Descargar

Hacia un enfoque didáctico sobre el proceso de orientación-aprendizaje de jóvenes y adultos


  1. Resumen
  2. Desarrollo
  3. Bibliografía

Resumen

La formación del profesional de la educación básica de personas jóvenes y adultas constituye un proceso formativo integrador, que se ha ido enriqueciendo desde los procesos de alfabetización y seguimiento. La búsqueda de referentes pedagógicos y didácticos para fundamentar métodos y metodologías, desde la formación inicial y permanente ha favorecido la fundamentación de un enfoque didáctico organizado y sistémico que se respalda en conceptos básicos y pertinentes, tales como: orientación, aprendizaje, actividad científico-pedagógica, contexto, adultez y adulto y que constituyen el soporte metodológico fundamental de este proceso.

Palabras claves: formación inicial y permanente del profesional, método de enseñanza, enfoque pedagógico-productivo, proceso de orientación-aprendizaje, actividad pedagógica

ABSTRACT

The professional´s formation of basic education of young and adult people is a formative and integral process, which one has been grow rich from the alphabetization and following process. The search of pedagogical and didactic references to ground methods and methodology, from the initial and permanent formation promotes the fundamentation of a systemic and organized didactic based in pertinent and basic concepts, such as: orientation, learning, scientific-pedagogic activities, context, maturity and adult are the main methodological support of this process.

Key words: initial and permanent formation of the professional, teaching method, pedagogical-constructive focus, learning-orientation process, pedagogical activity.

Desarrollo

En Cuba, la literatura publicada en la última década refiere que la Educación de Adultos, desde su conformación como Dirección de Educación Obrero y Campesina el 24 de febrero de 1962, dos meses después de culminada la Campaña de Alfabetización, ha acumulado una extensa trayectoria en la formación del personal docente y en la variedad de métodos para conducir el proceso de orientación-aprendizaje.

Aún cuando los primeros que dieron el paso para participar en esa epopeya educacional no fueron maestros profesionales, sino una amplia representación del pueblo (estudiantes, pobladores, trabajadores y amas de casa), ellos pudieron ejercer el ejercicio de la profesión, gracias también a la calidad de los materiales didácticos puestos al servicio de tan improvisados maestros.

A partir de ese momento y como resultado de la preocupación siempre creciente del Gobierno Revolucionario por elevar la calidad del personal docente, se instrumentó un sistema de superación emergente que comprendía dos etapas: una inicial, y otra permanente, que sentó sus bases en la preparación de los maestros y facilitadores que continuaban con la capacitación de los adultos incorporados a las aulas, a través de los Cursos de Seguimiento, y cuyo currículo en los niveles de enseñanza elemental de adultos observaba el aprendizaje de las Matemáticas, el Español, las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales. Esta formación emergente se atemperó sobre la marcha de la actividad pedagógica desplegada, y favoreció el asentamiento de los primeros especialistas de la Educación de Adultos en Cuba y por ende, el afianzamiento de vías y procedimientos para alcanzar los objetivos propuestos.

Constituyeron un requisito esencial para determinar la concepción de los programas de estudios y su orientación metodológica, las características de los participantes, de forma tal que el contenido lograra suplir las insuficiencias del maestro en ejercicio.

En la década del 70 se organizaron los planes de titulación para los profesores de adultos; posteriormente se organizó la titulación con un perfil más amplio de aquellos profesores que, una vez terminados sus estudios, pudieran profundizar en la especialización por enseñanzas. Para ello se concibió un sistema de preparación metodológica que desde la escuela tiene en cuenta las instancias municipales, provinciales y nacionales. Con una frecuencia semanal o quincenal, esta preparación metodológica trató de tener en cuenta los principales problemas de aprendizaje que tenían los adultos incorporados a las aulas.

