Los tres estudios anteriores son sólo una muestra de todos los que se han realizado desde que Modigliani y Miller lanzaron su hipótesis de la irrelevancia de la política de dividendos. A lo largo de todos ellos se ha demostrado que los investigadores han sido incapaces de aislar el efecto de la política de dividendos sobre los precios de las acciones. Aunque sobre horizontes temporales bastante grandes parece detectarse una ligera ventaja de las empresas que reparten dividendos bajos, las cuales parecen conseguir unos mayores precios relativos para sus acciones (a finales del siglo XX, el rendimiento sobre dividendos medio en los Estados Unidos era de alrededor de un 2%, bastante menor que el clásico 5%). En todo caso, a la luz de dichos experimentos no se detecta un camino por el cual la empresa pueda hacer variar el precio de sus acciones a través de la política de dividendos. Ahora bien, la incapacidad de los investigadores para conectar la rentabilidad sobre los dividendos con la rentabilidad de los títulos ha relegado a la política de dividendos a la posición que le corresponde en la jerarquía de las decisiones empresariales. Posición que está bastante por debajo de las decisiones de inversión. Por lo tanto, la gerencia de una empresa no está justificada en renunciar a inversiones rentables para satisfacer las posibles demandas de los inversores en orden a un aumento de los dividendos. En todo caso de todo lo analizado hasta ahora se pueden extraer las siguientes conclusiones:
1ª. Conforme aumenten las oportunidades de inversión de una empresa la tasa de reparto de beneficios debería descender. La utilización de la financiación interna siempre es preferible a la externa debido a los costes de emisión de títulos.
2ª. La política de dividendos de la compañía parece ser importante; sin embargo, las apariencias engañan. Lo verdaderamente importante son los beneficios "esperados" por los inversores y su riesgo asociado. De esta forma los dividendos son un medio de comunicar información a los inversores.
3ª. Si los dividendos influyen sobre los precios de las acciones será, probablemente, debido a que los inversores desean minimizar o diferir el pago de impuestos, así como minimizar los costes de agencia.
4ª. Si la teoría de las expectativas se cumple, permitirá a la directiva de la empresa evitar sorprender a los accionistas cuando se produzca la decisión sobre los dividendos. Igualmente, la política de dividendos puede ser tratada como un residuo a largo plazo después de que la gerencia estime las necesidades de inversión a largo plazo. Ello, a su vez, permitiría establecer una tasa de reparto de beneficios "marco" sobre la que ceñirse.
La política de dividendos en la práctica
El dividendo es fijado por el Consejo de administración de la empresa, debiendo ser aprobado por la Junta general de accionistas11. Aunque aquél tiene algunas limitaciones a la hora de señalar la cantidad a distribuir como, por ejemplo, las que figuran en los contratos de empréstitos o en los de préstamos, establecidas por los obligacionistas y banqueros; o las provenientes de las regulaciones estatales, tendentes a proteger a los acreedores de una posible insolvencia financiera.
8.1 Razones para el pago de dividendos
a. Cuando la empresa sólo tiene posibilidad de invertir en proyectos que tienen una tasa de rendimiento inferior a la que pudieran obtener los accionistas en otro lugar, entonces, los fondos se deberían distribuir entre éstos últimos.
b. Cuando la empresa ha pagado dividendos en el pasado y una alteración de esa política podría dañar a los inversores.
c. Los accionistas merecen una recompensa por el uso de su capital y el entregarles dividendos líquidos les evita tener que incurrir en ciertos costes relacionados con la venta de sus acciones (costes de transacción).
d. Los departamentos financieros de muchas empresas invierten en aquellas acciones que tengan un historial de reparto de dividendos. Por dicho motivo sería recomendable que las acciones de la empresa posean dicha característica en orden a no limitar las posibles fuentes de recursos financieros de la empresa.
e. Es aconsejable distribuir dividendos a los accionistas si éstos están exentos fiscalmente, o tienen bajos tipos impositivos.
