Como bien especifica el término, se habla de cultura y globalización, dos conceptos inconceptualizables si juzgamos por la gran cantidad de definiciones que existen sobre el tema. Pero cuando fusionamos los términos surge un nuevo concepto que no se adapta ni a uno ni otro. Cultura global debiera ser un caso particular de cultura (una cultura global) o bien pudiera ser un caso particular de proceso global (cultura global). Esto nos hace pensar que existen contradicciones dentro de lo que pudiera figurarse como concepto de cultura global. Siguiendo el hilo de nuestro razonamiento, es preciso que se hable de globalización cultural. Con esta precisión tan importante nos adaptamos a los vocablos de los cuales se deriva el fenómeno y se caracteriza mejor el proceso.
Nos dice Gloria Moreno (marzo 31, 2005) que «Renato Ortiz, famoso antropólogo brasileño, prefiere hablar de mundialización de la cultura, una mundialización que se efectúa a través la alimentación, los supermercados, el vestuario, las películas…». (p.6)
Pero aquí no termina el problema. Habíamos hablado de premisas para poder hablar de cultura. La interrogante nos viene inmediata: ¿es la cultura global realmente una cultura?
Teniendo en cuenta que este es un fenómeno relativamente joven y que se nutre de todos los pueblos del orbe y de los intercambios que se generan a partir de las distintas relaciones sociales, entonces se nos derrumba un poco el título de "cultura" global. Es mejor decir que hay un proceso globalizador de la cultura, un proceso que lo exige la Revolución Científico Técnica, la globalización económica.
Esto corrobora un poco lo que conceptualmente sugerimos con anterioridad. El proceso de globalización cultural surge como consecuencia de la magnitud de las relaciones globales que existen hoy en día y estas relaciones son, a su vez, consecuencia de los intercambios económicos y de las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (NTICs). Todo ello exige un nivel muy alto de intercambios entre las distintas sociedades. Pero el intercambio cultural es desigual, como así también lo es la economía. La cultura es exportada por procesos hegemónicos, de dominación.
La cultura de los pueblos dominados queda simplemente como sustrato, de la globalización cultural. Dice A.D. Smith (1992) que «La cultura global es, en principio, universal. Se trata de una cultura que no se sabe de dónde viene y que no conoce ninguna frontera.» (p.11)
El marxismo, según el marxismo, es una revolución en la comprensión filosófica del mundo, de lo cual se desprende que también es una revolución en lo referente a qué es el arte, cuál es su función y cuál es su relación con la sociedad. Pero es difícil encontrar respuestas tan sencillas a algo tan cambiante, multifacético y complejo como lo es al arte. Pero no se atiende discusiones cuando decimos que el arte es producto de la actividad espiritual del hombre.
No podemos pretender sentenciar que el arte es esto o aquello. No se trata de un modelo matemático. No se trata de decir quién está antes que quién en la unidad dialéctica y decir que el trabajo dio lugar al arte es tan ridículo como pensar que el mundo es sostenido por elefantes amparados sobre una tortuga gigante. Sin embargo esto no era ridículo para los antiguos y es así como los "contiguos" a los antiguos pensamos.
Sobre el arte es más precisa una caracterización que una definición. Pues en la primera, se analiza el comportamiento del fenómeno y de ahí se restringe a un grupo limitado de procesos dentro de los cuales entra el nuestro. Más exacta será nuestra caracterización cuanto más observemos el fenómeno. A fin de cuentas es mejor pasar a la Historia con una aproximación que con algo tan risible como los "elefantes y la tortuga".
Sentencia el marxismo que el arte es la «Forma específica de la conciencia social y de la actividad humana, consistente en un reflejo de la realidad a través de imágenes artísticas»
Pero, ¿qué son las imágenes artísticas? Pues provienen de la « […] aprehensión estética del mundo»
¿Y qué es lo estético? Pues la estética es la ciencia que estudia lo estético. Pero no es una broma, es que esta estructura recursiva o en abismo es lo único que resta después de osar hacer una definición "revolucionaria".
Bien cierto es que para hablar de arte, hay que hablar primero de qué era el arte antes del arte, es decir, hablemos de lo que pretendemos saber de hace decenas de miles de años atrás. En el principio, estaba el hombre con sus herramientas, su pensamiento rudimentario, tan rudimentario como sus relaciones sociales.
El arte está muy apegado a la experiencia estética y la estética se estructura sobre una base de categorías estéticas (no se moleste, que no es redundancia, aquí todo es "estético", pues lo estético es lo estético: corolario de lo que dijimos que era la estética) dentro de las cuales figura lo bello, lo feo, lo sublime, etc. Difícil que una vida tan efímera, insalubre y primitiva, como la del hombre en aquel entonces, fuera herramienta para el arte. Pero había formas, tallados huellas de que ese ser primitivo hacía algo más que trabajar en pos de sus necesidades materiales. El hacía algo extra, algo que le sosegaba el alma.