En la década de los años ochenta, y con la instrumentación del Entrenamiento Metodológico Conjunto en todas las educaciones, comienza en la Educación de Adultos un proceso de preparación permanente de docentes y directivos que dotaría a la enseñanza de mayor rigor en el control al proceso de preparación metodológica, el cual se realiza a partir del banco de problemas de cada territorio.

Actualmente, y con la concepción novedosa de la Maestría en Ciencias de la Educación de Amplio Acceso, en particular con la Mención de Adultos, se continúa favoreciendo la formación permanente del profesional y la búsqueda de nuevas formas para enfrentar el proceso de aprendizaje de jóvenes y adultos. Ella ha venido a dinamizar todos y cada uno de los procesos educativos. En el Octavo Seminario Nacional para Educadores se recogen sus impactos preliminares, y se valora "el alto grado de motivación de los educadores matriculados (…) lo que ha favorecido una mayor dedicación a la auto preparación, búsqueda de soluciones a los problemas de las instituciones educativas por vías científicas, destacándose un mayor vínculo con los Programas Ramales".[1]

La Educación de Adultos ha venido a perfeccionar el desempeño profesional del profesor que hoy labora en los centros de educación de personas jóvenes y adultas, para que estén en mejores condiciones de resolver los problemas teórico-metodológicos de su práctica profesional.

Desde la escuela tradicional, marcada por el centralismo en la dirección del aprendizaje, la memorización de los contenidos y el dogmatismo, hasta la descentralización predominante en los actuales enfoques multiculturales de la educación, que abogan por el respeto a la diferencia y las prácticas educativas, disímiles han sido las tendencias para evaluar el impacto de la educación, como prolíferas han sido también las alternativas empleadas en no pocos países del mundo para lograr erradicar el analfabetismo como fenómeno social. Sin embargo, ni unas ni otras han alcanzado aún evaluar con efectividad los resultados, los que en la mayoría de los casos han carecido de enfoques sistémicos y cualitativos.

En los últimos años, los fundamentos de la educación contemporánea, en particular la latinoamericana, no pueden entenderse si no se analizan los contextos en que se han generado las transformaciones socio-culturales, en los diversos escenarios nacionales e internacionales. Es en ellos precisamente, donde se sitúan los movimientos, los conflictos y las contradicciones del pensamiento pedagógico, siempre en constante evolución, sobre la Educación de Adultos en Cuba.

Desde esa perspectiva histórica y hermenéutica, se asume para este estudio la sistematización como resultado y método científico, que permite interpretar la educación de jóvenes y adultos como un proceso ininterrumpido, que sienta sus fundamentos teóricos y metodológicos desde diferentes cosmovisiones de la alfabetización, dinamizando así la lógica interna de las experiencias vividas hasta nuestros días.

Si se entiende que "(…) la sistematización es una mirada crítica sobre nuestras experiencias y procesos (…), significa un ordenamiento e interpretación de nuestras experiencias en conjunto, y del papel o función de cada actividad (…), es un ejercicio riguroso de aprendizaje e interpretación crítica de los procesos vividos" [2]entonces se requiere de un proceso de investigación científica en la educación de jóvenes y adultos, donde predomine el carácter consciente, reflexivo y participativo en la construcción de nuevos conocimientos y referentes teórico-metodológicos de la praxis educativa.

Es entonces la sistematización un proceso inherente a la interpretación de la alfabetización y educación básica de jóvenes y adultos en Cuba como práctica de la Educación Popular, y que ha dotado a la actividad científico-pedagógica desarrollada de una concepción pedagógica. Es un proceso de análisis y reflexión primero y posteriormente, una operacionalización de ordenamiento, clasificación, agrupamiento, valoración crítica, interpretación, enjuiciamiento y producción de un nuevo conocimiento. En el orden de la práctica pedagógica ello permite aportar nuevas soluciones a los problemas, sobre la base de la comprensión de la educación en su devenir histórico y en su carácter procesal.

