Estética en odontología. Parte I . Aspectos psicológicos relacionados a la estética bucal (página 2)
Enviado por Erika Yeguez Rodr�guez
Figura 3.
La comprensión de los principios estéticos debería permitir una evaluación lógica del caso, en relación a los fundamentos de la belleza. Esto necesita un entrenamiento en estética para refinar nuestra percepción y permitir el desarrollo de sentimientos individuales, en concordancia con un criterio objetivo6 (figura 4). Sin embargo, el uso de reglas puede ser parte del plan, pero nuestra intención es incorporar variaciones de lo ideal para crear una composición artísticamente bella4.
Figura 4.
La belleza esencial puede ser el trasfondo de la belleza natural físicamente perceptible, que podemos reproducir o integrar en los humanos. Este enfoque nos permitirá apuntar hacia el desarrollo de un criterio objetivo de belleza6.
Rufenacht 6 propone el siguiente cuadro esquemático de los parámetros de estética (figura 5), para ser utilizado como una guía de referencia donde cada cual debe ser libre de introducir elementos importantes o ignorar otros que no se adapten a la situación.
Figura 5. Marco de referencia esquemático de la estética. Tomado de Rufenacht,1992.
La evaluación de los parámetros relacionados con la personalidad humana, elementos claves que traen vida a la estética humana, no se deben ignorar, porque su integración nos permitirá llenar las demandas individuales para la autosatisfacción de la estética. La relación entre los aspectos físicos y psíquicos que establecen la armonía facial estética requieren elementos de percepción y evaluación de los principios estéticos6.
En la creencia común, como en los grandes sistemas tipológicos, algunas características físicas son consideradas como unos indicadores visibles de características psíquicas menos evidentes9. Sabemos que todo individuo es a la vez emisor de una apariencia física y receptor de la apariencia de los otros. Es decir, todo encuentro entre individuos da lugar a una emisión-recepción mutua de impresiones e informaciones por medio de la apariencia10 (figura 6).
Figura 6.
La belleza es considerada como un verdadero valor social, es un atributo culturalmente deseado. La evaluación del atractivo físico de los otros se ha hecho casi siempre partiendo de fotografías de la cara. Sin embargo, el rostro no puede reducirse a unas proporciones, es también sede de expresiones emotivas que transmiten comunicaciones no verbales. La expresión de la cara afecta significativamente las percepciones de los otros, en la dimensión atractivo–no atractivo9.
Inclusive, la sonrisa puede determinar si una persona nos agradará o disgustará. La falta de armonía en esa sonrisa podría ser interpretada como algo desagradable11. Además se han observado unas correlaciones elevadas, entre juventud y belleza, por una parte, y vejez y no atractivo por otra parte9.
Los sujetos más atractivos de los dos sexos son juzgados más calurosos, más amables, más sensibles, más interesantes como compañeros, más fuertes, más equilibrados, más sociables y más abiertos. UN SUJETO BELLO SERÁ PERCIBIDO MUCHO MÁS FAVORABLEMENTE POR SUS PADRES, POR SUS PROFESORES, POR SUS COMPAÑEROS Y POR SUS PAREJAS DEL SEXO OPUESTO, QUE UN SUJETO FEO. LA BELLEZA ES UN VERDADERO VALOR SOCIAL9.
En conjunto, los sujetos atractivos tienen una percepción de sí mismo significativamente más favorable que los sujetos no atractivos. Existe una relación entre satisfacción corporal y autoestima, estable y marcada, cualesquiera que sea el tipo de evaluación de estos conceptos, la edad de los sujetos y la experiencias corporales. La manera de percibir el propio cuerpo más o menos favorablemente ocupa el centro de unos procesos más amplios que implican la experiencia de sí y su evaluación9. Los efectos psicológicos positivos de mejorar la apariencia frecuentemente contribuyen a mejorar la imagen misma y aumenta la autoestima12.
La satisfacción corporal contribuye significativamente a la adaptación personal y social, a la estimación favorable de las propias capacidades, al equilibrio emocional y a la salud, es decir, a unos aspectos adaptativos de la personalidad muy diferentes. Estas relaciones ciertamente son atribuibles en gran parte a la coherencia intraindividual de las percepciones autoevaluativas9.
Sheets3 afirma que a aquellas personas de aspecto atractivo, saludable, se les considera a priori mejor calificadas y, en general, son mejor recibidas y aceptadas que individuos menos atractivos y no olvidemos que es la conciencia de cómo nos percibe el otro, factor fundamental en el éxito o fracaso de las relaciones interpersonales y, por tanto, en el equilibrio psíquico personal.
En una cultura tan interesada en el aspecto juvenil, se le da una gran importancia a una sonrisa agradable porque la sonrisa es el marco de unos dientes bellos y si se encuentra alterada le conferirá una apariencia infeliz, austera a la persona. La naturaleza tiende a crear simetría y equilibrio. El odontólogo como observador entrenado debe ser capaz de identificar cualquier desequilibrio o desarmonía en la sonrisa de su paciente11.
La evaluación de los diferentes elementos del perfil morfopsicológico es tan importante como el resto del tiempo dedicado al paciente. Nuestro nivel de conocimiento y entrenamiento podría ser totalmente inútil si nuestra atención la orientamos, solamente, hacia los problemas técnicos13.
