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Conducta heterosexual en un grupo de estudiantes universitarios (página 2)


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Sin embargo, Simone de Beauvoir (1962) señala que entre ambos sexos no existe una distinción biológica rigurosa, ya que un sexo idéntico es modificado por acciones hormonales cuya orientación es definida genotípicamente y que puede ser desviada o no en el transcurso de su evolución y que los casos de homosexualidad no son determinados por "ningún destino anátomico" por lo que no se considera, ni una perversión deliberada, ni una maldición fatal, sino una actitud elegida y libremente adoptada.

En cuanto a la conducta sexual prematrimonial, existen diferencias de criterio en cuanto al concepto. Mc Cary (1969) señala que por lo menos uno de los participantes debe ser soltero. En los hombres varía desde un solo contacto hasta varios por semana; muchos hombres limitan su actividad sexual prematrimonial a una sola muchacha con quien eventualmente llegan a casarse. Mc Cary señala que en EE.UU el 50% de todas las mujeres han experimentado el coito prematrimonial, pero más de la mitad de las solteras no tienen relaciones sexuales más que con el hombre con quien llegan a casarse. Cross (1971) dice que tal actividad es más liberal en los hombres que en las mujeres. Reiss (1971) en EE.UU., refiere que este tipo de relaciones son consideradas conductas desviadas, por los padres, en determinadas culturas sociales. Así mismo, Valentini y Di Meglio (1973) señalan que este es uno de los problemas de mayor actualidad en Italia y a pesar de no ser aceptadas por la Iglesia, los jóvenes plantean que estas experiencias sirven para establecer si hay armonía sexual entre los novios. En Chile, Castro, et. al. (1971) las refieren como de gran información en la vida sexual de los jóvenes, pero remarcan la desaprobación social en los estratos medio y alto.

En relación al binomio amor-sexo, Simone de Beauvoir (1962), dice que la palabra "amor" tiene distinto significado para uno y otro sexo. El Diccionario Larousse (1970), define amor como "un sentimiento que inclina el ánimo hacia lo que le place. Sentimiento apasionado hacia una persona de otro sexo. Objeto de cariño especial para algunos". Por otra parte, Walker, en 1970, señala que el impulso sexual es una fuerza incalculable que busca expresión en diversas formas, íntimamente unido a la reproducción, pero no es esencial para ello. Bianco (1977), refiere que el sexo o ejercicio de la función sexual, puede complementarse con el amor, pero que ambos son independientes, lo cual se corrobora con la opinión de Raiz y Villegas (1978), en relación con la necesidad socioeconómica, mediante la cual puede tomarse la sexualidad como el camino para lograr un sustento económico, en las clases de menores recursos.

La conducta sexual en estudiantes de Medicina es poco conocida En la bibliografía revisada se encontró un artículo escrito por Woods y Naterson (1967), quienes describen que estos estudiantes presentan ansiedad, por lo menos, a una categoría de las conductas sexuales planteadas por sus pacientes en la práctica médica. Además, el trabajo de Fúgl-Meyer y Sjögren (1984), en estudiantes de ciencias de la Salud, quienes manifiestan algún tipo de conflicto sexual, lo cual les dificulta el trato a pacientes con incapacidad física en las clínicas de rehabilitación.

Materiales y Métodos

El material utilizado en la presente investigación, consistió en un cuestionario sobre conducta sexual, el cual fue elaborado en base al modelo utilizado por Shaver y Athanasiou (1%9) y que consta de ciento dos preguntas. El modelo utilizado en la presente investigación y adaptado para lograr los objetivos propuestos, consta de cincuenta y siete preguntas, las cuales incluían varias alternativas. Las preguntas se clasificaron de acuerdo a cuatin tipos de conductas: a) conducta heterosexual; b) conducta frente al binomio amor-sexo; c) conducta hacia la homosexualidad; d) conducta sexual prematrimonial.

Para el presente trabajo sólo será considerada la conducta heterosexual en general.