En la Educación de Adultos, el concepto de alfabetización ha estado relacionado, en la mayoría de los países, con la población marginada, aquella que no ha tenido acceso, por exclusión social, cultural, religiosa, étnica, lingüística, geográfica, económica, política y otras causas heterogéneas, a la enseñanza elemental. En otros, se ha limitado a los rudimentos del alfabeto, al cálculo y a la lecto-escritura de frases simples. Pocos la han analizado como proceso indisolublemente ligado a transformaciones sociales, expresión de las relaciones de conjunción entre los sujetos y el fin mismo de la educación, y que debe encontrar en la cultura de los pueblos una realidad de valores enriquecida por sus tradiciones, lenguas y raíces sociales.

Si hoy, en el Nuevo Milenio, ante los nuevos retos que impone el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, se asume con beneplácito el concepto de alfabetización tecnológica, bien vale la pena dedicar una mirada retrospectiva, interpretativa y sistémica a los orígenes y sobre todo a aquellos rasgos que contribuyeron a la formación de la cultura e identidad nacional.

Desde esta mirada, la alfabetización y la educación de adultos se convierten en un proceso social, flexible y participativo, que implica al menos desarrollar la capacidad de interpretar, argumentar y compartir experiencias y competencias. Se requiere entonces, de una consideración peculiar en la formación inicial del personal docente que asume este proceso, como pilar fundamental para el establecimiento de nuevas relaciones sociales, contactos humanos e interdependencias culturales, que tuvo sus orígenes en una educación no sistematizada por instituciones escolares, pero sí por la práctica social.

En Cuba, la experiencia de alfabetización y educación de adultos que encuentra cauce mayor en el conocimiento histórico de las nuevas generaciones ha sido la atesorada por el pueblo a partir de la Campaña realizada en 1961. Ella constituyó una difícil conquista y sus resultados fueron el fruto de la voluntad política, la organización, las técnicas y métodos de trabajo empleados en su ejecución. Es importante puntualizar, que el método de enseñanza aplicado para el aprendizaje de la lecto-escritura y los elementos esenciales del cálculo matemático, método global compuesto o mixto, fue cardinal en los resultados exitosos de esta contienda educativa y constituye la base del programa cubano de alfabetización "Yo, sí puedo", que se aplica con relevantes resultados en el ámbito internacional.

Con posterioridad a la Campaña de Alfabetización, en la cual aprendieron a leer y a escribir 707 967 (72,3%) personas se organizaron Cursos de Seguimiento para los recién alfabetizados, surgiendo así la Educación Obrera y Campesina, que tuvo como objetivo primordial sistematizar la enseñanza de adultos y elevar el nivel escolar y cultural de los obreros, campesinos y amas de casa.

Otras medidas que apoyaron el seguimiento fueron: la preparación intensiva y emergente de maestros populares para enfrentar la escolarización masiva de niños y jóvenes, y el inicio del Plan Masivo de Becas; este último propició el acceso de miles de jóvenes procedentes de las zonas más intrincadas del país a la Educación General Media y Media Especializada.

La Educación de Adultos asumió, por tanto, la superación de los adultos sub-escolarizados, de trabajadores, campesinos y amas de casa. La Batalla por el Sexto y el Noveno grados facilitó la superación masiva de la población adulta activa del país y por ende, la elevación del nivel de escolaridad de ella. Alfabetizar fue sinónimo de cultura y soberanía: una Campaña sin distinción de razas, sexos, ni edad.

Esta experiencia ha sido en lo fundamental, la que ha permitido entender y extender la alfabetización y educación de jóvenes y adultos en Cuba hacia la interpretación crítica de un sistema educativo que ha transitado desde los conocimientos sesgados a las culturas aborígenes, hasta los conocimientos multiplicados en cada experiencia educativa internacional: los primeros constituyen el sustrato primario de nuestra idiosincrasia; los segundos, la consagración de la cultura cubana.

