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Leonardo da Vinci, un personaje fascinante del Arte y la Ciencia


    Leonardo da Vinci, un personaje fascinante del Arte y la CienciaMonografias.com

    Leonardo da Vinci, un personaje fascinante del Arte y la Ciencia

    Hijo ilegítimo de un notario llamado Ser Piero y de madre campesina, de nombre Caterina, nace en un pueblito de Vinci, cerca de Florencia-Italia, un 15 de abril de 1452. Su nombre completo fue Leonardo di ser Piero da Vinci.

    Tiene una infancia grata y placentera y se comporta como un muchacho curioso y amante de la naturaleza. Disfruta enormemente corriendo por las colinas y los huertos de su pueblo natal; es frecuente verlo inspeccionando insectos y plantas, así como también jugando con su tío Francisco. Tiempo después la familia se traslada a Florencia.

    En esta ciudad, a pesar de que muchos intelectuales interesados en las discusiones humanistas de su tiempo, lo tildan de "hombre sin letras", lee con pasión a los clásicos de la literatura y de la ciencia antigua. Entre los primeros libros, se contacta con las obras de Esopo, Ovidio, Plinio; entre las obras científicas, prefiere las de Euclides y las de Arquímedes. Ello, sin olvidar tampoco a autores modernos para su época, como Petrarca, Cecco d"Ascoli y otros.

    Del primero de estos autores absorbe su poesía y sus ideas humanistas. Y del segundo, es tentador pensar que tales lecturas hayan servido en parte para el futuro interés por la medicina y la astronomía, que más tarde dominará.

    Pintor, dibujante, escultor, músico, arquitecto, ingeniero, inventor, escritor, descubridor…este personaje no termina de fascinarnos por la envergadura de sus investigaciones y por la profusión de su obra. La cantidad de manuscritos, notas y dibujos que han llegado hasta nosotros y que se refieren a asuntos tan diversos como fortificaciones militares, hidráulica, mecánica, óptica, botánica, geología, anatomía, y hasta el vuelo de las aves, es impresionante. Su personalidad asombra y seduce.

    La tradición lo muestra como un hombre investido de majestad, de gran vivacidad, sobresaliente en el arte de la conversación y sobre todo inventivo y extremadamente curioso. Pero antes que nada, el genio de Leonardo se basa en la libertad. En una época en que el talento necesitaba del favor de un mecenas, Leonardo dio pruebas de una independencia reveladora.

    Entre las notas psicológicas que dan cuenta de su carácter, se dice que era muy aficionado a las vestiduras llamativas y a briosos corceles. Esto nos muestra probablemente su necesidad de huir de lo común y de lo vulgar, y es consecuente con su búsqueda constante de la perfección estética en todos los planos: en el arte, en el diseño y por tanto, también en su vestimenta.

    En el fondo esa intensa necesidad de perfección es casi una obsesión, un movimiento constante para no ser parte de la masa, sino para resaltar, para ser el mejor y ser valorado por ello. Lo común, lo tosco, probablemente le recordaban su origen como hijo ilegítimo y trataba inconscientemente de alejar dicha situación de su mente.

    Su estampa era gentil, de rasgos bellos, bien formado y fuerte; daba la impresión de ser un sujeto constante en sus propósitos y en su discurso; al respecto, una de sus expresiones típicas era: "Antes la muerte que el cansancio".

    Desde el punto de vista de su formación artística, comienza trabajando bajo la tutoría del maestro florentino Andrea del Verrochio. Entre los compañeros con quienes comparte el taller y los conocimientos del maestro, están también Lorenzo di Credi y Botticelli; en este período Leonardo ya se destaca por sus acabados bocetos y dibujos en general. En este sentido, arte y conocimiento se unieron en la ejecución de su obra.

    El artista escogía con libertad las vías de sus investigaciones.

    Su autonomía pasaba por el libre uso del lenguaje dejando de lado el latín, lengua de los eruditos, redactando sus trabajos en italiano.

    Indagó en los antiguos libros de la historia escritos en griego y latín; llama la atención la manera peculiar de escribir, haciéndolo de derecha a izquierda, era muy meticuloso en sus estudios, muy reservado en sus indagaciones, destacando su capacidad de observación como técnica investigativa, teniendo como inspiración a la naturaleza, a quien admiraba y respetaba. Poseedor de conocimiento total que completaba con la voluntad de difundir ese saber del modo más amplio posible.

    Desde la perspectiva de la historia de las ciencias, es sabido que se adelantó a su tiempo en la mentalidad moderna; Leonardo coparticipa de la construcción de un nuevo significado para la noción del movimiento; esto lo lleva a sostener un enfoque "ideal" o "relativo", en que el centro de referencia para toda medición de un movimiento local puede ser elegido por el mensurador.

    Desde la óptica de la aprehensión cognoscitiva, privilegiaba la experiencia por considerarla "madre de todos los conocimientos", por ello estima la aplicación de los sentidos sobre los diversos aspectos de la naturaleza, con el objetivo de descubrir nuevas facetas o propiedades de la misma.

