".

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Este tipo de experimentos muestra que existe un "tabicamiento" en los seres vivos, de tal manera que éstos quedan clasificados en "géneros", según el Génesis, y es imposible hacer que un "género" se convierta en otro "género", ya de manera artificial (mediante bombardeo radiactivo del genoma para inducir mutaciones, por ejemplo) o ya de manera natural (mediante alguna clase de mecanismo aleatorio de tipo evolucionista, o por transformismo).

La revista DESPERDAD de septiembre de 2006, publicada por la Sociedad Watchtower, página 13, nota, puntualiza: «Aunque la palabra "especie [biológica]" aparece con frecuencia en [el artículo "¿Es la evolución una realidad?"], cabe mencionar que el libro bíblico de Génesis no utiliza "especie", sino "género", término de significado mucho más amplio. En numerosos casos, lo que para los científicos constituye evolución de una nueva especie es tan sólo una variación dentro del "género" bíblico».

Los actuales conocimientos de Biología son insuficientes para proveer una clasificación taxonómica inequívoca de los seres vivos que pueblan nuestro planeta, puesto que la denominación "especie" sigue siendo arbitraria y confusa. Incluso el "género" del que habla el Génesis es para nosotros un concepto inasequible, dado que no tenemos forma humana de aplicarlo con exactitud a las poblaciones que componen la biosfera con objeto de obtener un mapa que permita colocar a cada individuo viviente dentro del "género" al que pertenece.

Lo que sí sabemos es que existe variedad morfológica dentro de cada "género" del Génesis, y que es posible hacer que los individuos de un determinado "género" sufran variaciones adaptativas (impuestas por el ambiente, de manera natural) o selectivas (impuestas artificialmente, como ocurre en la selección artificial de flores y razas caninas). Se llama ADAPTACIÓN a toda variación que un individuo perteneciente a un determinado "género" presenta como consecuencia de verse sometido a agentes que le obligan a cambiar, ya sea para sobrevivir o ya para obtener mejoras en su calidad de vida. En muchos casos dichas adaptaciones (o selecciones) pueden transmitirse a la prole, de manera total o parcial. Un ejemplo bastante común de adaptación biológica lo encontramos en las razas humanas, las cuales presentan diferenciación morfológica notoria como consecuencia de la influencia particular del clima, la alimentación e incluso la cultura.

Género biológico.

No es lo mismo "género bíblico o creativo" que "género biológico", aunque en verdad ninguno de ambos conceptos es plenamente comprendido por el intelecto humano, al menos al presente. El "género bíblico o creativo" es una clasificación de los seres vivos que es completamente entendida por el Creador, dado que Él sabe perfectamente cuántos "géneros" (según Su criterio) de criaturas vivientes han existido y existen en nuestro planeta y qué es lo que marca la diferencia exacta entre género y género. El "género biológico" es un constructo mental humano que pretende facilitar todo lo posible una clasificación de los seres vivientes con el fin de poner orden en la diversidad y disparidad que se observa entre los diferentes individuos que exhiben características vitales, pero supeditado al concepto de "especie biológica".

Al decir el Génesis que "Dios procedió a hacer la bestia salvaje de la tierra según su género y el animal doméstico según su género y todo animal moviente del suelo según su género", pues, no está tratando de introducir una información rigurosa en cuanto a la clasificación zoológica sino más bien intenta hacer ver que los seres vivos han sido creados en agrupaciones separadas o tabicadas entre sí, en "géneros vivientes", y que tales "géneros" evitan el caos de la biosfera. Ahora bien, tener el conocimiento de qué factores físicos, químicos y biológicos intervienen exactamente aquí para dar cuenta del tabicamiento entre los "géneros" (según el criterio divino) es algo tan absolutamente complicado y presumiblemente inalcanzable por la ciencia humana actual que, a menos que los conceptos biológicos del hombre avancen durante centurias consecutivas y bajo la bendición del Creador, hay que relegarlo al terreno de lo impracticable.