8.2 Algunas políticas de distribución de dividendos
1ª. Se reparten todos los beneficios. El ratio de distribución de beneficios es del 100%, basándose en la idea de que lo único que desean los accionistas son los dividendos. Los directivos, que necesiten financiación propia, deberían convencer a los accionistas de que los proyectos de inversión van a proporcionarles aumentos en su riqueza para, de esta forma, animarles a invertir en la empresa. En todo caso, las empresas no suelen seguir esta política de distribución.
2ª. No se reparten dividendos. Es la política opuesta a la anterior, y se basa en que dada la fiscalidad y los costes de transacción existentes, los dividendos son un lujo que ni los accionistas, ni las empresas, pueden permitirse (un euro vale más para la empresa que el mismo, menos los impuestos, para el accionista). A pesar del argumento, muy pocas empresas siguen esta política de no reparto de dividendos.
3ª. Tanto fijo sobre los beneficios. Del total de ganancias anuales la empresa distribuye un porcentaje fijo. Esta política, más lógica que las anteriores, es poco usual en las empresas, puesto que como los beneficios son una variable aleatoria, los dividendos también lo serán, lo que suele repercutir desfavorablemente en la cotización de las acciones (aumento del riesgo económico de la empresa. Ver fig.2).
4ª. Dividendo como residuo. La teoría residual de los dividendos sugiere que las empresas deberían acometer todas las inversiones que aumentasen la riqueza de los accionistas, es decir, aquellas que tienen un VAN positivo. Por lo tanto, cualquier exceso de liquidez debería ser devuelto a los accionistas vía dividendos, o recomprándoles sus acciones. El problema que subyace en esta teoría es que si los beneficios o las oportunidades de inversión varían de año a año un estricto cumplimiento de esta teoría implicaría una variabilidad de los dividendos, lo que haría aumentar el riesgo y, por ende, la rentabilidad exigida por los accionistas. Como resultado de todo ello esta política no suele ser seguida estrictamente por las empresas, aunque bastantes de ellas la utilizan para establecer una tasa marco de reparto de los dividendos a largo plazo.
5ª. Dividendo anual constante ajustado. Antiguamente muchas empresas pagaban un dividendo constante si parecía claro que los beneficios futuros eran suficientes para mantenerlo así. Un corolario de esta política era el intento de evitar el tener que reducir los dividendos. Debido a que la inflación ha impulsado al alza el valor de los beneficios ha surgido la denominada "política de la tasa de crecimiento estable", en la que la directiva marca una tasa marco de crecimiento de los beneficios e intenta ajustarse a la misma. Se juega con las reservas para compensar el dividendo en los años malos (se distribuyen con cargo a las mismas) o para acumular el excedente de ganancias no distribuido, en los buenos. Este tipo de política suele proporcionar una estabilidad en la cotización, aunque si la tendencia al alza o a la baja de los beneficios parece ser duradera, la empresa deberá replantearse dicha política. Los dividendos extraordinarios, la entrega periódica de acciones liberadas, etc., son mecanismos de ajuste para paliar la rigidez de una política de dividendos constante. Debe procurarse no convertirlo en un dividendo errático (ver fig.2). Los dividendos son establecidos en línea con los flujos de caja esperados. Lintner mostró que las empresas tienen tasas marco de distribución de dividendos y que los pagos en forma de dividendos son una función de los beneficios a largo plazo, por un lado, y de los dividendos del período anterior, por otro. Así que, a corto plazo, los dividendos suelen recibir un alisamiento con el objeto de evitar frecuentes alteraciones. Esto puede reconciliarse con la noción de la información contenida en los dividendos en la que los directivos parecen utilizarlos como una señal indicativa de los rendimientos a largo plazo. De aquí la necesidad de seguir una política estable en el reparto de dividendos, política que parecen seguir la mayoría de las empresas.
6ª. Dividendo arbitrario o errático. Cada año se reparte un dividendo, que no sigue ninguna de las políticas anteriores. Esta política, por llamarla de alguna manera, es seguida por empresas que se encuentran a la deriva en el mercado y no han conseguido estabilizarse en el mismo.