En esta investigación se considera oportuno ofrecer también, diversos criterios que desde el punto de vista pedagógico han aportado contribuciones valiosas a la definición de métodos de enseñanza. Algunos de ellos con cimientos que pueden inquirirse en los criterios filosóficos y científicos que se han ido acumulando y construyendo a través de las diferentes corrientes y tendencias pedagógicas.

En la antigua Grecia, por ejemplo, el filósofo Sócrates (c. 470-c. 399 a.C.), confiaba en la supremacía de la discusión, el debate, sobre la escritura. Por ello dedicó gran parte de su vida a establecer diálogos y discusiones en mercados y plazas públicas de Atenas, con todo aquel que quisiera escucharle. Empleaba las preguntas como formas de respuestas. Creó así un método nombrado mayéutica (arte de "alumbrar" los espíritus) y a través del cual lograba que sus interlocutores descubrieran la verdad a partir de ellos mismos.

Al respecto, José Martí expresó: "Se debe enseñar conversando, como Sócrates, de aldea en aldea, de campo en campo, de casa en casa"[3]. Hoy, uno de los soportes de la educación comunitaria, contextualizada a las necesidades de los educandos.

Descartes (1596) enfatizaba en la necesidad de conducir en orden los pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer para ascender poco a poco, gradualmente hasta el conocimiento de los más complejos.

Juan Amos Comenios (1592-1670), representante de la Escuela Tradicional destacó en su Didáctica Magna (1628-1632), la necesidad de estimular el interés del alumno en los procesos educativos y enseñar haciendo referencias a la variedad de las formas concretas más que a sus descripciones verbales. En una frase de la página inicial de su Didáctica se resume su objetivo educativo: "enseñar a través de todas las cosas a todos los hombres", lo que le confiere al método de enseñanza valor universal y pertinencia a lo largo de la vida. Fue el primero que presentó una nueva metodología de la educación basada en la unión de la Pedagogía con la Didáctica.

En el ideario filosófico cubano se recogen también criterios novedosos. En 1894, por solo citar un ejemplo en su Cuaderno de Apuntes, Martí registraba: "el ver de nada me sirve, si no está la explicación de lo que veo, si mi entendimiento no convierte en elemento de juicio la visión"[4]. Nada más elemental para el sustento pedagógico de cualquier método de enseñanza.

Criterios más actuales de pedagogos cubanos consideran que:

(…) todo método de enseñanza – aprendizaje tiene su esencia en la actividad y comunicación que provoca tanto en el que enseñanza como en los que aprenden. Así, los métodos poseen dos aspectos que deben ser tenidos presentes: un aspecto externo y otro interno. El primero se reconoce en las ejecuciones perceptibles de los sujetos que intervienen en el proceso: toma de notas, construcción de gráficos, dibujar, componer, observar, fichar, resumir, exponer, etc. El segundo aspecto, el interno, está dado por los procesos intelectuales que tienen lugar durante la actividad que el o los métodos de enseñanza – aprendizaje provocan: analizar, sintetizar, abstraer, generalizar.[5]

Sin embargo, a pesar de la diversidad de criterios y enfoques que han sustentado el empleo de los métodos en las diferentes enseñanzas, encontrar la forma más apropiada de organizar la clase, obtener resultados cualitativamente superiores en la actividad cognoscitiva de los educandos y elevar el nivel motivacional de éstos hacia el estudio y la actividad independiente continúa siendo preocupación permanente de los educadores.

El empleo de métodos de enseñanza adecuados que coadyuven a este fin y su correspondencia con el contenido que se enseña y los objetivos a alcanzar ha sido entonces, objeto y finalidad de este empeño educativo.

La Educación de Adultos en Cuba no ha escapado a las disquisiciones teórico-prácticas que sobre los métodos de enseñanza y su incidencia en la actividad pedagógica que se ha desplegado han existido y aún cuando en el nivel conceptual se asumen posiciones teóricas para explicar la actividad y la comunicación pedagógicas, la multiplicidad de ambientes educativos justifica también la multiplicidad de uso en los procedimientos que apoyan los métodos de enseñanza.