Los cuestionarios fueron contestados por 160 estudiantes de las Quieras de Medicina e Ingeniería, de la Universidad de Los Andes, en Mérida, Venezuela; distribuidos en cuatro grupos de 40 estudiantes cada uno, con 20 hombres y 20 mujeres, tanto del Ciclo Básico (1º y2º año de Medicina e Ingeniería), como del Ciclo Profesional (5º y 6º año de Medicina y 4º y 5º año de Ingeniería), inscritos en el año 1971 y seleccionados de acuerdo con los siguientes criterios: a) fecha de nacimiento (Ciclo Básico, entre 1955-60, con edades comprendidas entre 15 y 20 años y Ciclo Profesional, entre 1949- 1954, con edades comprendidas entre 21 y 26 años). Tales fechas representaban los mayores porcentajes de grupos etarios de los alumnos inscritos con matrícula del año 1971; b) Procedencia (nacidos en el Estado Mérida o con cinco años de residencia fija en dicho estado); c) Estado civil (solteros); d) Sexo (se tomaron estudiantes tanto de sexo masculino como femenino).

Para la administración de los cuestionarios se reunió cada grupo de estudiantes en un sitio determinado y se le dieron instrucciones sobre el carácter confidencial de la información dada por ellos y la forma de indicar la alternativa seleccionada. No se estableció límite de tiempo para contestar el cuestionario y éste varió desde media hora hasta hora y media.

Resultados

Debido al gran número de alternativas que presenta cada pregunta, en la descripción de los resultados sobre conducta heterosexual en general, sólo se destacarán los hechos más resaltantes, bien por el alto porcentaje de personas que seleccionaron determinada alternativa o porque haya alguna característica especial que amerita ser comentada. Los resultados se presentarán para cada pregunta y además, tanto para los hombres como para las mujeres. Igualmente se comparan los diferentes niveles de cada una de las Escuelas estudiadas (Medicina e Ingeniería).

 

Fig. 1.- Conducta Heterosexual en General Preferencia por el tipo de pareja sexual segúnla experiencia. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Podemos ver en la figura la, que en cuanto a la preferencia del tipo de pareja sexual escogida, los estudiantes del Ciclo Básico de Medicina prefieren a alguien "con alguna experiencia sexual", con un resultado mayor (75%) para las mujeres, que para los hombres (52%); esta conducta es opuesta a grupos que escogieron parejas "sin ninguna experiencia sexual" (21% de los hombres solamente) y grupos que prefieren parejas sexuales "con mucha experiencia" (26% de los hombres y 25% de las mujeres). Esta misma conducta se observó en los estudiantes del Ciclo Profesional de Medicina, donde el 82% de las mujeres y el 62% de los hombres, seleccionaron la alternativa de preferir una pareja sexual "con alguna experiencia sexual" (ver figura lb). Exactamente igual sucede con los estudiantes del Ciclo Básico de Ingeniería, figura lc (75% de las mujeres y 50% de los hombres prefieren una pareja sexual "con alguna experiencia sexual"). Mientras que en los estudiantes del Ciclo Profesional de Ingeniería si bien se mantiene la misma tendencia, hay una pequeña diferencia numérica en favor de los hombres (57%) sobre las mujeres (52%), (ver figura 1d).

Fig. 2.- Conducta Heterosexual en General. Grado de acuerdo o desacuerdo con que la conducta sexual sea juzgada por la calidad de la relación y no por el estado civil casado. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

En las figuras 2a y 2b, podemos observar que en los estudiantes de Medicina, tanto del Ciclo Básico como del Ciclo Profesional, hay una fuerte tendencia a estar de acuerdo con que la conducta sexual debería ser juzgada por la calidad de la relación entre las personas y no por el hecho de que estén o no casados, aunque la proporción es mayor en las mujeres de ambos grupos (47% hombres y 60% mujeres del Ciclo Básico; 71% hombres y 85% mujeres del Ciclo Profesional). Por su parte, los estudiantes de Ingeniería del Ciclo Básico, mantienen la misma tendencia que la observada en los estudiantes de Medicina (60% para hombres y mujeres); mientras que los estudiantes del Ciclo Profesional están de acuerdo con la situación planteada, pero la relación se invierte, siendo mayor la aceptación por parte de los hombres (62%) que por las mujeres (38%), (ver figuras 2c y 2d).

Al referirse al inicio de su vida sexual, la mayoría de las mujeres de los cuatro grupos estudiados (80% Ciclo Básico de Medicina y de Ingeniería; 62% Ciclo profesional de Medicina; 38% Ciclo Profesional de Ingeniería) manifiestan no haber tenido relaciones sexuales o las han tenido por primera vez con su novio.

