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El nacimiento de la filosofía (página 2)


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MODELO RACIONAL DE LOS PRESOCRÁTICOS.

La naturaleza (physis) es ahora concebida como principio (arché), es decir, como aquello que las cosas son y que desde ellas mismas determina su forma de comportarse. Los tres rasgos que corresponden a la physis como arché son: orígen, sustrato permanente y causa.

Por tanto, en rigor, puede decirse que los autores que conocemos por Presocráticos (s.VI y V a.C.) constituyen, con el precedente teogónico, esto es, junto a los rasgos especulativos de los poetas (Homero y Hesíodo), el punto inicial de la Historia de la Filosofía; entendida esta como una determinada sabiduría, una investigación intelectual que se desplaza cada vez más hacia lo abstracto, general y universal, en su búsqueda constante de una comprensión sistemática y cada vez más profunda, coherente y omniabarcante de la realidad.

A la genealogía de los dioses particulares (Teogonía), sucede, como principio explicativo, la naturaleza, lo divino, y, finalmente, el ser. Las teogonías (tratados sobre la génesis de los dioses) van siendo sustituidas por cosmogonías. Ese punto inicial, constituye el momento convulso en que se generan unos temas y unos problemas que, articulados en una reflexión organizada, por los sofistas, Platón y Aristóteles, alimentarán el pensamiento de la civilización Occidental durante milenios.

DE LA ORALIDAD A LA ESCRITURA.

La antigua escritura silábica de los minoico-micénicos (lineal A y B), ejercida con fines de registro por una casta de escribas palaciegos, es recogida por los griegos, que la modifican, adaptándole el alfabeto fenicio y dotándola de vocales con lo que inauguran la escritura alfabético-fonética. En el s.VIII a.C. los griegos adoptan el alfabeto de Fenicia, que agilizaría el lenguaje escrito. Esto le permitirá a la lengua griega llegar a un alto grado de abstracción e incidirá notablemente en el surgimiento de la filosofía. La nueva escritura que permite escribir tal y como se habla, desplaza lo secreto y lo hace público. El inicio del largo tránsito de la oralidad a la escritura es un elemento relevante en cuanto al nacimiento de la filosofía; aunque es bien sabido que el pueblo griego prefería el medio oral al escrito y que su implantación generó no pocas tensiones, tardando varios siglos en afianzarse.

DEL MITO AL LOGOS. LOS FILÓSOFOS CONTRA LOS POETAS.

La propia historia de la filosofía no será más que la historia del esfuerzo humano por establecer unos criterios que le permitan distinguir lo verdadero y lo falso, lo fundamentado y lo sin fundamento, de la manera menos arbitraria posible, esto es, dando argumentos racionales que sirvan de justificación y fundamentación de sus propuestas. Del encuentro entre poetas y filósofos, los primeros quedarán progresivamente marginados por los segundos como buscadores e intrepretes de la verdad, cuyo modelo vendría representado por la geometría.

En un principio el mito y el lógos no se oponen, el mito es una narración sagrada que recoge las gestas de los héroes y la vida de los dioses para servir de modelo de conducta. Pero con el surgimiento de los filósofos y los sofistas, éstos empiezan a competir con los antiguos educadores del pueblo griego, los poetas, que son intérpretes, como los adivinos oraculares, de un saber no racional. Por tanto, la clásica oposición entre el mito y el lógos, no obstante su existencia, quizá no haya sido tan tajante como se acostumbra a ver. En su orígen, Mito y lógos significan lo mismo, a saber, el decir. Pronto iba a comenzar la divergencia entre el decir de los poetas y el de los filósofos. El paso decisivo lo darán los presocráticos, auténticos poetas-filósofos en los que la segunda parte del compuesto empieza ya a pesar más que la primera.

En el tiempo de Platón la tensión entre las dos tendencias se encuentra ya rota. Platón atribuye a los poetas la condición de medios vehiculares de la educación griega y precisamente lo que él pretende es solucionar una crisis de su época, y ello lo tiene plenamente ocupado, porque su propósito estriba en ponerse en el lugar de los poetas y en poner la filosofía, en el lugar de la poesía. El será uno de los que se encargará de inclinar la balanza hacia la cultura escrita enfrentándose con la cultura oral. Pero debemos tener siempre presente que el predominio de una tendencia sobre la otra nunca supone la desaparición de la vencida sino su despotenciación, ya que nosotros mismos, en nuestra contemporaneidad escrita, no dejamos de estar sujetos, también a la oralidad.

La escritura se irá lentamente convirtiendo en aliada de la Filosofía, de su mano, los sofistas y los filósofos desplazarán a los poetas como educadores del pueblo griego. Los Diálogos de Platón están traspasados por ésta tensión de la lucha final por la competencia educativa y el propio pensador, que encarnaba el paso definitivo en la Grecia clásica de la oralidad a la escritura, dejó un monumento literario en el que se refleja el desgarramiento de quien se cuestiona su tradición junto a la ambigüedad con que es recibida toda novedad en la cultura. Por eso en el diálogo Fedro, al contar un mito sobre el invento de la escritura, Platón dudará en si considerarla un bien o un mal para los hombres.