De acuerdo a Hipócrates (el padre de la tipología), Galeno y Carton, se puede identificar cuatro tipos fundamentales de personas (figura 7 a,b,c,d)
El linfático, persona pesada con un abdomen voluminoso, miembros gruesos y cara llena. Este individuo es de movimientos lentos con un carácter plácido y calmado.
Figura 7a.
El sanguíneo, fuerte y grueso, tórax bien desarrollado, rubicundo, de gestos espontáneos y espíritu entusiasta.
Figura 7b.
El nervioso, cabeza elongada en forma de pera, con un extremo superior ancho y un amplio volumen cerebral que contrasta con los otros. El cuerpo es delgado con una palidez grisácea y una apariencia ansiosa y pensativa.
Figura 7c.
El biliar, tiene una cara rectangular, cejas rectas, apariencia dominante y ardiente y una musculatura prominente4.
Figura 7d.
Naturalmente, la belleza no está limitada al tipo sanguíneo o linfático, relegando a los otros a la fealdad. La percepción de la belleza en los diferentes tipos depende de factores raciales, étnicos, de civilización e individuales. Además, la generación y la moda pueden contribuir a actualizar y favorecer en cualquier momento la preferencia estética para una dirección específica determinada. Pero la belleza dependerá básicamente de la integración armoniosa de los principios estéticos descritos anteriormente y de la importancia de los factores psicológicos que pueden afectar la apariencia estética14.
Nuestra introducción a la morfopsicología estará orientada fundamentalmente a la evaluación de la cara. Los ojos, la nariz y la boca ocupan las diferentes zonas y determinan su importancia. La división segmental de la cara en tres zonas llamadas zonas faciales permite determinar el dominio de una zona facial sobre la otra, indicando el tipo de actividad preferencial. Particularmente, el estudio del significado de la morfopsicología de la composición dentofacial tiene para nosotros una importancia particular. La boca tiene un gran significado, permitiendo, no solo la alimentación, con la apreciación gustativa, sino también la exteriorización de sonidos, palabras y expresiones. Una definición del diseño anatómico nos expresa una indicación valiosa por si misma. Solo el diseño característico de su normalidad constituye un ideal estético y una característica morfopsicológica de equilibrio del individuo13.
Por tanto, el objetivo de nuestro tratamiento es lograr armonía facial a través de los procedimientos de la odontología estética, donde tenemos restauraciones perfectamente integradas con la biología bucal y el complejo dentofacial15. Todo esto ilustra, vívidamente, la importancia de la dimensión psicológica emocional de la planificación del tratamiento de odontología estética3.
En esta época de conciencia estética, los pacientes quieren incrementar su autoimagen, autoestima o autoconfianza a través del tratamiento odontológico. Para el odontólogo los labios no deben ser los límites de nuestro trabajo. Nuestro estudio debe incluir la interrelación de la cara con la sonrisa y el complejo dentogingival. Alcanzar el éxito, en cuanto a los resultados estéticos, se basará en la evaluación apropiada que hagamos de la relación existente entre los complejos facial, dentofacial y dentogingival con la finalidad de lograr armonía16.
El mapa de la cara sufre varios y progresivos cambios durante la vida, indicando una reacción individual a los eventos de la vida y al carácter maduro. La práctica clínica ampliamente ha demostrado que la influencia de patologías bucales no solo acelera sino que acentúa profundamente esos cambios morfológicos, causando una percepción errónea de la morfopsicología y la estética14.
Esto sugiere a nuestra profesión las implicaciones de nuestros tratamientos en la restauración de la apariencia facial, de manera tal que refleje ARMONÍA ESTÉTICA Y EQUILIBRIO MORFOPSICOLÓGICO en conformidad con las necesidades y deseos del paciente y con una apariencia NATURAL14. Por ejemplo, la composición de los dientes anteriores juega un papel importante dentro de la estética porque su ajuste, colocación arreglo y longitud determinan la personalidad de un individuo. Así tenemos que los centrales superiores grandes colocados vestibularmente, los laterales lingualizados y caninos rotados (que muestran su superficie mesiovestibular) le confieren al sujeto una aspecto masculino fuerte. La apariencia delicada y femenina requiere de una composición dentaria más fina11.
Los dientes en personas ancianas muestran ciertos cambios físicos que afectan tanto su función como su apariencia. Si la orientación de la sociedad es la búsqueda de la juventud, sin importar la edad cronológica, debemos, como odontólogos, desarrollar la habilidad de crear sonrisas de apariencia juvenil17.
En general, la única justificación para ofrecer a las legítimas aspiraciones del individuo LA BELLEZA es la importancia de lucir jóvenes de manera que sus empleados, asociados y colegas asuman que ellos son competentes. Por tanto, debemos orientar la odontología hacia el logro de UNA APARIENCIA MÁS JUVENIL PARA AYUDAR A MEJORAR LA AUTOESTIMA Y LA CONFIANZA14, 16, 18.
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Olga González Blanco. Odontólogo U.C.V., Magíster Scientiarum en Odontología Restauradora y Oclusión Universidad de Michigan, Profesor Asociado Facultad de Odontología U.C.V. Ana Lorena Solórzano Peláez. Odontólogo U.C.V., Especialista en Prostodoncia U.C.V., Profesor Contratado Facultad de Odontología U.C.V. Rebeca Balda Zavarce. Odontólogo U.C.V., Magíster Scientiarum en Prostodoncia U.C.V., Profesor Titular Facultad de Odontología U.C.V.
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