En las palabras introductorias a su Programa de Gramática Castellana, el destacado pedagogo santiaguero Max Henríquez Ureña señala la necesidad de que cada escuela, enseñanza o profesor tenga su propia apariencia, o lo que es lo mismo, imprima a su escuela y al programa que imparte su identidad. Ello no presupone que el contenido que se enseña se sustente en largas disquisiciones teóricas o apunte a una meta casi inalcanzable para el educando, sino que el método que se emplee sea el apropiado para su nivel cognoscitivo y esté en correspondencia con sus necesidades, preferencias y motivaciones.

Sin embargo, se valora que desde la conformación del subsistema de la Educación de Adultos en Cuba se ha puesto énfasis en la aplicación de métodos de enseñanza que han constituido paradigmas en otras educaciones. Ellos han estado presentes entonces, en las acciones diseñadas desde la superación profesional para impulsar el trabajo metodológico de la escuela y en particular, para modelar la actividad pedagógica desarrollada por sus profesores.

Para la orientación metodológica de los profesionales de la Educación de Adultos se han tenido en cuenta por ejemplo, criterios de clasificación que han abordado diferentes aristas: la fuente de adquisición de los conocimientos (métodos orales, de trabajo con el libro de texto, intuitivos y/o prácticos; en la relación de la actividad profesor-estudiante (exposición del profesor, trabajo independiente de los estudiantes y la elaboración conjunta en la que participa el profesor y los estudiantes) y fundamentalmente aquellos que tienen en cuenta la actividad cognoscitiva y niveles de asimilación del contenido, a saber: explicativo, ilustrativo, receptivo o informático-receptivo; reproductivo; de exposición problémica; heurístico o de búsqueda parcial; de investigación, estos últimos con un mayor nivel de atención por los docentes de la educación de jóvenes y adultos.

El método explicativo ilustrativo por ejemplo, ha tenido aplicabilidad en la clase que se ha organizado tradicionalmente para los niveles de Educación Obrero-Campesina (EOC), Secundaria Obrero-Campesina (SOC) y Facultad Obrero-Campesina (FOC), en los diferentes programas que atiende la enseñanza y fundamentalmente en el proceso educativo que se desarrolla en el Programa "Por los Nuevos Caminos", en los centros penitenciarios y el Programa "Álvaro Reynoso".

Aunque garantiza la actividad de estudiantes y profesores su particularidad radica en que el educador transmite conocimientos ya elaborados por él, ofrece soluciones a los problemas y hace demostraciones, empleando para ello diferentes medios de enseñanzas. Los educandos se apropian de los conocimientos, los recuerdan y luego los reproducen.

Este método se apoya frecuentemente en las narraciones de hechos históricos, demostraciones, lectura de textos, ejercicios y actúa en el nivel de asimilación reproductivo de hechos y fenómenos de la realidad, por lo que requiere de una auto preparación del profesor, solo al nivel de estas demostraciones.

Desde este nivel de aplicación su limitación fundamental ha estado en el grado de preparación del profesor para orientar la resolución-aplicación de nuevas tareas, que favorece el aprendizaje del estudiante, al no tomar en cuenta plenamente las experiencias y competencias previas que posee.

Enfoques pedagógicos más actuales emplearon con resultados satisfactorios algunos de sus sustentos metodológicos (informático-receptivos) en los Programas del Curso de Superación Integral para Jóvenes, al apoyarse en el uso de medios masivos de comunicación, la televisión y el video. En la conducción de este proceso de orientación-aprendizaje en la Educación de Adultos resurgen entonces, tres componentes funcionales que configuran una tríada; a partir de que prevalece como forma organizativa predominante de la docencia el encuentro presencial aunque coexiste como apoyo al proceso de orientación-aprendizaje: la tele-clase.