Pues bien, si ya de por sí es extremadamente difícil prever el día en que la humanidad será capaz de encontrar los elementos teóricos que necesita para tabicar felizmente los "géneros creativos", a la manera del Creador, mucho más arduo es dar con las claves que permitan efectuar una acertada clasificación biológica por el simple método de "ensayo y error", sin tomar en cuenta al Diseñador del planeta y de sus habitantes. Además, la clasificación biológica de los seres vivientes muestra un historial de dificultades crecientes a medida que las técnicas microscópicas y bioquímicas han ido revelando la existencia de partículas que presentan características vivas y características inertes, como los virus.

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Por consiguiente, el primer gran problema que enfrenta la Biología, incluso la Ciencia de la clasificación de los organismos vivientes, es el que tiene que ver con la definición misma de Vida: ¿Qué es la vida? ¿Qué es un organismo vivo? ¿Cómo distinguir entre los seres vivos y los seres no vivientes? ¿Qué marca la diferencia entre un mineral y un organismo vivo, especialmente cuando se trata de entender la vida microscópica? ¿Qué es la denominada "vida artificial o cibernética" y cómo se relaciona con la Biología?…

La vida.

Tradicionalmente, la vida ha sido siempre un concepto abstracto para el hombre y, por tanto, difuso y de difícil definición. Por esto se solía definir en contraposición a la "no vida" o lo "inerte", especialmente aludiendo a las propiedades diferenciadoras. Lo que más confundía eran las estructuras víricas, que no comparten todas las propiedades más comunes del resto de las estructuras vivas. Asimismo tampoco estaba clara la frontera entre la vida y la muerte, haciendo difícil determinar cuándo acontecía exactamente esta última. Así pues, dada la confusión a la hora de definir la vida, se optó por hacerlo en función de los resultados obtenidos tras el desarrollo completo del ADN, y no respecto al potencial mismo de esa molécula, de tal modo que se establecieron algunas características comunes:

1. Los seres vivos requieren energía. Es decir, se nutren.

2. Los seres vivos crecen y se desarrollan.

3. Los seres vivos responden a su medio ambiente.

4. Los seres vivos se reproducen por sí mismos, sin necesitar ayuda externa; siendo éste un hecho clave.

Estas características apuntaban a una definición de vida tan simple que permitía incluir como seres vivos, por ejemplo, a los cristales minerales, los cuales crecen, responden al medio, se reproducen y por supuesto consumen energía al crecer y propagarse. Se hacía necesario, pues, buscar otras características propias de la vida más allá de las puramente intuitivas. La definición universal de vida se planteaba como algo bastante más complejo y difícil. Se ofrecían diferentes definiciones, y era cuestión de gusto dar por buena una u otra. En cualquier caso, el concepto de "vida" ha seguido una evolución paralela a la de la ciencia que se dedica a su estudio, la "biología".

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Actualmente, Se define (en Biología) como "viva" a toda estructura molecular autoorganizada capaz de intercambiar energía y materia con el entorno con la finalidad de automantenerse, renovarse y finalmente reproducirse. Sin embargo, desde el punto de vista del Génesis y de la demás Sagrada Escritura, esta definición es altamente subjetiva y reduccionista, ya que en ella no tienen cabida las criaturas espirituales creadas por Dios, habitualmente conocidas como "los ángeles" (éstos son seres vivos inteligentes que trascienden nuestro universo material y que carecen de capacidad de reproducción). Por lo tanto, dicha definición biológica solamente sería admisible, como mucho, dentro de los dominios locales a los que está sujeto nuestro planeta y siempre que no se descubra (en el futuro) algún indicio raro de manifestación vital que la desacredite.