8.3 Diversas formas de dividendos
La mayoría de los dividendos se pagan en dinero líquido. Algunas empresas pagan los dividendos normales o regulares anualmente, otras lo hacen semestralmente, e incluso otras lo hacen trimestralmente o cada mes. Los dividendos extraordinarios, como ya dijimos anteriormente, suelen reservarse para pagos que no tienen porqué repetirse. Al distribuir un dividendo los beneficios retenidos de la compañía disminuyen, así que si éstos llegasen a agotarse y no se necesitasen fondos para la protección de los acreedores, la empresa podría pagar un dividendo de capital. Dado que tales pagos son considerados como una devolución de capital, no están sujetos al impuesto sobre la renta. Los dividendos en acciones son el clásico exponente de los dividendos no líquidos. Uno de los objetivos de éste tipo de dividendo consiste en reducir el precio de mercado de las acciones a un nivel más atractivo para el propio mercado. Los dividendos en forma de acciones aumentan el número de títulos que poseen los accionistas, pero no implican distribuciones o reparto de activos de la empresa, así que no son, en modo alguno, equivalentes a los dividendos líquidos. Independientemente, de cual sea el valor de la empresa en su totalidad antes del pago del dividendo en acciones, continuará siendo el mismo después del pago del dividendo, puesto que el número de acciones aumenta, se ha de esperar que todos los cálculos por acción se hayan de reducir proporcionalmente. Otros tipos de dividendos no líquidos pueden ser: la entrega de warrants, que dan a su poseedor el derecho a comprar acciones de la empresa a un precio determinado durante cierto período de tiempo, o la entrega de acciones preferentes o de obligaciones, así como el envío de muestras de productos.
La política de dividendos en la práctica: Evidencia Empírica
Hasta ahora hemos mostrado cómo debería realizarse una política de dividendos que estuviera en la misma línea que los estudios teóricos realizados. Pero en este epígrafe vamos a darle la vuelta al sistema de análisis y veremos qué es lo que hacen las empresas con sus dividendos. Para ello analizaremos algunos estudios realizados sobre las distribuciones de dividendos de las empresas.
Comencemos haciendo notar que las empresas rentables reparten dividendos y que la mayoría de los equipos directivos mira la decisión de repartir dividendos como muy importante. Además, está claro que los directivos no quieren oír ni hablar de un recorte de los mismos. Una serie de estudios han llevado a la conclusión de que las empresas prefieren contener su política de dividendos a cambio de no aumentar los recursos financieros externos de cara a la realización de nuevas inversiones. Por ejemplo, Robert Higgins demostró que, a menos que una empresa pudiese financiar sus nuevas inversiones a través de los beneficios retenidos, un alza de las tasas de reparto de dividendos implicaría un aumento de la financiación externa de la empresa. Los costes del nuevo endeudamiento o de la nueva ampliación de capital, especialmente para las empresas pequeñas, arriesgadas y no perfectamente establecidas, actuarían de forma disuasoria a la hora de decidir el aumento del dividendo pagado. George McCabe mostró que el nuevo endeudamiento a largo plazo ejercía una influencia negativa sobre la cantidad de beneficios distribuidos. Al aumentar los costes financieros, las empresas preferían limitar el pago de dividendos como forma de evitar un recorte futuro de los mismos. Por la misma razón, las empresas que tenían operaciones más arriesgadas, esto es, un alto riesgo económico, al no poder predecir con exactitud sus beneficios futuros procuraban limitar la tasa de reparto de los dividendos.
En resumidas cuentas, factores como nuevas inversiones, alto nivel de apalancamiento y mayor riesgo económico, afectan a la política de dividendos de una manera restrictiva. Así que si las empresas sólo se guiaran por los mismos, la política de dividendos sería de tipo residual, es decir, sería una decisión pasiva que dependería de la política de inversiones de la empresa. Ahora bien, también existen razones "positivas" para pagar mayores dividendos, como veremos seguidamente.
9.1 El modelo de Lintner
Lintner, que realizó este modelo en 1956 a través de una serie de entrevistas con directivos, llegó a la conclusión de que la mayoría de las empresas tienen unas tasas "marco" de reparto de dividendos a largo plazo a las que suelen ajustarse. Todo ello porque dichos ejecutivos partían de la base de que los accionistas tenían derecho a una parte razonable de los beneficios de la empresa, así como que preferían un crecimiento constante de los dividendos, esto es, aunque los beneficios creciesen fuertemente, los dividendos crecerían un ritmo más lento, con el objeto de evitar recortes de los mismos en los años en los que el beneficio fuese menor del esperado.