El método reproductivo dota a los educandos de modelos y de una serie de acciones o algoritmos para resolver situaciones con similares condiciones. Es un método iterativo, en dependencia de las habilidades que se desean desarrollar en los estudiantes y de sus características. Su limitación está justamente en su esencia pedagógica: la repetición, aunque con su aplicación el educando tiende a solucionar tareas y situaciones a partir del ejercicio de la memoria, es decir memorizando el algoritmo de trabajo. Se excluye por tanto, el nivel de aplicación.

El método de exposición problémica facilita al educador de jóvenes y adultos desarrollar las capacidades de los educandos en todas sus potencialidades. Favorece la contextualización del contenido al asumir como punto de partida la enunciación teórica de un problema que debe tener, durante el desarrollo de la actividad pedagógica, un nivel de explicación y solución tal que satisfaga las necesidades de los educandos. Al tener como centro de atención la actividad de los educandos, favorece su nivel de independencia, así como el empleo del debate, la discusión, valoración y solución de situaciones problémicas. Su limitación puede estar dada en la fortaleza que proporciona: el nivel de preparación de los educadores y el dominio que estos posean de los planes y programas de estudios.

El método heurístico o de búsqueda parcial exige un mayor nivel de organización para la actividad científico-pedagógica en la educación de jóvenes y adultos, por lo que su selección depende del nivel con que trabaje el educando y por ende, del programa de estudio que imparte. Es un método que favorece el aprendizaje productivo y en lo fundamental, la familiarización del educando con determinadas etapas del proceso de investigación. Permite además, con un nivel mayor de sistematización el establecimiento de nexos inter e intradisciplinarios y de relaciones inter e intratextuales.

Hoy la escuela cubana fundamenta una teoría de la enseñanza de jóvenes y adultos que hace extensivo el proceso formativo, no solo a la adquisición de conocimientos por los estudiantes desde los procesos sustantivos del pregrado, sino a la formación científica, continua y permanente de los profesionales de la educación, que se superan desde y para este subsistema.

En este enfoque se proporciona una nueva concepción metodológica, la de profundizar en la adquisición de los conocimientos mediante la motivación hacia el trabajo independiente y el estudio individual; lo que requiere de una evaluación y control sistemática del aprendizaje de los educandos por parte del profesor.

La selección de este método en la educación de jóvenes y adultos implica atender entonces, a tres elementos esenciales: la preparación del encuentro presencial, la orientación y control de las guías televisivas y de estudio, el proceso de auto preparación del estudiante.

De planificarse adecuadamente las actividades que desarrollan estudiantes y profesores, este método conduce además al empleo del método investigativo y fortalece además, la preparación permanente del personal docente.

El método investigativo en el contexto actual de la educación de jóvenes y adultos ofrece múltiples posibilidades de aplicación. Aún cuando exige un mayor nivel de complejidad de la actividad científico-pedagógica, debe estar presente en todos los métodos que se emplean en la enseñanza pues, desde la opción de solucionar una situación problémica se abren nuevos horizontes de búsqueda, indagación y solución a tareas de mayor complejidad. Este método potencia al máximo la actividad cognoscitiva y el pensamiento creador de los educandos, por lo que en la formación inicial investigativa y postgraduada del profesional su orientación-empleo debe ser recurrente para garantizar la auto preparación rigurosa de educandos y educadores. No requiere de la intervención abierta del educador; sin embargo requiere de la recurrencia a la orientación y control de las guías televisivas y de estudio.

En la educación de jóvenes y adultos este criterio de clasificación de métodos ha encontrado nivel de contextualización en la formación permanente del profesional de la Educación de Adultos y la particularidad de adecuarse al carácter dinámico y procesal que han tenido la actividad y comunicación pedagógicas. Además, forma parte no solo de la actividad del profesor en el contexto áulico, sino también de su actividad de auto preparación.

