Participación popular, mandato y control de las magistraturas: valores democráticos del constitucionalismo romano en el sistema político cubano
Enviado por Alie Perez Veliz
- Participación popular
- Mandato y control popular de las magistraturas
- Conclusiones
- Bibliografía
- Anexo único
INTRODUCCIÓN
El desarrollo del capitalismo y la formación de los estados nacionales en Europa revolucionaron las teorías sobre la evolución de la sociedad políticamente organizada. La explicación sobre el papel del Estado, su funcionamiento, órganos e instituciones enfrentó a los más encumbrados pensadores de la época moderna. Obras como ´´ El Espíritu de las Leyes ´´ de Montesquieu y ´´ El Contrato Social ´´ de Rousseau se ubicaron en contextos diferentes para fundamentar el origen democrático de los modernos sistemas políticos.
El primero plantea que la democracia surgió en los bosques de Germania e Inglaterra en la Edad Media tardía, como expresión del reconocimiento de los derechos del estado llano por la nobleza y el clero. La monarquía parlamentaria o constitucional, la tripartición de poderes (funciones), la representación nacional, el sistema de ´´ check of balance ´´, la inviolabilidad del derecho de propiedad, y la constitucionalización de esos principios son la base de este modelo iuspublicístico. En él se concentran los valores de los estados liberales contemporáneos.
Rousseau veía el origen de la democracia en la época de la república romana. La conformación de magistraturas de control popular del poder como el tribunado de la plebe, los comicios curiados, centuriados y tribales, los plebiscitos, la electividad para las funciones públicas y su corta duración, la revocabilidad del mandato y la rendición de cuentas de los mandatarios a los mandantes son la esencia de su propuesta teórica.
Las revoluciones burguesas que se extendieron por Europa y América demostraron la pujanza de la clase social poseedora de los medios de producción, la cual se vio compelida en esos procesos a presentar sus postulados como expresión de los intereses supremos de la ¨ nación¨, del pueblo, o de los explotados. La toma del poder político no fue un acto fácil, hubo momentos de vacilaciones y retrocesos. La marcha de los tiempos impuso la pertinencia de articular sistemas políticos que perpetuaran y reprodujeran los valores que la burguesía necesitaba consolidar, para realizar sus intereses de clase, pero tratando de lograr el mayor consenso posible dentro de las masas que la habían acompañado en el derribo de la nobleza feudal.
En los siglos XVII, XVIII y XIX en países como EE. UU. , Inglaterra y Francia se comienza a desplegar la práctica política liberal, fuertemente inspirada en los valores que propugnaba Carlos Luis de Secondat, pero con limitaciones impuestas por la inseguridad propia de un poder aún cuestionado y encerrado entre el fuego cruzado de los representantes del viejo régimen y los insatisfechos sectores desposeídos. Las habilidades políticas se pusieron a prueba, demostrando un alto sentido de racionalidad y una extraordinaria capacidad para adecuarse a los nuevos tiempos, así como una paulatina invisibilización de los mecanismos de control estatal sobre las masas.
Pese a lo anterior, no pocos teóricos y luchadores sociales se han opuesto a la implementación del modelo de Montesquieu, revelando las limitaciones de sus postulados democráticos. Aspectos como la representación política, la profesionalización de las magistraturas públicas, la soberanía en los órganos de la nación, la irrevocabilidad de los cargos por acción popular directa se consideran serias limitaciones al ejercicio del poder directo del pueblo.
Algunos teóricos, incluso, intentan retomar, como alternativa, los valores más avanzados del modelo constitucional de la república romana, expresados en los mecanismos de participación popular directa, como los profesores italianos Giovanni Lobrano y Piero Angelo Catalano. Han estudiado para ello los fundamentos aportados por Rousseau en el "Contrato Social" con una perspectiva crítica.
El presente trabajo pretende argumentar la articulación de los principales valores del modelo romano en el sistema político cubano como praxis, sus fortalezas y limitaciones a la luz de los nuevos tiempos.
I- PARTICIPACIÓN POPULAR
La República Romana (509 ane.-31 ane.) fue articulando en su devenir histórico una red de mecanismos e instituciones de poder público político que estarían dirigidas cada vez más a garantizar la participación del populus en la toma de decisiones. Como justa conquista de las luchas del plebeyado, a este se le van reconociendo sus derechos políticos, los cuales ejercería junto a la aristocracia mediante la posesión de las potestas, entendidas como soberanía (voluntad política del populus).
Ese poder indiviso, indelegable e intransferible de todos los ciudadanos que conformaban las civitas era ejercido de forma directa mediante su participación activa en los comicios o concilios de la plebe, según fuera el caso. En los comicios curiados el pueblo decidía sobre la declaración de guerra, la aceptación de la paz, la concertación de tratados y la investidura de censores; en los comicios tributos se elegían los magistrados menores y se conocían ciertos juicios muy significativos; en los concilia plebis (reuniones de todos los plebeyos) los acuerdos (plebiscitos) llegaron a tener carácter vinculante para todos los ciudadanos, pues como plocamara la Lex Valeria Horacia (año 449 ane.):"Ut quod tributim plebis iussisset populum teneret" (que lo que la plebe ordenare en las tribus, obligara al pueblo). En igual sentido se expresaban la Lex Publilia Philonis (año 339 ane.) y la Lex Hortensia (año 287 ane.) al sentenciar: "plebiscita omnes quirites tenerent" (los plebiscitos sean observados por los quirites).
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