El modelo de Lintner sugiere que los dividendos dependen en parte de los beneficios actuales de la empresa y en parte del dividendo del año anterior que, a su vez, depende de los beneficios y del dividendo del año precedente. El modelo de Lintner se puede escribir de la siguiente manera:
Donde ?Dt es la variación de los dividendos (Dt – Dt-1); b, es la tasa objetivo de reparto de los beneficios; BPA es el beneficio por acción; ß es el coeficiente de velocidad de ajuste de los dividendos con respecto al crecimiento de los dividendos. Con objeto de realizar pruebas estadísticas la ecuación anterior puede transformarse en:
En la que ß1= – ß y ß2 = ß x b. Este modelo da, en general, buenos resultados y explica bastante bien el comportamiento de las empresas en materia de política de dividendos. En resumen, la mayoría de las compañías tienden a adoptar unas tasas "marco" de reparto de beneficios relativamente estables, aunque, por otra parte, es preciso señalar que existe una gran dispersión de dichas tasas lo que muestra que las empresas no dudan en seguir distintas estrategias de distribución de dividendos.
9.2 El modelo de Higgins
Este modelo16 asume que las políticas de dividendos de las empresas reflejan su intención de mantener un ratio "marco" deuda/capital sin depender excesivamente de la financiación externa. El reparto de dividendos depende de la estructura de capital que la dirección desea mantener y, sobre todo, del ratio "nuevas inversiones/flujos de caja esperados" o tasa de inversión bruta.
Según este modelo la política de dividendos es el resultado de un proceso que pretende equilibrar dos fuerzas contrapuestas: a) la minimización de los costes asociados a nuevas ampliaciones de capital (causados por un aumento de los dividendos), y b) la minimización de los costes de mantenimiento de un exceso de activo circulante (debido a la reducción de los dividendos). Por tanto, para Higgins la política de dividendos es de tipo residual, y deberá minimizar la suma de los costes de la ampliación de capital y de mantenimiento de un exceso de títulos.
9.3 El modelo de Rozeff
Rozeff, en su estudio, parte de la base de que un accionista racional preferirá que la dirección de la empresa minimice los costes de transacción asociados con las ampliaciones de capital. La política de dividendos, al igual que en el modelo de Higgins, resulta de la contraposición de dos variables: a) la reducción de los costes asociados con la emisión de nuevas acciones, y b) la reducción de los costes de agencia implícitos. La tasa de reparto de dividendos ideal sería aquélla que minimice la suma de ambos tipos de costes. Un tercer factor que incide en la política de dividendos es el apalancamiento, tanto el operativo como el financiero, puesto que si se mantienen constantes las demás variables, cuanto mayor sea el apalancamiento mayor será la financiación ajena de la empresa. Y cuanto mayor sea el apalancamiento menor será la distribución de dividendos puesto que deberán desviarse recursos financieros para hacer frente al pago y amortización de la deuda. Con arreglo a esto, los pagos por dividendos pueden ser contemplados como sustitutos de los costes fijos que producen el "efecto palanca".
Resumiendo, para Rozeff, los costes de transacción de la financiación externa y el apalancamiento son dos variables restrictivas de la política de dividendos, que descansan sobre la idea de que la ampliación de capital es la actividad menos costosa; mientras que la tercera variable, el intento de mitigar los costes de agencia, tiende a favorecerla contrarrestando a las dos anteriores.
La recompra de acciones consiste en la adquisición por parte de la empresa emisora de una parte de sus acciones ordinarias. Entre las razones aducidas para iniciar un proceso de recompra de acciones, a parte de las posibles ventajas fiscales existentes desde el punto de vista de los accionistas, podemos señalar las siguientes:
1. Es un medio de proporcionar una oportunidad de inversión "interna"
2. Es una forma de modificar la composición de la estructura de capital de la empresa, aumentando su grado de apalancamiento.