En el caso de los hombres, todos manifiestan haber tenido actividad sexual en situaciones diversas, aunque llama la atención que en el Ciclo Profesional de Ingeniería, el 33% de los casos, refiere que fue con prostitutas (ver fig. 3a; 3b; 3c; 3d).

Al contestar ¿cuántas veces tuvo relaciones sexuales con la misma persona, después de la primera vez? conseguimos estrecha relación con la pregunta anterior en cuanto a que la mayoría de las mujeres manifiestan no haber tenido actividad sexual. En cuanto a los hombres, las respuestas varían desde no haber tenido otros encuentros con la misma persona, hasta haberlos tenido de dos a cuatro veces posteriormente (fig. 4a; 4b; 4c; 4d).

Fig. 3.- Conducta Heterosexual en General. Persona con quien iniciaron la vida sexual activa. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Fig. 4.- Conducta Heterosexual en General. Número de encuentros sexuales con la misma persona después de la primera vez. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Al preguntarles si han tenido relaciones sexuales con más de una persona al mismo tiempo, las mujeres de todos los grupos, sostienen no haber tenido actividad sexual y un porcentaje pequeño (entre 5 y 20%) dicen poder tomar la situación en consideración. La mayoría de los hombres (de 50 a 66%) de todos los grupos, por el contrario, aunque no han tenido este tipo de experiencia, manifiestan tomar en consideración esta posibilidad; sin embargo, un porcentaje pequeño (20%) dice haber tenido este tipo de experiencia una o dos veces (fig. Sa; 5b; 5c; 5d).

 

Fig. 5.- Conducta Heterosexual en General. Actividad sexual con más de una persona de manera simultánea. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Fig. 6.- Conducta Heterosexual en General Frecuencia de actividad sexual en los seis meses anteriores a realizar la encuesta. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

En relación a la frecuencia de la actividad sexual en los últimos seis meses antes de realizar esta encuesta, entre el 60% y 80% de las mujeres de los cuatro grupos de estudio, ratifican no haber tenido vida sexual activa, sin embargo, porcentajes menores (de 5 a 20%) manifiestan haber tenido una frecuencia variable, desde "pocas veces" hasta "cinco veces por semana".

Casi la mitad de los hombres del Ciclo Básico de medicina refieren haber tenido "poca frecuencia", mientras que la otra mitad se distribuye en porcentajes menores desde "una o dos veces al mes" hasta "cinco veces por semana". Iguales resultados observamos en los hombres del Ciclo Profesional de Ingeniería. Los hombres de los grupos del Ciclo Básico de Ingeniería y Ciclo Profesional de Medicina muestran una distribución proporcionada que oscila entre "pocas veces" hasta "cinco veces por semana", (ver fig. 6a; 6b; &; 6(1).

Fig. 7.- Conducta Heterosexual en General. Grado de placer o desagrado durante el encuentro sexual. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Fig. 8.- Conducta Heterosexual en General. Imaginación de la actividad sexual con otra persona durante el encuentro. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Fig. 9.- Conducta Heterosexual en General. Limitaciones en la libre expresión de la sexualidad Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Fig. 10.- Conducta Heterosexual en General (Mujeres). Presencia de fase orgásmica durante el encuentro sexual. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Al describir el grado de placer o desagrado proporcionado por la relación sexual, el 80% de las mujeres del Ciclo Básico de Medicina, lo definen como muy desagradable, mientras que las mujeres de los otros tres grupos refieren que no son ni agradables ni desagradables. La mayoría de los hombres (entre 43% y el 68%) de los cuatro grupos estudiados, lo describen como muy agradable o en su mayor parte, placenteras (ver fig. 7a; 7b; 7c; 7d).

La mayoría, tanto de los hombres como de las mujeres de los cuatro grupos estudiados, refieren que nunca se han imaginado durante la relación sexual, estar realizándolo con otra persona; sin embargo, entre 20% y 40% de los hombres han tenido esas fantasías ocasionalmente (fig. 8a; 8b; 8c; 8d).