Como el resto de las culturas antiguas (y como en las tribus orales actuales), la cultura griega se asentaba en el mito y en la oralidad, en los relatos transmitidos y enseñados por poetas sin escritura, educadores del pueblo, generalmente ancianos, que eran los transmisores de la información relevante de una generación a otra en los pueblos que no tenían escritura.

Los manuales de conducta de los griegos, como los de otros pueblos, eran canciones orales que los poetas y ancianos narraban a los jóvenes. En la cultura griega se transmitían especialmente los códigos de conducta colectiva a través de las canciones de los dos grandes ordenadores de la poesía y de la religión griegas: Homero y Hesíodo, cuyos relatos circulaban de boca en boca y que serían posteriormente recogidos por escrito. Sin embargo, no hay que olvidar una peculiaridad griega muy importante respecto a otras culturas, la carencia de una rígida dogmática religiosa que favoreció la innovación en la poesía.

EL PROCESO DE SECULARIZACIÓN

La filosofía nace también gracias a que se produjo en Grecia un desplazamiento progresivo de las formas de expresión y cognición religiosas, surge como fruto, por tanto, de un proceso de secularización. Y efectivamente, la evolución de la religión griega constituye uno de los factores más importantes entre los que hicieron posible el pensamiento racional en la Grecia antigua y clásica.

Los sistemas de narraciones sacras y culturales del pueblo griego se irán desplazando, paulatinamente, en el dilatado lapso de alrededor de unos cuatro siglos, hacia sistemas de razonamiento cada vez más abstracto y complejo.

El mismo proceso puede constatarse en el nacimiento de la Historia como disciplina con carácter científico-racional e independiente. De la Historia mítico-religiosa narrada por los poetas en forma de leyendas, se irá evolucionando hasta una Historia semilegendaria, como la de Heródoto, hasta llegar a la historiografía de Tucídides, quien opone ya su quehacer, entendido como narración verídica de los hechos y causas de los acontecimientos sociopolíticos, a los relatos fabulados de los poetas.

Frente a los poetas y adivinos poseedores de un conocimiento por inspiración o revelación de la divinidad, los griegos posteriores a Homero van formando un concepto de actividad cognoscitiva erigido en la coherencia del discurso.

Las matemáticas y la astronomía que fueron importadas de Egipto y Babilonia por los primeros filósofos, quienes las fueron desligando de sus funciones religiosas, ofrecerán un modelo de reflexión adecuado para la empresa cognoscitiva que se aventuraban a abordar; un modelo aplicable a todas las esferas de la vida humana.

El saber poético del mundo griego estaba sujeto a una cierta libertad, superior a la tuvieron y tienen otras mitologías guardadas por un clero celoso de sus privilegios y convencido de su carácter revelado, una libertad que lo preservó de la intolerancia, (pese a los contados casos de impiedad entre los que destacarán los juicios y las condenas de Anaxágoras, Protágoras y Sócrates).

Al estar vehiculados por una tradición poética los mitos griegos carecieron de la inflexibilidad que en otros lugares han tenido las narraciones de carácter religioso. No hubo ningún libro canónico y dogmático preservado por una casta sacerdotal del que se prohibiese cualquier crítica y modificación. Los narradores tuvieron la posibilidad de introducir variaciones en los relatos tradicionales. El amplio margen de libertad crítica existente en la sociedad griega al respecto de la religión favoreció ese progresivo avance crítico que culminaría en la filosofía.

José Ortega y Gasset, acierta al señalar que en las creencias se está instalado, y que es sólo cuando éstas se ponen en cuestión cuando surgen las ideas, como nuevos instrumentos para aprehender la realidad cuestionada. Así, el camino que va de la religión a la filosofía será el mismo que separa las creencias de las ideas. Y una idea no es más que una creencia justificada racionalmente, susceptible de corrección y modificación al tener que ser contínuamente revisada y al tener que dar razón de sí misma. Frente a las creencias, que son absolutas e inmóviles, surgirán las ideas, obligadas a cambiar para dar razón de un mundo cambiante a la luz de las nuevas experiencias; aunque con la contínua vocación de alcanzar una teoría definitiva.

En Grecia a medida que los mitos como creencias van siendo sometidos a crítica, van cediendo su lugar a los razonamientos y las ideas. Por otro lado, allí donde no llegan las ideas o los razonamientos con firmeza, o donde se tornan excesivamente complejos, seguirán instalándose los mitos; como sucedáneos imaginarios que satisfacen mediante la fantasía la necesidad humana de contar con explicaciones de lo que sucede en el mundo.

Entre los críticos del mito en la antiguedad griega nos encontramos fundamentalmente con la ilustración ateniense (los sofistas) y Jenófanes de Colofón (crítica del antropomorfismo); pero también los filósofos presocráticos (por su racionalismo) y el género teatral de la comedia ática, cultivado con maestría por Aristófanes (por su burla despiadada de las creencias ingenuas y acríticas) contribuyeron a diluir la base imaginaria de creencias colectivas y a hacer fuerte el núcleo duro de la investigación científica y racional.