La práctica pedagógica desarrollada en diversos ambientes educativos ha favorecido defender criterios tendentes a la necesidad de seleccionar, fundamentar, aplicar y evaluar métodos de enseñanza que propicien la actividad del educador de jóvenes y adultos como facilitador del proceso de orientación- aprendizaje. En Cuba, esta práctica se ha ido enriqueciendo a partir de la sistematización de las experiencias en la educación de jóvenes y adultos, así como en la implementación de programas de alfabetización y post alfabetización en el ámbito internacional, lo que constituye expresión de la necesidad de fundamentar un enfoque didáctico conducente al reconocimiento de un modelo cubano de educación de personas jóvenes y adultas sustentado en las más ricas tradiciones pedagógicas de la historia cubana.

En los estudios actuales aún subsisten posiciones dicotómicas acerca de esta teoría y están dadas fundamentalmente, por la definición en sí de los conceptos Pedagogía y Didáctica y la aplicabilidad de sus componentes esenciales en la Educación de Adultos. La diversidad de motivos, necesidades e intereses de los participantes invita a la asunción de posiciones teóricas diferentes, por cuanto el aprendizaje se logra a partir de una orientación en dependencia de las experiencias vividas, con vista a auto prepararse para resolver los problemas de la vida.

Desde este punto de vista se propone un enfoque didáctico organizado y sistémico que tiene como objeto de estudio el proceso de orientación-aprendizaje del joven y el adulto a lo largo de la vida, y que se respalda en conceptos básicos y pertinentes para la Educación de Adultos, tales como: orientación, aprendizaje, actividad científico-pedagógica, adultez y adulto[6]y que desde las condiciones de la universalización y el papel de la micro universidad, constituyen el soporte metodológico de este enfoque.

Este enfoque interactúa con componentes fundamentales: el sujeto joven o adulto(a) que enseña, el sujeto joven o adulto(a) que aprende y el contexto socio-cultural en el que se inserta el programa educativo que reciben, durante el proceso de la actividad pedagógica. Es en este espacio donde se producen los procesos de reflexión y conjunción de experiencias y competencias. La selección y aplicación de los métodos de enseñanza depende por tanto, de las relaciones que se establecen entre estos componentes esenciales. Y requiere de una formación investigativa inicial y postgraduada sistémica, desde la actividad científico-pedagógica que desarrolla el profesional que se inserta en la Educación de Adultos.

En Cuba, una categoría básica, aplicable a los procesos sustantivos de la educación de jóvenes y adultos se conceptualiza entonces en la actividad científico-pedagógica, entendida como el proceso socio-educativo, desarrollador e integrador que favorece la comunicación pedagógica entre los sujetos participantes: educador y educandos en diversos ambientes educativos y que define el modo de actuación profesional pedagógica en la Educación de Adultos. Para que esa actividad científico-pedagógica sea efectiva, debe estar condicionada por la obtención de resultados cualitativamente superiores en la investigación y la superación profesional y revertirse en el trabajo metodológico que desarrolla el profesional desde su formación inicial y que sistematiza en la formación postgraduada.

Su éxito depende entonces, de la correspondencia entre el nivel de competencia alcanzado por profesores en formación, profesores, facilitadores y/o agentes socializadores que median en la actividad científico-pedagógica y la satisfacción siempre creciente del nivel de motivación de los estudiantes que acceden a uno de sus niveles de educación.

La actividad científico-pedagógica en la educación de jóvenes y adultos es el punto convergente entre la diversidad de la población participante y la diversidad de programas que atiende. Su éxito depende además, del adecuado nivel de preparación de los profesionales que en ella prestan servicios: profesores, técnicos, directivos y del nivel de dirección del trabajo docente-metodológico que realizan y que hacen posible, a través de la validación sistemática de planes y programas de estudios y su la adecuación y conformación de posiciones teórico-metodológicas de la Pedagogía y la Didáctica, desde criterios de identidad de la Educación de Adultos como subsistema heterogéneo.