    Piensa que la ciencia tiene que comenzar por la experiencia y terminar en el experimento.

    Estima que las propiedades del mundo real son posibles de conocer por el hombre, a través de la experiencia, mediante una adecuada planeación y uso adecuado de los sentidos, previamente dirigido por el intelecto, para llegar así a las reglas generales.

    La curiosidad de Leonardo da Vinci por las cosas técnicas era amplia: se informó sobre el funcionamiento de los telares e intentó mejorar sus dispositivos mecánicos.

    Se interesó particularmente por la hidráulica: observó y reprodujo los remolinos de los ríos y se interrogó sobre la formación de sus cursos.

    Su actividad técnica lo llevó a observar de cerca los fenómenos naturales: en sus cuadernos abundaban dibujos de piedra; plantas y animales. La observación de vuelo de los pájaros lo llevó a concebir proyectos de máquinas voladoras.

    Sus estudios de anatomía, realizados a veces a partir de disecciones para localizar mejor los huesos; los músculos, figuran entre sus dibujos más hermosos. Para él, el cuerpo humano estaba regido por un sistema de proporciones, siendo ellas mismas reflejos de una armonía matemática, clave del conocimiento de la naturaleza y de la creación artística.

    Leonardo, el gran artista del Renacimiento fue también un genio científico. Aparte de su obra pictórica, tan exquisita como escasa, hubo un Leonardo dedicado a la observación rigurosa, el experimento y la formulación exacta de principios generales a partir de la experiencia empírica.

    En los miles de páginas de sus cuadernos de notas, que sólo han empezado a ser estudiados a fondo en las últimas décadas, se encuentran anticipaciones de muchos desarrollos posteriores de la ciencia moderna.

    Sus contemporáneos sabían que Leonardo dedicaba buena parte de su tiempo al estudio de la filosofía natural, asimismo se tiene constancia de que Leonardo planeaba publicar numerosos tratados científicos con los materiales recogidos en sus cuadernos. Pero pese a su enorme dedicación, nunca consiguió llevar a buen término su propósito.

    Por otra parte, Leonardo estuvo ligado al mundo de los «ingenieros», pero su curiosidad fue más amplia que la de la mayor parte de los técnicos e intentó pasar de la simple observación a una teoría general, para él, el artista debía ser universal.

    Nunca antes de Leonardo la representación del mundo estuvo tan estrechamente asociada a la búsqueda sistemática de las leyes que lo rigen.

    Tanto en sus cuadros, en los que la perspectiva atmosférica, que trastorna las leyes de la composición, revela sus conocimientos de las leyes de la óptica, como en sus dibujos geológicos, donde la observación de la naturaleza constituye una exploración minuciosa y rigurosa de la realidad, se aprecia el interés de Leonardo por inventariar el mundo.

    Aunque Leonardo se dedicó principalmente a trabajos vinculados a la pintura y a la estética en general, su aporte en otros campos es altamente relevante; en especial por la originalidad de sus ideas en temas científicos y por lo novedoso de sus diseños técnicos. 

    Es claro que muchas de sus ideas científicas se formularon posteriormente con mayor rigor y corrección, pero la genialidad del autor estriba en haberlas ya avizorado y esbozado con antelación en un contexto cultural y político muy diferente. 

    Para él, la ciencia, la técnica y el arte, pasan todos obligados por un contacto directo con la naturaleza. En este sentido, se comprende que Leonardo recomiende a los artistas la máxima agudización de sus sentidos y sugiera la búsqueda de nuevos caminos de investigación de lo real. Ello probablemente queda de manifiesto en su aforismo: "El artista debe ser hijo y no nieto de la naturaleza".

    Concibe la realidad como si fuera una puerta que conduce hacia el horizonte infinito del conocimiento; contactarse con la realidad es una forma de ver el todo y de verse también a sí mismo, sin prejuicios y sin la racionalidad previa de la cultura libresca. Quiere verlo todo; la expresión del moribundo, el gozo del niño al succionar el pezón materno, la última mirada del ajusticiado, e incluso las formas y tonalidades del interior del cuerpo humano difunto, para apreciar las formas exactas de la naturaleza allí escondidas.

    Dibujar y pintar eran para él comprender y captar el objeto de sus observaciones.

    Esta novedosa complementación entre arte y ciencia hizo retroceder las fronteras entre los géneros: Retratos, monumentos, pinturas religiosas, retablos dan cuenta de la multiplicidad de sus experiencias artísticas, al tiempo que sus estudios botánicos aparecen en sus cuadros.

    En sus cuadernos, en sus reflexiones filosóficas y en sus ensayos de anatomía, de mecánica, Leonardo dio cuenta de hallazgos profundamente innovadores en el campo de las artes como lo son la técnica del claroscuro, recetas para la preparación de líquidos y pigmentos para los frescos o para la pintura al óleo, que le permitieron obtener sútiles efectos de veladuras, característicos del esfumato (difuminado).