3. Provoca un efecto favorable sobre los beneficios por acción.
4. Permite eliminar un grupo determinado de accionistas minoritarios.
5. Minimiza la dilución sobre los BPA asociados con las fusiones y Warrants.
6. Reduce los costes administrativos asociados con la atención a los pequeños accionistas.
7. Es una forma de hacerse con las acciones que forman parte de un sistema de incentivos para sus empleados sin diluir la participación del resto de los accionistas.
La recompra de acciones no impide las inversiones sino que las recicla, permitiendo a los accionistas el traslado de su dinero desde unos sectores donde han invertido demasiado hacia otros donde piensan que rendirá más. La recompra de acciones puede ser contemplada como una forma de distribuir un dividendo entre cierto tipo de accionistas. Así, por ejemplo, supongamos que una empresa determinada proporciona la siguiente información financiera:
El equipo directivo de la empresa está planeando distribuir 400 millones de euros vía dividendos (20 /acción). Pero los principales accionistas no ven claro porqué ellos necesitan un reparto de dividendos. De hecho, opinan que sería mejor una recompra de títulos dado que ello aumentaría el precio de las acciones en el mercado y, además, tampoco sería procedente invertir dicho dinero en la empresa, pues en estos momentos la tasa de rendimiento requerida por los accionistas supera al rendimiento de las inversiones internas. Si esta idea se llevara a cabo las consecuencias serían las siguientes:
1. El precio de mercado de las acciones habría ascendido hasta 340 /acc., es decir, el precio de mercado (ex-dividendo) más el dividendo no repartido. Obsérvese que el precio de mercado (ex-dividendo) ya lleva incorporados los 20 por acción que son retenidos por la empresa.
2. Sería necesario adquirir 1.176.470 acciones (= 400 millones ÷ 340 ).
3. El número de acciones pasaría a ser de 18.823.530
4. Si el beneficio neto de la empresa se mantuviese constante el nuevo BPA sería de 42,5 /acción
5. El nuevo precio de las acciones sería de 340 /acc. Manteniéndose invariable el PER.
En resumen, los títulos se adquieren por su precio de mercado (que es de 340 euros por acción), el beneficio neto no resulta afectado por la recompra de acciones, lo mismo que el PER. Si esto se cumple querrá decir que la recompra de acciones es un perfecto sustituto del pago de dividendos a los accionistas.
10.1 El punto de vista de los inversores
Sería conveniente preguntarnos qué elegirá un inversor cuando se encuentre ante el dilema de dividendos "versus" recompra de acciones. Al inversor le sería indiferente siempre que se encuentre en un mercado de capitales perfecto, es decir, si no hay impuestos, ni costes de transacción y si los dividendos no transmiten información; porque cualquier inversor podría crear su propia política de dividendos adquiriendo o vendiendo títulos conforme lo crea necesario.
Si el mercado es imperfecto el inversor preferirá una de las dos políticas de distribución de las rentas empresariales. Así, por ejemplo, podría preferir los dividendos a la recompra de títulos porque, entre otras cosas, la empresa podría tener que pagar un precio bastante alto por las acciones (si al comprar muchas acciones se impulsa la cotización al alza; cotización que descendería una vez acabado el plan de recompra) lo cual iría en detrimento del resto de los accionistas. O bien, porque como resultado de un plan de recompra el mercado pueda llegar a pensar que va a aumentar el riesgo financiero de la empresa, lo que haría descender el PER y, por ende, el precio de mercado de las acciones. Por el contrario, si el accionista no desea recibir dividendos por motivos fiscales y no piensa vender sus títulos, lo mejor sería un plan de recompra de acciones al que sólo acudirían aquellos inversores necesitados de liquidez.
10.2 ¿Decisión de inversión o de financiación?
La recompra de acciones cuando una empresa tiene exceso de liquidez puede ser contemplada como una forma de política de dividendos. Pero, si la empresa emitiese deuda y con el dinero recaudado recomprase el número de acciones equivalente con objeto de aumentar el grado de apalancamiento de la empresa, estaríamos ante una decisión de financiación. Aquí el objetivo no es repartir los beneficios generados a los accionistas sino alterar la composición de la estructura de capital de la empresa, es decir, reestructurar la compañía. Además, en este escenario se reduciría el coste del capital de la empresa al aumentar la proporción de deudas en su financiación (cuyos intereses desgravan fiscalmente) y reducir la proporción de los fondos propios. Esta reducción del coste del capital incidiría positivamente en el valor de la empresa.