El desarrollo exponencial de la tecnología ha llevado recientemente al científico Raymond Kurzweil a afirmar en su libro "La era de las máquinas espirituales" que si, según su pronóstico, a lo largo del siglo XXI fuese posible la creación de computadoras más sofisticadas que nuestro propio cerebro, conscientes y capaces de alojar nuestro estado neuronal, dando así lugar a una copia virtual o real e inmortal de nosotros mismos, entonces el concepto de inteligencia, de consciencia y de vida trascenderían probablemente a la Biología. Sobre este particular, no obstante, es conveniente recordar que los sueños de grandeza de los científicos de las computadoras siempre han pecado por ser demasiado triunfalistas y que a la hora de la verdad toda tentativa de crear inteligencia artificial ha quedado reducida a simples sistemas expertos o poco más. Sin embargo, de entre esta quimera informática pretenciosa sí emerge un pensamiento colateral a tener en cuenta: la posibilidad de creación de programas cibernéticos capaces de cumplir los requisitos de las definiciones más recientes de "vida" según la Biología (ver Nota, a continuación). Por lo tanto, se puede presumir de que aún queda mucho por teorizar en cuanto a lo que realmente es la "vida", así como culminar su anhelada definición rigurosa y prever acertadamente todas sus sutiles manifestaciones.

NOTA:

Tras un estudio concienzudo de la Sagrada Escritura, parece ser que los seres inteligentes de la región espiritual o ángeles carecen de la capacidad de crear o recrear vida compleja, puesto que cada vez que se narra un acontecimiento milagroso que envuelve curación y por tanto regeneración o recreación celular (resurrección, sanación de parálisis, ceguera o epilepsia, etcétera) se alude o se cita al espíritu santo (la fuerza activa de Dios) como el motor que lleva a cabo la solución del problema. Sí se habla de acciones angélicas destructivas, como las atribuidas al ángel exterminador de los primogénitos de Egipto al tiempo de las 10 plagas citadas en el libro del Éxodo y la llevada a cabo por el el ángel que segó la vida de 185.000 soldados asirios de Senaquerib en los días del rey Ezequías, y también de las plagas satánicas que se abatieron sobre el inocente patriarca Job y su familia, pero no hay mucha constancia (o tal vez ninguna) de que las fuerzas sobrehumanas deletéreas o mortíferas exhibidas por esas criaturas inteligentes invisibles tengan igualmente su correspondencia en capacidades sobrehumanas de carácter constructivo o reparador de los estragos previamente producidos, a menos que estén auxiliadas por el espíritu santo. Esto es muy similar a lo que se observa en la actividad humana sobre el medio natural, para la que resulta mucho más fácil llevar a cabo destrucción que reparación; y, de hecho, las técnicas bélicas han ido avanzando a pasos agigantados mientras que los recursos inventados para contrarrestar los daños producidos por éstas han resultado comparativamente insignificantes.

Si, como dice la Sagrada Escritura, el hombre fue creado "un poco inferior a los ángeles" (Salmo 8:5; Hebreos 2:7), entonces, ¿hay base sólida para creer que el ser humano vaya a conseguir desarrollar una tecnología capaz de emular o incluso superar al cerebro (máquinas espirituales), o tal vez generar vida celular a partir de los elementos químicos inorgánicos?

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Téngase en cuenta que gran cantidad de fenómenos milagrosos atribuidos a curanderos, espiritistas, sanadores, magos, santones, sortílegos y así por el estilo, los cuales están respaldados por demonios según se desprende de las Santas Escrituras, se basan más en el engaño de los sentidos corporales que en auténtica tecnología sobrenatural. Es una especie de "prestidigitación" de gran eficacia, que emplea recursos sobrehumanos. Un libro que habla en favor de las apariciones milagrosas de Fátima, titulado "Fàtima—Merveille du XXe siècle" (Fátima: maravilla del siglo XX), cita unos interesantes comentarios del sacerdote católico que estaba entonces en aquel lugar, en los cuales se expresan dudas sobre el origen de estos acontecimientos; él dijo: "Podrían ser muy bien un engaño demoníaco".