En cuanto a la libre expresión de la sexualidad, podemos ver que entre el 40% y el 20% de las mujeres, manifiestan temor a quedar embarazadas, mientras que un porcentaje más elevado (entre el 19% y el 45%) manifestó no disfrutar la sexualidad por formación moral y religiosa. Por su parte, los hombres refieren sus limitaciones por el temor a contraer una enfermedad sexual (de 10% a 30%), (fig. 9a; 9b; 9c; 9d).

La obtención del orgasmo durante el encuentro sexual en las mujeres que manifestaron tener actividad sexual, var~¡ desde "varias veces" (19%) hasta "casi nunca" (5%), (flg. lOa; 10b; iOc; lOd).

En cuanto a la dificultad para lograr la erección, la mayoría de los hombres de los cuatro grupos manifestó que no presentan dificultad (entre 50% y 70%). Porcentajes menores (10% y 15%) manifestaron que ocasionalmente presentan dificultad para lograr la erección(fig. lía; lib; lic; lid).

La estimulación orogenital hacia el compañero sexual por parte de las mujeres es negativa y sin deseos de realizarla, aunque algunas mujeres (10 al 14%) manifiestan practicarla algunas veces. En los hombres, los porcentajes varían desde "frecuentemente" (5% a 33%), hasta "algunas veces" (20% a 31%), aunque algunos manifiestan no realizar dicha estimulación y con pocos deseos de hacerla (14% a 25%), (flg.i2a; i2b; i~; 12(1).

Fig. 11.- Conducta Heterosexual en General (Hombres). Dificultad para obtener erección durante el encuentro sexual. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

En cuanto a la estimulación orogenital realizada por la pareja sexual, es referida por 37% de los hombres del Ciclo Básico de Medicina como que no les fue realizada, pero que les habría gustado que su compañera lo hiciese. Un porcentaje menor (21%) de los hombres del mismo grupo refieren que han recibido varias veces estimulación orogenital de su compañera. Las mujeres de este grupo manifiestan en proporciones iguales (10%) "frecuentemente", "una o dos veces", "nunca, pero me habría gustado que lo hiciesen" (ver fig. 13a). En el Ciclo Profesional de Medicina la mayor tendencia, tanto en hombres como en mujeres, fúe la de "varias veces" y 28% de los hombres solamente, la de "una o dos veces" (flg. 13b). En la figura 13c, se observa que el 30% de los hombres de Ingeniería refieren que nunca han recibido dicha estimulación, pero les hubiese gustado. El 20% tanto de hombres como de mujeres, manifiestan que "nunca y jamás se lo permitirían". En el Ciclo Profesional de Ingeniería, la mayoría de los hombres manifestaron que "frecuentemente" la han recibido. Las respuestas dadas por las mujeres de este grupo están en proporciones muy bajas en casi todas las alternativas (fig. 13d).

Fig. 12.- Conducta Heterosexual en General. Práctica de la estimulación orogenital. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

Fig. 13.- Conducta Heterosexual en General. Aceptación de la estimulación orogenital. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingem.er~. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

La edad del inicio de la actividad heterosexual en las mujeres del Ciclo Básico de Medicina fue antes de los veinte años; la mayoría de ellas ratifica no haberlas tenido. El 95% de los hombres de este grupo las inició antes de los veinte años (fig. 14a). Igualmente sucede en los hombres del Ciclo Profesional de Medicina (94% antes de los veinte años). La edad de inicio en las mujeres de este grupo oscila entre los 14 y los 25 años (Fig. 14b). La mayoría de los hombres del Ciclo Básico de Ingeniería (90%), manifestó el inicio de su vida heterosexual entre 14 y 17 años. las mujeres ratifican no haber tenido dicha experiencia y las que la han tenido la iniciaron entre los 15 y23 años (fig. 14c). Las respuestas dadas por los hombres del Ciclo Profesional de Ingeniería son similares a lo dos grupos Básico y Profesional) de Medicina. Las 'mujeres mostraron una tendencia idéntica en cuanto al inicio de su vida heterosexual, entre 14 y 23 años (ver fig. 14(1).

Fig. 14.- Conducta Heterosexual en General. Edad de inicio de la actividad heterosexual. Porcentaje de respuestas. Estudiantes universitarios de Pre-grado. Ciclos Básico y Profesional. Facultades de Medicina e Ingeniería. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela

Discusión

La edad de la primera relación heterosexual de los estudiantes de los grupos seleccionados fue entre los 14 y 17 años para los hombres. Las mujeres en general manifestaron no haber tenido actividad heterosexual y aquellas que sí la habían tenido, la iniciaron entre los 14 y25 años de edad.