Si las acciones están infravaloradas en el mercado la empresa podría plantearse la decisión de recomprarlas con objeto de obtener un beneficio, en este caso nos encontraríamos ante una decisión de inversión. Pero es necesario advertir que la compra de las acciones propias no proporciona los mismos rendimientos esperados que otras inversiones. Ninguna compañía podría sobrevivir, y mucho menos prosperar, invirtiendo únicamente en sus propios títulos. En todo caso, un estudio que abarcó toda la década de los 80, llega a la conclusión de que el rendimiento de las acciones de las empresas que anunciaron operaciones de recompra ascendió un promedio del 3,5% (incluso de 1990 a 1994, el aumento del rendimiento fue del 12,6%). Los resultados fueron superiores para aquellos títulos que tenían un ratio: valor de mercado/valor contable, bajo.
10.3 El proceso de la recompra de acciones
La recompra de acciones se puede hacer de tres formas:
1ª. Adquiriendo las acciones en el mercado de valores. La empresa adquiere las acciones a través de un intermediario financiero al precio de mercado, lo que implicará el pago de comisiones, además de provocar un casi seguro ascenso del precio del título al aumentar la demanda del mismo. Por ello hay quién opina que se pueden utilizar para mantener el precio de mercado de las acciones ordinarias. Esta es la forma de recompra de acciones más practicada.
2ª. A través de una oferta pública de adquisición de acciones (OPA), la cual se realiza a un precio determinado (superior al de mercado al llevar incorporado una prima) y por un número de acciones específico. Esta sería la mejor alternativa si se quisiera adquirir un importante número de títulos, puesto que las intenciones de la empresa serían públicamente conocidas dando así a cada accionista la oportunidad de vender sus títulos.
3ª. Mediante la negociación directa con un accionista importante (órdago).
Este método suele ser empleado como medida defensiva ante un intento de compra hostil para hacerse con el control de la sociedad, teniendo la ventaja de que al reducir el número de acciones en circulación y, por lo tanto, el capital social, el apalancamiento financiero aumenta y con él la rentabilidad financiera de los accionistas que aún permanecen en la empresa. Aunque hay quién opina que si lo que se persigue es aumentar el apalancamiento bastaría con distribuir unos dividendos elevados, que habrían sido financiados con recursos ajenos (ésta es una de las defensas antiOPA clásicas conocida como recapitalización apalancada). Claro que este método plantearía un problema de "señalización" a la compañía, porque si el dividendo ha aumentado fuertemente el mercado esperará próximos aumentos en el futuro que a lo mejor son imposibles de satisfacer, lo que entraña un riesgo que el equipo directivo no querrá correr.
Mediante el empleo de la recompra de acciones como medio de distribución de efectivo (y no como sistema de defensa), la compañía tiende a dirigir el efectivo hacia aquellos inversionistas que desean liquidez, pasando por alto a quienes no la necesitan por el momento. De esta forma sólo son gravados fiscalmente algunos accionistas y no todos, como ocurre en la distribución normal de dividendos.
Otras razones que se han argumentado como motivo para recomprar las acciones son, las de que lo hacen pensando en adquirir otras empresas (a través de un canje de títulos, lo que puede tener ventajas fiscales) o bien para dar cumplimiento a ciertas obligaciones comprendidas en planes de opciones de compra de acciones. En este último caso si la empresa no pudiese recomprar las acciones para entregárselas a los empleados, debería emitirlas lo que causaría un efecto dilución en los accionistas de la empresa. Sin embargo, puede ocurrir que los directivos recompren acciones con la idea de hacer subir su precio lo que aumentaría el valor de sus opciones de compra (el mercado considera las recompras de acciones como una señal de que el equipo directivo de la empresa supone que las acciones están infravaloradas, esto podría explicar también el aumento de precio subsiguiente). Si en 1993 las empresas americanas que recompraron acciones hubiesen distribuido ese dinero vía dividendos, las opciones sobre acciones habrían valido unos 345.000 dólares menos.