Especie biológica.

Una "especie" se define a menudo como un grupo de organismos capaces de entrecruzarse y de producir descendencia fértil. Es un grupo de poblaciones naturales cuyos miembros pueden cruzarse entre sí, pero no pueden hacerlo -o al menos no lo hacen habitualmentecon los miembros de poblaciones pertenecientes a otras especies; por tanto, el aislamiento reproductivo respecto de otras poblaciones es crucial. En muchos casos los individuos que se separan de la población original y quedan aislados del resto, pueden dar la impresión de alcanzar una diferenciación suficiente como para convertirse en una nueva especie. En definitiva, una especie es un grupo de organismos reproductivamente homogéneo, aunque cambiante a lo largo del tiempo y del espacio debido al fenómeno de adaptación al medio.

Mientras que en muchos casos esta definición es adecuada, es a menudo difícil demostrar si dos poblaciones pueden cruzarse y dar descendientes fértiles (por ejemplo, muchos organismos no pueden mantenerse en el laboratorio el suficiente tiempo). Además, es imposible aplicarla a organismos que no se reproducen sexualmente, como las bacterias, o a organismos fósiles. Por ello, en la actualidad suelen aplicarse técnicas moleculares, como las basadas en la semejanza del ADN, en un intento forzado por alcanzar resultados clasificatorios ineludibles. Sin embargo, la realidad es que ninguna técnica microscópica permite obtener al presente los códigos genéticos (y epigenéticos) que delimitan las características inequívocas que diferencian a las distintas especies o géneros entre sí, o mejor dicho: las instrucciones hereditarias que hacen que un género bíblico difiera de otro. Esto es algo verdaderamente escondido, evasivo y sutil para el todavía grosero y tosco escudriñamiento humano.

La determinación de los límites de una "especie" es, pues, puramente subjetiva y, por tanto, expuesta a la interpretación personal. Algunos conceptos usuales son antiquísimos, muy anteriores al establecimiento científico de la Taxonomía Biológica. Por el contrario, existen otros de límites muy vagos, en los cuales los sistemáticos están en completo desacuerdo. Si las especies fueran inmutables, se podría definir fácilmente cada una de ellas diciendo que es el conjunto de individuos (que fueron, que son y que serán, de no extinguirse) de caracteres cualitativamente idénticos. Pero una entidad así determinada no es realmente adaptable al medio o lo es en grado insuficiente, contrario a lo que suele observarse comúnmente en las interacciones biosféricas con respecto a la versatilidad y potencialidad de los algoritmos de diseño inteligente incorporados en no pocos organismos bien estudiados.

NOTA:

La teoría evolucionista alberga fundamentos imprecisos, uno de los cuales tiene que ver con la definición de "especie biológica". Por lo tanto, cabe hacerla objeto de grave sospecha cuando propone que las especies vivientes que actualmente pueblan nuestro planeta provienen de una forma ancestral común y entonces aporta como débil prueba algunos cambios morfológicos experimentales que pueden ser perfectamente enmarcados dentro de las adaptaciones al entorno de un mismo género bíblico. Por lo demás, el resto de sus argumentos gira en torno a especulaciones dogmáticas acerca del registro fósil y de la biodiversidad existente, con objeto de nutrir la teoría a base de supuestos datos incontestables que no son más que interpretaciones apresuradas esclavizadas abyectamente a un criterio científico miope y materialista.

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El eminente Ludwing Von Bertalanffy (1901-1972), quizás haciéndose eco de estos detalles que desacreditan al evolucionismo, ha dicho: "El hecho de que una teoría tan vaga, tan insuficientemente demostrable, tan ajena a los criterios que suelen aplicarse en las ciencias empíricas, se haya convertido en un dogma, no es explicable si no es con argumentos sociológicos".

 

 

Autor:

Jesús Castro