    Con Leonardo, la obra de arte ya no será más el reflejo de una realidad superior, sino la constatación de un saber que se está construyendo.

    Tal vez la faceta artística de Leonardo sea la que más se ha popularizado, aunque sus obras pictóricas no pasan de la docena. Ello probablemente por la admiración que ha despertado en muchos críticos y conocedores del arte, quienes a su vez han promovido la divulgación de las mismas.

    Entre éstas figuran: la Asunción, la Adoración de los Magos, San Jerónimo, la Virgen de las Rocas, la Última Cena y la Gioconda; de esta obra se dice que Leonardo la amaba tanto que siempre la tenía a su lado.

    Más tarde, curiosamente, la vende al rey de Francia, pero no se la entregó nunca; ¿gesto extraño de incumplimiento del genio o recuerdo de algún amor platónico?

    Al parecer en este punto se continúa en la incertidumbre, pues de su vida amorosa se sabe muy poco; empero si realmente la obra y la posesión ritual, hay que entender que el artista no tenía grandes riquezas que ofrecer a las mujeres de la nobleza de la época; pero sí espíritu, fantasía y creatividad

    Como hombre de ciencia ideó bosquejos de navíos, carros blindados, herramientas, excavadoras y aparatos para bucear.

    También concibe un planeador, el paracaídas, una grúa giratoria y un cañón de bocas múltiples. Planeó la construcción de canales y acueductos, máquinas de guerra y grandes edificios. Cabe mencionar que inventó algunos instrumentos musicales, pues tenía admiración y apreciaba los sonidos agradables lo que lo conlleva a improvisar en música y poesía.

    En su experiencia laboral, Leonardo se puso al servicio de Ludovico Sforza, duque de Milán, a quien escribió la misiva en la que afirmaba poder construir puentes portátiles, aplicar técnicas de bombardeos de cañón, hacer barcos y vehículos acorazados, catapultas, realizar esculturas en mármol, bronce y terracota. 

    También hizo pinturas, dibujos y modelos para la cúpula de la Catedral de Milán.  Sirvió a César Borgia, duque de Romaña, donde supervisó las obras en las fortalezas de los territorios del centro de Italia. Laboró para el mecenazgo de Giuliano de Medici, hermano del Papa León X, alojándose en el Palacio del Belvedere en el Vaticano, ocupándose de experimentos científicos y técnicos. 

    En ese ámbito de asumir los trabajos, Leonardo presenta algunos deslices.

    Al parecer compromisos no asumidos y tareas inconclusas son también una nota más de la personalidad del artista. 

    Entonces cabe preguntarse: ¿Leonardo dejó esas obras a medio terminar, o éstas en cierto sentido vencieron su espíritu perfeccionista? Y su clásica expresión: "Antes la muerte que el cansancio", ¿tenía algunos parámetros para las excepciones?

    Lo anterior nos muestra que también los genios tienen eventuales conductas de hombres comunes. Leonardo dejaba tales obras inconclusas por el exceso de fantasía e imaginación; porque su mente siempre bullente de ideas, que cubrían más de 25 áreas del saber, estaba apuntando a nuevos mundos, a nuevos temas, y ante la imposibilidad ontológica y psicológica de estar en todos a la vez, se veía obligado a realizar ciertos virajes para continuar con su producción intelectual y artística.

    Finalmente, Leonardo no podía saltarse el tiempo y el espacio y cubrirlo todo. En ese sentido, las obras incompletas serían la expresión de un choque entre la expansión mental hacia lo abstracto del máximo posible y la realidad material que obliga a volver a la concreción puntual, hacia la finitud.

    A pesar de todos los aspectos extraños y misteriosos de la personalidad de Leonardo da Vinci, así como de lo inconcluso de algunas de sus obras, sus biógrafos han logrado despertar una gran simpatía por el artista, y la historia lo ha juzgado como un genio.

    Este hombre italiano que falleció en mayo de 1519 ha permanecido entre los más grandes hombres del Renacimiento. Encarnó el sueño de universalidad, belleza y armonía.

    Es paradójico que aquel que quiso ser a la vez artista y hombre de ciencia, figure en la historia ante todo como un gran pintor, a pesar de las pocas obras pictóricas que dejó. No cabe duda que es un personaje, admirable, fascinante y genial a la vez.

    William Távara, natural de Viviate-Paita,-Piura, es graduado en Arte, especialidad Música. Licenciado en Educación. Magister en Docencia y Gestión Educativa. Doctorado en Educación. Certificación y diploma en Periodismo radial. Docente universitario, de la educación básica Regular, investigador y difusor del Arte. Actualmente coordinador de tutoría y promotor de la Iniciativa ExpresArte.

     

     

    Autor:

    Mg. William Martín Távara Peña.