Comenzar a escribir este trabajo sobre algunos cuentos de Borges y la relación entre literatura e historia despertó en mi la misma sensación que la de espiar por el agujero de una cerradura.
BORGES qué nombre grande! Y qué cargado de preconceptos y miedos, solo su biografía "condensada" consta de 5 hojas (y eso impacta). Este compatriota que siendo adolescente vi por televisión ciego hoy me llena de luz y amarillos.
Fue leerlo y perderme en sus laberintos y fue disfrutar de su lectura y a la vez ir acercándome cada vez más a ese mundo fantástico y lleno de símbolos que propone.
Sus cuentos, de más está decirlo, cumplen con las características del género en cuanto a narración de corta extensión que trata de un solo asunto, en el que el soporte narrativo es la anécdota y con número limitado de personajes capaz de crear una situación.
Los cuentos de Jorge Francisco Isidoro Luis Borges son vanguardistas, ya que este parte de elementos realistas ubicados en escenarios nacionales, pero sobre la apariencia del "criollismo" el narrador somete al lector a una prueba de participación en mundos ficticios e imaginarios.
También deja en libertad a los personajes, contrapone tiempos diferentes, varía el relato lineal, crea escenas simultáneas y constituye una estructura nueva.
Podemos decir que los cuentos de Borges son ejercicios o juegos de la inteligencia porque para él la literatura es un juego dramático que consiste en revelar la relación entre las dualidades.
Borges utiliza el recurso de verosimilitud tanto en "Historia del guerrero y de la cautiva" como en el "Jardín de los senderos que se bifurcan", ya que estos cuentos comienzan con la citas de libros de historia.
Pero para este autor hay una gran barrera divisoria entre estos dos temas ya que los entiende como enemigos y llama la atención que tantas veces los fusione, para él la literatura simboliza lo mismo que la música, o sea, la perfección; igual que para el personaje de Otto Dietrich zur Linde; la literatura nos habla y llega desde lo personal en tanto que la historia lo hace desde los grandes hechos, desde lo público.
La literatura llena los huecos que deja la historia y Borges los toma porque su propósito es probar en forma concreta y directa hechos históricos que lo motivan a escribir sus cuentos.
Las realidades de los cuentos de Borges son un sistema de símbolos y estos tienen el carácter de revelación. Borges confiere a lo concreto una mayor intensidad al enmarcarlo dentro de la perspectiva de lo genérico.
Así los hechos de "Tema del Traidor y del Héroe" "… transcurre en un país oprimido y tenaz: Polonia, Irlanda, La república de Venecia, algún estado sudamericano o balcánico…" "…digamos (para comodidad narrativa) Irlanda; digamos 1824."
También en "Historia del Guerrero y de la Cautiva" el narrador nos dice: "ni siquiera sé en que tiempo ocurrió: si al promediar el siglo VI, cuando los lombardos desolaron las llanuras de Italia; si en el VIII, antes de la rendición de Ravena. Imaginemos (éste no es un trabajo histórico) lo primero.
Imaginemos… no al individuo Droctulft, que sin duda fue único e insondable (todos los individuos lo son) sino al tipo genérico que de él y otros muchos como él a hecho la tradición…".
Dejarse arrastrar por los laberintos de los cuentos de Borges es entrar en una red de tiempos y espacios alternativos que confluyen, se bifurcan o quizás se entrelazan sin tocarse jamás, las épocas y los espacios lejanos apuntan a esa unión y Borges ofrece al lector algunas claves reales o inventadas a través de las cuales se confunde deliberadamente la realidad con la imaginación.
Esto lo encontramos con extraordinaria claridad en "La otra muerte" y en todo ese "ir y venir" tan propio de Borges y de sus cuentos, que toca en y con los recuerdos de los personajes; por eso ese "ir y venir" en la memoria de Dionisio Tabares "…al principio recordó que Damián obro como un cobarde luego, lo olvido totalmente; luego recordó su impetuosa muerte." y en su propia memoria… "comprobé que el rostro sombrío que yo había conseguido evocar era el del celebre tenor Tamberlick, en el papel de Otelo.".