Las mujeres que han tenido relaciones heterosexuales, generalmente la iniciaron con sus novios, con quienes suponían, pensaban casarse. Esta tendencia de tener actividad sexual con el futuro cónyuge, no se aprecia en los hombres, quienes realizan su actividad heterosexual en forma indiscriminada con cualquier pareja, motivados por el patrón social que los estimula a tener encuentros sexuales en el mayor número y a la edad más temprana posible. Esto hace que no se repita la experiencia sexual con la misma persona, para evitar el eventual matrimonio que pudiese existir entre ellos.

Aun cuando los hombres tienen una actividad sexual indiscriminada, en algunos de ellos el temor a contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, les impide expresar libremente su sexualidad, mientras que en las mujeres este temor no existe, debido posiblemente, por una parte a la confianza hacia su pareja y por otra parte al desconocimiento de algunas enfermedades fáciles de contraer durante la unión sexual; sin embargo en algunas mujeres, la expresión libre de su sexualidad se ve impedida por temor al embarazo y en otras, por razones morales. Estas razones, tanto en los hombres como en las mujeres, –han interferir en la intensidad dei "agrado" o "desagrado" que sienten en sus experiencias sexuales. En algunos casos esta manifestación de agrado o desagrado puede ser modificada al imaginarse que están realizando el ejercicio de la función sexual con otra persona.

En general, los hombres de los grupos estudiados, no han tenido relaciones sexuales con más de una persona al mismo tiempo, aun cuando podrían considerar esa posibilidad; no así las mujeres. Esto posiblemente se debe a que tradicionalmente se considera la relación sexual como una actividad íntima entre sólo dos personas. Así mismo, se aprecia la influencia de los patrones morales en la decisión de realizar otras prácticas sexuales durante el ejercicio de la función sexual, tales como la estimulación orogenital por parte de ambos miembros de la pareja, sobre todo en las mujeres, quienes en su mayoría niegan haber realizado este tipo de técnicas sexuales, aun cuando en los hombres también existe la dificultad para su realización.

Los estudiantes seleccionados tuvieron baja actividad sexual durante los seis meses previos a la realización de la encuesta. La frecuencia orgásmica de las mujeres que manifestaron haber tenido actividad sexual, fue variable. Por otra parte, los hombres en su mayoría manifestaron no tener dificultad para lograr la erección. Sin embargo, la tendencia general tanto de los hombres como de las mujeres, al escoger su pareja sexual, es la de preferir a alguien que tenga por lo menos algún tipo de experiencia sexual, a pesar de que los hombres generalmente relacionan la virginidad con la falta de experiencia sexual. En general, tanto los hombres como las mujeres de los grupos estudiados están intensamente de acuerdo conque la conducta sexual debería ser juzgada por la calidad de la relación entre las personas y no por el hecho de que estén o no casadas.

Conclusiones

– La edad de la primera relación heterosexual de los hombres estuvo entre los 14 y los 17 años, mientras que para las mujeres fue entre 14 y 25 años.

– Generalmente, la primera relación heterosexual de las mujeres es con su novio y si las tienen de nuevo, es con la misma persona. Los hombres tienden a mantener sus relaciones sexuales con diferentes personas.

– La libre expresión de la sexualidad está restringida por temor al embarazo en las mujeres y por temor a contraer enfermedades, en los hombres.

– Ni los hombres ni las mujeres han tenido relaciones sexuales con más de una persona al mismo tiempo, así como tampoco practican la estimulación orogenital a su pareja.

– La frecuencia orgásmica de las mujeres en los últimos seis meses previos a la elaboración del cuestionario, fue variable. Los hombres no manifestaron dificultad en la obtención de la erección en la misma época.

– Hubo preferencia por parte de los hombres hacia parejas con poca experiencia sexual.

– En los grupos estudiados, la vida sexual de los hombres es referida como muy satisfactoria, mientras que en las mujeres fue variable.

Referencias

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Mirna Pérez Feo (*) Pedro Salinas (**)Universidad de Los Andes. Facultad de Medicina. Unidad de Psiquiatría. Sección de Investigaciones Psiquiátricas. Mérida. Venezuela.

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