Ella requiere además, de la reconceptualización de otros componentes esenciales, a saber: métodos y procedimientos acorde con las nuevas exigencias sociales, las relaciones que se establecen, ya sean materiales o espirituales y el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, de forma tal que siempre conduzca a la producción de nuevos conocimientos. Lo fundamental en la educación de jóvenes y adultos es convertir en doctrina permanente el arte de enseñar y recibir a cambio el tesoro de la educación del hombre de manera permanente.

El proceso de orientación-aprendizaje en la educación de jóvenes y adultos es un proceso complejo, pero sin lugar a dudas en él se dan dos condiciones indispensables para su éxito: la relación bilateral que se establece entre educandos y educadores, soporte pedagógico fundamental y el empleo de métodos de enseñanza adecuados, soporte metodológico. Constituyen rasgos esenciales de este proceso la flexibilidad, la contextualización y la sistemicidad, los que permiten la adecuación de los objetivos, contenidos, métodos y medios de enseñanza según los niveles de actuación y competencia de los participantes.

Es así que, objetivos, métodos, contenidos, medios, formas de organización, evaluación continúan respondiendo a interrogantes tan clásicas como: ¿para qué orientar y aprender?, ¿cómo orientar y aprender?, ¿qué orientar y aprender?, ¿con qué orientar y aprender?, ¿en qué medida se logran los objetivos?, ¿cómo organizar en el espacio y el tiempo la orientación y el aprendizaje? y solo encuentran diferenciación en la aplicación-contextualización que realice el educador o facilitador a partir de su auto preparación y preparación continua y permanente. De ello depende en gran medida la proyección adecuada del proceso de orientación- aprendizaje en la educación de jóvenes y adultos para lograr su optimización.

Bibliografía

  • Ginoris Quesada, Oscar et al.: Curso Didáctica General. Material Básico Maestría en Educación, La Habana, 2006

  • Hernández Louhau, Vivian María: Proyecto de Investigación La formación investigativa inicial y permanente del profesional de la educación de jóvenes y adultos. Ponencia presentada en el Congreso Iberoamericano de Alfabetización y Educación de Jóvenes y Adultos, La Habana, 2008.

  • ________________: Fundamentos teórico-metodológicos de la educación de jóvenes y adultos. Curso 50 Pedagogía 2007, UNESCO, La Habana, 2007.

  • Hernández Louhau, Vivian María. et al: Fundamentos teóricos, metodológicos, didácticos y curriculares de la educación de jóvenes y adultos en Cuba. Curso pre-evento, Congreso Internacional Pedagogía 2009, Sello Editor Educación Cubana, La Habana, 2009.

  • Hernández Louhau, Vivian María y Jorge Alcides León González: Métodos y procedimientos en la actividad pedagógica de la Educación de Jóvenes y Adultos. Material Básico del Curso: Actividad pedagógica y didáctica de la Educación de Jóvenes y Adultos. Maestría en Ciencias de la Educación, La Habana, 2006.

  • Martí, José: Obras Escogidas en 27 tomos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Tomos 13 y 21.

  • MINED: Octavo Seminario Nacional para Educadores, La Habana, 2007-2008.

  • Jara, Oscar: El aporte de la sistematización a la renovación teórico-práctica de los movimientos sociales. Documento autom+atizado, México, 1998.

 

 

Autor:

Dr. C. Vivian María Hernández Louhau

MSc. Jorge Alcides León

Universidad de Ciencias Pedagógicas "Frank País García"

[1] MINED: Octavo Seminario Nacional para Educadores, 2007-2008, Pág. 26

[2] Oscar Jara: El aporte de la sistematización a la renovación teórico-práctica de los movimientos sociales, Pág.12.

[3] José Martí Pérez: Obras Completas Tomo 13, Pág.188.

[4] Ibíd., Tomo 21, Pág.387.

[5] Oscar Ginoris Quesada et al.: Curso Didáctica General. Material Básico Maestría en Educación, Pág. 35.

[6] Vivian Hernández et al: Fundamentos teóricos, metodológicos, didácticos y curriculares de la educación de jóvenes y adultos, Pág. 74.