Pedro Damián, protagonista de este cuento, espera jugarse de una vez por todas su destino. La idea de que cada hombre se desdoble en otro, antitético respecto del anterior, aparece como una de la conjeturas para explicar la doble muerte de Damián.
Uno que se comportó "como un cobarde" en el campo de Masoller, en 1904 cuando tenía 20 años y otro que dedicó su vida a "corregir esa bochornosa flaqueza".
Damián esperó 40 años la oportunidad de una contienda similar a la anterior.
En su agonía final revivió la batalla, se comportó como un hombre y "encabezó la carga final".
Este otro Pedro Damián posterga una muerte degradante para dar paso a una muerte heroica, trascendental y expiatoria.
Algo similar pasa con Juan Dahlmann, el protagonista del cuento "El Sur" quien, postrado en una cama, espera una muerte inútil.
Es necesario desplazarse, esta vez en el espacio, para encontrar la cuchilla del gaucho que lo dignifica como hombre.
Pedro y Juan se desdoblan por el poder del sueño deseado y toman la posibilidad de rectificar y elegir su propio modo de liberación de una vida mínima.
De esta manera se borran los límites físicos de una realidad indeseada para crear otra atmósfera donde se juega la posibilidad de elegir el destino que se anhela.
Borges, en sus obras, hace hincapié en el destino y este se convierte en un tema de problematización para el autor; así en "Historia del Guerrero y de la Cautiva", en "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz", en "Deutsches Réquiem" y en "Tema del traidor y del héroe" vemos cómo los protagonistas, una vez que conocen su destino, lo aceptan.
Droctulf, un guerrero lombardo del siglo VI u VIII marcha de la barbarie a la civilización, mientras que la inglesa india en 1872 desciende de la civilización a la barbarie, uno es la antítesis del otro o las dos caras de la misma moneda.
Ambos, opuestos en el tiempo en la dimensión cósmico geográfica, deben enfrentarse a una situación gemela y única: aceptar su propio destino. Borges parte de una anécdota contada por su abuela (historia familiar) y de una cita de Croce para trabajar la negación de identidades culturales híbridas.
Para Borges la historia trabaja con temas de la literatura y la imita.
Esta hipótesis la podemos encontrar en "Tema del traidor y del héroe" donde la muerte de Fergus Kilpatrick es la puesta en escena de Macbeth de William Shakespeare, para él la literatura se resuelve en propuestas y en preguntas y en la solución de éstas como vemos en el cuento anteriormente citado donde Ryam desentraña lo que para él es "la verdadera historia".
Dentro del esfuerzo de representar la realidad Borges elige el género fantástico para lograrlo, ya que esta literatura permite varios argumentos como lo encontramos en su obra "La otra muerte" y también varias lecturas posibles como en "El Sur".
Este género confunde al lector porque lo coloca frente a la incertidumbre rompiendo las reglas del juego y de la realidad y donde la duda se convierte en nexo entre literatura – historia y realidad.
La literatura para Borges hace soportar lo insoportable y brinda salida y consuelo frente a lo inevitable, su escritura es descentrada y desplazada como método para reinventar su mundo literario, para crear una nueva forma de lectura y de escritura, en fin, para hacer una literatura diferente, para hacer su propia literatura.
Bibliografía
El presente trabajo se baso en la lectura de libros, apuntes de clases y red informática.
- Borges, Jorge Luis, el Aleph, La Nación – Emecé Editores, Buenos Aires 2005.
- Borges, jorge Luis, Ficciones, Emecé Editores, Buenos Aires, 1956.
- Balart Carmona y Benítez Irma, "El Aleph, temática y análisis de cuentos".
- Giribert, Gastón, "Borges y la duda como elemento de juicio".
- Hilbrand, Sebastián y Acastello, María Laura "La narrativa latinoamericana".
- Luna Escudero, María Elvira "Reflexiones sobre los límites del lenguaje en "El espejo y la máscara" de Jorge Luis Borges".
Mónica G. Afonso