Como ya hemos señalado, los griegos importaron de Egipto y Mesopotámia la geometría y la astronomía, pero a diferencia de esos otros pueblos, supieron separar mucho dichas ciencias de su envoltura mítico-religiosa y sacarles un mayor provecho. La envoltura mítica nunca desaparecerá por completo y se manifestará como esoterismo en todas las épocas, como por ejemplo, en la mística del número de los pitagóricos que llegará hasta Kepler y hasta los escritos esotéricos de Newton; plasmada en toda la literatura imaginaria que acompañaba a los descubrimientos científicos por los que les conocemos y que les han dado el renombre universal alcanzado. Más que de paso del Mito al Lógos hay que decir que a partir de los griegos, en la cultura occidental, se ha dado un predominio de lo racional sobre lo irracional.

En el período que va desde la Historia mítica de Heródoto hasta la racional de Tucídides culmina una revolución filosófica, que afecta a todos los órdenes de la existencia ciudadana de los griegos, manifestándose en la vida política con la creación de la democracia.

EL DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD COMERCIAL.

La fundación de diversas colonias comerciales a lo largo de las costas mediterráneas favorecería el desarrollo de la actividad comercial, entrando los griegos en contacto con otros pueblos, costumbres, usos y creencias. Los primeros filósofos (presocráticos) procedían de éstas regiones limítrofes o fronterizas, así como los sofístas.

La observación de costumbres y creencias tan diversas debió de incitar a los presocráticos a intentar superar los particularismos de cada cultura, recurriendo a elementos objetivos y comunes a todos los seres humanos, como el intelecto o la razón. La perspectiva racional se iría afianzando para responder a los interrogantes que plantea el universo sin necesidad de redactar un mito local, sólo válido para un pueblo, sino investigando con la finalidad de proporcionar explicaciones válidas para todas las culturas, explicaciones universales, como el teorema de Pitágoras.

La invención de la moneda acuñada favorecerá el comercio en las cada vez más perfeccionadas naves griegas y presentará, a su vez, un carácter de representación universal, válida para intercambio objetivo de mercancías, más allá del trueque subjetivo de unos bienes por otros.

LAS TRANSFORMACIONES SOCIOPOLÍTICAS.

Las hondas transformaciones socioculturales acaecidas a lo largo de la era presocrática, también influyeron en el surgimiento de la explicación racional y su predominio sobre la explicación mítica. Homero fue la Enciclopedia tribal de los griegos, un "arquetipo épico de la palabra preservada por medios orales" que "se componía de un compendio de materia a recordar, de tradiciones a mantener y de paideia (o educación) que transmitir".

En los poemas homéricos y en las obras hesiódicas aprendían los griegos la política, la moral y la teología, por mediación de los poetas, era esta una sociedad aristocrática, agrícola y guerrera, dividida entre la nobleza y el pueblo, en la que sus valores supremos estaban constituidos por aquellos pertenecientes a la clase privilegiada, es decir, el linaje, el éxito y la fama. Los poemas homéricos, la Ilíada y la Odisea, reflejan la ideología de esta casta dominante, de la aristocracia guerrera latifundista, mientras que los poemas hesiódicos, como la Teogonía y Los Trabajos y los Días, reflejan la ideología de los campesinos, y del pueblo llano en general.

Pero pronto iban a ir surgiendo, nuevas clases sociales, gracias al comercio y a causa de los enfrentamientos bélicos con otros pueblos, como los persas, que forzarían a la aristocracia a compartir el poder con los nuevos comerciantes a cambio de su colaboración en la lucha contra el invasor.

La antigua aristocracia, noble y guerrera, defensora de las tradiciones, iba a ser paulatinamente desplazada por la nueva clase económica, comercial y artesana, cuyas actividades e intereses eran completamente diferentes. La cultura tradicional y mítica, que defendía viejos privilegios basados en la costumbre, comenzó a ser sustituida por los valores de la nueva clase social emergente, basados en principios y leyes de carácter racional. Frente al linaje de sangre, el éxito en la guerra y la fama épico-heróica, los valores de la sociedad aristocrática, iban a surgir con gran fuerza los valores de una sociedad democrática, que coexistirán con los antiguos, en tensión constante, los valores de la libertad e igualdad, de la participación y éxito en la política, y, en definitiva, de la ciudadanía, que alcanzará su mayor esplendor en el siglo V a.C., conocido como el siglo de Perícles, y como el periodo de la Ilustración ateniense.

Es a causa de la emergencia de esta nueva clase social que se desarrollarán nuevas formas de organización política. Las condiciones geográficas de Grecia, con numerosas barreras físicas entre las diferentes regiones, contribuyeron a dificultar la idea de imperio, formándose, en lugar de dicha opción, confederaciones de ciudades independientes. Ciudades-estado, denominadas polis, una nueva concepción política en nada parecida a los imperios teocráticos de los persas o de los egipcios.

En consecuencia, el poder carismático y totalitario de los reyes comenzó a ser sustituido por la autoridad racional de los nuevos gobernantes y los antiguos súbditos se convirtieron en ciudadanos.

 

Simón Royo Hernández

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