Las pinturas rupestres vienen a representar muy bien de lo que hemos debatido. Se piensa que reflejaban fechas importantes para su trabajo cotidiano, hechos que reflejaban su quehacer, intenciones para lograr algo, un plan.
Estos reflejos, intenciones, planes son como indicios de las imágenes artísticas, sentimientos, deseos. Estamos en la antesala del arte, pero no es arte o sí lo es, pero el de aquel entonces, si así se prefiere. De aquí es posible ver que el trabajo va aparejado al arte y lo ayuda en su desarrollo, pero no es suficiente para decir que el trabajo da lugar al arte.
Hace un siglo, lo feo no formaba parte de lo estético, como tampoco lo bello era parte del pensamiento primitivo. Hoy se habla de proposiciones estéticas, de arte conceptual y no conceptual. Simplemente hay que observar y ver qué es lo que se manifiesta como arte y si responde a las necesidades estéticas de un contexto histórico determinado, lo que no es posible es supeditar la expresión artística a determinada etapa pasando por encima de decenas de miles de años de desarrollo del arte.
Esto sucedió con el realismo socialista que, queriendo ser muy "contextualizado" y afín a los presupuestos del marxismo, hizo del arte un panfleto político. Ahora había que escudriñar dentro de los procesos políticos revolucionarios lo bello y hasta lo sublime, había que deleitarse con una marcha combatiente o con una patria socialista. Y no era posible hacerlo con otras cosas y se discriminó cualquier otra experiencia estética.
Pero al arte debe ser balanceado y cumplir a cabalidad su objetivo y desempeñar bien su función.
El objetivo del arte está fuertemente ligado a lo que lo motiva. El arte debe satisfacer. El arte tiene como objetivo « […] la aprehensión artística del mundo»
Esto explica que satisfaga cierta necesidad espiritual y es aquí donde entra su función:
El objeto del arte y la forma como en éste se refleja la realidad condicionan la función específica del arte, que consiste en satisfacer las necesidades estéticas de las personas creando obras espléndidas, susceptibles de proporcionar al hombre alegría y placer, capaces de enriquecerle espiritualmente y, al mismo tiempo, de desarrollar, de despertar en él al artista que en la esfera concreta de su actividad puede crear teniendo en cuenta las leyes de la belleza y aportar hermosura a la vida.
El arte "aprehende" artísticamente el mundo, la realidad social. Pero esa realidad social pasa por el tamiz del artista, por lo cual el arte no es esta realidad en sí, sino la realidad artística: un reflejo altamente elaborado de la realidad social. Pero cuando se hable de sociedad, entiéndase esta en su relación con la naturaleza, no tan solo las relaciones interhumanas. Pues es posible caer en el terrible error de que el arte está en función única de la sociedad de hombre-hombre. Valórese también hombre-naturaleza.
El arte, para que sea buen arte, debe responder al equilibrio forma-contenido. Ni muy para acá ni muy para allá, pues caeríamos en los errores conocidos de la Historia. Debe responder a su objetivo y ejecutar a plenitud su función. Debe ser libre de expresar la experimentación estética, libre de sobrepasar las barreras ideológicas, pues tanto el que favorece a una ideología como el que la contradice está contextualizado y esto es muy importante.
La política es libre de establecer los mecanismos que disponga para mantener la clase en el poder, pero no puede imponer qué es arte y qué no lo es, o si uno es mejor arte que otro. Pues el deber del arte no es la servidumbre ni la humillación. Los delantales entristecen y empobrecen el alma orgullosa del arte. Arte tendrá quien siembre arte.
Y es esa la función que el arte debe tener en nuestra sociedad. Ya los mecanismos sociales se encargarán de balancear los "partidos artísticos" si así lo cree conveniente la santísima sociedad.
Queda reflexionar acerca de la propiedad del arte. ¿Quién es dueño de sentir y de hacer sentir?
El arte no es una élite, pero la observación nos dice que no es de masa. Pero, ¿es justo que las emociones pertenezcan solo a un grupo reducido de nuestra sociedad? ¡Claro que no! Pero la observación y estudio no dice otra cosa. Nos dice que aquel que no tenga intelecto suficiente para desenredar el puzzle de una metáfora no podrá pasar por la experiencia estética, no podrá, en otras palabras, sentir el arte a plenitud o quizás ni lo llegue a sentir.
Entonces el arte no es responsable de las insuficiencias de la sociedad, debido a que es esta última quien debe ocuparse de instruir en el conocimiento. El arte es un ave todavía pequeña, que solo se posará en el hombro de aquel que la sepa atraer con el alpiste del conocimiento.
Castro, F. (1961, junio). Palabras a los intelectuales. Reunión conocida como Palabras
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Lucerga, M. J. (2002, enero). Cuando Harry Potter se convierte en uno de nuestro
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Rosental, M., Ludin, P., (1965). Diccionario filosófico. Montevideo.
Alain Pereira Toledo
Estudiante de la especialidad Lic. en Ciencias de la Computación.
Universidad Central "Marta Abreu" de las Villas.
Categoría: cultura y sociedad.
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