Las acciones en cartera, pueden ser dadas de baja, o revendidas cuando la empresa lo estime necesario para financiar otras operaciones (siempre, claro está, que la legislación mercantil lo permita).
1. Diga cuatro factores que influyen sobre las decisiones de estructura de capital.
Existen 4 factores fundamentales que influyen sobre las sea decisiones de estructura de capital:
a. Riesgo de negocio de la empresa, si no usara deudas, mientras más alto sea el riesgo del negocio, más baja será su razón óptima de endeudamiento.
b. Posición fiscal de la empresa, el interés es deducible, lo cual disminuye el costo efectivo de las deudas. Si tiene una tasa fiscal baja la deuda no será ventajosa.
c. Flexibilidad fiscal o la capacidad de obtener capital en términos razonables.
d. Actitudes conservadoras o agresivas de la administración.
2. Nombre los factores que influyen en la estructura de capital
Estabilidad en las ventas permiten un mayor apalancamiento
Estructura de los activos, se pueden utilizar como garantía colateral
Apalancamiento operativo, con un menor grado de apalancamiento operativo estará en mejores condiciones de emplear un apalancamiento financiero
Tasa de crecimiento, a rápido crecimiento deben basarse en el capital contable externo.
Rentabilidad, mientras más rentables menos utilizan los instrumentos de deuda.
Impuestos, los intereses son un gasto deducible y las deducciones son muy valiosas para las empresas con altas tasas fiscales, mientras más lata sea la tasa fiscal mayores ventajas tendrán las deudas.
Control
Actitudes de la administración, ejerce su propio juicio acerca de la estructura de capital más adecuada de forma conservadora o arriesgada
Actitudes de los prestamistas y de las agencias de evaluación, influyen sobre las decisiones de la estructura financiera.
Condiciones de mercado, influye debido a las acciones y bonos se someten a cambios en el corto y largo plazo.
Condición interna de la empresa
Flexibilidad financiera, mantener la capacidad adecuada para la solicitud de fondos de reserva
3. Nombre los efectos de la política de dividendos
Depende de:
a) Deseo de los accionistas por obtener ingresos corrientes vs. Ingresos futuros.
b) Riesgo percibido en los dividendos vs. riesgo de las ganancias de capital.
c) Ventajas fiscales de las ganancias de capital sobre los dividendos y
d) El contenido de información de los dividendos.
4. Diga las ventajas y desventajas de las readquisiones
Ventajas de la readquisición
a. Los anuncios de readquisición de acciones se ven de manera positiva por parte de los inversionistas.
b. Los accionistas tienen una opción cuando la empresa decide venderlas o no venderlas, los cuales deberán pagar los impuestos y aceptar los dividendos
c. Elimina un bloque de acciones en circulación a precio bajo
d. Con el exceso de flujo de efectivo, la readquisición se hace en lugar de declarar un dividendo incremental en efectivo que no pueda mantenerse.
e. Las readquisiciones se pueden usar para producir cambios a gran escala en la estructuras de capital.
Desventajas de las readquisiciones
a. Si se anuncia una readquisición, el impuesto sobre acumulación impropia se volvería una amenaza.
b. El anuncio de readquisición se da antes del compromiso de las actividades actuales y futuras de la compañía.
c. Se puede llegar a pagar un precio demasiado alto por las acciones, por arriba de su nivel de equilibrio y después disminuirá al dejar de realizar las operaciones de readquisición.
d. Debido a la incertidumbre del tratamiento fiscal, las readquisiciones de acciones deben efectuarse sobre una base regular, sistemática y confiable.
e. La readquisición de acciones ofrece a los inversionistas una forma de ahorrar impuestos
f. La readquisición puede ser muy valiosa para una empresa que desee hacer un cambio importante en su estructura de capital dentro de un periodo corto.
Autor:
Carrera, Liliana
Córdova, Mariángel
Velásquez, Korina
Enviado por:
Iván José Turmero Astros
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA
"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE"
VICE-RECTORADO PUERTO ORDAZ
DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL
INGENIERÍA ECONÓMICA
PROFESOR: ING. ANDRÉS BLANCO
PUERTO ORDAZ, MARZO DE 2003
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